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domingo, 9 de junio de 2013

Capítulo 6


Ness llegó a Hollywood sobre las once de la mañana, exactamente dos horas tarde. Parecía que la carrera ya había terminado. Había un par de corredores protestando y Zac estaba estudiando unas grietas que había en el asfalto.

Ni rastro de Heather.

Se habría ido a casa. Seguro que Zac habría insistido en esperarla. Él era así. Y claro, Heather se habría ido enfadada. ¿Habrían incluso discutido con un poco de suerte?

Ness había llegado tarde adrede, por supuesto. Lo tenía tan pensado que se había despertado a las seis de la mañana y, como no podía volverse a dormir, se había duchado y se había vestido.

A las siete, ya estaba en el coche dando vueltas a la ciudad. Se había parado un par de veces a tomar café con el único propósito de llegar todavía más tarde.

Su objetivo había sido no llegar a la carrera, pero parecía que se había librado también de ver a Heather. Tanto mejor.

Lo único que esperaba era que Zac no se hubiera enfadado con ella. Como si hubiera detectado su presencia, levantó la mirada y sonrió al verla.

Ness frenó el paso. La verdad era que tenía una sonrisa maravillosa. Deslizó la mirada hasta su pecho, bien marcado por la camiseta de deporte. Desde luego, aquellos hombros no eran producto de las hombreras.

¿Quién iba a decir que Zac tenía aquellas nalgas tan prietas y aquel frontal tan... respetable?

Zac: Ness.

Se sorprendió al ver que se había quedado mirando sus pantalones de deporte como una tonta.

Ness: Ah, sí... Estaba mirando tus pantalones porque... son de spandex, ¿no?

Zac: No tengo ni idea. Mira la etiqueta a ver qué pone.

Lo había dicho con total naturalidad, como si hacer aquello fuera lo más normal del mundo. Tal vez lo fuera. Desde luego, dos años atrás, antes de que se fuera a Nueva York y a Europa, lo habría sido.

Entonces, habría mirado la etiqueta sin problema... ¿o no? No lo sabía. El último mes se había dado cuenta de que... Oh, Dios, no sabía de qué se había dado cuenta, ya no estaba segura de nada.

Lo que sí tenía claro era que se sentía rara con él desde que lo había vuelto a ver y más desde el día anterior en el laberinto.

No le gustaba aquella sensación. Tenía que deshacerse de ella, así que decidió que la única manera de conseguirlo era comportándose de la manera más natural posible.

Así que dio un paso al frente y metió la mano en la cinturilla de los pantalones intentando no fijarse en la pequeña marca de nacimiento que Zac tenía en la zona lumbar.

Ness: Nylon -anunció- y spandex. El bolsillo es cien por cien de...

Heather: Ah, estáis aquí -dijo una voz femenina a sus espaldas-. Vanessa, ¿se puede saber qué haces?

Zac: Está mirando de qué está hecho el pantalón -contestó con naturalidad-.

Heather: ¿Ah, sí?

Ness detectó la aspereza de su voz y se sintió como si la hubieran pillado con las manos en la masa, lo que era completamente ridículo porque no le interesaba la masa de Zac ni lo más mínimo.

Zac: Ya sabes que a Ness le interesa todo lo que tenga que ver con el mundo de la confección, las telas y esas cosas.

Heather: Ya -dijo la rubia poco convencida-. Has llegado tarde -añadió sonriendo-.

Ness: Sí, es que me he dormido. La boda de ayer no salió bien... El novio era camboyano y a su madre no le hacía ninguna gracia que se casara con una estadounidense. No sabéis la pena que me da haberme perdido la carrera.

Heather: ¿Bromeas? Pero si la carrera es a las doce.

Ness: ¿A las doce? -repitió pálida-. Pero Zac me dijo que...  -Miró a Zac, quien se limitó a enarcar las cejas-. ¿No me dijiste que la carrera era a las nueve?

Zac: Me debiste de entender mal.

Dos años atrás lo habría creído.

