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viernes, 1 de enero de 2016

Capítulo 5


Zac: ¿Han llegado ya los nuevos muebles?
 
Zac hablaba con libertad tras haberse quedado a solas con Malakai. Los dos se dirigían a la residencia privada de Zac, que estaba pegada al resort y a la que se accedía por una carretera particular rodeada de abundante vegetación.
 
Malakai: Mañana. Los enviaron al resort por error esta tarde. Prometieron regresar por la mañana.
 
Zac: ¿Y la decoración ya está terminada?
 
Malakai: Sí. A Tenika le gustan mucho las pinturas. -Hablaba con mucho cariño de la que era su esposa-. Las colgamos como tú nos dijiste. Quedan muy bien.
 
Zac: Me muero de ganas de verlo.
 
Zac también tenía muchas ganas de ponerse al día con la pareja que ocupaba un ala separada de su casa y cuyo empleo era mantener la mansión impoluta cuando él estaba en el sur.

Instantes más tarde, atravesaron las altas verjas y entraron en la finca. La felicidad de estar allí se unía al orgullo que Zac sentía por poseer aquella mansión pintada de blanco, con sus contraventanas de madera. La compró varios años atrás, como parte de un hotel abandonado. Entonces, negoció con los dueños para llevar todo el resort al siglo XXI y se convirtió en socio en la sombra de todo aquello. Visitaba el resort cuando no estaba trabajando, conocía a todos los empleados, asistía a las fiestas y se ocupaba de que todo funcionara a la perfección.

Sin embargo, su casa era un santuario que él protegía con fiereza por medio de altos muros y de estrictas medidas de seguridad. Allí no celebraba fiesta alguna y ninguna mujer atravesaba nunca aquellos muros desde Amber. Si quería compañía femenina mientras estaba en Fiji, la encontraba en otro lugar, en otro hotel, preferiblemente lejos de la isla principal.

El coche se detuvo y Zac descendió del mismo, dejando que Malakai fuera a aparcarlo en el garaje.

Durante las siguientes horas, se puso al día con Malakai y Tenika y admiró el nuevo huerto que los dos habían plantado en su ausencia.

Más tarde, tras darse un baño en la piscina y vestirse, se puso a trabajar con su ordenador. La luz del crepúsculo teñía la bahía, coloreándola de tonos morados y bermellón. El olor de las antorchas de queroseno entraba por la venta. El tradicional Meke, que se celebraba al lado del mar, estaba en pleno apogeo. Cánticos y ritmos lejanos flotaban en el aire. Zac se reclinó sobre su butaca, satisfecho con las cinco enormes pantallas que reflejaban una imagen envolvente y tridimensional del mundo utópico que él había creado.

El Crepúsculo de Utopía había sido su primer éxito, inspirado después del incidente de Amber. Había necesitado tres años de batallas en los tribunales para reclamar los trabajos anteriores que ella y su amante habían plagiado. Retirarse de la vida real para recluirse en aquel mundo alternativo lo había salvado.

El Crepúsculo del Camaleón apareció dos años más tarde. El Consejo del Camaleón, el final de la trilogía, estaba prácticamente terminado. Necesitaba un respiro para revitalizar su creatividad, pero los jugadores online exigían más aventuras del Onyx One.

Se reclinó en la silla e hizo tamborilear los dedos sobre el borde del escritorio. Tenía que crear un nuevo interés amoroso para el Onyx y conseguir así que las jugadoras siguieran interesadas en el juego.

Desde la ventana de su despacho, miró hacia los exclusivos bungalows del complejo. Tal vez su heroína podría ser una mujer a la que le encantaban los accesorios personalizados y que tuviera un misterioso pasado...
 
 
Después de registrarse en el hotel, de cenar en su suite y de acostarse temprano, Vanessa pasó su primer día de estancia allí descansando junto a la piscina y terminando una novela que llevaba una eternidad queriendo leer.

Hizo todo eso porque necesitaba estar sola, no porque no quisiera encontrarse con Zac. De hecho, no había pensado en Zac en absoluto. Y no quería mirar el billete de cincuenta dólares que tenía en el bolso.

Sin embargo, no podía dejar de pensar que él estaba allí, en alguna parte. Disponible. Solo necesitaba una llamada telefónica.

La segunda mañana se despertó a las seis. Decidió que no iba a permitir que Zac le dictara lo que podía o no podía hacer en las primeras vacaciones que se tomaba en más de dos años. ¿Por qué tenía que sentirse como si fuera una prisionera en un lugar tan hermoso?

Por lo tanto, después de desayunar, se puso un par de pantalones blancos y una camiseta rosa, metió su bloc y sus pinturas en un bolso, junto con una botella de agua, se puso un sombrero y salió.

