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lunes, 15 de junio de 2015

Capítulo 10


Ash: Pasa -saludó a Vanessa y luego se apartó para dejarla entrar en su casa-. El almuerzo esta listo. Me pasé por Pete's y compré patatas rellenas y una tarta helada de limón.

Vanessa entró en el acogedor salón, decorado con antigüedades que Ashley había heredado de su tía.

Ness: Dado que vamos a tener una conversación seria, la tarta de limón me parece ideal.

Ashley esbozó una débil sonrisa.

Ash: He preparado la mesa de la cocina -cruzó el pasillo en dirección a la cocina, amplia y confortante-. No puedo creer que esté así de nerviosa por el simple hecho de que vayamos hablar.

Ness: ¿Está todo listo, o quieres que te ayude? -inquirió-.

Ash: No, tú siéntate. Tengo café recién hecho. ¿Puedes creerlo? Vamos a tomar las mayores decisiones de nuestra vida sentadas aquí, en mi cocina.

Vanessa alargó los brazos y tomó las manos de Ashley.

Ness: Escúchame, amiga mía, todo nos irá bien. A las dos. Ya sé lo que tengo que hacer. Y creo que tu también lo sabes. Solo es cuestión de apoyarnos mutuamente. ¿De acuerdo?

Ash: Sí. Supongo que sí. Es lo que Scott desea, pero no estoy segura de poder hacerlo. Sí el supiera lo que sentía por... -se giró, entrelazó los dedos y respiró hondo. Luego, con manos mas firmes, sirvió un par de tazas de café y se sentó a la mesa-. Bueno, ¿quién empieza? ¿Tú o yo?

Ness: Podríamos comer antes, y...

Ash: Tú primero. Por favor.

Vanessa odiaba ver a Ashley, por lo general una mujer fuerte y decidida, hecha un manojo de ner vios. No obstante, su dilema le hizo comprender que todo el mundo tenía problemas, muchos de ellos aparentemente insuperables. Las decisiones que tomaran ese día afectarían al resto de sus vidas y las vidas de sus hijos.

Ness: Muy bien, empezaré yo. Lo tengo decidido. Debo hacer acopio de valor y contarle a Zac la verdad.

Ash: Creo que tal vez te preocupas por nada. Al fin y al cabo, Zac parece estar loco por Andrew. En los últimos meses se han hecho amigos inseparables.

Ness: Lo sé. Y ése es uno de los motivos por los que no puedo seguir ocultándoles la verdad. A ninguno de los dos -pinchó una patata con el tene dor-. En el transcurso del verano, nos hemos con vertido en una familia. Solo falta que Zac se venga a vivir con nosotros.

Ash: Parece feliz con la vida que lleva en Crooked Oak, ¿verdad? Y crees que te va pedir que te cases con él, ¿no es así? -añadió sal a sus patatas-.

Ness: Creo que se lo está pensando.

Ash: ¿Y por qué estás tan preocupada? ¿Crees de ve ras que Zac se disgustará cuando sepa que Andrew es hijo suyo?

Ness: No, creo que se volverá loco de alegría. Pero también creo que me odiará por haberle mentido -pasó las yemas de los dedos por el suave mantel-. Temo cómo pueda reaccionar. Y que nuestra relación pueda verse afectada. ¡Y Andrew! ¿Cómo le afectará la noticia? ¿Cómo reaccionara al saber que Zac es su padre?

Ash: Bueno, puedes seguir ocultando la verdad. Después de todo, Andrew y Zac seguirán llevándose igual de bien.

Vanessa suspiró.

Ness: Todo era tan sencillo antes de que Zac regresara a Crooked Oak. Creí que Andrew y él nunca llegarían a conocerse. Pero ahora todo ha cambiado. Zac es una parte importante de nuestras vidas.

Ash: No puede reprocharte que no se lo dijeras -alzó la taza y tomó un sorbo de café-. Te casaste con Andrew y guardaste el secreto para proteger a Zac... para que tuviera la oportunidad de jugar al béisbol en la universidad. Debería agradecerte el enorme sacrificio que hiciste por él.

Ness: Espero que lo vea así. Cuando se lo haya dicho a Zac, quiero que ambos le demos juntos la noticia a Andrew.

