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viernes, 5 de junio de 2020

Capítulo 8


Antes de encontrarse con sus socias y celebrar la reunión matinal para organizar los actos del día, Vanessa hizo su tanda de ejercicios, se duchó, se vistió para afrontar el largo día y repasó los archivos.

La boda del viernes por la noche había ido como la seda y tan solo había requerido el trance habitual de arreglar problemas técnicos y tomar decisiones rápidas entre bambalinas.

Por suerte para todos los implicados, Jaci había dado el sí a Griff.

Ese día, con dos actos programados, tenían más del doble de trabajo. La sincronización, siempre un ingrediente esencial, se volvió crucial e incluyó el montaje de la boda del mediodía, con setenta y cinco invitados, el desmontaje y volver a decorar la escena para el acto de la noche.

Vanessa sabía que Ashley y su equipo se encargaban del trabajo puramente físico, trasladando flores y material, decorando los espacios exteriores e interiores (dos veces) y, entre medio, deshacer el montaje por completo. La mayor parte del trabajo de Brittany (pasteles, pastelitos y bombones) estaría terminado antes del primer acto y solo quedaría montarlo todo. Por lo tanto, ella podría ser quien se encargara de rellenar huecos y colaborar con los del catering.

Miley tendría que estar en todas partes, antes y durante los actos, y con Vanessa, se ocuparía de la tarea fundamental de procurar que los novios estuvieran contentos y siguieran el horario previsto, y además de dirigir al cortejo nupcial y a los padres.

Comprobó su botiquín de emergencia: apósitos adhesivos, pastillas de menta para el mal aliento, aspirinas, bloc y lápiz, un cepillo pequeño para el pelo, un peine, una lima de uñas, toallitas húmedas, quitamanchas, un encendedor, líquido para limpiar las gafas y una navaja suiza que incluía un par de tijeras.

Se tomó su segunda y última taza de café mientras repasaba su hoja de cálculo haciendo hincapié en las áreas donde podía haber problemas potenciales. Cuando ya estaba lista para empezar, entró Brittany como una exhalación.

Britt: No quiero preparar ni una sola violeta más durante diez años, pero, chica, ese pastel de boda Flores del campo es una preciosidad. Bravo por mí.

Ness: Bravo por ti. ¿Cómo tenemos el Encaje?

Britt: Aunque esté mal que yo lo diga, es impactante -se sirvió una taza de café y tomó una magdalena-. Ashley ya está decorando la entrada con su equipo. Nuestro primer acto, el tema campestre y desenfadado, será precioso. Subirá cuando haya terminado con las urnas de delante. Quiere hacerlo en persona -se dejó caer sobre una silla-. ¿Qué? ¿Ha llamado Zac?

Ness: ¿Por qué tendría que haber llamado?

Britt: ¿Para hablar con su motera cachonda?

Ness: ¡Qué mona eres!

Britt: Lo soy -se dio unos golpecitos en el pelo, que ya se había recogido en alto para trabajar-. Lo soy y mucho. ¿Por qué no lo llamas tú?

Ness: ¿Por qué habría de hacerlo?

Regodeándose con la situación, Brittany se acodó en la mesa y apoyó el mentón entre las manos.

Britt: Drew cree que todo esto es raro, pero no se siente tentado (todavía) a darle una paliza a Zachary.

Ness: ¡Qué autocontrol!

Britt: Para Drew lo es cuando se trata de ti. Podría decirle que le dijera a Zac que te llamara.

Ness: ¿Y ahora volvemos al instituto?

Britt: Es divertido.

Vanessa hizo un gesto de resignación.

Ness: Ni siquiera fue una cita. Una no cita y un par de besos.

Britt: Unos besos húmedos y calientes.

Ness: Da igual -dijo en el momento en que Miley entraba paseando-.

Miley: Buenos días a las dos. ¿Ha llamado Zac?

Ness: No, ¿y no podríamos todas...?