Respiró el aire salado del mar. Libertad y relajación.

Mientras atravesaba el resort, se encontró con otros huéspedes que se dirigían ya a las piscinas y a la playa. Sin embargo, ella quería pasar su mañana sola, sin distracciones. Se dirigió hacia una parte de la playa algo más alejada.

Hacía tres semanas que había vendido la bodega de sus padres, el lugar donde había estado trabajando toda su vida. Había sido un negocio familiar. Ella se había ocupado de la oficina. Los nuevos dueños le habían pedido que se quedara, pero ella no quería trabajar con unos desconocidos.

Además, no necesitaba tener un sueldo. Tenía su herencia. Sin embargo, tenía que hacer algo. Las organizaciones benéficas que su madre y ella llevaban años apoyando no suponían suficiente desafío o distracción.

Por eso, había decidido seguir con sus diseños de lencería, algo con lo que llevaba coqueteando ya unos años. Solo se trataba de un pasatiempo, pero le encantaba todo el proceso. Diseño, manufacturación y, principalmente, vestir lo que diseñaba.

Bajo las sencillas ropas que le gustaba ponerse, podía dejarse llevar por su pasión secreta por lo sexy y convertirse en esa mujer sensual que tanto deseaba ser. El modo en el que Zac le había hecho sentirse durante aquellas horas tan especiales...

Tenía que sacárselo de la cabeza.

Mientras se acercaba a la playa, vio unos pinos muy altos junto a los cuales crecía una espectacular buganvilla que crecía sobre una pared de color crema. Se percató de que había un agujero natural en el follaje y lo atravesó. Una colorida sombrilla proporcionaba sombra a una mesa y unas sillas de madera. Había un par de tumbonas para los que querían tomar el sol, pero parecía que los huéspedes estaban más interesados por el agua porque no había ni un alma en aquella zona.

Perfecto.

Abrió su bloc y lo extendió sobre la mesa. Entonces, sacó los lápices de colores y dejó que la mano volara sobre el papel, experimentando.

Islas del Pacífico. Colores vivos y diseños descarados. Estilos sensuales y juguetones que sugerían diversión y verano. Sin embargo, como su libido aún seguía tan desbocada, las ideas tomaron muy pronto forma en diseños más eróticos. Braguitas sin entrepierna. Umm... La otra noche le habrían venido muy bien...

**: ¡Eh, usted!

Una profunda voz masculina rompió la paz que reinaba a su alrededor. Dura. Enojada. Y familiar. Se bajó el sombrero un poco más y se colocó las gafas.

Vio que Zac se acercaba a ella ataviado con un par de pantalones cortos de color blanco. Era lo único que llevaba puesto. Así, quedaban al descubierto sus abdominales y un estómago liso como una tabla que relucía al sol. Había estado nadando o haciendo ejercicio, aunque, por el modo en el que los pantalones se le pegaban a las piernas, la natación era lo más probable. Al verlo, Vanessa sintió que la respiración se le cortaba y que el pulso se le aceleraba.
 
Ness: ¿Me estás acosando? -le espetó-. Porque si...
 
Zac: ¿Acosándote? -la interrumpió-. Estás en una propiedad privada -le informó tras detenerse a pocos metros de ella-. Vanessa... -susurró sorprendido al ver de quién se trataba-.

Ella consiguió cerrar el bloc para evitar que él viera sus diseños y se puso de pie para minimizar la diferencia de altura.
 
Ness: Yo...
 
Zac: ¿Qué estás haciendo aquí?
 
Ness: Puedo ir a donde quiera dentro de este resort. ¿Qué quieres decir con eso de propiedad privada?
 
Zac: ¿La señal que hay en la verja no te dio una pista?
 
Ness: ¿Qué verja? -Se dio la vuelta para mirar hacia el lugar desde el que había llegado-. Ah, esa verja -comentó. Una verja sobre la que había un cartel escrito con grandes letras negras. Propiedad Privada. Prohibido el acceso a los huéspedes. Volvió a girarse para mirar a Zac-. Si la dejas abierta, nadie se da cuenta de que está ahí. No me puedes culpar de no haberla visto.
 
Zac: Vaya, los que han traído los muebles deben de habérsela dejado abierta -comentó con un suspiro de impaciencia-.
 
Vanessa lo miró fijamente. Entonces, recordó que no lo había visto registrándose en el hotel.
 
Ness: ¿Vives aquí?
 
Zac dio un paso al frente y miró con curiosidad el bloc que Vanessa tenía sobre la mesa.
 
Zac: ¿Qué estás haciendo?
 
