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lunes, 15 de junio de 2020

Capítulo 13


Era una cuestión personal. Sherry Maguire era amiga y hermana de Liam, lo que la convertía en un miembro más de la familia. Al margen de que la relación fuera tan directa e íntima, Liam había sustituido a Nick en la reunión para planificar la boda del pasado enero, y eso había provocado que Miley y él se reencontraran.

Esta boda, decidió Vanessa, no solo transcurriría sin el más mínimo fallo (aparente, al menos), sino que sería digna de figurar en los anales. Votos dedicaría a Sherry y a Nick el día y los recuerdos que perdurarían durante toda su vida.

Y con gran pragmatismo, Vanessa la consideró un preludio de la boda de Miley, que se celebraría en diciembre.

La mayoría de los invitados coincidirían, pensó mientras inspeccionaba los espacios de la boda. Su objetivo era ofrecer a los clientes, amigos y familiares la perfección y, a la vez, estimularles el deseo de asistir a la boda de su socia y amiga de infancia.

No era la primera vez que una de ellas o todas, de hecho, eran invitadas y organizadoras, por lo que contaban con muchos ases en la manga.

Se fijó en que Ashley, que dominaba el arte de cambiarse rápidamente la ropa de trabajo por la del acto de esa tarde, trabajaba con su equipo para quitar los arreglos formales de rosas y lirios, las guirnaldas color blanco y oro viejo, las peanas de mármol y las urnas. Llevaba unas zapatillas deportivas, unos tejanos con muchos bolsillos y una sudadera.

Y volvería a cambiarse para el acto siguiente, pensó Vanessa, en el ala destinada a los miembros de la familia durante la celebración.

El ambiente que Sherry deseaba empezaba a materializarse gracias a unas gerberas rosa de amplias y alegres corolas, unas zinnias del tamaño de un puño de colores atrevidos y alegres, con tonos rosa, suaves, propios de las rosas de pitiminí. Las flores inundaban unas generosas cestas blancas, sobresalían desbordándose de unos centros enormes, agrupadas de forma imaginativa y alegre.

Nada formal ni estudiado, para Sherry, no, observó Vanessa.

Vanessa les echó una mano, llevó unos arreglos a la suite de la novia y los colocó en el lugar estipulado, entre las velas que ya estaban preparadas. Bajó por la escalera principal y apreció el trenzado de un hermoso encaje con unos alegres arcos con más rosas de pitiminí.

Ese era exactamente el estilo de Sherry, pensó Vanessa: dulce, divertido y alegre.

Salió presurosa y se encontró con Chris y Liam, que estaban ayudando a Tink a convertir la pérgola en un entramado de alegres flores. Casi le dio un ataque de nervios cuando vio a Liam subido a una escalera de mano. Él no era precisamente un hombre ágil.

Ness: Quedará precioso. Liam, ¿podrías bajar y echarme una mano?

Liam: Espera que termine esto...

Vanessa contuvo el aliento, e intentó no pensar en brazos y tobillos fracturados cuando Liam se inclinó para colocar una guirnalda. Al bajar de uno de los peldaños trastabilló, pero felizmente solo llegó a golpearse en el codo.

Liam: Está quedando muy bien, ¿no crees? -preguntó a Vanessa-.

Ness: Está quedando perfecto, tal como le gusta a Sherry.

Liam: Estoy nervioso -se quitó las gafas que se había puesto para poder apreciar de cerca su trabajo y se las metió en el bolsillo-. No pensaba que lo estaría. El ensayo de anoche fue tan bien, fue distendido y divertido... Mil gracias otra vez, Vanessa, por haber implicado a Di. De hecho, se lo pasó muy bien.

Ness: Eso forma parte de mi trabajo.

Liam: Tengo que mantenerme ocupado -metía y sacaba las manos de los bolsillos-. Si no, empiezo a pensar en que mi hermana pequeña va a casarse.

Ness: Bien, pues puedo hacerte un favor. Estoy desbordada, y si pudieras hacerte cargo de esta lista y repasarla con el responsable del catering, a mí me quitarías trabajo de encima y a ti se te calmarían los nervios.

