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domingo, 18 de enero de 2015

Capítulo 10


Vanessa le llenó otra vez la taza de café sin preguntar y luego se retiró tras la encimera de la cocina. A veces parecía que le leyera el pensamiento, que supiera en cada momento lo que le apetecía, lo que necesitaba, a veces incluso antes de que él se diera cuenta. Zac deseó que supiera lo que estaba pensando y sintiendo en aquel instante, sería mucho más fácil que tener que expresarlo con palabras. Y sin embargo, le debía una explicación. Y más que eso.

Zac había visto la noche anterior en la basura de la cocina los restos del póster del cuarto de Jessica. Sabía lo que su hija había hecho y que Vanessa había intentado ocultarle aquella información. Era la persona más cariñosa y más generosa que había conocido en su vida, su enfermera Hudgens, y él la había herido con sus palabras nacidas de la desesperación. Lo menos que podía hacer era contarle la verdad hasta donde le fuera posible.

Zac agarró el tenedor y trató de darle otro tiento a los huevos revueltos. Estaba haciendo muchos progresos con la mano izquierda. Cuando el médico le retirara la escayola de la derecha sería casi ambidiestro. Tras dar un par de bocados, dejó el tenedor en el plato y se reclinó hacia atrás con la taza de café en la mano.

Como era de esperar, Vanessa se acercó unos instantes después para retirarle el plato. Con un movimiento rápido, Zac dejó la taza sobre la mesa y la agarró de la muñeca.

Zac: ¿Podemos hablar, por favor?

Ella se soltó y se llevó las manos a la espalda en gesto defensivo. Durante un momento, Zac pensó que se negaría, pero entonces Vanessa asintió con la cabeza y acercó una silla. Tras sentarse cuidadosamente, colocó las manos sobre el regazo, cruzó los pies por debajo de la silla y dijo:

Ness: Adelante.

Zac: Lamento lo de ayer.

Ness: No hace falta que te disculpes. Tú no podías hacer nada.

Zac: Me refiero a lo que dije ayer, o para ser más exactos, el modo en que te lo dije.

Ness: No te preocupes por eso -respondió apartando la mirada-. Lo comprendo.

Por supuesto que no lo comprendía, y él no podía hacer mucho por ayudarla. Pero lo intentaría hasta donde pudiera.

Zac: El narcisismo de Amber hace muy difícil, por no decir imposible, que la gente que la rodea pueda llevar una vida normal. Necesita que la adoren. Ese era mi trabajo, adorarla hiciera lo que hiciera o dijera lo que dijera. Si se gastaba hasta el último céntimo que teníamos en alguna frivolidad, yo tenía que seguir adorándola aunque las facturas se quedaran sin pagar.

Ness: No tienes que explicarme nada -aseguró-. Ya comprobé ayer por mí misma cómo es.

Zac: Oh, ayer se portó de maravilla. Créeme: Lo que Jessica hizo ayer con su habitación es el tipo de cosas que su madre suele hacer.

Ness: Tenía la esperanza de que no hubieras visto lo de Jessica -aseguró bajando la vista-. No creo que lo hiciera para hacerte daño. Tengo la sensación de que fue producto de su frustración.

Zac se inclinó hacia delante y deslizó la mano izquierda encima de las de Vanessa.

Zac: Estabas tratando de protegerme. Te lo agradezco, pero, sinceramente, esperaba algo así teniendo en cuenta todo por lo que Jessica está pasando. Al fin y al cabo, eso es lo que su madre le ha enseñado, al menos con el ejemplo. A Amber le da lo mismo destruir las cosas bonitas. Una vez quemó los álbumes de los niños porque me negué a comprarle un abrigo de piel.

Ness: No serían esos álbumes que recogen los momentos inolvidables de la vida de un niño... -preguntó horrorizada-.

Zac: Sus fotos de bebés y todo eso -confirmó acariciándole las manos-.

Ness: ¿Cómo pudo hacerlo?

Zac: Yo había conseguido el dinero para empezar mi propio negocio -recordó sonriendo con tristeza-. Para mí era una oportunidad de hacer algo por nosotros. Pero ella solo vio que no tenía dinero para conseguir sus caprichos, así que exigió el abrigo. Cuando me negué a comprárselo, destruyó algo que sabía que yo quería, y en su mente estaba completamente justificado.

Ness: Eso es enfermizo.

Zac: Sí, eso es exactamente lo que es -afirmó asintiendo con la cabeza-. Lo he intentado todo con ella, Vanessa. Y no ha servido para nada. Hemos visitado a consejeros matrimoniales hasta que ella se cansó, ha tomado pastillas y no ha dejado de montar escenas dramáticas y destruir habitaciones enteras. Pero lo peor fue cuando comenzó a pegarme.

Ness: Oh, Zac...

Zac: No me atrevía a devolverle los golpes. Will ya me había advertido que los tribunales se ponen de inmediato a favor de las mujeres que sufren violencia doméstica, como es natural, y que Amber utilizaría cualquier señal física que yo le hiciera, aunque fuera en defensa propia, para que me arrestaran. No te puedes ni imaginar lo que significa para un hombre presentarse en el trabajo con el labio partido o con un ojo morado por cortesía de su mujer. Yo solía decir que había sufrido un accidente.

Los ojos marrones de Vanessa mostraban un brillo alarmado.

Ness: Zac, tienes que ser consciente de lo peligrosa que es -murmuró estrechando su mano entre las suyas-.

Zac: Sí, lo sé. Pero trata de demostrarlo en el tribunal.

