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miércoles, 17 de junio de 2015

Capítulo 11


Vanessa miró de nuevo el reloj. ¿Dónde estaría Andrew? El entrenador Butler debía haberlo dejado en el taller hacía más de una hora. Al principio Vanessa pensó que tal vez Andrew habría ido a la tienda de Zac sin su permiso. Pero nadie había respondido el teléfono. Dios santo, no podía permitir que Zac le dijera la verdad a su hijo; ella había mantenido en secreto la verdadera identidad de su padre; de modo que era su derecho y su obligación explicarle por qué le había mentido durante toda su vida.

Mike: Por fin he localizado al entrenador Butler.

Ness: ¿Y?

Mike: No te dejes llevar por el pánico -le dio un apretón en el hombro-. Hoy terminaron el entrenamiento temprano a causa de la lluvia, y el mismo entrenador llevó a casa a varios chicos. Pero no a Andrew.

Ness: ¡Oh, Dios mío! ¿Por qué no me llamó Andrew? ¿Crees que habrá vuelto a casa caminando?

Mike negó con la cabeza.

Mike: El entrenador dice que se fue con los padre de algún chico. Con los de Ben, seguramente.

Ness: ¡Teresa Flecher! -echó mano al teléfono-. Quizá Andrew se fue a casa con Teresa y Ben, y olvidó llamarme -marcó el número de su amiga y esperó-.

El corazón le latía cada vez más deprisa.

Teresa: ¿Diga?

Ness: Teresa, soy Vanessa. ¿Está Andrew en tu casa? -contuvo la respiración-.

Teresa: No. Lo dejé en el taller hace casi dos horas. Es peré hasta que lo vi entrar. ¿No está contigo?

Ness: No, no está aquí. No lo encontramos por nin guna parte.

Teresa: A lo mejor está con Zac. Ya sabes que Zac nos pidió que nos quedáramos con Andrew esta no che.

Ness: ¿Dices que lo viste entrar en el taller hace dos horas? -hacía dos horas, Zac Efron se había marchado hecho una furia... después de que ella le dijera que era el padre biológico de Andrew-. ¡Oh, Dios, no!

Teresa: Vanessa, ¿qué sucede?

Mike rodeó a su hermana con el brazo para darle apoyo. Al ver que le fallaban las rodillas, la sentó y tomó el auricular.

Mike: Teresa, soy Mike Montez. Andrew no está aquí. No lo hemos visto ni sabemos dónde encontrarlo. Estamos muertos de preocupación.

Teresa: No es propio de Andrew escaparse así. Cuando lo dejé en el taller, estaba bien. Es decir, no parecía enfadado ni nada por el estilo.

Mike: ¿Quieres hacerme un favor? -pidió-. ¿Por qué no llamas a los amigos de Andrew y les pregun tas si lo han visto?

Teresa: ¿Qué ocurre, Mike?

Mike: Tememos que Andrew haya oído cierta conver sación y esté disgustado. No puedo explicártelo ahora, pero...

Teresa: Muy bien. En cuanto haya hablado con los pa dres de los demás niños os diré algo. Y si Andrew aparece, avisad.

Mike colgó el auricular, se agachó y tomo las manos temblorosas de Vanessa entre las suyas.

Mike: No te derrumbes, hermanita. No sabemos con seguridad si Andrew escuchó la conversación.

Ness: ¿Por qué si no iba a irse de ese modo? Debe de estar muy disgustado... Oh, Mike, ¿y si alguien lo ha secuestrado?

Mike: Ni siquiera pienses en eso -le apretó las manos-. Quédate aquí, por si Andrew vuelve o llama por teléfono. Voy a dar una vuelta por el pueblo para ver si alguien lo ha visto.

Ness: Si oyó lo que Zac dijo, puede que lo haya malinterpretado. No sabemos qué pensar. ¿Qué he hecho?

Mike: No has hecho nada que pueda herir a Andrew. Si oyó parte de la conversación, tendrás que explicárselo todo cuando lo encontremos -soltó las manos de Vanessa y se incorporó-. Quizá deberías llamar de nuevo a Zac.

