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miércoles, 1 de abril de 2015

Capítulo 6


No estaba en su habitación. Vanessa se sentó despacio y miró a su alrededor. Su cerebro volvió a ponerse en marcha y se le revolvió el estómago al recordar.

¿Qué había hecho?

Solo unos segundos antes, sumida todavía en un delicioso aletargamiento, se había sorprendido por lo que había dado por hecho que era un sueño muy erótico. Pero no había estado soñando. Había pasado la noche con Zac. La amplitud de la habitación y el tamaño de la cama, con sábanas de seda color burdeos, le indicaron que estaba en la habitación principal.

Zac debía de haberla llevado allí después de haberse acostado con ella en la terraza del tejado.

Sintió vergüenza y empezó a hacerse recriminaciones. No solo se había acostado con un hombre al que había conocido menos de veinticuatro horas antes, sino que, además, no se trataba de un hombre cualquiera, sino de Zac Efron, uno de los hombres de negocios más poderosos del mundo, que podría aplastar su pequeña empresa como si de una mosca se tratase.

Era un hombre cruel y cínico, que había desconfiado de ella y se había opuesto desde el principio a que una diseñadora desconocida diseñase el vestido de novia de su hermana. Aunque luego le había dado una oportunidad y la había llevado a Aura, donde ella se había puesto nerviosa y había caído rendida a sus pies.

Recordó su cuerpo desnudo, su boca devorándole los pechos y sus dedos acariciándole el sexo. Avergonzada, se llevó las manos a las mejillas, que le ardían. Lo había estropeado todo, pensó. Seguro que, en esos momentos, Zac estaba ya organizando su viaje de vuelta a Londres.

Zac: Ah, estás despierta. Había empezado a pensar que ibas a quedarte ahí todo el día -comentó entrando a la habitación desde una puerta que debía de ser la del cuarto de baño-.

Iba vestido con un traje gris oscuro, camisa blanca y corbata azul marino.

Vanessa se dio cuenta al instante de que ella estaba desnuda y agarró la sábana con fuerza, intentando averiguar de qué humor estaba. ¿Tendría ataques de ira, como John? ¿O su enfado sería frío y sarcástico?

Zac se acercó a la cama y, a pesar de tener el pulso acelerado, Vanessa se dio cuenta de que estaba recién afeitado. Era tan guapo que era normal que hubiese sucumbido a sus encantos, pero eso no era una excusa.

Ness: Sé lo que debes de estar pensando -le dijo, vacilante, deseando que no se hubiese sentado en el borde de la cama para que no le llegase el olor de su aftershave-. Solo quiero que sepas que nunca hago… lo que hice anoche.

Zac frunció el ceño.

Zac: ¿Quieres decir que eras virgen?

Ella lo miró sorprendida.

Ness: No, claro que no. Tuve una relación con un compañero de universidad. Bueno, en realidad no fue una relación, éramos amigos y una noche nos acostamos -balbuceó, ruborizándose-. No resultó ser buena idea. En cualquier caso, lo que quería decir es que yo nunca… me acuesto… con alguien a quien apenas conozco.

Zac se preguntó si Vanessa sería consciente de lo vulnerable que parecía. Deseó abrazarla y darle un beso en los temblorosos labios. La noche anterior, bajo la luz de la luna, había creído que no podía estar más guapa, pero esa mañana, con el pelo enmarañado sobre los hombros desnudos y la boca ligeramente hinchada de sus besos, estaba mucho más sexy, y él se estaba excitando solo de pensar en volver a hacerle el amor.

No sabía por qué, pero le había gustado que admitiese que solo había tenido un amante antes que él.

En realidad, su pasado no le interesaba, ni tampoco su futuro, ya que en unas semanas sus vidas volverían a separarse. Únicamente le interesaba el presente.

Zac: ¿Qué importa que solo nos conociésemos desde hacía horas y no días? -le preguntó en tono frío-. Iba a ocurrir antes o después. Ha habido química entre nosotros desde la primera vez que nos hemos visto. -Vanessa separó los labios para negarlo-. ¿Por qué esperar, si era algo que ambos deseábamos?

Ness: ¡Porque no nos conocemos! -respondió temblorosa-.

Zac se encogió de hombros.

