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miércoles, 8 de abril de 2015

Capítulo 9


Vanessa miró a Zac con incredulidad. De todas las sorpresas que se había llevado, aquella era la mayor.

Ness: No puedes estar hablando en serio -le dijo con el corazón acelerado-. No hace falta que tomemos una decisión tan extrema, podemos ser padres sin casarnos.

Zac: ¿De verdad piensas que eso sería lo mejor para nuestros hijos, Vanessa? Pretendo ser un padre de verdad, a tiempo completo.

Ness: Pero un matrimonio sin amor tampoco sería el mejor ambiente para ellos -argumentó-. Y lo sé por experiencia. Vi a mi madre ser infeliz con mi padrastro durante toda mi infancia.

Zac frunció el ceño. Era la primera vez que Vanessa le hablaba de su niñez y le sorprendió que lo hiciese con tanta amargura.

Ness: No quiero casarme contigo.

Zac: ¿Preferirías que nos peleásemos por los niños? ¿Y si en un futuro nos casamos con otras parejas? Tengo que admitir que no soportaría que a mis hijos los criase un padrastro que no los quisiese tanto como voy a quererlos yo, que podría incluso llegar a odiarlos.

Como John la había odiado a ella, pensó Vanessa, palideciendo.

Ness: Eso no ocurrirá. No tengo planeado casarme. Valoro demasiado mi independencia.

Zac: En ese caso, mantenla, pero pagando un precio, porque voy a tener a mis hijos, ya sea a través del matrimonio o de un juez.

Vanessa dio un grito ahogado.

Ness: ¿Estás diciéndome que pedirías la custodia de los mellizos?

Zac: Espero no tener que llegar a eso, que entres en razón y pongas en un segundo lugar lo que queremos para pensar en lo que los niños necesitan más: unos padres comprometidos a criarlos en una unidad familiar estable.

Lo peor de todo era que ella también pensaba que aquello sería lo mejor para los niños.

Ness: Necesito tomar un poco el aire -murmuró, poniéndose en pie y notando que le temblaban las piernas-.

Zac: No quiero que subas a cubierta. Llevas horas sin comer y parece que vas a desmayarte -le dijo agarrándola del brazo para que no subiese las escaleras-.

Ness: ¡Déjame en paz! -le gritó-. Siempre tienes que controlarlo todo, ¿verdad? Todo tiene que ser cómo tú quieres.

Zac: ¡Diablos! Solo intento cuidarte.

Ness: No necesito que me cuiden -le dijo solándose-.

Zac: Eres una testaruda -comentó levantando la mano para pasársela por el pelo-.

Al ver aquel gesto, Vanessa retrocedió, como si tuviese miedo de él.

Zac: ¿Vanessa? ¡Dios mío! ¿Has pensado que iba a pegarte? -La miró fijamente y vio miedo en sus ojos-. Jamás he pegado a una mujer. ¿Acaso te han pegado alguna vez? ¿Quién…?

Ness: No importa -lo interrumpió, que no quería hablar del tema-.

Había recuerdos de su niñez que prefería mantener enterrados.

Zac deseó abrazarla y asegurarle que jamás le haría daño, pero no lo hizo porque supo que Vanessa lo rechazaría.

Zac: Mira… será mejor que comas algo -le dijo en tono amable, para que no lo interpretase como una orden-. Debes de estar muerta de hambre. Los bebés necesitan estar alimentados.

Vanessa pensó que solo le preocupaban los niños, no ella, pero tenía razón. Tenía hambre. Se acercó a la mesa que había al otro lado del salón, donde ya estaba Zac, y se sentó en la silla que este le ofrecía. Casi inmediatamente apareció una camarera para servirles el primer plato, gazpacho.

Zac: Dan me ha hablado de su trabajo como fotógrafo de moda -murmuró cuando la camarera hubo servido el segundo plato, pollo al horno-. Es un tipo interesante. Tengo la impresión de que estáis muy unidos.

Ella supo que estaba intentando hablar de algo que no fuese el embarazo y se lo agradeció.

Ness: Sí -respondió con firmeza. Dan era la única familia que tenía-. Aunque en realidad le apasiona fotografiar la naturaleza. Todos los veranos vamos a algún lugar remoto, donde pasamos horas esperando para poder captar la imagen de algún pájaro o sapo raro.

Dejó de sonreír al pensar que no volvería a acompañarlo.

Un rato después, mientras tomaban el postre, Vanessa se dijo que casi se le había olvidado lo encantador y carismático que era Zac. Había conseguido que estuviesen toda la comida charlando de cosas sin importancia y le había contado que Miley y Will habían vuelto de la luna de miel y se habían instalado en su nueva casa de Atenas.