Ness: ¿Crees que Andrew habrá ido a buscarlo?

Mike: Es posible.

Vanessa asintió, esperando que Andrew estuviera con su padre. Jamás se había sentido tan aterrada. Si el pequeño no estaba con Zac, ¿adonde habría ido? ¿Y qué pensaría sobre Zac? ¿Sobre sí mismo?


Zac detuvo el Porsche, salió y se dirigió hacia la casa, con la lluvia calándolo hasta los huesos. Tras entrar en la cocina, cerró dando un portazo.

Había pasado tres horas conduciendo sin un destino en mente. Pero, por muy lejos o deprisa que condujera, no lograba escapar de la  verdad... Andrew Hudgens era hijo suyo, y Vanessa se lo había ocultado durante doce años.

Zac se desvistió en el dormitorio, dejó la ropa en el suelo y se metió en la ducha.

En parte, deseaba castigar a Vanessa por haberle negado a su hijo. Pero también deseaba estrecharla entre sus brazos... consolarla y decirle que entendía por qué le había mentido.

Tras salir de la ducha, buscó ropa seca, se puso apresuradamente unos tejanos y una camisa, y luego se echó en la cama.

Con los ojos clavados en el techo, revivió mental mente la escena. Oía con claridad el tono inseguro de Vanessa, veía el miedo que se reflejaba en sus ojos, notaba el dolor que sentía.

«¿De veras te habrías casado conmigo y renun ciado a la oportunidad de jugar al béisbol?»

¿Lo habría hecho? Que Dios lo ayudase, no lo sa bía. Ignoraba si habría sido capaz de tomar la deci sión correcta hacía doce años.

«Te amaba demasiado para negarte ese sueño.»

Zac no dudaba que Vanessa lo había dicho con el corazón. Ella lo amaba. Había sacrificado una vida junto a él por el bien de su futura carrera. Ha bía hecho lo que consideraba correcto... lo más ló gico, dadas las circunstancias.

Zac cerró los ojos. Por fin comprendía que la decisión de Vanessa había sido la mejor... para todos. No solo se había protegido a sí misma y a Andrew. También lo había protegido a él.

Era un milagro que Vanessa no lo odiase, que hu biese sido capaz de seguir amándolo en el trans curso de los años.

Pero, ¿por qué diablos no había sido sincera con él hasta ahora? ¿Por qué había esperado tantos me ses para decírselo?

«¡Porque seguía sin fiarse de ti, imbécil! Te lo ha dicho hoy porque por fin te ha otorgado su confianza, porque por fin está convencida de que has cambiado, de que eres un hombre capaz de comprender y perdonar.»

¿Y cómo diablos había reaccionado? Diciéndole cosas horribles. Culpándola. Yéndose de su lado en un ataque de rabia infantil. Actuando como el  bastardo egoísta que había sido siempre.

Zac se incorporó en la cama. Debía hablar con Vanessa. Poner remedio a la situación antes de que ella hablara con Andrew.

¿Cómo reaccionaría el niño? ¿Qué sentiría Andrew por su gran héroe... cuando descubriera la verdad? ¿Cuando supiera que, doce años antes, a su verdadero padre le importaba más su carrera que su propio hijo?

Oh, Dios, tenía que lograr que Andrew entendiese la situación. Deseaba que su hijo siguiera mirándolo y... sí, quería que Andrew llegara a amarlo.

Justo cuando Zac alargaba la mano hacia el teléfono para llamar a Vanessa, el aparato empezó a sonar.

Zac: ¿Diga?

Ness: Zac, ¿está Andrew contigo? -preguntó con voz temblorosa-.

Zac: No, no está aquí. ¿Sucede algo?

Ness: Andrew ha desaparecido -respondió ahogada por el llanto-. Suspendieron el entrenamiento por el mal tiempo, y Teresa Flecher dejó a Andrew en el taller hace unas dos horas. ¡Pero no lo encontramos!

