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lunes, 1 de junio de 2015

Capítulo 4


Zac se despertó con algo de resaca, tensa excitación y un humor de perros. La noche anterior debió haber sido divertida. Pero no lo fue. Grace Baker no había mentido al decir que conocía los mejores sitios desde Crooked Oak a Nashville. Habían visitado media docena de locales, donde habían bebido y bailado, antes de que Zac llevara a Grace a la granja. La mujer se le había pegado como una lapa, entusiasmada por la idea de pasar la noche con el famoso Zac Efron. Quizá si hubiera mantenido la boca cerrada, si no hubiera hablado sin parar acerca de su condición de súper estrella, aún seguiría en su cama esa mañana. Y quizá aún seguiría a su lado si Zac no hubiera pensado en Vanessa Hudgens cada vez que Grace se rozaba con él como un gato con la pierna de su amo. ¿Por qué no conseguía olvidar el beso que había compartido con Vanessa en el porche de su casa?

Se había dado besos mucho más apasionados con mujeres bastante más atractivas. Con Grace, por citar solo a una. Pero la noche anterior, cuando llegó el momento de la verdad y vio a Grace tendida en la cama, esperándolo con los brazos abiertos, no la había visto a ella, sino a Vanessa. De modo que inventó una excusa estúpida y llevó a su acompañante de vuelta a su casa. Zac entró en el cuarto de baño y gruño al ver su imagen legañosa en el espejo. Luego abrió el grifo y se lavó la cara con abundante agua fría.

«Idiota» le reprendió una voz mental. «Anoche tenías a una mujer bien dispuesta en la cama y la llevaste a casa solo por un beso que compartiste con Vanessa Hudgens. Un beso. Nada más. ¡Y con Vanessa! ¿Cuál es el problema? ¿Acaso tu ego no soporta un rechazo? ¿Deseas a Vanessa solo porque te dio una negativa, y no estás acostumbrado a que ninguna mujer te niegue nada?»

Justo cuando alargaba la mano para abrir el grifo de la ducha, sonó el teléfono. No deseaba hablar con nadie, pero cabía la posibilidad de que fuera Miley.

Descolgó el auricular.

Zac: ¿Diga?

Mike: Zac, soy Mike Montez. He encontrado un Firebird de 1968. Necesita un buen arreglo, pero tiene la carrocería en excelente estado. Si estás dispuesto a gastarte el dinero necesario, quedará de maravilla. ¿Te interesa?

¿Le interesaba? Quizá sí. Aparte de las mujeres y el béisbol, los coches habían sido siempre su única pasión. Quizá restaurando aquel viejo automóvil lograra distraerse, hasta que decidiera qué iba a hacer con los siguientes treinta o cuarenta años de su vida.

Zac: Sí, me interesa. ¿Tardarás mucho en cerrar el trato?

Mike: Ya tengo el coche aquí, en el taller -explicó-. Solo tienes que venir con el talonario, y será tuyo hoy mismo.

Zac: Muy bien. Me pasaré dentro de un rato. ¿Cuánto crees que tardaremos en restaurarlo?

Mike: Lo que tú quieras -emitió una risita-. Si lo que deseas es matar el tiempo, podemos prolongar los arreglos unos cuantos meses.

Zac: Hace mucho que no arreglo un coche. Me vendrá bien mancharme los dedos mientras mato el tiempo como tú dices.


Vanessa fingió no reparar en Zac cuando llegó al taller. Era la última persona a la que deseaba ver... sobre todo después de haber pasado la noche con Grace Baker. Debió imaginar que Grace iría directamente por Zac y que él, como hombre que era, no dudaría en aceptar lo que le ofrecía. En realidad, Vanessa no conocía Grace. A pesar de que sus hijos eran buenos amigos, no la conocía del todo bien. Sabía que los del pueblo la consideraban una divorciada atractiva e irresistible, y que la gente en general decía que era una mujer irresponsable. Sí, era el tipo de acompañante que Zac necesitaba... una chica que solo buscaba pasar un buen rato.

Zac: Eh -dijo al entrar en el taller-. ¿Y Mike? Se supone que me tiene preparado un Firebird de 1968.

Ness: Ha salido con la grúa -explicó-. Ha habido un accidente en Willow Lance. Probablemente estará ocupado durante un par de horas.