Y los míos, pensó ella, porque así él no tendría que volver a encaramarse a una escalera.

Liam: Ahora mismo voy. ¿Has visto a Miley?

Ness: Está ayudando a cambiar la decoración del solarium, pero pronto tendré que ir a buscarla.

Antes de eso, Vanessa echó una mano a los que estaban colocando ramilletes de flores en las sillas enfundadas de blanco. Pensó que habían tenido suerte con el tiempo y Sherry podría celebrar su boda al aire libre. Cuando se pusiera el sol, refrescaría considerablemente, pero las estufas exteriores mantendrían el ambiente cálido para los invitados que quisieran seguir en las terrazas.

Y los árboles, observó paseando la mirada por última vez, tenían la alegría y el color de las flores de Ashley. Tras consultar el reloj se apresuró a entrar en la casa para comprobar los progresos de Brittany. Y para tomar unos sorbitos de café a toda prisa.

La novia y su cortejo llegarían al cabo de quince minutos.

Ness: Por favor, que haya café recién hecho, y dime que ya casi estás... Ah, Zac.

Zac: Hola, Piernas -interrumpió el gesto de servirse en un plato las fantásticas galletas de Brittany y la miró de arriba abajo-. Nuevo estilo. Estás muy mona.

Vanessa se había puesto un largo delantal blanco por encima del vestido azul que había elegido para la boda. Después no tendría tiempo de cambiarse. En lugar de los tacones, llevaba unas botas Ugg.

No era precisamente su mejor imagen, pensó ella, por muy práctico que fuera el conjunto. Zachary, por otro lado, llevaba un traje oscuro, una camisa blanca como la nieve y una corbata de rayas finas.

Ness: Tú también.

Cayó en la cuenta de que nunca lo había visto vestido con traje. Esa semana habían estado juntos prácticamente cada noche y ni siquiera estaba segura de si tenía uno.

Britt: Le he puesto a trabajar -dijo subida a un taburete y dando los toques finales a un pastel de cinco pisos-. Drew me ha abandonado. Bonita presentación -le dijo a Zachary-. Puede que te contrate.

Zac: Todavía no confías en mí para que te ayude con los pastelitos.

Britt: Paso a paso.

Ness: Brittany -se acercó-. Este pastel es precioso.

Los pisos cuadrados se apilaban como cestas de mimbre deslumbrantes de color, y las flores naturales se combinaban con otras de pasta de azúcar por encima.

Britt: Es una pieza impresionante, por dentro y por fuera, pero creo que el detalle que más me gusta es la figura... y eso es obra tuya, maestra.

Ness: Sherry no quería nada convencional, y tampoco formal. -Y desde luego, la figura de los novios encima del pastel riendo y celebrando la fiesta con un baile arrancaba sonrisas-. La artista los ha recreado muy bien.

Britt: Empezaremos a recibir encargos para personalizar las figuras de los novios en el momento en que mostremos esta.

Ness: Que será dentro de muy poco. Tengo que...

Zac: Café -le sirvió una taza-.

Ness: Ah, gracias.

Britt: Este chico está en todo.

Zac: Esa es la fama que tengo. ¿Alguna cosa más?

Ness: En realidad, íbamos a... Mierda -se tocó los auriculares-. Sherry acaba de llegar, antes de tiempo. Esta mujer siempre llega tarde y hoy viene temprano.

Sin dejar de hablar, se arrancó el delantal, se quitó las botas Ugg y se puso los tacones que había dejado junto a los de Brittany. Sacó del bolsillo el brillo de labios y se pintó al tiempo que echaba a correr.

Zac: ¿Cómo hace eso?

Britt: Multitarea, esa es la fama que tiene Vanessa -se bajó del taburete-. Los dos encajáis muy bien.

Zac: ¿Tú crees?

