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sábado, 25 de abril de 2015

Capítulo 4


Zac: ¿Qué has dicho? -preguntó asombrado-.

Ness: Vamos, siéntate -le pidió-.

Zac: ¿Me estás diciendo que mi abuela, una mujer llamada Margaret Muldoon, te ha mandado encontrarme?

Ness: Por favor... -dijo con paciencia-.

Zac: Eres buena, morenita. Realmente buena -comentó al tiempo que se alejaba de ella-. Por un momento casi me engañas, ahora venga, dime la verdad.

Ness: Te estoy diciendo la verdad -aseguró-. Margaret Muldoon, nacida en Filadelfia, propietaria y ex directora de una empresa multimillonaria, es tu abuela. Y ahora, ¿quieres hacer el favor de sentarte?

Zac obedeció, miró el reloj, se cruzó de brazos y la miró:

Zac: Empieza a hablar.

Ness: Hace treinta y tres años te abandonaron nada más nacer, y en la puerta de la iglesia de San Mateo, en Wolf River, sin que tus padres dejaran ninguna pista con que poder identificarlos. Joseph y Kate Efron te adoptaron a las dos semanas. Tu padre adoptivo viajaba mucho y un domingo, cuando tú tenías nueve años, tanto él como tu madre murieron en un accidente de avión. Tú no los acompañabas ese día porque tenías el sarampión y te habías quedado en casa con una mujer que te cuidaba -arrancó-. Pasaste los siguientes nueve años de una familia adoptiva a otra; hasta que estuviste seis meses en el reformatorio por romperle la nariz a tu profesor de Historia a los trece años.

Zac: Lo que demuestra que soy un hombre violento. Y como no me aclares todo esto pronto, lo vas a comprobar -advirtió-.

Ness: Te enrolaste en la marina dos años después de terminar el instituto. Allí permaneciste cuatro años y luego abriste un pequeño negocio de telefonía móvil en Washington. Nunca te has casado, no tienes hijos reconocidos y alquilas un estudio en Maryland.

Zac: Has investigado mucho, morenita -comentó-. Si no me molestara tanto que hayas metido las narices donde no te importa, hasta estaría impresionado.

Ness: Como digo, soy muy perseverante. Presto mucho atención a los detalles.

Zac también estaba prestando atención a ciertos detalles: como en la humedad de su blusa; que casi se transparentaba, o la manera en que los vaqueros se ajustaban a sus torneadas piernas.

Pero prefería no distraerse en esos momentos. No es que Vanessa hubiera averiguado nada que no pudiese descubrir cualquier persona con un teléfono y un ordenador, pero lo intrigaba saber hasta dónde habían llegado sus investigaciones.

Casi estaba empezando a divertirse. Y es que hacía mucho que no lo sorprendía una mujer. Y más aún que no sentía una atracción como la que ella había despertado en él. Había algo en sus ojos que lo fascinaba: cuando estaba furiosa, brillaban como una llamarada negra, y después del beso, por ejemplo, se habían nublado. Lo malo era que no le había bastado con aquel beso y estaba realizando un esfuerzo sobrehumano para no desnudarla y hacerle el amor allí mismo.

Zac: ¿Que tal si me cuentas algo que no sepa ya yo? -le preguntó por fin-.

Ness: De acuerdo -accedió-. Tu padre, el único hijo de Margaret, era Richard Muldoon. Tu madre, la novia de Richard se llamaba Grace Dawson. Estaban enamorados, pero tu abuelo, Daniel Mudoon, se opuso a la relación. Cuando Grace se quedó embarazada de ti, pensaron en huir juntos, pero un coche atropelló a tu padre y lo mató. Eso fue hace treinta años. Seis meses antes de que nacieras.

No se creía nada de nada. Se preguntó si no sería una prueba de la Agencia para evaluar su reacción o, peor aún, si no la habría enviado otra  organización con quién sabía qué fines.

Zac: Así que mis abuelos sobornaron a Grace para que me abandonara y ahora, treinta años después, les ha entrado un ataque agudo de culpabilidad y quieren recuperarme -comentó con escepticismo-.

Ness: No, Grace desapareció después de que tu padre falleciese. Margaret la buscó, a pesar de que tu abuelo estaba en contra de ella; pero no logró averiguar su paradero. Meses después, Grace le envió una carta en la que le decía que habías muerto durante el parto. Pero Margaret no se lo creyó, te buscó durante años, incluso después de que tu abuelo muriera. Aunque nunca encontró nada que le hiciera concebir esperanzas.

Zac: Hasta que apareciste tú -la miró a los ojos y pensó que si Vanessa estaba mintiendo, era realmente buena-.

