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martes, 12 de febrero de 2019

Capítulo 16


Todavía entre sueños, Vanessa se volvió hacia él, y él estaba allí. Sus brazos la envolvieron, su cuerpo estaba listo para poseerla. Mientras la cálida luz del amanecer se deslizaba perezosamente por el cuarto, ambos volvieron a fusionarse. Todo fue tan fácil, tan natural, sin prisas, sin pensamientos. Tan sencillo como respirar. Y cuando llegó el momento del clímax, ella pronunció el nombre de Zac y pasó del sueño a la realidad.

Ness: Zac -dijo de nuevo-.

Zac: ¿Mmmm?

Ness: Esta es una manera de empezar el día incluso mejor que la pesca.

Él rió por lo bajo y apoyo la cabeza en el cuello de Vanessa.

Zac: Ayer por la mañana no podía pensar en otra cosa que no fuera meterme en esta cama contigo.

La sonrisa de ella se ensanchó.

Ness: Bueno, ahora estás aquí.

Zac: Sí, eso parece -levantó la cabeza y la observó-. Nos hemos quedado dormidos -dijo y se puso a juguetear con su pelo-.

Ness: Dormimos maravillosamente bien -le pasó las manos por la espalda-.

Zac: ¿Sabes? -dijo mientras le acariciaba un pecho-, esta mañana pensaba enseñarte a pescar con mosca.

Ness: ¿Ah, sí?

Zac: Eso es lo máximo en pesca. Requiere un toque mágico.

Ella giró la cabeza cuando él le besó el cuello.

Ness: Podría aprender...

Zac: Creo que sí. Tengo la impresión de que tienes un potencial ilimitado en ese sentido.

Ella suspiró.

Ness: Siempre quiero ser la mejor. Supongo que es un defecto.

Zac: No lo creo -murmuró. El cuerpo de ella se arqueó para unirse al suyo-. Decididamente es una virtud.


Zac: Vanessa, quiero hacerte una pregunta. ¿Por qué una mujer inteligente como tú se empeña en mantener este vínculo sentimental con un perdedor?

Ness: No es sentimental -dijo mientras giraba la llave en la cerradura de la puerta de su apartamento-. Es una lealtad práctica y muy lógica. Los Cubs van a sorprender a todos este año.

Zac: Sí, de acuerdo -dijo con tono irónico y la siguió al interior del apartamento-. Sería toda una sorpresa que lograran salir del último puesto. ¿Cuándo fue la última vez que lo hicieron?

Ness: Esa no es la cuestión. Es un equipo con corazón.

Zac: Lástima que no tenga también bateadores.

Vanessa se acercó al contestador automático.

Ness: Discúlpame. Tengo que verificar si hay mensajes.

Zac: Bien. -Mientras sonreía, se dejó caer en el sofá-. Podemos seguir esta conversación después. Creo que no te he mencionado que fui líder del grupo de debate en la universidad. Esta es una discusión que no puedo perder.

Ella pulsó play.

«Vanessa, soy Cassie. Siento molestarte en tu casa... aunque no estés allí en este momento. Tenemos un par de cambios en la agenda del lunes. Te los enviaré por fax. Si tienes alguna pregunta, ya sabes dónde ponerte en contacto conmigo. Y, demonios, hemos recibido muchas llamadas sobre el artículo de ese periódico sensacionalista. He descartado muchos. Por si deseas responder, tengo una lista de periodistas con quienes tal vez quieras hablar. Estaré en casa casi todo el fin de semana. Llámame si quieres que organice algo.»

Ness: No me ha hecho ninguna pregunta -murmuró-. Ninguna persona de la oficina me ha preguntado nada.

Zac: Te conocen.

Ella asintió y apagó un momento el aparato.

Ness: ¿Sabes, Zac? Por duro que sea mi trabajo, y por mucha energía que me exija, algunas mañanas me despierto con la sensación de ser muy afortunada.

