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miércoles, 20 de mayo de 2020

Prólogo


El dolor llegaba en oleadas, fuertes y violentas; olas que se estrellaban y partían el corazón. Otras veces eran lentas y cubrían por completo, amenazando con ahogar el alma.

La gente, la gente buena y considerada, aseguraba que el tiempo lo cura todo. Vanessa esperaba que tuvieran razón, aunque de pie en la terraza de su dormitorio, bajo un sol de finales de verano y pasados varios meses desde la repentina y espantosa muerte de sus padres, sentía que esas caprichosas olas seguían rompiendo sobre ella.

Tenía tanto..., se recordó a sí misma. Su hermano (y no sabía si habría sobrevivido al período de duelo sin Drew) había sido una roca a la que aferrarse en ese ancho y vasto mar de horror y pena. Sus amigas Miley, Ashley y Brittany, una parte de su vida, una parte de ella misma desde la infancia, habían sido la sustancia aglutinante que había reunido y cohesionado los fragmentos de su mundo hecho añicos. Contaba con el apoyo constante y firme del ama de llaves, la señora Grady, su isla de consuelo.

Tenía su casa. De algún modo la belleza y la elegancia de la finca de los Hudgens le parecían más intensas, más acusadas, ante la certeza de que no volvería a ver a sus padres pasear por sus jardines. Jamás volvería a bajar corriendo la escalera para encontrar a su madre riéndose en la cocina con la señora G., ni escucharía a su padre negociando un contrato en el despacho.

En lugar de aprender a surcar las olas, Vanessa se había sentido arrastrada más y más al oscuro fondo.

El tiempo, decidió, había que aprovecharlo, forzarlo, moverlo.

Pensaba, y esperaba también, que encontraría la manera no solo de aprovechar ese tiempo, sino de celebrar lo que sus padres le habían dado, de compartir esos dones con la familia y los amigos.

Para ser productiva, pensó, mientras las primeras fragancias especiadas del incipiente otoño impregnaban el aire. Los Hudgens eran de los que trabajaban. Construían y producían, y nunca, jamás, se habían dormido en los laureles.

Sus padres no habrían esperado menos de ella que de sus predecesores.

Sus amigas quizá pensarían que había perdido la cabeza, pero había ideado, calculado y perfilado un sólido plan de empresa, un proyecto de negocio impecable. Y con la ayuda de Drew, un contrato legal justo y razonable.

Hora de nadar, se dijo.

No se hundiría, así de simple.

Regresó al dormitorio y tomó los cuatro paquetes pesados que había dejado encima del tocador. Uno para cada una de ellas, material para la reunión, aunque no había comentado a sus amigas que a eso era a lo que iban.

Se detuvo, se concedió unos instantes para recogerse el brillante pelo negro en una coleta y se miró, permitiendo que un destello iluminara sus ojos marrón chocolate.

Podía lograr que funcionara. No, no, ellas podían conseguir que funcionara.

Solo debía convencerlas.

En la planta baja encontró a la señora Grady dando los últimos toques a la comida.

La recia mujer volvió la espalda a los fogones y le guiñó un ojo.

Grady: ¿Lista?

Ness: Preparada al menos. Estoy nerviosa. ¿Es una tontería estar nerviosa? Son las mejores amigas del mundo...

Grady: Es un gran paso el que quieres dar, y un gran paso el que les vas a pedir que den. Estarías loca si no te sintieras un poco nerviosa. -La señora Grady se acercó a ella y le tomó el rostro entre sus manos-. Confío en ti. Ve afuera. Me he permitido la libertad de prepararos un aperitivo y un poco de vino en la terraza. Mis chicas ya se han hecho mayores.

Vanessa quería ser mayor, pero, ay, en su interior había una niña que reclamaba a su mamá y a su papá, buscando consuelo, amor, seguridad.

Salió a la terraza y dejó los paquetes sobre la mesa; fue hacia la cubitera, cogió la botella de vino y se sirvió una copa.

Se quedó de pie, con la copa en la mano, contemplando bajo la suave luz que caía sobre los jardines el precioso estanque y la imagen de los sauces reflejada en su superficie.

Britt: ¡Caray, yo también quiero un poco de esto!

Brittany apareció de repente, con su dorado cabello rubio muy corto, un nuevo look del que su amiga ya se arrepentía. No se había cambiado y vestía el uniforme de chef repostera de un restaurante destacado de la zona.

Puso en blanco los ojos, vivos y azules, mientras se servía un poco de vino.