Zac: ¿Algún herido?

Ness: Nada serio.

¿Cómo podía un hombre ser tan apuesto? se dijo Vanessa. No era justo que Zac fuese tan guapo y, al mismo tiempo, tan viril. Y, desde luego no era justo que una chica vulgar como ella se enamorase perdidamente del hombre más apuesto de la Tierra doce años atrás.

Zac: Bueno, ¿lo espero, o vuelvo más tarde? -preguntó mirándola por encima del monitor del ordenador-.

Ness: Tú mismo. El Firebird está aparcado en la parte trasera. Échale un vistazo si te apetece. Pero si prefieres volver cuando esté Mike, tendrás tiempo de reunirte con Grace en el Amber's Beauty Bar. A esta hora sale a almorzar.

Zac: Mmm. Sí, creo que dijo que estaría libre a mediodía.

Notó que Vanessa se ruborizaba ligeramente, y se preguntó si habría malinterpretado el tono áspero con que había mencionado a Grace. ¿Era posible que estuviese celosa?

Ness: Le diré a Mike que te pasarás esta tarde -vol-viendo a centrar su atención en la pantalla del ordenador, dio por concluida la conversación-.

Zac rodeó la pantalla con los brazos y se inclinó sobre ella.

Vanessa emitió un jadeo sofocado y saltó de la silla. Él esbozó una sonrisa traviesa.

Ness: Creí que ibas a Amber's.

Zac: No he dicho que piense ir a ningún sitio -rodeó la mesa y tomó la mano de Vanessa-. Creo que pasaré de almorzar con Grace hoy.

Ella se soltó bruscamente y le lanzó una mirada agresiva.

Ness: Ya veo. Grace solo ha sido otra aventura de una noche para ti, ¿verdad? Te divertiste con ella ayer, pero hoy buscas algo diferente. A alguien diferente.

Zac se sentó en el borde de la mesa.

Zac: Buscaba a alguien diferente anoche, pero la mujer que de veras me interesaba no estaba disponible.

Ness: ¿En serio? Pues esa mujer debe de ser un monumento, teniendo en cuenta que Grace es la chica más deseada de Crooked Oak.

Zac: Es alguien muy especial. Pero cuanto más la persigo, más se aleja de mí. Quizá puedas ayudarme a ganarme su confianza.

Vanessa alzó la mirada rápidamente, atónita por su petición.

Ness: No tengo tiempo para tus juegos, Zac. Si quieres jugar, hazlo con Grace o con otra mujer de su estilo.

Zac: ¿No te interesa ayudarme a conquistar a la mujer que deseo?

Ness: Haz el favor de marcharte y dejarme en paz. Solo quieres provocarme, pero no te saldrás con la tuya. Sé perfectamente que la mujer a la que te refieres soy yo.

Zac: Ah, has adivinado mi secreto -le tomó la mano, se la acercó a los labios y la besó-.

Vanessa se estremeció. ¿Por qué le hacía eso? ¿Por qué iba tras ella, cuando había mujeres mucho más atractivas dispuestas a aliviar sus horas de soledad? ¿No comprendía que ella no podía sucumbir a sus galanteos sin perder al mismo tiempo el corazón?

Retiró bruscamente la mano de sus labios.

Ness: Dime una cosa, Zac. ¿Por qué prefieres mi compañía a la de Grace Baker? Ella es más guapa, más femenina, y seguro que tiene más experiencia en la cama que yo.

Zac se sintió momentáneamente perplejo. No estaba acostumbrado a semejante franqueza en una mujer. Pero aquélla no era una mujer cualquiera. Era Vanessa Montez.

Zac: ¿Quién dice que Grace es más guapa que tú?

Ness: ¡No me salgas con eso! -entrecerró los ojos y lo miró con hostilidad-. No soy una adolescente inocentona que caiga rendida a los pies del hombre por el que perdió la cabeza hace doce años. Esa Vanessa hace mucho que no existe, de modo que guarda tus dulces cumplidos para alguien que sí se los crea.

Zac: Supongo que tienes derecho a guardarme rencor por lo que sucedió. Pero te juro, Vanessa, que jamás pretendí hacerte daño.