Ash: ¿Y cuándo piensas hablar con él?

Ness: Esta tarde. Le he pedido que vaya al taller -se tamborileó en los labios con la punta de los dedos-. Quiero que Mike esté cerca, por si acaso.

Ash: ¿Por si acaso qué?

Ness: Por si me derrumbo. Por si Zac decide matarme. Por si me acobardo en el último momento.

Ash: ¿Me llamarás para decirme cómo ha ido todo? -alargó el brazo y tomó la mano de Vanessa-.

Ness: Te lo prometo. Reza por mí, ¿de acuerdo?

Ash: Trato hecho.

Ness: Acabemos de comer antes de... Necesito  fuerzas para hablar.

Terminaron de almorzar en silencio, y por fin Ashley colocó la tarta en la mesa. Tras devorar el delicioso postre de limón helado, Vanessa dijo:

Ness: Muy bien. Te toca. Recuerda que la confesión es buena para el espíritu.

Ash: ¡Oh, Dios mío, tengo la sensación de ir a confe sarme de veras!

Ness: Nadie más lo sabrá. Solo Scott, los médicos, tú y yo. Y Dios, por supuesto.

Ash: Alex lo sabrá.

Ness: Puede que Alex no acceda a hacerlo. Quizá re chace la propuesta de Scott.

Ash: ¿Y si no accede? ¿Y si Scott no lo convence de que... done su esperma...? Podríamos recurrir a la adopción. Le he dicho a Scott que no me importa esperar unos años, ni adoptar a un niño mayor. Pero él insiste en que es mejor así. De ese modo el hijo será verdaderamente nuestro. O mío, al me nos. Y podremos vivir juntos el período del emba razo, el nacimiento, y...

Ness: ¿Qué te parecería la inseminación artificial si Scott aceptara a un donante anónimo?

Ash: No estoy segura, pero no creo que tuviera tan tas dudas -se levantó y quitó rápidamente la mesa-. Pero Scott se niega. Desde que los médi cos le comunicaron que es estéril, hemos intentado solucionar el problema. Pero no creen que haya es peranza. Y desde que aceptó el hecho, Scott solo ha pensado en pedirle a Alex Efron que done su esperma para una inseminación artificial.

Ness: ¿Y por qué cree que Alex aceptará?

Ash: Scott dice que Alex y él harían cualquier cosa el uno por el otro. Que si fuera al revés, él lo haría por Alex.

Vanessa ayudó a Ashley a llenar el lavavajillas. Co locó la mano en el hombro de su amiga.

Ness: Es irónico, ¿verdad? Si accedes, y Alex acepta participar en el plan de Scott, tendrás un hijo del hombre al que siempre has amado en secreto.

Ashley se retiró bruscamente de Vanessa. Los ojos se le llenaron de lágrimas.

Ash: ¡Yo no amo en secreto a Alex Efron! Y el hijo sería de Scott.

Ness: Ya sabes lo que opinaba de que te casaras con Scott, pero preferí no entrometerme. Al fin y al cabo, yo también me case por motivos egoístas con un hombre al que no amaba. ¿Cómo podía convencerte de que no te casaras con el mejor amigo de Alex?

Ash: Nadie podría haberme convencido. Ya tenía más de treinta años, y deseaba casarme y formar una familia. De adolescente me enamoré locamente de Alex Efron, pero eso fue todo. Seguro que ni se acuerda de mi nombre. Para él, solo soy la esposa de Scott.

Ness: Bueno, ¿y qué piensas hacer? -inquirió-.

Ash: Complacer a mi marido. Le debo mucho a Scott. Es un hombre tan bueno, tan tierno, y...

Ness: Y te sientes culpable de no estar enamorada de él.

Ash: Me conoces demasiado bien.

Ness: Si lo haces, ¿podrás vivir con las consecuencias? Sé lo que es mirar a un hijo a diario y ver en él a su padre. Sé cuánto duele mantener la verdad en secreto.

Ash: Es lo que Scott quiere.

Ness: ¿Pero es lo que quieres tú?

Ash: Sí. Que Dios me ayude.

