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viernes, 19 de junio de 2015

Capítulo 12


Andrew se despertó al oír las voces. Hambriento y asustado y congelado de frío, se había acurrucado en un rincón de la barraca cercana a la cantera de piedra. Quiso escapar de Crooked Oak la noche anterior, pero había oscurecido y, cuando un rayo derribó un árbol a unos veinte metros de donde él se hallaba, decidió buscar un lugar seguro donde refugiarse. Tardó poco en darse cuenta de que estaba cerca de la vieja cantera. Había oído hablar a los hombres del pueblo, que solían bañarse de niños en el enorme agujero cuando se llenaba de agua de lluvia.

Al oír que las voces se acercaban, se asomó por la ventana y vio que cuatro hombres registraban la zona. ¡Lo estaban buscando!

Seguramente su madre había avisado a Scott al descubrir que había desaparecido.

Andrew abrió con cuidado el portón trasero y  corrió hacia el viejo agujero de piedra. Si conseguía llegar al otro lado de la cantera, podría deslizarse por debajo de la verja suelta, como hizo la noche anterior.

**: Me ha parecido ver algo -anunció uno de los hombres-.

*: ¿Dónde?

**: Allí. Mirad. Sí, es un niño.

*: ¿Andrew? -un hombre lo llamó-. Andrew Hudgens ¿Eres tú, chico?

¡Lo habían descubierto! No podía dejar que lo atraparan. No quería hablar con su madre. No po día. Aún no. Y su madre probablemente lo obliga ría a hablar con Zac. Pero él no deseaba oír lo que Zac tuviera que decirle. ¡Nunca!


Ness: ¿Y si ha entrado en la vieja cantera? ¿Y si se ha caído dentro? -miró a Scott, que estaba sentado a su izquierda y conducía. Zac, a su dere cha, le dio un abrazo tranquilizador-.

Scott: No sabemos si está allí o no. Ade más, aunque haya conseguido traspasar la verja, no tiene por qué acercarse al agua.

Ness: Pero era de noche. Quizá no se dio cuenta, y... -se detuvo antes de pronunciar las palabras que harían aún más reales sus temores-. Recuerdo lo que le pasó a Alex cuando erais niños. Yo era muy pequeña, pero todo el pueblo habló durante mucho tiempo sobre cómo le salvaste la vida.

Scott: No fue nada. De haber sufrido yo el calambre, Alex me hubiera salvado a mí -mantuvo los ojos fijos en la carretera-.

Zac: Siempre has sido muy modesto. Alex sabe que te debe la vida. Ha dicho más de una vez que haría cualquier cosa por ti.

Scott: Ahí está la cantera -anunció muy sonro jado-.

Vanessa observó que uno de los agentes situados junto a la entrada les hacía señas.

Scott detuvo el coche en el arcén de la carre tera y bajó la ventanilla.

Scott: ¿Qué sucede, Kendrick?

Kendrick: Lo hemos encontrado, señor -dijo el agente-.

Ness: ¡Lo han encontrado! -apretó la mano de Zac-. ¿Está... está...?

Kendrick: Está bien, señora. Físicamente, al menos. Esta lleno de barro y tiene la ropa destrozada, pero… pero no deja que nos acerquemos a él.

Zac: ¿Qué quiere decir? -inquirió-.

Kendrick: El niño está sentado en el filo del viejo agujero de piedra, y amenaza con saltar si alguien se acerca.

Ness: ¡Oh, Dios mío! -crispó los puños-. Dejadme salir de aquí. Voy a...

Zac: Cálmate, cariño. Andrew esta disgustado y furioso. Conmigo y quizá también contigo.

Scott: Zac tiene razón. Estoy seguro de que si Andrew saltara, podría mantenerse a flote el tiempo necesario para que lo rescatemos. Pero todos sabemos que la cantera es muy peligrosa, y cualquier cosa podría ocurrir si Andrew se tirara o se cayera por accidente.

Ness: Andrew sabe nadar muy bien. No se ahogaría -empujó a Zac con el hombro-. Quiero salir. Ahora mismo.