Ness: Nada. -Recogió el bloc de la mesa y se lo colocó contra el pecho-. Solo estaba dibujando. Las flores. Las hojas. Las formas. Nada en realidad.
 
Zac: ¿Y cómo lo sé yo? Podría ser que fueras tú quien me está acosando a mí. Después de todo, no te conozco, ¿verdad, Vanessa? ¿Cómo sé que no estás aquí para...?
 
Ness: ¿Quién eres tú?
 
Zac: Zac Efron. Y vivo aquí. Ahora, quiero que me enseñes en lo que estabas trabajando.
 
Ness: Ni hablar. Es algo privado.
 
Zac: Y este jardín también lo es.
 
Ness: Y bien bonito que es. Maravilloso. Me encantan las máscaras que tienes sobre la pared.
 
Zac: Igual que tú. Bonita y maravillosa -susurró con voz sugerente-. ¿Acaso tú también llevas puesta una máscara, Vanessa? ¿Acaso ocultas quién eres en realidad?
 
Ness: No. Tan solo soy una persona muy reservada. Eso es todo.
 
Zac: Y yo también, en lo que se refiere a proteger lo que es mío. Tal vez seas una espía encubierta que tiene como misión robar mi siguiente proyecto.
 
Ness: ¿Espía? -repitió con incredulidad-. ¿Robar? ¿Acaso vives en una realidad alternativa o es que simplemente estás loco? Me niego a tener esta ridícula conversación.
 
Con eso, se dio la vuelta y se dirigió rápidamente hacia la verja. Zac la siguió y la alcanzó rápidamente.
 
Zac: Realidad alternativa. Resulta interesante que tú digas eso. ¿Coincidencia?
 
Ness: Mira, me disculpo por haber entrado en tu finca, pero te agradecería que me dieras una respuesta sincera antes de que me vaya.
 
Zac: Si te la doy, ¿me dejarás ver en qué estabas trabajando?
 
Ness: No -respondió mientras aferraba con fuerza el bloc-. Quiero una respuesta sincera.
 
Zac: Diseño programas de ordenador. Programas de ordenador muy lucrativos.
 
Ness: ¿Programas de contabilidad o algo así?
 
Zac: No. -Parecía haberle divertido aquella posibilidad-. ¿Acaso tengo yo aspecto de contable?
 
Vanessa sonrió muy a su pesar.
 
Ness: En realidad, no.
 
Zac: Construyo mundos alternativos y creo personajes que viven allí. Es interactivo. Todo el mundo puede visitarlos mientras paguen y se registren online. Sin embargo, algunas personas creen que está bien robar un trabajo que le ha llevado a otra persona años de sangre, sudor y lágrimas crear.
 
Ness: Está bien. Lo comprendo. Lo siento. Simplemente vi el jardín y como no había nadie...
 
Zac: O tal vez simplemente no podías mantenerte alejada. -Su voz se hizo más profunda y su mirada cambió-. Has preguntado sobre mí en el resort y has venido para decirme que quieres seguir con lo que empezamos durante unos días más.
 
Ness: No, Zac. Yo... No...
 
Zac: Lo podrías aclarar todo si demuestras que realmente estabas trabajando en algo aquí y que no me estabas acosando...
 
Ness: Te juro que no estaba acechando. Simplemente...
 
Zac: Estabas esperando desesperadamente que yo saliera y te encontrara aquí -murmuró-.
 
Vanessa escuchó sus palabras, pero no pudo reaccionar. Entonces, le agarró los hombros y tiró de ella hacia sí hasta colocar los labios de Vanessa a un suspiro de los suyos. Ella se moría de ganas porque la besara. Cuando Zac le quitó el bloc y lo colocó sobre la mesa, Vanessa ni siquiera intentó impedírselo.
 
Zac: Porque si yo te encontraba a ti, tú no estarías cediendo la primera -continuó-. No me importa. No me importa dejarte ganar. En esta ocasión.
 
Antes de que ella pudiera oponerse, Zac la besó. Suave, hábilmente, con una seguridad a la que ella no pudo oponerse.

Adicción inmediata. Vanessa se sintió atrapada por los sabores y las sensaciones. Incapaz de detenerse, le deslizó las manos sobre la piel, explorando las diferentes texturas mientras él le hacía sentir la magia de sus besos.

Sin embargo, si él simplemente estaba demostrando que tenía razón y había querido provocar simplemente unas sensaciones físicas, las emociones que ella estaba sintiendo distaban mucho de ser tan sencillas. Las señales de alarma saltaron. Vanessa no estaba preparada para aquellos sentimientos. Una relación con Zac terminaría teniendo malas consecuencias para ella. Pararía en cualquier momento...

