topbella

lunes, 16 de diciembre de 2019

Capítulo 30


Aunque Matty corroboró el testimonio de Vanessa, pues se encontraba diez pasos por detrás de Zac en el momento de los hechos, el jefe de policía declaró ante Leon.
 
Zac: Coge mi arma.
 
Leon: No.
 
Zac: Ayudante Wendall, coge el arma que he disparado para que mantengamos impoluta la cadena de pruebas. No te estoy pidiendo que me sustituyas, solo que te lleves el arma, la embolses, la selles y la etiquetes. Tengo una de repuesto en una funda de tobillo, la llevo desde el día de los Caídos.
 
Leon lo meditó y se frotó la barbilla.
 
Leon: De acuerdo. Ve a que te curen ese brazo, jefe.
 
Zac declaró ante los federales mientras uno de los médicos de la isla le daba puntos en la cocina de CiCi.

Ash había tenido que volver debido a la suspensión del servicio de ferri, así que las tres mujeres permanecían sentadas, juntas, y se negaban a moverse a pesar de que a su alrededor continuaba el trabajo en el lugar de los hechos.

Jacoby entró y se sentó delante de Zac.
 
Jacoby: La isla de la tranquilidad, ¿eh?
 
Zac no pudo evitar sonreír.
 
Zac: Por lo general, sí. ¿Cómo está Hobart?
 
Jacoby: La han trasladado en avión a Portland porque la clínica de la isla no está equipada para heridas tan graves. Ha entrado en quirófano. Le he pedido a tu antigua compañera que colabore con nosotros al otro lado. Le gustaría tener noticias tuyas cuando puedas, y me ha pedido que te diga que se pondrá en contacto con tu familia para que sepan que estás bien.
 
Zac No eres mala tía para ser federal. Mi ayudante Leon Wendall tiene mi arma, sellada y etiquetada. La he disparado tres veces. ¿Quieres que repita la declaración?
 
Jacoby: No, la tengo. Estamos trabajando en la casa de alquiler y en el coche. Si Hobart sobrevive hasta el juicio, tenemos todo lo que necesitamos. A menos que cuente con otro alijo, parece que se estaba quedando sin identificaciones falsas. En la casa solo hay un par. Está claro que ha ido perdiendo el control desde que le disparaste... la primera vez. Volveremos a hablar, pero quería decirte... -Se levantó, le tendió una mano-. Ha sido un placer trabajar contigo, jefe.
 
Zac: El placer ha sido mío, agente especial.
 
 
Como Matty se negaba a hacerse cargo, Zac coordinó a los ayudantes, habló con la alcaldesa, que llegó corriendo ataviada con una camiseta rosa con volantes y unos pantalones de pijama con un estampado de estrellas de mar, y atendió al editor del Tranquility Bulletin.

Tendría que hacer una declaración oficial y encargarse de la avalancha de periodistas que llegaría desde el continente, pero eso podía esperar.

Como Sarah ya había tranquilizado a su familia, se pondría en contacto con todos ellos un poco más tarde.

Zac dejó todo lo demás a un lado por el momento y se acercó a sentarse a la mesita de café frente a Vanessa, CiCi y Ash.
 
Zac: ¿Cómo estáis?
 
Primero le puso una mano en la rodilla a CiCi.
 
Cici: Estaré mejor cuando pueda fumarme un par de porros, pero esperaré a que se vaya la pasma para no avergonzar al jefe de policía.
 
Zac: Te lo agradezco. Siento no haber sido más rápido, no haberla encontrado antes de...
 
Ness: Calla. Calla. Calla -le agarró la cara con fuerza, apretó sus labios contra los de él y volcó hasta el último resquicio de su corazón en el beso-. Has hecho exactamente lo que prometiste. Y yo también. Así que calla.
 
Cici: Te pondré un whisky.
 
Zac: Tendrá que ser café durante un rato, soy el jefe y estoy de servicio.
 
