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domingo, 26 de julio de 2015

Capítulo 2


**: Vanessa, el doctor Evans quiere hablar contigo. Pasa a la consulta cuando termines de vestirte.

Últimamente había estado padeciendo continuos dolores de cabeza, más exactamente desde el día en que su abogado había enviado a Zac los papeles del divorcio por correo urgente. De eso hacía ya una semana y, desde entonces, su marido no había vuelto a intentar ponerse en contacto con ella por teléfono.

Era lo que ella había querido, pero no podía dejar de preocuparse por él y necesitaba saber si el bebe había nacido ya o no. Siempre podía llamar a Ashley, naturalmente, pero temía que, de hacerlo, empezaría de nuevo a llorar y los dolores de cabeza empeorarían.

Los analgésicos habituales no le hacían ningún efecto, así que había ido a su médico de cabecera, el doctor Evans, con la esperanza de que pudiera recetarle algo más fuerte. Salió de la sala donde el médico le había hecho el reconocimiento y pasó a su consulta.

Dr. Evans: Toma asiento, Vanessa.

Cuando se hubo sentado, el médico le dirigió una sonrisa.

Dr. Evans: Creo que he descubierto el origen de tus dolores de cabeza, pero prefiero esperar la confirmación de tu ginecólogo.

«¿Mi ginecólogo?», se repitió Vanessa mentalmente, parpadeando perpleja.

El médico se quedó mirándola, atónito.

Dr. Evans: ¿No sabías que estás embarazada?

Ella se tambaleó de tal modo en la silla que se habría caído de no haberse agarrado a los lados.

La expresión del doctor se tomó seria.

Dr. Evans: Ya veo, ¿tal vez tu marido y tú no planeabais tener hijos aún?

Ness: No... Yo... Es decir, sí, queríamos tener un bebé, pero no... ¡No podemos tenerlo ahora! ¡Es imposible! -exclamó angustiada-.

El médico se inclinó hacia delante, mirándola con la confianza de un viejo amigo.

Dr. Evans: Vanessa, en los veinticinco años que te he tratado, jamás te he visto tan alterada. Debes estar atravesando por una situación realmente traumática, y ese es el motivo de los dolores de cabeza.

Su tono comprensivo tuvo en ella el efecto de la palanca que abre las compuertas de una presa: Vanessa se tapó el rostro con las manos y se deshizo en sollozos.

El médico le pasó un paquete de pañuelos de papel que tenía sobre la mesa.

Dr. Evans: Cuéntame lo que te ocurre.

Ness: Lo siento -se excusó, alzando el rostro para secarse las lágrimas-, perdone mi arrebato. Yo... le agradezco mucho que me haya visto, pero tengo... tengo que irme -dijo levantándose de la silla como un resorte-.

Los ojos del médico la siguieron hasta la puerta con una mirada preocupada.

Dr. Evans: Soy yo quien lo siente. Por favor, prométeme que buscarás enseguida un ginecólogo. El doctor Burk es uno de los mejores. Su consulta está en el segundo piso. Dile que vas de mi parte.

Ella asintió.

Ness: Gracias, doctor Evans.

Dr. Evans: Y si quieres que tu bebé nazca sano, no esperes demasiado para empezar con los cuidados prenatales y no tomes ninguna medicación sin haberlo consultado antes con él.

Ness: Lo haré, adiós.

Vanessa estaba deseando salir de la consulta. Bajó apresuradamente al aparcamiento y regresó al restaurante. Al cabo de media hora abrían y ella necesitaba distraerse con algo para no pensar.

Su familia no sabía que había ido al médico, así que no quería decirles nada hasta que no hubiera tomado una decisión sobre lo que iba a hacer. En aquellos momentos todavía estaba intentando digerir la noticia con todas sus implicaciones.

Al llegar las cuatro de la tarde, el dolor de cabeza se había vuelto insoportable. Vanessa dijo al otro chef que necesitaba tomarse el resto del día libre y subió a su habitación. Llamó a la consulta del doctor Burk para pedir una cita y la secretaria del médico le dijo que la recibiría el viernes siguiente.