Ness: No te creo.

Zac sonrió con picardía.

Zac: Bueno, puede que te citara un poco antes de lo necesario porque como sé que siempre llegas tarde...

Ness: ¡Eso no es verdad!

Zac: ¿Cómo que no? Admite la verdad.

¿Qué manía tenía Zac con aquello de la verdad? Ya le había sacado el tema a relucir al volver del almacén.

Heather: ¿Por qué no dejáis de pelearos? -apuntó fingiendo un bostezo-. Zac, uno de los organizadores quiere hablar contigo y tú, Ness, tienes que calentar.

Ness: Se me han olvidado los patines -improvisó desesperada-.

Zac: Yo tengo de sobra. También tengo rodilleras y coderas.

Con aquello, Heather y él se alejaron patinando y la dejaron allí con los patines. ¿De verdad iba a tener que correr aquel horrible maratón?

Maldiciendo a Zac por el engaño, sacó los preciosos patines rojos y negros de la bolsa y rezó para que le quedaran pequeños o grandes. No hubo suerte. Le estaban perfectos.

Para cuando se hubo puesto las rodilleras y las coderas, habían llegado un montón de chicas esculturales en biquini con sus acompañantes igual de esculturales.

Tomó aire y se puso en pie.

Inmediatamente, los tobillos se le fueron hacia adentro.

¿Cómo iba a conseguir hacer aquello? Zac y Heather se acercaron a ella.

Zac: ¿Estás bien? Pareces nerviosa.

Ness: ¿Ah, sí? -dijo intentando disimular, como si estuviera acostumbrada a participar en carreras de patines todos los días-. Lo cierto es que nunca he patinado tanta distancia.

Zac: No te preocupes -la tranquilizó-. No va a ser duro. Solo hay que dar dos vueltas. Son cinco kilómetros.

¡Cinco kilómetros! Intentó tranquilizarse pensando en que iba a ser por una buena causa.

Ness: Vamos -dijo armándose de valor-. Quiero poner mi granito de arena. Por cierto, ¿para qué asociación o proyecto son los fondos?

Heather: Para la Sociedad para la preservación de la rata de árbol de Hollywood.

Ness: ¿Cómo?

Ness no había oído hablar de aquella organización jamás y, además, ¿quién quería salvar a las ratas? Ella no, desde luego. ¿Iba a tener que patinar cinco kilómetros a pleno sol para salvar a aquellos roedores?

Ness: Hace mucho tiempo que no patino -dijo a modo de disculpa-. No sé si voy a poder hacer el recorrido completo.

Zac: No te preocupes, iremos los tres juntos para que no te pase nada.

Heather sonrió con malicia.

Ness echó los hombros hacia atrás con dignidad y, de repente, no le importó la distancia que tuviera que recorrer o la razón de aquella carrera. Solo quería que Zac viera la cara de su prometida, pero él estaba mirando la hora y no la vio.

Zac: Vamos. Tenemos que ir hacia la salida.

Ness se sintió esperanzada de repente.

Se había pasado buena parte de la noche intentando idear otro plan para que Zac rompiera su compromiso con Heather y no se le había ocurrido nada, pero ahora resultaba que Heather se estaba poniendo nerviosa por tener que esperarla.

A Zac no le iba a gustar nada que su prometida se portara mal con ella. Sabía que podía contar con su amistad. Así podría pensar en ello durante su viaje.

Llegó a la meta agarrada al brazo de Zac para no caerse. Debía de haber allí unas cincuenta personas, pero no parecían muy entusiasmadas. Más bien, todo lo contrario.

De hecho, llevaban pancartas en las que se leía: «Muerte a las ratas de árbol de Hollywood» o «La única rata buena es la que está muerta». A Ness le cayeron bien al instante. Le gustaban los animales, pero no las ratas. Lo cierto era que se hubiera sentido más a gusto con una pancarta que con los patines.

Miró a Zac y pensó que le sorprendía que apoyara semejante causa. Claro que lo debía de hacer por Heather. A ella sí que le iba apoyar a las ratas... tan parecidas a ella...