Ash: Voy a por él. Tú siéntate -acarició el brazo a CiCi, se levantó y luego se agachó delante de Zac y le echó los brazos al cuello. Se aferró a él-. Ellas son mi familia. Ahora tú también.

Se enderezó y se marchó a la cocina.
 
Cici: Estas chicas me tratan como si fuera una anciana -protestó-. No me gusta, así que no vayas tú también por el mismo camino. ¿Cuándo van a largarse estos polis de mi casa? A ti no te incluyo, claro.
 
Zac: No tardarán mucho -volvió la mirada hacia la puerta de cristal rota-. Cubriremos eso con tablones.
 
Ella asintió.
 
Cici: Ash quiere llamar a su familia. Va a correrse la voz y, aunque no les había dicho que iba a venir, se preocuparán por Vanessa y por mí. Igual que Jessica, David y Natalie.
 
Zac: Podéis llamar a vuestra familia.
 
Cici: Entonces voy a servirme un whisky y les llamo -se levantó-. Dejad de acaparar al hombre un segundo. -Se agachó hacia Zac-. Eres la respuesta a mis plegarias a todos los dioses y diosas. Saca a estos policías de aquí en cuanto puedas... Tengo que limpiar mi casa con salvia blanca. Y llévate a Vanessa a casa.
 
Zac: Esta noche nos quedamos aquí.
 
Cici: ¿Porque soy una anciana?
 
Zac apartó a Vanessa deliberadamente y susurró a CiCi al oído.
 
Zac: Porque eres el amor de mi vida, pero tengo que conformarme con ella. -Cuando CiCi se echó a reír, Zac la besó en la sien-. Y porque Vanessa no se muda hasta el veintitrés, y ese día vendrás a casa a cenar.
 
Cici: Entonces acepto. Ash, sírveme un whisky, y tú prepárate cualquier cosa que te apetezca. Luego subimos y hacemos esas llamadas. Las mías provocarán histeria al otro lado de la línea, así que pónmelo doble. Hablamos por la mañana -le dijo a Vanessa, y luego sonrió a Zac-. Delante de unas tortitas de arándanos y bloody maries.
 
Zac: CiCi todavía podría cambiar de opinión -reflexionó al coger el café que Ash le ofrecía-.
 
Ness: ¿Podemos salir un momento?
 
Zac: Claro. Sigo siendo el jefe de policía. No dejes que esto te fastidie esta casa, la playa, nada.
 
Ness: No lo hará -contestó cuando salieron al patio y pudo respirar hondo y con calma-. No puede fastidiarme nada.
 
Abajo, en la playa, seguía habiendo luces, los policías continuaban haciendo su trabajo. A Vanessa le daba igual. Zac estaba con ella.
 
Ness: Cuando se vayan, ¿podremos dar un paseo por la playa? -Apoyó la cabeza en el hombro ileso de Zac-. Nuestra versión de un par de porros y un poco de salvia blanca.
 
Zac: Claro.
 
Ness: Tienes que llamar a tu familia.
 
Zac: Sarah ha hablado con ellos, así que saben que estoy bien.
 
Ness: Tienes que llamarlos tú. Necesitan oír tu voz. Hazlo, yo esperaré.
 
Zac: Si tú llamas a la tuya, yo llamo a la mía.
 
Ness: CiCi ya está hablando con mis padres.
 
Zac: Llama a tu hermana.
 
Ness: Tienes razón -tomó aire-. Tienes razón.
 
Mientras hablaba con su hermana, oyó que Zac comentaba por encima algunos detalles con su familia mientras calmaba al todavía nervioso Barney con caricias largas y suaves.

No lo culpó por pasar de puntillas sobre ciertas cosas, ya que ella hizo exactamente lo mismo. Las duras verdades podían esperar un poco más.

Guardó el móvil, miró hacia el mar y esperó a Zac.
 
Zac: Vienen mañana -le dijo a Vanessa-. No he podido persuadirlos.
 
Ness: Bien, porque Natalie vendrá con Harry, y apuesto a que mis padres también.
 