Zac: Hace unas dos horas... Entonces, puede que oyera nuestra conversación.

Ness: Sí, es posible. Y no sabemos exactamente cómo habrá interpretado lo que oyó. Oh, Zac tengo miedo. Andrew nunca ha...

Zac: ¿Dónde estás, en casa o en el taller?

Ness: En el taller, aunque Mike se está preparando para llevarme a casa. Ha buscado por todo el pue blo. Nadie ha visto a Andrew.

Zac: Me reuniré contigo en tu casa. Y no te preocupes. Lo encontraremos.


Andrew se adentró aún más en el bosque. Los piececitos se le hundían en el barro, y las lágrimas se le deslizaban por las mejillas, mezclándose con el agua de la lluvia. No sabía adonde iba. Solo dese aba alejarse, escapar... para no ver nunca más a Zac Efron. Tampoco quería ver a su madre. Le ha bía mentido. Le había dicho que Drew Hudgens era su padre. ¿Por qué?

«¡Porque sabía que Zac Efron no te quería, por eso!»

Andrew tropezó con la rama de un árbol caído, perdió el equilibrio y cayó de bruces en el barro. La pelota y el guante de béisbol se le cayeron de las manos. La boca y la nariz se le llenaron de barro. Tosió y escupió conforme volvía a incorporarse, so llozando.

Entonces alzó la mirada y contempló el cielo gris de la tarde. Pronto oscurecería. No podía quedarse allí. Si se quedaba, seguramente lo encontrarían. Debía seguir caminando y alejarse lo máximo posi ble de Crooked Oak antes de que anocheciera.


Vanessa abrió la puerta y Zac la abrazó al ins tante.

Zac: ¿Se sabe algo de Andrew? -preguntó al tiempo que rodeaba la cintura de Vanessa con el brazo y ce rraba la puerta-.

Mike: Hemos llamado a todo el mundo -explicó-. Y he pedido a sus amigos que nos llamen enseguida si tienen noticias de él. Nadie ha visto a Andrew desde que Teresa Flecher lo dejó en el taller.

Zac miró a Vanessa. Tenía los ojos hinchados y enrojecidos.

Ness: Oh, Zac -sollozó-. ¿Y si... y si...?

Él la abrazó y le frotó la espalda con ternura. Enterrando el rostro en su cuello, susurró:

Zac: Dios, cariño, ¿qué dije que pueda haberle disgustado? No recuerdo bien la conversación. Estaba tan furioso y dolido, que... Si nos oyó discutir malinterpretó algo de lo que dije...

Vanessa le tapó la boca con la mano.

Ness: Creo que podemos estar seguros de que oyó parte de la conversación, si no toda. Así pues, sabe que tú eres su padre biológico, y que yo le he mentido desde siempre.

Zac entrelazó los dedos con los suyos.

Zac: No te culpes. Si alguien tiene la culpa de lo sucedido, soy yo.

Ness: Zac...

Zac: Si no hubiera reaccionado así cuando me lo dijiste, Andrew no habría huido. Sabe Dios lo que pensará de mí... lo que tú pensarás de mí -condujo a Vanessa hasta el sofá y se sentó a su lado-.

Ness: Tenías todo el derecho del mundo a enfadarte -musitó-. Debí haberte dicho la verdad hace meses.

Mike carraspeó. Vanessa y Zac lo miraron.

Mike: Mi hermana hizo lo que consideró correcto. Sacrificó su felicidad por tu bien y por el de Andrew.

Ness: Mike, por favor, no... -intentó acallar a su hermano-.

Zac: No pasa nada, cariño. Mike tiene razón. Comprendo por qué lo hiciste. Creo que lo entendí cuando me lo dijiste, pero estaba tan do lido y confuso, tan lleno de culpa, que intenté res ponsabilizarte a ti de todo -tomó el rostro de Vanessa entre sus manos-. Hiciste lo que conside raste mejor... para ti, para mí y para Andrew.