Miley: Tendrías que llamarlo. Prueba a charlar con el contestador. -Como había hecho Brittany, se dirigió a la cafetera-. Liam y yo teníamos unas charlas fantásticas con el contestador. Todavía lo hacemos alguna que otra vez. O prueba con el correo electrónico. Ashley y Chris se dedicaron a enviarse correos sexis. A fin de cuentas, tienes la BlackBerry fusionada a la mano, o sea que sería fácil.

Ness: Lo tendré presente por si llega el momento de «nunca jamás». Y ahora, ¿podríamos quizá, no sé, hablar de los dos actos importantes que hemos de organizar y por los que vamos a cobrar?

Miley: Eres tan estricta....

Ashley entró disparada con una Diet Pepsi en una mano y su portátil en la otra.

Ash: Me siento como si hubiera corrido ya unos ocho kilómetros. ¿Ha...?

Ness: No -no llegó a espetarle la respuesta, pero casi-. Zachary no ha llamado. No, no voy a llamarlo, ni a dejarle un mensaje en el contestador o a escribirle un correo. ¿Eso te lo aclara todo?

Ash: Podrías llevarle el coche para que te hiciera la revisión. No, eso ya lo ha hecho. Podrías llevarle la camioneta. No, eso lo hizo hace un par de meses y... caray, menudo sermón me echó. A lo mejor...

Ness: A lo mejor podríamos ponernos a trabajar.

Britt: Está enfadada porque no la ha llamado.

Ness: No estoy enfadada porque él...

Miley: Más bien fastidiada -hizo un mohín con aire reflexivo-. Ese es su tono de fastidio.

Ness: Si estoy fastidiada, es contigo.

Ignorándola, Brittany se dirigió a Miley.

Britt: Probablemente será uno de esos tíos que siguen la norma de los tres días.

Miley: Esa norma es estúpida.

Ash: ¡Desde luego! ¿A quién se le ocurre algo así?

Miley se zampó un trozo de magdalena.

Miley: A personas como Vanessa.

Vanessa la despachó de un gesto.

Ness: Avisadme cuando hayáis terminado. No hay prisa, ninguna prisa. Solo tenemos a una novia, a su cortejo nupcial y al equipo de peluquería y maquillaje, que llegarán dentro de sesenta y cinco minutos. No hay por qué inquietarse.

Miley: ¿Recordáis cuando Vanessa salía con ese tío? El que tenía aquello, eso que...

Miley se rozó la barbilla con el pulgar y el índice.

Britt: ¿Ese tío? -bufó-. Ese tío no nos gustó.

Ash: Nunca te miraba a los ojos.

Ashley gesticuló con la botella en la mano.

Miley: Y además daba unas risotadas... -asintió prudente-. No conozco a ningún tío que dé esas risotadas. No creo que puedas fiarte de uno que va dando risotadas.

Como suele pasar entre las amigas de toda la vida, Vanessa supo exactamente de quién estaban hablando. Empezó diciendo que solo había salido con él unas cuantas veces, y luego, por prudencia (o por tozudez) no dijo nada más.

Ash: Es verdad -coincidió, y sonrió a Vanessa-. Y como no nos gustó ni nos parecía de fiar, no hablamos demasiado de él. Contigo.

Miley: Pero como Zac nos gusta, hay mucho de que hablar.

A Vanessa esos comentarios le parecieron acertados, y se limitó a suspirar.

Ness: Vale, pero en estos momentos no hay nada de que hablar. Puede que nunca haya nada de que hablar. Si hubiera algo, vosotras seríais las primeras en saberlo.

Britt: Me parece justo -miró a sus amigas y estas asintieron-. Trato hecho, entonces. -Trazó en el aire el gesto imaginario de borrar una pizarra-. Pasemos al trabajo.

Ness: Excelente, como también lo es la previsión del tiempo para hoy. En general soleado, pocas posibilidades de lluvia, vientos suaves, el tiempo que cabe esperar en la estación. Parece que en el acto de los Gregory-Mansfield de esta mañana no hay áreas de peligro, problemas específicos o líos que controlar.

Britt: Lo típico entonces.

