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lunes, 8 de junio de 2015

Capítulo 7


Zac intentó torpemente desabrocharle el sujetador.

Zac: ¡Maldita sea! No puedo quitártelo con la mano izquierda, cariño.

Sin miedo ni titubeos, Vanessa se desabrochó el sostén sin tirantes, y luego dejó que Zac le qui tara la prenda. Tras dejar el sujetador en el suelo, él la rodeó con el brazo, retrocedió levemente y con templó sus senos desnudos. Excitado y complacido, tomó aliento.

Tenía unos pechos preciosos. Turgentes y gran des. Los pezones semejaban rosados diamantes que pedían a gritos el contacto de la boca de Zac.

El miembro se le endureció. El corazón se le dis paró.

Zac: Quiero verte entera. Cada bello centí metro de tu cuerpo.

Vanessa asintió, sabiendo lo que Zac deseaba hacerle, esperando que su cuerpo de treinta años no lo dejara insatisfecho. Ya no poseía el físico firme de una chica de dieciocho años, y su vientre presentaba las leves señales del embarazo.

Haciendo acopio de todo su valor y su deseo por Zac, se retiró de él y empezó a quitarse la ropa con gestos lentos e inseguros. Primero se bajó las medias negras, y luego se sentó en la cama para quitárselas. Las manos le temblaron al tocar la cin turilla de las braguitas, también negras. Zac observaba todos sus movimientos esperando con ansiedad el momento de la revelación.

Vanessa se incorporó junto a la cama y, centímetro a centímetro, fue bajándose las braguita. Cuando las tuvo en los tobillos, las apartó con el pie. Luego alzó la cabeza y miró a Zac directamente. Él le dirigió una sonrisa traviesa, sensual, y avanzó hacia ella. Vanessa tembló de los pies a la cabeza cuando Zac alargó la mano y le rozó el cuello con la yema de los dedos.

Zac: Aquella primera vez, hace doce años no te miré realmente.

Ella tragó saliva.

Ness: Lo... lo sé. No había luz en el coche.

Zac: Nena, tienes las mejores piernas que he visto en mi vida. Diablos, son larguísimas -fue descendiendo con los dedos por entre sus senos y su vientre, hasta llegar al ombligo-.

Vanessa tomó aliento.

Ness: ¿Te gustan...?

Zac: Me gusta todo lo que veo -le aseguro al tiempo que extendía la mano y le acariciaba el abdomen-. Y quiero tocarlo y saborearlo -le introdujo la mano entre las piernas, le separó los muslos y la acarició íntimamente-.

Ella notó que las rodillas le flaqueaban y experimentó un leve mareo. Conforme Zac continuaba frotando su punto sensible, el deseo fue acumulándose en su interior, llenándola de una ansiedad arrebatadora. Cuando él introdujo dos dedos en la húmeda cavidad, Vanessa echó la cabeza hacia atrás y jadeó.

Zac: Estás tan húmeda y cálida -susurró con voz ronca al tiempo que agachaba la cabeza para lamer sus senos-.

Ness: ¡Zac! -exclamó sin respiración-

Se tambaleó ligeramente, y Zac la empujó con ternura para echarla en la cama. Luego se puso en cima de ella, ahorcajándose sobre sus caderas. Cuando la besó, Vanessa reaccionó abriendo la boca para acoger la deliciosa intrusión de su lengua, y apretó su sexo contra la dureza de su erección.

Mientras ella se retorcía bajo su cuerpo, Zac la urgió a separar los muslos de nuevo e inició una nueva seducción de sus sentidos, acariciando, to cando, entrando y saliendo, mientras con la boca le deleitaba ambos pezones.

Vanessa notó que el calor iba aumentando en su interior hasta alcanzar el punto de ebullición. Zac la animó a dejarse ir con las caricias de sus de dos y de su lengua. Vanessa jamás había sentido un placer tan intenso, tan salvaje, tan incontrolable. Se hallaba perdida en un mundo de sensaciones, con sumida por las caricias expertas de Zac. Con un último toque de su lengua en los senos y una suave presión en su sexo, consiguió liberar dentro de ella una oleada definitiva de placer. Vanessa gritó, aturdida por la intensidad del or gasmo.

