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jueves, 27 de junio de 2013

Capítulo 2


Zac plantó su firma en el documento sin mirarlo siquiera. Sabía lo que decía ese papel. Había tenido que firmarlo muchas veces durante los años que llevaba en el FBI. Firmarlo y entregar su arma. Cada vez que se había aventurado en los pabellones de celdas de una prisión de máxima seguridad. Hacia donde se dirigía con Ness en aquel preciso momento.

Miró a Ness, firmando a su lado en la oficina. Tomó el bolígrafo con dedos temblorosos. Había realizado entrevistas en la prisión, pero dudaba que hubiera pasado más allá de las zonas de visita. El documento contenía una ominosa cláusula: que en el caso de que se produjera un motín y fueran tomados como rehenes, las autoridades de la cárcel no moverían un dedo para salvar sus vidas. No habría negociaciones. Ni conversaciones. Ni besos de despedida.

Le habría gustado no haberla puesto en aquella situación. Pero ella estaba en lo cierto. Necesitaría de todos los recursos que tuviera a su disposición para atrapar a Kane, incluso aunque uno de esos recursos fuera la propia Ness. No había otro remedio.

Se volvió hacia el guardia que estaba esperándolos para acompañarlos hasta la celda de Kane. Cuanto antes terminaran de registrar sus cosas, antes podrían salir de aquel maldito lugar. Y empezar la búsqueda del asesino en serie.

Zac: Vamos.

Tras asentir con la cabeza, el guardia se dirigió a Vanessa:

Charles: ¿Lista, profesora?

Ness: Adelante, Charles.

Empezaron a caminar por el pasillo principal.

Zac: Antes de que lleguemos a la celda, quiero advertirte de algo.

Ness: ¿Advertirme de qué?

Zac: No sé lo que vamos a encontrar en la celda de Kane. Probablemente lo que él haya querido que encontremos. Y Kane es un maldito canalla. Probablemente nos tenga reservada alguna desagradable sorpresa.

Ness: Lo soportaré -alzó la barbilla-.

Zac: Eso espero. Porque si te he traído aquí, ha sido en contra de mi propia voluntad.

Ness: Necesitas de toda la ayuda que puedas conseguir, Zac. Para salvar la vida de Brittany.

Zac: Es la única razón por la que estás ahora aquí, Ness. Créeme.

Después de caminar durante lo que les pareció una eternidad, Charles se detuvo para introducir su tarjeta en un panel y abrió el último rastrillo. Ya estaban en el primer pabellón de celdas de seguridad. Cuando pasaron, el rastrillo volvió a cerrarse a su espalda. Un abominable eco resonó en el edificio de dos pisos.

Zac nunca había visitado aquella prisión antes, pero se parecía demasiado a las otras que había conocido. Un largo pasillo rodeado de celdas, a dos alturas. Un gimoteo de murmullos, gritos y abucheos se alzó cuando entraron. Sintió que Ness se tensaba a su lado, y le rodeó los hombros con un brazo en un gesto automático.

Entre las salas abiertas de las duchas, en el centro mismo de la estructura, una escalera de acero conducía al segundo piso. Siguieron a Charles. Sus pasos resonaron tétricamente en los escalones. Arriba había dos policías de uniforme. Las celdas de aquella sección habían sido evacuadas.

Dos hombres trajeados conversaban a la puerta de la celda de Kane. El más alto llevaba un traje italiano, de chaqueta cruzada. Su aspecto no podía ser más pomposo. Zac supuso que debía de tratarse del director de la prisión. Al otro lo conocía, aunque no demasiado bien. La última vez que se vieron, Pete Wiley era uno de los inspectores encargados del caso en el que estaban trabajando. Por aquel entonces, Kane todavía era un sujeto desconocido. Por desgracia, y como muchos otros compañeros suyos, Wiley albergaba un gran resentimiento hacia el FBI. De manera que no era precisamente un ejemplo del modelo ideal de cooperación entre ambos cuerpos.

El inspector parecía inquieto y nervioso, como un niño deseoso de marcharse para jugar. O como un adulto sometido a una excesiva tensión, pensó Zac. El director sacudía su cabeza calva con gesto dramático. Su voz resonaba en el pasillo de celdas vacías.

**: … quizá todo esto haya sido para bien. Tal vez ahora el Departamento de Rehabilitación nos dé más dinero para mejoras y para pagar a más guardias de seguridad, en vez de canalizar los fondos federales hacia esas nuevas prisiones de Tennesee y Oklahoma, y esa supercárcel de máxima seguridad que…

Zac no podía dar crédito. La fuga de un asesino múltiple… ¿había sido para bien? Vio que Ness cerraba los puños, indignada. Estaban detrás del director, que aún no se había dado cuenta de su presencia.

