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domingo, 19 de abril de 2015

Capítulo 2


Nada podría haber desconcertado a Vanessa más que el choque de los labios de Zac contra su boca. Llevaba varios segundos conteniendo la respiración, con el corazón incrustado en las costillas, y él seguía profundizando el beso con fuerza.

Pensó en morderlo, pero no podía. Por frustrante y enojoso que le resultara, sentía la necesidad de abrazarlo con fuerza... lo que tampoco podía hacer, atadas aún sus manos.

No había pasión, necesidad ni deseo en aquel beso, pero sí calor; un fuego derretidor que le estaba haciendo hervir la sangre al tiempo que su cabeza le decía que era una idiota. Nunca le había ocurrido algo así y no estaba preparada para defenderse.

La levantó en brazos y se dejó llevar, apoyándose contra la vigorosa pared de su pecho y sujeta por sus potentes brazos. Los dos estaban empapados y era como si sus cuerpos despidieran vapor del calor que sus ropas desprendían. Zac seguía besándola, sin separar los labios ni un segundo, y ella comenzó a disfrutar de su sabor, mareantemente masculino. Emitió un extraño sonido gutural y Vanessa no acertó a distinguir si era un gemido de placer o de disgusto. Luego pasaron una puerta y de pronto, aún perturbada por el beso, él la dejó dentro de una bañera. Al oír que una voz masculina llamaba a Zac, Vanessa despertó de su ensimismamiento. Giró un codo hacia su cara y le golpeó en el labio inferior. Zac maldijo furioso, agarró un calcetín de una bolsa de deportes, se lo metió en la boca y terminó de amordazarla rodeándole la cabeza con una toalla.

Vanessa se retorció colérica y trató de gritar, al tiempo que rezaba porque el calcetín estuviera limpio y planeaba su venganza. Sería una tortura lenta y dolorosa. En esos momentos, su única satisfacción era la sangre que manaba del labio de Zac, el cual, tras limpiársela con el revés de la mano, se dirigió a Vanessa en tono amenazante:

Zac: Me voy a librar enseguida de quien quiera que sea, pero como hagas un solo ruido, te prometo que lo lamentarás.

Le habría gustado enfrentarse a él, pero reconoció aquel tono de voz, era el mismo que sus hermanos empleaban con ella cuando les acababa la paciencia. Y dado qué, por el momento, era Zac quien tenía la sartén por el mango, no le quedaba más remedio que obedecer.

Aunque aún tenía un par de trucos debajo de la manga para el señor Zachary Efron...


**: ¿Estás, sordo o qué? -le preguntó Will Hemsworth cuando Zac le abrió la puerta-. Llevo cinco minutos llamando a la puerta. Además, ¿por qué tenías echado el cerrojo?

Zac: Para librarme de tipos como tú -repuso mirando de reojo hacia el cuarto de baño, convencido de que Vanessa irrumpiría en el salón en cualquier momento-.

Will: ¡Qué calor! -exclamó mientras se dirigía a la nevera-. ¿Tienes alguna cerveza fría?

Genial, pensó Zac. Podía quitarse de en medio sin problemas a cualquier persona menos a Will o a Mike. El día había ido de mal en peor y daba la impresión de que podía acabar nefasto. Aunque también cabía la posibilidad de explicarle que no podía hacerle compañía en ese instante, porque tenía a una mujer atada en la bañera... Seguro que resultaría muy creíble.

Zac: Hemsworth, no vienes en buen momento -le dijo de todos modos, sin cerrar la puerta todavía-.

Casi había dejado de llover, pero la humedad seguía siendo asfixiante.

Will: Estás en el quinto pino, no tienes nada que hacer -arrancó tras soltar una risotada-. Tu mejor amigo se mete un viaje de veinte minutos en medio de un chaparrón para verte, ¿y le dices que no llega en buen momento? Eres un impresentable.

Zac: Hablo en serio -se mesó el cabello, aún humedecido. Vanessa llevaba todo un minuto tranquila, un récord que lo alarmaba-. Estoy un poco ocupado.

Will sacó una botella de la nevera y cerró la puerta con la pierna.