Zac: Sabemos varias cosas el uno del otro, y anoche nos enteramos de que, sexualmente, somos muy compatibles. ¿Qué más necesitamos saber? De todos modos, no estamos hablando de pasar el resto de nuestras vidas juntos -añadió en tono burlón-.

Aquellas palabras dolieron a Vanessa. De repente, recordó los momentos posteriores a haber hecho el amor, cuando se habían abrazado mientras sus respiraciones se calmaban, y que ella se había sentido segura por primera vez en la vida. Como si Zac fuera la persona con la que tenía que estar. Una sensación ridícula.

Lo miró con timidez y se le hizo un nudo en el estómago al darse cuenta de que la estaba devorando con los ojos. Recordó su cuerpo desnudo acercándosele, recordó su erección penetrándola lentamente, y notó humedad entre las piernas. Tenía que recuperar el control de la situación. No parecía que Zac quisiera despedirla y, en adelante, iba a centrarse en su trabajo.

Ness: En cualquier caso, no volverá a ocurrir.

Zac: Por supuesto que sí -la contradijo con toda naturalidad, acercándose más-.

Vanessa se apretó contra el cabecero de la cama, con el corazón acelerado. Zac colocó ambas manos a los lados de su cabeza y acercó mucho los labios para susurrarle:

Zac: Una noche no es suficiente para ninguno de los dos, aunque estoy seguro que, de aquí a la boda de Miley, ambos estaremos saciados y podremos continuar con nuestras vidas.

La sorpresa y el deseo se enfrentaron dentro de la cabeza de Vanessa.

Ness: ¿Me estás proponiendo que tengamos una aventura durante mi estancia en Aura? -inquirió-.

Zac: ¿Se te ocurre algún motivo por el que no debiésemos hacerlo? Somos adultos y libres para hacer lo que queramos. Yo no tengo ninguna relación en estos momentos, y supongo que tú tampoco.

Parecía tan sencillo. Y tal vez Zac tuviese razón, le dijo una vocecilla a Vanessa en su interior. Tal vez ella estuviese buscando complicaciones que no existían.

¿Por qué no tener una aventura? El sexo de la noche anterior había sido indescriptiblemente maravilloso.

Era cierto que no tenía mucha experiencia, pero sabía que él había disfrutado tanto como ella.

Y no corría peligro de enamorarse. Tal vez no fuese como su padrastro, pero seguía siendo demasiado dominante. Los pocos hombres con los que había salido en el pasado habían sido amables, bohemios, sensibles y poco exigentes. Tal vez un poco aburridos, pero, de todos modos, ella tampoco había tenido tiempo para grandes pasiones, teniendo que establecer su negocio.

Se mordisqueó el labio inferior.

Ness: Necesito concentrarme en los vestidos. ¿Y qué pensaría Miley?

Zac se encogió de hombros.

Zac: Supongo que no le importaría. El único problema sería que mi hermana pudiese vernos como una pareja de enamorados. Le preocupa dejarme solo cuando se case con Will y se marche a vivir a Atenas, y le gustaría que me enamorase -le explicó en tono irónico-, pero no tiene por qué enterarse. Miley ha llamado hace un rato para decir que habían operado a Henry de urgencia esta misma mañana. Al parecer, todo ha ido bien, aunque tendrá que quedarse en la unidad de cuidados intensivos varios días. Miles ha decidido quedarse con Will en Atenas, pero vendrá a Aura cuando tenga que probarse el vestido.

Eso significaría que Vanessa estaría a solas con Zac en Villa Elena todas las noches. Contuvo la respiración al notar que le trazaba la curva del cuello con un dedo y seguía descendiendo hacia el valle que había entre sus pechos.

Zac: ¿De verdad quieres dormir sola noche tras noche, atormentada por fantasías en las que mis manos te acarician? -murmuró. Estiró de las sábanas y sus ojos brillaron de deseo al ver sus pechos desnudos y sus pezones erguidos-. ¿Cuántas noches crees que resistirías el hambre carnal que nos está consumiendo a ambos? -añadió-.

Vanessa lo miró aturdida, pero, al parecer, Zac no necesitaba que le diese una respuesta. Tal vez porque sabía que era incapaz de resistírsele, pensó ella, avergonzada por su debilidad. La verdad era que no podía oponer resistencia. Estaba deseando que la besase, que le acariciase los pezones como había hecho la noche anterior y que volviese a hacerle sentir esas exquisitas sensaciones que solo había conocido con él.

