Como Ashley confiaba en ella -y de todas formas iba a cambiar las cosas de sitio-, Vanessa organizó la nueva cocina de su amiga. Le encantaba aquel espacio bien ordenado, bien equipado, y todo nuevo, nuevo, nuevo.
Ness: ¡Qué divertido! -aún no se había quitado los vaqueros ni la camiseta de faena, colocaba radiante la cubertería en el organizador del cajón-. Lo que se está perdiendo Claire.
Ash: Los niños atan -gritó desde el baño mientras guardaba el maquillaje-.
Ness: Sí, atan mucho. ¿Te has planteado tener alguno?
Ash: Claro. Algún día. ¿Y tú?
Ness: Claro. Sobre todo cuando paso un rato con los críos de Claire. Son adictivos, de verdad. -Cerró el cajón, pasó al siguiente-. Aunque, para tenerlos, por lo general, una tiene que casarse primero… y esa es la pega.
Ash: Tú eres demasiado romántica para ver el matrimonio como una pega.
Ness: Es fácil ser romántica con las vidas de los demás. No hay riesgo, ni fracaso… de carácter personal. Bueno, tú empiezas tu nueva aventura, y esta es tu primera noche. No te preocupa quedarte aquí sola, ¿verdad?
Ash: No -asomó la cabeza-, pero he pensado que igual querrías dormir aquí. Elige habitación.
Ness: ¡Caray! -empuñando tenedores y cucharas, dio brincos de alegría-. Ya pensaba que no me lo ibas a pedir nunca. ¿Seguro que no hay problema?
Ash: Segurísimo. Rachel me ha pedido que haga uso de todas las habitaciones en las dos próximas semanas. De ese modo, puedo comprobar si hay algún fallo técnico: de conducciones, electricidad, incluso simplemente la comodidad. Y a mí me gustaría dormir en mi apartamento esta noche, la primera. Así que serás mi primer huésped.
Ness: T y O. Quiero ser la primera que se sumerja en esa enorme bañera de cobre. No, espera. J y R. Así tendré la chimenea además de la bañera de cobre. O…
Ashley salió del baño, riendo.
Ash: Cuesta decidirse, ¿verdad?
Ness: Mucho. Igual debería echarlo a suertes. No habría posibilidad de equivocarse. ¿Zac ya ha elegido una para la noche de la inauguración?
Ash: Sí, Nick y Nora.
Ness: Vale, pues descarto esa, porque probablemente ya nos habremos acostado para entonces y podré probarla la noche de la inauguración.
Ash: ¿En serio?
Ness: Sí. Nos hemos dado unos días para estar seguros de no cagarla. -Se volvió después de cerrar el último cajón-. A mí no me parece una cagada.
Ash: ¿Por qué iba a serlo? Es un tío genial, guapo, listo, tierno. Los dos sintonizáis muy bien.
Ness: En eso reside parte del peligro. Sintonizamos bien. El sexo podría estropearlo.
Ash: Yo creo que os adaptaréis muy bien los dos.
Ness: Eso espero… A propósito de Zac, tengo que pedirte un enorme favor. Verás, anoche me prestó unos rollos de cinta adhesiva y una cosa llevó a la otra…
Ashley puso los brazos en jarras.
Ash: ¿Ya te has acostado con él y estás buscando el modo de decírmelo?
Ness: No. Casi, pero no. Mientras decidíamos esperar unos días, le pregunté si había quedado con alguien para Nochevieja. Más que nada por saber si sale, bueno, si se acuesta con alguien.
Ash: Lógico.
Ness: Tendría que habérselo preguntado sin más, pero metí la pata y él me preguntó si yo tenía algún plan, y le dije que me iba a quedar contigo.
Ash: Vanessa, si quieres salir con Zac en una noche tan especial, por mí está bien. Completamente, al cien por cien. Que lo sepas.
Ness: Lo sé bien, igual que tú deberías saber que me sentiría fatal si te dejara tirada. Tú no me lo harías a mí.
Ash: Puede que lo hiciera si Zac me pidiera que saliera con él -pestañeó-.
Ness: Búscate a tu propio Efron. Todavía queda uno.
Ash: Me podrías prestar a Zac. Para que lo pruebe por ti.
Ness: Huy, qué buena amiga. -Fingiendo limpiarse una lágrima, abrazó a Ashley-. Ni hablar. Bueno, el caso es que Zac me salió con que iba a dar una fiesta en su casa, algo completamente impropio de él, que es de los que las planifican durante semanas, meses si pueden. Así que vamos a recibir el año nuevo todos en casa de Zac.