Ness: ¿Qué diablos es eso de que «todo esto ha sido para bien»? -Ambos se volvieron hacia ella. Una desconfiada sonrisa se dibujó en los labios de Wiley-. Le presento al agente especial Efron -señaló con la cabeza a Zac-.

Cuando miró a Ness, arqueó las cejas con expresión de sorpresa, aunque luego pareció reconocerla… y desaprobar claramente su presencia allí.

Zac: Esta es Vanessa. Vanessa Hudgens -la presentó-.

Wiley: Sé quién es.

Zac no pudo menos que sorprenderse de la hostilidad de su tono. Era extraño. Hasta donde sabía, no habían tenido ocasión de conocerse. Era como si Wiley tuviera algo personal contra ella.

Una vez terminadas las presentaciones, el director se dirigió a Ness.

**: Siento mucho que su hermana se haya visto mezclada en esto, señorita Hudgens.

Ness: Gracias, director Hanson. Pero… ¿de qué estaban hablando cuando llegamos? ¿Por qué decía usted que «ha sido para bien»?

Zac disimuló una sonrisa. El director se puso colorado.

Hanson: Me temo que no me he explicado bien. Ha sido una desafortunada expresión. Pero algo grande tenía que pasar para que la Dirección de Prisiones se dignara a reconocer nuestro problema de financiación. Porque hasta ahora no me han hecho el menor caso -hizo un expresivo gesto con sus manos huesudas-. En mi opinión, la falta de esos fondos es el factor responsable de la fuga de Kane. El gobierno no puede seguir ignorando el problema por más tiempo.

Zac no pudo menos que irritarse. ¿Cómo podía aquel hombre ser tan insensible a las posibles consecuencias de una fuga que, en primera instancia, era responsabilidad suya?

Zac: Con Kane suelto, morirá más gente inocente. Comparado con eso, me cuesta mucho compadecerme de usted y de sus problemas de financiamiento, director.

Al menos aquel tipo tan presuntuoso tuvo la decencia de parecer avergonzado.

Hanson: Sí, por supuesto… yo solo estaba reflexionando sobre el hecho de que…

Zac: No hay mucho tiempo para eso -lo cortó mirando su reloj, y se volvió hacia Wiley-: Empecemos con esto de una vez.

El director lanzó a Zac una mirada de disgusto mientras se alisaba la chaqueta con gesto nervioso.

Hanson: Sí, bueno, tendrán que disculparme. Tengo que ocuparme de ciertos detalles administrativos. Buena suerte, agente especial Efron. Profesora Hudgens…

Zac: Gracias -pronunció irónico, dirigiéndose hacia la celda-.

Pero Wiley le impidió el paso, plantándose en el umbral.

Wiley: ¿Por qué está ella aquí, Efron?

Zac: ¿Tiene algún problema con la señorita Hudgens, Wiley? Como profesora de psicología que ha estudiado a fondo la personalidad de Kane, y hermana de su cómplice en la fuga, su asesoría resulta inestimable.

Zac no pudo evitar advertir la mirada de agradecimiento que le lanzó Ness. Una mirada que difícilmente se merecía. No le gustaba nada la idea de exponerla a la desagradable sorpresa que, a buen seguro, Kane les había dejado preparada. Solo podía esperar que, realmente, sus conocimientos y capacidades pudieran servirles de algo.

Frunciendo el ceño, Wiley entró en la celda, y Ness y Zac lo siguieron. El guardia que los había acompañado se quedó en la puerta.

La celda de Kane era pequeña, con un armario empotrado en una pared y una estantería en la otra. En la tercera pared había un servicio con un lavabo. Todo estaba inmaculadamente limpio y olía a desinfectante.

Zac: Kane siempre se ha caracterizado por su maniática compulsión por la limpieza -comentó-.

Ness: Sí, hablaba de eso a menudo -pronunció a su lado-. Limpiaba su celda varias veces al día. También decía que nunca había encontrado nada tan limpio y puro como la sangre fresca fluyendo… -le tembló la voz al recordarlo-.

Detectando su tono de temor; Zac apretó los dientes. Maldijo para sus adentros. La limpieza solo era una de las muchas compulsiones de Kane, de las fantasías de poder que ejercitaba con cada una de sus víctimas. La parte principal de sus fantasías era el miedo que lograba inspirar en ellas. Su pánico mientras les daba caza. Sus gritos mientras las asesinaba.

