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lunes, 31 de octubre de 2011

Capítulo 19


11 de abril
6.55 A.M.


El restaurante era un auténtico desastre. De hecho, «restaurante» no era el nombre adecuado, porque aquel lugar era un destartalado antro de carretera donde solo paraban los camiones de dieciocho ruedas cuando sus conductores necesitaban una dosis de cafeína. Se detenían a rellenar sus termos con un café tan fuerte que los despejaba para otros trescientos kilómetros. El engrudo que servían en aquel lugar cumplía perfectamente con este cometido.

También cumplía con los requisitos que Cliff exigía. Estaba muy cerca del desvío de la autopista, a tan solo quince kilómetros al sur de Leaf Brook. Y Cliff podía apostar hasta su último dólar a que no se toparía con ninguna cara conocida, no en aquella tasca.

Levantó la taza para que la camarera de aspecto cansado se la volviera a llenar. Se frotó la nuca e intentó permanecer calmado. Jamás había imaginado que las cosas llegarían tan lejos. El chantaje al que lo habían sometido para conseguir su ayuda había sido una vil treta. Había disparado directamente a su talón de Aquiles. Y lo habían explotado con éxito. Las fotografías tocaban un punto demasiado frágil para que las obviara. Y, desde luego, habrían tocado un punto demasiado frágil en Stephen para que éste las obviara también. Su amistad se habría roto. Harrison Efron le habría retirado la palabra y la vida de Nancy se habría convertido en un verdadero infierno. Cliff había cedido por aquellos motivos. Principalmente por Nancy, y porque él era débil. Pero ahora... Una vena latió con fuerza en una de sus sienes. ¿Asaltos violentos? ¿Amenazas contra la vida de un niño?

Por Dios, ¿qué era lo que Cliff había puesto en marcha?

La puerta de entrada se abrió de par en par y Andrew Matthews entró en el local. Echó un vistazo alrededor, divisó a Cliff y se acercó a él.

Andrew: ¿Qué pasa? -Miró con desdén la deteriorada silla antes de sentarse-. ¿Por qué necesitabas verme tan pronto? ¿Y por qué hablabas como si fueras una bomba de relojería a punto de estallar?

Cliff: Porque me siento como si lo fuera. -Ahora, le retumbaba toda la cabeza. Se inclinó hacia delante y apretó ambos puños contra la mesa-. Ayer, Stephen tenía la cara hecha un mapa.

Andrew: Sí, lo sé. Dijo algo acerca de haberse cortado al intentar reparar su coche.

Cliff: Y una mierda. -No iba a jugar a aquel juego-. Tenía el labio hinchado y su expresión reflejaba dolor cada vez que se movía. Alguien le pegó una paliza de miedo. Me obligué a mí mismo a fingir que no me daba cuenta. Intenté creer que él me decía la verdad y que cualquier explicación más siniestra era solo producto de mi imaginación. Pero no es así, ¿verdad? Como tampoco lo es que alguien dejó en una caja frente a la puerta de Nancy la gorra de béisbol de Brian ayer. Lo que, por cierto, le dio a ella un susto de muerte. Según planeasteis Walker y tú.

Andrew entornó los ojos.

Andrew: Yo tendría cuidado con las acusaciones que lanzas, consejero.

Cliff: O de lo contrario, ¿qué? ¿Le enseñarás esas fotos trucadas a Stephen? ¿Le harás creer que me acosté con su esposa? Ya has jugado esa carta, Matthews. No dará resultado otra vez.

Andrew enarcó una ceja.

Andrew: Funcionó de perlas la primera vez, si no recuerdo mal. Consiguió que me contaras el pequeño problema del alcalde con las apuestas. -Su expresión se endureció-. No es culpa mía que las mujeres que te llevas a la cama se parezcan a Nancy Efron como una gota de agua a otra. No costó demasiado retocar las fotos y tenerte preocupado. Si tú no estuvieras loco por la mujer del alcalde, no te habrías enfurecido tanto. Te habrías limitado a no hacerme paso, habrías ido a hablar con Efron y le habrías contado la verdad, pero no lo hiciste. Porque sabes que existe una posibilidad de que él no te creyera. Qué demonios, ni siquiera yo te creo, y eso que sé que las fotos están trucadas. Así que no se trata de que yo necesite un nuevo incentivo para ti. El antiguo funciona a las mil maravillas. -Una estrecha y tirante sonrisa-. Míralo por el lado bueno. Si la tensión en su casa se hace insoportable y el matrimonio del alcalde se rompe, quizás consigas alcanzar tu sueño.