Zac: Supongo que tendremos que encender la barbacoa.
 
Vanessa le besó el hombro vendado.
 
Ness: Y mañana me lo contarás todo. He oído retazos, pero quiero que me lo cuentes todo. Esta noche no, mañana. Aunque creo que ya es mañana, pero por la mañana, después de las tortitas.
 
Zac: Trato hecho. Me has salvado. Podría haber vuelto a pillarme por sorpresa.
 
Ness: No creo. Lo he visto todo, y no creo. Pero dejémoslo en que nos hemos salvado el uno al otro. Y él ha ayudado -agregó mirando a Barney-.
 
Zac: Caviar para perros de por vida.
 
Ness: Y huesos con sabor a champán.
 
Zac: Menuda vida va a pegarse Barney. Lo siento -sacó el móvil-. ¿Jacoby? Sí. -Exhaló con fuerza-. Sí, gracias por informarme. -Se quedó mirando el teléfono un momento, luego lo guardó-. No ha sobrevivido. Hobart. Lo han certificado a las doce treinta y ocho.

Ness: Del veintidós de julio. Trece años después de aquel día. -Le agarró las manos-. CiCi diría que es el karma, o la mano del destino, y no iría desencaminada. Es una puerta que se ha cerrado, Zac, para los dos. Y para todas las personas a las que pretendía hacer daño por el mero hecho de haber sobrevivido.
 
Zac: Ha oído las sirenas, ha tenido que oírlas, pero ni siquiera ha intentado escapar. Así que sí, es una puerta que se ha cerrado -dio la vuelta a las manos de Vanessa y se las besó. Se las había rasguñado un poco en las rocas-. Vamos a dar un paseo por la playa y a empezar el capítulo siguiente de nuestra vida. Y como ya te he convencido de dar el primer paso (que te vengas a vivir conmigo), voy a empezar a hablarte del segundo. Sobre todo porque la puerta está cerrada y yo estoy herido.
 
Ness: ¿En qué consiste exactamente el segundo paso?
 
Zac: Tenemos que hablar de unas cuantas cosas. No me contestaste a la pregunta de la boda elegante. Yo prefiero algo sencillo, pero soy flexible.
 
Ness: No tanto como pretendes. Ni siquiera hemos dado el primer paso aún.
 
Zac: Hoy es el día. Además, ay, estoy herido. Están recogiendo. Venga, demos ese paseo por la playa.
 
Junto a él, Vanessa bajó los escalones que horas antes había bajado corriendo con la mujer más importante de su vida.

La luna ya bañaba el mar de luz, derramaba un resplandor plateado sobre las rocas que habían dado refugio tanto a ella como a la mujer a la que ambos querían.

Vanessa no miró hacia la arena donde se había derramado sangre. El tiempo, el viento y la lluvia la harían desaparecer. Ella esculpiría a los caídos en bronce, y ellos permanecerían. Ella caminaría con Zac hasta el mañana, y él permanecería.

Cuidarían juntos de una casa, y de un perro bueno y dulce, y vivirían cada día como un valioso regalo.

Se volvió hacia él.
 
Ness: No digo que esté preparada ni para dar el segundo paso ni para que me convenzas de darlo, aunque estés herido.
 
Zac: Sangre. Agujas. Suturas.
 
Ella volvió a besarle el hombro con suavidad.
 
Ness: En este momento solo estoy dispuesta a decir que me gustan las cosas sencillas.
 
Él sonrió, le besó los dedos y después caminó por la playa junto a ella con el perro trotando detrás.
 
 
Un año más tarde

En el parque donde un Zac Efron de diecinueve años preguntó a la agente Sarah Parker qué tenía que hacer para convertirse en policía, se habían congregado cientos de personas. Tanto los supervivientes como los seres queridos de los caídos sostenían una rosa blanca y una ramita de romero.

La alcaldesa de Rockpoint pronunció un discurso breve bajo el cielo azul del verano mientras las gaviotas blancas sobrevolaban el mar. Entre los reunidos, los niños se movían inquietos, un bebé lloraba.