Vanessa le explicó que tenía fuertes dolores de cabeza y la secretaria la pasó con la enfermera del médico, que le recomendó un analgésico que no haría daño al bebé. Vanessa le dio las gracias y colgó. Tras la visita al doctor Burk el viernes, comunicaría a su familia que estaba embarazada, lo había decidido.

**: ¿Vanessa? Ahí fuera hay una mujer que quiere hablar contigo.

Ness: ¿Quién? -inquirió volviéndose hacia el joven camarero-.

**: No lo sé, no la había visto antes, y estoy seguro, porque de otro modo, créeme que me acordaría -dijo sonriendo-. Se llama Brittany no-sé-qué. El apellido empezaba por eme, pero no sé pronunciarlo.

Vanessa rebuscó en su mente. No conocía a ninguna mujer llamada... ¡Un momento! No, imposible... No podía ser la mujer de Andrew, el mejor amigo de Zac...

El tiempo que Vanessa había estado viviendo en el apartamento de Neuchâtel con Zac, el príncipe Andrew Mertier Bergeret D’Arillac, soberano de los cantones franco-suizos y su esposa estadounidense, de veintiséis años, habían estado fuera del país en su luna de miel.

Aunque Vanessa no había llegado a conocerlos, había leído los recortes de periódico acerca de aquella boda real que Zac guardaba en el escritorio, y también había visto fotos y vídeos de Andrew y sus amigos escalando.

Y si el príncipe y su esposa habían establecido su residencia en Neuchâtel en las fechas en las que ella había abandonado Suiza, no podían estar allí, en Estados Unidos... ¿O sí?

Ness: Dime, su nombre... ¿era algo así como Mertier?

**: ¡Eso es! Exactamente -asintió el joven-.

Vanessa sintió que las piernas le temblaban. Si la mismísima Brittany Mertier estaba en el comedor de su restaurante, la única razón posible por la que podía haber ido allí era que algo terrible debía haberle ocurrido a Zac. Quizá sus heridas fueran peores de lo que Ashley le había dicho.

Ness: Dile que me reuniré con ella enseguida.

**: De acuerdo -respondió el chico saliendo de la cocina-.

Con las piernas temblando, atravesó el comedor hasta llegar al vestíbulo del restaurante.

La hermosa mujer de aspecto vivaz, cabello corto rubio platino y ojos violeta que se volvió hacia ella, superaba con mucho a la de las fotografías que había visto en los periódicos. Sin embargo, al mismo tiempo, con sus vaqueros y su jersey de punto, Brittany Mertier parecía una persona muy normal y cercana. Mientras avanzaba hacia ella pasando junto a una fila de clientes que esperaban ser atendidos, la invadió tal temor de que le trajera en efecto malas noticias de Zac, que apenas podía respirar.

Ness: ¿Alteza? -le dijo con voz temblorosa-.

Brittany: Llámame Brittany, por favor -respondió obsequiándola con una dulce sonrisa-. Sabía que tenías que ser tú. Eres mucho más guapa al natural que en esa foto que Zac lleva siempre consigo.

Ness: Supongo que ya no la llevará -musitó, apesadumbrada-. Yo iba a decir que las fotos que había visto de ti en los periódicos no te hacen justicia.

Brittany: Gracias.

Ness: Por favor... -le rogó luchando por controlar sus emociones-. Sé que no estarías aquí si no le hubiera ocurrido algo a Zac. Las heridas que sufrió en el accidente... ¿eran más graves de lo que su hermana me dejó entrever?

Brittany: Espera, espera... -la tranquilizó la princesa-. La vida de Zac no corre peligro.

Ness: ¿Le ha pasado algo al bebé?

Brittany: Vanessa... -dijo en voz baja-, ¿no podríamos ir a otro lugar? ¿Preferiría que habláramos de esto en privado?

Ness: Sí, por supuesto. Disculpa mi descortesía. Es... es que estoy muy asustada. -Abrió la puerta que daba a las escaleras y pidió a Brittany que la siguiera a la sala de estar que había en el piso de arriba-. Toma asiento, por favor. ¿Quieres tomar algo?

Brittany: No, gracias -respondió acomodándose en un sillón. Vanessa se sentó en una silla frente a ella-. Sé que mi visita te ha alarmado, pero tras discutirlo con Andrew, los dos convinimos en que no podíamos decirte esto por teléfono.