Britt: ¿Quién me iba a decir, cuando anoté en mi agenda nuestra noche de chicas, que en el último minuto alguien haría una reserva para veinte? La cocina ha sido un manicomio toda la tarde. En cambio la cocina de la señora G.... -soltó un quejido al derrumbarse en su asiento tras las muchas horas que había estado de pie- es un oasis de paz que huele de maravilla. ¿Qué hay para cenar?

Ness: No se lo he preguntado.

Britt: Da igual -apartó la idea de su mente con un aspaviento-. Pero si Ashley y Miley llegan tarde, empiezo sin ellas. -Se fijó en el montón de paquetes-. ¿Qué es todo eso?

Ness: Algo que no puede empezar sin ellas. Brittany, ¿te gustaría volver a Nueva York?

Brittany la miró por encima del borde de su copa.

Britt: ¿Me estás echando?

Ness: Me gustaría saber lo que quieres. Si estás satisfecha de cómo andan las cosas. Regresaste aquí por mí, después del accidente, y...

Britt: Me lo tomo con calma, supongo que ya lo descubriré. Ahora mismo, no tener planes me va bien, ¿vale?

Ness: Ya...

Vanessa se interrumpió cuando Miley y Ashley aparecieron juntas riendo.
Ashley, pensó, tan hermosa con su melena ondulada, sus ojos castaños y brillantes de alegría. Miley, con su vistoso cabello castaño de mechones rubios, sus picaros ojos azules también alegres, estilizada y alta con sus tejanos y una camiseta negra.

Britt: ¿De qué va el chiste?

Miley: De hombres -dejó las bandejas de brie en croute y de tartaletas de espinacas que la señora Grady les había endosado al pasar por la cocina-. De los dos que pensaron que podían echar un pulso por Ashley.

Ash: Fue muy bonito. Eran dos hermanos que entraron en la floristería para hacer un regalo a su madre por su cumpleaños. Una cosa llevó a la otra.

Miley: A mi estudio no paran de venir hombres -se metió en la boca una uva negra y dulce del frutero que descansaba en la mesa-. Y jamás ninguno ha echado un pulso para salir conmigo.

Britt: Hay cosas que nunca cambian -dijo alzando la copa para brindar por Ashley-.

Ness: Hay cosas que sí -terció. Tenía que empezar, tenía que mover ficha-. Por eso os he pedido a todas que vinierais esta noche.

Ashley iba a coger un poco de brie, pero se quedó inmóvil a medio camino.

Ash: ¿Pasa algo?

Ness: No, pero quería hablar con todas vosotras. -Decidida, sirvió vino a Miley y a Ashley-. Sentémonos.

Miley: Huy, huy, huy... -advirtió-.

Ness: Nada de huy, huy, huy -insistió-. Primero he de decir que os quiero mucho a todas y que siempre os he querido y que siempre os querré. Hemos compartido muchas cosas buenas y otras malas... y cuando las cosas se han puesto feas, siempre supe que estaríais conmigo.

Ash: Todas estamos aquí por todas -se inclinó y puso su mano sobre la de Vanessa-. Eso es lo que hacen las amigas.

Ness: Sí, eso es. Quiero que sepáis lo mucho que significáis para mí, y quiero que sepáis también que, si alguna de vosotras no está de acuerdo con lo que voy a proponeros, por la razón que sea, nada cambiará entre nosotras. -Levantó la mano para impedir que le quitaran la palabra-. Dejad que concrete. Ashley, tú querrás tener un día tu propio negocio de floristería, ¿verdad?

Ash: Siempre ha sido mi sueño. Bueno, me gusta trabajar en la tienda, y el jefe me da mucha libertad, aunque espero, con el tiempo, tener la mía propia. Pero eso…

Ness: Los peros, luego. Miley, tú tienes demasiado talento, eres demasiado creativa para pasarte el día haciendo fotos de pasaporte y sesiones de fotografías infantiles.

Miley: Mi talento no conoce fronteras -dijo alegremente-, pero una tiene que comer todos los días.

Ness: Y te gustaría tener tu propio estudio de fotografía.

Miley: También me gustaría que Justin Timberlake y Ashton Kutcher echaran un pulso por mí... y eso es igual de improbable.

Ness: Brittany, tú estudiaste en Nueva York y en París con la intención de convertirte en chef repostera.

Britt: En una chef repostera de prestigio internacional.

Ness: Y te has conformado con trabajar en Los Sauces.

Brittany tragó un bocado de su tartaleta de espinacas.

Britt: Bueno, oye...