Ness: ¿Lo crees de veras? -los ojos se le llena ron de lágrimas-. No imaginas con cuánta desespe ración deseaba decirte que estaba embarazada de ti. Pero quería que tuvieras tu oportunidad. No po día... no podía... -Zac la estrechó entre sus brazos. Ella recostó la cabeza en su pecho y rompió a llorar. Él la con soló, diciéndole una y otra vez que no debía cul parse-. Tendremos que avisar a Scott -dijo una vez que se hubo calmado un poco-.

Zac: Sí, cariño. Necesitamos ayuda para encontrar a Andrew -al ver que Vanessa hacía gesto de levan tarse, Zac la detuvo-. No, tú quédate aquí e in tenta tranquilizarte. Yo llamaré a Scott. Soy el pa dre de Andrew, y ya es hora de que empiece a comportarme como tal.

Al cabo de una hora, Scott Speer había or ganizado la búsqueda, y la mitad de los hombres de Crooked Oak, algunos con sus perros de caza, acu dieron a casa de Vanessa. Scott, Mike y Zac divi dieron a los hombres en tres grupos e iniciaron la búsqueda partiendo del taller.

Ashley Speer y Teresa Flecher permanecieron junto a Vanessa y la ayudaron a atender el teléfono. Conforme transcurrían las horas y la tarde dejaba paso a la noche, la tormenta fue empeorando. Vanessa se paseaba sin cesar por la habitación y, a pe sar de la compañía de sus dos amigas, se sentía completamente sola. La puerta principal se abrió de golpe.

Zac y Bill Flecher se secaron los pies en el felpudo y luego pasaron al cálido interior de la casa. Vanessa se acercó corriendo a Zac.

Ness: ¿Lo habéis encontrado?

Zac meneó la cabeza.

Zac: No.

Ness: ¡Oh, Dios mío! -se derrumbó en sus brazos-. ¿Dónde estará? ¿Qué puede haberle pasado?

Las lágrimas brillaron en los ojos de Zac. Se mordió el labio inferior.

Zac: Andrew está bien. Es preciso. Y vamos a encontrarlo.

Bill: Hemos vuelto para secarnos y tomar algo de café. Luego seguiremos buscando y le tocara al grupo de Mike -explicó-.

Ness: Quiero ir con vosotros cuando reanudéis la búsqueda -dijo agarrando las solapa de la chaqueta de Zac-.

Zac: Cariño, no puedes hacer nada. Prefiero que te quedes aquí -la miró a los ojos y comprendió que no podía negarle su deseo-. Está bien. Vendrás conmigo y encontraremos a nuestro hijo juntos.


Horas más tarde, Zac acompañó a Vanessa al cuarto de baño, le quitó la ropa empapada, se desvistió y luego se dio una ducha caliente junto a ella. Tras secarse y secar a Vanessa, la llevó al dormitorio, le puso un camisón y la echó en la cama. Vanessa observó como Zac entreabría la puerta para dar la ropa mojada a Bill Flecher.

Bill: La meteré en la secadora ahora mismo. Ashley os trae unos bocadillos y sopa, de modo que será mejor que te pongas algo encima.

Zac agarró una sábana de la cama y se la ató en la cintura.

Zac: Bien, dile que pase.

Ashley entró con una enorme bandeja llena de comida y la depositó encima de la cama.

Ash: Será mejor que comáis algo, aunque no tengáis hambre -abrazó a Vanessa-. Dondequiera que esté Andrew, seguro que se encuentra bien.

Vanessa deseó creer a su amiga. Pero Andrew era un niño pequeño. Solo tenía once años. ¿Y si al guien lo encontraba y le hacía daño? ¿Y si algún animal salvaje lo atacaba? ¿Y si una serpiente vene nosa lo mordía? ¿Y si...?

Vanessa se estremeció, presa de un escalofrío. Ashley volvió a abrazarla y luego, cuando Zac se sentó en el borde de la cama, se levantó para de jarlo a solas con Vanessa.