Britt: Ella está contenta y desorientada también. A Vanessa le hacen feliz muchas cosas. Por ejemplo, las hojas de cálculo, por razones misteriosas. Pero pocas cosas la dejan desorientada -tomó un largo sorbo de agua de la botella-. Como su amiga de toda la vida te diré que sí, que encajáis muy bien. Estoy segura de que ya te lo habrá dicho Drew, pero te advierto que si la pifias con ella, lo pagarás caro. Somos como los Borgia para estas cosas.

Zac: ¿Resistirme servirá de algo?

Britt: Me gustas mucho, Zac, de verdad -le dedicó una sonrisa alegre y franca-. Por eso espero no tener que hacerte daño.

Él esperaba lo mismo.

Con Vanessa atareada ayudando a la novia, Zachary pudo pasear libremente por la casa. Ya había estado en varios actos y pensó que aquellas cuatro mujeres y su ejército de ayudantes, de alguna manera, lograban que cada celebración fuera única. El horario de Vanessa quizá fuera implacable, pero por encima de eso, por debajo o por todos lados, destacaba el trato personalizado. Y por lo que había visto, el tiempo y el esfuerzo que se habían tomado para conseguirlo.

Encontró a Drew, a Chris y a Liam en el bar del solárium.

Zac: Justo lo que andaba buscando.

Drew se agachó y puso una cerveza sobre la barra.

Drew: Procuramos que Liam no pierda el juicio.

Zac: ¿Ah, sí? ¿Qué estás bebiendo, profe?

Liam: Una infusión. Una infusión de hierbas.

Zac: Por Dios... ¿Tu hermana va a liarse la manta a la cabeza y tú estás bebiendo una infusión de hierbas como una niña?

Liam: Exactamente. Tengo que ponerme un esmoquin y acompañar a varias personas, incluida a mi madre, por el pasillo central. Tengo que hacer un brindis. Y voy a estar sobrio.

Chris: Lo que está es atacado.

Zac: Salta a la vista. Si estás atacado porque tu hermana va a dar el sí quiero, ¿cómo te las vas a arreglar cuando te toque a ti?

Liam: Eso todavía no lo he pensado. De momento quiero sobrevivir al día de hoy. Me sentiría mejor si pudiera estar ahí arriba ayudando a Miley, pero Sherry no me deja entrar. Necesito… -se interrumpió y se sacó el busca del bolsillo-. Ah, es para mí. Quiero decir que es Nick. Ya han llegado. Tengo que ir a recibirlos.

Se tragó la infusión como si fuera una medicina.

Liam: Todo irá bien -dijo con decisión, luego se marchó-.

Drew: Ya lo emborracharemos más tarde.

Zac: Estoy deseándolo -alzó su cerveza y los tres hombres brindaron-.


Era perfecto, pensó Vanessa. La risa de Sherry llenaba la suite de la novia mientras esta se vestía con sus damas. La alegría absoluta resultó contagiosa y brindó a Miley innumerables fotos de caras felices, muecas, abrazos y la exuberante novia girando ante el espejo.

Saltaron algunas lágrimas cuando Pam Hemsworth ayudó a su hija a ponerse el tocado y cuando Albert entró para admirar por primera vez a su pequeña.

Albert: Sherry… -carraspeó-. Eres un sueño.

Sherry: Papá. -Sin soltar a su madre, lo tomó de la mano y atrajo a ambos hacia sí. Se volvió de nuevo hacia el espejo, asió a sus padres por la cintura y sonrió como un ángel-. ¡Estamos guapísimos!

¡Guapísimos!, pensó Vanessa cuando Miley plasmó el instante. Eran guapos, felices y estaban juntos. Le dio cierta envidia, un poquito nada más, porque ella nunca tendría eso. Ese momento nunca lo viviría.

Respiró hondo y apartó ese pensamiento de su cabeza.

Ness: Es la hora.

La novia sonreía mientras desfilaba por el pasillo central tras sus hermosas damas. Cuando se reunió junto al novio, que se quedó satisfactoriamente boquiabierto al verla antes de esbozar una amplia sonrisa, Sherry le cogió de la mano y rió.

Y Vanessa pensó, sí, es exactamente como tiene que ser.


