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sábado, 9 de noviembre de 2013

Capítulo 1


¿Qué ha sido eso?

Ness se despertó sobresaltada y se sentó en la cama. Su corazón palpitaba con fuerza. Todo estaba muy oscuro y por un momento no pudo recordar dónde estaba. Luego se acordó de que se encontraba muy lejos de su hogar, en los Cotswolds; a bordo de La gitana del mar, el yate de su amiga Ash, que se hallaba anclado en una aislada zona del canal.

Era agosto y hacía mucho calor. A pesar de que la ventana del camarote estaba abierta, Ness no tenía la sensación de que entrara el aire; sin embargo no estaba sudando de calor, sino de miedo. Agudizó el oído, segura de que un ruido había interrumpido su pesadilla. Una pesadilla que tenía con frecuencia.

En su sueño, Ness atravesaba una iglesia, vestida de novia, hacia Drew. La embargaba una gran tristeza, pues el interior de la iglesia estaba en penumbra y ella no podía ver a sus familiares y amigos, a quienes parecía cubrirlos una densa bruma. A cada paso que Ness daba, Drew parecía alejarse más y más. Ella extendía los brazos y le suplicaba que no la dejara sola, que no se fuera... y como siempre, se despertaba con el rostro bañado en lágrimas.

La joven se limpió los ojos y escuchó de nuevo. Sí, podía escuchar el mismo ruido. Entonces cogió su pesada linterna. No era una chica nerviosa, pero sabía que estaba en una situación muy delicada, pues se encontraba sola en el barco.

Ness no había esperado pasar esa noche sola, sino en compañía de la hermanastra de Ash. Sin embargo, cuando Ness llegó a La gitana del mar, no encontró a nadie en el yate. Esperó, pero cayó la noche y decidió irse a dormir. Estaba tan cansada debido a su viaje desde el norte de Inglaterra, que no deshizo sus maletas y las dejó junto a la cortina que separaba su camarote de la pequeña cocina. Después se quitó la ropa y, vestida solo con su ropa interior, intentó conciliar el sueño. Como siempre había vivido en la ciudad, la inquietaban todos los ruidos que podían oírse en el campo por la noche, y tardó un poco en relajarse.

Sin embargo, el ruido que escuchó era muy diferente.

El barco se balanceó un poco. Ness pudo ver que había luz en la pequeña cocina y oyó que alguien abría un armario. Pensó que tal vez la hermanastra de Ashley había vuelto... o tal vez se tratase de un ladrón. Ness no recordaba si había cerrado con llave la puerta de la cabina principal, pero ya no podía soportar la incertidumbre; tenía que saber qué estaba sucediendo.

Tomó una bata ligera que estaba al pie de la litera y apartó la cortina con mucho cuidado. Lo que vio la hizo temblar y, ciertamente, no se trataba de la hermanastra de Ashley.

Ness no conocía a la familia adoptiva de Ash. Solo sabía que la madre de su amiga se había casado por segunda vez, hacía pocos años, con un hombre que ya tenía cuatro hijos en edad adulta.

Había un hombre en la cocina; se encontraba de espaldas a Ness y parecía que se estaba preparando la cena. Quizá se tratase de un vagabundo hambriento...

Desde su posición, la joven se dio cuenta de que era muy alto y fornido, y no parecía un vagabundo. Vestía unos vaqueros y una camisa a cuadros de buena calidad, muy limpios. Tenía un espeso cabello claro.

Ness no era ninguna cobarde, pero tampoco imprudente. No sabía qué hacer. Pensó que quizá lo mejor fuera regresar a la cama y esperar a que el intruso se marchara cuando terminara de comer.

Retrocedió con cuidado, pero se olvidó de las maletas que estaban al lado de la cortina. Tropezó con una de ellas y cayó al suelo.

Ness sintió un vuelco en el corazón cuando el desconocido se volvió sobresaltado y abrió la cortina furioso.

**: Dios mío -exclamó atónito, respirando con dificultad-. Por un momento pensé que... -maldijo en voz baja-. ¿Quién demonios eres? ¿Y qué diablos estás haciendo en mi yate?