Se quedó decepcionada al ver que se levantaba de la cama e iba hacia las enormes ventanas con vistas al mar.

Zac: Hay una cosa de la que tenemos que hablar.

Ya no había calor ni sensualidad en su voz, parecía tenso, su lenguaje corporal había dejado de ser relajado.

Zac: Anoche no utilicé preservativo, así que, a no ser que estés tomando la píldora, tuvimos sexo sin ninguna protección.

Aquello lo ponía furioso. Estaba furioso consigo mismo, por haber sido tan descuidado. Zac se preguntó por enésima vez desde que se había dado cuenta cómo había sido posible mientras intentaba respirar hondo.

Se había despertado al amanecer y se había encontrado con que Vanessa se había apartado del lado de la cama en la que la había dejado al bajarla a su habitación y se había pegado a él. Su cuerpo estaba suave y caliente y su maravilloso pelo cubría la almohada. Zac se había excitado al instante, pero al recordar la pasión que habían compartido unas horas antes, se había dado cuenta también de que se le había olvidado la anticoncepción.

Y se había odiado a sí mismo. Porque después de que Amber hubiese terminado con su embarazo, se había jurado que tomaría todas las precauciones posibles para evitar dejar embarazaba a ninguna otra mujer. No había pretendido hacerle el amor a Vanessa en la terraza del tejado, pero, como los pescadores en los cuentos de mitología griega que su padre le había contado de niño, se había sentido atraído por una sirena y hechizado con su belleza. Al tener a Vanessa entre sus brazos, se había olvidado de todo salvo de cuánto la deseaba y lo cierto era que, por mucho que se lamentase, podía haberla dejado embarazada.

Se giró a mirarla y, al ver la expresión de horror en su rostro, supo que no se estaba tomando la píldora.

Zac: ¡Oh, Dios mío! No pensé…

Vanessa no era capaz ni tan siquiera de contemplar la posibilidad de estar embarazada. ¿Qué haría? ¿Cómo iba a dedicar todo su tiempo a Wedding Vanessa si tenía un hijo?

Ness: Sería un desastre -añadió instintivamente al imaginárselo-.

No se dio cuenta de que Zac apretaba la mandíbula.

Zac: Veo que la idea de la maternidad no te interesa -dijo en tono enfadado-.

Aunque Vanessa estaba demasiado preocupada por las posibles consecuencias de lo que había hecho como para darse cuenta.

Ness: En este momento de mi vida, es evidente que no –admitió-. Quiero centrarme en mi carrera, al menos, durante un par de años más.

Sabía que tardaría años en tener éxito como diseñadora, así que, en realidad, dudaba que algún día tuviese hijos. Estaba convencida de que todos los niños se merecían ser criados por sus padres, preferiblemente, casados, pero ella no quería casarse y arriesgarse a ser tan infeliz como había sido su madre con John. Tenía veinticinco años, así que quedaba tiempo antes de que su reloj biológico la obligase a plantearse en serio si quería ser madre o no, pero, debido a su comportamiento irresponsable de la noche anterior, tal vez la decisión ya estuviese tomada.

Zac: ¿Cuándo sabrás si estás embarazada?

Ella hizo un rápido cálculo mental y expiró.

Ness: En un par de días… pero seguro que no lo estoy. No es el mejor momento del mes para quedarme embarazada.

La expresión de Zac era indescifrable.

Zac: Eso espero. -Regresó al lado de la cama y la miró a los ojos con intensidad, casi como si estuviese intentando meterse en su cabeza-. Quiero saberlo. Si estás embarazada, será por mi culpa y aceptaré toda la responsabilidad.

Vanessa se estremeció al oír aquello y se preguntó cómo reaccionaría Zac si resultaba que estaba embarazada. ¿Y qué quería decir con lo de que aceptaría toda la responsabilidad?

Ness: Seguro que no -repitió, desesperada por convencerse a sí misma-.

Era demasiado duro pensar en la alternativa.

Zac se sentó en la cama y ella tragó saliva al ver que la agarraba por la barbilla y le hacía inclinar la cabeza.