Ness: Eso mismo dijiste al día siguiente. Y te creí. Pero disculpa si no estoy dispuesta a permitir que me destrocen el corazón por segunda vez -retiró la silla, se levantó y se alejó de él, atravesando la puerta que conducía al patio del taller-.

¿Por qué había tenido que sacar a relucir el pasado? Cielo santo, prácticamente le había dicho que seguía enamorada de él.

Se apoyó en una de las vallas de madera, cerró los ojos y rezó por que Zac se hubiera marchado. No quería volver a verlo después de haberle hecho aquella confesión.

Sintió su enorme mano en el hombro y se estremeció de la cabeza a los pies.

Zac: En aquel entonces solo era un chico de dieciocho años -dijo con voz serena-. Pensaba con la entrepierna y no con la cabeza, como casi todos los jóvenes a esa edad. Acababa de graduarme. Me habían concedido una beca. Y te estaba agradecido por haberme ayudado a hacer realidad mi sueño.

Ness: ¿Te acostaste conmigo por gratitud? ¿Es eso lo que intentas decirme? «Compensaré a la pobre Vanessa con un poco de sexo, y ella me lo agradecerá toda la vida.» -la ira que había acumulado durante doce años salió de repente a la superficie. Apretando fuertemente los puños, se giró hacia él-. ¡Maldito seas, Zac Efron! ¡No tienes ni idea de lo que me costó tu pequeño agradecimiento!

Zac la sujetó por los hombros cuando intentó escapar.

Zac: Te costó tu virginidad, y lo lamento de veras, sobre todo si a Andrew le importaba que hubiese habido otro antes que él. Y también siento haberte partido el corazón. Después de aquella noche, comprendí lo que sentías por mí, pero...

Ness: Pero no me amabas. Ni me deseabas. Y tenías toda la vida planeada de antemano. Una vida en la que no había sitio para mí.

Zac: No comprendí que aún no me habías perdonado por lo sucedido -alzó la mano y le acarició con ternura la mejilla-. Creí que ya me habrías olvidado, que lo que hubo entre nosotros ya no significaba nada para ti. Me equivocaba. Vanessa, ¿te casaste con Andrew Hudgens a causa de mi rechazo? ¿Sabía Andrew algo acerca de mí?

«¿Si sabía algo acerca de ti, Zac? ¿Que yo te amaba? ¿Que habías sido mi primer amante? ¡Por supuesto que lo sabía! ¿Cómo no iba a saberlo? Estaba embarazada de ti cuando me casé con él.»

Ness: Sí -respondió al fin-. No había secretos entre Drew y yo. Era un buen hombre. Y un padre maravilloso. Amaba a Andrew más que a nada en el mundo. Siempre había deseado tener hijos, pero no tuvo ninguno con su primera mujer -se enderezó y alzó la barbilla en un gesto desafiante-. No he pasado estos doce años llorando por ti. Pero tampoco he olvidado cómo me sentí cuando... -hizo una pausa y lo miró a los ojos-. Cuando te fuiste para no volver jamás. Nunca llamaste. Ni escribiste. Y no deseo que eso se repita. No estoy más preparada para tener contigo un romance pasajero hoy que hace doce años.

Zac: Crees que eso es lo único que me interesa, ¿verdad? Las aventuras de una sola noche y los romances intrascendentes.

Ness: Dímelo tú. ¿Crees que puedes ofrecerle algo más a una mujer?

Agachando la cabeza, Zac clavó la vista en el suelo.

Zac: Sinceramente, no lo sé -alzó los ojos y sus miradas volvieron a encontrarse-. Pero te aseguro que... si tú y yo viviéramos un romance, no sería intrascendente.

Ness: No lo sería para mí.

Zac: Ni para mí -se dio media vuelta y empezó a alejarse. Luego se detuvo, miró por encima del hombro y dijo-: Dile a Mike que volveré más tarde a echarle un vistazo al Firebird.

Ness: Se lo diré.

Vanessa vio cómo Zac salía del taller. A continuación, oyó cómo arrancaba el Porsche y se alejaba. Hundió los hombros, agachó la cabeza y rompió a llorar.

«Bueno, ya tienes lo que querías» se dijo. «Zac Efron no volverá a molestarte. No hay peligro de que te haga quedar de nuevo como una estúpida. Ni de que Andrew llegue a descubrir la verdad.»