Pensativa, Ashley abrió armarios para ver cómo le había organizado la cocina.
Ash: Vanessa, no tengo pareja. No quiero tenerla, pero no tener pareja en una fiesta de Nochevieja es de lo más violento.
Ness: No para alguien con tu apariencia. Además, no todo el mundo irá emparejado. Si quieres te recito la lista de invitados casi definitiva de Zac, para que veas que hay solteros de ambos géneros. Cuando organiza una fiesta, sabe hacerlo en condiciones. Conocerás a mucha gente -la engatusó-. Y eso mejora las relaciones públicas de una gerente de hotel.
Ashley giró el asa de una taza un poquitín hacia la izquierda.
Ash: No, si me vas a convencer.
Ness: Pero es cierto. Claire y Alex van a llamar a una canguro, me lo ha dicho ella. Y ellos te pueden traer a casa. Salvo que te desmelenes y consigas ligar.
Ash: No me voy a desmelenar, te lo aseguro -resopló-. Pero probablemente no debería rechazar una invitación de uno de mis jefes, al menos no tan pronto.
Ness: Lo pasarás de miedo, ya verás -abrazó emocionada a Ashley-. Gracias -aún estrechándola, se volvió y examinó el salón-. Qué detalle que David te haya traído tu árbol de Navidad.
Ash: Ha protestado un montón por los adornos.
Ness: Pero lo ha empaquetado, lo ha traído y te lo ha instalado aquí arriba.
Ash: Vale, ha sido un detalle, aunque seguramente se lo haya pedido Rachel.
Ness: Como sea, tienes tu árbol de Navidad en tu nuevo apartamento. Ahora sí parece que vives aquí. Ya es más Ashley. ¿Estás contenta?
Ash: Pues sí, mucho, y emocionada. Estoy impaciente por…
Las dos dieron un respingo al oír que alguien manoseaba el pomo de la puerta, se volvieron y vieron que se abría.
Ness: ¡Por Dios, Claire! La próxima vez nos pegas un tiro y ya -le soltó-.
Claire: Lo siento. Los niños duermen. Alex me ha dado la llave y me ha dicho que me venga aquí un par de horas. Sabía que me apetecía un montón. -Mirando alrededor, se quitó los guantes-. ¡Hala, habéis avanzado un montón! Esto ya es mucho más…
Ness: Ashley -terminó-.
Claire: Sí, exacto. ¿Qué hago?
Ness: La cocina es mía.
Ash: Yo ya he terminado en el baño. Supongo que debería pasar a los dormitorios.
Claire: Entonces… -volvió a abrir la puerta y cogió el cuadro que había dejado apoyado en la pared-.
Ash: ¡Mi regalo de bienvenida! Ay, me encanta.
Ness: Madeline nos ha comentado -la informó- que, si no te convence cuando ya estés instalada, lo puedes cambiar en Gifts por otro cuadro o lo que sea.
Ash: Es exactamente lo que quiero. Es precioso, y cuando contemplo esos cerezos en flor me siento como si todos los días fuera primavera. Gracias. A las dos. Ya sé dónde quiero colgarlo: en el dormitorio, para saborear la primavera todas las mañanas cuando me despierte -cogió el cuadro y lo sostuvo a distancia-. Lo voy a colgar ya.
En el dormitorio, Claire dejó preparada la cama trineo que Ashley había elegido, sacudió las almohadas y estiró el edredón mientras Ashley -meticulosa como Zac- medía, marcaba y nivelaba.
Ash: Aquí queda perfecto. Ideal -murmuró-.
Claire: Como tú. También quedas perfecta aquí. Ideal.
Ash: Donde quiero estar.
Ness: La cocina ya está terminada -entró, se volvió y sonrió al cuadro-. Tenías razón. Rebosa primavera, hasta en una noche como esta. Bienvenida, Ashley.
Más tarde, cuando Claire se marchó y Vanessa fue corriendo a casa a por lo que necesitaba para pasar la noche en el hotel, Ashley dio un paseo en solitario por el edificio.
Qué a gusto estaba, se dijo. Como en casa.
Cuando subía de nuevo a su apartamento, percibió una ráfaga de madreselva, fresca como el verano.
Ash: Ya estoy aquí, y aquí me quedo. No volveremos a estar solas.