Ness: Consulté todas las llamadas que Grace hizo a su familia, amigos y conocidos. Luego rastreé todos los hospitales de Filadelfia para repasar los informes sobre los nacimientos que tuvieron lugar en las dos semanas previas y posteriores al día previsto en que Grace debía dar a luz. Fui analizando y descartando casos hasta que solo me quedó un bebé cuya madre, al parecer, se había registrado con un nombre falso.

Zac: Lo que me convierte en el hijo de Grace automáticamente. Estoy seguro de que es la única madre que se ha registrado con un nombre falso a lo largo de la historia -dijo con sarcasmo-.

Ness: Tras mucho indagar, descubrí que el registro lo había hecho la prima de Grace, Ángela, la cual vive en Ridgeville. Así que fui a verla -prosiguió sin  dejarse afectar por el escepticismo de Zac-. Ángela me dijo que Grace llevaba seis meses viviendo con ella cuando ésta se puso de parto. La llevó al hospital, la registró con un nombre falso y, dos días  más tarde, se marcharon las dos con un bebé de pelo rubio y rebosante de salud.

Zac soltó el aire que llevaba conteniendo en los pulmones varios segundos.

Ness: A la mañana siguiente -continuó-, Ángela llevó a Grace a Wolf River. A primeras horas del 29 de abril, envolvió al bebé en una sábana blanca con pequeñas rosas azules, lo colocó en una cuna y lo dejo a la entrada de la iglesia de San Mateo... Ese bebé eras tu -concluyó, posando una mano sobre un brazo de Zac-.

Éste se quedó paralizado. Era cierto que lo habían dejado en esa iglesia un 29 de abril y en algún lugar perdido, Zac guardaba una sábana blanca con rosas azules...

Nadie había sabido nunca lo de la sábana, aparte del padre MacRoy, que llevaba veinte años muerto. Y lo que sí que solo sabía él era que, debajo de una de las rosas azules, habla dos iniciales grabadas: G. D...

Grace Dawson, comprendió por fin, tras muchos años de preguntarse el nombre qué se ocultaría tras aquellas letras.

Zac: Muy bien, morenita -dijo mientras se ponía de pie, resuelto a no complicarse la vida-. Gracias por la información, pero mañana tengo que madrugar para ir de pesca.

Ness: ¿Cómo puedes marcharte después de lo que acabo de decirte? -preguntó con incredulidad-.

Zac: Está claro que me viene de familia lo de salir corriendo. Dile a Margaret que gracias por preocuparse, pera no me interesa hurgar en el pasado.

Y, sin  más explicaciones, se dio media vuelta y se marchó.


El  lago estaba azul y calmado al día siguiente. Eran las siete de la mañana y el gorjeo de los pájaros y la fragancia de los pinos llenaban la fresca brisa del alba.

Vanessa avanzó por el sendero que unía su caseta con la de Zac, convencida de que si había podido hacer frente a cuatro hermanos mayores, también podría encararlo a él.

Se había pasado la noche en vela, pensando en la reacción de Efron. Habría entendido que se hubiese enfadado porque su madre lo hubiera abandonado; pero no la frialdad con que había encajado la noticia, ni que no hubiera hecho ni una sola pregunta.

Vanessa se detuvo al ver dos bates en el lago. Sabía que uno lo ocupaban un padre que había salido a remar con su hijo; en el otro estaba Zac, dándole la espalda.

**: Buenos días

Se sobresaltó al oír que la saludaban por detrás. Al girarse, se encontró con un hombre moreno, atractivo, el cual rodeaba por a cintura a una bonita pelirroja.

Ness: Buenos días -repuso sonriente.

**: Henry e Isabella Winston -se presentó el hombre por los dos-. Estamos en la segunda caseta.

Ness: Vanessa Hudgens. Caseta cuatro -contestó tras estrechar las manos del matrimonio-. Debéis de ser los recién casados de los que me habló la mujer de la oficina de alquileres.

Isabella: La boda fue hace cuatro días -informó risueñamente-. ¿Verdad que es un sitio estupendo? Henry y yo vivimos en Dallas. Hemos decidido que vendremos aquí todos los años por nuestro aniversario. ¿Verdad que sí, ratoncito?

Henry: Sí, cosita mía.

Ness: Que bien -comentó empalagada por aquel lenguaje tan cursi-.

Isabella: ¿Tú de dónde eres?

Ness: De Filadelfia -respondió sin perder de vista a Zac-.

Isabella: ¡Guau! ¿Y a qué has venido desde tan lejos?