Vanessa ocupó su lugar, contempló los rostros, las lágrimas ya derramadas. Luego miró a Zac, de pie junto a su familia y la de ella.
 
Ness: Hum, gracias, señora alcaldesa, y gracias a mi padre, David Hudgens, y a mi abuela, la increíble CiCi Lennon, por hacer posible que esta obra se coloque en Rockpoint Park. Gracias a mi madre, Jessica Hudgens, por ayudarme a organizar esta... reunión de hoy para descubrirla.
 
Había intentado preparar un discurso, escribirlo y ensayar, pero todo lo que se le ocurría resultaba frío, forzado y, bueno, preparado.

Así que hizo lo que le había aconsejado CiCi. Habló desde el corazón.
 
Ness: Yo estuve allí, el veintidós de julio, hoy hace catorce años. Perdí a una amiga, una chica preciosa -continuó, mirando hacia la familia Cyrus-. Una amiga a quien todavía extraño, todos los días, igual que muchos de los presentes perdisteis a alguien a quien queríais y extrañáis todos los días. Durante mucho tiempo intenté olvidar lo que había pasado. Puede que algunos entendáis a qué me refiero cuando digo que intenté fingir que lo había superado y que no tenía ningún efecto sobre mi vida. Creía que era lo que necesitaba hacer para sobrevivir. Pero me equivocaba, y todos los que estáis aquí, todos vosotros sabéis que, a pesar de que tenemos que seguir adelante, nunca deberíamos olvidar. Conocéis su rostro, el del hijo o la hija, la madre o el padre, el hermano o la hermana, el marido, la esposa. Vosotros los conocéis. Yo he llegado a conocerlos, y espero que, al conocerlos, al honrarlos, nadie los olvide jamás. Espero que consideréis esto no como un monumento conmemorativo, sino como un recuerdo. Me gustaría dedicar esta obra no solo a aquellos a los que queríamos y perdimos, sino a todos nosotros. Todos ellos están, como lo estamos nosotros, conectados, pero no solo por la tragedia, sino también por el amor. -Tendió la mano a Zac y esperó a que Sarah y Ash ocuparan su lugar al otro lado de la cortina-. Vale. -Respiró hondo-. Vale.

Juntos levantaron la cortina.

Había esculpido la estatua de bronce en una curva elegante. La componían más de un centenar de rostros, todos conectados por rosas y romero entrelazados. Todos suavemente recubiertos de una pátina de azules y verdes tranquilos. En la curva de la base había grabado todos los nombres, todos ellos, en bajorrelieve.

Vanessa apretó la mano de Zac mientras escuchaba los llantos y fue incapaz de desviar la mirada de los rostros que había esculpido hacia los rostros que lloraban.

Entonces oyó la voz de CiCi, de la increíble CiCi, que empezaba a cantar «The Long and Winding Road», de los Beatles.

Algunos se le sumaron, vacilantes al principio, y luego con más convencimiento si se sabían la letra.

Entonces Vanessa pudo mirar, y vio manos agarradas como las de Zac y ella. Vio a gente que se abrazaba. Vio lágrimas, vio consuelo.

Cuando ella misma rompió a llorar, se volvió hacia Zac y allí encontró su consuelo.

Y cuando la canción terminó, la gente se adelantó. Algunos se agachaban para acariciar una cara con la mano. Otros se acercaban a ella para estrecharle la mano o abrazarla.

Zac le presentó a una mujer.
 
Zac: Vanessa, esta es Leah Patterson. La madre de Britt.
 
Leah: Necesito que lo sepas -agarró ambas manos a Vanessa-. Necesito que entiendas de verdad lo que esto significa para mí. La gente sabrá que estuvo aquí. Que vivió. No puedo expresarte mi agradecimiento.
 
Leah se acercó a la escultura y depositó una rosa blanca en la hierba, junto a la base, como habían hecho otros.

Jessica esperó a que la multitud se dispersara antes de ir a hablar con Vanessa.
 