Will: ¿Qué pasa, te he pillado leyendo poesía mística? -bromeó justo antes de dar un largo sorbo de cerveza-. ¡Está riquísima! Por mí no te preocupes, amigo. Yo me siento aquí con la cerveza y tú haz la que te apetezca. Por cierto, te recuerdo lo del esmoquin del jueves por la mañana y la cena del viernes por la noche en casa de Mike, después del ensayo general de la boda.

Zac cerró la puerta de entrada, resignado, mientras Will se desplomaba sobre el sofá.

Zac: Hablando de la boda, ¿no tienes que ayudar a Miley a elegir centros de flores o manteles, o lo que sea?

Will: La estoy ayudando: no meto las narices en nada. Tengo tres horas libres antes de ir a buscar a mi hijo a casa de sus abuelos.

Zac no pudo evitar advertir el orgullo de Will al nombrar a su hijo Charlie. Un hijo de cuya existencia no había tenido noticia hasta pocas semanas antes. Zac no podía creérselo todavía, Will era padre de un niño de cinco años y se iba a casar con la pequeña Miley Cyrus, que ya no era tan pequeña, sino una mujer adulta y despampanante.

Y Mike estaba casado con July Bennet, una rubia preciosa con la que había tenido dos hijos gemelos; un niño y una niña. Realmente la vida daba muchas vueltas.

Gracias a Dios que él no había perdido la cabeza, pensó aliviado.

Will: Oye -lo llamó-, sabes que estás empapado, ¿verdad?

Un ruido proveniente del baño hizo que Will girara la cabeza. Zac se puso tenso. Tenía que librarse de su amigo de inmediato.

Zac: Ardillas -improvisó con seguridad-. Se han hecho un nido en el altillo que hay encima del cuarto de baño. Estaba en el tejado intentando localizarlas cuando estalló la tormenta. Mira, tengo que ir al centro a comprar una rejilla para que no entren más. Te veo en el Pub Tanner dentro de tres cuartos de hora y te invito a unos billares.

Aunque Will tenía dinero para comprarse la sala de billar entera, era inconcebible denegar semejante oferta.

Will: Diez dólares la partida -apostó-.

Zac: Cinco. Lo tomas o lo dejas -repuso consciente de que si aceptaba muy pronto, Will sospecharía algo-.

Will: Hecho -aceptó éste, al tiempo que se levantaba-. Le daré un toque a Mike a ver si puede librarse de July y los críos durante un par de horas... ¿Seguro que son ardillas? -añadió entonces después de oír otro ruido-.

Zac: Puede que se haya colado alguna en el baño -se adelantó a Will, pero se quedó helado al ver que la puerta se abría-.

Vanessa se había quitado los pantalones caqui de camuflaje y llevaba un top blanco y unos vaqueros ajustados que realzaban unas curvas en las que Zac no se había fijado antes. Se había echado el pelo hacia atrás y se había lavado la cara...

¿Cómo demonios se había desatado?

Ness: Zac, cariño, ¿estas ahí? -sonrió radiante-. Me preguntaba por qué tardabas tanto. En fin, me temo que tendremos que dejarlo para otra ocasión. Se me había olvidado que tengo una cita en la ciudad. Ya te llamaré... Ah, tienes compañía.

Will se había quedado boquiabierto al ver a Vanessa. De no ser por lo enfadado que estaba Zac se habría echado a reír de la cara de asombro de su amigo. Que, por otra parte, debía de ser idéntica a la de él mismo.

Ness: Recojo mis cosas y me marcho -se agachó para agarrar su mochila y cuando ya iba hacia la salida, miró a Will fijamente-. ¿Will Hemsworth? -preguntó con idolatría-.

Will asintió con la cabeza, estupefacto, y siguió mirando a Vanessa enmudecido.

Ness: He sido fan tuya durante años -prosiguió al tiempo que le ofreció una mano-. Vanessa Hudgens -se presentó-.

Will: Eh... encantado, señorita Hudgens -acertó a decir tras pestañear dos veces-.

Ness: Llámame Vanessa, por favor -le pidió con voz sensual-.

