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miércoles, 3 de junio de 2020

Capítulo 7


Aunque se había convertido en una tradición, Vanessa habría preferido saltarse la historia sexy para amenizar el desayuno. Sin embargo, las motos tenían un sonido peculiar, sonido que Miley oyó claramente disfrutando de la compañía de Liam en su nuevo patio cuando Vanessa se marchó en la moto de Zachary.

Miley entró arrastrándose en el gimnasio cuando Vanessa estaba a punto de terminar y Brittany iba ya bastante adelantada, pero tenía varias cosas en la cabeza aparte de sus bíceps.

Y había arrastrado a Ashley con ella.

Miley: Le he pedido a la señora Grady que haga unas tortitas. Me gustan mucho para acompañar los desayunos con historias sexis.

Britt: ¿Quién va a contarnos una?

Miley: Vanessa.

Britt: Espera un momento -salió disparada hacia Vanessa mientras esta se demoraba un poco más de lo necesario flexionada hacia delante-. ¿Tenías una historia sexy del desayuno y no me lo has dicho?

Ness: No es nada. Además, durante unos días iremos a tope.

Miley: Si no es nada, ¿adónde fuisteis Zachary y tú anoche en moto? Tardaste tres horas en llegar. No, ahora no nos lo cuentes -se limitó a sonreír haciendo un aspaviento exagerado mientras Vanessa se enderezaba-. Necesitamos las tortitas.

Ness: Yo no controlo tus idas y venidas, Miley.

Miley: Oh, no me vengas ahora con eso de Miley -despachó también ese comentario con el mismo gesto y empezó a ejercitar los bíceps con la máquina de musculación Bowflex-. Liam y yo oímos llegar a Zac con la moto, y vi que os marchabais porque yo estaba en el patio. O sea que sí, estuve pendiente por si te oía llegar. Tú habrías hecho exactamente lo mismo.

Ash: ¿Te has peleado con él? ¿Estás triste?

Ness: No, no estoy triste -se enjugó el sudor de la cara con una toalla y fue a tirarla a la cesta-. No tengo tiempo para tortitas ni para cotilleos.

Britt: ¿A menos que sea una de nosotras la que esté en el punto de mira? -ladeó la cabeza-. Compartimos, Vanessa. Nosotras lo compartimos todo. Si ahora te niegas a compartir, lo que me estás diciendo es que te preocupa adonde te pueda conducir esta historia.

Ness: No es eso, en absoluto. -Sí lo es, admitió. Era eso exactamente-. Muy bien. Muy bien. Tomaremos las tortitas y hablaremos de todo lo demás, pero tengo mucho trabajo, todas tenemos mucho trabajo, así que rapidito.

Cuando salió del gimnasio con paso visiblemente molesto, Ashley miró a las demás.

Ash: ¿Voy a hablar con ella?

Britt: Ya sabes que primero tiene que calmarse -cogió una toalla y se la pasó por la cara y el cuello-. Está que echa humo, pero se le pasará.

Miley: Tienes razón, esta historia con Zac le pone nerviosa -terminó sus ejercicios de bíceps y pasó a emplearse con los tríceps-. Si no fuera importante, nos lo habría dicho o se habría reído cuando saqué el tema. ¿Cuándo fue la última vez que Vanessa se puso nerviosa por un tío?

Britt: Eso debió de ser... creo que por nadie y hace... nunca -afirmó-.

Miley: Ahí tienes quién y cuándo. ¿Eso es bueno o es malo?

Ash: Bueno, supongo. -Ya que estaba allí, se obligó a subirse a la bicicleta elíptica-. No está habituada a ese tipo de hombre, lo que en parte justificaría sus nervios, y además por nada del mundo habría salido con él si no le apeteciera en cierto modo. No olvides que Miley ha dicho que llevaba puestos unos tejanos y esa chaqueta de napa marrón chocolate tan mona. Es decir, que se cambió de ropa para ir con él.

Miley: No es que estuviera espiando -se apresuró a intervenir-. Solo miraba. En principio solo miraba.

