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jueves, 27 de octubre de 2011

Capítulo 18


Ness estaba profundamente dormida cuando Zac salió de la cama y empezó a vestirse. La miró, sintiendo una auténtica maraña de sentimientos en el pecho. Ness parecía un ángel dormido, su expresión era serena y sus cabellos semejaban una despeinada cascada sobre la almohada. Zac estuvo medio tentado de tirar de nuevo sus ropas al suelo y volver a meterse en la cama, hacerle otra vez el amor y dormirse con Ness entre sus brazos.

Pero prevaleció el sentido común, que le recordó que aquello no sería producente, al menos ahora mismo. La cruda realidad era que ya casi habían dado las dos de la madrugada y él tenía que volver a casa de Stephen. No había hablado con su hermano durante todo el día. Eso le hacía sentir intranquilo. Por no hablar de que no quería que Brian se despertara, no lo encontrara en casa y probablemente diera por sentado que se había ido de nuevo a Manhattan. Aquello era lo último que necesitaba el pobre chaval. Ya tenía suficiente inestabilidad con la que lidiar. Y, como guinda final, cuando Brian viera que su tío no se había marchado, pero que había pasado la noche en otro lugar, se le ocurrirían un millón de preguntas... preguntas que Zac no estaba ni remotamente preparado para responder.

Además, Ness tenía que estar en forma para impartir sus clases por la mañana. De momento, por así decirlo, él la había agotado. Si se quedaba allí, Ness no dormiría ni un minuto. Zac era incapaz de no tocarla.

Volvió la mirada a la cama de nuevo mientras se acababa de abrochar los botones de la camisa y se quedo muy quieto, contemplando cómo dormía Ness. La noche había traído mucho más de lo que él esperaba. Las cosas se habían descontrolado por completo. Él, de hecho, se había descontrolado por completo. Para alguien acostumbrado a ser el amo de la situación, aquella era una inquietante primera vez. Como bajar una montaña rusa sin freno.

Había luego otro asunto, uno que había aparecido en la mente de Zac más de una vez desde que se había dado cuenta de que la experiencia sexual no era limitada sino nula. Era el tema de la protección. No había utilizado nada para tal fin, ni en una sola ocasión, en todas las largas horas que ambos habían pasado en la cama. Otra inquietante primera vez. Zac se había comportado de forma estúpida e insensata y, lo que era peor, no había hecho nada por corregirlo.

Tendrían que hablar de aquello. Enseguida, al día siguiente, antes de que llegara otra noche y ambos volvieran a perder el juicio.

Se inclinó sobre la cama y besó suavemente a Ness en la comisura de los labios. Ella emitió un dulce gruñido y se giró hasta quedar echada de espaldas. Zac la besó de nuevo, esta vez con mayor intensidad.


Los párpados de Ness temblaron un poco y se abrieron lentamente.

Ness: ¿Zac? -Parecía aturdida y confusa-.

Zac: Es tarde -murmuró contra sus labios entreabiertos-. Tengo que irme. Si no, tendrás que explicarle a Brian dónde ha pasado su tío la noche.

Ness sonrió y le devolvió el beso con un suspiro, asintiendo de mala gana.

Ness: Tienes razón. ¿Qué hora es?

Zac: Son casi las dos. -La arropó con la manta, más como si se impusiera una barrera a sí mismo que para ella. Tan solo deseaba volver a meterse en aquella cama, hundirse en Ness y mandar el mundo entero al infierno-. Sigue durmiendo. Te llamaré mañana.

Ness: Sí -repuso entornando los ojos-. ¿Podrías poner marcha la alarma del despertador? -murmuró-.

Zac alargó la mano hacia el reloj radio-despertador y así lo hizo.

Zac: Ya está. Y cerraré la puerta al salir. ¿Algo más?

No hubo respuesta.

Zac esbozó media sonrisa. Ness se había vuelto a dormir. Salió del dormitorio, cogió su chaqueta y se dirigió a la puerta. Al llegar al coche, se sacó el móvil del bolsillo, lo conectó y miró si tenía algún mensaje.

Había cinco. Todos de Stephen. Todos desesperados.

Salió zumbando del aparcamiento y se puso en camino, todavía escuchando cómo su hermano le suplicaba que lo llamara.

Cuando llegó a la casa, había un silencio total. No el silencio que puede esperarse a las dos y media de la madrugada, sino un silencio extraño, como si la casa estuviera en trance, en lugar de dormida. El piso de arriba estaba oscuro como ala de cuervo, lo que significaba que Stephen estaba en algún lugar de la planta de abajo.

Zac fue de habitación en habitación, asomándose en la oscuridad, buscando a su hermano. No quería llamarlo, por no despertar a Brian. Pero cada vez se sentía más y más inquieto.