Ness: Exacto. Esta mañana he hablado con la novia, y se encuentra bien. Me ha dicho que anoche charló largo y tendido con su madre, que lloraron juntas y sacaron todo lo que llevaban dentro.

Ash: Me gusta esta chica -opinó bebiendo su refresco-. Y no estamos obligadas a que nos gusten las novias, o sea que eso es un valor añadido.

Ness: Ha sido fenomenal trabajar con ella. A por el horario.

Y repasó ese horario, punto por punto, confirmando la disposición de sus socias y sus necesidades.

Ash: Las flores son un encanto, abundan las violetas.

Britt: No me hables de violetas -arqueó los hombros-. Preparé casi doscientas para el pastel.

Ash: Todo es como un prado de violetas. El porche y las suites del novio y de la novia están terminados, igual que el vestíbulo, la escalera y prácticamente todos los espacios interiores. Todavía estamos terminando los exteriores, y voy a tener que reincorporarme pronto. Los carritos de flores que hemos diseñado serán impactantes, y a la novia le van a en cantar las regaderas pequeñitas llenas de esas flores que no puedo nombrar que había en las mesas durante la recepción.

Miley: Tomaré fotos de la llegada, y luego me pegaré a la novia y a su cortejo nupcial hasta que me aviséis de que el novio viene hacia aquí. Plasmaré el momento en que llegue, y luego volveré con la novia para tomarle unas instantáneas durante la sesión de peluquería y maquillaje, mientras se ponga el vestido también... e iré alternando todo eso con el novio y el cortejo. Tengo unas ideas muy concretas para las fotos oficiales, en el exterior. Aprovechando los impactantes carritos de flores de Ashley.

Britt: El pastel está terminado. Este no habrá que montarlo. Ashley y yo podemos adornar el pastel y las mesas de los postres durante el aperitivo.

Ness: Creo que desmontar el primer acto y luego dedicarnos al segundo será lo más complicado de hoy -repasó el horario con un dedo-. Todo se basará en la sincronización.

Britt: No será la primera ni la última vez -comentó encogiéndose de hombros-. El pastel del segundo acto sí tendrá que montarse in situ, pero eso se nos da bien. El pastel del novio está terminado, y los postres, casi. Ahí necesitaré una hora más o menos, que podré arañar antes de que empiece el primer acto.

Ash: Ya he hablado con mi equipo de la sincronización -intervino soltando el aire-. Echaremos el bofe, pero lo conseguiremos. Empezaremos por el gran salón tan pronto como los invitados se trasladen al salón de baile. Los doce ramos están terminados, y la poma y la diadema de las tres niñas, sí, he dicho tres, que llevarán las flores. Me irá bien contar con un par de manos extra, piernas, espaldas o lo que sea. Chris y Drew arrimarán el hombro, y Liam también, cuando Miley no lo necesite. Todo saldrá bien.

Ness: Zonas problemáticas. A Henry, el hermano del PDNO, le encanta el vodka y cuando se pasa con lo que más le gusta, tiende a dar palmaditas y pellizcos, a tocar como no corresponde los traseros de las mujeres. Lo vigilaré, pero me iría bien contar con más pares de ojos. La MDNA está enemistada con su suegra desde hace muchos años. Me han asegurado que han pactado una tregua para hoy. Sin embargo, las emociones y el alcohol, como todas sabemos, a menudo terminan con esas treguas. La HDNA -prosiguió refiriéndose a la hermana de la novia- se divorció hace unos tres años más o menos del amigo íntimo del novio, que será quien reciba a los invitados. La separación no fue amistosa, o sea que ahí puede haber otra posible zona problemática. Muy bien. Repaso rápido a la sincronización.


Al cabo de una hora, Vanessa, con un traje chaqueta gris oscuro, se encontraba en el porche lista para recibir a la novia. Mientras Miley se escabullía de un lado a otro disparando su cámara, Vanessa ofrecía a todos su sonrisa de bienvenida.

Ness: ¿Lista para celebrar tu día, Marilee?