Oyó el pistoletazo de salida y los corredores comenzaron a patinar. Ness sintió un empujón y se habría caído al suelo si Zac no la hubiera agarrado de la cintura.

Se apoyó en él mientras patinaba como podía. En pocos segundos, todos los participantes les habían adelantado, pero Ness no se dio cuenta pues estaba mirando los patines fijamente y haciendo un esfuerzo tremendo para seguir avanzando.

El tiempo pasaba con agonizante lentitud. El sol apretaba fuerte y Ness sentía el sudor por todo el cuerpo.

Ness: ¿Cuánto queda? -preguntó exhausta-.

Zac: Cuatro kilómetros novecientos metros.

Heather: A este paso vamos a tardar dos años -protestó-.

A pesar de la agonía, a Ness le encantó la respuesta de su amigo.

Zac: Lo está intentando -dijo mirando a Heather con el ceño fruncido-.

La rubia se apresuró a disculparse.

Heather: Perdón. No quería parecer impaciente, pero si terminamos la carrera conseguiremos más dinero.

Zac: Tienes razón. ¿Por qué no te adelantas tú?

Heather: ¡Oh, no! No me sentiría bien dejándoos así.

Zac: No te preocupes, ya llegaremos como podamos -le aseguró-.

Heather: Si estás seguro...

Zac: Estoy seguro -contestó con una ironía que Ness no acertó a comprender-.

Heather: Si insistes, está bien -concluyó alejándose con movimientos seguros-.

Ness sintió que el corazón se le caía a los pies. ¿Cómo iba a conseguir que Zac viera cómo era su prometida de verdad si no se quedaba con ellos?

Zac: Lo estás haciendo muy bien, Ness.

Ness lo miró y él sonrió de forma automática. En ese momento, a pesar de que Zac la llevaba agarrada de la cintura, Ness perdió el equilibrio y se fue al suelo.

Pero un brazo fuerte y poderoso impidió que lo rozara.

Zac: ¿Estás bien? -Ness recuperó el equilibrio, pero no el aliento. Sus cuerpos estaban en contacto y a Ness se le antojó que hacía más calor que nunca-. ¿Nessi?

Ness: Creo que voy a tener que parar un poco -contestó en un hilo de voz-.

Ocho años atrás le había pasado lo mismo en la pista de patinaje y, entonces, se había reído a carcajadas, pero ahora no le apetecía reírse. Zac la guió hasta el bordillo, fue a buscar una botella de agua y se sentó a su lado. Ness se apretó la botella contra las sienes y las muñecas mientras los tres primeros participantes pasaban ante ella en la segunda vuelta.

Zac: No veo a Heather -comentó-.

Aquel nombre fue más efectivo que el agua helada.

Ness: Zac...

Zac: Dime.

Ness: Espero que Heather no se haya enfadado por haberos hecho ir más despacio.

Zac: No te preocupes, Heather no es así.

Ness: ¿No tendrías que ir al oftalmólogo? -murmuró-.

Zac: ¿Cómo?

Ness: Digo que parecía un poco molesta cuando se ha ido.

Zac: No, lo que pasa es que está muy preocupada por las ratas de Hollywood.

Ness: Claro... Y tú, eh, ¿a ti te preocupan esos animales?

Zac: A mí me preocupa todo lo que le preocupe a Heather.

Ness tomó aire y sintió un tremendo dolor en el pecho. Zac quería a Heather de verdad. Iba a sufrir mucho cuando descubriera lo mala persona que era. No se merecía aquello y Ness deseó poder hacer algo para evitarle aquel dolor.

Zac: ¿Lista para volver a la carrera?

Ness: No, me he debido de torcer el tobillo o algo -improvisó-.

Zac: Vamos a mirarlo no vaya a ser que te hayas hecho un esguince.

Ness: No, no, no hace falta -protestó mientras Zac le quitaba el patín-.