Vanessa se acercó a Ashley y la abrazó mientras lloraba.


Zac cerró la puerta de la tienda y se dirigió silbando hacia el coche. El día era triste y gris, y unos oscuros nubarrones se arremolinaban en el cielo. Septiembre acababa de comenzar, pero el otoño ya anunciaba su inminente llegada.

A pesar del clima, Zac se sentía feliz y ra diante. Nada, absolutamente nada, podía hacerle perder el buen ánimo.

Tras sentarse al volante del Porsche, palpó el bolsillo de su chaqueta para asegurarse de que la cajita de terciopelo seguía allí. No pensaba ver a Vanessa hasta la noche, e incluso tenía planeado lle varla a Nashville a cenar, pero ella lo había llamado hacía un par de horas para pedirle que fuera al ta ller.

«Tenemos que hablar -había dicho-. Debo de cirte algo muy importante».

Su voz parecía extrañamente tensa y triste, pero fuera lo que fuese lo que le sucedía, desaparecería al instante cuando él le hiciera la gran pregunta. Por muy preocupada que estuviera, lo olvidaría en cuanto le pidiera que se casara con él.

Zac había llegado a comprender, en el trans curso de los meses, que deseaba pasar el resto de su vida junto a Vanessa Hudgens.

Se sacó la pequeña caja del bolsillo, la abrió y contempló el anillo de rubíes y diamantes. Deseaba que la noche fuese perfecta. Una noche que Vanessa no olvidase jamás.

Era extraño cómo la mujer adecuada podía cam biar la vida de un hombre, se dijo mientras volvía a guardar la cajita. Nunca se había visto a sí mismo como marido y como padre. Hasta que Vanessa y Andrew le abrieron los ojos. La verdadera felicidad consistía en amar y ser amado.

Era un bastardo con suerte al haber encontrado a una mujer como Vanessa. Y Andrew era un regalo del cielo. Un hijo que prácticamente adoraba a su padre. Cuando su carrera se truncó, a raíz del accidente, pensó que todo había terminado. Pero se equivocaba. Jamás volvería a ser un deportista estrella, pero no se sentiría solo o desdichado mientras tuviera a Vanessa y a Andrew.


Ness: Quiero hablar a solas con Zac. Pero no te alejes mucho. No sé si tendré valor para acabar con esto de una vez, pero ignoro como reaccionará Zac si logro decirle la verdad.

Mike: Estás haciendo lo correcto. Debiste hacerlo hace muchos años.

Ness: No me reprendas ahora. Ya tengo bastante con lo que me espera.

Mike abrazó a su hermana.

Mike: Todo irá bien. Créeme. No importa como reaccione al principio, seguro que acaba entendiendo que lo hiciste por su bien.

Ness: ¿De veras, Mike? ¿Lo hice para no arruinar su carrera, o porque temía que nos rechazara a mí y a su hijo?

Mike: Ahora eres tú la que se reprende a si misma.

Vanessa vio por la ventana cómo Zac detenía el Porsche y abría la portezuela.

Ness: Ya está ahí -le dijo a Mike-.

Mike: Cerraré la puerta principal y pondré el cartel de «Cerrado». Así tendréis la intimidad necesaria.

Ness: Quédate cerca, ¿de acuerdo?

Mike: Quizá ambos hayamos subestimado a Zac Efron. Hoy descubriremos de qué está hecho en realidad.

Mike saludó a Zac mientras salía de la oficina. Vanessa se levantó, se alisó los pliegues de la falda y luego entrelazó nerviosamente los dedos. Zac se acercó a ella y la besó.

Zac: Qué guapa estás hoy.

Ness: Gracias. Últimamente me maquillo para venir a trabajar, y me he comprado ropa nueva.

Zac: No estoy hablando del maquillaje o la ropa -le frotó el cuello con la nariz-. Hablo de ti.

Ella sonrió tímidamente.

Ness: Zac, debemos hablar seriamente, y no puedo concentrarme teniéndote tan cerca.

Él la soltó, retrocedió unos cuantos pasos y se dejó caer en la silla. Sin dejar de sonreírle, cruzó los brazos sobre el pecho.

Zac: ¿Así está mejor?