Dejándola momentáneamente, Zac se despojó de los pantalones y el slip negro. Luego, con una rápida y fuerte arremetida, la penetró, y por un breve instante pensó que moriría de placer. Jamás había sentido algo tan sublime. Tan perfecto.

Vanessa lo rodeó con las piernas y lo urgió a alcan zar su propio climax. Zac cabalgó sobre ella como un loco poseído por la pasión. Ella se aferró a sus hombros mientras la cama se estremecía por la fuerza de sus movimientos. Con cada empujón de Zac, su cuerpo se tensaba más y más, bus cando de nuevo la sensación definitiva.

Él le murmuró palabras fuertes y crudas al oído.Y cuando la penetró hasta el fondo, sin piedad, Vanessa se estremeció con un segundo orgasmo. Zac se convulsionó, inmerso en el éxtasis enorme y su cuerpo enorme tembló conforme exhalaba un largo jadeo animal.

Tras dejarse caer a su lado, descansó un brazo sobre su vientre. Ella le cubrió la mano con la suya y acurrucó la cabeza en su hombro. Zac le besó la frente perlada de sudor.

Zac: Ha sido increíble. Y te ha encantado ¿verdad, cariño?

Ness: Sí -enterró el rostro en su hombro-.

Zac: No sé cuánta experiencia tendrás -siguió diciendo-, pero seguro que habrás notado que no siempre es así. No así de poderoso.

Ness: Hacía mucho tiempo que no disfrutaba del sexo -comentó-. Supongo que tenía ganas atrasadas.

Zac: Sí, para mí también hacía mucho. Pero presiento que, cuando volvamos a hacerlo, será igual de placentero. Quizá más.

Ness: ¿Cuando volvamos a hacerlo? -alzó la cabeza y contempló sus ojos azules-.

Zac extendió los dedos sobre el vello rizado de su sexo.

Zac: Quiero que te quedes toda la noche, ¿recuerdas? Creo que aún no hemos saciado del todo nuestro apetito. Seguro que volveremos a tener hambre antes de que amanezca -la rodeó con el brazo-.

Vanessa se arrimó a él y cerró los ojos. Jamás había experimentado nada tan perfecto como el contacto del cuerpo de Zac contra el suyo.


Zac se despertó lánguida, lentamente, y encontró a una mujer en su cama. Pero no era mujer cualquiera, se dijo. Era Vanessa.

Sonrió al recordar cómo se había entregado con total abandono, revelando las emociones puras y sinceras que sentía por él.

La luz que habían dejado encendida en el salón llenaba la habitación de un resplandor tenue, y Zac echó una ojeada al reloj de la mesita de noche. Las cuatro y cuarto. Pronto amanecería. Y Vanessa se iría de su lado.

Retiró la sábana de su cuerpo, dejando al descu bierto sus senos. Se preguntó si le habría dado el pecho a Andrew, y sintió una punzada de celos al pensar que Drew Hudgens había sido marido de Vanessa durante siete años. El hombre que había en gendrado a su hijo.

Zac sabía que no tenía derecho a sentir celos de un muerto, pero así era. Sentía que Vanessa era ahora suya, y quería reclamarla por completo. A ella y a su hijo. Sin embargo, no podía ofrecerles un compromiso duradero, y debía seguir siendo sincero con ambos.

Al parecer, Vanessa había cambiado de opinión y estaba dispuesta a aceptar una aventura pasajera; de lo contrario, no estaría ahora acostada en su cama.

Zac retiró del todo la sábana, destapando sus largas piernas y su triángulo de vello rizado. El miembro se le endureció y notó que el pulso se le aceleraba. Vanessa poseía un cuerpo muy femenino y natural en todos los aspectos. Imperfecto, pero be llo.

Deseaba, más que nada en el mundo, hacerle de nuevo el amor, calmar el doloroso deseo que había vuelto a acumularse en su interior.

Le besó el hombro. Ella no se movió. Le pasó la lengua por el mismo punto. Ella se movió ligeramente. Le frotó la piel con la nariz. Ella jadeó.

Zac le deslizó las manos entre las piernas al tiempo que se inclinaba sobre ella para morderle un pezón.

Vanessa pestañeó.

Ness: ¿Zac?

Mientras le lamía el seno, empezó a masajearle el sexo. Tomando aliento, ella abrió los ojos.

Ness: Zac, ¿qué...?