Cliff: Maldita sea, manteneos alejados de Nancy. Y de Brian. Es un niño, Matthews. Por el amor de Dios, ¿acaso Walker está tan desesperado por conseguir el contrato del aparcamiento que le haría daño a un crío de siete años?

Andrew se encogió de hombros.

Andrew: Eso tendrás que preguntárselo tú. Yo solo soy el administrador.

Cliff: Sí, claro. Un administrador que recibe una buena cantidad de dinero de un gángster. -Tomó otro trago de café-. Walker y tú habéis conseguido colocarlo en la posición exacta que él quiere. Stephen procurará por todos los medios conseguirle ese contrato, sobre todo ahora. Y yo mantendré la boca cerrada... mientras Walker no utilice ni amenazas ni violencia. Si no es así, no hay trato por mi parte. No me quedaré de brazos cruzados viendo cómo le hacen daño a la gente, y mucho menos a un niño pequeño.

Andrew: Bueno, esto sí suena a amenaza. -Entrelazó las manos y las apoyó sobre la mesa-. Y, si es así, yo lo pensaría dos veces. Especialmente al tratarse de Philip Walker. Según tengo entendido, posee muy mal genio. -Una mirada intencionada-. Así que, ¿va a ir el alcalde al despacho hoy? ¿O va a quedarse en casa, protegiendo a su familia?

Cliff: No tiene a nadie a quien proteger, gracias a las tácticas intimidatorias de Walker. Nancy se ha ido y se ha llevado a Brian. Ése es el otro punto que deberíais saber. Dile a Walker que tiene un arma menos que usar contra Stephen. Nancy y Brian se han ido de Leaf Brook.

Andrew: De veras? -Parecía intrigado-. ¿Y quién te ha dicho eso? -Silencio-. Ah, la buena de la señora Efron en persona. Bueno, pues dime: ¿adónde se ha llevado a su hijo?

Cliff: ¿En serio crees que te lo diría, incluso si lo supiera?

Andrew: Probablemente, no. -Se encogió de hombros-. No importa. Estén donde estén, su huida es positiva. Le proporcionará a Efron el incentivo que necesita para arrearles una patada en el trasero a algunos de sus consejeros y conseguirle el contrato a Walker. Una vez que eso suceda, tú volverás a ser libre.

Cliff: No es mi persona lo que me preocupa.

Andrew: ¿Ah, no?

Cliff echó una rápida ojeada al mugriento reloj de pared del local. Ya había hecho lo que tenía que hacer: le había dado los datos que quería que le pasara a Walker. Eso haría que éste dejara de utilizar la seguridad de Nancy y Brian como anzuelo para tener a Stephen entre la espada y la pared.

Fuera como fuera, tenía que marcharse. Ahora. La farmacia abría a las ocho y Cliff quería recoger la medicina de Brian y llegar a Stowe lo antes posible.

Retiró un poco su silla y se puso en pie.

Cliff: Tengo que irme.

Andrew: ¿Un cliente?

Cliff: Un recado. -Su mirada era gélida-. Dale a Walker mi mensaje. Tendrá su contrato. Pero no más violencia. Y dejad a Nancy y Brian en paz.

Andrew esperó hasta que Cliff se hubo marchado. Entonces, marcó el número de Walker.

Andrew: Henderson acaba de irse -anunció-. Según dice, Nancy cogió a su hijo y se largó ayer, justo después de recibir el paquete.

Philip: Interesante -murmuró Walker-. Eso explica por qué no volvió a casa ayer por la noche. El tipo que tengo vigilando la casa me ha dicho que ella salió con el niño en coche a eso de las seis menos cuarto y que no ha vuelto desde entonces. Henderson estuvo con ella hasta el último minuto. Se marchó justo antes que ellos. -Una pausa meditabunda-. Ahora, la pregunta es: ¿huía Nancy, simplemente o es que ha abandonado a su marido para siempre? ¿Adónde cree Henderson que se dirigían?

Andrew: No lo ha dicho. O, para ser más exactos, no ha querido decirlo.

Philip: No ha querido -repitió Walker en tono neutro. Otra pausa-. ¿Y dices que insistió en reunirse contigo a primera hora de esta mañana?

Andrew: Sí. De hecho, quería que nos viéramos incluso más temprano. Pero yo me negué.

Philip: Ya. ¿Y adónde iba, después de mantener una reunión a tan intempestiva hora?

Andrew: A hacer un recado.