Ness lo miró fijamente. Sus rasgos eran fuertes y atractivos y la miraba con hostilidad.

Ness no podía ocultarse en el pequeño camarote y empezó a temblar, pues creyó que él tenía intención de atacarla. Sin embargo, después de un instante, la indignación se impuso a su miedo.

Ness: ¿Qué quieres decir con eso de que es tu yate?

**: Pues me parece que he sido muy claro. Y no pareces ser una tonta ni una vagabunda. Pareces una chica culta y educada -la observó de la cabeza a los pies-.

Ness se dio cuenta de que su bata no ocultaba su atractiva figura y con la mano que tenía libre se cubrió mejor los senos.

Ness: No soy una vagabunda -replicó-. Y...

**: ¿Qué pensabas hacer con esa linterna? -inquirió el desconocido-. Sin duda, ibas a darme un golpe en la cabeza -extendió una mano y se la quitó, acercándose más-.

Ness también era alta, pero se sentía pequeña y vulnerable frente a ese hombre. Sin embargo, se enfrentó a él valerosamente.

Ness: No puedes culparme por tener miedo -replicó-. Me despierto en mitad de la noche y descubro que hay un desconocido en mi yate...

Él gruñó con impaciencia y Ness contempló el fuerte y musculoso cuello que revelaba la camisa abierta.

**: Te repito que este yate es mío.

Ness: Y yo no te creo.

**: Pues eso no me importa. Es la verdad. Y espero que me expliques por qué estás aquí.

Ness: Estoy aquí -repuso apartándose un poco de él-, porque aquí voy a vivir durante los siguientes seis meses, por lo menos.

**: Claro que no

Volvió a la cocina y se sirvió un plato de huevos con jamón y tostadas.

Con la boca hecha agua, Ness no perdió detalle de la escena. El día anterior había viajado durante todo el día y solo había comido unos bocadillos; a pesar de ello, no había querido hacer uso de los víveres de la hermanastra de Ash. Pero en ese momento el miedo y el hambre parecían haberla debilitado y tuvo que apoyarse contra la puerta de uno de los armarios.

**: Vamos, no finjas más -el hombre se sentó a la mesa y empezó a comer-. No sé a qué estás jugando, pero...

Ness: No es un juego -aseguró desesperada-.

Ese desconocido la intimidaba menos ahora que se había sentado, pero Ness no sabía qué hacer; se sentía muy vulnerable e inquieta y los ojos se le llenaron de lágrimas. Los últimos meses de su vida habían sido horribles. El día anterior apenas había comenzado a creer que tal vez lograría sobreponerse a los golpes recibidos y empezar a reconstruir su vida, lejos de Drew, en ese sitio apartado y seguro...

Pero en ese momento ya no se sentía segura debido a la presencia de ese hombre fornido y prepotente al que ya había empezado a detestar.

**: No empieces a llorar -el intruso la miraba con detenimiento-. Eso no te llevará a ninguna parte -le advirtió con cinismo-. Me conozco todos los trucos de las mujeres, te lo aseguro. Y soy particularmente inmune a las «lágrimas de cocodrilo».

Al escuchar esas palabras, Ness ya no sintió deseo alguno de llorar. La furia la invadió. ¿Quién era él para hablarle de esa forma? ¿Quién era ese desconocido?

Ness: Eres un hombre grosero y sin sentimientos -le espetó-. Y tengo todo el derecho del mundo a estar aquí -le informó-. He pagado el alquiler de los próximos seis meses. Pregúntaselo a la hermanastra de Ash si no me crees. Vamos a compartir este yate.

Él se detuvo cuando se llevaba un bocado a la boca. Parecía sorprendido por algo que la chica había dicho. Bajó el tenedor al plato con lentitud.

**: Ahora sé que mientes -declaró sombrío-. Al principio estaba dispuesto a creer que habías cometido un verdadero error... te habías confundido de yate.

Ness: No me he equivocado de yate. La llave...

**: Sí, la llave -se puso de pie y se le acercó-. Me gustaría saber dónde la conseguiste.

Ness dio un respingo y trató de alejarse, pero no podía ir a ninguna parte. Nunca había conocido a un hombre que la trastornara de ese modo. No obstante, alzó la barbilla y lo miró desafiante.