Él alzó la cabeza y reclamó su boca con ardiente intensidad. Vanessa notó que su sexo se humedecía y separó los labios. Aceptando su invitación introdujo la lengua y bebió de su húmeda boca. Cuando ella trató de atraerlo hacia si, animandólo a que la penetrara, él rehusó su petición silenciosa. En cambio, profundizó el beso e incrementó el ritmo de sus dedos.

Vanessa comprendió que quería darle placer antes de poseerla, de modo que lo dejó hacer sometiéndose a su control. Zac le lamió los pezones paladeándolos, mientras sus dedos expertos entraban y salían cada vez con mayor urgencia. La tensión que Vanessa experimentaba fue incrementándose, hasta que por fin chilló, presa de un insoportable placer, y se sumergió en un abismo de pura sensación.

A continuación, Zac la alzó y la coloco encima de su cuerpo. Ahorcajada sobre él, Vanessa tomo la posición dominante. Contempló sus ojos llenos de pasión y lo devoró visualmente. La piel bronceada, los poderosos músculos, los rizos negros que salpicaban su pecho, los oscuros pezones. Notó como su excitado sexo palpitaba debajo de ella.

Deseaba que la penetrase, que la llenase por completo y le diera aún más placer. Maniobrando con la mano por debajo de sus muslos, cerró los de dos en torno al excitado miembro. Zac gimió al notar su contacto, mientras Vanessa lo guiaba hacia su interior. Él la agarró de las caderas y, con una fuerte elevación del cuerpo, la penetró hasta el fondo.

Ella jadeó, sacudió frenéticamente la cabeza y le clavó las uñas en los hombros. Conforme la sensual danza avanzaba, Vanessa empezó a aumentar el ritmo hasta que el éxtasis estalló en su interior, es tremeciéndola con su intensidad. Gritó, gimió y se retorció, apurando cada onza de placer.

A continuación, Zac se colocó encima de ella y siguió acometiéndola repetidamente. Luego apretó los dientes gimiendo, temblando, gruñendo, mien tras llegaba al climax.

Por fin, abrazándola con fuerza, le cubrió el ros tro de besos.

Zac: Ah, Vanessa, Vanessa.


El sol de la mañana inundó el dormitorio. Al despertar, Vanessa vio que estaba sola en la cama. Alzó la cabeza de la almohada y echó un vistazo al reloj. Las ocho y media. Nunca había dormido hasta esa hora, ni siquiera los fines de semana.

Antes de que ella pudiera llamarlo, Zac entró por la puerta con una bandeja en las manos y una cálida sonrisa en el rostro. Solo llevaba puesto el slip negro.

Zac: Hace un día precioso. Radiante y sole ado. No hay ni una sola nube en el cielo -depositó la bandeja en la cama, se sentó junto a Vanessa y le dio un sonoro beso en los labios-.

Al notar que Zac le miraba los senos, ella se cubrió con la sábana.

Ness: ¿Qué es esto...?

Zac: El desayuno. Café y tostadas. Me temo que mis habilidades culinarias no dan para más.

Vanessa tomó una de las tazas, dio un sorbo y sonrió.

Ness: No está nada mal.

Zac se inclinó sobre ella y le besó el hombro.

Zac: ¿Puedes quedarte todo el día?

Ness: ¿Todo el día?

Zac: Aún no hemos empezado a explorar todas la posibilidades, todas las variantes, todas las…

Vanessa le cubrió los labios con el dedo índice.

Ness: Me siento tentada. De veras. Pero he quedado en reunirme con Andrew en la iglesia. Le dije a Teresa Flecher que llevaría a Andrew y a Ben esta tarde, y luego iremos a cenar a Pete's.

Zac: Así que vas a dejarme por dos chicos más jóvenes, ¿eh? -le frotó el cuello con la nariz-.

Ness: Puedes venir -sugirió-.

Zac: ¿Crees que es buena idea que salgamos en familia? -tomó la otra taza con ambas manos y bebió un sorbo de café-.

Ness: Sé que ir al cine y a cenar con dos niños de once años no es tu idea de pasar una tarde excitante de domingo, pero creí que disfrutarías acompañándonos.

Él soltó la taza, tomó la barbilla de Vanessa y le alzó la cabeza.