Britt: ¿Quién ha dicho lo contrario? -apartó la idea de su pensamiento con un aspaviento-. Si yo hubiera oído que se iba con él, habría hecho lo mismo que tú. ¡Qué bien que Drew no se haya enterado! Más vale dejarlo así hasta que sepamos por dónde van los tiros. No quiero que empiece a ponerse nervioso por lo de Zac y Vanessa como hizo con Ashley y Chris. Ahora me iré a duchar y daré gracias a Dios porque haya tenido que irse muy temprano a un desayuno de trabajo. Nos vemos abajo.

Miley: Pensaba que le haría gracia -dijo a Ashley cuando se hubieron quedado solas-. No quería molestarla.

Ash: No es culpa tuya. Brittany tiene razón. Nosotras lo compartimos todo.


Nosotras lo compartimos todo, se recordó Vanessa a sí misma. Cuando se hubo duchado y vestido para la jornada, el enfado ya se había transformado en sentimiento de culpa por haberse   mostrado tan seca con sus amigas.

Le estaba dando demasiada importancia. Empezaba a obsesionarse con el asunto, cosa que, lo admitía, comenzaba a hacer con demasiada facilidad y demasiado a menudo.

Cumpliría con la tradición, como debía ser. Se echarían unas risas y la cuestión quedaría zanjada.

Cuando Vanessa entró en la cocina, la señora Grady se hallaba frente a la encimera montando la masa.

Grady: Buenos días, mi niña.

Ness: Buenos días, señora Grady. He oído que hay tortitas.

Grady: Ajá. -La señora Grady esperó a que Vanessa se sirviera una taza de café-. Dime, ¿y ahora qué? ¿Te harás un tatuaje?

Ness: ¿Qué?

Grady: Dicen que es el siguiente paso después de salir a la carretera con una Harley.

Vanessa no tuvo que mirar a la señora Grady para comprender que esbozaba una sonrisa burlona.

Ness: Como me dedico a esto, había pensado en un corazoncito en un lugar discreto. Quizá podría tatuarme FPS en el interior: felices para siempre.

Grady: Bonito, y adecuado. -La señora Grady apartó la masa a un lado y llenó un cuenco con frutos rojos-. Podríamos tirarnos de los pelos para ver quién se queda con el chico, porque a mí me trajo flores y me invitó a bailar.

Ness: Veo que se está divirtiendo.

Grady: Claro. Me recuerda a otra persona.

Ness: ¿Ah, sí? -se apoyó en la encimera-. ¿A quién?

Grady: A un chico que conocí algo rebelde, bastante creído y con un piquito de oro cuando quería. Guapísimo y encima sexy. Cuando echaba el ojo a una mujer e iba a por ella, te aseguro que se enteraba. Tuve suerte. Me casé con él.

Ness: Oh, señora Grady, no será... ¿De verdad se parece a su Charlie?

Grady: Es el mismo tipo de persona, que no es un tipo para nada. De esos que superan los malos tiempos, se las apañan con sus cicatrices, se obligan a destacar. Con un cierto instinto rebelde, siempre. Con mi Charlie me dije, ni hablar, no me liaré con este. Me lo repetía una y otra vez, aun cuando ya estaba liada con él. -Una sonrisa le iluminó el rostro y arrancó destellos a sus ojos-. Cuesta resistirse a un chico malo cuando es una buena persona. Te descoloca. Cada día doy gracias al cielo, a pesar del poco tiempo que estuvimos juntos, por no haberme resistido demasiado.

Ness: Lo que pasa entre Zac y yo no es lo mismo. Es...

Y eso, tuvo que admitir Vanessa, formaba parte del problema. No sabía lo que era.

Grady: Sea lo que sea, mereces que estén por ti y divertirte más. Dejando el trabajo de lado. -La señora Grady la tomó por las mejillas y le dio unos cachetitos-. Sé que disfrutas con tu trabajo. Pero también tienes que dejarlo de lado.

Ness: No quiero que por divertirme vaya a cometer un error.

Grady: ¡Ah, ojalá lo hicieras! -Y al decir eso, se acercó a ella para darle un beso en la frente-. ¡Ojalá lo hicieras! Vamos, siéntate y tómate el café. Lo que necesitas es un buen desayuno y a tus amigas.

Posiblemente, admitió Vanessa. Sin embargo, una vez sentada atendió una llamada de una de las novias del fin de semana que tenía un ataque de nervios. Como solucionar las preocupaciones o los problemas de los demás formaba parte de su naturaleza, mantenerse ocupada la calmó.

