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miércoles, 28 de enero de 2015

Capítulo 14


Zac: ¡Tú no comprendes lo peligrosa que es! -volvió a insistir levantando la vista desde su sillón-.

Ness: Claro que sí. Esa mujer estaba al acecho. Me atacó. Tuve que tirarla al suelo y colocarme prácticamente encima de ella para detenerla.

Will: ¡Ojalá lo hubiera visto! -exclamó-. Estoy seguro de que no se esperaba que la pequeña enfermera Hudgens le diera una buena patada en el trasero.

Zac: Tal vez hayas podido con ella en esta ocasión -aseguró-. Pero Amber no volverá a cometer dos veces el mismo error.

Ness: Esa es la razón por la que voy a presentar cargos -aseguró con firmeza-.

Will: Esta es nuestra oportunidad, Zac -añadió con entusiasmo-. Por fin tenemos la prueba del carácter agresivo de Amber y de su inestabilidad. Con esta munición podemos acelerar el proceso e incluso ganarlo. La doctora Clement nos apoyará, lo sé.

Zac: ¿Y qué ocurriría si no fuera suficiente?

Ness: Entonces, seguiremos luchando.

Will: Voy a serte sincero -continuó explicando-. Esta es nuestra primera oportunidad real de ganar.

Durante un segundo, un brillo de esperanza se asomó a aquellos increíbles ojos azules. Pero luego, Zac sacudió la cabeza con gesto obstinado.

Zac: No puedo permitir que lo hagas, cariño -le dijo a Vanessa-. El odio que siente hacia mí es demasiado poderoso como para atajarlo con algo tan leve como un cargo por asalto. Y si te ocurriera algo peor por mi culpa, no podría soportarlo.

Vanessa se acercó y se colocó de rodillas enfrente de él. El corazón le latía a un ritmo acelerado pero estable. Le resultaba extraño, pero ahora que por fin había llegado el momento, todos sus miedos habían desaparecido. Lo que más le importaba del mundo estaba allí mismo, delante de ella, con el ceño fruncido. Entonces alzó la mano, le acarició suavemente con el pulgar el espacio entre las cejas y dijo con suavidad:

Ness: ¿Es que no te das cuenta de que mi amor por ti es más poderoso que su odio?

Durante un instante, Zac se quedó como si no hubiera oído ni una palabra de lo que ella acababa de decir. Pero entonces alzó la mano y sus dedos trazaron un surco tembloroso en el aire que rodeaba las tenues marcas de su mejilla.

Zac: Te quiero demasiado como para correr ningún riesgo -susurró-.

Aquello era todo lo que Vanessa necesitaba saber. Le echó los brazos alrededor del cuello mientras él la ayudaba a acomodarse en su regazo.

Ness: Tenemos que encontrar el modo de detenerla. Porque yo ya no puedo vivir sin ti.

Zac: Yo no puedo vivir sabiendo que por mi culpa has sufrido algún daño -replicó besándola suavemente en la mejilla herida-.

Ness: No ha sido por tu culpa -lo tranquilizó-. No hagas caso de la locura enfermiza de Amber. No dejes que te siga dominando. Y no cometas el error de creer que puedes dominarme tú a mí, aunque sea por mi propio bien. Soy una mujer adulta.

Zac: Oh, eso ya lo sé -aseguró girando la cabeza para besarla debajo de la mandíbula-.

Vanessa cerró los ojos, pero no estaba dispuesta a rendirse.

Ness: Voy a hacer lo que considero mejor -continuó diciendo casi sin respiración-. Puedes ayudarme o no, o puedes enfrentarte a mí. Pero no puedes detenerme. Mira, retiraremos los cargos antes de que lleguen al tribunal. Así el caso no quedará pendiente cuando llegue el juicio por la custodia.

Will: Entonces Vanessa podrá declarar a nuestro favor y seguiremos contando con documentación.