Zac abrió la portezuela, salió del coche y le tendió la mano a Vanessa. Ella aceptó su ayuda. Tras hablar brevemente con Scott, el agente se dirigió presuroso hacia el coche patrulla.

Scott: He pedido que venga un equipo de rescate por si acaso -explicó-.

Zac: Crees que Andrew está en apuros. ¿Qué es lo que no nos has contado? -inquirió-.

Scott: Vanessa, Andrew dice que no quiere veros ni a ti ni a Zac.

Ella lo miró con ojos llenos de inseguridad.

Ness: ¿Se lo ha dicho al agente?

Scott: Sí, dice que le has mentido y que no confía en ti -respondió agachando la cabeza-. Dice que no quiere ver nunca más a Zac. Que lo odia. Estamos tratando con un niño alterado emocionalmente y no podemos descartar la posibilidad de un suicidio.

Vanessa emitió un jadeo ahogado.

Ness: ¡Suicidio! Scott, estamos hablando de Andrew, no de un... de un...

Zac: Voy a hablar con él. Soy la persona a quien odia. A quien culpa de todo.

Vanessa le agarró el brazo.

Ness: ¿Qué vas a decirle?

Zac: Voy a decirle la verdad.

Ness: ¿Toda?

Zac: Sí.

Zac miró de reojo a Scott, quien asintió, y luego los tres se dirigieron hacia la vieja cantera. Cuando estuvieron cerca del cráter lleno de agua, uno de los agentes que vigilaban a Andrew bajó la pendiente y se acercó a ellos.

**: Señora Hudgens, su hijo está muy enfadado y asus tado -dijo, y a continuación se volvió hacia Zac-. No debería usted estar aquí, señor Efron.

Zac: Voy a subir ahí para hablar con él.

**: No creo que sea buena idea. Está muy disgus tado con usted. Sería capaz de...

Scott: El señor Efron subirá ahí a hablar con su hijo. Él y la señora Hudgens están de acuerdo.

Zac: Gracias, Scott -dijo, y a continuación se volvió para abrazar a Vanessa-.

Luego subió por la pedregosa y abrupta pen diente. Una vez en lo alto, vio a Andrew sentado en el borde del lado opuesto. El corazón se le tensó dolorosamente al contemplar a su hijo lleno de ba rro, con la ropa hecha jirones y tiritando de frío.

«Oh, Dios, por favor, ayúdame a elegir las palabras correctas. Ayúdame a hacerle comprender lo que pasó. A decirle exactamente lo que significa para mí.»

Zac: ¡Andrew!

El pequeño alzó la cabeza y lo miró con rabia.

Andrew: ¡Vete! ¡No quiero verte! ¡Te odio!

Zac: No voy a irme, Andrew.

Andrew: ¿Por qué no? Siempre acabas yéndote, ¿no? Te fuiste antes de que yo naciera. Y volverás a irte. Pero no nos importa. Mamá y yo no te necesitamos ¡No te queremos!

Zac: Pero yo sí os necesito a ti y a tu madre, Andrew. Os necesito y os quiero como jamás he querido a nada en el mundo.

Andrew: ¡Mentiroso! -se levantó bruscamente. Las rocas se desmenuzaron a sus pies y cayeron al agua-. Nunca me has querido. Ni me quieres ahora. Solo querías ser un jugador de béisbol famoso.

«¡Por favor, Señor! No permitas que mi hijo sufra por culpa de mis errores. No lo castigues a él. Castígame a mí.»

Zac: Andrew, yo no sabía que tu madre estaba embarazada cuando me fui del pueblo hace doce años -se sentó justo enfrente del niño-.

Andrew: ¡No te lo dijo porque sabía que no nos querías!

Zac: Sé por qué no me lo dijo. Tu madre pensó que sería lo mejor para los tres. Verás, Andrew, ella me quería, y...

Andrew: ¡Pero tú no la querías a ella! ¡Ni a mí! Y sigues sin querernos.

Zac: Cuando tenía dieciocho años, solo me quería a mí mismo. No merecía a una mujer tan maravillosa como tu madre, ni a un hijo estupendo como tú. Pero ya no soy aquel chico egoísta. Ahora soy otro hombre, Andrew.

