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domingo, 29 de enero de 2017

Capítulo 4


Vanessa se inclinó hacia delante, con los codos sobre las rodillas y una sonrisa en los labios.

Ness: Me muero de ganas de saber más… sobre todas esas cosas que encuentras sexis. ¿Lavanderías, pizzas? Continúa.

Zac bebió un trago de cerveza.

Zac: Hay una larga lista, señorita Vanessa, pero seamos claros. Soy un chico. Lo de acostarse desnudos va lo primero.

Ness: Sí, hay varias cosas que todos los chicos parecéis tener en común. Pero si he aprendido algo es que acostarme desnuda con alguien regularmente no basta.

Zac: ¡Bah! Quizá para hombres sin imaginación.

Ness: ¿Entonces? ¿Qué más hay?

Zac: Me gusta elaborar presupuestos domésticos que nunca vas a cumplir, por ejemplo. Hay algo especial en planificar cosas juntos. No me refiero a llevar la chequera, eso no es trabajo de dos personas, es demasiado peligroso. Y las listas de tareas: no te imaginas cuánto me excita eso. O elegir películas. Para eso se necesita verdadero talento. Si estás con una chica a la que le gustan las de acción, entonces puedes negociar tres películas de acción por una de chicas, romántica -se inclinó para susurrarle al oído-: Que esto no salga de aquí, pero a mí me gustan algunas películas de chicas.

Ness: ¿Ir de tiendas?

Zac: Ahí tengo que trazar una línea -declaró con tono firme-. Eso no es para mí. Si necesito ropa o zapatos, resuelvo el problema lo antes posible. No me gusta darle vueltas. Es aburrido y no tengo habilidades. Pero entiendo que uno tiene que vestirse con cierta decencia para conseguir gustar a una chica -sonrió-. Sobre todo a una chica tan bonita como tú -añadió-.

Ness: ¿Y cuándo sacas tiempo para eso? Porque esta noche no sabías que había una fiesta aquí y no has venido muy mal vestido.

Zac: Vaya, gracias -repuso, irguiéndose orgulloso-. También puedo pedirle a mi hermana mayor, Ashley, que me vista… ella fue la que mandó convertir el cobertizo en una cabaña de lujo… y resignarme a parecer un gay.

Vanessa soltó una carcajada, sin darse cuenta de que Nate, Annie, Jack y varios otros se habían vuelto para mirarlos.

Ness: ¡Vergüenza debería darte lo que has dicho!

Zac: Hey, un momento… yo tengo amigos gays. Podéis decir de ellos lo que sea, pero el común denominador es que tienen buen gusto para la ropa. Al menos los que yo conozco.

Ness: ¿Entonces por qué no le pides a un amigo gay que te lleve de compras?

Zac: No quiero dar pie a equívocos -se encogió de hombros-.

Ness: ¿No te parece eso un rasgo de… inflexibilidad por tu parte?

Zac se acercó tanto que Vanessa pudo percibir el leve olor a cerveza en su aliento. La miró fijamente a los ojos.

Zac: En esas cosas no soy flexible en absoluto -sonrió-. Yo no me paso de acera.

Vanessa no pudo evitarlo y rio a placer. Feliz.

Zac: Tienes que dejar de hacer eso, cariño. Te recuerdo que supuestamente tenías que estar triste. Un imbécil inmaduro te dejó plantada en el altar hace exactamente un año. Todavía estamos de duelo.

Ness: Lo sé, lo sé… -replicó, abanicándose la cara-. Dentro de un segundo volveré al «modo depresión». Pero ahora mismo dime otra cosa que encuentres insoportablemente sexy. Y ten en cuenta de que lo de acostarse desnudos ya está dicho.

Zac: De acuerdo -alzó la mirada al techo, en busca de una respuesta-. ¡Ya lo tengo! Su ropa interior en el cuarto de baño. Regada por todas partes. De manera que un tipo ni siquiera pueda orinar tranquilo, lavarse los dientes y menos aún darse una ducha. Odio eso -y volvió a esbozar una maliciosa sonrisa-. Pero es muy sexy.

Ness: Perdona, pero no acabo de entenderlo bien. ¿Lo odias? ¿Y te parece muy sexy?

Zac: Bueno, hay que ser un hombre para comprenderlo. Un tipo entra en el baño, que es pequeño como el resto de su casa o apartamento, a no ser que sea un malvado jefe residente. Bien, el tipo entra, se dispone a lavarse la cara y ve satenes y encajes regados por todas partes. El tipo los toma, los acaricia, hasta se pone un tanga en la cabeza por un momento, tiene un par de fantasías bien fundamentadas en la realidad y luego grita: «¡Amber! Saca tu ropa interior de aquí para que pueda ducharme! ¡Llevo prisa!».