Zac: Mírame, cariño -empezó a decir-. Aparte de pasar el día entero contigo en la cama, no se me ocurre nada que me apetezca más que ir al cine con esos chicos. Simplemente, no quería que te preocupase la posibilidad de que Andrew se encariñe aún más conmigo.

Ness: Quizá me equivoqué con respecto a eso.

Zac: Me gustaría ser parte de vuestras vidas. No quiero que lo de anoche sea una aventura aislada y pasajera.

Ness: Ni yo -respondió agachando la mirada-.

De pronto, él tomó la bandeja y la puso en el suelo. Luego retiró la sábana y se metió con cui dado en la cama.

Ness: ¡Zac! -protestó aunque sin mucha con vicción-. Tengo que volver a casa, ducharme e ir a la iglesia-.

Zac: Tienes tiempo de sobra -se quitó el slip y lo arrojó al suelo-.

Ness: Pero ya son las...

Él se echó encima de ella y la silenció con un beso. Vanessa forcejeó brevemente, pero su traicio nero cuerpo acabó tomando el control. Sin preliminares, Zac la penetró y exhaló un ronco sus piro mientras se enterraba en ella. Vanessa respondió apasionadamente, inflamada por el de seo.

Un deseo insatisfecho durante demasiados años.


Mientras Zac se duchaba, el teléfono empezó a sonar. Vanessa, que se había duchado, dudó y de cidió esperar a que se activara el contestador.

**: Zac, si estás ahí, responde ahora mismo -dijo una voz masculina-. Tengo que hacerte una propo sición que seguramente te interesará. ¿Te gustaría vivir en Greenville, Carolina del Sur? Llámame lo antes posible y te contaré los detalles.

Vanessa se quedó petrificada. ¿Por qué iba a gus tarle a Zac vivir en Greenville? ¿Qué había allí? ¿Y quién era el hombre que le hacía la proposición? Notó que se le hundía el corazón. Zac no podía irse de Crooked Oak tan pronto. Solo llevaba en el pueblo unas semanas.

¿Y qué más da?, se dijo. Unas semanas le habían bastado para hechizarla de nuevo, para que le diera su corazón, su cuerpo y su propia alma.

Zac: ¿Quién ha llamado? -preguntó mientras salía del cuarto de baño, con una toalla en la cintura-.

Ness: No he contestado. Pero han dejado un mensaje.

Zac: ¿Qué clase de mensaje?

Ella activó el contestador automático.

Ness: Óyelo por ti mismo.

Zac reconoció al instante la voz de de Dan Harris. Dan había sido su agente durante la mayor parte de su carrera, y tras el accidente lo había apoyado como un verdadero amigo

Al oír el nombre de Greenville, sospechó de inmediato en qué consistía la proposición. Uno de los equipos alevines de los Braves estaba en dicha localidad, y se rumoreaba que A.J. Macias, su entrenador, pensaba retirarse.

Zac: Es Dan Harris, mi agente -explicó a Vanessa-. ¿Te importa si lo llamo antes de llevarte a casa?

Ness: Puedo ir a pie. No está tan lejos.

Zac: Terminantemente, no. Voy a llevarte para que te cambies, y luego iremos a la iglesia juntos, y...

Ness: Primero, haz esa llamada. Tal vez cambies de planes cuando hayas hablado con tu agente.

Zac: Nada cambiará los planes que tengo -le dio un beso en la nariz-. ¿Entendido?

Ella asintió tímidamente, y permaneció con los nervios a flor de piel y el corazón martilleándole el pecho mientras Zac marcaba el numero de teléfono.

Dan: Es definitivo -explicó-. Macias se retirará de aquí a un par de años y quiere que tú te encargues de entrenar al equipo. Desean hablar contigo para ver si te interesa. Les he dicho que mañana les comentaríamos algo.

Zac: Dos años es mucho tiempo. Me volveré loco sin nada que hacer hasta que Macias se retire.

Dan: Han sugerido que podrías colaborar con él du rante estos dos años. Como entrenador asistente.

Zac: La posibilidad me interesa, pero no tanto como ocupar el puesto de entrenador principal -le posó a Vanessa un beso en la sien-. ¿Qué tal si viajo a Atlanta mañana mismo para pedirles una oferta concreta?

Dan: ¿Por qué no te vienes hoy mismo y pasas la no che con Linda y conmigo? -sugirió-.