Miley: La mejor fiesta de todas, como era de esperar. ¿Cómo vamos nosotros a superar eso?

Y apoyó la cabeza en el hombro de Liam.

No habían logrado emborracharlo; Liam había aguantado, se había negado y ahora estaba tumbado en el sofá de la sala de estar con dos dedos de whisky en la mano.

Liam: Sherry resplandecía.

Miley: Sí, desde luego.

Zac: ¡Qué maravilla de pastel! -se metió un trozo en la boca-. Es lo que más me gusta de estas fiestas.

Britt: Un hombre de buen gusto -bostezó-. El de mañana es de ganache de chocolate.

Zac: ¿Me gustará?

Britt: Sí, a menos que pierdas el juicio esta noche. Levántame, Drew. Estoy molida.

Ash: ¡Vamos, equipo! -con los ojos cerrados, se acurrucó junto a Chris-. ¿Puedo quedarme a dormir aquí?

Chris se levantó y la tomó en brazos. Ashley sonrió soñolienta mientras le pasaba las manos por el cuello.

Ash: Me encanta cuando haces esto.

Chris: Te has ganado el paseo. Buenas noches a todos.

Miley: Yo, en cambio, me siento energética. Voy a revisar algunas fotos antes de acostarme -dio un codazo a Liam-. Ven, cielo, quiero que me digas que soy un genio.

Liam logró incorporarse.

Liam: Vanessa, gracias por ofrecer a mi hermana un día que ninguno de nosotros olvidará jamás.

Ness: Oh, Liam. -Conmovida, se levantó y fue a darle un beso en la mejilla-. Os prometo a Miley y a ti exactamente lo mismo.

Y los vio marcharse.

Zac: Esa cabecita no para.

Ness: Es cierto. Hoy se me han ocurrido unas cuantas ideas. Veremos si puedo llevarlas a la práctica.

Zac: Si alguien puede, esa eres tú -guardó silencio-. ¿Me quedo?

Ness: Me gustaría -respondió ofreciéndole su mano-.


Una desapacible tarde de octubre en que las nubes cruzaban el cielo y las hojas de colores se arremolinaban en el prado perseguidas por el viento, Vanessa convocó una reunión a mediodía.

Para animar la sesión encendió la chimenea, ya que en la librería siempre había crepitado el fuego, o el rescoldo de sus brasas, en los fríos días de otoño. Cuando las llamas prendieron, se acercó a una ventana y contempló la extensión del prado, los temblorosos árboles y las aguas grisáceas y onduladas del estanque.

No solía preguntarse hacia dónde la llevaba la vida. Más que nada se concentraba en los detalles, los planes, los imprevistos, las necesidades, los deseos y las fantasías de los demás. Quizá fueran los contrastes de ese día, los árboles aún brillantes recortándose contra un cielo tenue y lúgubre. Las hojas derramándose en danzas y giros mientras los crisantemos y los ásteres florecían con testarudez.

Todo parecía prepararse para el cambio, pero ¿se preparaba ella? El cambio consistía en ganar y perder, en renunciar a algo por alcanzar metas nuevas o distintas. Y ella, admitió, valoraba la rutina, la tradición, la repetición incluso.

La rutina equivalía a seguridad, certeza, estabilidad. Mientras que lo desconocido a menudo crecía en arenas movedizas.

Y esa manera de pensar, decidió, era tan lúgubre como el cielo. El mundo se abría ante ella, se recordó a sí misma, no se cerraba. Nunca había sido cobarde, nunca había tenido miedo de adentrarse en terrenos pantanosos.

La vida cambiaba, y así debía ser. Sus tres amigas íntimas iban a casarse, a empezar una nueva etapa de su vida. Un día, imaginó, los niños se arremolinarían ahí como esas hojas de colores en el prado. Así era como debían ser las cosas.

Ese era el destino de una casa.

Su negocio se expandía. Y si tras la reunión se ponían de acuerdo, volvería a expandirse hacia ámbitos nuevos e inexplorados.