A la mañana siguiente, Vanessa bajó y se encontró a los Efron en marcha y a Ashley preparando el desayuno en la cocina.
Ness: Esto todavía no está organizado -comentó-.
Ash: Me apaño bien. Quiero probar algunas cosas, y esta es una buena ocasión.
Ness: Espera, que te echo una mano.
Ash: No -alzó un dedo para enfatizar-. Ni hablar. Tú eres una huésped. Pasa al Comedor.
Ness: ¿Hay café allí?
Ash: Hay. ¿Vanessa…? ¿Qué tal en J y R?
Ness: De maravilla. Solo he echado de menos a la loca del ático, que me habría estropeado la noche, además. Café primero, luego el informe.
Cruzó la puerta, se sirvió café de la cafetera de cobre de filtro rápido y pensó. Aquel podría ser el momento ideal, se dijo. Todos estaban contentos, emocionados. Habían rematado un gran proyecto, lo habían dejado precioso. Quedaban algunos días de trabajo, claro, algunos detalles, pero estaba terminado.
Entró Zac.
Zac: Me han dicho que has sido la primera huésped.
Ness: He tenido ese honor.
Zac: Hoy desayunamos todos aquí. Ashley nos ha enviado un mensaje para pedirnos que viniéramos esta mañana -se sentó enfrente de ella-. ¿Qué tal ha ido?
Ness: De maravilla. Os facilitaré un informe detallado cuando os sentéis todos aquí. ¿Dónde están, en el Vestíbulo?
Zac: Mamá quiere otro armarito en el rincón. David está colgando un espejo. Alex está instalando unas baldas en el armario de allí. Tienes buen aspecto -añadió-.
Ella lo miró por encima del café.
Ness: ¿En serio?
Zac: En serio. Se te ve entusiasmada, pero descansada. ¿Trabajas hoy?
Ness: Hasta las cuatro no. Hoy hago yo el cierre.
Zac: ¿Y por qué has madrugado tanto?
Ness: La costumbre. Además, he debido de notar que cocinaba otra.
Amy entró con una bandeja de gofres gruesos, llenando la estancia de su aroma cuando los dejó en uno de los calientaplatos. Antes de salir escopetada, les guiñó el ojo a su sobrino y a Vanessa. Ashley trajo un cuenco de cristal claro lleno de frutos del bosque y una jarra de cristal con zumo.
Amy: Ashley, te puedo ay…
Ashley chascó la lengua.
Ash: Huésped -dijo, y volvió a salir-.
Ness: Me encantaría probar esa cocina -masculló-. Tan resplandeciente.
Entró una bandeja de beicon, luego otra de huevos revueltos muy cremosos.
Alex: Nos han dicho que vengamos aquí -entró despacio, olisqueando-. Huele a desayuno. -Destapó uno de los calientaplatos-. Tiene aspecto de desayuno. -Y cogió una loncha de beicon-. Sí, señor. Sabe a desayuno. Anda, gofres.
David: ¿Gofres? -entró directo al calientaplatos-. Gordos y redondos.
Ash: Servíos -empujó a Rachel al comedor-. Si necesitáis algo, pedidlo. Quiero opiniones sinceras, por favor. Si algo no va bien, más vale saberlo ahora que después de haber abierto.
Se apartó y esperó a que los platos estuvieran llenos y los sitios ocupados.
David le dio el primer mordisco a un gofre cargado de sirope.
David: No estás despedida.
Ash: Gran elogio.
Rachel: Está fenomenal, Ashley -probó los huevos-. Y las mesas quedan muy alegres, como queríamos. Siéntate.
Ash: Aún tengo que supervisar un par de cosas, pero me gustaría mucho saber qué le ha parecido a Vanessa su noche en J y R.
Ness: Como si me hubiera tocado un premio gordo. El premio gordo -corrigió-. Estoy limpísima porque anoche estrené la bañera, y esta mañana he estrenado la ducha. Increíbles, las dos. Los artículos de tocador son geniales -añadió tendiéndole la mano a Zac-. Huele.
Lo hizo.
Zac: Huele muy bien.
Ness: Sí. Las toallas son muy suaves y mullidas. ¡Madre mía, y los suelos térmicos y el toallero eléctrico… todo un acierto! El baño te hace sentir mimada, relajada, cuidada.
Rachel: Eso pretendíamos -sonrió satisfecha-. Exactamente eso.