Ness: Sí. Gracias.

Zac: Muy bien. ¿Qué era eso tan urgente que no po día esperar a esta noche? -inquirió-. He he cho planes muy especiales, ¿sabes?

Ness: Zac, tenemos que hablar sobre Andrew.

Él la miró inquisitivamente.

Zac: ¿Sobre Andrew? Creía que todo iba bien. Somos buenos amigos, y...

Ness: Sois mucho más que buenos amigos.

Zac: ¿Aún te preocupa que Andrew me vea como a un padre? Porque, si ése es el problema, tengo la solución perfecta.

Vanessa empezó a pasearse.

Ness: La única solución es que me escuches con aten ción y trates de ser comprensivo.

Zac: ¿Acaso no me has oído, cariño? Tengo la solu ción de todos nuestros problemas. Pero prefiero es perar a esta noche y hacerlo bien.

Ness: ¿De qué estás hablando, Zac?

Zac: De nuestro futuro. Deseo ser algo más que el mejor amigo de Andrew -metió la mano en el bolsillo de su chaqueta-. Pero no quiero pedirte que seas mi esposa aquí en el taller.

Ness: ¿Que sea tu esposa? -sintió que le faltaba la respiración-.

¿Lo había oído bien? ¿Había dicho lo que ella creía?

Zac: Sí, mi esposa -se levantó de la silla la agarró de la cintura y empezó a dar vueltas por la oficina-. Pero no te lo pediré aquí y ahora. Tengo planeada una velada muy romántica. Los Flecher han accedido a que Andrew duerma en su casa. Pasaremos la noche en Nashville y lo recogerémos mañana. ¿Qué te pasa, cariño? Estás muy seria.

Ness: No sabía que fueras a pedirme...

Zac: Si estás sorprendida, debiste verme en el momento en que comprendí que deseaba pasar el  resto de mi vida contigo, y...

Vanessa le tapó la boca con la mano.

Ness: No. Espera, por favor. No sigas hablando. Tengo algo que decirte. Algo que debí haberte dicho hace doce años.

Zac: Creí que el pasado había quedado atrás. Que habíamos enterrado todos los fantasmas y comenzado de nuevo.

Ness: Andrew cumplió once años el pasado marzo.

Zac: ¿Andrew nació... en marzo?

Ness: Sí. A los seis meses y dos días de haberme casado con Drew.

Zac: Estabas embarazada cuando te casaste con Andrew.

Ness: Sí.

Zac: Pero no estabas embarazada de él.

Ness: No.

Zac: Entonces, Andrew es... Andrew es...

Ness: Hijo tuyo.

Zac sintió como si acabaran de asestarle un hachazo en la cabeza. Andrew era suyo. Dios santo, debió haberlo sabido. Cada vez que lo veía jugar al béisbol. Cada vez que miraba al pequeño. Había sido un estúpido al descartar sus sospechas como simples estupideces. Había confiado en Vanessa como en ninguna otra persona. Era la mujer más honesta que había conocido. Pero...

Zac: ¡Me mentiste! Permitiste que creyera que... ¿Y Andrew Hudgens? ¿Lo sabía? ¿O a él también lo enga ñaste?

Ness: Andrew lo sabía. Un día me encontró llorando y me preguntó qué sucedía. No sé cómo... le conté la verdad. Y él... él fue tan amable y comprensivo... Propuso casarse conmigo y cuidar de mí y de mi hijo.

Zac: Nuestro hijo. Dejaste que otro hombre reclamase la paternidad de mi hijo. ¿Cómo fuiste capaz?

Ness: No tuve más remedio. Tú no me amabas, ni de seabas estar conmigo...

Zac: Pero tenía derecho a saberlo. Debí ser yo quien se ocupara de ti y de Andrew. Quien se casara con tigo.

Ness: ¿Lo habrías hecho? ¿De veras te habrías casado conmigo y renunciado a la oportunidad de jugar al béisbol? Lo creas o no, Zac, te amaba demasiado para negarte ese sueño -le tendió las manos en un gesto de súplica-.

Él la miró con rabia. Tensó la mandíbula. Le da ban ganas de estrangularla. ¡Maldita fuera por ha ber jugado así con sus vidas!