Zac inclinó la cabeza hacia atrás exhalando un suspiro de sufrimiento. Transcurridos unos instantes, dijo con cierta sorna:

Zac: ¿De verdad la tumbaste?

Ness: Así es -confirmó con una sonrisa-. Y si vuelve a por mí tendrá las marcas que lo demuestran.

Will: En este caso, sin embargo, tenemos suerte de que las heridas estén en nuestra mejilla, como se suele decir -intervino abriendo su teléfono móvil-. Nadie documenta las pruebas mejor que nuestros amigos de la policía.

Vanessa miró a Zac, que frunció el ceño pero finalmente asintió con la cabeza. Ella alzó la mano. Con una sonrisa de oreja a oreja, Will marcó el número de la policía y le pasó el teléfono a Vanessa.

Ness: Sí -dijo en respuesta a la pregunta que le hizo la operadora al otro lado del teléfono-. Quisiera denunciar un asalto.


Zac recorrió arriba y abajo la antecámara, haciendo buen uso del bastón y la escayola flexible. Will contenía su propia ansiedad jugueteando con la calderilla que tenía en el bolsillo. Solo Vanessa estaba tranquilamente sentada esperando mientras contemplaba el anillo de compromiso que Zac le había regalado la noche anterior. No pudo evitar sonreír pero, aunque pareciera extraño, el hecho de que su sueño fuera a hacerse realidad le preocupaba.

¿Sería mucho pedir que las cosas salieran también bien aquel día?

En aquel momento, una mujer alta y atractiva de cabello oscuro recogido en un moño entró en el vestíbulo a través de la puerta de doble hoja. Vanessa se puso inmediatamente de pie.

Ness: ¡Doctora Clement!

Dra. Clement: ¡Vanessa! No esperaba verte aquí.

Will dio un paso adelante.

Will: Estoy casi seguro de que le mencioné el nombre de la enfermera Hudgens la primera vez que contacté con usted.

Elisabeth Clement le dedicó al abogado una mirada de indiferencia y se concentró en Vanessa.

Elisabeth: No me quedó clara tu conexión con mi paciente.

Vanessa levantó la mano izquierda.

Ness: Estoy prometida a su padre.

Elisabeth: ¡Felicidades! -exclamó la doctora abrazándola-. Te deseo lo mejor.

Ness: Gracias. Por favor, deje que le presente a mi prometido, Zac Efron. Cariño, esta es la doctora Clement.

Zac estrechó la mano de la médico.

Zac: Vanessa habla maravillas de usted.

Elisabeth: Es todo un orgullo, viniendo de una de las enfermeras más dedicadas que he conocido. Es usted un hombre afortunado, señor Efron.

Zac sonrió.

Zac: Eso creo yo también. Otra cosa, doctora. Quiero darle las gracias por todo lo que está haciendo por mi hija.

Elisabeth: Por supuesto, no puedo hablar de nada que su hija me haya dicho -aseguró la doctora sonriendo con simpatía-, pero le aseguro que comprendo su situación. Y ahora, si me disculpan, me han pedido que declare directamente con el secretario.

Se dio la vuelta para girarse, pero Will se interpuso en su camino.

Will: Tengo que hablar contigo primero, Beth.

La utilización familiar de aquel diminutivo provocó que Zac y Vanessa intercambiaran una mirada de sorpresa. Sin embargo, la doctora Clement se limitó a sonreír.

Elisabeth: Abogado, ya le he dicho que mientras mantengamos una relación profesional es imposible.

Will: Quiero hablarle del caso, doctora -dijo entre dientes, sonrojándose-.

Elisabeth: ¡Oh! -respondió entonces alzando la barbilla y atusándose la falda-. Adelante, pues.

Will: Disculpadnos -dijo inclinando la cabeza en su dirección-.

Y, agarrando a la atractiva doctora por el brazo, la guió hacia el otro lado de la sala.

Zac: Vaya, vaya... -murmuró observando la intensidad con la que se estaba desarrollando la conversación-.

Ness: Interesante -dijo ladeando la cabeza-.