Luego estaba Zachary, y eso, tuvo que admitir, era lo que le provocaba esa sensación de nervios e inquietud. Sin duda representaba un cambio. Aunque aún no había decidido si ese hombre se había introducido en su vida con cautela, con astucia, o bien había abierto de una patada unas puertas que ella creía prudentemente cerradas.

La mayor parte de las veces, pensó, parecía una combinación de ambas cosas.

Entrara como entrase, Vanessa todavía no sabía qué esperar de él. Un amante atento, y también exigente y salvaje, un compañero divertido, y también alguien que la acribillaba a preguntas que la obligaban a buscar respuestas imposibles de prever. El hombre que se arriesgaba, el hijo devoto, el chico malo, el empresario astuto.

Zachary tenía todas esas facetas y Vanessa sentía que apenas había arañado la superficie.

Valoraba su innata curiosidad y la habilidad que poseía para extraer información, conocer historias y establecer relaciones.

Terminaba, como había llegado a deducir, enterándose de muchas cosas sobre los demás.

Y daba rabia lo celoso que era con su vida privada.

Casi todo lo que sabía de su vida provenía de otras fuentes. Sabía eludir el tema cada vez que ella le hacía una pregunta sobre su infancia o los años que vivió en California, incluso de la época en que se recuperó del accidente que lo había hecho volver a casa.

Si su relación hubiera sido superficial, la reticencia no le importaría. Pero no era así, pensó Vanessa, y por eso le importaba. Importaba porque ella había superado el interés, caído en la atracción, despertado a la lujuria, tropezado con el afecto, y ahora se deslizaba fuera de control hacia el amor.

Y no acababa de estar muy contenta.

Empezaban a caer unas finas gotas de lluvia aisladas cuando Brittany entró con una gran bandeja.

Britt: Si vamos a celebrar una reunión a esta hora del día, más vale que comamos. -Lanzó una mirada atenta a Vanessa mientras dejaba la bandeja-. Pareces pensativa y nerviosa.

Ness: Puede que solo tenga hambre.

Britt: Eso podemos arreglarlo. Tenemos unos bocadillos monísimos para chicas, con fruta de temporada, palitos de apio y zanahoria y chips de patata, además de petit fours.

Ness: Con eso basta.

Britt: Es bonito -dijo picoteando una chip-. La chimenea encendida una tarde lluviosa. Y muy bonito también no tener que estar de pie durante un rato. -Optó por el té y se sentó-. ¿Qué pasa?

Ness: Nada.

Britt: ¿Nada en el sentido de nada o nada en el sentido problemas?

Ness: Más bien lo segundo.

Britt: Entonces necesito un bocadillo.

Miley y Ashley entraron cuando Brittany se servía un plato.

Miley: Creo que para las flores de ojal elegiremos esas y las combinaremos con los lirios de agua de color mango -comentó obviamente siguiendo el hilo de una conversación-. Y luego... no sé, que los lirios salten a la vista en los ramos y en los arreglos. Todo combinado, pero que salten a la vista.

Ash: Exacto.

Miley: Creo que esto es lo que más me gusta. Estoy consultando con la florista de mi boda -dijo a Vanessa y a Brittany-. Es una mujer brillante.

Ash: Sin duda. ¡Oh, qué bocadillos tan monos!

Britt: Yo también soy una mujer brillante -le recordó-. Si aun sigues en tu papel de florista, Ash, he estado pensando en decantarme por colores modernos. Naranja sherbert.

Miley: No me hagas ir de color frambuesa -se pasó la mano por su cabello castaño con reflejos rubios-.

Britt: Podría obligarte, pero además de ser brillante, también soy buena. Estaba pensando en un color limón. Las tres quedaríais muy bien vestidas con un amarillo muy pálido. Quizá en chifón. Quizá esté un poco trillado. Chifón limón, boda de verano, pero…

Ash: Está bien. Será perfecto trabajar con un limón pálido. Le añadiré trazas de un azul atrevido, unas notas verde menta. Suavidad en el conjunto, pero con exuberancia, con inesperadas presencias de colores más intensos.