Zac: ¿Qué te parece si subimos a cubierta ahora? -le preguntó sonriendo-.

Y Vanessa tuvo que recordarse a sí misma que la había amenazado con luchar por la custodia de sus hijos, así que no debía fiarse.

Lo siguió escaleras arriba y respiró hondo al salir a cubierta. El sol de la tarde era cálido y la brisa le apartó el pelo de la cara cuando se apoyó en la barandilla que había en la popa. Zac se acercó a ella y Vanessa aspiró el olor de su aftershave. No quería mirarlo, pero no pudo evitarlo.

Zac: No será un matrimonio sin amor -le dijo en voz baja. Y a Vanessa se le detuvo el corazón un instante, hasta que Zac añadió-: Querremos a nuestros hijos. ¿No te parece suficiente motivo para comprometernos?

Ness: ¿Quieres comprometerte, Zac? -inquirió-. La prensa dice de ti que eres un playboy.

Él se encogió de hombros.

Zac: Mi dinero me ha convertido en el blanco de los paparazzi, pero la mayoría de las historias que cuentan de mí son falsas o exageradas. Admito que no he sido nunca un santo, pero cumpliré los votos del matrimonio. -Antes de que Vanessa se diese cuenta, Zac le había puesto la mano alrededor de la cintura y la estaba abrazando-. En realidad, no será un sacrificio -añadió, mirándola con deseo-. Te deseé nada más verte, Vanessa, y tú también sentiste la química que había entre nosotros. Es evidente que, físicamente, somos compatibles.

A Vanessa su cerebro le dijo que lo apartase, que fuese fuerte y luchase por su independencia, pero su cuerpo la traicionó. Se quedó atrapada en el calor de sus ojos azules y lo vio inclinar la cabeza y no se movió.

Parecía que había pasado una eternidad desde que habían sido amantes en Aura y lo había echado mucho de menos. Separó los labios y permitió que Zac la besase y que profundizase el beso. No obstante, intentó no responder. La había secuestrado y la había amenazado con pedir la custodia de los niños. Tenía que odiarlo. Aunque el objetivo de Zac había sido ser el padre de sus hijos. ¿Cómo iba ella a negarles lo que tanto había deseado tener de niña: un padre que la quisiera?

Como si le hubiese leído el pensamiento, Zac rompió el beso y la miró a los ojos.

Zac: ¿Te casarás conmigo, Vanessa? ¿Permitirás que te proteja a ti y a tus hijos?

Aquellas palabras le llegaron al alma. Estaba segura de que Zac querría a sus hijos y, aunque no la amase a ella, se comprometería.

Ness: Sí -respondió con voz temblorosa-.

Zac la abrazó con fuerza. Vanessa sabía que solo le importaban los bebés, pero se sintió bien entre sus brazos, notando cómo le acariciaba el pelo.

Él se relajó un poco y se sintió aliviado por primera vez desde que se había enterado de que Vanessa estaba embarazada.

La abrazó con fuerza y notó la presión de sus pechos contra el de él, la suavidad de su pelo… y sintió deseo.

Se casaría con ella por los niños, pero tenerla como esposa no sería ningún sacrificio.


Vanessa miró a Zac, que estaba sentado al otro lado de la mesa del desayuno.

Ness: Necesito volver a Londres -le dijo con frustración-. No puedo dirigir Wedding Vanessa desde aquí. Llevamos dos semanas en Aura y aunque Jenny está haciendo todo lo que puede, voy a perder el negocio si no vuelvo al trabajo. Accediste a que continuase dirigiendo mi empresa -le recordó-.

Zac: Y tú accediste a que Jenny se ocupase de Wedding Vanessa hasta la boda -respondió frunciendo el ceño-. Estabas agotada. Necesitabas descansar un par de semanas.

Ness: Ya me encuentro bien -le aseguró-. Y tengo que buscar un local nuevo para el estudio.

Zac: ¿Por qué no consideras otras opciones? No necesitas trabajar. Soy un hombre rico y puedo daros tanto a ti como a los niños una vida llena de lujos.

Ness: ¿Me estás pidiendo que abandone mi negocio?

Zac: No es necesario, pero es evidente que tendrás que trabajar menos hasta que nazcan los mellizos. -Se levantó de la mesa-. Tengo que marcharme. Deja de preocuparte, no es bueno para los bebés. Tienes que relajarte. Lee un libro o algo así.

Pero después de varias semanas en Aura, lo que Vanessa necesitaba era retomar su vida. Necesitaba demostrarle a Zac que estar embarazada no significaba estar inválida y necesitaba recuperar el control de su propia vida.