Ness: Una amiga me la dio, aunque por supuesto eso no te importa, pues...

**: ¿Qué dices? -se burló-. ¿No tienes la menor idea de quién soy, verdad?

Ness: No, y tampoco me interesa saber...

**: Soy Zac, amigo de Ashley -la interrumpió y vio que negaba con la cabeza-. Pues sí. Me llamo Zachary; pero mis amigos me llaman Zac y yo no te conozco. ¿Acaso esto es un intento de seducción? -inquirió con suspicacia-. ¿Alguien te pagó para que me montaras esta escena? -de nuevo contempló la fina bata-. ¿Qué ganas con todo esto?

Ness: No estoy tratando de seducirte -aclaró indignada-. ¿Para qué habría yo de querer algo semejante? ¿Te consideras un símbolo sexual? -Vio que fruncía el ceño, molesto; entonces añadió rápidamente-: Mira, solo quiero que aclaremos esto. Ash me dijo que...

Zac: ¡Ah! -se relajó visiblemente-. ¡Ashley! Ahora lo comprendo todo.

Ness deseó poder decir lo mismo. Al principio le había parecido una idea maravillosa abandonar su ciudad natal, el escenario de sus desgracias, y solicitar el trabajo que Ash había dejado, además de irse a vivir a donde su amiga había vivido.


Ness: Pero yo no puedo permitirme el lujo de... -había protestado cuando Ash le hizo el ofrecimiento-.

Ash: Ya pagué el alquiler de los próximos meses -le aseguró-. Lo hice antes de saber que dejaría mi empleo actual. Si consigues mi puesto, podrás vivir donde yo lo hago hasta que decidas otra cosa -debido a que conocía la situación financiera de Ness, añadió-: Y no te atrevas a sugerir que me devolverás ese dinero. Es una nimiedad. Yo... Alguien me hizo un regalo especial.

Ness supuso que ese alguien debió de haber sido un novio de Ash. En ese momento, al conocer a Zachary, la joven confirmó sus sospechas. Ashley siempre estaba rodeada de amigos que la adoraban y que le hacían toda clase de regalos, pero hasta ese momento no había tomado a ninguno de ellos en serio. Si tan solo Ness hubiera tenido la sensatez de imitarla y no hacerle caso a Drew...

Ness tuvo suerte. A pesar de que había tres candidatas más para el puesto de Ash, ella consiguió el empleo. Dos semanas después de ser aceptada, se dirigió a Little Kirkton. Aunque le entristecía dejar a su familia, por otro lado estaba entusiasmada por empezar una nueva vida en otra ciudad y con un empleo distinto.

Cuando aceptó la sugerencia de Ash, no imaginó que la chica viviera en un yate, y además tan pequeño y estrecho. Ness simplemente había supuesto que Ash vivía en un apartamento...

Y por lo visto, había supuesto demasiadas cosas. Tal vez Ash también había omitido decirle muchas cosas de manera deliberada... Pero, ¿por qué habría hecho eso? Ash había ido a ver a Ness al yate el mismo día en que ella se iba a Scillies para empezar a trabajar en un nuevo empleo, y le había entregado la llave de la cabina.

Ash: Espero que seas tan feliz como yo lo fui aquí -le deseó con cariño-.

Ness la acompañó a la estación de tren, donde Ash le dijo, como si no tuviera mayor importancia, que no vivía sola en el yate. Cuando el tren empezó a avanzar con Ashley a bordo, Ness tuvo que correr por el andén.

Ness: Ash, ¿por qué no me lo dijiste antes? -inquirió-. Espero que le hayas dicho a tu compañera quién soy yo. ¿Cómo se llama ella? ¿Y si no nos entendemos?

El tren avanzó con más rapidez y Ash solo pudo gritarle a Ness.

Ash: No te preocupes, Zoe es de la familia. Zoe siempre cae bien a todo el mundo.

Ness se dijo que ella no tenía la culpa de haber confundido «Zoe» con «Zac», puesto que Ash se lo comunicó en el último momento, deprisa y corriendo.