Los músculos de las piernas se le relajaron, los brazos rodearon el cuello de él con fuerza. Los dedos de los pies se le curvaron en el interior de las sandalias.

Zac levantó los labios un instante.
 
Zac: No me gusta tener que interrumpir esto, pero tu trabajo...
 
Ness: ¿Trabajo? -murmuró estirando el cuello para volver a atraparle los labios-.
 
Zac le lamió el labio inferior.
 
Zac: Lo que estabas haciendo cuando te interrumpí. ¿Te acuerdas de esa cosa tan privada que no querías que yo viera bajo ningún concepto?
 
Vanessa se apartó de él y giró la cabeza a tiempo para ver cómo sus dibujos volaban como mariposas gigantes por el jardín.
 
Ness: ¡No! -exclamó. Empezó a correr por todas partes, rescatando lo que podía-. ¡Ya los tengo! -gritó, por si acaso él le seguía-. ¡No mires!
 
Sin embargo, cuando se dio la vuelta con las arrugadas páginas entre las manos, vio que Zac la estaba mirando con gran interés. No decía nada, pero tenía una sonrisa en los labios.
 
Ness: Ahora me marcho -le informó con el rostro ardiendo. Metió los papeles y todo lo que pudo rescatar en el bolso, agarró su sombrero y se dirigió hacia la verja-. Mantente alejado de mí. Lo digo en serio -añadió a través de dientes apretados-. Eres malo para mí.
 
Con eso, Vanessa se dio la vuelta y salió huyendo sabiendo que él la estaba observando. Malo para su tranquilidad mental. Malo para su fuerza de voluntad. Mala distracción.

Malo. Malo. Malo.
 
Sin dejar de sonreír, Zac observó cómo ella se marchaba. Esperó hasta que ella hubo desaparecido y luego recogió una hoja suelta que se había quedado enganchada debajo de la mesa. Alisó el papel y contempló una imagen muy erótica.

Flores. Ya.

Sonrió. Sin embargo, al fijarse bien, se dio cuenta de que aquel era el trabajo de una artista con mucho talento. Ella había añadido notas sobre la fabricación, sobre los detalles de la tela, de las combinaciones de colores...

Dobló el papel por la mitad. Aquel boceto le daba la excusa perfecta para volver a verla, a pesar de que no necesitaba excusa alguna. Cerró las verjas con llave sin dejar de pensar en su inesperada visitante. Como era natural, ella querría recuperar su diseño. Lo natural era que él se lo devolviera. Aquella misma noche.

Se marchó directamente a su ordenador, se sentó y comenzó a estudiar las pantallas con los personajes que evolucionaban en su mundo de fantasía. Tocó el ratón y se puso a trabajar. Tenía que terminar un día completo de aventuras antes de que pudiera ponerse a pensar en otras cosas.
 
 
Vanessa cerró la puerta de su suite y cerró los ojos al mismo tiempo. Imágenes constantes bailaban en su imaginación. Por suerte, le había dicho que se mantuviera alejado de ella. Lo único sensato que le había dicho. Y lo de que era malo para ella.

Se acercó a la ventana y observó la enorme mansión en la que él vivía y que destacaba entre los árboles.

Ness: ¡Ay, papá! -exclamó-. ¿Qué pensarías de mí?

Después de su comportamiento, su padre ya no la consideraría su princesa. Se tocó las perlas del cuello. Su madre estaría escandalizada.

Zac Efron.

Se apartó de la ventana y abrió su ordenador portátil. Lo encendió y, treinta segundos más tarde, estaba buscando el nombre en las redes sociales. Sin embargo, los hombres que ella encontró bajo aquel nombre no encajaban con nadie que creara juegos de ordenador y que, evidentemente, ganaba mucho dinero haciéndolo.

Apretó los puños encima del teclado. Tan pronto como se hubiera tranquilizado, cuando hubiera conseguido pensar un poco las cosas, buscaría a Zac Efron o quien quiera que él fuera y le exigiría respuestas.

Eso si él no la encontraba primero.




Se volverán a encontrar, no me cabe la menor duda XD

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¡HAPPY NEW YEAR 2016!


2 comentarios:

Maria jose dijo...

Feliz 2016!!!!!
Esta muy buena y ya quiero el reencuentro
Síguela pronto
Hacen una linda pareja estos 2
Ya quiero leer el próximo capítulo
Síguela y saludos

Unknown dijo...

Feliz 2016!!!
Me encanto este capítulo, al parecer los dos tienen un pasado medio feo y algo muy personal.
Y me encanta demasiado la pareja que hacen, mucha química.
Ame este capiii



Sube pronto :)

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