Miley: Quiero hacer vuestras fotos de compromiso la semana que viene -dijo a Brittany-.

Britt: Todavía no hemos decidido exactamente lo que queremos.

Miley: Yo sí -mordió un palito de zanahoria-. En la cocina.

De repente, Brittany se puso de mal humor.

Britt: Hablando de cosas trilladas...

Miley la apuntó con la zanahoria.

Miley: En la encimera habrá montones de maravillosos pasteles, pastelitos, galletas... y tú y Drew delante. Quiero que él se siente en un taburete y que tú lleves puestos el delantal y el gorro de repostera.

El mal humor de Brittany iba empeorando por momentos.

Britt: ¡Qué glamurosa voy a estar!

Miley: Cuando termine contigo, mujer de poca fe, vas a estar sexy, adorable, pícara y única.

Ash: Miley acertó cuando me propuso hacer las nuestras en el jardín. Chris y yo salimos guapísimos, y apasionados.

Miley: Eso también fue brillante por mi parte, pero ayudó mucho el que los dos ya sois guapísimos y apasionados -se dejó caer en su asiento-. ¿Qué es todo esto? -preguntó a Vanessa arqueando las cejas al ver que su amiga sonreía-. ¿Y a qué viene esto?

Ness: Es divertido, es muy divertido oíros hablar de bodas. De vuestros planes de boda. Miley, he pedido a Mónica y a Susan de la tienda de novias que me sustituyan para que yo pueda quedarme en el banquillo, por decirlo de algún modo, el día de tu boda. Son listas, tienen experiencia y son muy capaces. Así si surge algo durante la ceremonia que haya que resolver, no tendré que disculparme y salir corriendo.

Miley: Buenísima idea.

Ness: Y eso nos convierte a las cuatro en cuatro mujeres brillantes. Además, nos ayudarán con los invitados cuando nosotras estemos en la suite de la novia. Ashley, sé que tienes un equipo, pero...

Ash: Opino lo mismo que tú -la interrumpió-. Tampoco estaré disponible para ocuparme de los espacios y no podré echar mano de Liam, Drew o Chris. Hay dos floristas que trabajarán conmigo en un par de eventos próximos. Si son tan buenas como creo, colaborarán con mi equipo habitual en la boda de Miley. Necesitaremos más profesionales con experiencia para la boda de los Seaman en abril... y para la mía y la de Brittany.

Ness: Bien. ¿Qué opinas tú, Brittany?

Britt: Lo mismo de lo mismo. He pedido a Charles, el pastelero jefe del restaurante Willows, si puede combinárselo para trabajar conmigo en la boda de Miley. Ya os había dicho que es un genio. Está encantado. Tendré que conseguir que le den un poco de tiempo, pero sé cómo manejar a Julio -añadió refiriéndose al temperamental cocinero jefe del restaurante-.

Ness: Creo que eso ya está resuelto. Tendremos que convocar algunas reuniones para montar la estrategia y los colaboradores nuevos necesitarán una visita guiada a los espacios destinados a la ceremonia, un cursillo in situ para que sepan cómo trabajamos. Miley, he empezado con el horario de tu boda.

Miley: Mi horario... -repitió sonriendo-. Vanessa ha empezado con mi horario.

Ness: Es distinto a lo habitual, porque se trata de ti y de nosotras. Solucionaremos los problemas que puedan surgir con la distribución del tiempo durante el ensayo, del cual también os quería hablar. La cena de ensayo...

Miley: Probablemente reservaremos en Willows, pero...

Los ojos de Vanessa se encontraron con los de Miley. Interpretando su mirada, Vanessa sonrió.

Ness: Eso esperaba.

Ash: ¡Ay, sí! -Habiendo comprendido el juego de miradas, Ashley aplaudió de alegría-. Hagámoslo aquí. Es perfecto.

Britt: Es perfecto. A pesar del trabajo extra y de la limpieza, es lo mejor.

Ness: ¿Decidido?