Ness: Por cierto, quiero uno de esos albornoces para mí. La chimenea es estupenda, sobre todo con esa maravilla de cama. Os confieso que es la cama más cómoda en la que he tenido el placer de dormir. Me encanta que haya tantas almohadas de distinto grosor. He probado la tele, el radiodespertador, he leído un par de capítulos de Jane Eyre y hasta probado el DVD. Si tuviera diez pulgares, los levantaría todos. Ha sido absolutamente fabuloso. Te agradezco mucho que me hayas dejado estrenar la habitación.
Ash: Eso es lo que quería oír. Vengo en unos minutos -dijo mientras volvía a la cocina-.
Rachel: ¿Dudas, quejas, sugerencias? -inquirió-.
Ness: Una sugerencia. No cambiéis ni una pizca esa habitación. No ha habido nada en ella que no me haya encantado.
Rachel: Perfecto -asintiendo satisfecha, volvió a sentarse-. Una menos.
Ness: Ya que estáis todos aquí, hay algo de lo que quería hablaros. Algo que tiene que ver con el hotel, indirectamente -añadió-.
David: Habla -la instó levantándose-. Más gofres. Oye, ¿dónde está Bobo?
Rachel: En Recepción, junto al fuego. No podemos tener un perro con la comida, David.
David: Pero…
Rachel: No le vas a dar de esto. Ashley ya le ha dado un par de galletas para perros y está contentísimo ahí fuera. A ver, Vanessa, ¿de qué se trata?
Le dio un vuelco el corazón, pero pensó que había llegado el momento.
Ness: Imagino que, cuando ya tengáis huéspedes, algunos vendrán a Vesta a comer, a cenar o a tomar una cerveza. Otros quizá busquen algo que no sea un local familiar y cojan los coches hasta South Mountain, o Shepherdstown. Lástima que el restaurante de la otra esquina no acabara funcionando.
Zac: Uf, no me lo recuerdes -masculló-.
Ness: Todos coincidimos en eso -siguió-, pero el caso es que no vendría mal otro restaurante en el pueblo, algo más chic que una pizzería familiar. -Tenía los nervios a flor de piel. Le fastidiaba ponerse nerviosa, procuró que no le temblara la voz-. A menudo viene gente a mi local a preguntar dónde tomarse una copa de vino. Se la sirvo, claro, pero mi pizzería no es la clase de sitio en el que uno se toma una copa tranquilamente o disfruta de una comida romántica.
Zac: Queremos abrir primero la panadería -intervino-. Vamos a buscar otro arrendatario para el restaurante. Solo que esta vez habrá que cuidar más el proceso de selección, buscar alguien con un plan de negocio válido, que conozca bien la zona.
Ness: Estoy de acuerdo. -Se aclaró la garganta-. Comprasteis el edificio anexo. -Por tener las manos ocupadas, toqueteó los huevos revueltos-. Sé que habíais pensando poner un comercio ahí, pero eso era un solo edificio y, si volvéis a abrirlo, podría haber un salón en un lado y un restaurante en el otro, conectados. La gente podría ir a tomarse una copa a uno, a cenar al otro. O ambas cosas. Además, en el otro local hay espacio para un pequeño escenario. La música en directo siempre es un atractivo. No hay nada de ese estilo en el pueblo. Un buen restaurante con un salón o pub anexo. Buena comida, buen vino, y cerveza, cócteles, música.
Rachel: Es muy buena idea -intervino-.
David: No le des cuerda -advirtió-.
Ness: Completaría el hotel -siguió-. Los huéspedes tendrían más opciones, y podrían cruzar Saint Paul y beberse una botella de buen vino sin preocuparse de conducir. Se podría organizar un servicio de habitaciones con comida traída de ese restaurante, como vamos a hacer con Vesta. ¿No les apetece salir? Pues podrán tomarse una pizza en el Salón, o saborear una cena agradable en el Comedor. Y estáis preparando packs. Añadir una cena para dos en un bonito restaurante, a un paso del hotel, o, como digo, traído de ahí, sería un gancho.
Alex: Sin la menor duda -coincidió-. Y ya le hemos estado dando vueltas. La pega es encontrar alguien que quiera llevar el local así y, además, que pueda hacerlo, y hacerlo bien.
Ness: Yo quiero -dijo enseguida, las manos cruzadas en el regazo, bajo la mesa-. Yo puedo hacerlo bien.