El muy canalla debió de haber disfrutado con el brillo de miedo que habría visto en los ojos de Vanessa cuando le habló de la sangre fresca. ¿Qué diablos habría pretendido al querer entrevistarlo? ¿Por qué habría decidido hacerlo?

Pero Zac conocía perfectamente la respuesta. Ness había querido entender por qué él la había abandonado mientras trabajaba con el caso de Kane, por qué había roto su compromiso poco tiempo después de aquello. Y se había ido a ver a Kane para buscar respuestas.

Él mismo la había puesto en manos de Kane. Y en aquel momento estaba a punto de iniciarla aún más en el sórdido laberinto de su personalidad, en su tortuosa y retorcida mente. En el mundo del dolor, del miedo y del mal.

Se dedicó a examinar la celda. Debajo de la estantería había un pequeño escritorio, con fajos bien ordenados de cartas y revistas. Miró a Wiley.

Zac: ¿Ha registrado alguien esto?

Wiley: No. Cuando me enteré de que usted estaba en camino, pensé que era mejor esperar. Por nada del mundo habría querido entorpecer su delicada labor.

Zac ignoró la burla y abrió una de las revistas. Ness echó un vistazo por encima de su hombro. Pornografía sadomasoquista.

Zac: ¿Cómo pudo conseguir esto Kane? -se volvió hacia el inspector-.

Wiley hojeó la revista con una mueca de disgusto.

Wiley: A escondidas, supongo. Probablemente se la pasaría su hermana -añadió con tono venenoso, mirando a Vanessa-.

Zac se tensó. Definitivamente, Wiley tenía algún problema con Ness. Y fuera el que fuera, no estaba dispuesto a aguantarlo más. Pero antes de que pudiera replicar algo, ella se le adelantó:

Ness: Evidentemente no tiene usted ni la menor idea de lo que está diciendo, inspector. Brittany jamás habría tenido que ver con una porquería semejante.

Wiley: Pero se casó con Kane, ¿no? -repuso encogiéndose de hombros-.

Ness: Sí. Se casó después de que Kane la convenciera de que su amor había hecho de él una mejor persona. Pero dudo que hubiera tenido éxito con aquella farsa de haberle mostrado estas revistas.

Zac pensó que, sin lugar a dudas, Ness sabía defenderse perfectamente. Y a su hermana también. Dejando a un lado la pornografía, se puso a revisar las cartas. Conforme las leía se las iba pasando a Ness. En su mayor parte procedían de Brittany. Largos mensajes en los que le declaraba su amor, afirmando no creer en nada de lo que se decía sobre Kane… y albergando un amargo resentimiento hacia su hermana mayor.

«Ella siempre tiene que tener razón, siempre tiene que ser mejor que yo. La Profesora Sabelotodo se cree tan lista…».

Al propio Zac le dolían aquellas palabras. La envidia era probablemente algo normal en una joven con tantos problemas como Brittany. Pero sabía que Ness no interpretaría aquellos ataques como un simple fruto de los celos. Sabía que sufriría. Y mucho. Apretando los dientes, continuó pasándole las cartas.

Ness se mordió el labio inferior mientras las leía, procurando disimular su reacción. Pero le brillaban sospechosamente los ojos.

Zac se ocupó del siguiente fajo de cartas. Para su alivio, no procedían de Brittany, sino de una mujer llamada Fiona Hamilton. Si la letra de Brittany era infantil, de caracteres redondos, ingenuos, aquella era en cambio enérgica y angulosa. Su contenido, sin embargo, era similar. Declaraciones de amor. Promesas de planes futuros, planes para la salida de Kane de la cárcel…

Zac: ¿Qué es lo que se sabe de Fiona Hamilton? -le preguntó a Wiley-.

Wiley: Viuda. Heredera de la fortuna de su maridito. Visitaba regularmente a Kane. En estos momentos la policía se dirige hacia su casa.

Zac asintió. Después de tenderle a Vanessa el último fajo de cartas, se concentró en los pocos objetos que todavía quedaban en su escritorio. Había un portafotos de platino, probablemente de Brittany, y unos cuantos cigarrillos sueltos. De repente, en uno de los pequeños cajones, descubrió unas fotografías. La primera era el retrato de la boda de Kane y Brittany. La novia llevaba un vestido blanco, largo, lleno de encajes, y el novio el mono reglamentario de la prisión. El contraste no podía ser mayor.

Ness se acercó para ver las fotos… lo suficiente para que Zac volviera a aspirar su delicioso perfume a lavanda. La sintió tensarse justo en el instante en que vio la imagen de su hermana con Kane.