Marilee: Súper lista. Oh, oh... mirad esto. -La novia, radiante aun sin maquillaje, con el pelo recogido en una cola despeinada, tomó la mano de su madre y la de su mejor amiga, dama de honor en esa ocasión-. Es... es como el claro de un bosque mágico. Un bosque silvestre, secreto.

Ness: Ashley estará contentísima de que te haya gustado. Todas lo estamos. Y esto es solo el principio. ¿Por qué no me acompañas a la suite de la novia? Quizá hoy podríamos llamarla nido.

Entre tiestos de violetas y rosas silvestres, entre bandejas de champán y frutas de todos los colores, Vanessa colgó el vestido de la novia, los de las damas, sirvió un refrigerio y respondió a todas las preguntas.

Ness: El equipo de peluquería y maquillaje viene hacia aquí -dijo cuando recibió el aviso por los auriculares-. Os dejaré con Miley por ahora. Voy a comprobar cómo andan las cosas. Si me necesitáis, pulsad uno-uno-uno en el teléfono.

Vanessa salió de la suite con paso relajado y luego aceleró para ir a comprobar los progresos de Ashley en el exterior. Su amiga había acertado: los carritos de flores eran maravillosos. Si la entrada evocaba el claro de un bosque mágico, aquí los invitados, penetrarían en los prados circundados por el bosque.

Las rosas silvestres rojo sangre y las violetas púrpura intenso se entrelazaban en el porche. Unos delicados y exuberantes arreglos de flores silvestres inundaban carritos y jardineras. Los miembros del equipo de Ashley todavía añadían unos pequeños soportes de cobre envejecido con nuevas flores a los laterales de las sillas, que habían recubierto con unas fundas verde pálido.

Hermoso, pensó, como las fotos que Miley sacaría.

Estuvo ayudando durante los diez minutos de que disponía y luego se apresuró para ir a recibir al novio.

Ness: El novio en posición -anunció a Miley a través del micro-.

Vanessa dio la bienvenida, acompañó, ofreció un refrigerio y colgó esmóquines.

Y se fijó en que el padre del novio, viudo desde hacía cinco años, se hallaba solo en la pequeña terraza.

Se escabulló para ir a hacerle compañía.

Ness: Señor Mansfield, me pregunto si le gustaría dar un paseo conmigo para ver el espacio que hemos decorado para la ceremonia -lo tomó del brazo-. Así daremos un poco de tiempo al cortejo nupcial para que se instale -añadió mientras lo acompañaba afuera-.

Mansfield: Será un día precioso.

Ness: Sin duda.

Era un hombre guapo, pensó Vanessa. De cabello abundante y grueso, gris peltre, rostro ligeramente bronceado y rasgos duros. Sin embargo, había en sus ojos una profunda tristeza.

Vanessa le habló con dulzura.

Ness: Cuesta mucho, creo yo, afrontar los buenos tiempos, los momentos importantes, sin aquellos a los que amamos y que hicieron posibles esos momentos.

El padre del novio le asió la mano.

Mansfield: No quiero que se me note. No quiero enturbiar el día a Luke.

Ness: No pasa nada. Él también la echa de menos. Piensa en ella, como usted. Aunque para usted es distinto. Era su compañera. Creo que Luke va a vivir con Marilee lo que usted vivió con su esposa. El amor, los lazos, el compañerismo.

Mansfield: A Kathy le habría encantado Marilee. -El señor Mansfield respiró hondo y volvió a hacerlo al ver la terraza, la pérgola y los prados-. Le habría encantado esto, todos y cada uno de estos momentos. Estáis obsequiando a nuestro muchacho con un día precioso.

Ness: Solo hemos dispuesto el escenario. Usted y su esposa fueron quienes lo ayudaron a convertirse en un hombre, y ahora Marilee y él se obsequiarán mutuamente con este día maravilloso -sacó sus pañuelos y le ofreció uno en silencio al ver lágrimas en sus ojos-. Señor Mansfield...

Larry: En estas circunstancias, creo que deberías llamarme Larry.

Ness: Larry, sé lo que es tener que afrontar los buenos tiempos sin las personas con quienes querríamos compartirlos.