Austin abrió la portezuela de la camioneta, tomó el brazo de Vanessa y la ayudó a subir. Tras acomodarse en el asiento y ceñirse el cinturón de seguridad, ella esperó a que Austin arrancara el motor. Siempre lo pasaba bien cuando salía con Austin Butler. Era amable, considerado y un auténtico caballero. Suponía que, de ser una mujer inteligente, permitiría que su relación con él fuese a más. Ya se había casado una vez con un hombre bueno, que la había tratado bien y había cuidado de ella y de su hijo. Aunque nunca había amado a Drew Hudgens como una esposa debía amar a su marido. Había aceptado un matrimonio sin pasión por el bien de Andrew. Pero no volvería a repetirlo. Si se casaba de nuevo, lo haría por amor.

Austin: ¿Te ha gustado la película? -preguntó mientras arrancaba la camioneta-.

Ness: Oh, sí, me encantan las comedias románticas. Espero que no te hayas aburrido. A Andrew le habría resultado insoportable.

Austin: Menos mal que Bill Flecher ha llevado a los niños a la bolera.

Ness: Bill siempre incluye a Andrew en sus actividades con Ben. Sabe lo difícil que es para él no tener padre.

Austin la miró mientras se ponía en marcha.

Austin: Vanessa, ya sabes lo mucho que me importáis tú y Andrew...

Ness: Habíamos quedado en que esta noche íbamos a divertirnos, simplemente. Nada de conversaciones serias, ¿de acuerdo?

Austin: Lo siento. Tienes razón. Vamos a divertirnos -redujo la velocidad y miró hacia el local iluminado que se alzaba en el lado izquierdo de la carretera-. ¿Qué tal si nos llegamos al Palé Rider? Podemos tomar una copa y bailar un rato. Sé que no es la clase de sitio que suele gustarte, pero...

Ness: Me encantaría entrar en el Palé Rider a tomar una copa. Y no he bailado desde la boda de Mike.

Entraron en el único local nocturno de Crooked Oak, un paraíso donde los varones del pueblo encontraban música country, cerveza barata y compañía femenina.

Austin: ¿Ves alguna mesa vacía? -preguntó observando en el interior cargado de humo-.

Ness: Ahí hay una -dijo señalando hacia la derecha. Pero justo cuando se dirigían hacia la mesa, la ocupó otra pareja-. Vaya por Dios -se encogió de hombros-.

Austin: ¿Quieres que bailemos primero? -sugirió-. Si luego no encontramos otra mesa, tomaremos una cerveza en la barra.

Ness: Me parece bien -prácticamente tuvo que gritar la respuesta, pues la banda acababa de iniciar un nuevo tema-.

Se colocó entre los brazos de Austin y le sonrió. Luego empezaron a moverse al ritmo de la música, con el zumbido de la guitarra eléctrica en los oídos.

Dios santo, qué bien sentaba relajarse y pasarlo bien. No tener que preocuparse de las tareas cotidianas. Ni del hombre que tenía poder para destrozar la tranquilidad de su vida.

Sonriendo satisfecha mientras Austin la hacía girar por la pista de baile, Vanessa observó a otra pareja situada junto a ellos, y el corazón se le detuvo en el pecho. Debió imaginar que Zac Efron estaría allí con otra mujer. Grace Baker le rodeaba el cuello con los brazos y se apretaba íntimamente contra él, recostando la cabeza en su pecho. Vanessa notó un desagradable pellizco en el estómago.

«No reacciones así. Lo mandaste a paseo. Le dijiste que no querías nada con él. Tiene derecho a buscar en otra mujer lo que tú no has querido darle.»

Grace: Vaya, hola, pareja. Mira, Zac, son Vanessa y Austin. Caramba, Vanessa, nunca creí que llegara a verte aquí.

Austin: Hemos entrado a tomar una copa, pero decidimos bailar un poco mientras se quedaba vacía alguna mesa -explicó-.

Grace: ¿Por qué no os sentáis con nosotros? Hay sitio de sobra -agarró a Austin del brazo sin soltar la mano de Zac-. Vamos, pediremos una ronda de bebidas y charlaremos un poco.

Vanessa y Zac intercambiaron una mirada rápida e insegura, antes de que los cuatro se dirigieran hacia la cercana mesa.