Zac: No puedo -apretó a Vanessa contra sí-. Hoy tengo cosas más importantes que hacer. Te veré mañana.

Ness: Si deseas ir a Atlanta hoy mismo, lo compren deré -dijo en cuanto Zac hubo colgado el teléfono-.

Él le tomó las manos y se las acercó a los labios.

Zac: Quiero pasar el día contigo -le aseguró mien tras se las besaba-.

Ness: Si decides aceptar ese trabajo, ¿cuándo empe zarías?

Zac: No lo sé -se levantó y le echó el brazo so bre los hombros-. Cuanto antes, imagino. Los en trenamientos de primavera ya han comenzado.

Ness: Entonces, tendrías que marcharte enseguida, ¿verdad?

Zac: Sí. Pero aún no hay nada decidido.

Vanessa sintió ganas de gritar. Cuando llegara el momento, Zac se marcharía, y ella tendría que volver a recoger los trozos de su destrozada vida.

El idílico domingo pasó rápidamente. Por la noche, tras llevar a los chicos al cine y a cenar, Zac y Vanessa se escaparon a hurtadillas e hicieron el amor en un lugar escondido entre los árboles, detrás de la casa. Él se despidió a desgana pasada la medianoche, pero ella no logró conciliar el sueño hasta el amanecer.

Por la mañana, Vanessa permaneció un rato en el porche, contemplando la llovizna de primavera. ¿Habría salido ya Zac hacia Atlanta? ¿Se acordaría de ella mientras estaba ausente?

En ese momento, sonó el teléfono.

Sobresaltada, Vanessa corrió a la cocina, tomó el auricular y contuvo la respiración.

Ness: ¿Diga?

Zac: Buenos días, preciosa.

Ness: Buenos días -notó que el corazón le latía como un tambor-.

Zac: Estoy preparado para ponerme en marcha pero antes quería oír tu voz.

Ness: Me alegra que hayas llamado. Por favor, conduce con cuidado. Las carreteras serán peligrosas a causa de la lluvia.

Zac: No te preocupes. Estaré bien. Te voy a echar mucho de menos.

Ness: Yo a ti también.

Zac: Seguramente, no tardaré mucho. Tres o cuatro días, a lo sumo. Y, cuando vuelva, quizá tengamos algo que celebrar.

Vanessa deseó suplicarle que regresara a su lado y no la dejara nunca. Pero no podía hacerlo. A pesar de lo que habían compartido, no tenía ningún derecho sobre Zac Efron. Acabaría perdiéndolo para siempre.

«¡Pues que sea cuanto antes!» gritó una voz en su mente. «¡Pon fin haz esto de una vez!» le dijo la voz. «Antes de que sea demasiado tarde y arruine tu vida y la de Andrew.»

Ness: Zac, yo... -¡No podía hacerlo! Que el cielo la ayudase, no podía. No mientras existiera una posi bilidad entre un millón-. Vuelve pronto.

Zac: En cuanto pueda, cariño. Créeme, en cuanto pueda.




Zac, te odiaremos si abandonas a tu hijo y al amor de tu vida por un estúpido trabajo (¬_¬)

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3 comentarios:

Unknown dijo...

Ay que amor! Me morí de la ternura con su noche, se nota que se extrañaban aunque paso mucho tiempo.
Y seria muy feo que Zac se vaya y deje a Ness y a su hijo, aunque el no lo sabe.



Sube pronto, me ha encantado el capitulo de hoy.

Maria jose dijo...

Qué lindo capítulo!!!!
Si, lo vamos a odiar mucho si no regresa
Tengo miedo por lo que vaya a pasar
Cuando zac se de cuenta de el hijo que tiene
Espero que sigan juntos
Esta novela esta muy buena y el capítulo de hoy
Fue muy genial
Síguela pronto
Besos

Sara dijo...

Encontré este blog hace unas dos semanas y ya me he leído todas tus novelas. La verdad es que son buenísimas!!!!! Hasta el momento me han encantado todas aunque mis preferidas son en las que Zac es papi, es tan tierno!!!!
Me ha encantado este capítulo, estoy deseando que Zac se entere que tiene un hijo. No se como se lo va a tomar pero intuyo que no muy bien...
Síguela pronto!!! Estoy esperando con ansias el próximo capítulo!!!
Nos "vemos" por aquí.
Besos

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