Britt: Ashley y Miley bajarán ahora -anunció entrando en la cocina-. ¿Necesita ayuda, señora Grady?

Grady: Todo bajo control.

Britt: Eh, bonitas flores.

Grady: Mi novio me las ha enviado -añadió el ama de llaves guiñando el ojo-. El que Vanessa intenta robarme.

Britt: Es una cerda. -Divertida, se sirvió café y fue a sentarse a la mesa rinconera donde desayunaban-. Después del tema principal podemos pasar a los actos. Podríamos celebrar la reunión aquí, porque sé perfectamente que guardas todo lo que tiene que ver con el acto de esta noche en tu BlackBerry. Ganarás el tiempo que temes perder.

Ness: Muy bien. No debería haberle pegado un corte a Miley.

Britt: Déjalo. Probablemente yo habría hecho lo mismo, solo que me habría pasado más.

Ness: Pero de ti ya esperamos que te pases.

Britt: Muy aguda. -Riendo, apuntó con el dedo a Vanessa-. No diré nada a Drew de momento, pero...

Ness: No hay nada que decir. Ya lo verás cuando estéis todas juntas.

Britt: Ahí vienen. Prepárate para iluminarnos.

Ness: Lo siento -dijo en el momento en que Miley tomó asiento-.

Miley: Agua pasada no mueve molinos.

Grady: Toma fruta -insistió la señora Grady poniendo el cuenco sobre la mesa-.

Ness: Se me ha ido la pinza -obedeció y se sirvió unas cucharadas de frutos rojos que colocó en el platito transparente de su servicio-. Con todas vosotras, y conmigo también. Pero es porque todo es tan raro que... Y a la vez está muy claro.

Britt: ¿Por qué no nos lo cuentas y nosotras decidiremos si es raro o no? Porque andando con rodeos es cuando se te va la pelota.

Ness: Vale, vale. Vino a traerle unas flores a la señora Grady.

Ash: Ay -exclamó instintivamente-.

Ness: La señora Grady no estaba, y me pareció raro no pedirle que entrara mientras yo arreglaba las flores, además así podría dejarle una nota. En fin, quise aclararle que no estaba interesada.

Miley: ¿Le invitaste a entrar para decirle que no querías verlo?

Ness: Sí. Tiene esta costumbre de... abalanzarse sobre mí, y quería dejarle claro que... vale, sí, no le impedí que se abalanzara la otra noche cuando…

Ash: El beso sensual.

Ness: No fue... -Sí lo fue, admitió-. El día que vino a cenar, cuando lo acompañé a la salida, me cogió desprevenida y yo reaccioné. Eso es todo. Soy humana. Lo que ocurre es que, al ser un buen amigo de Drew, me sentí obligada a dejarle claro que no estaba interesada.

Miley: ¿Se lo tragó? Mmm, gracias, señora Grady -se lanzó en picado sobre la bandeja de tortitas que la señora Grady puso en la mesa-. Porque si se lo tragó, la opinión que merece su inteligencia básica cae unos metros.

Ness: No lo creo, porque entonces fue cuando me propuso el trato de ir a dar una vuelta con él, cenar en plan informal, y si no me divertía, él abandonaría.

Britt: ¿Y tú estuviste de acuerdo? -se apropió de la salsa de caramelo-. ¿No lo aplastaste como a un insecto ni lo mantuviste a raya con el rayo paralizador de Vanessa Hudgens?

Vanessa dio un sorbo de café.

Ness: ¿Quieres que lo cuente o no?

Britt: Adelante -dijo animándola con la mano-.

Ness: Estuve de acuerdo porque me pareció sencillo, y sí, porque sentía una cierta curiosidad. Es amigo de Drew, y no tiene ningún sentido alimentar rencores. Yo iría en moto y él abandonaría. Sin recriminaciones por ambas partes. Entonces, al salir, me contó lo de la apuesta.

Ash: ¿Qué apuesta?

Vanessa las puso al corriente.

Miley: ¿Liam apostó? -echó hacia atrás la cabeza y se rió-. ¿A favor de Zac? Me encanta.

Ash: A mí me encanta que te lo contara antes de que subieras a la moto -precisó blandiendo el tenedor-. Tuvo que ser consciente de que te estaba dando la excusa perfecta para hacerle un corte de mangas.