Grace: De modo que otra vez salís juntos, ¿eh? -se inclinó hacia delante y le rodeó a Zac el cuello con el brazo-. Quizá no lo sepas, pero Austin lleva ya dos años detrás de Vanessa, y ella siempre se ha resistido.

Preguntándose si Austin se sentiría tan incómodo como ella, Vanessa lo miró y vio que se había puesto colorado como un tomate.

Zac, por su parte, pidió una ronda de cervezas e intentó quitarse de encima el brazo de Grace.

Grace: Serás tonta si no aceptas lo que Austin quiere ofrecerte -siguió diciendo-. Después de todo, no es fácil encontrar a un hombre dispuesto a casarse con mujeres como nosotras, ya creciditas y con hijos. Y menos para ti, encanto, que no tienes precisamente las cualidades que buscan los hombres. Ya sabes, una cara bonita, un cuerpo delgado y grandes pechos.

Zac: ¿Te importa si bailo con tu pareja? -preguntó a Austin al tiempo que retiraba la silla y le ofrecía la mano a Vanessa-.

Austin: No, eh, en absoluto -respondió con cierta inseguridad-.

Vanessa dudó momentáneamente, y por fin decidió que sería más fácil aceptar la petición de Zac que seguir incómodamente sentada en la mesa, tratando de fingir amabilidad tras el grosero comentario de Grace.

Zac no dijo nada mientras la guiaba hasta la pista de baile. Vanessa comprendió que simplemente trataba de evitar una situación desagradable, pero deseó que para ello no tuviera que tomarla entre sus brazos. Cerró los ojos conforme una oleada de dolor se extendía por su mente y por su cuerpo. No quería su lástima. No podía soportar que Zac se compadeciera de ella.

Sería tan fácil relajarse entre sus brazos, permitir que el íntimo contoneo de sus cuerpos predominara sobre su sentido común...

Zac le acarició la espalda con gestos circulares y suaves, aliviando la tensión que Vanessa tenía acumulada en su interior. Mientras la atraía hacia sí, agachó la cabeza y le susurró al oído:

Zac: Grace se equivoca, ¿sabes?

«¡No!» deseó gritar Vanessa. «No digas ninguna estupidez. No trates de enmendar las cosas.»

Ness: No, no se equivoca. Conozco mis limitaciones. Simplemente, es la primera vez que me las han echado en cara con tanta franqueza.

Zac: Grace está bebida. No es consciente de haber dicho algo inapropiado.

Ness: Sé perfectamente que ha tomado una copa de más, y también que no pretendía ser grosera -dijo mientras la banda finalizaba la pieza-.

Luego se dio media vuelta con la intención de alejarse, pero Zac la agarró por la muñeca y la obligó a abrazarlo de nuevo.

Zac: Grace se equivocó al decir que no eres guapa. Eres preciosa.

Ness: Mintiendo solo empeoras las cosas.

Zac: No estoy mintiendo. Creo de veras que eres preciosa.

Mientras le pasaba el brazo derecho por la cintura, le acarició el cabello con la mano izquierda. Luego acercó el rostro al suyo.

Vanessa tomó aliento y contempló sus ojos azules.

Ness: ¿Estás tratando de seducirme, Zac Efron?

Zac: Sí, señora -apretó la mejilla contra la de ella y se ciñó íntimamente a su cuerpo-.

Suspirando, Vanessa cerró los ojos y decidió disfrutar del momento, por fugaz que fuese.

Zac: Me atraen las mujeres que llenan por completo mis brazos, me miran ensoñadoramente con sus enormes ojos marrones y tiemblan cuando las toco -la condujo dando vueltas hacia un rincón apartado, cercano a la salida trasera del local-.

Ness: Zac, ¿se puede saber qué haces? -inquirió mientras él la arrinconaba contra la pared y se apretaba contra su cuerpo-.

Zac: Eres guapa, dulce e inteligente. Y me gustas mucho, Vanessa Montez.

Ella se quedó boquiabierta. Los ojos se le abrieron de par en par.

Ness: Eso mismo dijiste... la noche de la graduación. En tu coche...

Zac: Lo sé. Lo recuerdo. Y mis palabras eran sinceras. Nunca pretendí hacerte daño. Me tentabas tanto que no pude evitar poseerte. Que una chica dulce e inteligente sintiera algo por mí se me subió a la cabeza. Te deseaba tanto aquella noche...