Miley se inclinó sobre la mesa y, cogiendo la mano de Vanessa, le dio un apretón.

Miley: Decidido.

Ness: Otro asunto nuevo. Es un poco extraño. Me llamó Katrina Stevens. A modo de recordatorio, fue una de nuestras primeras novias; rubia, alta como una torre y de risa poderosa. Creo que una de sus damas fue la primera que practicó sexo con un testigo del novio en la suite de la novia.

Miley: ¡Ah, sí! -levantó la mano-. Ella medía más de un metro ochenta y llevaba un pelo pincho que le hacía parecer un metro más alta. El novio debía de medir un poco más que ella. Parecían dos dioses nórdicos.

Britt: El pastel fue Palacio de plata, de seis pisos.

Ash: Rosas blancas, lirios color berenjena.

Ness: Mica y ella se divorcian.

Britt: Nada dura para siempre. En cualquier caso, es una pena. Hacían una pareja impresionante.

Ness: Por lo que parece, y siempre según Katrina, a él le gustaba bastante impresionar a los demás, y cuando ella lo pilló impresionando a una de sus clientas, lo puso de patitas en la calle. Hubo un estira y afloja, una separación, una reconciliación, otra separación... y ahora ella ya da por concluida la historia. El divorcio será efectivo a finales de febrero. Katrina quiere dar una fiesta para celebrar su divorcio. Aquí.

Ash: ¿Dar una fiesta de divorcio? -esbozó un puchero-. No me parece muy normal.

Ness: No creo que soplen buenos vientos entre Mica y ella, pero noté en su voz que estaba contenta y llena de energía. Se le ha metido en la cabeza que quiere inaugurar lo que llama su nueva vida y celebrarlo aquí... con estilo -tomó el botellín de agua que siempre tenía a mano-. Le expliqué que no nos dedicamos a estas cosas, pero se le ha metido la idea entre ceja y ceja. Está decidida y quiere reservarnos un día entero durante los meses de temporada baja, descontando la locura del día de los Enamorados. Me ha parecido que debía plantearos la propuesta.

Miley: ¿Cómo vamos a clasificar una acto como este en la página web? -musitó-.

Ash: A mí me parece que el divorcio tendría que ponerte triste o volverte loca -frunció el ceño concentrada en su taza de té-. Entiendo que salgas, que te emborraches con las amigas, pero esto me parece mezquino.

Britt: Engañar a tu mujer es más mezquino aún.

Ash: Sin duda, pero... -se estremeció mostrando su desagrado-. Y nada menos que aquí, donde se casaron.

Britt: Quizá no dice mucho a mi favor, pero confieso que me gusta su manera de pensar -se encogió de hombros y dio un mordisco a un palito de zanahoria-. Es como si ella hubiera cerrado un círculo y, en lugar de maldecir o lamentarse, porque ya habrá hecho ambas cosas seguramente, celebrase el momento señalado con comida, bebida, flores, música y amigos. No me gustaría que nos dedicáramos a esta clase de actos habitualmente, pero puedo comprenderlo tratándose de una antigua clienta.

Miley: Quizá tendríamos que ofrecer un paquete -propuso cogiendo un bocadillo-. Organizamos su boda, organizaremos su divorcio. Celebrarlo con un diez por ciento de descuento.

Ash: ¿Han tenido hijos?

Ness: No.

Ashley hizo un gesto de asentimiento a Vanessa.

Ash: Bueno, menos mal, supongo. No has dicho qué opinas tú.

Ness: He tenido la misma reacción que todas vosotras, en distintos grados -levantó las manos al cielo y luego las dejó caer-. Mi primer instinto fue decir que no. Pero luego, a medida que ella iba hablando, yo iba entendiendo su razonamiento y el motivo de que quisiera celebrar una fiesta. Entonces dejé de lado mi instinto y mis reacciones y contemplé la situación con frialdad. Esto es un negocio, me dije, y no es asunto nuestro el que una clienta quiera contratarnos para celebrar el fin de un mal matrimonio.

Miley: ¿Votas sí?