Zac: Quiero que me des tu palabra de que me lo contarás si, dentro de un par de días, las cosas no salen como ambos esperamos que salgan.

Ella se preguntó si estaba preocupado o si, una vez más, solo quería controlarlo todo. Le costaba trabajo pensar teniéndolo tan cerca y sintió vergüenza al darse cuenta de que, incluso con la posibilidad de estar embarazada, estaba deseando que la besase. Se humedeció el labio inferior con la punta de la lengua, un gesto muy tentador.

Ness: Te lo contaré -le aseguró-.

Zac: Bien.

Zac relajó un poco los hombros, pero sintió una tensión distinta al bajar la vista a los labios de Vanessa. Se dijo que tenía que marcharse. Tenía una reunión importante. Pero no podía concentrarse en los negocios, solo podía pensar en apartar la sábana que cubría el cuerpo de Vanessa y devorárselo. Y no precisamente con los ojos. ¿Qué tenía aquella mujer que hacía que desease hacer caso omiso de su ética profesional y que la noche anterior había hecho que olvidase sus principios acerca del sexo sin protección?

Entró en razón al oír a lo lejos el ruido de un helicóptero acercándose a Aura. Tendría cinco semanas para satisfacer el inoportuno deseo que sentía por Vanessa, y obligándose a esperar hasta la noche para hacerle el amor solo aumentaría después su satisfacción. Inclinó la cabeza para darle un beso rápido y ella respondió con entusiasmo. Zac tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para apartarse, y sonrió al ver decepción en los ojos de ella.

Zac: Tendrás que tener paciencia hasta esta noche, belleza. Tengo trabajo, y tú también. Miley está llegando.

La vio ruborizarse y sintió todavía más curiosidad por ella. Teniendo en cuenta que se describía a sí misma como una mujer centrada en sus negocios, le resultaba demasiado idealista. Tenía una potente mezcla de inocencia y sensualidad de la que él pretendía disfrutar durante las siguientes semanas hasta la boda de su hermana.

De alguna manera, Vanessa consiguió actuar con naturalidad delante de Miley, aunque no pudo dejar de pensar en los acontecimientos de la noche anterior.

A la luz del día, casi podía convencerse a sí misma de que la salvaje pasión que había compartido con Zac en la terraza había sido solo un sueño, aunque el placentero dolor que sentía en ciertos músculos que solía utilizar muy poco, le decía lo contrario.

Se ruborizó al recordar cómo la había excitado Zac con sus manos y con su boca. Era un experto, un maestro en el arte de hacer el amor, era normal, tenía mucha práctica. Tenía fama de playboy y solía salir en las revistas acompañado por sus amantes.

Vanessa no sabía qué había visto en ella ya que, aunque era consciente de que era atractiva, no podía compararse con las impresionantes supermodelos que le gustaban a Zac. No obstante, este la deseaba y le había dejado claro que quería que fuesen amantes durante su estancia en Aura.

El sentido común le decía que se negase. Había cientos de motivos por los que no debía tener una aventura con Zac. Pero nunca le había apetecido menos ser sensata, reconoció en silencio, mientras se inclinaba sobre el bloc de dibujo en el que estaba plasmando sus ideas para el vestido de Miley.

Se aseguró a sí misma de que no corría el riesgo de enamorarse de él. No necesitaba a un hombre en su vida, ya que solo le importaba su carrera, ¿qué podía tener de malo disfrutar de unas semanas de increíble sexo con un griego impresionante?

Miley: Ah, así es exactamente como quiero que sea mi vestido -comentó emocionada mientras miraba por encima del hombro de Vanessa y estudiaba el boceto-. Me encanta el corpiño drapeado y la cola.

Ness: Estaba pensando que la cola debería ser de encaje de chantilly, y tal vez el velo también -le explicó, obligándose a concentrarse en el diseño-. Mira, una muestra -añadió, acercándose al montón de retales que había al otro lado de la mesa y tendiéndole el de encaje a miles-.

Miley: Es perfecto -admitió levantándose y estirándose-. Yo creo que ya hemos hecho suficiente por hoy. Son las cuatro de la tarde. No me había dado cuenta de la hora. -Puso gesto de sorpresa al oír un helicóptero y miró por la ventana-. Me pregunto por qué vuelve tan pronto mi hermano. No obstante, me alegro, porque así me puedo marchar ya a Atenas. El padre de Will sigue en la unidad de cuidados intensivos, pero podré pasar a verlo unos minutos esta noche -dijo, dirigiéndose hacia la puerta-. Hasta mañana, Vanessa.