Zac: Bueno, en mi opinión, ganarse la vida hablando una hora por día es muy sencillo.

Eso la hizo sonreír

Ness: Tú ocúpate de los terremotos. Yo me ocuparé de los problemas de la gente.

Zac se quitó la chaqueta.

Zac: Es una pena desperdiciar tanta inteligencia.

Ness: No la desperdicio -saltó-. Yo... -Pero al ver el brillo pícaro en los ojos de Zac, sonrió. Se volvió de nuevo hacia el contestador-. ¿Alguna vez has pensado que, algún día, alguien te lo quitará todo? ¿Te dirá que se terminó y que no tendrás que enfrentarte a más cámaras?

Zac: No. -Su seguridad, su arrogancia, la hizo sonreír más-. Y tú tampoco deberías pensarlo. -Le tomó la barbilla y la besó-. Eres una maravilla cuando de hablar se trata.

Ness: Cállate, Zac.

Volvió a oprimir play y anotó el breve mensaje de Simon sobre un posible problema en el programa del día siguiente, y otro de Ashley en el que le avisaba que el problema estaba solucionado. Después, apretó los dientes al oír tres llamadas de periodistas que habían logrado conseguir su número, pese a que no figuraba en la guía.

Zac: ¿Estás bien? -se acercó y le masajeó los hombros para aliviarle la tensión-.

Ness: Sí. Estoy bien. Tengo que decidir entre negarme a hacer un comentario o escribir una declaración. Supongo que todavía no quiero pensar en eso.

Zac: Entonces no lo hagas.

Ness: Hacer de avestruz no eliminará el problema. Quiero tomar la decisión apropiada. Detesto equivocarme.

Zac: Entonces tienes dos opciones. Reaccionar de manera emocional, o reaccionar como una periodista.

Ella frunció el entrecejo.

Ness: O combinar ambas cosas -sugirió-. Había pensado hacer un programa sobre mujeres violadas por hombres a los que conocen. Y nunca me decidía porque me parecía demasiado cercano a lo que me había pasado a mí. Pero ahora tal vez sea el momento de hacerlo.

Zac: ¿Por qué quieres obligarte a pasar por ese mal trago, Vanessa?

Ness: Porque lo he pasado. Porque los hombres como Jamie siempre se salen con la suya. Y porque... -Dejó escapar un largo suspiro-. Porque estoy cansada de sentir vergüenza por no haber hecho nada al respecto. Ahora se me presenta la oportunidad de hacerlo.

Zac: Te dolerá. como aquella vez.

Ness: Ya no -afirmó y le cogió la mano-.

Él se la apretó. Maldición, necesitaba protegerla. Y ella necesitaba pararse sobre sus propios pies. Lo único que Zac podía hacer era rastrear a Jamie Thomas y tener una interesante conversación con él.

Zac: Si decides hacer ese programa, avísame. Quiero estar allí si puedo.

Ness: De acuerdo. ¿Por qué no abrimos una botella de vino y olvidamos este tema por un rato?

Zac: Siempre y cuando me dejes pasar la noche aquí. Esta vez prometo que no me quedare dormido en el sofá.

Ness: No te daré oportunidad de hacerlo -le advirtió y se fue a la cocina-.

Zac se acercó al televisor y lo encendió, justo cuando comenzaba los informativos de la noche. Retrocedió hacia el sofá, con la intención de quitarse las botas y descansar los pies. En ese momento vio el sobre que asomaba por debajo de la puerta.

Ness: Tengo patatas fritas -apareció con una bandeja y la apoyó en la mesita de café-. El viaje en coche me ha abierto el apetito. -Su sonrisa se congeló al ver el sobre en manos de Zac-. ¿De dónde has sacado eso?

Zac: Estaba debajo de la puerta. -Vio que ella se ponía pálida-. ¿Qué problema hay?

Ness: No es nada. -Fastidiada consigo misma, se sacudió el miedo-. Es una tontería, eso es todo.