Zachary volvió a sentarse. Ness también se sentó; pues las piernas le temblaban.

Zac: No saques todas tus cosas de las maletas -le aconsejó-. Te irás muy pronto de aquí.

Ness: No tengo a dónde ir...

Zac: Qué lástima -comentó sin ninguna simpatía y eso irritó a la chica-.

Ness: Siempre pensé que Ash sabía juzgar a las personas... Ella dijo que le caías bien a todo el mundo, pero te aseguro que a mí no me agradas.

Sabía que no estaba intercediendo a su favor, sin embargo, se sentía un poco mejor al desahogar su ira.

Zac: ¿Hace mucho que conoces a Ashley? -inquirió nada conmovido-.

Ness: Toda la vida -suspiró-. Fuimos juntas a la escuela.

Vanessa Hudgens y Ashley Tisdale tenían once años cuando se conocieron en un internado en el norte de Gales. De eso hacía más de doce años, cuando la familia de Ness gozaba de una mejor situación financiera. Más tarde, las dos chicas estudiaron veterinaria en la misma universidad. Luego la vida profesional las separó, pero se mantenían en contacto por teléfono o se escribían con frecuencia para no perder su amistad.

Zac: ¿Amigas de la escuela, eh? -parecía más interesado en ese momento-. Solo por curiosidad, ¿cómo te llamas?

Ness: Ness. Bueno, así me llaman todos. Mi nombre completo es Vanessa Hudgens.

Zac: ¡Ness! -exclamó con impaciencia-. De manera que tú eres Ness. Debí suponerlo... Esa astuta mujer... Cuando vuelva a verla... -como había terminado de cenar, fue a lavar los platos, luego llenó de agua la cafetera-. Ashley me dejó un mensaje en el contestador en el que me decía que iba a pedirle a un colega suyo que se quedara aquí durante un par de semanas. Pero no me especificó que eras una chica... como tampoco te contó a ti quién era yo.

Ness: Aquí no tienes un contestador telefónico -miró a su alrededor-.

Zac: Claro que no. Lo tengo en casa. ¿Crees que vivo siempre aquí? -inquirió con desprecio-.

Ness recordó la nota de Ash que encontró al entrar en el yate:

Bienvenida a «La gitana del mar». Espero que me perdones los pequeños engaños de los que te he hecho víctima. Créeme, todo lo hice pensando en tu bien. A propósito, la cabina principal con la cama grande es de Zac. Pero Zac no está aquí todo el tiempo, así que casi siempre tendrás el barco para ti sola.

En ese momento, Ness, entendió el significado de esa nota.

Ness: ¿Cómo es que Ash compartía ese bote contigo? ¿Eres su novio?

La joven nunca habría sospechado que su amiga Ash tuviera una relación realmente seria con un hombre, a pesar de que tenía muchos amigos.

Zachary se echó a reír. Parecía divertirse mucho, pero Ness no se sentía con humor para bromas. Lo miró con enfado y él rió aún más.

Ness: ¿Qué es lo que te parece tan gracioso? -se molestó-.

Zac: Tú. Es cómico que pienses que soy el novio de Ash. No sabes nada de mí. Ashley nos ha gastado una broma a los dos. Además de que soy algo más mayor que ella, Ash es mi hermanastra.

Ness sabía que en la nueva familia de Ash había dos chicos, David y Alex. Su amiga también le había mencionado que tenía un hermanastro mayor, pero Ness no recordaba que su nombre fuera Zachary.

Ness: ¿Eres el hermanastro de Ash? -dudó-. ¿El mayor?

Zac: Tienes una admirable capacidad de deducción -asintió-.

Ness: El sarcasmo es la forma más vil de inteligencia -señaló con desprecio-. Y de todos modos sigo sin entender por qué creyó Ash que tú me caerías bien.

Zac: A Ash todo el mundo le cae bien; tiene un carácter generoso y confiado.

Ness: A diferencia de ti -repuso-. Y no es cierto que a Ash le caiga bien todo el mundo. Mi novio no le agradaba en absoluto.