Zac: Hay que tener cuidado con estas cosas -insistió estudiando el tobillo. Al sentir el pie liberado de aquel artilugio de tortura, Ness no pudo evitar suspirar-. ¿Te he hecho daño?

Ness: Un poco -mintió-.

Zac le quitó el calcetín y siguió palpando.

Zac: ¿Te duele esto?

Ness sintió que se le ponía la carne de gallina, pero no le dolía nada.

Ness: No -admitió-.

Sus miradas se encontraron y Ness vio que Zac sonreía. El sol le daba en el pelo y en los ojos... aquellos ojos azules que cada vez tenía más cerca...

Heather: ¿Pero qué hacéis? -exclamó-.

Ness: Descansando porque me he hecho daño en el tobillo -contestó cerrando los ojos-.

Al abrirlos, vio que Zac estaba de pie hablando con su prometida. No parecía muy contento.

Heather: Lo siento -oyó decir-. No me había dado cuenta... -añadió mirándola-. Luego te lo recompensaré. Te lo prometo, cariño.

Ness apartó la mirada y sintió náuseas. El sol debía de haberle afectado más de lo que creía.

Zac: Voy por el coche -anunció-.

En cuanto se hubo alejado, Heather la miró con mirada asesina.

Heather: Ahora lo entiendo todo, lo quieres para ti. No sé cómo no me he dado cuenta antes. Pues será mejor que te vayas olvidando. Zac jamás se fijaría en una mosquita muerta como tú. No creo ni que se haya dado cuenta de que eres una mujer. Si estás pensando en seducirlo, ni se te ocurra. Se reiría en tu cara.




¡Hala! ¡Menudo cacho perra! Ness, ¿¡cómo dejas que digan esas cosas en tu cara!?
Pero no te preocupes, que no eres más tonta que Zac, quien no debería is al oftalmólogo, ¡si no al manicomio directamente!

¡Gracias por los coments!

Lau, tú que eres la encargada de entregar el premio al más idiota, ¿quien va ganando? XD

Anónimo, no me gusta llamar así a la gente, estaría bien tener un nombre XD, me pediste que te recomendara lecturas. Pues hay una página que se llama quedelibros. Puedes descargarte los libros que quieras, pero tienes que registrarte. Solo te piden una dirección de e-mail y un nick. ¡Espero serte de ayuda!

¡Comentad!
¡Un besi!


4 comentarios:

Milagros L. dijo...

me encanto el capii
esa heather me esta artando como va a insultar a nessa se pasa y por otra parte sigo pensando que zac es un idiota
bueno siguela
bye**

Anónimo dijo...

me fascina el capitulo gracias por la pagina ya habia pasado x ahi pero igual gracias bueno en general queria pedirte nombres de libros haci de romance xk hay una pagina que se llama scribd y se puede descargar en word es fascinante ah y mi nombre es elizabeth pero mis amigas me llaman liz oliza asi k tu tmbn tu me puedes llamar asi
siguela pronto

Unknown dijo...

QUE GANAS DE MATAR A A "BARBIE DE PLASTICO" QUE ME DIERON, COMO VA A DECILE ESO A NESSA? ES LOCA! LA ODIE EH!!
OJALA QUE ZAC SE DE CUENNTA RAPIDO DE LO QUE ES.

ME ENCANNTO!
SUBE PRONTO.












P/D: ZAC ES UN VERDADERO TONTO.

Lau B. dijo...

Hmmm...
no tengo mucho que decir.
Heather es definitivamente una bruja... por supuesto que le importan las ratas de Hollywood siendo ella una...
Vanessa definitivamente necesita un mejor plan! ella tiene todas las herramientas y no las ve!!!! Quien es la que realmente necesita ir al oftalmologo! yo andaria con una de esas camaras espias en mi ropa todo el tiempo para que cuando a la bruja le salgan las garras yo pueda grabarlaaa y mostrarle a Zac lo imbecil que esta siendo y el pesimo gusto en mujeres que tieneeeee!
Publica pronto!!
Bye
Xx

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