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sábado, 5 de enero de 2013

Capítulo 10


Zac se levantó, alarmado, porque Vanessa parecía a punto de desmayarse. Pero ella se limitó a parpadear y a cerrarse el albornoz.

Ness: Sí, estoy perfectamente. Es que me he asustado al verte. No sabía que fumaras...

Zac: Intento fumar poco.

Ness: Ah... Había salido a lavarme el pelo.

Zac: Ya lo veo. He traído velas y pilas.

Ness: Magnífico -comentó algo nerviosa-. Aly estará encantada. Necesita las pilas para su reproductor de CD.

Zac: Lo sé, me lo dijo.

Ness: Sí, claro -repuso incómoda-.

Zac: También he traído más gas para el hornillo. Pero casi no queda en el centro, así que tal vez quieras guardarlo para cocinar o para alguna otra cosa útil.

Ness: Y supongo que otro baño para Aly no es una cosa urgente, ¿verdad?

Zac: No, probablemente no. Te habría traído algún farol, pero ya no quedan.

Ness: ¿Cuánto te has gastado? Quiero devolverte el dinero.

Zac: Olvídalo, Vanessa. Y entra en la casa... Estás temblando.

Vanessa abrió la puerta de la cocina.

Ness: Aly se ha dormido, así que esta noche no nos molestará.

Zac: Me alegro mucho. Tener que salir a buscarla bajo aquel diluvio fue una de las peores experiencias de mi vida.

Ness: Eso me recuerda que no podrás dormir en su habitación, pero puedes hacerlo en el sofá si quieres. Es bastante cómodo, aunque no sé si suficientemente largo para ti. Si lo prefieres, vete al centro social o a alguna otra casa.

Zac: ¿Pretendes invitarme a dormir en tu sofá o intentas evitarlo? -preguntó con curiosidad-.

Ness: Buena pregunta... Digamos que no me gustaría que se repitiese lo que pasó esta mañana.

Zac: Ni a mí.

Ness: Bien, entonces, tú eliges.

Vanessa entró en la casa y Zac se quedó afuera.

Al cabo de unos segundos, encendió otro cigarrillo y se dedicó a contemplar el mar, siempre tan distinto. Solo llevaba dos días en la isla y sabía que en otras circunstancias habría sido más que suficiente para desear salir corriendo de allí, pero la presencia de Vanessa lo cambiaba todo.

Aunque ella hubiera olvidado lo que había pasa¬do entre ellos, años atrás, él seguía recordándolo perfectamente. Y aunque en su vida había muchas cosas de las que se arrepentía, aquélla le parecía la peor de todas.

Aquella noche, Sam le había ofrecido una cama en su casa; pero Zac había preferido volver. En el fondo, albergaba esperanzas.

Apagó el cigarrillo, se levantó y entró por la puerta de la cocina. Apenas un segundo después oyó una voz:

Ness: Quiero que sepas que no salí a la playa para proporcionarte un espectáculo erótico.

Zac se detuvo.

Zac: Pensaba que te habrías ido a dormir...

Ness: Pues obviamente no lo he hecho. En todo caso, e independientemente de lo que hayas visto, insisto en que no lo he hecho por ti. De modo que si estás buscando que alguien se desnude ante tus ojos, será mejor que busques en otra parte.

Zac no había visto gran cosa. Apenas había distinguido sus piernas contra el brillo del fuego, y su espalda cuando se había agachado para quitarse el jersey. En sus acciones no había nada seductor, y sin embargo le habían resultado increíblemente deseables.

Ness: ¿Y bien?

Zac: No he visto nada -mintió-.

Ness: Me alegro. En ese caso, iré a buscarte una manta y unas sábanas para que duermas en el sofá, si es que tienes intención de quedarte aquí.

Zac: Sí, gracias.

Vanessa se marchó y regresó un par de minutos después con lo prometido.

Ness: Aquí lo tienes. Espero que estés caliente con esto...

Zac: No creo que el calor sea un problema -dijo con ironía-.

Ness: Ya... Bien. Entonces, buenas noches.

Vanessa ni siquiera sabía por qué no se había marchado todavía. Estaba allí, parada, sin hacer nada, aunque era consciente de que tentaba a su suerte; cuanto más tiempo permaneciera a su lado, más posibilidades había de que la tocara.

Zac: Bueno, debo advertirte de que tenía intención de calentar agua y de lavarme aquí mismo, en la cocina. De modo que si no quieres tener tu propio espectáculo, te sugiero que te marches.

Vanessa entreabrió la boca y se pasó una mano por el pelo.

Él la miró y pensó que lo estaba volviendo loco.

Zac: Vanessa...

La mención de su nombre bastó para que la mujer recobrara la cordura. Lo miró y, sin decir ni una sola palabra más, se marchó.

Durante la madrugada, horas antes del amanecer, una segunda tormenta azotó la isla.

Vanessa se levantó al oír los tremendos truenos y esa vez no perdió el tiempo; saltó de la cama y salió de la habitación a toda prisa.

Aly todavía estaba en su dormitorio cuando su tía entró.

Aly: Vaya, qué lástima. Pensaba que estaba soñando...

Ness: Con un poco de suerte no será tan mala como la última -comentó-.

Aly: Ojala, porque no me gustaría tener que dormir en la bañera.

En ese momento oyeron la voz de Zac.

Zac: ¿Por qué no? Los jóvenes sois muy flexibles -bromeó-.

Ness: Desde luego, son mucho más flexibles que yo -murmuró-.

Tras asegurarse de que su sobrina estaba bien, Vanessa quiso cerrar la puerta; pero Zac se lo impidió.

Zac: Creo que deberíamos dejarla abierta...

Aly: No si os vais a pasar toda la noche hablando -protestó-.