Zac: Ella es soltera, ¿verdad?

Ness: Lo era. Y no he oído decir que eso haya cambiado.

Zac: Tal vez cambie ahora -murmuró alzando una ceja-. Tal vez en lugar de una enfermera personal, Will consiga una médico.

Ness: ¿Vas a hacer de casamentero? -preguntó soltando una carcajada-.

Zac: Tal vez estoy ya cansado de que intente robarme a mi chica -respondió atrayéndola hacia sí-.

Ness: No tiene ninguna posibilidad -murmuró mirándolo a los ojos-.

En aquel instante se abrieron las puertas de la antecámara. Ellos se separaron en el momento en que Amber salía gritando.

Amber: ¡No me digas que baje el tono de voz, maldita sea! Te he pagado una fortuna para no tener que llegar a los tribunales, y sin embargo aquí estamos.

Entonces se detuvo de golpe y miró a Zac y a Vanessa, que permanecían con los brazos entrelazados.

El atribulado abogado de Amber la sujetó por la espalda.

Amber: ¡Tú! -chilló mirando a Vanessa-. ¡Por suerte para ti has reaccionado a tiempo y has retirado los cargos!

Vanessa miró a Amber con indiferencia para no dejarle ver que la retirada de los cargos formaba parte del plan desde el principio. Jessica y Alex, acompañados de la niñera, entraron entonces en la sala medio a escondidas para evitar cualquier escena que Amber pudiera estar montando.

Alex: ¡Papá! -dijo soltándose de la mano de la niñera y corriendo hacia su padre-.

Jessica se acercó todavía más a la joven, que temblaba visiblemente y parecía asustada. Vanessa le dedicó una sonrisa de ánimo mientras Zac se inclinaba para abrazar a su hijo. El abogado se aclaró la garganta.

**: Tal vez deberíamos presentarnos ante el secretario del tribunal.

Amber: De acuerdo -respondió con desaire-. Vamos.

La ex mujer de Zac apretó los puños, se dio la vuelta y entró en la sala de juicios seguida de su abogado.

Cuando su madre hubo desaparecido, Jessica se atrevió a acercarse, pero no a Zac, sino a Vanessa.

Zac: Cariño, hay algo que tenemos que decirte -dijo poniéndose de cuclillas para poder mirarla de frente-. Vanessa y yo vamos a casarnos.

Alex: ¿Vamos a tener otra mamá? -preguntó con un punto de esperanza en la voz-.

Zac: Una madrastra -le aclaró-.

Ness: Me gusta más la idea de ser otra mamá -aseguró sonriéndole al niño-.

Jess: A mamá no le gustará -murmuró mordiéndose el labio inferior-.

Zac: Yo no puedo hacer nada al respecto, cielo. Quiero a Vanessa y sé que tú también la querrás cuando llegues a conocerla bien.

Ness: Yo ya te quiero -le aseguró entonces-.

Jessica se mordió el labio con más fuerza con gesto pensativo. Entonces se abrió la puerta de la sala del tribunal y una mujer pequeña y pulcra se dirigió hacia ellos.

**: La jueza está preparada para escucharlos.

La niñera dio un paso adelante y empujó suavemente a los niños hacia la sala. Vanessa y Zac fueron detrás tras intercambiar una mirada de apoyo mutuo. Will fue el último en entrar.

*: La jueza Ann Sizer preside el tribunal -dijo una mujer uniformada en cuanto entraron-.

La magistrada, una mujer gruesa de mediana edad, tomó asiento y tras leer el protocolo formal invitó a los abogados para que expusieran el caso.

Will fue el primero en ponerse de pie, pero a partir de aquel momento el procedimiento resultó sorprendentemente informal: Los abogados se interrumpían el uno al otro para hacer aclaraciones o refutar alguna acusación y a su vez la jueza les hacía preguntas a ambos. Cuando Will le puso delante la declaración de la niñera, la jueza la apartó con un gesto alegando que ya la había leído. Entonces miró fijamente a Amber y le preguntó:

Ann: ¿Y qué me dice de usted, señora Efron? ¿Ha pegado alguna vez a su hija?