Larry asintió intentando controlarse.

Larry: Conocí a tus padres.

Ness: Sí, recuerdo que tu mujer y tú asistíais a sus fiestas. Luke se parece a ella.

Larry: Sí, desde luego que sí.

Ness: Creo que en estas situaciones, en estos momentos, lo único que podemos hacer es recordar a los que no pueden estar aquí con nosotros -dijo llevándose la mano al corazón-, sabiendo que ellos también están orgullosos y contentos.

Larry asintió y estrechó brevemente su mano.

Larry: Eres una buena chica, Vanessa. Una chica muy sabia.

Ness: Creo que Marilee es muy afortunada con este marido y este suegro. ¿Quieres pasear un poco más?

Larry: No, creo que regresaré. Para estar con mi chico. -Sonrió a Vanessa y se llevó la mano al corazón como había hecho ella-. Estaremos con nuestro chico.

Vanessa regresó con él, satisfecha de haber sido capaz de hacerle reír por el camino. Luego se dirigió a toda prisa hacia el alegre caos de la suite de la novia.

Las mujeres llevaban sus vestidos de ceremonia y los hombres sus trajes de etiqueta. El niño de los anillos estaba distraído, la niña de las flores, agasajada. Siguiendo puntualmente el horario designado, Vanessa puso en fila a las damas, ayudó a colocar las diademas de rosas y violetas, repartió los ramos y enjugó los ojos llorosos para preservar el maquillaje.

Britt: El novio está en su puesto -dijo hablando por el micro-.

Ness: Nosotras también. Que entre la música de los padres. -Después de indicar a los abuelos que bajaran la escalera, se volvió hacia Larry, que enfilaría el pasillo central acompañando a su madre-. Adelante. -Siguiendo un impulso, se puso de puntillas y le besó en la mejilla-. Buena suerte. Está usted preciosa, señora Mansfield. Disfrute de la boda. -Con el tictac del reloj en la cabeza, los observó marchar-. Madre de la novia e hijo, vuestro turno. Brent, después de acompañar a tu madre a su asiento, ponte a la izquierda del padrino. ¡Ahora!

Precioso, pensó. Todo era precioso y transcurría en el momento preciso.

Ness: Que entre la música del desfile. Primera dama... adelante. ¡Sonríe! Levanta la cabeza. Estás increíble. Segunda dama... adelante. ¡Espalda recta, Rissa! Dama de honor, a tu puesto. -A esta no tenía que recordarle que sonriera porque la DDH ya esbozaba una sonrisa de oreja a oreja-. Adelante. Perfecto. Muy bien, Cody, recuerda lo que tienes que hacer. -Guiñó el ojo al pequeño que portaba un cojín blanco con unas alianzas falsas-. ¡Allá va el primer bateador!

El niño sonrió y salió caminando muy orgulloso.

Ness: Tu turno, Ally. Pareces la princesa de un cuento de hadas. Lanza los pétalos y sonríe. Diviértete, y luego ponte delante, donde está mamá. Buena chica.

Marilee: ¡Qué monada! -exclamó ahogando una carcajada-.

Ness: No solo eres una novia preciosa, sino una de las más felices que he hecho desfilar jamás. ¿Listo para el gran momento, señor Gregory?

Gregory: Como ella no está nerviosa, yo lo estoy por los dos.

Ness: Pues no se nota. Está usted increíblemente guapo. Respire hondo unas cuantas veces, inhale y exhale. Que entre la música de la novia. Adelante. Esperen un momento al llegar a la entrada, deténganse. Que todo el mundo pueda ver lo increíbles que estáis todos. ¡Ahora!

Vanessa esperó a que toda la atención se centrara en la novia, a que cambiara el ángulo para no salir en el encuadre de Miley.

Luego se apartó y se situó a uno de los lados para permanecer, como sus socias, invisible, aunque dispuesta a atender el más leve imprevisto o el mayor de los problemas.

Durante los veinte minutos siguientes, Vanessa se alegró de que nadie la necesitara.