Ness: Pero no me amabas. Los hombres como tú no se enamoran de mujeres como yo -trató de soltarse, pero él la sujetó contra la pared-.

Zac: He creído estar enamorado muchas veces, y luego la relación nunca ha durado. Pero que una mujer me guste, me guste verdaderamente, es algo desacostumbrado para mí.

Ness: ¿Te gusto?

Zac: Me gustas muchísimo. Y nunca he hecho el amor con una mujer que me guste, que sea mi amiga antes que mi amante. Tú has sido la única.

Cuando Zac le frotó el cuello con la nariz, Vanessa cerró los ojos y se derritió entre sus brazos.

Ness: Zac, no puedo soportar esta situación. Me deseas porque soy un desafío, porque te rechazo una y otra vez.

El beso fue tan repentino que ella no tuvo tiempo de protestar. Los labios de Zac cubrieron los suyos con una intensidad que la dejó sin aliento. Su sexo palpitaba sobre su vientre. Y Vanessa sucumbió al poder de su pasión.

**: Disculpad -un hombre pasó junto a ellos por el oscuro pasillo-. Por mí no lo dejéis. Simplemente voy a salir por la puerta de atrás.

Zac interrumpió el beso bruscamente. Respirando entrecortadamente, Vanessa lo apartó de sí y volvió presurosa a la atestada sala.

Grace: ¿Dónde está Zac? -le preguntó al verla acercarse a la mesa-.

Ness: Volverá enseguida. Me parece que ha ido al lavabo -se giró hacia Austin-. Siento aguarte la fiesta, pero me ha entrado un dolor de cabeza insoportable. ¿Te importaría llevarme a casa?

Austin: Por supuesto que no. ¿Quieres que nos paremos en la farmacia para comprar aspirinas o algo?

Ness: No, tengo en casa. Cuando llegue tomaré una y me meteré directamente en la cama.

Grace: Me encanta la idea -comentó mientras Zac se reunía con el grupo-. Tú lleva a Vanessa a casa y a la camita, Austin -soltó una risilla-. Yo me llevaré a nuestra súper estrella a la cama conmigo.

Ness: Buenas noches -ni siquiera miró a Zac mientras tomaba el brazo de Austin y se alejaba hacia la puerta-.

Zac los observó hasta que salieron. Luego se giró hacia Grace y dijo:

Zac: Vamos, te llevaré a tu casa mientras aún te tienes en pie.

Ella se levantó y lo abrazó como un pulpo.

Grace: Parece que todo el mundo se divertirá esta noche -farfulló con voz estropajosa por el alcohol-.


Una hora más tarde, Zac paso junto a la casa de Vanessa. No podía creer que estuviera haciendo aquello…echar un vistazo para ver si la camioneta de Austin estaba allí. Pero el único vehículo aparcado delante de la casa era el de Vanessa.

Exhaló un largo suspiro, comprendiendo de repente lo mucho que le importaba que Austin no pasara la noche con ella.

Sintió el impulso de llamar a la puerta, despertarla y decirle que no había aceptado la oferta de Grace. Que la había dejado en el porche de su casa, profiriendo todo tipo de obscenidades. No volvería a verse con Grace Baker. Salir con ella había sido un error. Solo había una mujer en Crooked Oak a la que deseara. Una mujer que pudiera aplacar la necesidad que lo corroía por dentro. Una mujer a la que necesitaba en su cama.

Y esa mujer no tenía la menor idea del poder que ejercía sobre él.




Que mal me cae esa Grace (¬_¬)
¡Lucha por Vanessa, Efron! O te la quitará el idiota de Austin.

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¡Un besi!


2 comentarios:

Maria jose dijo...

Me encanto el capítulo
Siento que zac puede empezar a luche por ella
Y espero y cambie
Que le demuestre a Vanessa que ya es un hombre
Maduro y que la quiere
Síguela pronto que amo esta novela

Unknown dijo...

Que lindo capitulo.
Estoy empezando a notar que Zac esta queriendo bien a Ness, aunque el no lo asume completamente.
Y Ness tiene los sentimientos muy a flote.
Me encanto este capítulo.


Sube pronto

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