El pequeño permanecía cerca del borde. Dema siado cerca. Las piernecitas le temblaban. Se tapó los oídos con las manos.

Andrew: ¡No quiero seguir escuchando tus mentiras!

Zac: No te estoy mintiendo, Andrew. Te prometo que digo la verdad. No, no amaba a tu madre hace doce años, ni sé si habría dejado el béisbol si me hubiera dicho que estaba embarazada. Probablemente no.

Andrew: Ahora sí dices la verdad.

Zac: Pero eso quedó atrás. Ahora todo es diferente. Hijo, yo te...

Andrew: ¡No me llames hijo! ¡Mi padre era Drew Hudgens! ¡Yo no soy hijo tuyo!

Zac: Tienes razón, Andrew. Drew Hudgens fue tu pa dre en lo fundamental. Te quiso y cuidó de ti cuando lo necesitabas. Pero la verdad es que yo soy tu padre biológico, y nada puede cambiar ese he cho.

Andrew: No quiero ser... tu hijo -la voz se le que bró a causa de la emoción-.

Zac: Te quiero, Andrew. Empecé a que rerte hace meses, antes de saber que eras hijo mío. ¿No puedes darme una segunda oportunidad?

Vanessa subió la pendiente y se acercó a Zac. Cuando Andrew vio a su madre, su mirada se centró en ella.

Ness: Andrew, por favor... -se mordió el labio inferior-.

Andrew: Me mentiste. Dejaste que lo ad mirase. Que pensara que era mi mejor amigo. Y tú sabías que era mi padre y que no me quería. Nunca me quiso.

Ness: Sí, te mentí -admitió-. Traté de prote gerte. Quizá lo que hice estuvo mal, pero... -tragó saliva-. Te quiero Andrew. Eres mi vida. Lamento mucho que descubrieras la verdad de ese modo. Esperaba que Zac y yo pudiéramos decírtela juntos.

Andrew: ¿Tú le crees? ¿De verdad piensas que es un hombre diferente? -inquirió-.

Ness: Sí, Andrew, le creo. Y me gustaría que tú también le creyeras. Zac te quiere y desea ser un padre para ti. Nunca volverá a dejarnos.

Andrew: ¿Y a ti, mamá? -miró directamente a Zac-. ¿También te quiere a ti?

Ness: No lo sé. ¿Por qué no se lo preguntas a Zac?

Andrew: ¿La quieres? ¿Quieres a mi madre? Y no me mientas.

Zac miró a Vanessa. Quizá hubiera mujeres más bellas. Más sensuales. Pero no para él. Vanessa era la mujer más perfecta del mundo. Solo estando con ella se sentía feliz. ¿La amaba?. Si por supuesto que la amaba. ¿Por qué había pensado siempre que amar a alguien era tan complicado. ¿Por qué había cuestionado sus propios sentimientos cuando sabía, en el fondo, que su amor por Vanessa era verdadero? Jamás podría querer a otra como la quería a ella. Era así de simple.

«Te quiero.»

Zac formó las palabras con los labios y, al ver que Vanessa sonreía, supo que las había captado. Se volvió hacia su hijo y le dijo:

Zac: Sí, Andrew. Quiero a tu madre. La quiero mucho y... tenía pensado pedirle que se casara conmigo anoche. Tengo el anillo aquí mismo -rebuscó en el bolsillo de su chaqueta y sacó la cajita de terciopelo-. ¿Lo ves? -abrió la caja y se lo mostró a Andrew-.

Andrew: ¿De veras que vas a pedirle que se case contigo? -miraba fijamente el anillo, con los ojos marrones llenos de lágrimas-.

Zac: Os quiero a ti y a tu madre más que a nada en el mundo. Si me dais una segunda oportunidad, os prometo que jamás volveré a fallaros. Nunca os abandonaré.

Andrew: No sé -dio un paso vacilante hacia sus padres, y luego se detuvo-. Como vuelvas a hacerle daño a mi madre, haré... haré que te arrepientas.

Vanessa temblaba de los pies a la cabeza. Infló las mejillas, tratando desesperadamente de contener las lágrimas. Su hombrecito. Su hijito valiente y protector.