Vanessa se mordió el labio. Zac casi podía ver el interior de su cabeza dando vueltas.

Ness: Seguro que Jessica puede hablarles del comportamiento de su madre.

Zac retiró la mano y estiró los hombros.

Zac: No les pediré a mis hijos que testifiquen en contra de su madre, sobre todo a Jessica. No te imaginas lo mucho que se esfuerza esa criatura para intentar complacer a Amber, lo desesperadamente que necesita un poco de amor y aprobación por su parte.

Ness: Pero su madre no merece tanto esfuerzo.

Zac: Ya lo sé, pero supongo que no esperarás que le diga eso a mi hija.

Ness: Alguien tiene que hacerlo.

Zac: ¿De veras? -preguntó alzando una ceja-. ¿Vas a ser tú quien le diga a Jessica que su madre es una lunática que no merece su amor? Tal vez encuentres las palabras adecuadas para convencerla de que no puede cambiar a su madre, de que no debería quererla. Dios sabe que yo lo he intentado. Pero yo he pasado por lo mismo que Jessica, yo también me he pasado media vida intentando complacer a unos padres que no pueden ser complacidos.

Ness: Tienes razón -reconoció cerrando los ojos-. No sería justo para ella.

Zac: Al menos mis padres no trataron intencionadamente de hacerme daño -continuó tras exhalar un suspiro-. Pero están tan equivocados que piensan que el mejor modo de conseguir grandes logros de los niños es no mostrando nunca complacencia. Amber, por el contrario, está enferma. Estoy seguro de que destruiría a nuestros hijos solo para hacerme daño si con eso no se quedará sin las dos armas más poderosas que tiene para utilizar en mi contra.

Ness: Debe darte terror que estén con ella.

Zac: Constantemente. Nunca habría pedido el divorcio si no creyera que los tribunales podrían darme la custodia completa. Pero Amber puede parecer perfectamente normal, encantadora incluso, cuando quiere. Y por desgracia he topado con un juez que está descaradamente a favor de las mujeres. Además, ella se mostró más convincente en el juicio. Fui yo el que perdí la calma mientras Amber mentía con absoluta tranquilidad, batía sus bonitas pestañas y se iba con mis hijos.

Ness: Lo siento mucho -dijo acariciándole la mano-.

Zac: Gracias, pero no puedes sentirlo tanto como yo. Por eso estoy dedicando mi vida a apartar a mis hijos de ella.

Ness: Pero Zac, si Amber te empujó... -comenzó a decir-.

Zac: No lo hizo -la atajó-.

Vanessa abrió los ojos desmesuradamente, y Zac vio en ellos su lucha por conciliar aquella afirmación con el resto de las cosas que sabía.

Ness: La estás protegiendo por el bien de Jessica.

Zac: No. Ella no me empujó.

Ness: Entonces, ¿qué ocurrió? ¿Te caíste?

Zac la miró directamente a los ojos.

Zac: Da igual lo que ocurriera. Lo que importa es que Jessica me salvó la vida y se siente culpable por ello porque sabe que su madre preferiría verme muerto. Amber cree firmemente que merezco morir porque no pude hacerla feliz.

Ness: Es tan injusto... -susurró-.

Zac: Sí, lo es -reconoció con tristeza-. Pero tienes que darte cuenta de que no puedo meter a nadie más en esta loca ecuación. Si alguien me importa, se convertirá en un objetivo para ella. Por eso tienes que marcharte en cuanto me quiten la escayola y pueda manejarme mejor solo.

Ness: ¿No tendría que ser yo quien tomara esa decisión? -preguntó alzando la barbilla-.

Zac: No. Y aunque así fuera, yo no te dejaría tomarla. Porque tú me importas, Vanessa. Y eso es peligroso para los dos.

Ella lo miró seriamente durante largo rato. Luego se levantó y llevó su plato a la cocina. Zac observó cómo arrojaba las sobras a la basura, enjuagaba el plato y lo metía en el lavavajillas.

Mientras la miraba, Zac se juró en silencio que nunca le dejaría ver cuánto le importaba. Porque si ella adivinaba sus verdaderos sentimientos nunca se marcharía. Vanessa Hudgens era de esas mujeres cariñosas, protectoras y leales que siempre permanecían al lado de su hombre. Y él tenía la sospecha de que ser aquel hombre podría fácilmente convertirse en la mayor tragedia de su vida.




Aish... ¡Qué difícil les va a resultar a estos dos estar juntos!

En el próximo capi pasarán cosas...

¡Thank you por los coments!

Tendría que haber puesto capi el sábado... me volví a olvidar XD

¡Comentad y el martes, si no me olvido, capi 11!

¡Un besi!


2 comentarios:

Maria jose dijo...

Qué no se te olvide please!!!!!
Ya entiendo jess es la imitación pequeña de amber
Woooww esta niebla me gusta mucho
Me estoy imaginando algo sobre como zac tuvo ese accidente
Pero no lo diré hasta ver si tenía razón
Pobre vanessa ella quiere mucho a zac y el no quiere que le hagan daño, que complicado es esta relación
Sube pronto no sabes como me paso los días que se te olvida subir novela, paresca una loca sin control Jajajaj ;)
Síguela pronto
Saludos

Unknown dijo...

Creo que la relación de Zanessa va a ser muy complicada, y todo por culpa de Amber. Ya que Ness quiere mucho a Zac... Y Zac aleja a Ness para que no la lastimen, eso es amor!!!
Una lastima lo de la loca Amber, y como fue el accidente de Zac? Tengo muchas dudassss.



Sube prontooo

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