Ness: Y le dije que sí. Y él me dará, porque se lo pedí, la mitad de sus ganancias. Es lo justo.

Ash: ¿Adónde fuisteis?

Ness: Al casco antiguo de Greenwich, a un tugurio donde sirven pizzas. Muy agradable, por cierto. Y no negaré que es divertido montar en esa moto, muy divertido, ni afirmaré que fue una experiencia terrible compartir una pizza con él. Es un hombre interesante.

Britt: ¿Cuántas llamadas atendiste mientras estuvisteis fuera?

Ness: Cuatro.

Britt: ¿Y cómo se lo tomó?

Ness: El trabajo es sagrado, adelante. Y sí, con eso se anotó unos cuantos puntos. Lo curioso es que pasamos una noche muy agradable y entonces, en el momento de dejarme en la puerta de casa...

Ashley se revolvió en su silla.

Ash: Ahora viene la parte sexy.

Ness: Se abalanzó. Su estilo es acorralarme y a mí se me nubla la mente. Se le da bien y, entonces, mi cerebro deja de funcionar. Es un reflejo. O una reacción.

Miley: ¿Es sensual y rápido o lento y tranquilo?

Ness: A mí no me parece lento.

Miley: Te lo dije -dio un codazo a Ashley-.

Ness: Cuando volvió a funcionarme el cerebro le dije que no iba a tolerar eso, que no podía agarrarme y saltar sobre mí cada vez que se le antojara. Y pareció que se divertía. Como ahora os estáis divirtiendo las tres, y usted también, señora Grady, la veo desde aquí.

Grady: Le devolviste el beso, ¿verdad?

Ness: Sí, pero...

Grady: O sea que, si ese hombre no te hubiera dejado descolocada, te habrías descolocado tú sola.

Le entraron unas ganas tremendas de enfurecerse, pero Vanessa optó por encogerse de hombros.

Ness: Solo es una reacción física.

Britt: Eso no lo sé, pero en ese caso te diría ¿y qué?

Ness: No voy a liarme... -recordó las palabras de la señora Grady, miró de soslayo en su dirección y vio que esta enarcaba las cejas-. No quiero tener una relación con alguien si sé que voy a cometer un error. Sobre todo porque es amigo de Drew, de Chris y de Liam. Sobre todo porque en realidad no lo conozco, no sé gran cosa de él.

Ash: ¿Salir con alguien no forma parte del proceso de descubrir eso? -se acercó y puso su mano encima de la de Vanessa-. Estás interesada en él, Vanessa. Se te ve. Te sientes atraída. Y eso te pone nerviosa.

Miley: Te has divertido con él, Ness -comentó alzando las manos-. ¿Por qué no vas a poder divertirte?

Britt: Es inmune a tu capa invisible de Vade Retro y a tu rayo paralizante. No actúa ni reacciona de una manera que tú puedas predecir o controlar -dio un puntapié cariñoso a Vanessa por debajo de la mesa-. Estás buscando una razón para decirle que no.

Ness: No soy tan superficial.

Britt: Superficial, no. Te pone nerviosa dejar que se te acerque demasiado porque podría llegar a importarte más de lo que estás dispuesta a aceptar. Creo que ya te importa.

Ness: No lo sé. Y me desagrada no saberlo.

Ash: Tómate un tiempo y descúbrelo.

Ness: Lo pensaré. De verdad. -¿Cómo no?, admitió-. Y aquí termina la historia sexy del desayuno. Os lo agradezco mucho, de verdad, pero hay que cambiar de tema. Empezamos con retraso la reunión. Tenemos un acto que preparar.


Zac adaptó unos chasis nuevos para el motor a un maravilloso deportivo Roadster T-Bird del 62. A petición del cliente, había reconstruido el motor por entero, y cuando terminara la tarea, los 6.400 centímetros cúbicos rugirían por la carretera como un esbelto felino. Había sustituido las pastillas de los frenos, instalado el circuito del refrigerante y limpiado los tres carburadores Holley de dos bocas.

Según sus cálculos, al cabo de unas horas saldría a la carrete¬ra a probar aquella fiera.

Drew: Es una preciosidad.

Zac asomó la cabeza por debajo del capó y vio a Drew, con su traje de abogado, en el interior del taller.