Philip: Lo que me imaginaba. Probablemente se dirija a ver a la señora Efron. Síguelo. Averigua dónde se esconde la dama. Esa inforrnación nos puede ser muy útil.

Andrew: De acuerdo. -Ya había pensado en aquello. Y ya se dirigía hacia la puerta del antro. Walker soltó una risita triunfante, como si estuviera jugando una emocionante partida de ratón y gato... y ganando-.

Philip: Mientras, yo me pondré en contacto con el bueno del alcalde y le recordaré que mañana es jueves. No olvidaré preguntarle cómo está su hijo. Eso lo pondrá, sin duda, muy, muy nervioso.

Andrew: ¿Va a mantenerle usted entre la espada y la pared?

Philip: Eso depende de lo cerca que esté de lograr lo que yo quiero. Podría darle unos cuantos días más. No puedo perder de vista mi objetivo primordial. Ni el hecho de que es potencialmente mío hasta que se recuente el último voto. Además, es divertido ver cómo Efron se retuerce.

Andrew: Estoy seguro de que lo es. -Le escuchaba tan solo a medias. Desde detrás del cristal de la puerta de entrada del local, observó a Cliff, que entraba en su coche-. Y, solo para que lo sepa usted, Henderson ha asegurado que le contaría la verdad a Efron si se daba algún otro acto violento.

Walker gruñó, claramente impasible ante la noticia.

Philip: Admiro a los hombres tan leales. Pero Henderson no representa ninguna amenaza, excepto para sí mismo. Que le diga a Efron lo que quiera. Lo único que puede contarle que Efron no sepa ya es quién se chivó sobre sus apuestas y por qué. Y eso solo perjudicaría a una persona: al propio Henderson.

Andrew: Estoy de acuerdo. Solo quería que usted estuviera informado. -Se tensó cuando las luces del coche de Cliff se encendieron y el automóvil salió marcha atrás del aparcamiento para luego dirigirse a toda velocidad hacia la autopista-. Henderson acaba de irse. Voy a ponerme en camino. Le llamaré luego.


8.17.


Ness llegaba tarde.

Zac apoyó la cadera contra el coche de ella, consultó su reloj y volvió a mirar hacia el edificio de apartamentos de Ness. El trayecto desde allí hasta la escuela era de aproximadamente quince minutos. Así que, incluso si Ness salía ahora mismo, no iba a llegar a su mesa hasta después de las ocho y media. Obviamente, se había quedado dormida.

Y él era el motivo.

Se pasó una mano por el pelo mientras deseaba con todas sus fuerzas no tener que informarla sobre aquel último acontecimiento. La conversación que Zac se había imaginado como continuación de la noche anterior era muy distinta a la que estaban a punto de mantener.

Todavía había luz en la ventana de su apartamento. Ness estaba despierta, pero todavía no estaba lista para salir. Zac podía cruzar la calle, llamar por el interfono y subir, pero no quería manchar el recuerdo de la pasada noche entrando en la intimidad de la que se había ido tan solo seis horas antes y soltar aquella bomba sobre Ness.

En lugar de eso, Zac esperaría allí fuera hasta que Ness saliera y... le soltaría la bomba. Maldita sea.

Cogió el periódico que llevaba bajo el brazo y ojeó las páginas para distraerse. Automáticamente, lo abrió por la sección de política e hizo una mueca al ver que la mayoría de artículos estaban firmados por Cheryl Lager. Aquella mujer tenía opinión sobre todos los temas y ningún escrúpulo para compartirla. Un escrito suyo casi al pie de la página le llamó la atención a Zac. Informaba sobre la propuesta de contrato del aparcamiento municipal, que estaba siendo estudiada e iba a votarse la semana siguiente en el consejo del Ayuntamiento. Aseguraba saber de fuentes fidedignas que el consejo se enfrentaba con la difícil decisión de escoger si mantenía el contrato bajo el control de la ciudad o lo asignaba a un particular que ofrecía servicio de seguridad como parte de su propuesta. Hacía algunos intencionados comentarios acerca del reciente aumento de robos de coches en los aparcamientos públicos, dejando entrever muy disimuladamente que quizás una compañía privada cumpliría mejor con el cometido de proteger las propiedades de los residentes que el Ayuntamiento hasta ahora. En tres párrafos, conseguía insultar a los funcionarios, a los usuarios del aparcamiento y al departamento de policía de Leaf Brook.

Típico de Cheryl Lager.