Vanessa se llevó las manos a la cara y rio de nuevo a carcajadas. Zac la miró con ojos brillantes.

Zac: Ten cuidado, Vanessa. Estás disfrutando.

Ness: ¡Y tú también! -se estiró para darle un puñetazo suave en un hombro-. Y tu ruptura es todavía más reciente que la mía.

Zac: Sí, pero…

Iba a decirle «pero no tan traumática». Al menos a él no le habían dejado plantado delante de doscientos invitados a la boda. Justo en ese momento se abrió la puerta y entraron los Robbins: Luke, Stella y el pequeño Ben, el bebé. Luke sostenía a Ben contra su pecho, abrigándolo con su cazadora. Zac se levantó de un salto.

Zac: ¡Hey! -y agarró de la mano a Vanessa, tirando de ella-. Son casi familia mía. Luego te explico.

Le dio un gran abrazo a Stella y la besó en las mejillas. Luego saludó con la misma efusión a su marido, cuidando de no aplastar al bebé.

Luke: ¡Oye, a mí no me beses! -protesto ceñudo-.

Zac: De acuerdo, de acuerdo… Pero voy a tener que hacer un gran esfuerzo para reprimirme -repuso riendo-. Os presento a Vanessa, ha venido a visitar a su tío. Vanessa, ¿te acuerdas de que te hablé de una hermana mía que convirtió un cobertizo en una cabaña de lujo? Ésa es Ashley, que mientras estuvo aquí arriba, intentando encontrarse a sí misma, encontró también a Scott, el hermano de Luke. En este momento están comprometidos. Lo que casi me convierte en familia de esta pareja y del pequeño Ben.

Stella se apresuró a estrecharle la mano.

Stella: Sabía que habías venido, Vanessa. Conocemos bien a Nate y a Annie. A veces salgo a montar a caballo con ella.

Jack: Hey, yo creía que habíais dicho que no vendríais esta noche -dijo desde detrás de la barra-. Que el bebé estaba durmiendo y todo eso.

Luke: Es que Ben prefiere dormir durante el día. Por la noche tiene hábitos juerguistas.

Mel se acercó entonces a ellos:

Mel: Pásamelo un momento… -se lo quitó a Luke de los brazos y descubrió que, efectivamente, estaba perfectamente despierto, con unos ojos como platos. Tenía nueve meses y medio. Mel se echó a reír-. ¡Qué grande está!

Stella le dijo a Vanessa, en plan confidente:

Stella: Mel lo trajo al mundo. Se encariña terriblemente con sus bebés.

Jack: Ya sabéis que tenéis que escribir vuestros propósitos para el año nuevo. Luego os serviré una copa y podréis acercaros a la mesa del bufé.

Luke: ¿Qué propósitos?

Jack palmeó la pecera llena de papeles que tenía sobre la barra.

Jack: Todo el mundo ha contribuido con su mejor propósito para el año nuevo. Genérico, sin dar pistas personales. Ya sabéis: dejar de fumar, perder cinco kilos, hacer ejercicio cada día. A medianoche haremos algo divertido con todos ellos. Una especie de juego.

Luke: A mí no me gustan los juegos -protestó-.

Jack: Anímate, hombre. No será ninguna payasada ni nada parecido. Será más bien como una lotería.

Luke: Yo nunca hago buenos propósitos para el año nuevo -insistió-.

Stella: Yo haré el suyo -se ofreció sentándose a la barra-. Tengo alguna idea.

Luke: Tranquila, cariño. Ya sabes que no te gusta que sea demasiado perfecto.

Stella miró por encima de su hombro y sonrió. Nate, que estaba sentado a su lado, se acercó y simuló leer lo que estaba escribiendo.

Nate: ¿No más «noches de chicos» ni salidas a cabarés? Stella, ¿no estás siendo demasiado estricta con el pobre Luke?

Luke se echó a reír. Y también Stella.

Vanessa se integró en seguida. Siempre le había gustado estar rodeada de parejas así: comprensivas, bromistas, excitantes. Había fotografiado muchas parejas. Y sabía que no todas eran tan fáciles y agradables, a muchas de las que había retratado no les había dado ni un año de vida.

Zac le susurró al oído:

Zac: Stella es estudiante de enfermería. Luke y ella poseen un puñado de cabañas a lo largo del río que alquilan en vacaciones, y mientras Stella estudia y va a la universidad, Luke no sólo se encarga de las cabañas y de la casa, sino también de Ben. Creo que eso de los cabarés es agua pasada para él.