Ness: ¿Ha venido tu marido contigo?

Brittany: No, ha tenido que quedarse en Suiza presidiendo un congreso internacional de banca.

Ness: Pero apenas habéis regresado de vuestra luna de miel, ¿no es así? Me sabe mal pensar que hayas tenido que hacer un viaje tan largo por mi causa...

Brittany: Para mi esposo, Zac es como un hermano; haría cualquier cosa por él. Y yo también lo aprecio muchísimo. Sin embargo, ya no es el hombre que me presentó a Andrew en Zermatt. Es como si no quedara rastro en él del enérgico francés que se enamoró de ti.

Vanessa tenía la cabeza gacha.

Brittany: Está atravesando una profunda crisis emocional en estos momentos -continuó-, y mi marido y yo estamos muy preocupados por él.

Ness: Bueno, el ser padre primerizo y tener que ayudar a Amber con el bebé debe ser...

Brittany: Vanessa... -la interrumpió-, Amber murió al dar a luz.

Ness: ¿Qué? -exclamó, atónita, incapaz de seguir sentada. ¿Por qué no la había llamado Ashley para decírselo?-. Pero Zac me dijo que ella no había resultado herida en el accidente...

Brittany: Sufrió una eclampsia durante el parto -replicó suavemente-. Según parece fue trágico: tenía convulsiones y después se quedó en coma. Falleció sin siquiera ver a su hijo. De eso hace ya una semana, y el bebé ha tenido que permanecer en el hospital hasta después del entierro. Al final ha sido la abuela materna quien se ha hecho cargo de él, y hasta ahora no ha permitido que Zac lo vea, porque lo culpa de la muerte de su hija.

El gemido horrorizado de Vanessa resonó en la sala de estar. No daba crédito a aquellas terribles noticias y no quería imaginar lo que Zac estaría sufriendo.

Ness: ¡Mi pobre y querido Zac! -murmuró con voz temblorosa-.

Brittany: Está siendo un calvario para él, pero no quiere hablar de ello con nadie. Después de que tú lo abandonaras, se distanció de todos los que lo apreciamos. Ni siquiera su familia podía hacer que se abriera a ellos, y su hermano Patrick ha tenido que dejar Paris para sustituirlo en la oficina. Andrew ha sido la única persona a la que Zac ha dejado entrar en el apartamento. Mi marido se espantó al ver que apenas había comido ni se había preocupado de sí mismo en el último mes. Me dijo que parecía que había perdido al menos cinco kilos, o quizá más; pero lo que más alarmó a Andrew fue enterarse por la asistenta de que estaba preparando su equipo de montañismo. Y cuando Andrew le preguntó qué iba a hacer, le dijo que planeaba escalar el Matterhorn este fin de semana.

Ness: ¡Pero no puede hacer eso! -balbució angustiada-. Ashley me dijo que aún no estaba totalmente repuesto de la operación de la rodilla.

Brittany: Y es verdad, pero Zac se niega a escuchar a nadie y a razonar. Sin embargo, de algún modo, Andrew logró convencerlo de que esperara a que terminara ese congreso de banca para que Derek y Roger vayan con él. Pretenden hacer todo lo que esté en su mano para evitar que haga algo peligroso, pero mi marido me dijo que jamás había visto a Zac en ese estado, y no está seguro de poder detenerlo.

Al llegar a ese punto, Vanessa estaba temblando de pies a cabeza.

Ness: ¡Tengo que ir con él! Yo solo inicié el proceso de divorcio porque Amber lo amaba y lo necesitaba, pero ahora no hay ninguna razón para que esté lejos de él. ¡No sabes cuánto lo quiero!

Brittany: ¡Gracias a Dios! Andrew y yo pensamos que tú eras la única que podías hacerlo reaccionar, Vanessa. Por eso he venido, para llevarte de vuelta a Suiza conmigo esta noche si quieres, en el jet privado de Andrew. He alquilado un coche en el aeropuerto de Sea-Tac. Puedo llevarte a Seattle en cuanto estés lista.

«¡Qué personas tan maravillosas!»