Ness: Estoy intentando superar mi segundo divorcio -mintió-. He estado bastante angustiada desde que mi marido se fugó con mi hermana. Mi terapeuta me recomendó pasar unos días en algún lugar retirado y, aquí estoy.

Isabella: Lo siento mucha -dijo visiblemente incómoda-. En fin, tenemos que marcharnos, ¿no es cierto, pichoncito mío? Ya nos veremos, señorita Hudgens -se despidió después de que Henry asintiera a su esposa-.

Ness: Disfrutad la luna de miel.

Eso del matrimonio estaba bien, pensó mientras la pareja se alejaba. Puede que algún día lo probara... aunque primero tenía que encontrar al hombre adecuado, por supuesto. Y nada de niños, eso lo tenía muy claro.

Se dirigió hacia la caseta de Zac y, al ver que la puerta estaba abierta, entró. Media hora después; cuando él regresó, estaba friendo unas patatas con pimientos verdes.

Ness: Buenos días -lo saludó en tono alegre-.

Zac no respondió. Se limitó a quitarse la chaqueta y a lavarse la cara en la pila de la cocina. Vanessa sintió que el corazón le daba  un vuelco al verlo: esa mañana, con la camisa remangada hasta los codos, tenía pinta de camionero. Y con el pelo enredado y la barba sin afeitar, parecía recién salido de la cama.

Ness: He preparado un poco de café -le comunicó, forzándose a recordar a qué había ido allí-. ¿Te gusta con mucho o poco azúcar?

Zac: Me gusta solo -espetó con doble sentido-.

Ness: Te prometo que me marcharé después de que hayamos hablado -dijo sonriente-.

Zac: Ya hablamos ayer. ¿Es que no entiendes que no estoy interesado en lo que me contaste?

Ness: No puedo irme así, sin más -contestó mientras preparaba unos huevos fritos-. ¿Cómo voy a decirle a Margaret que no quieres verla?

Zac: Muy fácil. Abres la boca y dices: no quiere verte.

Ness: Pero es tu abuela, tu familia.. Tiene que significar algo para ti.

Zac: Mike y Will son mi familia. La única familia que he tenido desde los nueve años. Las únicas personas en las que puedo confiar.

Ness: Al menos dale una oportunidad -insistió mientras ponía los huevos con patatas en la mesa-. Ven conmigo a Filadelfia. Podrías verla y conocer a tu primo Peter también.

Zac: Ni hablar -murmuró mientras masticaba una patata-. No pienso perderme la boda de mi amigo.

Ness: Después de la boda entonces.

Zac: No.

Ness: ¿Qué más te da? Solo será un día.

Zac: No.

Ness: Supongo que Mike y Will podrían convencerte.

Zac: Si alguna vez quiero que se enteren de esto, ya me encargaré de decírselo yo -la advirtió-.

Ness: Está bien, capto el mensaje -suspiró exasperada-. ¿Y cómo les vas a explicar qué hago yo aquí?

Zac: No hay nada que explicar. Mis amigos no se meterán donde no les importa, a diferencia de otras personas. Además, tú te vuelves a Filadelfia.

Ness: No puedo marcharme todavía. Le hice una promesa a Margaret y yo siempre cumplo con mí palabra.

Zac esbozó una ligera sonrisa mientras alzaba la mano y la posaba sobre la barbilla de ella.

Zac: Te voy a hacer yo una promesa -le dijo en un tono cargado de sensualidad-. Voy a salir al lago. Si sigues aquí cuando vuelva, haré algo que los dos queremos y de lo que los dos nos arrepentiremos. ¿Está claro, morenita? Y métete esto en tu cabecita: no voy a ir a Filadelfia ahora ni nunca; así que deja de incordiarme.

Luego se marchó de la caseta y Vanessa exhaló un suspiro. Le temblaba todo el cuerpo, y la barbilla le quemaba todavía del roce de su mano. Por no hablar del ardor con que la había mirado. Sí, más le valía marcharse antes de que regresara y cumpliese con su amenaza...




Yo creo que me hubiera quedado a ver a Zac cumplir su amenaza XD

Lo malo es que no se tomó bien lo de su abuela v.v

Ya veremos que pasa en el próximo capi.

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¡Un besi!


2 comentarios:

Maria jose dijo...

Hahahaha yo igual me hubiera quedado
Para esperar la promesas
Muy buena la novela, espero el siguiente
Capitulo con muchas ansias
Me gusta q Vanessa sea fuere he insistente
Y espero y no le haga caso y se quede a insistir
Sube pronto!!!!

Unknown dijo...

Wow que capitulo.
Creo que Ness quedo muy complicada con esa promesa.
Me encanto el capi de hoy.


Sube prontoo :)

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