Ness: Hasta ahora, todo perfecto -murmuró por el micro- y muy conseguido. ¿Está el solárium listo para que vayan los invitados durante la sesión de fotos?

Ash: Listo del todo -le aseguró-. Y el salón principal avanza. Diría que, hasta ahora, todo perfecto.

Ness: Espero que tengas razón. La DDH no ha parado de llorar. Está bien, pero necesitará un retoque antes de las fotos.

Britt: El maquillaje está en la cocina. He ido a picotear durante el descanso. Te envío a alguien dentro de cinco minutos.

Ness: Si son cinco, perfecto. Estamos en el intercambio de anillos.

Cuando la feliz pareja regresó bailando por el pasillo central (literalmente, porque el novio se detuvo a medio camino y levantó en volandas a la novia), Vanessa aplaudió.

Y luego volvió al trabajo.

Miley condujo al cortejo nupcial en una dirección mientras Vanessa conducía a los invitados en otra. El personal que habían contratado se dispersó para reorganizar las sillas y añadir más mesas a la terraza.

Después de la pausa para las fotos y el aperitivo (y con solo seis minutos de retraso según el horario previsto) Vanessa dijo a los invitados que pasaran al salón principal para el almuerzo.

Siempre había algún que otro detalle que atender o retocar, pero contemplando el baile durante la recepción, Vanessa pensó que todo, tanto en escena como entre bambalinas, había transcurrido especialmente bien.

Larry: Vanessa -se acercó a ella-. Sé que estás ocupada, pero me preguntaba si podrías dedicarme un momento.

Ness: Claro. ¿Qué puedo hacer por ti?

Larry: Me preguntaba si querrías bailar conmigo.

No era el protocolo acostumbrado, pero Vanessa sabía cuándo había que cambiar o saltarse una norma.

Ness: Será un placer.

Larry: Ha sido un día muy bonito -dijo cuando salían a la pista-. Muy alegre. Me has ayudado a comprender que podía divertirme muchísimo.

Ness: Me parece que eso lo habrías comprendido tú solo.

Larry: Eso espero, pero no he tenido ocasión. Hoy te he estado observando, cosa que estoy seguro de que me habría perdido si no hubiéramos hablado antes.

Ness: ¿Ah, sí?

Larry: Eres muy buena en tu trabajo y muy buena impidiendo que se vea que estás trabajando. Tus padres estarían muy orgullosos de ti, de lo que has creado aquí.

Ness: Gracias.

Larry: Mi madre se ha quedado impresionada, y créeme, no se impresiona fácilmente. Tiene una amiga íntima cuya nieta acaba de prometerse. Si mi madre se sale con la suya, y suele hacerlo, tendrás otra clienta.

Ness: No hay nada que nos guste más que la publicidad boca-oreja de un cliente satisfecho.

Estuvo a punto de perder el ritmo cuando reconoció a Zachary (¿de dónde había salido?) apoyado en la pared, hablando con Chris.

Y observándola.

Zachary la desorientaba, admitió ella obligándose a recuperar el ritmo y a seguir a Larry durante el resto del baile. Aquello tenía que acabar. En pocas palabras: no podía permitirse que nadie la desorientara, por el momento. Tenía un horario que cumplir, una celebración que conducir hasta el final y otra para empezar.

Cuando terminó la música, se separó de Larry.

Larry: Gracias por haberme concedido este baile -le estrechó ambas manos-. Tus socias y tú habéis organizado una boda preciosa.

Ness: Eso es precisamente lo que más nos gusta oír, y ahora tengo que volver a ella.

Vanessa indicó al DJ que iniciara la siguiente fase: lanzamiento del ramo y lanzamiento de la liga, actividades que ella organizó y supervisó. Ayudó a una invitada a encontrar su zapato izquierdo (un Jimmy Choo precioso), que se había quitado de un puntapié llevada del entusiasmo por el baile, y ayudó a otra con unos rápidos retoques en el dobladillo.