Ness: En parte te conformaste por estar a mi lado después de que perdiera a mamá y a papá -prosiguió-. Yo estudié con el objetivo de montar mi propio negocio. Siempre tuve una idea de lo que quería, pero me parecía un sueño inalcanzable. Un sueño que nunca compartí con ninguna de vosotras. Sin embargo, durante estos últimos meses he empezado a verlo con más claridad, y es posible.

Britt: Por lo que más quieras, Vanessa, ¿de qué se trata?

Ness: Quiero que montemos un negocio juntas. Las cuatro, y que cada una se ocupe de una parte de la empresa... según su campo de intereses y de especialización, pero fusionándolo entre todas bajo un mismo paraguas, por decirlo de alguna manera.

Ash: ¿Montar un negocio?

Ness: ¿Recordáis cuando jugábamos al «día de la boda»? Nos turnábamos los papeles, llevábamos disfraces y planificábamos los temas.

Miley: Con quien más me gustó casarme fue con Harold -sonrió ante el recuerdo del perro de los Hudgens, fallecido hacía mucho tiempo-. Era tan guapo y leal...

Ness: Podría hacerse realidad, podríamos convertir el «día de la boda» en un negocio propio.

Britt: ¿Ofreciendo a las niñas disfraces, bizcochos y perros con mucha paciencia? -aventuró-.

Ness: No, ofreciendo un escenario único y asombroso: esta casa, con estos jardines; pasteles y tartas espectaculares; ramos y centros de infarto; fotografías hermosas y creativas. Y por mi parte... alguien que cuidará de cada detalle para que una boda, o cualquier otra celebración importante, sea un día perfecto en la vida del cliente.

Vanessa apenas tomó aliento y prosiguió:

Ness: Tengo muchísimos contactos a través de mis padres. Empresas de catering, proveedores de vino, servicios de limusinas, centros de estética... de todo. Y lo que no tenga, lo conseguiré. Un negocio de bodas y celebraciones que ofrezca todos los ser-vicios, y las cuatro como socias paritarias.

Ash: Una empresa para organizar bodas -las miró ilusionada-. Suena maravilloso, pero ¿cómo vamos a...?

Ness: Tengo un proyecto de negocio. He hecho números y cálculos y tengo respuesta para las dudas legales si es que las tenéis. Drew me ha ayudado.

Britt: ¿Qué opina Drew? ¿A Andrew le parece bien que conviertas la finca, vuestra casa, en una empresa?

Ness: Me apoya absolutamente. Y su amigo Chris está dispuesto a ayudarnos a reformar la casita de la piscina para convertirla en un estudio de fotografía con una vivienda arriba, y la casa de invitados en una floristería con un apartamento. Podemos transformar la cocina auxiliar de aquí en tu espacio de trabajo, Brittany.

Miley: ¿Viviríamos aquí, en la finca?

Ness: Tendríais esa opción. Habrá mucho trabajo, y sería más práctico para todas nosotras estar en el mismo lugar. Os mostraré los números, el proyecto, los gráficos, las obras. Pero todo esto será inútil en el caso de que a alguna de vosotras no le guste la idea. Y si eso sucede, bueno, intentaré convencerla con palabras -añadió con una carcajada-. Y si aun así sigue en sus trece, abandonaré.

Britt: Y una mierda -se pasó la mano por el pelo-. ¿Cuánto tiempo llevas trabajando en esto?

Ness: ¿En serio? ¿De una manera activa? Unos tres meses. Tuve que hablar con Drew, y con la señora G., porque sin su apoyo nunca habría arrancado. Pero antes quería reunir todos los datos para la presentación. Esto es un negocio. Nuestro negocio, y tenemos que entenderlo así desde el principio.

Ash: Nuestro negocio. Bodas. ¿Qué hay más alegre que una boda?

Britt: ¿O más loco? -terció-.

Miley: Las cuatro sabemos manejarnos con las locuras. ¿Ness? -Unos hoyuelos se dibujaron en su rostro cuando le tendió la mano-. Cuenta conmigo.

Ness: No puedes comprometerte hasta que no hayas visto el proyecto y los números.

Miley: Sí puedo -corrigió-. Quiero hacerlo.

Ash: Yo también -puso su mano encima de las de sus amigas-.

Brittany tomó aliento, aguantó la respiración y soltó el aire.

Britt: Supongo que a esto se le llama unanimidad. -Y puso la mano encima-. Vamos a machacar el mundo de las bodas.


2 comentarios:

Lu dijo...

Me encanta!

Sube pronto :)

Anónimo dijo...

Cap 1 por favorrrrrr... ya quiero leer

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