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martes, 25 de junio de 2013

Capítulo 1


Vanessa contemplaba las imágenes que se iban sucediendo en los informativos de las diez de la noche. La alambrada de una valla brillando al sol. Una celda vacía. La voz del locutor resonó en su cerebro como una condena a muerte: Derek Kane se había fugado de la cárcel.

Brittany. Se le cerró la garganta.

Todavía podía escuchar sus palabras durante el día de la boda, un mes atrás: «hasta que la muerte nos separe». Kane iría directamente a por ella. Y una vez que la atrapara, la mataría. De eso Vanessa no tenía ninguna duda.

Se levantó y fue a la cocina. Estaba en bata. Se disponía a acostarse cuando los informativos dieron la noticia. Dormir era ya imposible. Al menos hasta que Kane volviera a estar entre rejas, y Brittany a salvo. Descolgó el teléfono de la cocina. Con dedos temblorosos, marcó el número de su hermana.

Esperó, rezando fervientemente para que estuviera en casa. Pero no estaba. Tenía que vestirse. Y salir a buscar a Brittany antes de que Kane se le adelantara.

Subió la escalera, descalza, apartando los ositos de peluche que se apelotonaban en el vestíbulo y los escalones. De repente, sonó el timbre de la puerta. Se quedó paralizada, sin aliento. ¿Sería Brittany? ¿O la policía?

Bajó de nuevo las escaleras y mró por la mirilla de la puerta. Se le aceleró el corazón. Cerrándose la bata con una mano, descorrió el cerrojo y abrió. Zac la estaba mirando desde el oscuro umbral, con el rostro apenas iluminado por la luz del porche.

Hacía dos años que no lo veía, dos largos años, y jamás había imaginado que se alegraría de volver a verlo. Pero se alegraba. Zac clavó en ella su mirada azul cielo.

Zac: Ya lo sabes, ¿verdad?

Vanessa sintió una punzada de pánico. No había tiempo que perder.

Ness: Lo he visto en las noticias. Tenemos que localizar a Brittany.

Zac: Maldita sea… No quería que te enterases así.

Sacudió la cabeza, frustrada. Lo de menos era la manera en que se había enterado.

Ness: Tenemos que encontrar a Brittany antes de que lo haga Kane. La matará. Sé que la matará. Tenemos que apresurarnos. No ha contestado al teléfono.

Pero Zac no se movía. Su expresión la inquietaba. Sí, sabía algo. Algo que no había salido en los informativos. Algo horrible. Abrió la boca, pero no fue capaz de hablar.

Zac la tomó entonces de un brazo, como preparándola para lo peor.

Zac: Brittany está con él. Creemos que lo ha ayudado a fugarse.

La cabeza empezó a darle vueltas. Kane ya estaba con Brittany… Lo había ayudado a fugarse, y ahora era su prisionera. «Hasta que la muerte nos separe». Le flaquearon las rodillas. Zac la ayudó a sentarse en el banco del vestíbulo.

No, no podía ser verdad. Si Kane tenía a Brittany consigo, ya era como si estuviera muerta.

Ness: Brittany no puede estar muerta. No puede estarlo. Solo…

Zac: Ness -la interrumpió-. No sabemos si lo está. Yo no lo creo -añadió, inclinándose sobre ella, con el rostro muy cerca del suyo-.

La esperanza aleteó por un instante en su corazón al escuchar aquellas palabras. Zac conocía a Kane mejor que nadie. Por eso el FBI lo había enviado allí: para encontrar al asesino y salvar a Brittany.

Ness: Entonces tenemos que localizarla ahora mismo -se esforzó por levantarse, pero él se lo impidió-.

Zac: La localizaremos. Pero primero tienes que vestirte. Un agente de Grantsville está de camino hacia aquí para recogerte. Tendrás que ir con él a la comisaría de policía y responder a unas cuentas preguntas.