Mientras trataba de convencerse a sí misma y a Zac de que nada la preocupaba, abrió el sobre: VANESSA, NADA DE LO QUE DIGAN CAMBIARÁ MIS SENTIMIENTOS. SÉ QUE TODO ES MENTIRA. SIEMPRE CREERÉ EN TI. SIEMPRE TE AMARÉ.

Ness: Un admirador tímido -se encogió de hombros- que necesita conseguirse una esposa.

Zac cogió la hoja y la observó.

Zac: Es algo así como una respuesta a la prensa amarilla, diría.

Ness: Eso parece.

Zac: Tengo la impresión de que has recibido antes una nota como esta.

Ness: Tendría una colección si las hubiera guardado -señaló y levantó su copa de vino-. Las vengo recibiendo desde hace un año.

Zac: ¿Un año? -La miró-. ¿Como esta?

Ness: Sí. Las he recibido aquí, en la sala de redacción y en mi oficina. -Volvió a encogerse de hombros-. Y con el mismo formato y la misma clase de mensaje.

Zac: ¿Lo has denunciado?

Ness: ¿A quién? ¿A la policía? ¿Por qué? ¿Qué podría decirles? Oficial, he estado recibiendo cartas de amor anónimas.

Zac: El hecho de que hayan seguido llegando durante un año las conviene en algo más que en cartas de amor inofensivas. Se transforman en una obsesión. Y las obsesiones son malsanas.

Ness: No me parece que una docena de notas sensibleras a lo largo de un año sean una obsesión. Es solo alguien que me ve por televisión, Zac, o que trabaja en el mismo edificio. Alguien a quien le atrae mi imagen pero es demasiado tímido para acercarse a pedirme un autógrafo. -Pensó en las llamadas, en esos mensajes silenciosos en mitad de la noche. Y en el hecho de que esa persona hubiera podido deslizar una nota debajo de la puerta de su apartamento-. Asusta un poco, pero no es algo amenazador.

Zac: A mí no me gusta nada.

Ness: Es tu exagerado instinto de periodista. Por supuesto, si quieres mostrarte un poco celoso...

Los ojos de ella le sonrieron. Zac le devolvió la sonrisa, pero no pudo dejar de pensar en esa hoja de papel desplegada sobre la mesilla de café, y en su mensaje de devoción rojo como la sangre.


Britt: Ni una sola declaración -rió por lo bajo y se tendió boca abajo sobre las sábanas de satén rosado de su enorme cama-.

El televisor estaba encendido y el suelo estaba cubierto de periódicos y revistas.

Era una habitación preciosa y con la majestuosidad de un museo, con sus antigüedades doradas y sus toques femeninos. Una de las criadas había comentado a una amiga que le sorprendió no toparse con un cordón rojo que cruzara la puerta y una taquilla.

Había espejos en todas las paredes; ovales, cuadrados y oblongos, que reflejaban tanto el buen gusto del cuarto como su propia imagen.

Los únicos colores, aparte del oro y las tonalidades madera, eran el rosado y el blanco.

Había muchos ramos con rosas frescas, salpicadas de rocío. En la cabecera de la cama con dorados había una montaña de cojines de seda con encaje. Cerca de la cama había una poltrona, en la que Brittany había arrojado con descuido una de sus muchas batas.

Antes, hacía mucho tiempo, había envidiado las preciosas pertenencias de otras personas. De niña, y de joven, solía mirar los escaparates y desear lo que veía. Ahora poseía todo lo que podía desear.

O a quien pudiera desear.

Desnudo, Dan Gardner frotaba aceite perfumado sobre sus espaldas y hombros.

Britt: Ya ha pasado más de una semana y Vanessa no da señales de vida.

Dan: ¿Quieres que me ponga en contacto con Jamie Thomas?

