topbella

viernes, 1 de febrero de 2013

Capítulo 6


Vanessa esperó al descanso entre carrera y carrera para salir de la carpa que se había levantado en medio del terreno enlodado de las pistas donde estaba celebrándose la recaudación de fondos para el canódromo de Hidden Valley.

El coronel Charles Lowell, supervisor de carreras ya jubilado, y además invitado de honor en aquella celebración, había salido a dar una vuelta hacía ya mucho rato y aún no había vuelto, por lo que Vanessa decidió salir en su busca.

Se agachó para pasar por un hueco abierto en la valla y subió por los escalones de madera que conducían a la tribuna. Miró en la taquilla, en la zona de apuestas y hasta en el aparcamiento, pero el coronel no estaba en ninguna parte. Se dirigió hacia el bar con la esperanza de encontrarlo allí.

Al dar la vuelta a la esquina tuvo lo que se dice un déjá vu: el olor a cerveza, polvo y sudor y ella allí de pie buscando a alguien que había perdido. Se puso de puntillas pero en vez del hombre canoso se encontró con unos familiares ojos azules en actitud muy risueña.

De pronto un hombre se acercó y la sujetó por el codo al tiempo que le daba un beso en la mejilla.

Ness: ¡Scott! ¿Qué estás haciendo aquí?

Scott: La empresa tiene un palco y David nos ha traído a todos los directivos. Es una fiesta de bienvenida. Ven a tomar algo con nosotros.

Ness: No puedo, Scott. Estoy aquí por trabajo -dijo tratando de salir del bar pero la multitud la empujaba hacia dentro-. ¿Has visto a Charles Lowell?

Scott: ¿El coronel? Está con nosotros. -La sujetó con fuerza para no dejarla caer y ella no tuvo más remedio que sujetarse para no dejarse arrastrar-. David se lo encontró dando vueltas por ahí en la primera carrera. Lo convenció para tomar unas copas y lleva con nosotros desde entonces. Así que ahora tendrás que venir a saludarlo.

Ness: Genial. Está previsto que dé un discurso de agradecimiento a los organizadores de la recaudación de fondos en poco menos de media hora y me temo que Charlie no lleva bien eso de ir de copas. Ahora, gracias a tu amigo ha estado bebiendo desde hace más de una hora y no va a estar en buen estado para decir nada.

Scott: Lo siento, preciosa -dijo encogiéndose de hombros-.

El sonido alegre de la risa de Zac irrumpió en la conversación y, a pesar de querer mostrar su desaprobación, Vanessa disfrutaba del sonido. Y es que además la imagen merecía la pena: más alto que la mayoría, tenía una cerveza en una mano, la otra metida en el bolsillo de los pantalones de su impecable traje y un pie ligeramente apoyado sobre el reposapiés de la banqueta.

Estaba a unos metros de distancia. La habitación cerrada estaba llena de humo y ella sentía que la cara le ardía, las palmas de las manos le sudaban y el corazón le palpitaba con más fuerza a medida que se acercaban.

Scott: David -llamó por encima del ruido-.

Zac miró hacia ellos. Su sonrisa brilló y le guiñó un ojo a Scott. Pero su sonrisa cambió al ver a Vanessa.

Los ojos relucientes se oscurecieron mientras la estudiaba con detenimiento. La sonrisa cedió un poco. Entonces dejó de mirar a Vanessa a la cara para descender hacia el brazo con el que se agarraba con fuerza a Scott.

Ésta se apresuró a soltarlo. Lo último que deseaba era parecer desvalida ante aquel hombre, con su bonito vestido y el pelo recogido, pero pidiendo la protección de Scott.

Éste no pareció darse cuenta y simplemente se giró hacia ella y le sonrió al tiempo que le ponía un brazo protector en la espalda en el momento de presentarla ante el grupo.

Cuando Zac volvió a mirar a Vanessa ya no estaba sonriendo, y sus ojos antes cálidos se habían vuelto fríos. Levantó el vaso e hizo con él un saludo en dirección a ella. Después dio un sorbo y se volvió para seguir la conversación con sus hombres.

Vanessa sintió que la cara le ardía. Claro. Ella había sido la que había insistido en que lo mejor sería simular que no se conocían pero no hubiera creído que le fuera a resultar tan sencillo. Cuando él estaba cerca, el corazón le latía enloquecidamente, pero era evidente que aquel hombre no sentía lo mismo por ella. Era un ser frío.