Abajo, en la entrada de Villa Elena, Mike no pudo ocultar su sorpresa al ver entrar a Zac en casa.

Mike: Llegas muy pronto, jefe. ¿Va todo bien?

Zac: ¿Por qué todo el mundo espera que me pase la vida en el trabajo? -gruñó a pesar de saber que, normalmente, trabajaba hasta las ocho o las nueve de la noche-.

Su asistente personal también se había quedado de piedra cuando le había anunciado que había terminado su jornada y que no le pasase ninguna llamada a no ser que fuese algo de vital importancia.

Zac: Tengo vida fuera del trabajo, ¿sabes? .le dijo a Mike.. ¿Dónde está mi hermana?

Mike: Con Vanessa, llevan todo el día trabajando en el taller… -empezó-.

Zac pasó por su lado y subió las escaleras de dos en dos.

El mayordomo sospechó que tenía que haber un motivo para que su jefe volviese a casa tan temprano, y tal vez tuviese algo que ver con las miradas que se había cruzado con Vanessa la noche anterior. No podía negar que era muy guapa, pero Zac nunca había antepuesto su interés por una mujer a Efron Holdings.

Vanessa estaba inclinada sobre la mesa, terminando el boceto con el que trabajaría para hacer el vestido de Miley. Estaba tan concentrada que no se dio cuenta de que ya no estaba sola, y Zac la observó durante unos minutos, embelesado con su delicada belleza. La melena oscura le caía como una cortina de seda por los hombros. Recordó su suavidad al tocarle la piel y se excitó al pensar en la noche anterior.

Se había pasado todo el día pensando en ella. Por primera vez en su vida, se había aburrido en una importante reunión de negocios y se había puesto a pensar en una chica morena de ojos color chocolate, impaciente por volver a hacerla suya. Ya estaba de vuelta en Aura y pronto se llevaría a Vanessa a la cama, se dijo, satisfecho, notando cómo su cuerpo se endurecía solo de pensar en hundirse entre sus suaves muslos.

Vanessa levantó la cabeza y su mirada se cruzó con la de Zac. Se ruborizó a pesar de haber tomado la decisión de hacerse la fría con él. Volvió a bajar la vista al boceto mientras intentaba recuperar la compostura.

Se había creído capaz de comportarse como una amante sofisticada y de disfrutar de una aventura sin importancia, pero la atracción que sentía por él le hacía sentirse como una ingenua adolescente y no como una femme fatale.

Zac: ¿Cómo vas? -le preguntó acercándose para estudiar sus dibujos-. Acabo de hablar con Miley y me ha dicho que casi has terminado el diseño del vestido.

Ness: Sí, hoy hemos avanzado mucho -respondió con el corazón acelerado-. -Como no se sentía capaz de mirarlo, se puso a recoger la mesa de trabajo, en la que estaban extendidos algunos retales y hojas de papel con bocetos-. Mañana empezaremos a pensar en los vestidos de las damas de honor y luego les tomaré las medidas para hacer los patrones de papel…

Dejó de hablar cuando Zac puso la mano debajo de su barbilla y la obligó a mirarlo, y otra ola de calor le inundó las mejillas al ver el sensual brillo de sus ojos.

Zac: Eh -le dijo en voz baja-. No tienes que hacerme un informe. Sé que sabes lo que estás haciendo.

No recordaba cuándo había sido la última vez que había visto ruborizarse a una mujer. Después de la explosiva pasión que habían compartido la noche anterior, no había esperado que Vanessa se comportase con tanta timidez. Estaba acostumbrado a tener amantes que se hacían las coquetas y que empleaban todas sus artes femeninas para mantener su interés, pero Vanessa había admitido que solo había tenido otro encuentro sexual antes de aquel. En comparación con las mujeres con las que solía salir, parecía muy inocente y su vulnerabilidad le estaba calando hondo.

Zac: Miley me ha contado que habéis ido a ver la iglesia esta mañana -le dijo, decidido a calmar a sus hormonas, que le pedían que le hiciese el amor inmediatamente-.

