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sábado, 2 de noviembre de 2013

Capítulo 11


Poco antes de las siete de la noche siguiente, el escenario estaba preparado para la seducción. Un olor que hacía la boca agua a cualquiera flotaba desde su cocina hasta el salón. El asado estaba en el horno con las patatas. También había calabaza, rollitos de primavera y su especialidad, tarta de chocolate con moka.

Encendió con una cerilla la última vela, sobre la chimenea. Las luces de las velas siempre sentaban bien en un ambiente romántico.

Sopló la cerilla y se volvió para supervisarlo todo. Había colocado la mesa de su abuela, preparada para dos, en el centro de la habitación. Un mantel de encaje heredado vestía la mesa. También había sacado la vajilla de porcelana y la cubertería de plata. Todo estaba listo.

Se miró en el espejo una vez más. Se había comprado el salto de cama de encaje negro y la bata a juego pensando en la reacción de Zac. Si las reacciones que había mostrado en el pasado frente a su lencería no eran falsas, estaba perfectamente equipada para la batalla que se preparaba.

Si Ashley había cumplido con su parte, Zac llegaría en cualquier momento.

Entonces sonó el timbre. Ness rezó una oración en silencio mientras se dirigía a la puerta con cierta flaqueza en las piernas.

Zac se quedó mudo unos instantes cuando abrió la puerta. Entonces se fijó en su aspecto con una mirada ardiente que encendía cada punto en el que se posaba. Pero, finalmente, se extinguió la llama en sus ojos y adoptó una expresión severa.

Zac: Ashley me pidió que me pasara de camino a casa, después del trabajo. Me dijo que tenías algunos libros para ella -entrecerró los ojos-. Pero veo que es un mal momento.

¿Un mal momento?

Había pasado del sonrojo por su mirada a la confusión. Entonces comprendió que Zac no sabía que lo estaba esperando... ¡a él!

Ness: Pasa -lo invitó a entrar-. Iré a buscar los libros.

Cerró la puerta y pareció que su presencia dominaba todo el vestíbulo. También se sintió mortificada porque el aire fresco de la calle había endurecido sus pezones que se transparentaban a través de la tela. Sintió la mirada de Zac como una brasa.

Zac: Yo te sigo -dijo con la voz algo ahogada-.

Ella se volvió y fue hacia el salón. No dejaba de darle vueltas a todo, consciente de que lo tenía detrás. ¿Por qué tenía la sensación de que iba a abalanzarse sobre ella?

Zac: Veo que esperas a alguien -dijo al ver la mesa preparada en el salón-.

Ness: Sí, así es -asintió sin aliento-.

Zac: Espero que no sea Jones -dijo casi en una amenaza-.

Ness: No, no es él.

Zac: Ya sé que no es asunto mío -dijo con cierto esfuerzo-, pero, ¿lo conozco?

Ness: Sí, lo conoces. Y bastante bien.

Zac: No pueden ser ni Alex ni David -apretó los dientes-. Saben que los mataría.

La verdad es que tendría que darle las gracias a Ashley más tarde. Fuera lo que fuera lo que le había dicho a Zac, le había dejado claro que no lo esperaba a él.

Ness: No puedo creer que les hicieras daño a ninguno de los dos.

Zac: Estás evitando la respuesta.

Ness: ¿Quién crees que puede ser, Zac?

Zac: Sé quién me gustaría que fuera, maldita sea -y en dos pasos la tomó en sus brazos y se inclinó para besarla. Ella le devolvió el beso con toda el alma, pese a que las lágrimas le caían a través de las pestañas-. ¡Por Dios, cariño! No llores -sujetó la cara entre sus manos y secó las lágrimas con sus besos-. No llores. No valgo la pena. -Esa ternura logró que el caudal de sus lágrimas aumentara. Zac besó sus mejillas, los ojos y volvió a sus labios-. Vanessa.

Ness: Me has entregado todas las acciones -dijo entre sollozos-.

Zac: ¿Por eso estás llorando? -le dedicó una medio sonrisa-. Cariño, te daría todo lo que me pidieras. Solo tienes que nombrarlo.

Ness: Te quiero a ti -balbuceó llena de dulzura-. Quiero que me ames y que quieras a nuestro hijo.

Zac se quedó parado como si le hubieran golpeado en la cabeza.

Zac: Te quiero -susurró. Sonrió, de pronto, y apoyó la frente en ella-. Me tienes por completo -afirmó-. Desde la médula hasta los huesos.

Ness: Ese es un juego de palabras muy tonto -dijo entre hipidos-.

Zac: Te quiero -y la besó con ternura-.

Ness: Tú -lo miró asombrada-. No es posible.

Zac: ¿Por qué no? -sonrió-.

Ness: Dijiste que habías terminado con todo eso del romanticismo en el amor y que era mucho mejor enfrentarse a todo el tema como si fuera un asunto de negocios.