Más tarde, ese mismo día, Vanessa empezó a desear no haber pedido que la llevasen a Kea. Una vez allí, había tomado un autobús que la había llevado al pueblo más grande de la isla, Ioulida.

Era un lugar pintoresco, de calles estrechas, casas blancas y bonitas tiendas y tabernas. Los coches estaban prohibidos en el centro y Vanessa se sintió como si hubiese retrocedido en el tiempo, pero después de subir tantas escaleras con el calor del medio día, estaba agotada. Se detuvo a tomar un refresco en un bar y luego esperó el autobús que la llevaría de vuelta al puerto.

Mike: ¡Vanessa! ¡Menos mal!

Sorprendida al oír su nombre, se giró y vio a Mike corriendo hacia ella, casi sin aliento.

Ness: ¿Mike… va todo bien?

Él respiró profundamente antes de responder.

Mike: Ahora, sí. Tengo que llamar a Zac para decirle que te he encontrado.

Aquello la confundió.

Ness: No estoy perdida. Y Zac no sabe que estoy aquí.

Mike: No, pero se ha vuelto loco al ver que habías desaparecido. Tenemos que volver a Aura.

Quince minutos más tarde estaban en el puerto, subiendo a la lancha motora de Zac. Mike estaba más callado de lo habitual, y más serio, y cuando se acercaban a Aura, hizo una mueca al ver que un helicóptero los sobrevolaba.

Mike: Ahí está Zac.

Vanessa frunció el ceño.

Ness: ¿Por qué vuelve a casa tan temprano?

Mike: Estaba preocupado por ti -comentó-. Será mejor que vayamos a casa.

Zac salió de la casa en el mismo momento en que ellos llegaban a las puertas del jardín. Bordeó la piscina y avanzó hacia Vanessa. Parecía furioso.

Zac: ¿Dónde demonios estabas? -inquirió-. ¿Por qué te has marchado así, sin decirle a nadie adónde ibas? Estaba muy preocupado…

Mike lo había llamado por teléfono y le había dicho que hacía varias horas que no veían a Vanessa, y que parecía no estar en la isla. El mensaje que le había enviado un rato después, contándole que Stan la había llevado a Kea, no había menguado su preocupación.

Zac: No quiero que vuelvas a hacerlo. Te prohíbo que salgas de Aura sin haberme informado antes.

Ness: ¿Me lo prohíbes? No tienes derecho a prohibirme nada. No eres mi dueño, Zac. Ni siquiera estamos casados todavía y no vas a controlar mi vida. Si es así como vas a tratarme cuando sea tu esposa, he cambiado de idea y no quiero casarme.

Él la agarró del brazo y la fulminó con la mirada.

Zac: No puedes cambiar de idea. No lo permitiré. No pretendo controlarte, pero, en algunas cosas, tendrás que hacerme caso.

Ness: ¿Y si no lo hago? -replicó enfadada-. ¿Utilizarás la fuerza para obligarme a obedecer? Como John. Viví toda la niñez asustada y me niego a volver a vivir así. -Se soltó de él y corrió hacia la casa. Zac la siguió y la obligó a girarse y mirarlo-. Déjame.

Zac: Dios mío, Vanessa, cálmate. -Tenía el rostro manchado de lágrimas y estaba temblando de miedo-. Jamás te haría daño -añadió, dolido porque tuviese miedo de él-. Vamos a sentarnos. Tenemos que hablar. -Fueron hacia las hamacas que había al lado de la piscina y Vanessa se dejó caer en una de ellas. Zac se pasó una mano por el pelo-. ¿Quién es John? Vamos a casarnos. No puede haber secretos entre nosotros.

Ness: Es mi padrastro, aunque crecí pensando que era mi padre. Es complicado -dijo al ver que Zac fruncía el ceño-. Mi madre estaba casada con John, pero tuvo una aventura y se quedó embarazada de mí. John la amenazó con quitarle la custodia de Dan si mamá lo dejaba. Así que se quedó con él y yo crecí pensando que era mi padre.

Zac: ¿Pero te trató mal?

Ella asintió.

Ness: Sí, pero nunca me pegó delante de mamá ni de Dan, y yo tampoco se lo conté. Creía que lo merecía porque no me portaba bien. Aunque, incluso cuando lo intentaba, nunca estaba contento. Y yo no entendía por qué no me quería. Cuando mi madre falleció, hace tres años, John me contó la verdad, que era hija de otro hombre. No hemos vuelto a tener contacto desde el funeral.

Zac: ¿Y tu padre biológico, no tienes relación con él?