Britt: Adelante, dile que siga hablando con los periodistas y que amplíe un poco la historia. Recuérdale que, si no le provoca suficientes problemas a nuestra pequeña Ness, nos veremos obligados a filtrar el asunto de su romance con la droga.

Dan: Creo que eso bastará. Si llegara a saberse que le gusta la cocaína, su carrera se irá al infierno. Aunque trabaje en el bufete de su papaíto.

Britt: Recuérdale eso si se niega a cooperar. El muchachito rico tendrá que pagar -murmuró-.

Lo habría odiado por el hecho de haber nacido en una familia adinerada, con privilegios, y malgastar todo eso en una debilidad como las drogas. Pero la forma penosa en que se había doblegado ante su primera amenaza hizo que lo despreciara incluso más.

Britt: Oh, y envíale a Beeker una caja de Dom Perignon. Ha hecho un buen trabajo. Que siga en el caso. Si encontramos suficiente basura debajo de la alfombra de nuestra pequeña Ness, podremos acabar con ella.

Dan: Me encanta tu cabeza, Brittany. Es tan maravillosamente retorcida.

Britt: Me importa un cuerno lo que pienses de mi cabeza. En este caso, la tengo bien enfocada. No sé cómo ocurrió, pero los índices de audiencia de esa mujer están subiendo. Y no pienso permitirlo, Dan, sobre todo después que traicionara mi amistad. Así que tú sigue...

Pero de pronto se puso de rodillas y lanzó un gemido de protesta cuando en la pantalla apareció un flash con Vanessa y Zac.

«Ahora otras noticias del mundo de la televisión -prosiguió el locutor-. La estrella de los programas de entrevistas Vanessa Hudgens acompañó al corresponsal en el extranjero de la CBC Zac Efron al banquete del Club Nacional de Prensa, en Chicago, donde se rindieron honores a Efron por su trabajo durante la guerra del Golfo. Se comenta que Efron está tomando en cuenta una oferta para conducir un programa semanal de noticias por la CBC. Efron no hizo comentario alguno sobre el proyecto ni sobre su relación personal con Vanessa.»

Britt: ¡No! -estalló desde la cama-. Yo la tomé bajo mi protección. Le ofrecí oportunidades, le di mi afecto. Y ahora me hace esto... -Caminó desnuda hasta donde tenía una botella de champán abierta y se sirvió una copa. Había lágrimas en sus ojos-. Y ese hijo de puta también se ha vuelto contra mí. Me dejó por ella. Porque es más joven. -Furiosa, arrojó su copa contra el televisor-. Ella no es nada. Es menos que nada. Una cara bonita en un cuerpo vistoso. Cualquiera puede tener esas cosas. No podrá retener a Zac. Él la abandonará, como harán también los telespectadores. Ellos me preferirán a mí. Siempre me preferirán a mí.

Dan: Vanessa no te llega ni a los talones, Brittany. Tú eres la mejor. En público... -con suavidad, la hizo girar para que quedara frente al espejo de cuerpo entero- y en privado... -murmuró y comenzó a acariciarla-. Eres tan hermosa... Ella tiene el físico de una chiquilla, pero tú... tú eres toda una mujer.

Britt: Necesito ser deseada, Dan. Necesito saber que la gente me quiere. No puedo vivir sin ello.

Dan: La gente te quiere. Y yo también. -Estaba acostumbrado a los estallidos de Brittany, y también a sus necesidades. Sabía cómo sacar provecho de ambas cosas-. Cuando te veo en el plató, tan fría, tan controlada, me asombras. -Siguió acariciándola entre los muslos-. Y en esos momentos casi no puedo esperar a que estemos a solas, como ahora.

Britt: ¿Harías cualquier cosa por mí?

Dan: Cualquier cosa.

Britt: ¿Y para mí?

Él se echó a reír. Sabía de quién era el poder. Cuanto más maquinara ella, más poder ponía en sus manos.

Dan: ¿Qué quieres de mí, Brittany?

Britt: Que me poseas aquí mismo, para que yo pueda mirar.