Ness: ¿Grantsville? -reconoció el nombre: era un pequeño pueblo situado a un tiro de piedra de la prisión. Lo que no entendía era el tipo de ayuda que podría aportar una comisaría de proporciones tan modestas-. No tengo tiempo. Tenemos que encontrar a Brittany. Se nos acaba el…

Zac: Ness. Mírame.

Se obligó a mirarlo. Era un rostro que reflejaba fuerza, confianza, decisión. Un rostro que, hasta hacía apenas unos minutos, no había querido volver a ver nunca más.

Zac: La encontraremos, Ness. Detuve a Kane una vez antes, y volveré a hacerlo ahora. Haré todo lo que esté en mi poder para devolverte a Brittany viva. Te lo prometo.

Las promesas de Zac. Cerró los ojos para no verlo. Para no ver aquellos ojos fascinantes, aquella barbilla cuadrada, decidida. Eran muchas las promesas que había roto en el pasado. Pero aquellas habían sido promesas personales: de matrimonio, de familia. Esa, en cambio, tenía que ver con su trabajo. Y era de vida o muerte. Sabía que la cumpliría.

Ness: ¿Qué piensas hacer?

Zac: Cuando llegue el agente, me iré para la cárcel. Quiero examinar los objetos personales de Kane, todo lo que haya dejado atrás. Cualquier cosa que pueda darme una idea del lugar al que se dirige y de lo que anda planeando. Después iré a buscarte a la comisaría. El grupo de trabajo se reunirá allí.

Ness: Te acompañaré a la cárcel -al adivinar su reacción, insistió-. Yo puedo ayudar, Zac. Mis conocimientos sobre la personalidad de Kane pueden ser muy útiles.

Zac: Acompañarás al agente y contestarás a todas las preguntas que se te hagan. Así es como mejor podrás ayudarnos. No hay ninguna necesidad de que vayas a la cárcel.

Ness: Pero la policía también tendrá que ir a la prisión, ¿no? Allí podré responder a sus preguntas. Necesito ir.

Zac la miró con expresión sombría, apretando la mandíbula. Vanessa se enfureció. Había visto esa expresión incontables veces antes. Cuando estuvieron prometidos en matrimonio. Cuando rompió su compromiso. Y cuando la expulsó de su vida. Procuró hacer a un lado aquel antiguo resentimiento para concentrarse en argumentar de modo razonable.

Ness: He dirigido un estudio sobre psicología criminal. Durante el año pasado, he estado decenas de veces en distintas prisiones, visitando a Kane y a otros presos. He…

Zac: No puedo consentir que te sumes a la persecución de un asesino en serie. Ni siquiera aunque tu hermana esté con él. Es demasiado peligroso.

Vanessa suspiró, frustrada. No tenían tiempo para ponerse a discutir.

Ness: Maldita sea, Zac -se levantó-. Antes solías permitir que te ayudaran los familiares de las víctimas. Me acuerdo perfectamente.

Zac: Esta vez no -replicó con tono rotundo, definitivo-.

Pero un extraño brillo irradió en sus ojos. Un familiar brillo de ternura, de protección.

Vanessa cerró los puños, deseosa de agarrarlo por las solapas del traje. Pero en lugar de ello, apretó los dientes y recordó las palabras que le había dirigido la noche en que rompió su compromiso. La noche en que destrozó sus sueños.

Ness: Increíble. Sigues empeñado en protegerme de la maldad del mundo, ¿verdad?

De espaldas a ella, Zac se tensó. No dijo nada. No se defendió. Desde la noche en que le espetó que no podía casarse con ella, se había impuesto el silencio como penitencia, como castigo por el dolor que le había infligido. Un castigo que se merecía.

Pero ella no quería castigarlo. Quería que comprendiera.

Ness: No necesito tu protección. Ya conozco a Kane, lo he entrevistado. Y Brittany encontró tan fascinante mi trabajo… que se casó con él. Ahora estoy metida de lleno en esa maldad, en esa suciedad que tú me quieres impedir ver. Y probablemente esté tan manchada y hundida en ella como tú.