Zac no podía creerse que aquello estuviera sucediendo. Cinco minutos antes había dejado atada en el baño a una gata furiosa de uñas afiladas y ahora aparecía calmada para coquetear con su amigo.

Ness: Estuve en Bloomfield cuando ganaste el Campeonato Nacional hace tres años -continuó mientras se colocaba la mochila sobre un hombro-. Estuviste fantástico -añadió-.

Como encima le pidiera un autógrafo, pensó Zac, acabaría liándose a tortas con los dos.

Will: Tuve suerte; gracias de todos modos -repuso, el cual parecía haber recobrado la compostura. Lanzó una de las sonrisas que habían iluminado las portadas de tantas revistas y que tan buenos resultados le había dado siempre con las mujeres-. Aunque ya me he retirado. He abierto un taller de motos aquí en Wolf River. Quizá quieras venir a verlo... Zac puede acercarte -añadió sonriente-.

Ness: Gracias -aceptó-. Y por cierto, felicidades por tu boda, Zac no para de hablar del tema.

Will: ¿De verdad? -preguntó mientras miraba a su amigo con las cejas enarcadas, como diciéndole que no lo engañaban y que sabía que los había interrumpido en medio de una tórrida aventura-.

Zac decidió dejarlo que pensara eso, se acercó a Vanessa y le puso las manos sobre sus hombros.

Ésta, con gran disimulo levantó una bota y le pegó un pisotón. Luego se apoyó sobre Zac con naturalidad, el cual se obligó a fingir una sonrisa.

Zac: Nos vemos en Tanner -murmuró mientras aguantaba a duras penas el tacón de la bota de Vanessa-. Antes quiero despedirme de mi amiga.

Ness: Lo siento, cariño. Tengo que irme corriendo -se giró; retorciéndole el pie en el movimiento y le dio un beso en la mejilla-. No quiero llegar tarde a mi cita.

Zac contempló las opciones que  tenia: montar una escena delante de su  amigo o dejarla marchar... nada de lo cual le gustaba.

Ness: Encantada de conocerte -le dijo a Will después de que Zac retirara las manos de sus hombros, camino ya de la salida-.

Will: Lo mismo digo. Ya nos veremos.

Ness: Es posible -replicó para cerrar la puerta a continuación-.

«Es seguro, morenita», pensó Zac. Vanessa no iría muy lejos; había ido hasta allí con algún propósito y, fuera lo que fuera, aún no había terminado.

Zac: No preguntes -le advirtió a Will, el cual, por suerte, tuvo la delicadeza de no insistir-.

Will: ¿Pero la oferta del billar está en pie o no?

Zac: Está en pie -respondió mientras iba hacia su dormitorio a cambiarse de ropa-.

Necesitaba tomarse una cerveza mientras jugaba una partida de billar para despejar un poco su confusa cabeza.


Vanessa observaba los árboles que separaban su casa de la de Zac. Había oscurecido y aunque ella nunca había sido miedosa, no podía evitar sentir cierta ansiedad.

Zac no la había seguido después de que ella se marchara hacía ya una hora, lo que no la extrañaba, pues había oído, a través de la  puerta del baño, la propuesta de ir jugar al billar.

Vanessa sonrió y se imaginó a Zac bebiendo cerveza como si nada, comportándose como si tuviera todo el tiempo del mundo; pero sabía que en realidad, estaría pensando en ella, preguntándose quién demonios sería y por qué lo estaba vigilando.

No tardaría en volver. Estaba segura.

Sintió un cosquilleo en el estómago, mezcla de tensión y deseo. Tenía el cuerpo dolorido de haber estado agachada tras los matorrales tanto tiempo, y el pelo se le había enredado. Necesitaba darse una ducha pero le había dejado un mensaje urgente a Margaret y no quería que ésta llamara y no poder atenderla. Seguro que le gustaría saber lo que había ocurrido esa tarde... aunque prescindiría de contarle ciertos detalles, como que Zac la había atado y besado.

Se llevó los dedos a los labios y recordó el tacto de su boca sobre la de él, el calor de su lengua...