Ness: No sé quién es. Mamá nunca me dijo nada. Tal vez tenga una familia por ahí de la que jamás formaré parte. -Apartó la vista de Zac y miró hacia el mar-. Por eso accedí a casarme contigo -susurró-. Quiero que mis bebés crezcan con un padre para que se sientan completos y queridos.

Zac: Eso no lo dudes le aseguró-. Querré a mis hijos como mis padres me quisieron a mí. -Como habría querido a su primer hijo si le hubiesen dado la oportunidad, pensó. Observó a Vanessa y sintió rabia contra su padrastro. Entendió que valorase tanto su independencia y se dio cuenta de que quería que fuese feliz con él-. No quiero controlarte -le dijo en voz baja-. Solo quiero que tanto los bebés como tú estéis bien.

Ness: Supongo que tenía que haberle dicho a alguien adónde iba -admitió-. Solo necesitaba airearme un poco y no pensé que fuese grave marcharme a Kea.

Zac: Nuestra futura boda está ya en todas las revistas y soy un hombre muy rico. Como prometida mía, podrías ser un posible objetivo de bandas de secuestradores -le explicó-. Por eso quiero que me prometas que, a partir de ahora, no irás a ninguna parte sola.

Ness: ¿Por eso eres tan protector con Miley?

Él asintió.

Zac: Tal vez sea demasiado protector, pero cuando viví en Nueva York presencié cosas que jamás olvidaré -le contó, emocionándose. Nunca hablaba de su pasado, pero tenía que intentar explicarle a Vanessa por qué quería controlar todas las situaciones-. Mi padre fue asesinado delante de mí. No pude salvarlo ni protegerlo de una banda que, drogada y con armas, entró a robar en la tienda. Cuando mi padre intentó razonar con ellos, le dispararon.

A Vanessa se le detuvo el corazón al oír aquello.

Ness: Oh, Zac -exclamó, agarrándole la mano-.

Zac: No quiero que pienses en Aura como en una prisión, Vanessa. Quiero que sea tu hogar, donde podremos criar a nuestros hijos en un ambiente seguro.

Ella asintió.

Ness: Ahora lo entiendo. Y me encanta Aura. No me importa estar aquí.

Zac: ¿Significa eso que el problema soy yo? -le preguntó mirándola a los ojos-. Porque no soy como tu padrastro. Te juro que jamás te haría daño.

Se acercó a ella y la besó tan lenta y dulcemente que Vanessa se puso a llorar. Lo abrazó por el cuello y él la levantó para llevarla al dormitorio.

Habían ocupado habitaciones separadas desde que Zac la había llevado a Aura, pero en esos momentos, tumbada en su cama, besándolo, Vanessa deseó hacer el amor con él. Era el padre de sus hijos y tenían un vínculo que los acompañaría durante el resto de sus vidas.

Suspiró de placer y pensó que allí era donde quería estar, entre sus brazos, sintiendo sus besos y sus caricias.

Zac había perdido la cuenta de las noches que había pasado en vela pensando en Vanessa. En esos momentos, la tenía allí.

Pero la situación había cambiado. Vanessa estaba embarazada. Levantó la cabeza y el corazón se le encogió al verla sonreír. De repente, se puso tenso. No quería necesitarla. No quería que significase nada para él. La vida le había enseñado que era más fácil no implicarse para no sufrir.

Vanessa se preguntó por qué Zac se había puesto tenso de repente. Porque había dejado de besarla y no la miraba.

Zac: Debes de estar cansada después del paseo por Kea. Descansa y ya nos veremos en la cena.

Y ella se sintió como si acabase de recibir una bofetada. Tal vez ya no la desease, porque su cuerpo había empezado a cambiar con el embarazo.

Las dudas acerca de la boda volvieron a asaltarla. De repente, el futuro volvía a parecerle terriblemente incierto.




¡Al final se casan! Es que Zac se ha puesto muy pesado XD

¡Solo queda un capi!

Por cierto, os recuerdo que paséis por mi otro blog.

¡Thank you por los coments y las visitas!

¡Comentad, please!

¡Un besi!


2 comentarios:

Maria jose dijo...

Ho ho espero que zac se encuentre bien
Creo que se habrá mas problemas
Esta nove esta buena síguela
Creí que le pasaría algo a vanessa cuando se fue
Y zac repetiría la historia de no tener un
Hijo
Suguela

Saludos

Unknown dijo...

Que capitulo!
Creo que Zac se dio cuenta que la quiere y digamos que se asusto, y la pobre Ness piensa que se fue porque su cuerpo ha cambiado.
Esperó que solucionen ese pequeño detalle y ambos digan que se quieren!

Sube pronto :)

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