Llegó a la salita de estar y se detuvo. Solo se veía la luz de una lámpara de mesa. Y, junto a la pequeña zona iluminada, vio que Stephen estaba tumbado en el sofá, con uno de los brazos cubriéndole los ojos, como si hubiera caído en un odioso, preocupado y, muy probablemente, ebrio sueño.

Zac: Stephen.

Su hermano se despertó sobresaltado en cuanto Zac pronunció su nombre. Se incorporó trabajosamente hasta quedar sentado y se restregó los ojos.

Stephen: Zac, ¿qué hora es?

Zac: Las dos y media.

Stephen: ¿Dónde has estado? ¿Y por qué no funciona tu móvil?

Zac: Estaba ocupado. Y lo he apagado. -Encendió otra luz. Luego, se acercó al sofá, con la intención de hacer desaparecer los efectos etílicos que nublaban la mente de su hermano-. ¿Qué ha Pasado? ¿Brian está bien?

Stephen: Eso depende de lo que quieras decir con bien. -Se levanto y apartó a Zac con un vago gesto de su mano-. Estoy totalmente sobrio. No he probado ni una gota en toda la noche. He estado demasiado desesperado para pensar en beber.

Una gélida premonición recorrió el espinazo de Zac.

Zac: ¿Por qué?

Stephen: Se han ido. -Su expresión reflejaba sufrimiento-. Nancy se ha ido, Y se ha llevado a Brian.

Zac: Se ha ido... ¿Quieres decir que te ha dejado? -Estaba completamente boquiabierto-. Eso es imposible. Los he visto a la hora de comer. Nancy había llevado a Brian al médico. No tenía ningún plan para el resto del día, excepto administrarle las dosis de antibiótico a vuestro hijo y ver vídeos con él.

Stephen: Eso era entonces. -Se pasó una nerviosa mano por el pelo-. Después han pasado muchas cosas.

Zac: Te he llamado a la oficina dos veces. Celeste me ha dicho que estabas ocupado.

Stephen: Lo estaba. Intentaba encontrar un modo de atrapar a Philip Walker. Por desgracia, él me ha atrapado antes a mí. -Le contó a Zac los sucesos de aquella tarde... la nota y el paquete recibidos por Nancy, su llamada urgente y la dura discusión que había seguido-.

Zac: Maldita sea -murmuró-. Walker es un condenado bastardo. Dejar la gorra de Brian en tu puerta y meterle el miedo en el cuerpo a Nancy para tenerte atrapado... eso pasa de la raya. En cuanto a la reacción de tu mujer, eso no debería de ser una sorpresa. Tendrías que haberle contado toda la historia anoche.

Stephen: Yo tendría que haber hecho un montón de cosas, pero no las hice. -Resopló-. Sea como sea, cuando me ha llamado estaba totalmente histérica. De entrada, me ha lanzado a gritos toda clase de acusaciones... justificables de la primera a la última. Después, se ha serenado. Demasiado. Me ha dicho que habíamos terminado. Y ha colgado. Debería de habérseme ocurrido que podría hacer algo así. Pero mi único pensamiento era encontrar un modo de proteger a Brian. Me he pasado las horas siguientes al teléfono, con el investigador que he contratado. Se está moviendo lo indecible para conseguirme información sobre Walker... y entregármela ayer, si es posible. Además, tiene un colega que trabajaba en vigilancia policial. He hablado con él a media tarde y lo he contratado para que vigilara a Brian. Después, he venido a casa. Y he encontrado esto.

Le alargó a Zac un pedazo de papel.

Zac cogió la nota de Nancy y le echó una atenta ojeada.


Decía que ella y Brian estaban bien, pero que ella había llegado al límite tanto por lo que se refería a la tolerancia ante la compulsión de Stephen, como por lo concerniente a su temor por la vida de Brian. Decía que se había llevado a Brian a un lugar seguro, que se pondría en contacto y que ella y Stephen decidirían los detalles de sus respectivos futuros después, y solo después, de que el asunto Walker se hubiera acabado y Brian ya no estuviera en peligro.

Con un suspiro de preocupación, Zac le devolvió la nota a Stephen.

Zac: Buscarlos sería una mala idea. Llamaría la atención en demasiada gente, incluido Walker. Eso expondría a Brian a riesgos aún mayores. Además, Nancy no quiere que los encuentres. La amenaza a Brian es algo totalmente inesperado y brutal. Y la ha desquiciado.