Por supuesto, sabía que solo la había besado para evitar que gritara, pero, de alguna manera, no podía olvidarse del sabor de sus labios, ni del peso de su cuerpo sobre el de ella. Tenía manos fuertes y diestras, experimentadas. Debía reconocer que la había atado con maestría y, aunque odiase admitirlo, sentía respeto por aquel hombre.

Pero no por ello iba a dejarse someter. Vanessa había aprendido a defenderse desde muy pequeña, pues, teniendo cuatro hermanos mayores, no le había quedado otra opción. Solo Andrew, el mayor de todos, de treinta y cinco años, había salido en su defensa en las peleas más violentas y la había consolado en los malos momentos.

El año posterior a la muerte de sus padres había sido el peor para Vanessa; pero Andrew se había hecho cargo de la familia y, a pesar de tener tres hermanos pequeños combativos y una hermana adolescente y rebelde, había logrado que los cinco se mantuvieran más unidos que nunca.

Sintió la necesidad de hablar con Andrew cuya voz profunda siempre la había tranquilizado. Sí, le venía bien serenarse un poco; porque Zac había hecho balancear su estabilidad emocional y su orgullo.

Con todo, a pesar de lo irritada que estaba, sonrió al recordar la cara de asombro de Zac cuando éste la había visto salir del cuarto de baño. Esa cara y el pisotón que le había metido delante de su amigo eran la única compensación a la humillación de haberse visto atada...

¿Por qué lo habría hecho?, se preguntó extrañada. De acuerdo con la información que había reunido, se trataba de un hombre corriente y agradable: tenía un pequeño negocio de telefonía móvil en Washington, había formado parte de las fuerzas armadas durante cuatro años, no tenía mujer ni hijos, vivía en un estudio en Maryland y conducía un Ford...

¿Por qué, entonces, desconfiaba tanto de ella? ¿Por qué había dado por supuesto que lo estaba vigilando?

Zac ocultaba algo, un aire de misterio lo envolvía y, fuese lo que fuese, Vanessa estaba decidida a descubrir el secreto.

Por el momento no podía sino esperar y, mientras tanto, admirar la belleza del paisaje. Por fin había refrescado, una suave brisa soplaba entre los árboles y el croar de las ranas sonaba con armonía de fondo.

Nada que ver con el tráfico, las sirenas, las discusiones a grito del matrimonio que vivía en la casa de al lado en la ciudad...

Finalmente, se arriesgó a darse una ducha rápida. Supuso que Zac tardaría todavía una hora en regresar y le sería más sencillo enfrentarse a él si estaba  limpia y aseada.

De pronto, sonó el teléfono. Se sobresaltó al oírlo, cerró la puerta de casa y corrió a contestar.

Dudaba que un simple cerrojo fuera a detener a Efron, pero tal vez le diera el par de segundos necesarios para reaccionar...

Ness: ¿Diga? -respondió por fin-.

Margaret: ¿Vanessa? -preguntó preocupada-. ¿Estás bien, cariño? Peter y yo estábamos preocupados. ¿Por qué no has llamado antes?

Ness: Estoy bien. Pero me temo que hay un pequeño cambio de planes.


El Pub Tanner estaba oscuro. Un cantante de country actuaba en una esquina llena de humo de tabaco, mientras tres hombres jugaban a una máquina de pinball en la parte trasera del local.

Mike Hannigan tenía un taco de billar agarrado y miraba concentrado la bola blanca.

Will: Por cierto -comentó mientras colocaba su taco en el extremo opuesto de la mesa-, ¿te he dicho que Zac estaba acompañado por una mujer preciosa cuando fui a su casa esta tarde?

Mike se desconcentró y golpeó mal a la bola. Luego miró a Will malhumorado.

Mike: ¿Cómo dices?

Zac apretó su taco e hizo lo posible por no prestar atención a las miradas de sus dos amigos. Había estado esperando algún comentario de ese estilo desde que Mike había llegado media hora antes. Lo único que lo sorprendía era que Will hubiese aguantado tanto... Ahora veía que había estado esperando para hacer fallar a su amigo en el momento clave. Después de todo, cinco dólares eran cinco dólares.