Zac: Lo es. 62, código M. Fino como una bala. Es uno de los doscientos que se vendieron en la época.

Drew: ¿De verdad?

Zac: La niña bonita costó una pasta. El cliente la compró en una subasta y la llevó a restaurar. Exterior rojo Rangún, dos tonos de rojo y blanco por dentro. Habitáculo blanco, ruedas radiales. Después de restaurar la carrocería y el interior tuvo la intuición de que la razón de sus problemas por carretera podría ser los ciento ochenta mil kilómetros del motor original.

Drew: Y ahí es donde entras tú.

Zac: Somos mecánicos. Míralo tú mismo.

Drew: Sí, siempre y cuando no me pidas que comprenda lo que estoy mirando, ni que entienda lo que estás diciendo.

Zac: Esta preciosidad tiene el chasis revestido en cromo.

Drew se asomó al interior, vio un motor enorme, negro por to¬das partes, algún retazo de cromo resplandeciente y la palabra Thunderbird grabada en diversos lugares. Por deformación profesional, asintió.

Drew: ¿De qué será capaz?

Zac: ¿Después de que haya terminado? De hacer todo lo que quieras, salvo de darte el beso de buenas noches -se sacó un pañuelo de colores del bolsillo trasero y se limpió las manos-. ¿Te ha dado problemas el Mercedes?

Drew: No. Tenía un desayuno de trabajo en la ciudad y se me ha ocurrido venir a dejarte los documentos que me pediste que redactara. Tengo unos diez minutos todavía si quieres mirarlos ahora. O bien puedo dejarlos en tu despacho para que los leas en cuanto puedas y me llames si se te ocurre alguna pregunta.

Zac: Tengo las manos ocupadas, o sea que los leeré más tarde. Siempre y cuando no me pidas que comprenda lo que estoy mirando, o que entienda lo que estás diciendo.

Drew: Te aclaro cualquier duda cuando quieras. -Con el ceño fruncido y atento, volvió a mirar bajo el capó-. Quizá un día de estos serás tú quien me aclare dudas sobre los motores.

El despacho de Zac consistía en un cubículo habilitado junto al taller y equipado con una mesa de metal, un par de archivadores y una silla giratoria. Drew entró, sacó los documentos de su maletín y los dejó encima de la bandeja de papeles pendientes.

Zac volvió a meterse el trapo en el bolsillo.

Zac: Nos convendría tomarnos esos diez minutos para hablar de un asunto personal.

Drew: Claro. ¿Qué pasa?

Zac: Anoche salí con Vanessa.

Tras asimilarlo despacio, Drew sacudió la cabeza.

Drew: ¿La convenciste para que volviera a subir en moto? ¿Tenías una pistola?

Zac: Hicimos un trato. Daríamos una vuelta, cenaríamos algo, y cuando la llevara de vuelta a casa, si no se había divertido, abandonaría.

Drew: O sea que tú... -En esta ocasión lo asimiló más rápido-. ¿Abandonarías qué?

Zac: A ella y lo que hay entre los dos.

Drew: ¿Qué hay entre los dos?

Eso lo tienen en común, pensó Zac, la gelidez instantánea de los Hudgens.

Zac: ¿De verdad quieres que entre en detalles?

Drew: ¿Cuándo empezó lo que hay entre los dos?

Zac: ¿Para mí? Unos dos minutos después de que me ofreciera su boca y desde entonces la cosa ha ido subiendo. ¿Para ella? Eres tú quien tendría que preguntárselo. Vanessa se divirtió, y yo no voy a abandonar, por eso quiero ser franco contigo.

Drew: ¿Hasta dónde ha llegado lo que hay entre vosotros?

Zac hizo una pausa.

Zac: Escucha, Drew, sé cómo reaccionas con todo lo que tiene que ver con Vanessa, con todas las chicas, de hecho. Si la historia fuera al revés, probablemente yo reaccionaría igual, o sea que lo comprendo. Pero no voy a seguirte la corriente, con Vanessa no. Si quieres preguntárselo, eso es algo que queda entre vosotros dos. Pero te diré una cosa, si piensas que voy detrás de un polvo, te diré, entre tú y yo, que no nos conocemos tanto como creíamos.

Drew: Es mi hermana, maldita sea.