Stephen: Sí. -No discutió las palabras de su hermano. Él también parecía bastante desquiciado-. Pero no es el estado de Nancy lo que me ha frenado de salir a buscarlos. Mi primera reacción ha sido la de llamar a todas las personas que conocemos, a todos los parientes de Nancy, hasta encontrar una pista sobre su paradero. Lo que me ha frenado ha sido lo que tú has dicho sobre que llamaría demasiada atención. Si yo iniciara una búsqueda, la prensa se enteraría y Walker también. No puedo dejar que suceda eso. Tengo que proteger a mi familia, incluso si eso significa volverse loco mientras. Que es, precisamente, lo que he estado haciendo: pasear arriba y abajo por toda la casa, rompiéndome los sesos, intentando encontrar otra alternativa. Y llamarte a ti. Quería tu opinión. Quizá tan solo deseaba oír otra voz humana, una en la que pudiera confiar. No tengo ningún otro sitio donde acudir. Por Dios, Zac, todo se está viniendo abajo... -Se le quebró la voz-. No había oído a Nancy hablar de ese modo jamás. Como una extraña, casi como un fantasma. Me he asustado mucho. Y cuando he llegado a casa y he visto que ella y Brian habían desaparecido... -Le costó tragar saliva-. Por muy mal que fueran las cosas, jamás creí realmente que ella me dejaría. Supongo que he sido un estúpido e insensible mentecato.

Zac: Yo no diría tanto. -Pensaba a toda velocidad, preocupado por Stephen, por Brian y Nancy; por la situación con Walker-. A veces hace falta que nos echen un cubo de agua fría para que abramos los ojos. Tú quieres a tu mujer. Te olvidaste de ello. Ahora lo has vuelto a recuperar. Una vez que ella haya vuelto, tendrás que demostrárselo. No va a ser fácil. Necesitarás ayuda profesional... tanto para tu problema con las apuestas como para tu matrimonio. Si lo aceptas, creo realmente que puedes arreglar las cosas. Pero Stephen, sea como sea que acabe tu matrimonio, Nancy jamás alejará a Brian de ti. No una vez que esté segura de que el niño está a salvo. Tú eres su padre, y un buen padre, desde luego. Nancy lo sabe. Traerá a Brian de vuelta.

Stephen asintió con la mirada fija en la alfombra. De repente, levantó la cabeza y miró a Zac a los ojos con los suyos llenos de lágrimas.

Stephen: Yo lo dejaría todo, ¿sabes? -dijo, en voz baja-. Si eso significara mantener a salvo a Nancy y a Brian, llamaría a la policía, asumiría mis culpas y tiraría por la borda todo mi futuro político. Pero no tengo ninguna prueba de que Brian esté en peligro, ni de que haya sido Walker el que ha enviado ese paquete. Lo único que tengo es mi palabra de que él me está chantajeando. Eso es suficiente para una investigación y un escándalo. Pero no para una condena. Sabemos que Walker dispone de hombres por ahí: los que me pegaron la paliza. ¿Qué pasa si se pone furioso y envía a sus matones a perseguir a Brian para castigarme a mí? Es un riesgo demasiado grande.

Zac miró fijamente a su hermano. Oía a un Stephen distinto, a un hombre que deseaba de verdad confesar su debilidad y pagar el precio que fuera. Un hombre que lo sacrificaría todo por su familia. Quizás había esperanza, después de todo.

Zac: Estoy, de acuerdo contigo -replicó-. Llamar a la policía a estas alturas sería un error. No tenemos nada concreto que denunciar y podríamos enfurecer a Walker. Lo único que conseguiríamos, como mucho, es que el escándalo se comiera viva a nuestra familia. No. A mí me parece que Nancy se ha ido para apartar a Brian de la línea de fuego. Utilicemos ese tiempo para cazar a Walker.

Stephen: ¿Tiempo? ¿Qué tiempo? Walker espera que yo le dé una respuesta el jueves -le recordó amargamente-.

Zac: Lo sé. -Sentía literalmente cómo pasaban los minutos-. ¿No hay nada que puedas decirle para conseguir que, de momento, la situación llegue a un punto muerto? ¿Algo que él aceptara?

Stephen: Walker tan solo entiende un lenguaje: el chantaje.

Zac: Muy bien. Pues háblale en su idioma.

Stephen le dedicó a su hermano una irritada mirada.

Stephen: ¿Qué es lo que crees que he estado intentando hacer durante estos dos últimos días?

Zac: No estoy hablando de descubrir algo sobre Walker. Estoy hablando de decirle que intentas descubrir algo sobre otros... por ejemplo, dos de los miembros del consejo.

La irritación se transformó en comprensión.

Stephen: Lo que me dices es que debería hacerle creer que estoy investigando el pasado de esos dos consejeros y que estoy a punto de airear algún trapo sucio que ellos preferirían mantener en secreto.

Zac: Exacto. Lo suficientemente comprometido para que su voto se decante por tu propuesta. Es una técnica con la que Walker puede sentirse identificado.

Stephen asintió lentamente.

Stephen: Podría dar resultado. Al menos, el tiempo suficiente para proporcionarme unos cuantos días más.