Dado que Brittany estaba ocupada ayudando a los del catering a servir el pastel y el café, que Ashley y su equipo iban desmontando por fases y volviendo a decorar y Miley seguía deambulando de un lado a otro para documentar la recepción, Vanessa agarró a Drew.

Ness: Tenemos que empezar a trasladar los regalos.

Drew: Muy bien. Ashley ha obligado a Chris a que la ayude con las flores. Están por ahí haciendo no sé qué.

Vanessa conocía exactamente lo que hacían y el lugar donde estaban.

Ness: Están cambiando la decoración del solárium y el salón principal para el siguiente acto.

Drew: Muy bien.

Vanessa bajó corriendo la escalera trasera.

Ness: ¿Dónde está Zachary?

Drew: Por ahí. ¿Por qué?

Ness: Lo he visto antes, por nada.

Drew: ¿Algún problema?

Ness: No -notó tensión en los hombros y los relajó a conciencia-. Es solo que no esperaba verlo. Hoy vamos a tope.

Drew: Ponle a trabajar.

Lo que hizo fue apartarlo de su mente, y con Drew, los camareros y los conductores, empezó a trasladar los regalos de boda de las mesas de exposición a la limusina de los novios.

Cuando terminaron la tarea, se presentaron los primeros invitados pidiendo sus coches. Vanessa acompañó a algunos a la puerta y ayudó a los que recibieron flores de regalo.

Ajustándose al horario, volvió a toda prisa al salón e hizo un gesto al DJ para que anunciara el último baile.

Brittany se colocó junto a ella.

Britt: Me encargo de recoger si tú te los llevas. Se te da mejor a ti.

Ness: De acuerdo.

Britt: El pastel y los postres para llevar están empaquetados, así que puedo echar una mano a Ashley, al menos hasta que Miley y Liam estén libres; luego tengo que dedicarme a lo mío para el próximo acto.

Ness: Ashley ha ido a envolver las flores que la novia elija para llevarse o para regalar a partir de ahora.

Britt: Me pegaré a ella hasta que tenga que marcharme. ¿Cómo has convencido a Zac para que cargara con las flores?

Ness: ¿Qué? Yo no tengo nada que ver -respondió abriendo unos ojos como platos-. ¿Está haciendo eso?

Britt: Me he tropezado con él cuando estaba trasladando un bosquecillo al salón principal. De violetas a un bosque pluvial de orquídeas exóticas y lo que haya por ahí dentro. Hay que decir que Ashley ha vuelto a superarse.

Vanessa no supo qué pensar de Zachary y las orquídeas, pero en cualquier caso no tenía tiempo para eso. Llevarse a la gente incluía asegurarse de que los invitados fueran saliendo de la casa en lugar de quedarse deambulando por ella y atender a los novios hasta que estos subieran sin percances a la limusina y desaparecieran en ella.

Cuando se fueron, Vanessa soltó un suspiro de satisfacción.

Zac: Buen trabajo.

Se volvió y vio a Zachary en el umbral con un plato en las manos.

Ness: Cierto, pero solo vamos por la mitad.

Zac: Eso me han dicho. Toma.

Vanessa frunció el ceño al ver el plato que Zachary sostenía.

Ness: No lo quiero. No tengo tiempo para eso.

Zac: Tan solo soy el emisario. La señora Grady es quien te lo envía y, según sus normas, como emisario, estoy obligado a decirte que te sientes cinco minutos y comas. Me ha hecho prometer que la informaría de cualquiera que fuera el resultado -ladeó la cabeza-. A ti no sé, pero a ella no voy a llevarle la contraria.

Ness: Muy bien -tomó el plato, en el que había una mezcla de ensalada de pasta con verduras, se sentó en uno de los bancos del porche y empezó a comer-.

Zachary sacó un botellín de agua del bolsillo y se lo ofreció.

Ness: Gracias. Has elegido un mal día si has venido para salir con Drew, Chris o Liam. Los sábados son por rutina los días más ajetreados y hemos tenido que recurrir a toda la ayuda extra.

Zac: No he venido para salir con Drew, Chris o Liam -se sentó en el banco junto a ella-. He venido a cobrar los cien dólares de Chris y a verte a ti.