Zac: Si no lo fuera no estaríamos teniendo esta conversación. También es una mujer hermosa, lista e interesante. Y no es fácil de manejar, por nadie. Cuando se dé la circunstancia, si es que se da, de que quiera sacárseme de encima, lo hará.

Drew: ¿Y si lo hace?

Zac: Lo sentiré mucho, porque, como este coche, Vanessa es un raro ejemplar. Elegante, potente y absolutamente maravillosa. Vale la pena apechugar con todos los problemas y dedicarle todo el tiempo que haga falta.

Echando chispas de la rabia, Drew se metió bruscamente la mano en el bolsillo.

Drew: No sé qué es lo que debo decir.

Zac: No puedo aconsejarte -dijo encogiéndose de hombros-. Por cierto, págale a ella mis cien dólares. Después de cerrar el trato, pensé que tendría que ser franco con ella y le conté lo de la apuesta por si decidía enfadarse y despacharme.

Drew: Fantástico. Perfecto.

Zac: No se enfadó. Solo quiso una tajada de la apuesta. ¿Quién no iría detrás de una mujer que piensa así? En fin, me parece justo que pagues su parte. Yo cobraré de Chris, y vosotros dos lo arregláis con Liam.

Drew: Todavía no sé si estamos en paz. Tengo que darle vueltas al asunto. Pero sí sé una cosa: si la jodes con mi hermana, si le haces daño, te muelo a palos.

Zac: Entendido. ¿Qué te parece esto? Si la jodo con tu hermana, si le hago daño, dejaré que lo hagas.

Drew: Hijo de puta. Léete los malditos documentos.

Sin más preámbulos, Drew se marchó con paso decidido.

Podría haber sido peor, pensó Zac. Drew habría podido darle un puñetazo en la cara como había hecho con Chris por Ashley. En fin, supuso que en esas cosas tanto Drew como él eran iguales.
Se encogió de hombros y volvió a dedicarse al motor, a algo que sabía, positivamente, arreglar.


Drew conocía el horario de su hermana y se propuso llegar temprano a casa para acorralarla. Tenía varios ensayos y un acto, lo que para cualquier otra persona podría equivaler a una jornada desbordada. Sin embargo, él sabía perfectamente que Vanessa reservaba tiempo en su rutina para las emergencias.

Lo que a ojos de su hermano le hacía ganar puntos.

Lo sincronizó todo estratégicamente, llegó al término del primer ensayo, mientras Brittany estaba ocupada en la cocina y Ashley y su equipo decoraban la casa esperando la llegada del cortejo de la novia de esa noche, antes del segundo ensayo.

Sabía que Miley estaría ocupada con su cámara.

Se acercó caminando mientras Vanessa despedía a los primeros clientes y a sus invitados.

Ness: Hoy llegas temprano.

Drew: Sí, me he combinado el trabajo para poder regresar y echaros una mano a todas.

Ness: Nos irá bien. El próximo ensayo es dentro de quince minutos y la novia y el cortejo de esta noche llegarán dentro de unos treinta minutos para la sesión de peluquería y maquillaje. Cumplimos el horario, pero...

Drew: Bien, aprovechemos esos quince minutos.

Drew la tomó de la mano y se la llevó al prado.

Ness: ¿Debo suponer que anoche alguien me vio con Zachary y te lo ha contado? -se ajustó el traje chaqueta-. Nos conocemos demasiado bien, Drew.

Drew: Eso imaginaba. Pero lo que no me habría imaginado es que saldrías en plan Easy Rider.

Ness: ¿Qué quieres decir con eso?

Drew: Búscalo en el diccionario.

Ness: Muy bien. Si vas a darme una conferencia sobre los riesgos de ir en moto, primero tienes que entregarme una declaración jurada en la que afirmes que no has subido ni has conducido una moto desde hace treinta y seis meses.

Bien, se reservaría para el banquillo ese argumento. Para ganar un poco más de tiempo, sacó la cartera y le entregó cien dólares.

Ness: Gracias.

Vanessa dobló el billete y se lo metió en el bolsillo.

Drew: ¿Saliste con él por lo de la apuesta?

Ness: Salí con él a pesar de la apuesta.

Drew: Como las apuestas ya están cerradas, ¿tienes planeado volver a salir con él?