Ness: Te agradezco vuestra generosidad, pero no puedo aceptar -susurró luchando por contener las lágrimas-. Sacaré un pasaje en un vuelo comercial en cuanto se lo diga a mi familia.

Brittany: Vanessa -dijo poniéndose de pie-, antes de que rechaces mi oferta, hay una cosa más que debes saber.

Vanessa se notó la garganta seca y tirante.

Ness: ¿De qué se trata?

La princesa pareció dudar.

Brittany: Zac ha cambiado.

Ness: ¿En qué sentido?

Brittany: Ahora sí quiere el divorcio.

Vanessa estaba tratando de digerir aquellas palabras.

Ness: ¿Ahora? Pero si Amber ha muerto...

Cuando vio que Brittany no decía nada, Vanessa comenzó a comprender lo que quería decirle. Le pareció que la habitación daba vueltas. Se agarró a la silla que tenía más cerca; Brittany fue rápidamente a su lado.

Brittany: Tienes mal aspecto, siéntate.

Cuando Vanessa tomó asiento, Brittany se arrodilló junto a ella y la miró fijamente a los ojos.

Brittany: Vanessa, casi te desmayas. Imagino que estás así porque te das cuenta de lo que tu continuo rechazo le está haciendo a Zac. Cuando le enviaste los papeles del divorcio, se quedó destrozado. ¿Por qué estás haciendo esto?

La suavidad con que Brittany la reprendía y su sinceridad conmovieron a Vanessa, la cual empezó a llorar.

Ness: Yo solo pre... pretendía no ser un obstáculo, quería que él pudiera hacer lo correcto para con Amber y su hijo. Pero ahora... Saber que ella se ha ido, y... y que él no quiere que vuelva a su lado... Además, acabo de saber que yo misma espero un hijo de él -sollozó, inconsolable-.

En ese momento fue Brittany quien dejó escapar un suave gemido de sorpresa antes de rodear los hombros de Vanessa con su brazo.

Pasaron varios minutos antes de que Vanessa asimilara lo que la princesa le había dicho.

Ness: ¿Sa... sabes si Zac ha firmado ya los papeles?

Brittany: Todavía no, Andrew logró convencerlo de que esperara hasta después de esa supuesta escalada que van a hacer, hasta que tuviera las ideas más claras.

Ness: ¡Ay, Brittany...! -exclamó esforzándose por controlar el llanto-. ¿Qué voy a hacer?

Hubo un largo silencio.

Brittany: ¿Qué es lo que quieres hacer?

Ness: Quiero recuperar a mi marido, pero no quiero que la noticia de mi embarazo lo obligue a quedarse a mi lado.

Brittany: Te comprendo, a mí me sucedería lo mismo.

Ness: ¿Y si no quiere verme? -inquirió angustiada-.

Brittany: Encontraremos la manera, pero como te he dicho, no es el hombre que tú conociste.

Ness: Entonces lucharé por su amor -dijo decidida, levantándose de la silla-, porque no quiero perderlo.

Brittany: Me alegra oír eso, porque de hecho no será fácil -respondió levantándose también. Abrió el bolso y sacó de él lo que parecía un recorte de periódico-. Lee esto, así entenderás parte de la agitación interior de tu marido.

Con dedos temblorosos, Vanessa lo desdobló y vio que se trataba de la primera plana de un importante periódico franco-suizo. La fecha, treinta de septiembre, parecía destacar en la página como si la hubieran impreso en tinta roja.

En la parte inferior había una fotografía del coche de Zac estrellado contra la furgoneta, y también había una fotografía pequeña de él. La estupefacción de Vanessa se transformó en horror cuando comenzó a leer el texto que acompañaba a las fotos.

La pasada noche llegaron al hospital de Vaudois en Neuchâtel, heridos a causa de un accidente de tráfico, el famoso y rico empresario francés de los automóviles, Zac Efron, y una mujer cuya identidad se desconoce. Los directivos del hospital no han querido dar detalles, pero se rumorea que la mujer con quien contrajo matrimonio no hace mucho ha regresado a su país de origen, Estados Unidos. Se especula que el motivo de su marcha pudiera ser que existía una relación entre el señor Efron y (...)