Ness: Estoy demasiado ocupada para que me veas.

Zac: Te estoy viendo ahora.

Ness: Te agradecemos que nos hayas echado una mano, pero no tienes que...

Zac: No pasa nada. A cambio me han dado comida, cerveza y un pastel buenísimo. ¿Has probado eso... el pastel?

Ness: No he tenido...

Zac: ... tiempo -terminó su frase y sonrió-. He oído que luego hay una cena fantástica y más pastel a repartir. Cargar con flores, sillas y lo que haya por ahí a cambio de eso me parece un buen trato.

Vanessa pinchó la pasta con el tenedor. Se fijó en que aquella mañana se había afeitado y que en sus tejanos no había agujeros ni manchas de grasa. A pesar de que hacía fresco, solo llevaba puesta una camiseta negra.

Ness: Tu taller está abierto los sábados. ¿Por qué no estás trabajando?

Zac: He trabajado hasta la una -se apoyó en el respaldo y cerró los ojos-. Anoche me quedé hasta muy tarde.

Ness: ¿Hasta cuándo?

Zac: Hasta las dos. Un chico dio un golpe a la rejilla del Jaguar de papá y rompió un faro. Deduje que mientras el susodicho papá estaba de viaje con su novia, el chico no debía de tener permiso para conducirlo, porque estaba desesperado por arreglarlo antes de que el hombre regresara, y antes también de que el servicio se diera cuenta y se chivara. Me pagó para que me diera prisa en los recambios y en la mano de obra.

Ness: Eso es engañar.

Zachary la miró atónito.

Zac: No es hijo mío, así que no es mi problema. Si lo fuera, probablemente te diría que, si el hombre le prestara la misma atención que a su novia, el chico no habría salido con el Jaguar para empezar. Aunque el viaje lo valga, de todos modos.

Ness: Puede que sea un padre excepcional que se ha tomado un par de días libres para sí mismo.

Zac: La madre se ha tomado un año sabático (esa es la palabra que el chico usó) y se ha ido al Tíbet para explorar su yo espiritual o lo que diantres sea eso, para conocerse a fondo tras su tercer divorcio. Y le ha pasado el chico al padre, que lo ha dejado en una casa con servicio mientras él sigue dedicado a su trabajo y a sus mujeres. Ser rico no te convierte en un cabrón egoísta, solo hace que te sientas mucho más cómodo cuando ya lo eres.

La compasión afloró a los ojos de Vanessa y a su voz.

Ness: Estás hablando de Chad Warwick.

Zac: Sí, de ese chico. ¿Lo conoces?

Ness: Conozco a la familia, aunque esa no es la manera adecuada de describir la situación. He oído que Bitsy se ha ido al Tíbet. Aunque también he oído que ha pasado sus dos últimos meses de retiro espiritual en la Costa Azul.

Zac: Estupendo.

Ness: No, no lo es. Pobre chico... -se levantó y le devolvió el plato-. Puedes informar al general y llevarte la prueba de que he cumplido órdenes.

Zachary se puso en pie y tomó el plato. Le sostuvo la mirada mientras una suave brisa le revolvía más su ya revuelto pelo.

Zac: Me quedaré para el próximo asalto.

Ness: Eso es cosa tuya.

Se acercó a ella y la cogió por la cola de caballo.

Zac: He cobrado mis cien dólares, o sea que si me quedo es para verte. -Se inclinó y tomó su boca, con fuerza, pasión y rapidez-. Bien, nos vemos.

Cuando hubo desaparecido, Vanessa se dijo que más le valía darse treinta segundos para sentarse y volver a notarse las piernas.

Tardó el doble de lo que esperaba y tuvo que subir corriendo la escalera para revisar las suites y cumplir con el horario previsto.




¿Ha llamado Zac? 😆


2 comentarios:

Lu dijo...

Quiero una boda como esa! Me imagine todo y me encanta!!

Amo esta nove
Sube pronto :)

Anónimo dijo...

Preciosa novela cada vez mejor!!!

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