Jess: Estoy muy orgullosa de ti.
 
David: Estamos muy orgullosos de ti -la besó en la mejilla y sonrió-. Habrías sido una abogada terrible.
 
Ness: Vaya, ¿a que sí?
 
David: Ya tengo dos abogados buenos en la familia. -Se volvió para mirar a Harry y a Natalie, que se acariciaba el vientre abultado-. Y puede que uno en la generación en proceso.
 
Jess: David -dio unas palmaditas en el brazo y miró a Vanessa con los ojos entrecerrados-. ¿De qué color es ese pelo?
 
Ness: Bermellón Magnífico con reflejos Diosa Dorada.
 
Jess: Nunca lo entenderé, y a ti tampoco. -Dio un abrazo a Vanessa-. Pero te quiero de todos modos.
 
Ness: Ídem.
 
Jess: Zac. -Cuando le ofreció una mejilla, Zac se inclinó para besarla-. Supongo que no podrás convencer a mi hija de que os vengáis a cenar esta noche al club, vosotros dos y mi madre.
 
Zac: Te lo agradecemos, pero tenemos que volver. Estoy de servicio esta noche.
 
Jess: Bueno. -Le enderezó la corbata y le pasó la mano por las solapas-. Espero veros pronto.
 
Zac dio la mano a David y los observó alejarse.
 
Ness: Te has tomado el día y la noche libres.
 
Zac: Estoy de servicio en la barbacoa. Vamos a despedirnos de Sarah y su familia, y luego cogemos a Ash y a CiCi y nos vamos a casa. Tengo que deshacerme de esta corbata.
 
Ness: Adelántate. Voy en un minuto, antes quiero hablar con Nat.
 
Zac se dirigió hacia Sarah y el bebé que llevaba en el cochecito.
 
Zac: Hola, Ariel.
 
La niña gorjeó, sonrió, agitó un puño regordete, y luego volvió a roer un mordedor.
 
Zac: ¿Dónde están los hombres y los perros?
 
Sarah: En los columpios. Bueno, Dylan está en los columpios mientras Hank lidia con él y con los perros.
 
Zac: Está claro que se ha ganado a Barney. Le agradezco que haya conducido el rebaño mientras nos encargábamos de todo eso. -Miró hacia el banco donde se habían sentado tiempo atrás-. A veces parece que fue hace una eternidad, y a veces que fue ayer.
 
Sarah: No cambiaría ni una sola cosa desde el momento en que nos sentamos en ese banco.
 
Zac: Yo, tampoco. Bueno, tal vez lo de recibir un disparo, aunque una cosa lleva a la otra. ¿Has visto a la señora Leticia Johnson?
 
Sarah: Sí.
 
Zac: Ha sido un detalle por su parte venir. -Se volvió hacia la suave curva de bronce-. Un detalle.
 
Sarah: Es preciosa, desgarradora e importante. La miro y me entran unas ganas terribles de abrazar a mis hijos, a Hank y a todas las personas a las que quiero.
 
Zac: Pues venga. Reúne a tu familia y veníos a pasar el resto del fin de semana. Esta noche hay barbacoa. No digas que no. Ve a casa a meter unas cuantas cosas en una maleta y coged el ferri.
 
Sarah: ¿Tienes idea de cuántas cosas hay que meter en la maleta de un bebé y de un niño?
 
Zac: Todavía no. Un día de estos. Venga, Sarah, terminemos este día con un poco de alegría, corramos un tupido velo sobre lo que pasó en la isla hace un año.
 
Sarah resopló.
 
Sarah: Tú ganas.
 
Zac: Genial. Voy a buscar a mi perro y a decírselo a Hank.
 
Vanessa le dijo adiós a Natalie con la mano y se agarró del brazo de CiCi.
 
Ness: ¿Tenías planeado lo de los Beatles?
 
Cici: No. Se me ha ocurrido de repente. Me ha parecido la canción adecuada, y me ha parecido que necesitábamos una canción. Tesoro.