Zac: Tal vez lo creas así, pero no es verdad. Todavía no. Y no pienso responsabilizarme de que te hundas más. No voy a llevarte conmigo.

Vanessa se contuvo de espetarle una cáustica respuesta, porque sabía que con ello no conseguiría nada. Tendría que arreglárselas sola. Brittany la necesitaba. Y no dejaría que nadie, y menos que nadie Zac Efron, se interpusiera en su camino.

Ness: Muy bien. Me voy a la prisión. Si la policía quiere hacerme preguntas, que me busque allí. O que me detenga -y, cerrándose la bata, subió apresuradamente las escaleras-.

Zac maldijo entre dientes. Mientras oía a Ness subir los escalones, miró a su alrededor. Su colección de ositos de peluche invadía la caja de escalera y el banco del vestíbulo. Aquellos muñecos parecían mirarlo con expresión acusadora. Volvió a maldecir para sus adentros. ¿Cómo había podido esperar que aquel reencuentro saliera bien? Que Ness quisiera y necesitara ayudarlo a rescatar a hermana no le sorprendía lo más mínimo. Pero había esperado que se conformara con ir a la comisaría de policía y responder a las preguntas que le hicieran. Tenía que habérselo imaginado.

Resignarse a responder a unas cuantas preguntas no era propio de Ness. Debería haberlo previsto, haber hecho algo, cualquier cosa con tal de disuadirla de la idea de visitar la prisión. Pero no había hecho nada. Abrió la puerta y salió al porche. La luz de la luna se derramaba sobre las hojas de los robles, arrancando reflejos a las gotas de rocío que salpicaban el césped. Le llegó un delicioso aroma a lilas, mezclado con el fresco y penetrante olor del abeto. Los familiares aromas de la primavera de Wisconsin, que impregnarían su memoria para siempre…

Pero, en su recuerdo, aquellos dulces aromas eran imposibles de separar del acre olor de la sangre, del hedor de los cadáveres y de las maldades de Derek Kane. Esa era la realidad de su vida. Sangre, cadáveres y un asesino suelto. Nada de céspedes bien cuidados. Nada de ositos de peluche. Y, ciertamente, nada de mujeres como Ness.

Cerró los ojos, intentando resistirse a su maravilloso aroma a lavanda, al exquisito timbre de su voz, a las deliciosas curvas de su esbelta figura que aquella bata no había logrado esconder… Maldijo una vez más. Él había sido quien había metido a Derek Kane en su vida. Él había infectado su tranquila y saludable existencia con el mal. De no haber sido por él, Ness no habría conseguido aquel empleo en la Universidad de Wisconsin, de modo que no se le habría ocurrido incluir a Kane en su estudio. Y su hermana no se habría casado con aquel monstruo para ayudarlo a escapar.

Él había contaminado su vida. Y ahora era muy probable que Brittany terminara pereciendo en las manos de Kane. Y, con ella, la propia Ness. La culpa lo estaba devorando por dentro. Si no hubiera aceptado aquella misión en la unidad de perfiles criminales del FBI… Si no hubiera hecho aquel primer viaje a Wisconsin para buscar al desconocido que andaba secuestrando y matando jóvenes… Si nunca hubiera llegado a obsesionarse con la retorcida mente de Kane, hasta conocerla tan bien como la suya propia y ensuciándose en el proceso… Si todo eso no hubiera sucedido, en aquel momento Vanessa y él estarían felizmente casados. Y Brittany se encontraría a salvo.

Pero no podía cambiar el pasado, ni las decisiones que había tomado. Cambiar el rumbo de su carrera habría significado liberar a los asesinos que había ayudado a encarcelar. Liberarlos para que pudieran atentar contra más vidas inocentes. Y sabía que no podría vivir con eso en la conciencia. No a cambio de su propia felicidad personal. Ni siquiera por la de Ness.