Ness: Voto sí porque me dijo que quería celebrar este comienzo dando una fiesta aquí, porque eso le recordaría que su otro comienzo había empezado de una manera muy bella, lleno de amor y esperanza. Que eso la ayudaría a recordar que no había cometido un error. Las cosas cambian y ahora que ella va a empezar de nuevo, está absolutamente segura de que seguirá creyendo en el amor y en la esperanza. Me convenció.

Miley: Es de admirar lo echada para adelante que es esta mujer.

Britt: Voto como Vanessa, y además voto que si vuelve a surgir algo así, valoremos caso por caso -paseó la mirada alrededor de la mesa-. Esto es un negocio, sí, pero si lo único que quiere la clienta es machacar a su ex, aunque este lo merezca, no creo que este sea el lugar indicado.

Ness: Hecho -dijo instantáneamente-. Si me hubiera dado esa impresión, me la habría quitado de encima.

Miley: Vale. Caso por caso.

Ash: Estoy de acuerdo, porque me parece que esta mujer ha cerrado una puerta para que se le abran otras. De todos modos, me he puesto triste.

Ness: Pasemos a otro asunto que espero que os anime. He terminado de dar forma al proyecto del libro.

Ash: ¿De verdad? -ahogó una exclamación-. No sé si sentir alegría o miedo.

Ness: Os pasaré por correo electrónico el archivo completo. Quiero vuestras críticas, retoques, sugerencias, broncas, quejas y sarcasmos. Y en lo que tenga que ver con la parte del proyecto en la que intervenís, redoblad esfuerzos. Como ha pasado con este acto, en este proyecto hemos de estar todas de acuerdo, sentirnos satisfechas. Lo hemos de querer todas.

Britt: Tengo que decir que todas lo queremos -volvió a pasear la mirada alrededor de la mesa buscando aprobación-. Lo que pasa es que pisamos terreno desconocido. Y a veces al pisar una se hunde.

Ness: Yo también he estado pensando mucho en terrenos desconocidos -frunció el ceño concentrando la mirada en su botellín de agua-. A cada nuevo paso, un nuevo riesgo. Me gustaría creer que somos lo bastante fuertes y listas para arriesgarnos a dar esos pasos que nos adentran en un terreno desconocido.

Britt: Bien, si lo planteas así... -soltó el aire-. ¿Qué podemos perder, aparte del ego, si la fastidiamos?

Ash: Yo elijo ser optimistas y pensar que no vamos a fastidiarla. Me muero de ganas de ver lo que has preparado, Vanessa.

Ness: Creo sinceramente que tiene potencial. Miley, he incluido algunas fotos de nuestros archivos que demuestran tu profesionalidad y otras que reflejan la profesionalidad de Ashley y de Brittany. Se muestra de una manera gráfica lo que hacemos.

Miley: Yo me sitúo entre el ego mancillado de Brittany y el optimismo de Ashley. Y desde ese punto de vista me apetece ver el montaje.

Ness: Bien. Cuando todas lo hayáis examinado, cuando estéis listas, lo discutiremos. Ya hablaremos luego de cuándo, si es que nos decidimos, lo enviamos al agente. Repito, si todas estamos de acuerdo -suspiró hondo-. Y eso es todo.

Miley: Me gustaría que Liam le echara un vistazo. Como profesor de literatura. Y aspirante a novelista.

Ness: Por supuesto. También puede revisar la edición, hacer retoques y lo que le parezca. Eso es todo lo que quería decir. ¿Alguien quiere hablar de otra cosa aprovechando que estamos reunidas?

Ashley se apresuró a levantar la mano.

Ash: Yo sí. Quiero enterarme de lo que está pasando entre Zac y tú. De lo que está pasando de verdad, en detalle.

Britt: Secundo la moción.

Miley: Y conmigo, la moción es unánime -se inclinó sobre la mesa-. Vamos, Ness, suéltalo ya.



1 comentarios:

Lu dijo...

Ayyy ya quiero saber lo que Ness le va a contar a sus amigas!!


Sube pronto :)

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