Con un soplido de disgusto, Zac dobló el periódico y lo tiró en la papelera más cercana. Estupendo. Justo lo que Stephen necesitaba. Publicidad que generara más presión y más opinión pública. Fuentes fidedignas... sí, seguro. Zac podía apostar hasta su último dólar a que la pequeña vocecilla que había susurrado al oído de Cheryl Lager pertenecía a Philip Walker.

El ruido de una puerta al cerrarse y unos apresurados pasos interrumpió sus pensamientos. Zac levantó la vista a tiempo de ver a Ness corriendo hacia su coche mientras se colocaba unos papeles bajo el brazo.

La joven se detuvo en seco al ver a Zac y la sorpresa se dibujó en su rostro.

Ness: Zac. -Se acercó a él-. ¿Qué estás haciendo aquí? -Esbozó una ligera sonrisa-. Pensaría que has dormido en el parking de no ser porque es obvio que te has duchado y cambiado de ropa.

Él quería estrecharla entre sus brazos y besarla. En lugar de eso, se limitó (no sin esfuerzo) a rozarle la mejilla con los nudillos. Ness estaba radiante, guapísima incluso con sombras de agotamiento bajo los ojos.

Zac: Tengo que hablar contigo -le dijo sin preámbulos-. Quería verte antes de que te fueras a la escuela, en parte porque quería un poco de intimidad para lo que tengo que decirte, y en parte porque no quería pillarte desprevenida en tu lugar de trabajo.

La sonrisa de Ness se desvaneció ante la gravedad de aquel tono.

Ness: ¿Qué pasa?

Zac: Se trata de Brian. Nancy se lo ha llevado por un tiempo. Hasta que vuelvan, no irá a la escuela.

Ness abrió los ojos de par en par, asombrada.

Ness: ¿Se lo ha llevado... por qué? ¿Adónde? ¿Está Brian más enfermo de lo que creíamos?

Aquello era más difícil de lo que Zac había esperado.

Zac: Nada de eso. La historia que le vamos a contar a la prensa es que la hermana de Nancy, en California, ha sufrido una caída y está de baja unas semanas. Nancy y Brian han ido allí para ayudarla y para que Brian pase unos días con sus primos.

Ness meneó la cabeza, como si no pudiera procesar lo que Zac le estaba diciendo.

Ness: Debes de estar equivocado. ¿California? Eso no tiene ningún sentido. Brian tiene una infección de oído. Volar en avión sería doloroso... y peligroso. La señora Efron jamás... -De repente, cayó en la cuenta de las palabras que Zac había utilizado-: ¿La historia que le vais a contar a la prensa? -Se apoyó en el coche-. En otras palabras, la mentira que les vais a colar.

Zac no se lo negó.

Zac: Ness, escúchame. Necesito tu ayuda. Eres la única persona de fuera de la familia que sabe que Brian tiene una infección de oído, aparte del médico y el farmacéutico, que no pueden decir nada por confidencialidad. Sé que ha faltado un día a clase, pero podemos explicar eso diciendo que su infección era una falsa alarma y que, cuando se recibió la llamada de la hermana de Nancy, ella se puso inmediatamente en camino y se llevó a Brian. Te pido por favor que sigas la corriente de la historia y no pongas obstáculos.

Ness: ¿Por qué? -le espetó-.

Zac: Por el bien de Brian. Es todo lo que puedo decir. Esto tiene que ver con una crisis familiar sobre la que no puedo hablar. Tienes que confiar en mí.

Ness: ¿Confiar en ti? -Parecía debatirse entre la furia y el llanto-. Me dijiste que Brian estaba bien, que sus padres estaban completamente dedicados a lograr su bienestar emocional. Me hiciste creer que había habido un punto de inflexión en lo que fuera que estaba sucediendo. Ayer mismo estabas sentado frente a mí, a la mesa, y decías... -Se calló y tomó aire como si acabaran de darle una bofetada-. Dime una cosa, Zac -dijo en un tono frío y distante-. ¿Cuándo se han marchado la señora Efron y Brian en su viaje hacia el otro lado del país? -Un silencio-. ¿Cuándo? -insistió-.

Zac tragó saliva, pero no desvió la mirada.

Zac: Ayer por la noche.

Ness: Ayer por la noche. Mientras tú estabas en mi cama. Distrayéndome para que yo no complicara las cosas intentando ver a Nancy Efron o hablar con ella.

Zac: ¡Maldita sea, no! -Agarró a Ness del brazo y lo apretó con fuerza cuando ella intentó soltarse-. Eso no es así. Yo no tenía ni idea de que Nancy se marchaba. Jamás te habría utilizado de ese modo.