Él volvió a reír. Ella temblaba como una perra en celo. Su vanidad, su conmovedora inseguridad, le conferían todavía más poder a Dan. Pero cuando él trató de moverse, ella se lo impidió.

Britt: No. Por atrás. Como un animal. Y cuando terminemos, encontraremos una nueva manera de hacer pagar a Vanessa por esto.


Ash: Vanessa, ¿estás segura de que quieres hacer esto? -preguntó de pie junto al escritorio de ella-.

Ness: Por supuesto -siguió firmando correspondencia. Su firma era rápida y automática-. Es un programa que quiero hacer. ¿Cuántas respuestas hemos recibido?

Ashley miró los formularios de encuesta que tenía en la mano, y que se le habían entregado al público después de cada programa. Los formularios decían: «Conoce a alguna mujer que haya sido violada por un conocido? ¿Le gustaría que ese tema fuera tratado en La hora de Vanessa

Había espacio para comentarios, nombres y números de teléfono. De las doscientas respuestas revisadas, Ashley eligió solamente dos.

Ash: Estas son las que considero que deberías ver. -De mala gana, las colocó sobre el escritorio-. Será muy penoso para ti, Vanessa.

Ness: Puedo arreglármelas.

Miró la primera respuesta y la releyó con atención. «Él dijo que yo me lo había buscado. Pero no fue así. Dijo que era culpa mía. Yo no estoy tan segura. Me gustaría hablar sobre ello, pero no sé si podré.» Cogió la segunda; «Era la primera vez que salía con un hombre después de mi divorcio. Fue hace tres años y desde entonces no he vuelto a estar con un hombre. Sigo asustada, pero confío en usted».

Ness: Dos mujeres -murmuró Vanessa. Sí, era doloroso-. Y estaban entre el público del estudio. ¿Cuántas más habrá, Ashley? ¿Cuántas más se estarán preguntando si fue culpa suya? ¿Cuántas más siguen teniendo miedo?

Ash: No puedo tolerar verte sufrir así. Ya sabes que si haces ese programa tendrás que sacar a relucir lo de Jamie Thomas.

Ness: Lo sé. Ya lo he consultado con la asesoría legal.

Ash: ¿Y si él te demanda?

Vanessa suspiró. No había dormido bien. Y, como Zac estaba en Moscú, había dormido sola.

Ness: Que lo haga. Para resumirte lo que me dijeron en la asesoría legal, él ya ha hecho pública su versión. Como es su palabra contra la mía, yo haré pública mi versión. Podría haberlo hecho en una docena de entrevistas desde que esos periódicos sensacionalistas publicaran la noticia. Dos docenas -se corrigió-. Pero prefiero hacerlo así, a mi manera y en mi propio programa.

Ash: La prensa te caerá encima.

Ness: Ya lo sé. Por eso lo haremos durante los sondeos de audiencia de mayo.

Ash: Por Dios, Ness...

Ness: Yo me la estoy jugando con esto, Ashley. Valdrá la pena si lo que estoy haciendo ayuda a una sola mujer que vea el programa. Y juro que, al hacerlo, superaré la audiencia de la competencia.


Vanessa estaba muy serena antes del programa. Había repasado las tarjetas con preguntas mientras Marcie le retocaba el maquillaje. Preparada, incluso impaciente, giró el sillón hacia Loren Bach.

Ness: ¿Estás aquí como observador, Loren, o para ofrecerme consejo?

Loren: Un poco por las dos cosas. Como sabes, yo no tengo por costumbre interferir en el contenido de un programa.

Ness: Lo sé, y lo aprecio.

Loren: Pero sí tengo por costumbre proteger a mi gente. -Permaneció un momento en silencio mientras observaba el cuarto ordenado, lleno de pilas de periódicos y revistas, y un estante con videos. En el aire flotaba un leve aroma a cosméticos y lociones. Femenino, pensó, pero también lleno de herramientas de trabajo-. Puedes hacer este programa, y un excelente programa, sin necesidad de sacar a relucir tu experiencia personal.