Ness: No me lo ha pedido y no lo he decidido aún -volvió el rostro para examinar a fondo la expresión de su hermano-. Dado que no muestras signos de haber estado en una pelea, y como imagino que Zachary sabe encajar los golpes tanto como repartirlos, tengo que deducir que no os liasteis a puñetazos cuando te dijo que yo sabía lo de la apuesta.

Drew: No tengo por costumbre ir dando puñetazos a la gente. Chris fue una excepción -consideró sin dejarle mediar palabra-. Y Zac se los ahorró al contarme todo esto... directamente.

Vanessa se quedó inmóvil.

Ness: ¿Te lo dijo él en persona?

Drew: Y tú no.

Valorando el tacto de Zac, Vanessa respondió sin pensar.

Ness: Drew, ¿de verdad vives con la ilusión de que siempre te cuente con quién salgo?

Drew: O sea, que Zac y tú estáis saliendo.

Ness: No. Puede. No lo he decidido. ¿Te interrogo yo sobre las mujeres con quienes sales, o con quienes salías antes de tu relación con Brittany? Como digas que eso es distinto, puede que sea yo quien te dé el puñetazo.

Drew: Estoy intentando encontrar una expresión parecida a «es distinto». -Al ver que su comentario le hacía reírse por lo bajo, la tomó de la mano sin dejar de caminar-. Volvamos al hecho de que ninguno de los tíos con quienes has salido eran amigos míos. Amigos míos de verdad.

Ness: Es cierto. ¿Me metí yo en medio cuando las cosas cambiaron entre Brittany y tú, entre mi hermano y una de mis amigas íntimas? No, Drew, esto no es diferente.

Drew: No me estoy metiendo en medio. Solo rodeo el perímetro intentando calibrar el terreno.

Ness: Todavía no conozco ese terreno. Fuimos a dar una vuelta en moto, comimos pizza y...

Drew: ¿Y?

Ness: Y cumplimos con el tópico tan clásico de las citas de despedirnos con un beso de buenas noches.

Drew: O sea, que te interesa.

Ness: No es que no me interese. Me sorprendió, pero no es que no me interese. Anoche lo pasé bien y no lo esperaba. Me relajé, me divertí, y hacía mucho que no me pasaba eso con un hombre. Me divertí. Si fuera cliente tuyo, Drew, o un conocido... pero el hecho de que sea amigo tuyo me dice que Zachary no solo te gusta, sino que confías en él y lo respetas. ¿Hay alguna razón por la que yo no deba hacerlo?

Drew: No -respiró profundamente y frunció el ceño con la vista perdida en la distancia-. Maldita sea.

Ness: Además, el hecho de que él te lo contara en persona es importante. Yo no se lo he contado a Brittany y a las demás hasta esta mañana. Y no sé si lo habría hecho si Miley no hubiera oído la moto y me hubiera visto marcharme con Zac. Eso no dice mucho en mi favor.

Drew: No has querido ponerlas en medio, en un lugar incómodo entre tú y yo.

Ness: En parte, sí... no es la razón principal, pero en parte, sí -guardó silencio y se puso delante de él-. No me pongas en medio, Drew, entre tu amigo y tú. Por favor, no me conviertas en motivo de disputa.

Drew: No lo haré. A menos que él lo joda todo. En ese caso lo moleré a palos. Ya lo sabe. De hecho, accedió a que lo moliera a palos si la jodía. Y sí, eso dice mucho en su favor, porque lo conozco y hablaba en serio.

Vanessa se acercó a su hermano y lo abrazó.

Ness: Se me da bien lo de cuidar de mí misma, pero es fenomenal tener un hermano mayor que sé que lo haría por mí si lo necesitara.

Drew: Cuenta con ello.

Ness: Cuento. Bien -exclamó soltándose-. Si has venido a ayudar, ve a buscar a Ashley. Es la que más necesita un par de manos extra. Y ahí viene el siguiente grupo.

Se alejó cruzando la zona del aparcamiento para ir a recibir a los primeros invitados. Era curioso, pensó Vanessa: apenas era consciente de sentir un interés genuino por Zachary Efron, y en cambio había pasado gran parte del día hablando de él.

Y todavía más, admitió, pensando en él.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta sigue pronto!!

Lu dijo...

Me encanto!
Que bueno es que pudieron hablar Zac y el hermano de Ness, me gusta que el piense que es algo serio!!

Sube pronto :)

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