Salió del porche y se dirigió hacia su coche de alquiler. No podía retroceder en el tiempo ni cambiar el pasado. Lo único que podía hacer era su trabajo. Encontrar a Kane antes de que asesinara a Brittany, antes de que pudiera matar a alguien más.

Y al mismo tiempo, haría todo lo posible por proteger a Ness. Tanto si le gustaba como si no.

Una vez vestida con unos pantalones y un suéter de algodón, Vanessa entró en el garaje y pulsó un botón iluminado. La puerta automática empezó alzarse lentamente. Mientras lo hacía, los faros de un coche situado justo detrás iluminaron su oscuro interior. Se volvió alzando una mano, cegada por la luz. Era Zac.

Zac: Sube a mi coche, Ness. Te llevaré a la cárcel.

Así que Zac había cambiado de idea… Su capacidad de asombro se estaba colmando por momentos. Pero, conociéndolo, su decisión de llevarla a la cárcel en el último momento debía de responder a un astuto cambio de estrategia. Indudablemente había decidido que, estando con ella, la protegería mejor de cualquier peligro que pudiera acecharla.

Pero el primer paso, el de convencerlo de que la llevara a prisión, estaba dado. Ahora tendría que utilizar los cuarenta y cinco minutos que duraría el trayecto en persuadirlo de que no necesitaba su protección. Y de que, además, podría serle de gran ayuda.

Pulsó nuevamente el botón del garaje. Una vez que la puerta volvió a cerrarse, subió al coche de Zac.

Su aroma familiar la hizo estremecerse… y recordar. La memoria de un tiempo en que había encontrado consuelo y calor en aquel aroma, en aquel cuerpo. Pero aquel tiempo se había ido, junto con el amor que en el pasado habían compartido. Junto con los planes que habían concebido para el futuro.

Apretó los dientes, dejándose llevar por la furia. Lo prefería. Prefería la furia a la tristeza, a la lamentación por lo que había perdido. Y al recuerdo de la traición de Zac. La furia la mantendría concentrada, alerta, decidida. Eso era lo que necesitaba si quería ayudar a Brittany.

Zac metió la marcha atrás, salió del sendero de entrada y enfiló hacia la autopista. En ningún momento la miró. Tenía una expresión dura, sombría, como si estuviera preparándose mentalmente para los argumentos que sabía que iba a utilizar con él, y se hubiese prometido no ceder.

Por supuesto, probablemente sabría ya lo que ella estaba pensando. Después de todo, se habían conocido cuando Vanessa era todavía una estudiante universitaria y él un agente primerizo del FBI. Y, tras ocho años de noviazgo, Zac sabía perfectamente cómo funcionaba su mente. Y lo muy terca y decidida que podía llegar a ser.

Ness: Necesito que me pongas al tanto de todo, Zac.

Zac: No sé nada más que lo que te he dicho ya, Ness…

Ness: Pero si supieras más, no lo compartirías conmigo.

Zac: Efectivamente. -Vanessa soltó un suspiro de frustración-. ¿Qué esperas? ¿Acaso que te dé los detalles más peligrosos?

Ness: Esta vez, esos detalles peligrosos son mi vida, Zac. O la de Brittany, que es lo mismo… -se interrumpió. Sabía que era inútil. Zac estaba decidido a llevarla a prisión, pero solo para evitar que se pusiera a indagar por su cuenta. Cerró los puños sobre el regazo-. ¿Crees acaso que es mejor que me entere de todos los detalles del caso cuando algún autor de novelas policíacas escriba sobre ello? ¿Es entonces cuando me enteraré de alguna pieza crucial de información que pudo haberme ayudado a encontrar a Kane? ¿Podrá salvar eso la vida de Brittany?

Por primera vez desde que Vanessa se subió a su coche, Zac se volvió para mirarla. Ceñudo, su rostro era más fino y anguloso de lo que recordaba. No dijo nada.