Ash: Drew Seeley es un hombre egoísta -le había comentado-. Y siempre le interesó mucho el dinero, incluso cuando apenas era un niño. No me sorprende que su nueva novia sea rica. Es una lástima que te hayas relacionado con un tipo semejante. Con tu experiencia y formación profesional, habrías podido conseguir un mejor empleo con un mejor salario. Pero no, Drew te convenció de que trabajaras para él. Claro, él sabía que serías una excelente veterinaria, mucho mejor de lo que él podrá serlo jamás. Y además, no dejaba de impartirte órdenes como si fueras...

Ness trató de protestar, pero luego se dio cuenta de que su amiga tenía razón y de que, en el fondo, ella misma había empezado a resentirse del trato de Drew, incluso antes de que terminara su noviazgo con él.

Ash: Y ahora ese hijo de perra te ha dejado. Ness, créeme, estás mejor sin él.


Ness: El problema es que tengo que seguir trabajando para él. No puedo permitirme el lujo de renunciar a mi empleo.

Zac: ¿Tienes novio? -parecía satisfecho-. Bueno, eso me tranquiliza bastante. -Ness lo miró sin comprender-. Eso significa que Ashley, que es una celestina empedernida, no está tramando nada, como es su costumbre. Es decir, que todo esto no es una escena de futura seducción.

Ness: Debes de tener una opinión muy exagerada de ti mismo si piensas que todas las mujeres que conoces quieren seducirte -protestó-. Personalmente, yo no haría nada semejante, aunque fueras el último hombre sobre la tierra.

Zac: Qué bien. Me alegra oírlo. Y ahora que sabemos quiénes somos, será mejor que vayas por tus cosas.

Ness: ¿Vas a echarme de aquí? -no podía creerlo-. ¿Aunque sea la amiga de Ash? ¿A esta hora de la noche...? Acabo de decirte que...

Zac: Querida, debes de ser tan ingenua como mi hermanastra, si crees que voy a compartir este pequeño barco contigo. Además del hecho de que utilizo este lugar para un propósito específico que requiere mucha intimidad, tranquilidad y paz, esta situación podría provocar una serie de malos entendidos. La gente podría pensar que...

Ness: Ay, no me digas que eres tan anticuado -comentó-. Jamás lo habría creído de un familiar de Ash. En esta época, ya nadie ve mal que un hombre y una mujer compartan un apartamento.

Zac: Tal vez no lo hayas notado, pero esto no es un apartamento, Ash y yo no somos verdaderos hermanos y tampoco soy anticuado. Pero no quiero que tu novio venga aquí a vengarse de mí -hizo una pausa y sonrió con satisfacción-. Y dudo mucho que a Bianca le guste que vivas aquí también.

Ness: ¿Bianca? -cuando entró en el barco el día anterior, había visto unas fotografías en la cabina principal; se trataba de retratos de una mujer preciosa y morena, unos tres años mayor que Ness. Pero también parecía una mujer dura. Era obvio que se trataba de la novia de Zachary Efron-. ¿Ella es Bianca? -señaló una de las fotos-.

Zac: Bianca... -hizo una mueca extraña-. Sí, como ve¬rás...

Ness: Sí, entiendo, pero...

Zac: No hay «pero» que valga. Mira -se pasó una mano por el cabello-, no soy ningún desalmado. Puedes quedarte hasta mañana. Entonces te irás.

Ness: ¿A dónde?

Zac: ¿Y cómo demonios puedo saberlo yo? -se irritó-. Debe de haber algún sitio a donde puedas ir. ¿Tienes que vivir por aquí?

Ness: Sí, he venido a sustituir a Ash en su antiguo empleo, en la clínica veterinaria de Little Kirkton. Tal vez allí haya apartamentos en alquiler, pero no puedo permitirme ese lujo. Por esa razón Ash...

Zac: Te prometo que la mataré -maldijo exasperado-. ¿Por qué no puedes pagar un alquiler? Yo pensaba que los veterinarios ganaban un buen sueldo. A Ashley no le iba mal...