Zac: Con un poco de suerte, eso es todo lo que necesitaremos. -Se frotó la mandíbula-. Has dicho que has contratado a un investigador privado. ¿Quién es?

Stephen: El mismo tipo que papá contrató para investigar a Braxton. No le he dado muchos detalles, por si le es más leal a papá que a mí. Solo los básicos, más que suficientes para llevar a cabo su tarea. En cuanto al tipo de la vigilancia, solo sabe que alguien me ha lanzado un par de amenazas, mencionando claramente a mi hijo. Tampoco con él entré en detalles.

Zac: Una decisión inteligente. Por mi parte, yo entraré en mi propia red de contactos en cuanto empiece a amanecer. Son discretos. Investigarán la compañía de Walker. -Frunció el ceño-.

Hablando de papá: llegará dentro de unas treinta horas. Tenemos que decidir qué le contamos.

Stephen: No quiero que sepa nada acerca de Walker -repuso muy decidido-.

Zac: Sí, está claro. Pero ya conoces a papá, tiene el instinto de un zorro. Se dará cuenta de la tensión en cuanto entre por la puerta. Además, tendrás que explicarle dónde están Nancy y Brian. -Se quedó pensativo durante unos instantes-. Nos inventaremos algo. Unas vacaciones, quizás, o un viaje para visitar a los parientes de Nancy. Esa historia resultará creíble para todo el mundo, incluida la prensa. Nadie sabe que Brian está enfermo, así que no les extrañara que Nancy se lo haya llevado... -De repente, se dio cuenta de algo y se detuvo en seco-. Mierda.

Stephen levantó la cabeza como movido por un resorte.

Stephen: ¿Qué pasa?

Zac: Ness. ¿Qué le digo a ella? Sabe que Brian tiene una infección de oído. Supone que está en casa, recuperándose, y que volverá a la escuela en un par de días como máximo.

Stephen: Estupendo. -Meneó la cabeza, desanimado-. Ahora también tengo que preocuparme por Vanessa Hudgens. Bien. Iré a verla mañana, le diré que la infección fue una falsa alarma, que después de todo resultó no ser tal. Le contaré la historia de las vacaciones. Le diré que Nancy se ha llevado a Brian para aliviarlo de la tensión a la que ha estado sometido por la campaña electoral. Eso debería tranquilizarla, ya que está tan preocupada por él.

Zac: No funcionará.

Stephen: ¿Por qué demonios no iba a funcionar?

Zac: Porque Ness sabe perfectamente que el dolor de oído de Brian es una infección.

Stephen: ¿Cómo? Tú la has visto esta mañana. Nancy aún no había llevado a Brian al médico...

Zac: La he vuelto a ver por la noche.

Stephen: ¿Por la noche? ¿Cuándo? Pensaba que volvías de una reunión de negocios que se había alargado.

Zac: Yo no he dicho eso. Solo he dicho que he estado ocupado y que he desconectado el móvil.

Stephen procesó las palabras de Zac y, por primera vez, le dedicó a su hermano una mirada directa y serena.

Stephen: Vaya -comentó, fijándose en las arrugadas ropas de Zac-. No me había dado cuenta de hasta qué punto te importa.

Zac: Sí, yo tampoco me había dado cuenta. -Ni siquiera intentó disimular. Su hermano no era estúpido. Además, su mente volvía a pensar a toda velocidad-. Ness se va a preocupar mucho cuando se entere de que Brian se ha ido. No pienso echar más leña al fuego mintiéndole acerca de los motivos que hay detrás de su desaparición. Me limitaré a decirle que es un asunto personal y a pedirle que colabore. Eso es lo que voy a tener que hacer.

Stephen: Pero, ¿aceptará ella? Si les comenta cualquier sospecha a sus superiores, o si Cheryl Lager aparece de nuevo en su puerta y le insiste demasiado...

Zac: Ness no dirá nada.

Stephen le dedicó a su hermano una mirada interrogativa.

Stephen: ¿Por sus sentimientos hacia ti?

Zac: No, por sus sentimientos hacia Brian. En cuanto a mí... -Soltó una risita sin pizca siquiera de humor-. Cuando le cuente todo esto, probablemente me atice un puñetazo.


2 comentarios:

LaLii AleXaNDra dijo...

Hay Stephen tiene que pensar pronto un plan con Zac...
me gusto lo ultimo que dijo Zac hahahah
Espero que Zac le cuente a VAnessa que por supuesto ella sabrá por lo que sucede el 14...
bueno siguela.. sabes que todos los dias espero para leer que pasa :)
gracias por pasarte por mi blog ;)

Lau B. dijo...

Yo si le daria un buen puñetazo pero dicen que el amor todo lo puede y con la persuacion de Zac estoy segura de que lograra salirse con la suya
lol :D
siguela...
Bye
Xx LB

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