Ness: Sí, es posible. ¿Me estás pidiendo que haga eso, Loren?

Loren: No. Solo quiero recordártelo.

Ness: Entonces te recordaré que soy parte del programa, no solo la anfitriona. Y una parte esencial; creo que en eso radica precisamente su éxito.

Él sonrió.

Loren: No lo discutiré. Pero, Vanessa, si tienes alguna duda con respecto a lo que estás haciendo, no necesitas seguir adelante.

Ness: No tengo dudas, Loren. Tengo miedo. Creo, al menos espero, que la única respuesta es plantarles cara. Es posible que a ti te preocupe la posibilidad de que Jamie Thomas intente alguna clase de venganza legal, pero...

Loren: Tengo abogados que se ocuparán de eso. Sea como fuere, creo que ese golpe de publicidad le produjo un resultado adverso. En este momento, tengo entendido que se encuentra pasando unas vacaciones en Europa.

Ness: Ajá -respiró hondo-. Está bien, entonces.

Loren: ¿Te importa que me quede a ver el programa? -se puso de pie cuando ella lo hizo-.

Ness: Al contrario, te lo agradecería. -Siguiendo un impulso, lo besó en la mejilla. Cuando él la miró, sorprendido, sonrió-. Eso no ha sido para mi socio en los negocios. Ha sido por tu apoyo.

Cuando ella abrió la puerta, se encontró de pronto en brazos de Zac.

Ness: Se supone que estabas en Moscú.

Zac: Pues ya no. -Había tocado todos los contactos posibles para estar de regreso en Chicago a tiempo para el programa-. Te veo bien, Kansas. ¿Cómo te sientes?

Ness: Temblorosa. Pero lista.

Zac: Estarás espléndida. -Mantuvo un brazo alrededor de sus hombros y asintió en dirección a Loren-. Me alegra verte.

Loren: Lo mismo digo. Puedes acompañarme mientras Vanessa va a trabajar.

Zac: Muy bien -la acompañó al estudio-. ¿Trabajas esta noche?

Ness: Tengo una cena de la cadena a las siete. Pero creo que quedaré libre a eso de las diez de la noche.

Zac: ¿Quieres venir a casa?

Ness: Sí -le apretó la mano. Miró a Ashley y se rodeó con los brazos-. Esto es como zambullirse en una piscina helada.

Zac: ¿Qué quieres decir?

Se obligó a sonreír al mirar a Zac.

Ness: Es una frase que me dijeron una vez. Te veré en una hora.

Zac: Aquí estaré.

Vanessa ocupó su lugar con las tres mujeres que ya se encontraban en el plató. Habló en voz baja con las tres y aguardó la señal.

Música. Aplausos. La luz roja de la cámara.

Ness: Bienvenidos a La hora de Vanessa. Hoy nuestro programa se ocupa de un tema doloroso. La violación, en todas sus formas, es un hecho trágico y horrible. Pero cobra una dimensión diferente cuando la víctima conoce a su agresor y confía en él. Todas las personas que están hoy con nosotros hemos sido víctimas de lo que se llama violación por parte de un amigo o conocido. Y todas tenemos una historia que contar. Cuando me ocurrió a mí, hace casi diez años, yo no hice nada. Espero poder hacerlo ahora.


2 comentarios:

Maria jose dijo...

Vanessa es muy fuerte
Me gusta esta vanessa no es la tipica chica noble debil que todos engañan
Hasta ahora todas sus decisiones son miy bien tomadas
Ya quiero seguir leyendo
Sube pronto
Saludos!!!

Caromi dijo...

Wow! se animó a hablar de eso
como resultará todo?
Me gustó mucho el capitulo, y ahora soy mas feliz xq Zanessa ya estan juntos :):)
P.D: Brittany es una loca de mierda ¬¬

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