Ness: Mmmm…

Fue a buscar su cámara y empezó a tomar instantáneas como antes, manteniendo los oídos bien abiertos mientras lo hacía. Vanessa podía ver cosas a través de la lente de su cámara que eran más difíciles de distinguir a simple vista. Para ella, al menos.

Descubrió que Violet y Paul Haggerty eran una pareja más convencional. Ella se ocupaba de la casa y los niños mientras él trabajaba de constructor. Se había encargado de la construcción y reforma de la mayor parte de los inmuebles de Virgin River, incluida la restauración del viejo cobertizo de la hermana de Zac, donde éste se estaba alojando. Abby Michaels, la mujer del médico del pueblo, tenía un par de gemelos bebés y actualmente se encargaba de supervisar la casa que se estaban construyendo mientras su marido, Cam, trabajaba en la clínica o estaba de guardia. La situación era algo distinta para Mel y Jack Sheridan. La comadrona del pueblo siempre estaba de guardia y Jack tenía que atender un negocio que permanecía abierto dieciséis horas al día, así que tenían que apoyarse mucho el uno en el otro. Hacían verdaderos malabarismos para poder cuidar a los niños y atender las tareas de la casa. Jack se encargaba de cocinar y Mel hacía la limpieza.

Peter y Paige trabajaban codo a codo criando los hijos, llevando la cocina y manteniendo al día los libros de contabilidad del bar. Bárbara y Mike Valenzuela tenían un hijo y dos trabajos a jornada completa; ella era abogada, él el policía del pueblo. Y Vanessa ya sabía que el tío Nate y Annie eran socios propietarios de la clínica veterinaria y de las cuadras Jensen. Su boda estaba programada para mayo. Se trataba, en conjunto, de una serie de prácticas muy interesantes, y particulares, de conciliación de la vida laboral con la familia y las relaciones de pareja. Pensó en su propio caso, una pareja que teóricamente se había roto porque uno de los dos no había podido salir los sábados por la noche. Estaba segura de que eso no habría constituido ningún problema para aquella gente.

Mientras observaba y escuchaba, sacaba fotos. Pidió a Mel que levantara al bebé de los Robbins y lo bajara lentamente para darle un beso en la naricita. Tomó una gran instantánea de Jack apoyado en la barra, extendidos sus fuertes brazos y luciendo una media sonrisa mientras miraba a su esposa con el bebé que había traído al mundo, todo orgulloso. A Peter lo sorprendió envolviendo en un enorme abrazo a su menuda mujer, besándole el pelo. Paul Haggerty echó una moneda en la máquina de discos y se puso a bailar con su esposa. Cameron Michaels brindó con Abby y no pudo resistirse a acariciarle el cuello con la nariz… momento que captó Vanessa. De hecho, captó muchas interesantes posturas, poses enternecedoras. No sólo había una gran cantidad de cariño en aquel bar, sino también mucho buen humor y mucha felicidad.

Cuando Vanessa miraba a través de su cámara, era muy poco lo que echaba de menos. En aquel momento no estaba pensando para nada en Drake. Quizá fuera el hecho de estar en Nochevieja, entre amigos y con la promesa de un nuevo comienzo, el primer día de un nuevo año. Esa era precisamente la sensación que había querido conseguir con su boda, un nuevo comienzo.

Fue entonces cuando vio a Zac. Apartado de la multitud, apoyado en la pared junto a la chimenea, la observaba con una relajada sonrisa en los labios. Tenía un tobillo cruzado sobre el otro, con una cerveza en una mano y la otra en el bolsillo delantero de los vaqueros. Le hizo una foto, relampagueó el flash y él se echó a reír. A continuación posó para ella, sacando la mano del bolsillo y flexionando el bíceps. Por supuesto era imposible distinguir sus músculos a través de la gruesa camisa de franela. Luego apoyó un pie en una silla cercana. Se puso de perfil y alzó la botella como para beber: esa imagen le gustó.

Sonrió, frunció el ceño, sacó la lengua, hizo muecas a la cámara… con Vanessa fotografiándolo sin cesar, y sin dejar de reír. Finalmente le indicó con un dedo que se acercara, y así lo hizo ella, disparando conforme lo hacía. Sólo bajó la cámara cuando estuvo lo suficientemente cerca.

Zac: Salgamos de aquí -le susurró-. A algún lugar donde podamos hablar.

Ness: ¿No podemos hablar aquí?

Zac negó con la cabeza.

Zac: Escucha.

Escuchó… la música de la máquina de discos. Sólo la música, porque no se oía absolutamente nada más. Todas las miradas estaban clavadas en ellos. Observando. Esperando en silencio. Se volvió hacia Zac.

Ness: Lo sabe todo el mundo. Saben que somos la única pareja de solteros del bar. Solos y tristes.