Suspiró, apoyó la cabeza en la de Vanessa mientras contemplaban la escultura con las flores esparcidas por la base.
 
Ness: Puse a Miley en el centro. Necesitaba hacerlo. Ella era mía. Todos se convirtieron en parte de mí, pero ella lo fue primero, y siempre lo será.
 
Cici: Y así debe ser. Veo que nuestro Zac viene hacia aquí con Barney. Iré a por Ash. Es hora de volver a casa, dejarle encender la barbacoa y poner algo de música. Quiero bailar en la arena.
 
Ness: Bailaré contigo. Solo necesito un minuto más.
 
Cici: Ya era hora, maldita sea -ejecutó un pequeño paso de baile allí mismo-. Soy algo adivina. Venga, hazlo sonreír.

Dio un empujoncito a Vanessa.

Con una leve risa y un breve gesto de negación, Vanessa decidió que quizá su abuela sí fuera algo adivina.

Se encontró con Zac y su fiel Barney delante de la escultura.
 
Zac: Les he pedido a Sarah, a Hank y a los niños que cojan unas cuantas cosas y se vengan a casa. Creo que necesitamos una buena fiesta.
 
Ness: Me parece una idea genial. Ash puede dormir con CiCi.
 
Zac: Estupendo. ¿Estás lista?
 
Ness: Casi. -Le cogió la cara (oh, qué bien conocía aquella cara) con ambas manos-. Quiero algo sencillo. Puede que una fiesta salvaje después, pero el evento principal sencillo.
 
Zac: Pensaba hacer hamburguesas y... -Apareció la sonrisa, lenta-. ¿Cuándo? Tengo que hacerme un hueco en la agenda.
 
Ness: El verano es complicado para el jefe de policía. ¿Qué te parece el primer sábado de septiembre? La isla estará bastante tranquila de nuevo.
 
Zac: Me va bien el primer sábado de septiembre.
 
Ness: En casa de CiCi. Nadie mejor que CiCi para montar una fiesta salvaje, y Ash y ella serán mis damas de honor. Nada de etiqueta de gala, nada de fracs.
 
Zac: ¿Puedo empezar a decirte lo mucho que te quiero?
 
Ness: Ya llegarás a eso. CiCi querrá que oficie la ceremonia alguna sacerdotisa de la Wicca amiga suya. Me gustaría dejar que se saliera con la suya.
 
Zac: Mientras la sacerdotisa en cuestión tenga licencia para casarnos, por mí no hay problema. ¿Puedo empezar a decírtelo ya?
 
Ness: Casi. Quiero que la ceremonia sea al atardecer. No quiero unos votos tradicionales, pero sí intercambio de anillos. Y quiero ir a Florencia de luna de miel. -Reflexionó y asintió-. Creo que eso cubre lo indispensable. Ahora ya puedes hacer tus aportaciones.
 
Zac: Daré mi consentimiento a todo eso. Mi única cláusula, en este momento y hasta los votos... hasta cuando sea legal, es que si CiCi me hace una señal con el dedo y me dice «Vamos, Zac, cojamos un barco a ninguna parte», adiós muy buenas.
 
Ness: Me parece justo.
 
Sonriendo, Zac la levantó del suelo y la hizo girar en círculos. Barney saltaba y meneaba la cola a su alrededor.

CiCi pasó un brazo por encima de los hombros de Ash mientras los miraba.
 
Ash: Das miedo, CiCi. Das miedo del bueno.
 
Cici: Doctora Tisdale, vamos a montarle a nuestra chica una boda de tres pares de narices.
 
A través de una neblina de lágrimas de felicidad, continuó observando cómo un hombre al que adoraba hacía girar a su mayor tesoro delante de la curva de bronce, la colina de rosas blancas.


FIN


1 comentarios:

Caromi dijo...

Awwww!!!
Por fin venció su miedo xD
Me da cólera que Patricia se muera 😒😒
Ni modo xD
Me encantó!!
Ya quiero leer la otra nove!!

Publicar un comentario

Perfil