Vanessa asintió.

Ness: Sí, es muy pintoresca -murmuró, pensando en la pequeña capilla de color blanco y con bóveda azul que, según la placa que había en ella, había sido construida en el siglo XIII-.

Detrás de ella había un increíble acantilado y tanto el entorno como el edificio la habían inspirado a la hora de diseñar el vestido de Miley.

Zac: Me preguntaba si te gustaría que te enseñase el resto de Aura. Le pediré a Maria que nos prepare un picnic y nos pararemos en cualquier sitio a comerlo.

Ella lo miró sorprendida y dejó escapar muy despacio el aire que había dejado atrapado en sus pulmones. Nunca antes había tenido una aventura y no tenía ni idea de las normas, pero sí había pensado que Zac solo querría tener sexo con ella. El corazón le dio un vuelco al darse cuenta de que también quería pasar tiempo en su compañía fuera del dormitorio.

Ness: Eso sería estupendo -le respondió sonriendo-. Me encantará terminar de ver tu isla.

Zac: Bien -dijo apartando los ojos del redondeado contorno de sus pechos y resistiendo la tentación de subirla encima de la mesa y devorarla-. Nos veremos abajo en un cuarto de hora.

Luego fue hacia la puerta, en esos quince minutos, aprovecharía para darse una ducha fría.


Zac: ¿Nunca has conducido una motocicleta ni has ido de paquete? -le preguntó un rato después, cuando Vanessa salió de la casa y miró el vehículo con cautela-. No tiene ningún misterio. Pon los brazos alrededor de mi cintura y sujétate fuerte. Veo que voy a tener que enseñarte muchas cosas nuevas -añadió en tono divertido-.

Vanessa volvió a sonrojarse. No había esperado que Zac tuviese también un lado relajado y divertido.

Mientras se subía a la moto detrás de él, reconoció que le sería muy sencillo enamorarse, pero no iba a permitir que su aventura le importase más de la cuenta. Dudó un instante y, al darse cuenta de que no había otra cosa a la que agarrarse, lo abrazó por la cintura y apoyó las manos en sus duros músculos abdominales.

Ir montada en moto, con el aire caliente golpeándole el rostro y haciendo volar su melena, era aterrador y emocionante. Al principio, Vanessa cerró los ojos, pero luego se dio cuenta de que Zac controlaba completamente la situación y tuvo el valor de mirar el paisaje. El estrecho camino que era la única carretera de Aura atravesaba olivares y zonas de densa vegetación, y dejaba a un lado pequeñas calas en las que la arena blanca se encontraba con el agua azul turquesa del mar.

Zac: Aquí hubo un antiguo templo griego -le explicó deteniéndose delante de unas ruinas de piedra-. Debió de ser construido para honrar a alguna diosa de la mitología griega. Aura era la diosa de la brisa y es probable que el nombre de la isla se deba a ella.

Ness: Me fascina la mitología griega -admitió-. Son historias tan maravillosas.

Zac: Si quieres, te prestaré algunos libros. Tengo muchos. Mi padre sabía muchos cuentos y solía contármelos cuando era niño.

El rostro de Zac se ensombreció un momento y Vanessa se dio cuenta de que se había puesto triste.

Ness: Debes de echarlo de menos -le dijo en voz baja. Luego se mordió el labio-. Sé cómo te sientes. Mi madre falleció hace tres años y la echo de menos todos los días.

Él le dedicó una mirada de compasión.

Zac: Lo siento.

La ternura de su voz hizo que a Vanessa se le llenasen los ojos de lágrimas.

Ness: A mamá le habría encantado esto. Es como si en la isla no pasase el tiempo.

Zac: Los arqueólogos de un museo de Atenas piensan que en Aura hay un asentamiento que lleva aquí desde el tercer milenio después de Cristo.

Ness: Es increíble, pensar que hubo personas aquí hace tanto tiempo -comentó mirando a su alrededor-. Me encanta que Aura sea tan natural, tan virgen. Supongo que ahora vas a decirme que tienes planeado construir un hotel, un campo de golf y un parque de atracciones en ella.

Zac se echó a reír.