Ness: Tienes razón, es un buen sueldo cuando no tienes a nadie que dependa de ti. Ash no tiene que mantener a una madre y a dos hermanos.

Zac: ¿Y tú sí? ¿Por qué?

Ness: Porque mi padre nos abandonó hace diez años, cuando mis hermanos gemelos apenas tenían seis años. Perdimos la casa, pues mi madre ya no podía permitirse el lujo de vivir allí... y tuvimos que mudarnos a una casa mucho más pequeña. Mi madre no puede trabajar en un empleo a tiempo completo y yo...

Zac: ¡Basta ya! -exclamó con tono seco-. Ya entiendo. Lamento que hayas tenido una vida tan dura.

Por lo menos parecía sincero y eso despertó las esperanzas de Ness.

Ness: Entonces, ¿me dejarás...?

Zac: ¡No! -gritó-. Ya te lo he dicho. No puede ser.

Ness: A ti no te importó compartir el yate con Ash -señaló-. Como has dicho, en realidad no sois verdaderos parientes. La gente también podría pensar que...

Zac Claro que no -la interrumpió-. Parientes o no, considero a Ashley como mi hermana y nada más. Me molestaría mucho que alguien imaginara otra cosa.

Ness: De acuerdo. Y, claro, también tienes que tener en cuenta a Bianca, pero si le explicas que...

Zac: No, no puedo hacer eso.

Ness: ¿Quieres decir que ella no confía en ti? -lo desafió irritada por la complaciente expresión de ese hombre-.

Detestaba a los individuos que mostraban tanta seguridad en sí mismos...

Zac: No se trata de eso -declaró-. Mira, aparte de eso, no quiero que nadie esté aquí. Aprecio demasiado mi soledad.

Ness: Entonces eres muy egoísta -se molestó-. Acabas de decirme que no vives aquí todo el tiempo. Tienes dos hogares. Y piensas echarme cuando yo no tengo a dónde ir -los ojos se le inundaron de lágrimas y se volvió para que Zac no las viera-. Me voy a dormir. Si quieres echarme mañana, tendrás que sacarme a empujones, porque yo no pienso irme de aquí por mi propia voluntad. Ash dijo que te había pagado el alquiler de seis meses. Dijo que yo podía sustituirla aquí y disfrutar del alojamiento porque ya estaba pagado.

Se volvió, regresó a su cabina y cerró la cortina con fuerza. Supuso que Zachary la seguiría para seguir discutiendo, pero no fue así.

Seguía haciendo mucho calor, de modo que Ness se quitó la bata y se acostó en la cama. Pensó que tal vez su nuevo jefe pudiera recomendarle un lugar barato dónde vivir, pero jamás lo sería tanto como el alojamiento de ese yate, que era gratis. Ness contaba con esos seis meses de no pagar alquiler para ahorrar algo de dinero, con el cual esperaba algún día comprarse un coche. La chica sabía conducir, y de hecho utilizaba la ambulancia de la clínica veterinaria, pero nunca había podido ahorrar gran cosa, pues además de darle dinero a su madre para los gastos de la casa, le ayudaba a comprarles ropa y zapatos a sus dos hermanos.

Se había puesto muy contenta al saber que iba a vivir en un yate durante seis meses. Le parecía algo muy romántico, además de que el barco era muy bonito. Las paredes de madera tenían dibujos en colores brillantes de castillos, corazones, rosas y diamantes. En la cabina principal había una estufa y una cama grande oculta detrás de una cortina. Las puertas de los armarios de la cocina se volcaban para hacer las veces de mesa. Era obvio que todo estaba limpio y bien cuidado.

Pero en ese momento, al parecer, ya no iba a vivir allí. Maldijo a Zachary Efron; era un hombre arrogante y egoísta, y Ness lo odiaba. Ese hombre la inquietaba mucho, aunque no sabía por qué.

La joven permaneció despierta durante mucho tiempo y al fin se quedó dormida. Ness pensó que eso también formaba parte de su pesadilla.


Ness: No, Drew, no lo hagas. ¡Por favor, no me hagas esto! Te quiero... -fue despertándose poco a poco-.