David: Tú ya tienes un restaurante. Vesta -la miró extrañado-. Y, Morena, como digas que vas a cerrar, me voy a cabrear mucho. Necesito mi pizza del guerrero.
Zac: No, David, no está pensando en eso -angustiado, retiró su plato-. ¿Dos locales, Vanessa? ¿No tienes ya bastante que hacer?
Ness: Daría más responsabilidades a Donna, emplearía a Dave en ambos locales, por turnos. Necesitaría un buen gerente para el local nuevo, y tengo a alguien en mente. Rachel, antes no funcionó porque no era la persona idónea. Sé bien lo que hay que hacer para que salga bien, para que florezca.
Rachel: Te escucho.
David: Ya la hemos liado -agachó la cabeza y se concentró en los gofres-.
Ness: Buscamos algo acogedor, contemporáneo, no ostentoso. Un par de sillones y también taburetes altos y bajos en la zona del pub. Una barra enorme, y camareros que sepan lo que hacen. Relajado, pero con ambiente. Buen vino, buena cerveza de grifo, quizá una variedad de productos locales. Con clase. -Como nadie la interrumpió, tomó aire y siguió adelante-. Para las comidas, ofreceríamos una gran variedad de ensaladas, bocadillos, sopas, y abriríamos todos los días, algo que antes no se pudo hacer. Mantendríamos precios razonables, el servicio sería agradable y atento.
Alex: Algo que tampoco se consiguió con el anterior -comentó-.
Ness: Desde luego -coincidió, y continuó-: En la cena, añadiríamos unos entrantes. Un buen filete, pescado, pollo, algunos aperitivos interesantes. Siempre que se pueda, nos atendríamos a los productos cárnicos de la zona. Tendríamos que hacerlo divertido, sin olvidar que estaríamos en la Plaza. Yo conozco el pueblo, sé lo que quiere la gente.
Rachel: Sin la menor duda -murmuró-.
Ness: He elaborado un plan de negocio. He redactado un menú, precios orientativos. Sé que os supone bastante trabajo volver a conectar los dos espacios, arreglar la zona del pub, pero merecería la pena. -Tomó aire-. Yo haría que mereciera la pena.
Zac: ¿Cuánto tiempo llevas dándole vueltas a esto?
Ness: Unos dos años… desde que vi que el otro restaurante no iba a salir adelante y entendí por qué. No es un capricho -insistió, porque conocía muy bien aquella cara-. Sé que puedo ser impulsiva, pero no cuando se trata de negocios. Confiasteis en mí cuando os propuse abrir Vesta en vuestro edificio.
Alex: Y acertamos -se la quedó mirando-. Me gustaría echar un vistazo al local antes de tomar alguna decisión… a favor o en contra.
Ness: Claro. Os enviaré el plan de negocio, el menú orientativo, y todo lo demás.
Rachel: Bien -asintió-. Quiero ver el proyecto. Aun así, Vanessa, mis chicos y yo tendremos que hablarlo detenidamente.
Ness: Lo sé. Y si es que no… intentaré convenceros para que cambiéis de opinión. Bueno. Más vale que me vaya. -Se levantó, recogió automáticamente sus platos-. Gracias otra vez por dejarme estrenar la habitación. Ha sido una noche inolvidable.
Rachel: Hablamos pronto -le prometió; luego, mientras Vanessa salía, contempló el café que se le había quedado frío-. ¿Opiniones?
Zac: Un restaurante da mucho trabajo -empezó-. ¿Y quiere llevar dos…? Tendría que controlar a dos plantillas, dos menús, y añadiéndole el pub del que habla, en realidad, serían tres negocios que administrar.
David: La Morena es una máquina -encogiéndose de hombros, se levantó a por más café para su madre-. Yo apuesto por ella.
Alex: Tengo que echarle un vistazo a ese local, asegurarme de que se puede hacer.
Rachel sonrió a Alex.
Rachel: Todo se puede hacer. La primera ventaja, para nosotros, sería que lo llevara alguien a quien conocemos, en quien confiamos y que dispone de una idea buena, sólida, innovadora. Su concepto es sencillamente perfecto.
Zac: A mí me gusta la idea -aún titubeaba-. Lo que me preocupa es tener a una sola persona, a Vanessa, a cargo de todo.