Zac: Si me amabas tanto, ¿cómo pudiste negarme a mi hijo?

Ness: Creí hacer lo mejor para todos. Tú no me ama bas. Drew Hudgens sí. Y habrías tenido que dejar la universidad, trabajar para mantener a una esposa y a un hijo.

Un trueno rugió en el cielo. Al cabo de unos se gundos, un relámpago iluminó el horizonte. Solo entonces Vanessa reparó en que estaba lloviendo.

Zac: Quizá tengas razón. En aquel entonces, yo era un jovenzuelo egoísta y no tenias ningún motivo para confiar en mí.

Un diminuto rayo de esperanza brilló en el corazón de Vanessa.

Ness: No quería arruinar tu vida. No fue tu intención dejarme embarazada. Utilizaste un preservativo. Intentaste protegerme.

Zac: ¿Por qué no me lo dijiste cuando regresé a Crooked Oak, la pasada primavera?

Ness: Seguía sin confiar en ti -confesó-.

Zac: ¿Qué creías? ¿Que no iba a importarme que Andrew fuera hijo mío? ¿Que en mi vida no había sitio para un niño? Hace doce años estabas segura de que no os quería ni a ti ni a Andrew, y me ocultaste el secreto. ¿Por qué piensas que ahora las cosas no son diferentes?

Ness: Zac, por favor. Ahora estoy segura de que eres un hombre distinto. Si no lo creyera, jamás hubiera dicho lo de Andrew.

Zac arrojó al suelo todos los papeles y los objetos de la mesa de Vanessa. Maldijo en voz alta.

Ella permaneció inmóvil, paralizada por el dolor, mientras lo veía salir como una exhalación de la oficina.

Andrew Hudgens estaba escondido en un taller. Al observar cómo Zac se subía en el Porsche y se alejaba, su delgado cuerpecito empezó a temblar, y las mejillas se le llenaron de lágrimas.

No habían reparado en su presencia, que había estado escuchando, que lo había oído todo.

El entrenador había mandado a los chicos a casa al ver que el cielo amenazaba lluvia, y la madre de Ben había dejado a Andrew en el taller.

«¡Andrew es hijo mío! Estabas segura de que no os quería ni a ti ni a Andrew. No os quería ni a ti ni a Andrew. No quería a Andrew.»

Zac Efron era su padre. No Drew Hudgens. Zac Efron. Y Zac no lo había querido. Su madre había estado tan segura de que Zac no lo quería que se casó con otro hombre.

«¿Por qué piensas que ahora las cosas no son diferen tes?»

Zac seguía sin quererlos a él y a su madre. No los amaba. ¡Maldito fuera! ¡Maldito fuera Zac Efron!

Andrew salió del taller y echó a correr bajo la llu via. No sabía adonde iba, pero de algo sí estaba se guro... ¡no quería volver a ver a Zac Efron en toda su vida!




Zac se lo ha tomado mal, ya se veía venir. Pero Andrew se lo ha tomado peor =S

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3 comentarios:

Sara dijo...

Oh Dios mio!!!!!! Estoy aun nerviosa por el capi, ha sido realmente bueno, mucho mejor de lo que esperaba.
Como era de esperar Zac se lo ha tomado mal pero Andrew... Pobre Andrew lo que ha tenido que escuchar. Espero que lo aclaren todo y quiera a Zac. La vida de Ness acaba de dar un giro de 360 grados...
Siguela pronto, quiero saber que pasa ahora. Estoy tan intrigada...
Besos

Unknown dijo...

Ay que capítulo!!!
Sabia que Zac se lo iba a tomar mal pero nunca imagine que el hijo de Ness se lo iba a tomar peor. Pobresito.


Ha sido un capi triste pero la verdad siempre sale a la luz.



Sube pronto

Maria jose dijo...

Ho no!!!! Andrew se lo tomo muy mal
Solo espero que no le vaya a pasar nada
Zac se fue y dejo a Vanessa!!!
Se que Vanessa estuvo mal por no decir la verdad
Pero en verdad q va a sufrir cuando se de cuenta
Que andrew se fue
Síguela pronto por favor
Esta muy buena!!!!

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