Un gemido escapó de la garganta de Vanessa. No podía seguir leyendo y, asqueada, le devolvió el recorte a Brittany.

Ness: Yo... yo nunca imaginé que esto pudiera...

Brittany: Perdóname por este mal trago, Vanessa, pero Andrew me hizo prometer que te enseñaría esto si decidías regresar conmigo. En primer lugar, quería que comprendieses lo que Zac ha tenido que soportar. Y en segundo lugar, quería que estuvieses advertida de un posible acoso de la prensa hacia ti. Pero, si vienes conmigo, ni siquiera tendrás que bajar a tierra para pasar el control de aduana. Andrew tendrá una limusina esperando para llevarnos al castillo y se encargará de impedir que los periodistas se te acerquen siquiera. Así podrás volver sin que te bombardeen a preguntas y flashes.

Vanessa aspiró temblorosa por la boca.

Ness: ¿Cómo podré pagaros a ti y al príncipe todo esto?

Los ojos de Brittany buscaron los suyos.

Brittany: Si Zac y tú conseguís arreglar las cosas y volvéis a ser felices, nos daremos por satisfechos. Además, estábamos deseando conocer a la mujer que logró que Zac se pusiera a sus pies.

Ness: Zac es verdaderamente muy afortunado por tener unos amigos como vosotros. En una ocasión me contó cómo Andrew le salvó la vida una vez en la montaña, y ahora, de nuevo estáis aquí para rescatarlo.

Brittany: No es más de lo que Zac ha hecho por Andrew.

Ness: ¿Qué quieres decir?

Brittany: Si no fuera por tu marido, Andrew y yo nunca nos hubiéramos conocido. Pero ya te hablaré de eso en el avión.

Ness: Sí, por favor, me encantaría escucharlo. Claro que ahora tendrás que perdonarme un momento, he de ir a hablar con mi familia y hacer las maletas. Procuraré no tardar.


Trece horas después, el jet privado aterrizaba en Ginebra. Brittany y Vanessa bajaron del avión y se dirigieron a una limusina con el escudo real de los D’Arillac, aparcada a unos metros de las escalerillas del avión.

Tenía las lunas tintadas para impedir la visión del interior.

Nada más entrar, Vanessa vio a un hombre que estrechó a Brittany entre sus brazos. Sin duda debía ser el príncipe.

Brittany: Andrew, cariño... -le escuchó decir con voz ronca-. Te presento a Vanessa Efron.

Ness: ¿Cómo está, Alteza?

Los brillantes ojos azules del hombre centellearon cuando se posaron sobre Vanessa.

Andrew: Por favor, llámame Andrew -le pidió en un inglés sin apenas acento. Rodeando todavía a su esposa con un brazo, estrechó la mano de Vanessa-. Gracias a Dios que has venido, Zac te necesita muchísimo en estos momentos.

Vanessa tuvo que hacer un gran esfuerzo para controlar las emociones que se agolpaban en su interior.

Ness: Yo también lo necesito a él. Quería daros las gracias a ambos. La princesa me ha contado todo lo ocurrido. No puedes imaginar lo que significa para mí todo lo que habéis hecho para facilitarme las cosas. Como le he dicho a Brittany, espero poder devolveros el favor algún día.

Una expresión seria se extendió por las atractivas facciones del príncipe.

Andrew: Lo único que importa es que estás aquí. Imagino que Brittany te ha puesto al corriente de su frágil estado emocional -inquirió con un cierto matiz de exigencia en su voz-.

Vanessa no podía recriminarle que quisiera proteger a su mejor amigo. De hecho, apreció sinceramente aquella demostración algo brusca de afecto por Zac.

Brittany: Cariño -le advirtió con suavidad-, la propia Vanessa está en un estado bastante delicado.

Andrew: ¿Qué quieres decir?

Ness: Estoy embarazada.

Él sacudió, perplejo, la hermosa cabeza de cabello rubio oscuro.

Andrew: No puedo creerlo... Sé que debería felicitarte, pero no puedo apartar de mi mente la idea de que Zac creerá que esa es la única razón por la que has vuelto a Suiza.