Abrió los brazos.

Ness: Ven, Andrew. Por favor, cariño, volvamos a casa. Ya se arreglará todo.

Andrew: Está bien. Pero no prometo nada.

Como si contemplaran una pesadilla que no pudieran evitar, vieron cómo Andrew echaba a an dar hacia ellos, cómo las rocas que había a sus pies se desmoronaban... y lo arrastraban hacia el agua.

Vanessa gritó. Zac notó que el corazón dejaba de latirle un segundo. El cuerpo de Andrew descen día arrastrándose por el escabroso precipicio. Se dio en la cabeza con un saliente y finalmente desa pareció bajo el agua.

Ness: ¡Oh, Dios! -corrió hacia el borde-. Puede que esté inconsciente. Debo bajar a sacarlo.

Zac: Quédate aquí -la agarró por los hom bros y la zarandeó-. Yo sacaré a Andrew.

Zac bajó por la escarpada pendiente y luego se tiró de cabeza a la oscura profundidad de la ca verna llena de agua de lluvia.

Vanessa esperó, con el corazón en la garganta. Aquello no podía estar pasando. Las dos personas que más amaba en el mundo corrían peligro.

«Señor, danos una segunda oportunidad. No por mí, ni por Zac, sino por Andrew. Merece una familia.»

Zac salió a la superficie. Con las manos vacías. Solo.

«¿Dónde está Andrew?», gritó Vanessa en silencio. Scott Speer le colocó la mano en el hombro.

Scott: Ya ha llegado el equipo de rescate por el otro lado, donde el acceso es más difícil.

Zac tomó aire y volvió a sumergirse. Vanessa no era consciente de nada ni nadie a su alrededor. Todos sus sentidos estaban puestos en la superficie del estanque.

Finalmente, Zac volvió a salir. Andrew permanecía aferrado a su padre conforme salían trabajosamente del agua. El equipo de rescate los alcanzó enseguida.

Vanessa cayó de rodillas. Un caudal de lágrimas bañó su rostro.

**: Los dos están bien -anunció uno de los paramédicos-.

Scott puso en pie a Vanessa y la rodeó con el brazo para ayudarla a bajar por la pendiente.

Andrew abrió los ojos y miró a su madre.

Andrew: Me ha salvado, ¿verdad? No recuerdo qué pasó. Debí de golpearme en la cabeza al caer. Solo recuerdo que caí, y que Zac me sacó del agua.

Ness: Oh, Andrew, temía tanto haberte perdido -acarició las mejillas de su hijo, y luego lo besó una y otra vez-.

Andrew: ¿Dónde está Zac?

Vanessa miró en torno y vio a Zac a unos cuantos metros, con una toalla sobre sus hombros. Sus miradas se encontraron. Ella le hizo una señal para que se acercara.

Ness: Está aquí.

El niño trató de levantar la cabeza, pero el mé dico se lo impidió con un suave gesto.

**: Probablemente hayas sufrido una conmoción, jovencito. Quiero que sigas tumbado hasta que te examinemos en el hospital.

Andrew: No quiero ir al hospital.

Ness: Pero irás -utilizó su tono de voz más au toritario-.

Andrew: ¡Pero quiero ver a Zac!

Zac: Estoy aquí, campeón -se introdujo en la ambulancia junto a Vanessa-.

Andrew: Diles que no hace falta que vaya al hospital -gi mió-. Estoy bien. Solo tengo unos ara ñazos. Dile a mamá que somos tipos duros y que los hospitales son para los blandengues.

Zac: Quizá seamos duros, pero hasta los tipos duros como nosotros debemos complacer a la mujer que amamos, ¿verdad? Tu madre se sen tirá mejor si vamos al hospital para que nos echen un vistazo.

Andrew: ¿Tú también vas a ir? -giró la cabeza para ver mejor a Zac-.

Zac: Claro que sí. No puedo permitir que tu madre se preocupe por mí.

Andrew: De acuerdo. Entonces, iré -miró a su madre-. Eh, no llores. Los dos estamos bien.

Ness: Lo sé. Lloro de felicidad -recostó la me jilla en el pecho de Zac-.