Ash: Procura que coma algo. Creo que no ha probado bocado desde que almorzamos ayer.

Una vez que Ashley hubo salido, Zac señaló la bandeja con la barbilla.

Zac: Ashley tiene razón. Debes comer un poco.

Ness: No puedo. Pero tú sí tienes que comer.

Zac: Quizá luego.

Ness: Cuando encontremos a Andrew, nos... -prorrumpió de nuevo en lágrimas-.

Zac la recostó en la cama, se tumbó junto a ella y la abrazó hasta que ambos se quedaron dormidos.

Al amanecer, dos horas más tarde, Zac se des pertó con un sobresalto. Cuando se incorporó brusca mente, Vanessa se despertó también y emitió un grito.

Ness: ¿Qué ocurre?

Zac: No lo sé -temblaba convulsivamente-. Es Andrew. No me preguntes cómo, pero lo sé.

Ella lo rodeó con los brazos y recostó la cabeza en su espalda.

Ness: Lo... lo han encontrado, ¿verdad?

Zac: Sí, creo que sí... O están a punto de encontrarlo. Lo presiento.

Ness: Yo también -musitó-.

Zac salió de la cama y vio que, mientras dormían, alguien había retirado la bandeja,dejando en su lugar la ropa seca. Sin pérdida de tiempo, Vanessa rebuscó en el armario, agarró un mono, y ambos se vistieron a toda prisa.

Alguien llamó con suavidad a la puerta, y a continuación Ashley asomó la cabeza.

Ash: Scott está aquí. Tiene noticias.

Vanessa y Zac bajaron apresuradamente al salón, donde Scott Speer esperaba acompañado de dos de sus ayudantes.

Ness: ¿Lo habéis encontrado? -preguntó mirando al sheriff con aire suplicante-.

Scott: Hemos encontrado su guante y su pelota firmada por Zac.

Ness: ¿Seguro que son los de Andrew?

Scott: Sí. Los hemos encontrado en el bosque, aproximadamente a un kilómetro de la vieja cantera de piedra. Las huellas que hemos detectado conducen directamente a la cantera.

Ness: Oh, Scott, no crees que se haya metido allí ¿verdad? -juntó las manos como si se dispusiera a rezar-. Con todo lo que ha llovido, la cantera estará llena de agua, y...

Zac la abrazó.

Zac: Ni siquiera pienses en eso.

Scott: La verja estaba cerrada, y no hemos visto señal de Andrew. Pero eso no significa que no haya encontrado la forma de colarse. Algunos hombres se disponían a cortar la cadena de la verja  para entrar y echar un vistazo.

Ness: Por favor, tenemos... tenemos que encontrarlo -se aferró a Zac-. Quiero ir a la cantera, Zac. Ahora mismo.

Zac: Muy bien. Iremos -se giró hacia Scott-. ¿Vas a llevarnos?

Scott hizo un gesto afirmativo, y luego siguió a los padres de Andrew hacia el porche. El amanecer teñía de naranja el horizonte. Una fría brisa mecía las copas de los árboles. A lo lejos, unos perros empezaron a aullar.




¡Qué angustia! Espero que hayan encontrado por fin a Andrew.

El próximo capi será clave. ¡No os lo perdáis!

¡Thank you por los coments y las visitas!
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¡Un besi!


2 comentarios:

Maria jose dijo...

OMG!!! Que angustia por Vanessa
Andrew sigue sin aparecer
Pobre niño y pobre de zac y Vanessa
Solo espero que no le pase nada
Sigue la novela
Este capítulo me gusto mucho

Síguela!!!!!!

Sara dijo...

Que angustia durante todo el capitulo!!!!
Pobre Andrew, espero que lo encuentren pronto y solucionen las cosas porque piensa que Zac no le quiere... Me ha gustado mucho como ha actuado Zac, a comprendido las razones de Vanessa y la a perdonado aunque supongo que igual tienen alguna conversacion pendiente...
Me has dejado preocupada en este capitulo!!!
Espero el siguiente, siguela pronto.
Besos

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