Rachel: Eso debería preocuparle a ella. A ti lo que te agobia es que termine agotada, que sea demasiado para ella. La preocupación lógica de un amigo -añadió-. Amén de ese poco de «cuándo tendremos tiempo para estar juntos ahora que queremos pasar tiempo juntos».
Cuando Zac miró con frialdad a David, este alzó las manos en señal de inocencia.
David: Ni una palabra. No he sido yo.
Rachel: Por favor -soltó un bufido e hizo un gesto de desdén con la mano-. ¿Acaso piensas que necesito que alguien me lo cuente? Mira que eres bobo, hijo. ¿Todavía no conoces bien mis poderes? -Volvió a sonreír, satisfecha, al ver que Zac se revolvía incómodo en la silla-. Entiendo tu agobio. A mí también me preocupa. Pero, igual que David, apuesto por que Vanessa se encargue de esto, de levantar un negocio en esa esquina que dé un empujón al pueblo. Al hotel -añadió-. Y a los otros locales. -Volvió a sentarse un momento, cabeceó para sí-. Echémosle todos un vistazo a ese espacio, luego pensad cómo podría hacerse, si debería hacerse, y qué supondría. Estudiaremos su plan de negocio, veremos qué clase de menús ha previsto. Después, volveremos a hablar con Vanessa. ¿De acuerdo?
David: Por mí, bien -dijo, y Alex asintió-.
Zac: Le echaremos un vistazo -decidió-. Empecemos por ahí.
Más tarde, Zac fue a buscar a Vanessa al Salón. La encontró sentada en el suelo, rodeada de DVD, ocupada en quitarles el envoltorio con una especie de cúter.
Zac: ¿Qué haces?
Ness: Tomar el sol en las playas de Saint-Tropez.
Zac: ¿Te has puesto crema?
Ness: ¿Con esta piel? Me he puesto un campo de fuerza.
Zac se sentó en la banqueta de cuero marrón.
Zac: ¿No es hoy tu día libre?
Ness: Sí, por eso estoy en la playa. Mientras tomo el sol, juego con las películas. Ashley me ha prestado este «abridor». No sabía que hubiera abridores para DVD. Con la de horas que me he pasado peleándome con la puñetera tirilla y el envoltorio, cuando bastaba con pasarle esta cosa. Estoy compensando el tiempo perdido, abriendo los DVD de regalo del hotel mientras Ashley y Amy se reúnen. ¿Has visto esta?
Sostuvo en alto el DVD de Love Actually.
Zac: No.
Vanessa ladeó la cabeza y lo miró con cara de lechuza.
Ness: Porque piensas que es una peli de chicas.
Zac: Es una peli de chicas.
Ness: En eso te equivocas.
Zac: ¿Hay alguna explosión?
Ness: No, pero hay desnudos y dicen palabrotas. No es una peli de chicas; de hecho, es una película excelente. Yo la tengo. Y esta.
Le mostró una copia de Terminator.
Zac: Esa sí que es buena. ¿Por qué estás nerviosa?
Ness: No estoy nerviosa. Estoy tomando el sol y usando el cacharrito este tan útil mientras hablo de cine contigo.
Zac: Vanessa…
Que alguien conociera tan bien tus estados de ánimo, se dijo, podía llegar a ser un pro o un contra, dependiendo de la situación. En todo caso, ahorraba tiempo.
Ness: Temo que tu familia te haya mandado a decirme que no, que no hay nada que hacer respecto a la idea del restaurante.
Zac: No hemos decidido aún. Hemos echado un vistazo al local, cambiado de sitio unas cosas. Parece viable para nosotros, pero Alex necesita trabajar un poco en ello.
Ness: Viable para vosotros -también lo conocía-. Pero no tanto para mí.
Zac: Yo no he dicho eso. Pero me pregunto cómo vas a repartir tiempo, atención, energías. Sé muy bien el tiempo y el esfuerzo que dedicas a Vesta.
Ella abrió el siguiente DVD.
Ness: ¿Por qué piensas eso?
Porque te he observado, se dijo él, más de lo que pensaba.
Zac: Como allí, hago mis reuniones allí. He trabajado en el edificio de enfrente de tu local todos los puñeteros días durante más de un año. Sé lo que hay, Vanessa.
Ness: Si de verdad sabes lo que hay, habrás visto que yo sé lo que me hago.
Zac: Yo no digo lo contrario. Pero lo que tú propones significaría hacer el doble. Me parece que te echarías encima más trabajo del que puede llevar una sola persona.