Estaba temblando y tenía el rostro bañado en lágrimas una vez más. La luz de la cabina estaba encendida y se dio cuenta de que Zac se encontraba muy cerca de ella, tan cerca que la chica advirtió que tenía la barba muy cerrada y pensó inconscientemente que él debía de afeitarse más de una vez al día...

Zac: ¿Qué demonios te pasa? -inquirió-. ¿Quieres que mis vecinos piensen que te estoy violando o algo así?

Ness: ¿Qué... yo...? -se sentó confusa-.

Zachary solo estaba vestido con los pantalones cortos de su pijama. Su pecho desnudo estaba ligeramente cubierto de un vello oscuro. La joven se dio cuenta de que estaba a solas con un hombre fornido y muy masculino. Se sintió amenazada por él...

Zac se apartó, como si percibiera el miedo de la joven.

Zac: Estabas gritando como una loca, de modo que tuve que venir a despertarte...

Ness: Entiendo -se recostó en las almohadas-. Creí que... Lo siento, he estado muy intranquila últimamente.

Zac: Eso parece. A juzgar por tus palabras y acciones, se trata de un tipo llamado Drew, el cual debe de ser un sádico. Llorabas por él y sin embargo le decías que le querías -añadió con desprecio-. Bueno, dicen que en cuestión de gustos no hay nada escrito.

Ness: Él no... -de pronto recordó que Zac prefería creer que ella aún era novia de Drew, de modo que no le contó la verdad-. Él no es un sádico. Bueno, los sueños no siempre son lógicos.

Zac: Ja -se burló-. Menos mal que no vamos a compartir este barco si es que tienes la costumbre de estar siempre medio desnuda -la miró con detenimiento y Ness se cubrió con la bata, aunque ya era demasiado tarde-. Ya no es necesario. Ya he visto todo lo que había que ver y, a menos que esto solo sea una treta para llamar mi atención, te aconsejo que tengas más cuidado en el futuro.

Ness: No es una artimaña como tú piensas -apretó los dientes-. Y, según tú, no habrá un futuro. Además, supuse que eras inmune al resto de las mujeres puesto que ya tienes una...

Zac: Es cierto que estoy comprometido, pero también soy un hombre normal capaz de sentirse tentado por una mujer deseable. Y te aseguro que no tengo la menor intención de sucumbir a esa tentación.

Ness se sonrojó al darse cuenta de que Zachary le había insinuado que ella le parecía deseable.

Ness: Está bien, ya lo he entendido -replicó-. No lo hice con intención de molestarte. Y si no hubieras entrado aquí no habrías visto...

Zac: Estabas gritando -le recordó-. Yo solo actué de manera humanitaria...

Ness: ¡Humanitaria! -gruñó-. ¿Acaso eres el mismo hombre que me amenazó con echarme a la calle?

Zac: No voy a volver a discutir sobre eso -se dispuso a alejarse, enfadado-. ¿Crees que ahora ya vas a estar bien? -inquirió antes de correr la cortina-.

Ness: Sí, gracias.

De inmediato se dijo que no tenía por qué darle las gracias.

Estaba segura de que había vuelto a sufrir esa pesadilla debido a la preocupación que la embargó al saber que Zachary tenía la intención de echarla del yate.

Zac: Bueno, buenas noches -se despidió y se fue-.

Buenas noches... Eran las cuatro de la mañana y Ness se dio cuenta de que solo le quedaban dos o tres horas más antes de que Zachary la obligara a marcharse. Apagó la luz, segura de que ya no podría conciliar el sueño.

Esa vez lo que soñó fue algo totalmente diferente. Era un sueño cálido y alentador. De nuevo, Ness estaba vestida de blanco y caminaba por el largo pasillo de una iglesia. Pero en ese momento el interior estaba iluminado por la luz del sol y podía oírse una música de órgano. La luz daba de lleno en su futuro esposo, de modo que Ness no podía verle la cara. Sin embargo, cuando él abrió los brazos y ella se acercó, la chica comprendió que era muy feliz. Al fin estuvo lo suficientemente cerca de él como para verle el rostro.