Zac se apresuró a cambiar de foto. Las tres siguientes eran instantáneas de una atractiva morena posando seductoramente con un conjunto de lencería roja, liguero y medias negras. De pronto, experimentó una sensación muy extraña. Algo no encajaba en aquellas fotos. Algo que no conseguía identificar. Dio la vuelta a la última fotografía y leyó la frase que estaba escrita: ¡Disfruta! Tu amor, Fiona.

Seguían otras fotografías de varias rubias, mujeres probablemente atraídas por el aura de peligro y de notoriedad de Kane. Mujeres que nunca llegaría a comprender. Hasta que llegó a la última.

Era una instantánea de Brittany y de Vanessa en el vestíbulo de la casa de esta. Estaban sentadas en el banco, rodeadas de ositos de peluche, sonriendo. Pero la foto estaba estropeada. Un preciso corte de cuchilla atravesaba la imagen de Brittany, desde el cuello hasta su pelvis. Y unas gotas resecas de un líquido espeso y pardo oscurecían su dulce sonrisa. Gotas de sangre.

Ahogando una exclamación, Ness tuvo que apoyarse en él. Zac volvió a guardar las fotos y la abrazó, maldiciendo para sus adentros. Eso era precisamente lo que tanto había temido que sucediera. Kane jamás habría dejado pasar la posibilidad de transmitirles el mensaje claro y explícito de su amenaza.

La sintió temblar violentamente. Respiraba con rapidez, como si se estuviera ahogando. Estrechándola con fuerza entre sus brazos, le susurró al oído:

Zac: Ness, piensa que este es precisamente el juego de Kane. Manipular, controlar, dominar. Adivinó que vendrías a la prisión conmigo, y que buscarías entre sus cosas. Puso a propósito esa foto ahí para que la vieras. Para hacerte daño. Para asustarte. No le des ese gusto. Agárrate fuerte a mí. Respira profundo…

Ness hizo lo que le decía, y poco a poco se fue tranquilizando. La miró. Su rostro en forma de corazón tenía una palidez mortal, pero al menos no iba a desmayarse.

Zac estaba furioso. Con Kane, con Brittany. Y, sobre todo, consigo mismo. Sabía que Ness era fuerte, pero no tanto como para soportar las retorcidas artimañas y manipulaciones de Kane. ¿Cómo podía una persona normal soportar una abierta amenaza sobre un ser amado? ¿Cómo podía una persona normal enfrentarse a un mal semejante?

Zac: Voy a sacarte de aquí -le espetó-.

Ness: No -negó enfáticamente con la cabeza-. Estoy bien. Yo…

Zac: No estás bien. No debí haberte dejado venir. Vámonos ahora mismo.

Y la hizo salir de la celda. Prácticamente ya lo habían registrado todo, y Ness no había recordado una sola cosa que hubiera podido serviles de pista para localizar a Kane. No había encontrado, por arte de magia, las respuestas que él había estado buscando.

De modo que había arriesgado su tranquilidad de espíritu… para nada.




Esto va de mal en peor... =S
Aunque lo bueno es que se nota que Zac quiere mucho a Ness. Lo único bueno, de momento.

¡Gracias por los coments!

Espero que os esté gustando mucho la novela. Creo que es la mejor de todas las que tengo. Ya os daréis cuenta más adelante.

¡Comentad!
¡Un besi!


6 comentarios:

Milagros L. dijo...

esta interesnte el capii
lo unico bueno de este cap es k zac si quiere a nessa
siguela pronto
bye**

Anónimo dijo...

buen capitulo
aun creo que es pronto, asi que voy seguir esperando hasta que se de cuenta de que tan tonto a sido al separarse de ness
hasta pronto
espero con ansias el proximo capitulo
yoha

Unknown dijo...

Woww... se nota de lejos que zac quiere a nessa, porque de la forma que quiere protegerla, de como le habla! AUN ESTA ENAMORADOO DE NESS!

Dicen que el amor es mas fuerte que todo.. asi que veremos :)

Sube pronto

Lau B. dijo...

Agh! me siento totalmente asqueada por este tipo y no puedo comprender aun como Brittany llego a enamorarse sin desconfiar un segundo de Kane!
Pobre Ness no me quiero ni imaginar lo que se debe sentir que amenacen de ese modo tan sinico y sadico a tu hermana.
La novela es muy interesante y me agrada que cambia un poco de tematica porque si hay algo que tengo claro es que Zac nunca ha dejado de amar a Ness, hay que ver si Vanessa es capaz de superar el resentimiento que tiene hacia Zac...
Bye
Xx

Lau B. dijo...

Una ultima cosa...cuando vas a publicar el test?
=P

Anónimo dijo...

siento muy linda esta nove
me encanta se me hace muy
interesanta

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