Con calma, Vanessa recogió los envoltorios y los echó a la caja que tenía al lado.
Ness: Tengo la impresión de que tu voto para esta propuesta va a ser negativo.
Zac: Tampoco he dicho eso.
Ness: No hace falta que lo digas. Te conozco, Zac, tanto como tú a mí.
Zac: Nadie quiere verte agotada, ni que te metas en camisa de once varas.
Por si sentía la tentación de agredir a alguien, Vanessa soltó el cúter de DVD. Con cuidado.
Ness: ¿Acaso crees que no conozco mis capacidades y mis límites, y mi potencial? ¿Cuántos frentes tienes abiertos tú, Zac? ¿Cuántos alquileres te ocupas de supervisar? ¿Cuántos trabajos en distintos escenarios, cuántos clientes en tu lista, cuántas personas en nómina, cuántas subcontratas manejas?
Zac: Somos muchos los que lo llevamos. Pero solo hay una Vanessa.
Ella se toqueteó el pelo, ahora de un caoba intenso.
Ness: No me vengas con esas. Sé que los alquileres los llevas tú. Eres tú el que trata con los arrendatarios. Lo sé porque yo soy una. Tú eres el encargado de los detalles, Zac, y Efron Family Contractors maneja un montón de eso. David es capataz, Alex diseña los espacios. Tu madre se encarga de la contabilidad, ayuda a los clientes con el diseño de interiores y se ocupa de la supervisión. Tú eres quien une las piezas. Además, todos hacéis la carpintería, incluida tu madre de cuando en cuando.
Zac: Eso es cierto, pero…
Ness: Pero nada -espetó, de pronto furiosa-. Tú has trabajado en el edificio de enfrente de mi local durante un año. Sí, he visto lo que has hecho, lo que has tenido que hacer, lo que has tenido que llevar adelante, resolver. Tú, Zac, tú solo además de con los otros. Si me dijeras que tienes previsto remodelar la puñetera Casa Blanca, pensaría que puedes hacerlo. Deberías tener la misma fe en mí.
Zac: No es una cuestión de fe -empezó, pero ella se disponía a levantarse-.
Ness: Mira, si la respuesta es no, pues es no. El edificio es vuestro, y tenéis derecho a alquilárselo a quien queráis. No os lo voy a reprochar, a ninguno. Pero más te vale que la respuesta no sea que no porque piensas que no estoy a la altura.
Zac: Vanessa…
Ness: No. Sencillamente no. Deberías haberte interesado por mi plan de negocio, por mi propuesta de calendario, por mi menú, por mi cuenta de resultados de Vesta y por mi presupuesto para el nuevo local. Deberías haberme tratado con el mismo respeto que a cualquier otro empresario, cualquier otro arrendatario. No soy una soñadora, Zac, y nunca lo he sido. Sé lo que puedo hacer, y luego lo hago. Si no entiendes eso, es que no me conoces tan bien como los dos pensábamos.
La conocía lo bastante para no seguirla cuando se marchó. No estaba disgustada -con eso solo habría podido-, sino que también la había ofendido y cabreado.
Zac: Buen trabajo -masculló-. Dándose tiempo para pensar, cogió los DVD que ella había desempaquetado y los apiló en el armario de debajo de la televisión de plasma montada en la pared, colocándolos por orden alfabético sobre la marcha.
Cuidado con los Efron que poco a poco quieren hacerse con el pueblo XD
Ya tienen en propiedad: el hotel, Vesta, el piso de Ness, ahora quieren una panadería, luego el restaurante, el Pub... ¿Qué será lo siguiente? XD
Os animo a intentar adivinarlo, porque todavía quieren abrir más negocios...
Paula, gracias por tu comentario, espero poder ver más. Sí, esta novela pertenece a una saga, para quienes no lo sepan, pero solo tengo esta novela de la saga. Pero si quieres las demás, te las puedo buscar y te digo donde encontrarlas.
¡Thank you por los coments y las visitas!
¡Comentad, please!
¡Besis!
2 comentarios:
mmm.... tal vez una tienda de recuerdos?
muy buna la novela
ya quiero en que va a parar la pelea que tienen
creo que zac esta en problemas
siguela pronto
saludos
Me ha encantado el capitulo!
Ness es muy emprendedora y eso me encanta, Zac debería apoyarla pero el no quiere que ella no tenga tiempo para el... o eso me pareció.
Sube pronto
Publicar un comentario