Él la rodeó con sus brazos, miró a Andrew y le guiñó un ojo.

El pequeño le devolvió el guiño. Zac miró ha cia otro lado, pues los ojos se le habían llenado de lágrimas. Dios santo, qué cerca había estado de per der a su hijo.

Vanessa sintió sus lágrimas conforme le caían so bre la mejilla. Alzó la cabeza y miró a Zac. Estaba llorando. El hombre grande y duro del que se había enamorado años atrás estaba realmente llorando.


Andrew: Muy bien, sonreíd los dos -apuntó con la cámara a sus padres, que lo miraban con una sonrisa de oreja a oreja. Hizo la foto-. Ahora levanta la mano y enseña el anillo.

Vanessa alzó la mano izquierda, donde tenia puesto el anillo de compromiso que le había regalado Zac.

Ness: ¿Cuántas fotografías más piensas tomar? Ya casi has gastado el carrete.

Andrew: Queréis tener un buen álbum de fotos ¿no? -respondió mientras volvía a accionar la cámara-.

Agarrando a Vanessa por la cintura, Zac agachó la cabeza y le susurró al oído:

Zac: Ojalá la boda fuera mañana. Estoy harto de pasar las noches solo en mi casa.

Ness: Podrás esperar otras tres semanas. Debemos ser un buen ejemplo para nuestro hijo, ¿recuerdas?

Zac: Ya empieza a aceptarme, ¿verdad?

Ness: Llevará tiempo, pero al final acabará aceptándote del todo. Algún día, serás realmente su padre.

Zac: Pues estoy deseando que ese día llegue. Me perdí los primeros once años de su vida. No quiero perder ni un solo minuto a partir de ahora.

Ness: Creo que él lo sabe.

Zac: Sí, yo también. Me pregunto qué diría si le pido que sea mi testigo de boda.

Ness: Oh, Zac. Qué idea más bonita. ¿Por qué no se lo preguntas, a ver qué responde?

Zac llamó al pequeño, que tomaba fotos de los demás invitados a la fiesta de compromiso.

Zac: ¿Puedes venir un momento, campeón?

Andrew: Sí, claro. ¿Qué sucede? -inquirió mien tras se acercaba a sus padres-.

Zac: Sabes que solo faltan tres semanas para la boda, y... bueno, Ashley será la dama de honor de tu ma dre, y... Te lo diré directamente. El novio necesita un testigo.

Andrew: Tienes dos hermanos, ¿no?

Zac: Sí, pero esperaba que mi hijo... es decir, espe raba que tú aceptaras ser mi testigo de boda.

Andrew: ¿Yo? ¿Estás bromeando?

Zac: Significaría mucho para mí si aceptaras.

Andrew: Caray, no sé, Zac. ¿Me dejas que me lo piense?

Zac: Claro que sí.

Vanessa agarró a Zac por la cintura y le dio un beso en la mejilla.

Ness: Sé paciente con él. Dale tiempo.

Zac: Le daré todo el tiempo que necesite.




Qué mal rato habréis pasado al principio de capi. Pero al final todo salió bien ^_^
¡Solo queda el epílogo!

¡Thank you por los coments y las visitas!
¡Comentad, please!

¡Un besi!


3 comentarios:

Unknown dijo...

Aaaay me muero!
Que ternura de capitulo, lo ame lo ame! Menos mal que todo salio bien.

Una ternura Zac, lo ame.


Sube pronto

Maria jose dijo...

Hoohh que lindo capítulo
Lo ame, zac ha cambiado mucho
Que mal momento que pasaron por andrew
Que bueno que todo ya esta bien
No puedo creer q solo queda el epílogo
No quiero que esta novela acabe
Es muy linda,síguela pronto
Síguela.

Saludos

Sara dijo...

Pobre Andrew!!! Que angustia durante todo el capitulo, te gusta vernos sufrir!! Jajajajaja
Muy bueno el capitulo, me ha encantado lo tierno que ha sido Zac con el nene y cuando Andrew se ha puesto protector con su mami, mas mono...
Solo queda el epilogo??? Se ha pasado rapidisimo esta nove...!
Siguela pronto
Besos

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