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viernes, 30 de enero de 2015

Epílogo


Alex: ¡Miradme, miradme! -gritó-.

Ness: Te estamos mirando -aseguró mientras Zac colocaba con cuidado la bola en el soporte y se cruzaba de brazos en un intento de mantener el calor-.

Zac: Ahora, procura no agacharte -dijo mientras el niño tomaba posiciones-.

Cuando la golpeó, la bola salió disparada y fue a parar a los pies de la colina que había enfrente de la parcela de su casa.

Ness: ¡Sí! -gritó aplaudiendo con sus manos enfundadas en guantes-.

Jessica, que estaba a su lado, también se puso a saltar. Zac corrió hacia el niño y lo abrazó. Para sorpresa de Vanessa, la niña le rodeó la cintura con sus brazos. Cuando se inclinó, vio lágrimas en sus ojos.

Ness: ¿Qué pasa, cariño?

Jess: Soy feliz -dijo tragando saliva-. Y eso no está bien.

Ness: Claro que está bien, cariño. Mereces ser feliz. Todos los merecemos. Eso es lo que tu padre siempre ha querido.

Jess: Pero no me parece bien cuando una persona no puede ser feliz y todos los demás sí.

Ness: Jessica, ¿te acuerdas de lo que te dijo la doctora Clement? La felicidad surge del interior, de hacer bien las cosas, de considerar las cosas buenas. Nadie puede hacerte feliz, Jessica. Basta con que quieran que lo seas. Pero la felicidad surge de dentro. Tiene que salir de uno mismo.

Jess: ¿Qué pasará si Amber vuelve a vernos? -susurró tras asentir con la cabeza-. ¿Seguiremos siendo felices entonces?

Vanessa sonrió y se pasó la mano por el brillante cabello.

Ness: Jessica, tu madre todavía tiene que cumplir quince meses y luego tiene que completar un largo programa psiquiátrico y un examen posterior antes de que los médicos y el juez decidan si permitirle o no las visitas.

Jess: ¡Pero yo no quiero verla! -aseguró abrazándola con fuerza-. ¡Os quiero a papá y a ti!

Ness: Cariño, me gusta mucho escuchar eso. Sabes que nosotros también te queremos, pero Amber es tu madre y el hecho de querernos a nosotros no significa que debas dejar de quererla a ella.

Jess: Pero yo quiero que tú seas mi madre -susurró-.

Ness: Y lo soy, cielo -aseguró abrazándola con los ojos llenos de lágrimas-. Ya nada podrá cambiar eso, al menos en mi corazón. Y si alguna vez tienes que enfrentarte de nuevo a Amber, tu padre y yo estaremos allí para ayudarte.

Jess: Y la doctora Clement también. Y el tío Will.

Ness: Eso es. Toda la ayuda que necesites.

Alex: ¡Guau! -gritó-.

Las dos se giraron justo a tiempo de ver la bola antes de que desapareciera de su vista.

Zac: ¡Buen golpe! -exclamó palmeando la espalda de su hijo con orgullo-.

Alex: Otra vez, papá. Quiero tirar otra vez -le pidió con entusiasmo-.

Zac: Me temo que nos hemos quedado sin bolas, hijo. Será mejor que bajemos y recojamos algunas -dijo acercándose a Vanessa y a Jessica para decirles dónde iban-.

Ness: Mientras tanto haré un poco de chocolate caliente -sugirió-.

Zac: Gracias, cariño -dijo rodeándola por la cintura para darle un beso en los labios-. Me apetece mucho.

Vanessa se dio cuenta de que la niña los miraba con los ojos brillantes.

Jess: Yo iré a buscar las bolas con Alex, papá -aseguró apartándose-. ¿Por qué no ayudas tú a mamá con el chocolate?

Mamá. Zac miró con sorpresa a su hija y luego a Vanessa. Ella sonrió, incapaz apenas de contener las lágrimas. Alex la llamaba mamá casi desde que se casaron a principios de noviembre, pero aquella era la primera vez que esa palabra salía de la boca de Jessica.

Zac: Eso sería estupendo, hija -aseguró estrechando a Vanessa con más fuerza entre sus brazos-. Alex, ¿recuerdas dónde debes buscar?

Alex: Claro -dijo, que salió corriendo seguido por su hermana-.

Zac los vio marchar y después se giró lentamente hacia Vanessa, suspiró y colocó la barbilla sobre su cabeza. Permanecieron unos segundos así, abrazados sin decir nada.

Zac: Ángel, eres consciente de lo que has hecho, ¿verdad? Lo has arreglado todo. Empezaste por mis huesos, seguiste con mi corazón y ahora con mi familia.

Ness: Nuestra familia -lo corrigió levantando el rostro-.

Zac: ¿Cuánto tiempo crees que tardarán, mamá? -preguntó con una sonrisa-. Si nos damos prisa podemos preparar el chocolate y escabullirnos un rato antes de que regresen.

Ness: Oh, espero que sí -respondió sonriendo-. Creo que los besos son un elemento indispensable para hacer un buen chocolate, ¿no crees?

Zac: Creo que los besos son el edulcorante perfecto -aseguró dándole uno-.

Ness: Tienes toda la razón -reconoció-. Pero si los besos son el edulcorante, el amor debe ser el ingrediente esencial que mantiene todo unido.

Zac: Oh, sí -aseguró-. Y con un pegamento tan potente como nuestro amor, este matrimonio durará para siempre.

Ness: Y la familia no volverá a separarse nunca más -prometió-.

Alex: ¡He encontrado una! -dijo una vocecita-.

Ambos se dieron la vuelta y vieron a Alex a lo lejos levantando una bola de golf por encima de su cabeza. Ellos sonrieron y le devolvieron el saludo con la mano.

Zac: Creo que será mejor que nos demos prisa si queremos que el chocolate esté lo suficientemente dulce -murmuró con una sonrisa-.

Vanessa soltó una carcajada, y, tomados del brazo, entraron. Eran una familia en cuerpo y en espíritu, unida por el amor y la seguridad de que pasara lo que pasara, el pegamento los mantendría unidos.


FIN




Happy ending!

Qué monos los niños, que ya consideran a Ness su mamá ^_^

Ha sido un bonito final, muy feliz, eso es bueno. Pero en mi opinión diré que me ha resultado tan feliz y cursi que empalaga XD

¡Thank you very much por los coments y las visitas!

Me alegro de que os haya gustado la nove. Y espero que la próxima os guste también. Comentad mucho y pondré la sinopsis el domingo.

¡Un besi! 


2 comentarios:

Unknown dijo...

me muero de amorrrrr!! Que fin tan romántico, dulce y puro amor de familia!!
Me encanta, se ven tan felices todosss.


Sube prontooo :)

Maria jose dijo...

Mucho amor en esta novela
Me gusto mucho esta novela, la verdad
Es que todas las novelas que pones me gustan mucho
Ya quiero saber de que tratará la siguiente novela
Saludos y no olvides subir el domingo

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