Zac: De eso nada. A mí también me gusta la belleza natural de Aura y pretendo mantenerla -dijo, mirando a Vanessa con curiosidad-. La mayoría de las mujeres a las que conozco solo querrían venir a Aura si hubiese un hotel de cinco estrellas con balneario, salón de belleza y tiendas.

¿Quería decirle con ello que pensaba que ella no era nada sofisticada? Vanessa estudió la playa desierta a la que habían llegado por un camino que bajaba desde las ruinas y disfrutó de la belleza salvaje del escenario.

Ness: Supongo que no soy como tus otras mujeres -comentó en tono animado-. Para mí, estar aquí sola es como estar en el cielo.

Zac: No estás completamente sola -le recordó con la voz ronca de repente-.

Vanessa sintió un escalofrío y el corazón se le aceleró cuando notó que le acariciaba el pelo.

Zac: ¿Quieres bañarte en el mar?

Ness: No me he puesto el biquini -respondió lamentándolo-.

Zac: No te hace falta. Tal y como has dicho, estamos solos. ¿No has nadado nunca desnuda? -le preguntó en un murmullo, acariciándole la piel con el aliento mientras le quitaba la camiseta por la cabeza y le desabrochaba el sujetador. Sonrió al verla negar con la cabeza-. Ya te he dicho que iba a disfrutar enseñándote muchas cosas nuevas, mi preciosa Vanessa -añadió-.

Cuando reía parecía más joven, casi un muchacho, y sus ojos dejaban de parecer fríos y brillaban de diversión. Cuando el sujetador de Vanessa cayó a la arena, empezaron a mirarla con deseo. Luego bajó las manos a la cremallera de sus pantalones vaqueros.

Zac: El último en entrar al agua es un gallina.

Ness: ¡Eh, eso no es justo!

Mientras intentaba quitarse los ajustados vaqueros, Vanessa pensó que nunca había visto desnudarse a un hombre tan rápido. En realidad, nunca había visto desnudarse a un hombre, y punto. Zac ya iba en dirección a la playa, completamente desnudo, con la piel brillando como bronce pulido bajo el ardiente sol griego.

Su trasero firme y sus poderosos muslos hicieron que Vanessa se sintiese débil, y después de recorrer la playa con la mirada para asegurarse de que estaban solos, se quitó las braguitas y corrió tras de él.

El agua la refrescó.

Ness: No puedo creer que esté haciendo esto -admitió, dando un grito ahogado cuando Zac la agarró por la cintura y la apretó contra su cuerpo excitado-.

Zac: Es estupendo, ¿no? ¿Sentirse libre y desinhibido? -dijo riendo, acariciándole las mejillas sonrojadas-. No puedo creer que te estés ruborizando otra vez.

Se miraron a los ojos y él dejó de reír para inclinar la cabeza y darle un sensual beso que caló a Vanessa hasta el alma.

Cuando la llevó en brazos de vuelta a la arena, a la manta que había tendido en ella, tuvo que admitir que le daba miedo pensar lo fácil que sería enamorarse de él. Pero entonces Zac se arrodilló encima de ella, bloqueando el sol con el cuerpo, y Vanessa lo abrazó con las piernas por la cintura y dejó de pensar.




¿Casarse sin conocerse? Eso me suena XD
Hablo de un programa que hacen aquí, Casados a primera vista (Married at first sight). Seguro que os suena también.

¿Ness embarazada? Ella dice qué no pero puede ser qué sí... Qué será, será... XD

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¡Un besi!


2 comentarios:

Unknown dijo...

Creo que este es uno de los mejores capis que tiene la novela, no queria que termine este capi es tan amor, tan todo! Tan perfecto.
Creo que Zac esta demasiado enamorado de Ness y se le re nota, a Ness igual.
Y si... creo que Ness va a esta embarazada, y espero que Zac se alegre pero creo que si, estaria mas que feliz.
Y esta ultima parte fue muy romantica, ojala me pasara alguna vez que sea asi de romantico... pero solo pasa en las novelas jajaj.

Este capi lo fue todo! Lo ame.
Sube prontoooo :)

Maria jose dijo...

ho ho para mi que estos 2 se van a enamorar
espero que disfruten mucho su presente y no piensen en el futuro
zac es muy romantico. este zac me gusta mucho
sube pronto, esta novela me gusta mucho
he disfrutado mucho estos capitulos

saludos y sube pronto

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