Ness: Lo sé, yo también lo he pensado -respondió con voz temblorosa-. Por eso no quiero que Zac lo sepa hasta que... hasta que...

Andrew: Dime cómo podemos ayudarte -la interrumpió-.

Ness: Oh, no, ya habéis hecho demasiado, me siento apabullada...

Andrew: Vanessa, sé en lo más profundo de mi corazón que Zac y tú haríais lo mismo por nosotros si estuvierais en el caso contrario.

Ness: Desde luego -reiteró-. Zac te quiere como a un hermano.

Andrew: El sentimiento es mutuo, así que no necesitamos volver sobre ese punto -reconvino recostándose en el asiento junto a su esposa-. ¿Has pensado ya en algo?

Ness: Brittany me ha hablado del plan que ideó Zac para ayudarte cuando supo que tu familia quería casarte con la princesa Sophie. Creo que te convenció para que llevaras a la princesa a tu chalet de Zermatt, con la esperanza de que rompiera vuestro compromiso al darse cuenta de que no teníais nada en común.

Andrew asintió antes de sonreír a su mujer.

Andrew: Y entonces apareciste tú en su lugar -le dijo besándola de nuevo-.

Vanessa carraspeó.

Ness: Estaba... estaba pensando que podríamos intentar esa estrategia... con nosotros.

El príncipe entendió rápidamente la idea. Volvió la cabeza y miró a Vanessa con un brillo perspicaz en los ojos.

Andrew: De modo que hacemos que Zac vaya al chalet antes de la escalada, y allí te encontrará a ti.

Ness: Sí -asintió-, creo que sería lo mejor, en un sitio neutral, lejos de su trabajo o de cualquier lugar que pueda hacerle pensar en lo ocurrido. El apartamento tiene demasiados recuerdos, y eso podría distanciarnos aún más. Además, dejé mis llaves en el apartamento antes de marcharme de Neuchâtel. Tendría que pedir al conserje que me dejara entrar, y probablemente él querría hablar antes con Zac.

Andrew: Por lo que a mí respecta, me parece una idea muy inspirada -murmuró-.

Vanessa se mordió el labio.

Ness: No estoy segura de que funcione pero, como Brittany me dijo que estaba planeando esa escalada, no sospechará nada. Me daría por satisfecha si lograra que desistiera de ir a la montaña en las condiciones en las que está.

Andrew: Hoy es el último día del congreso de banca que presido. Vosotras haríais bien en aprovechar mientras para dormir un poco. Creo que hacia las cuatro y media habré terminado. Entonces iremos a Zermatt en el helicóptero y pasaremos allí la noche. Mañana por la mañana nos marcharemos Brittany y yo, y más tarde llevaré allí a Zac. En cuanto lleguemos, desapareceré y esperaremos el desenlace en el apartamento de Roger.

«Mañana veré a Zac...», pensó Vanessa, con el corazón latiéndole fuertemente por la mezcla de emoción y ansiedad. Dejó escapar un suspiro tembloroso.

Ness: Puede que no quiera dejarme entrar en su vida de nuevo -dijo a los Mertier-. Me aterra pensar que nuestro matrimonio pueda terminarse de verdad.

Al ver que ninguno de los dos la contradecía, ni siquiera por cortesía, su miedo se acrecentó y, cansada tanto física como emocionalmente, apoyó la cabeza en el respaldo del sillón. Los párpados le pesaban y, rindiéndose finalmente al sueño, lo último que vio fue el rostro serio de Andrew.




Aish... pobre Ness =S
Qué pasará cuando Zac la vea... =S

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2 comentarios:

Maria jose dijo...

Oh que emoción!!!! Que pasara?
Como reaccionara zac cuando la vea??
Esta novela es muy buena
Me intriga pensar que pasara con ellos
Síguela pronto
Que bueno que trepaste capítulo temprano
Desperté y lo primero que hice fue leerla
Es lawjor forma de empezar el día jajaja
Saludos y sube pronto

Unknown dijo...

Que intriga!! Que va a pasar con ellos?
Pobre Ness, está embarazada y ahora Zac si quiere el divorcio, que lío!
Pobre el bebe que se ha quedado sin madre!
Espero que Zac reaccione bien ante la presencia de Ness, ellos se aman!




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