Vanessa dio la espalda a Zac disimuladamente y puso la mejor de sus sonrisas.

Ness: Me han dicho que habéis emborrachado a un amigo.

Los hombres dejaron de hablar a la vez.

Scott: Lo siento, Vanessa, se me olvidó. Chicos, Vanessa se ha encargado de organizar la recaudación de fondos y parece que le hemos raptado a su invitado de honor -dijo mirando alrededor, sin retirar su mano de la espalda de ella-. ¿Adónde ha ido el coronel?

**: Esta ronda es suya, me temo -dijo un joven muy atractivo, mirando incitante a Vanessa-. No podíamos dejarle ir sin pagar su deuda. Así que tendrás que esperar aquí con nosotros a que regrese. Y como este bruto no piensa presentarnos, lo haré yo. Soy Matt Sadler, el nuevo director de finanzas.

Ness: Encantada de conocerte, Matt. Yo soy Vanessa Hudgens -dijo ella estrechando su mano tal vez unos segundos más de lo necesario-.

Matt: Lo sé. Te vi en la pelea.

¿Aquel tipo había estado en la pelea? ¿Era uno de los posibles candidatos que podía haber conocido? Miró con detenimiento al chico. Alto, atlético, bonita sonrisa. Muy guapo.

Entonces fue cuando Zac tosió. Vanessa se plantó orgullosa y se giró para mirarlo pero su gesto no había variado un ápice.

Zac: Debes tener muy buena vista, Sadler. No estuvo allí más que diez segundos. -Y tras ello la miró sin una pizca de remordimiento. Ella también lo miró con furia instándole a seguir y a la vez rogándole que no dijera ni una palabra más-. Según me dijo Scott -añadió mirando a Sadler-.

Matt: Bueno, es obvio que diez segundos fueron suficientes para haberme llamado la atención, pero saliste corriendo antes de que pudiera acercarme.

Vanessa se volvió a girar para mirar a su nuevo pretendiente y sonrió para después hacer un gesto de burla a Zac por encima del hombro.

Ness: No me digas.

«Vamos, Matt, eres más joven, más guapo y desde luego más caballeroso que este bocazas que tengo detrás. Rubio, cándido, y muy guapo. Pero seguro que tú también lo sabes. Lo más probable es que seas otra de esas «personalidades masculinas» de las que conozco en estas situaciones».

De pronto sintió que no quería jugar y rompió la concentración de Matt para presentarse al resto del grupo, algunos de la edad de ella aunque menos guapos que Matt. Aquellos hombres habían sido cuidadosamente elegidos por Scott para formar parte de la élite directiva de Efron Holdings.

Se vio capaz de seguir considerando sus posibilidades hasta que su mirada se cruzó con la de Zac de nuevo. Él no le sonreía como los otros hombres, solo la miraba con suficiencia. Allí sentado, con los brazos cruzados, apoyado en el respaldo de la banqueta, como un omnisciente demonio. Era evidente que sabía lo que ella estaba pensando.

Vanessa siguió sonriendo pero frunció un poco el ceño. No tenía por qué negar sus intenciones y además, a él no le importaba.

Charles: Mi querida Vanessa, qué bien que te hayas unido a nosotros -dijo el coronel-. Te habría invitado yo mismo pero hacía años que no te veía poner un pie en esta vieja taberna.

Ness: Charlie -dijo relajando un tanto su actitud al ver al anciano-, sabes que iría contigo a cualquier sitio que me pidieras. Pero hoy tenemos algo que hacer, ¿recuerdas la recaudación de fondos? -Charlie asintió-. ¿Y aquella gran carpa blanca? Allí tienes que dar tu discurso de agradecimiento.

Charles: Oh.

Vanessa estudió al hombre en busca de señales de embriaguez. Estaba sudando un poco pero no era de extrañar en aquel lugar cerrado. Estaba erguido y su discurso era comprensible.

Zac: Sugiero que dejemos que Charlie se termine su limonada, y después podemos ir todos a escuchar sus palabras. ¿Qué dice, señorita Hudgens?

Vanessa lo miró llena de asombro mientras una amplia sonrisa se instalaba en el rostro de Zac.

Ness: Me parece justo -dijo haciéndole un gesto de agradecimiento casi imperceptible-.