Zac sonrió y los dos adultos se dirigieron a la cocina. Ella quiso encender una vela, pero él se le adelantó.

Ness: Aunque sé que los peligrosos son los rayos, confieso que esos truenos me dan pánico. ¿Estás seguro de que debemos quedarnos en la casa?

Zac: No me apetece volver a la ciudad bajo la lluvia, a no ser que sea estrictamente necesario.

Ness: Es una pena que le devolvieras el coche a Leo.

Vanessa se aproximó a la ventana para mirar al exterior. En realidad, lo hacía por ocupar su mente en algo. Ella no llevaba más ropa que un pijama; y él, solo unos pantalones.

Ness: Parece que el viento no sopla tan fuerte.

Zac: Menos mal... Pero vuelve a la cama, Vanessa. Te despertaré si el clima empeora.

Ness: Ni siquiera estaba dormida.

Zac: Vete a la cama de todas formas.

Ella dudó al ver que tenía una pequeña herida en un brazo.

Ness: ¿Cómo te has hecho eso?

Zac: Me corté cuando estaba arreglando el techo.

Ness: Deja que te lo mire...

Zac: No es nada, en serio, no tiene importancia.

Ness: Preferiría echarle un vistazo. Si no es demasiado profunda, tengo algunos remedios que...

Zac: ¿Si te dejo que me mires la herida te marcharás a la cama? -la interrumpió desesperado-.

Ness: Trato hecho.

Zac: En ese caso, adelante.

Vanessa fue al lavabo y regresó con su botiquín de primeros auxilios y con una toalla que acababa de humedecer. Lo llevó al salón, lo invitó a sentarse en el sofá y ella se acomodó sobre unos cojines para tener más fácil acceso a la herida.

Zac: Puedo hacerlo yo, no te molestes. -Ella lo miró y sacó un tubo del botiquín-. Está bien, haz lo que quieras -continuó-. Por lo visto, estás acostumbrada a salirte con la tuya.

Vanessa le extendió la crema sobre la herida, que resultó ser apenas un rasguño, y después le masajeó el brazo suavemente, hasta que entró en calor. Zac gimió.

Ness: ¿Te sientes mejor?

Zac: Cómo no... Cualquiera sabe qué lleva ese linimento que me has puesto. No quiero ni pensarlo.

Ness: Lleva cayena, pimienta y unas cuantas hierbas más. Pero créeme: si te la pusieras por error en los ojos o en una herida profunda, descubrirías un nuevo significado de la palabra dolor.

Zac: ¿Pimienta? ¿Cayena? Oh, Dios mío...

Ness: Te sentirás mejor, ya lo verás. También puedo prepararte un té de hierbas si quieres. Tal vez un poco de valeriana o de sauce negro...

Zac: No, gracias, no quiero nada. ¿También haces encantamientos? Empiezo a pensar que en el fondo eres de este sitio. Se dice que los dueños de la vieja mansión eran brujos.

Ness: Ahora entiendo lo de la maldición, pero no temas. Mis remedios funcionan. Son remedios tradicionales que se han utilizado desde hace siglos -explicó-.

Zac: En cualquier caso, creo que ya puedes dejar de ponerme pimienta en el brazo -dijo exasperado-.

Aunque las condiciones en las que estaban viviendo resultaban más bien duras, Vanessa sintió ganas de reírse. No tenían electricidad ni agua caliente ni teléfono y media casa seguía destrozada, pero Zac terminó consiguiendo que sonriera, y no fue una sonrisa medida, sino una sonrisa amplia y verdadera.

Vanessa cerró el tubo, lo guardó en el botiquín, se secó las manos con la toalla y se levantó.

Estaba segura de que no conseguiría conciliar el sueño, pero decidió aceptar la sugerencia de su invitado.

Ness: Buenas noches, Zac.

Zac: Buenas noches, Vanessa.

Vanessa avanzó por el oscuro pasillo hasta llegar a su dormitorio, y una vez dentro, se metió en la cama. En el exterior se oía el sonido de la lluvia y los truenos.

Cansada, se tapó con la manta hasta el cuello y cerró los ojos.

Segundos más tarde se había quedado dormida.




Zac la ha visto XD. Bueno, era lo que Ness quería. Ha salido todo bien XD.

Comentadme mucho para que los Reyes os traigan muchas cosas esta noche ;)
Yo les he pedido un remedio para el catarro XD.

¡Felices Reyes!
Bye!
Kisses!


4 comentarios:

Unknown dijo...

ME HA ENCANTADO EL CAPI, Y SI.. VANESSA LOGRO LO QUE QUERIA QUE ZAC LA VEA.. CUANDO VA A PASAR ALGO ENTRE ELLOS? CUANDO SE VAN A DAR CUENTA LO QUE SIENTEN EL UNO POR EL OTRO?
Y ALY DE QUIEN ES HIJA REALMENTE?..

CREO QUE SON MUCHAS PREGUNTAS JEJEJE, PERO QUIERO SABER ALGO MAS.. CUANTOS CAPIS TIENE LA NOVE?

ESPERO QUE SUBAS PRONTO, Y QUE TE MEJOORES :)
BESO

Lau B. dijo...

la verdad debo aceptar que nos tienes mal acostumbradas!! para este numero de capitulos por lo general ya tenemos algo definido sobre la pareja y como en esta solo veo que quieren pero no quieren me tienes en ascuas!!
jajajajajaja
siguela pronto please
Bye
Lau B.

Lau B. dijo...

PS: lo que me enamora de este Zac es que sea tan protector y que sepa hacer de todo!
IT'S AMAZING!!
XD

Anónimo dijo...

super me super encanta esta nove
pro empieza a seguir la novela de ¿triunfara el amor?

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