Ness: Bien. -Las lágrimas centelleaban en sus pestañas, e hizo un esfuerzo por mantener el control. Consiguió soltarse de Zac y manoseó torpemente las llaves hasta lograr abrir el coche-. Una mentira más. Cada uno de vosotros, los Efron, siempre sabe los movimientos que hacen los demás. Sea lo que sea lo que está pasando, debe de ser un enorme escándalo. ¿Ha sido tu hermano el que ha enviado lejos a su esposa e hijo, o se han ido ellos por su cuenta?

Era una pregunta retórica, que ambos sabían que Zac no iba a responder. Ni Ness esperaba tampoco una respuesta.

Cogió la manecilla de la puerta del coche y tiró de ella... en vano, ya que Zac no la dejaba abrir la puerta.

Ness: En cuanto a mí -siguió-, yo era un pesado moscardón, un obstáculo en potencia que tenías que desviar. Bueno, lo lograste por completo, realmente. Felicidades. Misión cumplida. Ahora, sal de mi camino y déjame ir a la escuela.

Zac se negó a moverse.

Zac: No hasta que me escuches.

Ness: Ya te he escuchado lo suficiente -replicó dándole un empujón-. No te preocupes. No me entrometeré en tu pequeño plan. No le haría eso a Brian. Sea lo que sea lo que está pasando, él está a salvo dondequiera que su madre se lo haya llevado. Y, si es lista, se quedarán allí. ¡Ahora apártate de mi camino! No tenemos nada que decirnos.

Zac la hizo volverse hacia él y le levantó la barbilla.

Zac: No estás diciéndome que no quieres saber nada más de mí, ¿Verdad?

Ness: ¿Acaso tengo pinta de estar de broma?

Zac: Ness...

Ness: No intentes convencerme de que significo algo para ti. Sería una mentira aún mayor que la que acabas de decirme. Y un insulto, además. Significo tan poco para ti como tú para mí.

Zac apretó los dientes con fastidio.

Zac: ¿Y ahora, quién miente?

Un destello de puro dolor cruzó el rostro de Ness.

Ness: Bastardo. Cualquier sentimiento que yo tenía hacia ti, acabas de matarlo. Ahora aléjate de mí. No quiero tener nada que ver contigo, nunca más.

Zac: ¿Y qué pasa si estás embarazada? -Soltó aquellas palabras con desespero-.

Y deseó no haberlas dicho en cuanto vio la reacción de Ness.

Se quedó pálida como un papel y él notó que empezaba a temblar.

Ness: No lo estoy -le rebatió-.

Zac: ¿Estás segura? -Luchaba por algo que significaba para él mucho más de lo que había imaginado-. Eyaculé tres veces dentro de ti ayer por la noche. No llevaba condón. Y dudo que tú estés tomando la pastilla.

Lenta, pero muy aplicadamente, ella recobró su semblante sereno.

Ness: Tienes razón, no estoy segura. Pero no tienes por qué preocuparte. Puede que sea una inexperta, pero no soy una ignorante. Acabo de pasar mi periodo. Un embarazo no es posible.

Zac: No es probable, quizá, pero no es imposible. -Le aguantó la mirada-. Si estás embarazada, ese bebé es mío.

Ness: De acuerdo. -Abrió la puerta del coche de un tirón-. Si se diera ese improbable caso, te enviaré una partida de nacimiento y no esperes ver el apellido Efron en ella. Adiós, Zac.

Se metió en el coche, puso la llave, y encendió el motor antes incluso de que la puerta acabara de cerrarse. Dio marcha atrás, Zac tuvo que apartarse de un salto para evitar que lo atropellara mientras ella giraba el volante, daba gas a fondo y salía zumbando del aparcamiento.


2 comentarios:

LaLii AleXaNDra dijo...

Nooooooooooooooooooooooo
ahora Zac no tendra el apoyo de Nessa???
El devio decirle todo desde un principio...
y ahora este cliff se puso de sapo y van a encontrar a nancy
siguela
espero que el proximo capi Zac alga algo para que Nessa no lo deje y pueda ayudar a su hermano..
siguela pronto..
X0X0

Lau B. dijo...

voy a llorar no es posible!! :(
por favor siguela antes de que me de algo!!
Yo creo que Zac no debio haberla dejado ir y mas bien hacerla escucharlo y ella tan dramatica como toda mujer! BIEN HECHO NESS!!
lol
no ya encerio please publica antes posible necesito saber que sucede con Brian y Zanessa!!!
Bye
Xx LB

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