Zac: Eso hice -apartó un mechón de pelo suelto-. Y fui un idiota. Me diste una lección, cariño. Yo lo tenía planeado al detalle y me cambiaste las tornas. Una vez que salí del embrollo, todo había cambiado. Y quizás estaba aparentando porque estaba desesperado.

Ness: ¿Desesperado?

Zac: Sí, desesperado para detenerte antes de que acudieras a un banco de esperma mientras me preguntaba una y otra vez por qué me importaba tanto.

Ness: ¿Y qué hay de Amber? -preguntó sin remedio-.

Zac: ¿Qué ocurre con ella? -frunció el ceño-. Me hirió en mi orgullo y eso me volvió cínico una temporada. Pero comprendí qué lo que había sentido por ella no se parecía en nada a lo que sentía por ti. Sentí celos cuando te vi charlando con ese idiota de Jones y muchos más cuando te encontré cenando con David.

Ness: Realmente pensaste que David y yo...

Zac: Sí, incluso llegué a pensarlo -se serenó y añadió-. Tendría que haberte dicho la verdad acerca de Construcciones Hudgens...

Ella le tapó la boca con el dedo índice.

Ness: No quiero esas acciones. Comprendí, después de la llamada de tu abogado, que esa compañía no es la mitad de importante de lo que lo eres tú.

Zac: No quería que pensaras que no podías casarte conmigo porque yo era el propietario del negocio de tu padre -asintió-.

Ness: Sí. Ya lo sé y eso es todo para mí. También me has ayudado a darme cuenta de que no tengo que probar nada a nadie.

Zac: Me alegra que lo reconozcas -dijo con la mirada iluminada-. Eres una empresaria, Vanessa. No lo dudes.

Ness: Lloré cuando tu abogado me contó lo de las acciones.

Zac: No esperaba que reaccionaras de ese modo -sacudió la cabeza-. Creo que nunca comprenderé a las mujeres.

¡Era un verdadero cielo! Además de un hombre extraordinariamente atractivo y padre de su futuro hijo. ¿Qué más podía pedirle a la vida?

Ness: No te preocupes. Confío en darte lecciones durante toda la vida.

Zac: ¿En serio? -replicó con una sonrisa-. Creo que ya estoy listo para la primera.

Levantó a Vanessa en brazos y no le quedó más remedio que rodear su cuello mientras se encaminaba hacia el dormitorio, en el piso de arriba.

Ness: El asado... -protestó-.

Zac: ...puede esperar.

Una oleada de calor barrió su cuerpo. Mientras Zac cargaba con ella, hizo un último intento para explicarse.

Ness: Lloré cuando tu abogado me llamó porque tu gesto me hizo pensar que no solo te preocupabas por el bebé. Después comprendí que te quería tanto que la compañía me daba igual. Solo te quería a ti. Entonces decidí seducirte esta noche.

Zac: ¡Gracias a Dios! -exclamó-. Te prometo que seré una presa fácil.

Se quitó la chaqueta y la corbata. Después se tumbó sobre ella en la cama, acariciándole el cuello con una mano y la otra en su muslo.

Ness: ¿Quién se supone que seduce a quién? -preguntó sin aire-.

Zac: ¡Ah, Vanessa! No puedo quitarte las manos de encima.

Ness: Eso fue lo que nos metió en este lío, si no me equivoco -se rió-. El hecho de que ninguno de los dos podía apartar las manos del otro.

Zac le apartó la bata para besarla en el hombro. Sus besos se desplazaron en hilera hasta el cuello y ella movió la cabeza para facilitar la maniobra.

Zac: Tomémonos nuestro tiempo esta vez.

Zac mordisqueó los labios henchidos de Vanessa. Cuando levantó la mano hasta uno de sus pechos, Vanessa cerró los ojos para entregarse al deleite de esa caricia. Tragó saliva en un jadeo mientras el pulgar presionaba la aureola del pezón.

Ness: Ahora estoy algo más sensible -susurró-.

Zac levantó la cabeza para mirarla con el deseo grabado en sus ojos azules.

Zac: Sí, ya lo veo -hizo una pausa-. ¿Podrías permitirme que siguiera con la boca?

Ness: Sí, por favor.

Zac sonrió, complacido ante su entusiasmo, y tiró lentamente del tirante de la prenda hasta que dejó el pecho al descubierto.

Zac: Te estás volviendo más enérgica. Solo espero estar a la altura en la cama y fuera.

Ness: O morir en el intento -se burló recordando la expresión de Zac-.

Zac: Así es -murmuró mientras su boca bajaba al encuentro de su pezón-.

La mano de Zac trepó por su muslo y arrastró el camisón. Ella sintió la erección masculina contra su cuerpo y gimió con dulzura. Cuando despegó la boca de su piel, ella se quitó el otro tirante para que esos labios pudieran dar placer también a su otro pecho. Alcanzó con la mano el punto entre sus piernas y ella separó los muslos para ayudarlo, suspirando cuando colocó la palma de su mano sobre ella y empezó a moverse lentamente en círculos.