Zac: Solos sí. Yo no estoy triste y sé que tú pretendías estarlo, pero no te estás saliendo con la tuya. ¿Qué me dices? -le preguntó, encogiéndose de hombros-. ¿Quieres arrojar toda cautela por la borda y ver si puedes seguir disfrutando del resto de la velada?

Ness: ¿No puedo disfrutarla aquí?

Zac: ¿Con tanta gente mirándote? ¿Escuchando? -le señaló la barra con la barbilla-.

Cuando se volvió para mirar en esa dirección y sorprendió a todo el mundo apresurándose a desviar la vista, se echó a reír.

Ness: ¿Adonde iríamos?

Zac: Bueno, sólo son las diez. Podría llevarte a Eureka o a Fortuna, pero preferiría que fuéramos a algún sitio donde no hubiera fiesta. Podría enseñarte el cobertizo que Ashley convirtió en cabaña de lujo, pero no tengo fotos de su estado anterior. O podríamos dar una vuelta en coche, aparcar en el bosque y besuquearnos como dos quinceañeros -sonrió, juguetón-.

Esperanzado.

Ness: Estás demasiado seguro de ti mismo -lo acusó-.

Zac: Eso ya me lo han dicho. Pero es preferible tener mucha que poca, al menos en estas circunstancias.

Ness: Tengo que hablar con mi tío Nathaniel.

Zac le acarició la mejilla con los nudillos.

Zac: ¿Para pedirle permiso?

Ness: No, por cortesía. Soy su invitada. Recógeme el abrigo, por favor.

Mientras se dirigía a avisar a su tío, se dio cuenta de que quien había pecado de excesivamente confiado no era Zac, sino Drake, que siempre solía acicalarse mucho, adoptando continuamente posturas y poses que resaltaban su estatura, sus anchos hombros, su mandíbula cuadrada. Zac, en cambio, era un hombre mucho más relajado y natural. Aunque solamente lo conocía de un par de horas. ¿Quién podía saber qué secretos ocultaba?

«Qué diablos», exclamó para sus adentros. «Puedo dejar que un hombre se me acerque sin correr un gran riesgo. Al fin y al cabo, no volveré a verlo. Y… ¿quién sabe? Quizá me recupere después de todo».

Ness: Tío Nate, voy a salir un rato con Zac a ver qué se cuece por Fortuna o Eureka. Si te parece bien, claro.

Nate: Bueno, no sé si… ¡ay!

Annie le propinó un codazo.

Annie: Estupendo, Vanessa -la animó-. ¿Volverás aquí o Zac te acompañará hasta casa?

Ness: No lo sé… Depende de adonde vayamos, lo que pase, ya sabes. Escuchad, si hubiera cobertura, os llamaría al móvil, pero…

Nate: Entre Fortuna o Eureka y nuestra casa hay cobertura. Y Jack tiene teléfono fijo. Nosotros nos quedaremos en el bar hasta medianoche -le dijo y consultó a Annie con la mirada-. Jack, ¿podrías darle tu número?

Jack: Claro -se lo apuntó en una servilleta-. Conozco a Zac y a su familia desde hace un par de años por lo menos. Estás en buenas manos, Vanessa.

Nate: ¿Tiene todoterreno? -quiso saber-.

Vanessa se sonrió.

Ness: No te pongas tan paternal, tío Nate -volvió con Zac y dejó que la ayudara a ponerse el abrigo-.

Zac: ¿Adonde les dijiste que íbamos?

Ness: A Fortuna o a Eureka, pero quiero verla… la cabaña.

Zac: Espero no haberla dejado muy desordenada cuando me marché -recogió su abrigo-.

Ness: ¿Es eso probable?

Zac: Depende de dónde tuviera la cabeza en ese momento.

Tomándola del codo, la guio hacia la puerta. Cuando se marchaban, se llevó dos dedos a la frente a manera de saludo.

Vanessa, distraída, estaba intentando recordar lo primero que le había dicho Zac. Sí, fue algo sencillo, del tipo de «Hola, me llamo Zac». ¿Y cuál había sido la primera frase que le lanzó Drake? Se acordaba bien. Le puso un dedo en el esternón y le dijo: «Hola. Tú conmigo».




Zac es super simpático y Drake era un cretino. No sé como llegó tan lejos con él con esa primera frase que le dijo 😒

¡Gracias por los comentarios!

¡Besi!


2 comentarios:

Lu dijo...

Me encantó el capítulo.
Las cosas van bien entre ellos por suerte.


Sube pronto

Maria jose dijo...

se fueron juntos!!!
amo esta pareja
este zac es muy lindo
ya quiero saber que pasara en la noche
siguela pronto


saludos

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