Charles: Vamos entonces -dijo el coronel terminando de un sorbo el contenido de su vaso-.

Vanessa se giró hacia el grupo. La atemorizaba pasar a través de aquel sudoroso montón de hombres con camisa blanca y corbata, y justo entonces la voz de Zac retumbó a sus espaldas.

Zac: Abran paso, señores. El coronel va a pasar.

Todos asintieron y dejaron libre el camino por el que el coronel con la cabeza bien erguida comenzó a caminar hacia la puerta. Vanessa sintió que una cálida mano se posaba en su espalda invitándola a seguir al anciano. Esta se volvió y se encontró con un Zac que le hacía una gentil reverencia al tiempo que acercaba su rostro al de ella.

Zac: ¿Vamos, señorita Hudgens? -preguntó retirando la mano de la espalda y ofreciéndole el brazo en su lugar-.

Ella lo miró a los ojos buscando la trampa. Desafortunadamente, eran inescrutables. Finalmente, aceptó el brazo. Podía notar el músculo fuerte que se ocultaba bajo la tela de la chaqueta y la sensación le pareció embriagadora, ardiente y de todo punto censurable. Afortunadamente la conciencia de lo placentero del contacto no duró mucho porque alguien la pisó y al girarse para pedirle disculpas sus vasos chocaron y el contenido se derramó sobre su vestido. Vanessa dio un salto hacia atrás y se agarró al brazo de Zac con las dos manos. Éste respondió de forma inmediata poniéndole una mano protectora por encima y el gesto tierno pareció calmarla un poco.

Sentía claustrofobia en aquel ambiente, por eso cerró los ojos y se dejó guiar hasta fuera. Solo abrió los ojos cuando notó los rayos de sol sobre su cara. Inspiró profundamente, incluso sintió un ligero escalofrío al notar el aire fresco.

Se volvió hacia Zac para agradecerle lo que había hecho pero éste estaba hablando con dos de sus hombres y señalaban hacia la carrera en la pista tres que acababa de comenzar. Y Vanessa supo que ninguno la escucharía hasta que hubiera terminado.

Las dos primeras carreras las habían ganado los favoritos y Vanessa no esperaba que hubiera diferencia en la tercera. Permaneció en silencio mientras los galgos enfilaban el último tramo y, de pronto, la multitud se puso en pie al unísono y los hombres que iban con ella empezaron a dar gritos de alegría, agitando sus boletos de apuestas en alto. El favorito, Sir Pete, iba una cabeza por detrás y la posibilidad de una derrota inesperada mantenía a todos en vilo.

Ness: No sé por qué se emocionan tanto -murmuró a media voz-. Sir Pete ganará.

Zac: Yo no apostaría -dijo con tranquilidad, los ojos relucientes-.

Ness: Nunca lo haría.

Entonces, en los últimos veinte metros, Sir Pete pegó un estirón y sacó dos cuerpos al adversario más cercano.

Zac: Odio perder -dijo con los dientes apretados fingiendo estar muy disgustado.

Ness: Entonces apuesta por el ganador.

Zac respondió con una enorme sonrisa que dejó a Vanessa sorprendida y notó que un escalofrío de excitación la recorría de los pies a la cabeza.

Zac: Eres una mujer sorprendente, Vanessa Hudgens.

Estaba claro que había llegado el momento de volver con su propio grupo.




Bueno, admito que no ha sido muy interesante XD. Pero qué pasa si os digo que hay una razón de peso para que a Vanessa le den tanto pánico las tabernas. De repente todo tiene sentido. Y seguro que os dejado intrigadas XD. Así que comentadme mucho ^_^

¡Gracias por los coments del capi anterior!
Bye!
Kisses!


3 comentarios:

Lau B. dijo...

No se a ti pero a mi me encato!!
Ya veremos cuanto le dura lo frio a Zac!
por favor publica pronto esta novela de verdad me gusta un monton!!!!!!
Bye
Lau B.

Lau B. dijo...

Por cierto para mi no habria mejor regalo de cumpleaños que publicaras un capi "interesate"
lo digo entre comillas porque para mi todos son interesantes :P
(Cumplo Mañana)
#JustSaying
Xx

Unknown dijo...

WWWWOOOOOW.
QUE CAPITULO. QUE LE HA PASADO A VANESSA CON LAS TABERNAS?

ESPERO QUE SUBA PRONTO

Publicar un comentario

Perfil