No era Drew, sino Zachary Efron. Estaba muy guapo y su gesto no era de exasperación, sino de alegría. Era un hombre amable y cariñoso que estaba enamorado de ella.

Ness sintió que el sueño terminaba y se esforzó por retenerlo. Quería que él la abrazara, que la besara y acariciara...

La chica se sentó en la cama. Ya estaba totalmente despierta, pero aún recordaba el sueño. ¡Qué sueño tan absurdo y ridículo! ¡Y con Zac, el hombre que más le desagradaba!

La noche anterior le había dicho a Zac que los sueños no eran lógicos, pero de todos modos se sintió incómoda. No quería enfrentarse a ese hombre cuando los detalles de aquel sueño aún estaban frescos en su mente.

De pronto, pensó en otro problema. ¿Cómo iba a bañarse y vestirse? Al recordar el pequeño baño, se dijo que allí no podría tener ninguna intimidad. El día anterior, cuando vio el yate por primera vez, pensó que iba a necesitar mucho tacto para compartirlo con otra persona. Había muy poco espacio, y aún sería más difícil tratándose de dos personas que no se conocían. Entonces Ness estuvo de acuerdo con Zac. Le resultaría imposible convivir en un sitio tan reducido con un hombre... y sobre todo con un hombre tan varonil. Se estremeció al recordar el momento en que se despertó y lo vio tan cerca de ella que sintió un vuelco en el estómago. Zac tenía rasgos fuertes y atractivos, pero además poseía algo que... que... Ness tragó saliva.

«Tonterías», se dijo molesta. Se sentía avergonzada por haber soñado con él. En cuanto volviera a verlo, la anterior hostilidad surgiría de nuevo entre ambos. Ness pensó con cierto resentimiento que, si los dos hubieran estado dispuestos a hacer concesiones, quizás habrían logrado compartir La gitana del mar.

Se puso la bata, se la ató con fuerza y se asomó a la cocina. Zac no estaba. Ness vio que había una puerta con cerrojo que separaba la cabina principal del baño y la cocina. Corrió el cerrojo y fue a buscar sus artículos de tocador. Pensó que, en el caso de que hubiera tenido que permanecer más tiempo en el barco, le habría sido necesario saber cómo se las arreglarían para compartir el baño. Pero, al fin y al cabo, Ness ya no tendría ese problema.

Al lavarse la cara, se dio cuenta de que el barco se balanceaba con fuerza, no con el suave vaivén que la noche anterior la había arrullado. De pronto la embarcación chocó contra un objeto sólido, lo cual hizo que se tambalearan las cosas que estaban en las repisas de la cocina. Ness terminó de lavarse, se vistió con rapidez y salió a averiguar qué estaba sucediendo.

Al salir de la cabina principal y mirar a su alrededor, descubrió que el barco había cambiado de posición. No vio la larga hilera de embarcaciones del día anterior, sino un muro muy alto y húmedo. La gitana del mar se encontraba en una presa.

Ness: ¿A qué demonios estás jugando? -le gritó a Zac, que estaba al timón-. ¿En dónde estamos?




No ha empezado bien la cosa... =S
Pero ya sabéis que los polos opuestos se atraen... Solo hay que saber cómo ;)

¡Gracias por los coments!

La nove tiene 8 capis largos.

¡Comentad!
¡Un besi!


3 comentarios:

Unknown dijo...

FUA... QUE CAPITULO!
EMPEZAMOS CON EL PIE EQUIVOCADO ME PARECE.


ESPERO QUE PUEDAN ARREGLAR ESOS PROBLEMAS.

SUBE PRONTO

Natasha dijo...

ME ENCANTOOOO *me siento mal de no comentar siempre* pero me encanta, amo las historias donde empiezand odiandose, y al final cuando se aman estoy como "aaaawww recuerdan cuando se odiaban a muerte? que dulce epoca" xDDD TIENES QUE SEGUIRLA! EN SERIO ME ENCANTA!!!

Lau B. dijo...

Okay... estoy algo confundida
pero es mas que obvio que Ashley no le agrada la novia de Zac asi como tampoco le agradaba Drew!
Ashley se deberia ganar un premio por Match maker XD

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