La conocía, sí, pero ella también lo conocía a él. Y conocía el origen del dolor que lo torturaba. El sentido de la responsabilidad que lo atenazaba por dentro.

Ness: Nunca me perdonaría a mí misma si algo que yo supiese pudiera salvar la vida de Brittany… y no lo pusiera en práctica. ¿Y tú, Zac? ¿Podrías perdonarte a ti mismo por ello?

Vio que reaccionaba como si lo hubiera abofeteado. Continuaba mirando hacia el frente, la mirada clavada en la carretera. Vanessa se inclinó hacia él, apoyando una mano en su brazo.

Ness: Déjame echar un vistazo a las cosas de Kane. Tal vez algún detalle me haga recordar algo. Algo que me dijo él, o que tal vez me contó Brittany… Déjame ayudarte. Antes de que sea demasiado tarde.

Zac: Ya veremos -pronunció al fin-.

Suspirando, Vanessa desvió la mirada hacia la ventanilla. No era exactamente una promesa. Pero era mucho más de lo que había esperado obtener en un principio. Y lo aprovecharía al máximo. Por el bien de Brittany y por el suyo propio.




Tenemos ante nosotras un nuevo caso de estupidez. Esta vez por parte de Zac, como la mayoría de veces XD, porque se cree que rompiendo con Ness la protege. Hombres... ¬_¬

¡Gracias por los coments!
Vamos mejorando y eso me pone contenta ^_^

Lau, no me crucifiques a la pobre Britt, que no es tonta. Solo ilusa XD

Espero que os vayan cuadrando más las cosas y no estéis confundidas.

¡Comentad!
¡Un besi!


5 comentarios:

Anónimo dijo...

primero: perdón por por no comentar antes
segundo: me gusta como esta empezando esta historia, pobre britt pero no puedo evitar decir "se lo busco",ya quiero que continué por que quiero saber mas sobre el pasado de estos dos, aunque no tanto de la estupidez de zac
me encanta
yoha =)

Unknown dijo...

Wow...... interesante el primer capitulo, muy interesante. Rescato que zac y vanessa tengan un dialogo.. y que aun recuerden cuando estaban juntos, y es facil notar que aun se aman...
Zac ama a Vanessa de la forma que quiere protegerla y Vanessa de la forma en que conoce a Zac, aunque amos se conocen muy bien dira yo, 8 añoss de noviazgo!!! si que se conocen.

Me encanto el capi, de verdad.. esta novela creo que se va a poner interesante (igual que las otras) pero tiene un toque de misterio, miedo y desgracia.. ME ENCANTA!!!
Espero que subas pronto.

Anónimo dijo...

La nove promete. Si asi de bueno estuvo el primer capitulo no me quiero imaginar los demás. Hombres, por qué creen que pueden protegernos & tomar decisiones por nosotras como si no tuviéramos mente propia? Ughh. Estupido Zac. & Pobre Britt, solamente está enamorada. Espero que puedan salvarla & que Ness le haga ver a Zac su estupidez. Publica pronto.

Att. Naya

Lau B. dijo...

Uff! Si tienes razon Brittany no es estupita...
es SUICIDA! como se le ocurre meterse con un criminal de ese tamaño! Mas que una locura es repulsivo! mataba mujeres jovenes! JUSTO COMO BRITTANY!
yo la verdad comprendo perfectamente a Vanessa y me parece que siendo ella su hermana es obvio que quiera ayudar...
en cuanto a Zac tambien comprendo que la quiera proteger pero Hombre!!no se puede proteger a ninguna persona de la maldad del mundo! Aunque me parece muy tierno que lo intente!
Estoy segura que si trabajan juntos van a encontrar a Britt mas rapido y viva! Los dos conocen muy bien al asesino estupido de Kane
Bye
Xx

Lau B. dijo...

Una cosa mas... cuando vas publicar el test?
=P

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