Will: Una mujer -insistió-. Guapísima.

Zac: Cierra el pico, Hemsworth -dijo mientras volvía a poner todas las bolas en el triángulo-.

Mike: ¿Así que es verdad? -intervino-. ¿Quién es?

Zac sabía que no se libraría de ellos sin una respuesta. De hecho, la experiencia le decía que cuanto más evasivo fuera, más curiosidad despertaría en sus amigos.

Zac: No la conocéis. Está de vacaciones, ha alquilado la casa que hay junto a la mía y nos encontramos esta mañana en el lago.

Will: Intentó librarse de mí antes de que ella saliera del baño empapada -le susurró a Mike-.

Mike: ¿Empapada? -repitió intrigado-.

Zac: Nos sorprendió la tormenta. Se estaba secando en el baño, nada más. Estaba totalmente vestida, ¿sí o no? -le preguntó a Will-.

Will: Lo llamó cariño.

Mike: ¿Me estás diciendo que ha llegado hace tres días y ya tienes a una mujer en tu escondite?

Will: Palabra de Boy Scout -aseguró-. Se llama Vanessa Hudgens, es morena, tiene ojos marrones y un cuerpo que...

Zac: Cállate de una vez -lo advirtió-. Para estar a punto de casarte, te has fijado mucho en ella.

Will: ¿Qué quieres? Sale una mujer bonita de tu baño, ¿y pretendes que ni me inmute? Además, era mi obligación, Mike no estaba presente y supuse que querría conocer algún detalle.

Zac: Mike tiene cosas mejores que hacer antes que escuchar tonterías -dijo mientras agarraba el taco, dispuesto a romper-.

Mike: No tengo nada mejor que hacer -corrigió-. July ha salido con Miley para ver los vestidos que llevarán a la boda y se han marchado con los pequeños... ¿De verdad te llamó cariño? -insistió luego-.

Zac: O jugáis o me largo -contestó después de que el triángulo de bolas explotara en todas direcciones-.

Will: Está celoso porque la chica me reconoció -apuntó-. Me dijo que me vio competir en Bloomfield y piensa que soy fantástico.

Zac: Se acabó -tiró el taco sobre la mesa, tan irritado con sus amigos como consigo mismo por seguirles el juego-. Yo sí tengo cosas mejores que hacer que estar perdiendo el tiempo con vosotros.

Will: No hace falta que lo jures, casanova -se burló-. Y no te preocupes, la próxima vez llamaré antes de ir a verte.

La respuesta de Zac fue tan inmediata como grosera. Luego salió del pub y fue hacia el camión que Will le había prestado para las dos semanas de vacaciones.

Apretó el volante con las manos, piso el acelerador a fondo y salió derrapando del aparcamiento. Condujo a toda velocidad por la autopista hasta que, poco a poco, recuperó la calma  y se relajó por primera vez desde su encuentro con Vanessa.

Al acercarse al sendero que se desviaba hacia las casetas del lago, redujo la velocidad hasta desconectar el motor y apagó las luces.

Solo necesitaba una cosa de la señorita Hudgens: la verdad... y no iba a marcharse hasta conocerla.




Diver el capi, ¿no?

¡Bien por Ness! ¡Fue muy lista! Pero aún se tiene que vengar más de Zac, ¡le metió un calcetín en la boca! ¡Qué asco! Al final no se sabe si estaba limpio =S

Espero que os haya gustado el capi.

¡Thank you por los coments y las visitas!

¡Comentad, please!

¡Un besi!


2 comentarios:

Maria jose dijo...

Capitulo muuuuy interesante
Eso del calcetín en la boca me dio cosita
No saber si estaba sucio o limpio jajaja
La novela se ve muy prometedora
Espero el siguiente capítulo con desesperacion
Sube pronto

Saludos

Unknown dijo...

Me encanto este capi.
Se nota que hay química en ellos con ese primer beso.
Ame la actitud de Ness cuando salio del baño y estaba el amigo de Zac.
Me parece que ahora ninguno va a dejar de pensar en el otro.


Sube pronto :)

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