Vanessa levantó la camiseta y metió la mano por debajo de la cintura, en la espalda. La mano de Zac en su zona húmeda estaba encendiendo todas las alarmas. Ya era hora de ofrecerle tanto placer como lo que ella recibía.

Y entonces empezó a acariciar con su muslo el bulto de la entrepierna hasta que Zac levantó la cabeza de su pecho y soltó un gruñido.

Zac: Sabes, para alguien que solo ha tenido un par de experiencias en la cama, te desenvuelves francamente bien.

Ness: Llevas demasiada ropa -dijo en tono de burla-.

Zac: Eso lo remedio enseguida.

Se puso de pie y se desabrochó la camisa. Después se quitó la camiseta. Pero, cuando empezó con el cinturón, Vanessa lo detuvo.

Ness: Permíteme.

Zac dejó que le bajara la cremallera. Se quitó los pantalones y, en el proceso, también se descalzó. Entonces volvió a tumbarse y se besaron hasta casi perder el aliento. Era un sueño hecho realidad.

Zac: ¡Dios, cariño, tengo que tenerte!

Esas palabras enviaron un hormigueo a través de sus terminaciones nerviosas. Ambos tenían la facultad de afectar al otro profundamente, pero ella asumió que estaba totalmente entregada a él. Se quitó el salto de cama para fundirse con él.

Ness: Te quiero, Zac -dijo con voz ronca-. Y voy a demostrártelo.

Llevó la mano hasta su erección, lo rodeó y empezó a acariciarla.

Zac cerró los ojos y su respiración se volvió siseante.

Zac: No sé cuánto más podré aguantar de esta demostración -avisó-.

Ella rió con suavidad. ¿Habría imaginado, apenas unos meses antes, que llegaría a tener a Zac literalmente en la palma de su mano?

Zac: ¿Qué es tan gracioso? -preguntó con los ojos abiertos. Ella compartió con él sus pensamientos y Zac fingió que se molestaba-. ¿En serio?

Ness: Solo estaba brom... ¡Oh!

Zac tumbó a Vanessa en la cama. No tardó en quitarle las braguitas negras que llevaba y dibujó un sendero de besos a lo largo de sus pechos y más abajo.

Zac: Ya no puedo esperar, Vanessa.

Ness: Pues no lo hagas -suspiró abriéndose a su paso-. Hazme el amor, Zac.

Zac: Sí, señor.

Zac se frotó contra ella hasta que encontró la entrada. Se deslizó con suavidad con los dientes apretados para sofocar la ansiedad. Resultaba tan estrecho y cálido que le costaba no perder la cabeza.

Vanessa lo rodeó con las piernas y lo ayudó hasta que se enterró en su humedad.

Ness: ¡Oh, Zac!

El grito de placer estuvo a punto de desarmarlo, pero se frenó. Entraba y salía lentamente. Ella representaba todo lo que siempre había deseado. Luchaba para que el clímax se mantuviera en lo alto.

Ness frotó las manos contra la pátina de sudor que perlaba la piel de Zac. Aspiró el aroma masculino de su cuerpo, besó su hombro y frotó los pechos contra su torso. Estaba haciéndola perder el sentido.

Zac tenía los ojos cerrados, la mandíbula apretada, la respiración agitada. Ella se aferró a sus caderas, clavó los dedos en sus costados y le suplicó que fuera más deprisa mientras levantaba las caderas para enfatizar las embestidas. La tensión era casi insoportable.

Zac: Vanessa, cariño, déjame...

Antes de que pudiera terminar la frase, ella encontró la liberación con un grito.

Zac sintió que todo se fundía en negro. El instinto se impuso a la razón y prosiguió las embestidas hasta que el mundo explotó. Se derrumbó sobre ella, satisfecho.

Ness: Te quiero -susurró-.

Zac: No dejes nunca de repetirlo, cariño.




Nada como un buen polvo para hacer las paces... XD XD XD
Enserio, menos mal que ya todo se aclaró y se han dicho todo lo que se tenían que decir.
Solo falta el epílogo, ¡y luego nueva nove!
No sé porqué, pero siempre me emociona empezar nueva nove.

¡Gracias por los coments!
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¡Un besi!


3 comentarios:

Unknown dijo...

AAAAAAAAAAAAAAAAA QUE AMOR!
ME ENCANTO ME ENCANTO!
POR FIN ZAC LE DIGO QUE LA QUERIAAA! AY LLORE!!

DE VERDAD QUE FUE UNA GRAAAAAAAAAAAN NOVELA.

SUBE PRONTO :)

Unknown dijo...

:O Se quieren, se quiereeeeen!!! Tan lindooss los dooooss!!
Y van a tener un bebé hermosoo jaja :D
Ya quiero leer el epílogo!! :D y luego nueva novee!

Síguela pronto: D

Lau B. dijo...

Awww! la calma despues de la tormenta XD!!
Me encanto!!
y me encantan los finales de estas novelas!
EPILOGO!!!!!!!!!!!!! .... por favor =P

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