Amber: En una ocasión, señoría -respondió inclinando la cabeza con fingida humildad-. Estaba histérica.

La jueza miró a la niña y le hizo un gesto para que se acercara. Jessica se levantó de mala gana y se sentó en la silla que había preparada al lado de la mesa presidencial.

Ann: Bueno, jovencita. ¿Sabes lo que significa decir la verdad? -le preguntó mirándola fijamente-.

Jess: Sí -susurró-.

Ann: ¿Y prometes decir toda la verdad hoy?

Jessica aspiró con fuerza el aire. Le temblaba el labio inferior.

Jess: Lo prometo -dijo finalmente en un hilo de voz-.

Ann: ¿Te ha pegado tu madre más de una vez?

Zac se inclinó y le susurró algo a Will en el oído. El abogado le puso la mano en el hombro. Cuando la jueza repitió la pregunta, Jessica respondió:

Jess: No lo sé.

Ann: ¿No lo sabes?

Jess: No me acuerdo.

La jueza compuso una mueca y ordenó con impaciencia:

Ann: Di la verdad, jovencita.

Jess: No lo sé -repitió mientras comenzaba a llorar en silencio-.

Zac agarró de nuevo la manga de Will y le volvió a decir algo al oído.

Will: Señoría, tenemos otro testigo que podrá declarar sobre el temperamento violento de la señora Efron -dijo el abogado poniéndose de pie-. Y sinceramente, mi cliente preferiría que su hija no tuviera que declarar contra ninguno de sus padres.

La jueza suspiró pero finalmente le hizo un gesto a Jessica para que regresara a su sitio.

Entonces Will miró a Vanessa, que se puso de pie y se estiró la falda y se acercó al estrado. Amber se revolvió con incomodidad en su silla.

A la pregunta de Will, la enfermera contó su encuentro con Amber. El relato fue varias veces interrumpido por las objeciones del abogado de Amber y de la propia aludida. Will admitió que habían retirado los cargos de asalto para que Vanessa pudiera testificar. La jueza hizo una mueca después de escuchar aquello. Era imposible saber en qué estaba pensando.

Will le pidió entonces a Vanessa que contara la primera visita que los niños le habían hecho a su padre tras su “desafortunada caída” y juntos detallaron el comportamiento que Jessica tuvo aquel día. El resultado final fue que la jueza volvió a llamar a la niña al estrado.

Ann: Cuando destrozaste tu habitación, ¿estabas enfadada con tu padre? -quiso saber-.

Jess: No -respondió encogiéndose de hombros y bajando la cabeza-.

Ann: ¿Y con tu madre?

Jess: No.

Ann: Entonces, ¿por qué lo hiciste?

Jess: No lo sé -dijo encogiéndose otra vez de hombros-.

Ann: Señorita Efron, estoy empezando a perder la paciencia con usted -aseguró-.

Elisabeth: Señoría, si me lo permite, tal vez yo podría hacerle a Jessica las preguntas -intervino la doctora Clement poniéndose en pie-. Como sabe, soy su terapeuta y creo que juntas podremos llegar a conseguir alguna respuesta satisfactoria.

Zac miró sorprendido a Will, que se inclinó hacia él y le dijo algo que debió enfurecerlo.

Zac: ¡Protesto firmemente, señoría! -aseguró con firmeza-.

Amber: ¡No puede hacer esto! -gritó casi al mismo tiempo abalanzándose hacia el estrado y golpeando la mesa con los puños-.

La jueza sonrió con frialdad mientras el abogado de Amber la agarraba para sentarla de nuevo en su sitio.

Ann: Al parecer, las dos partes están de acuerdo en esto, lo que me lleva a pensar que la doctora Clement puede ser de gran ayuda -aseguró mirando a Amber y a Zac-. Adelante, doctora.

Elisabeth: Jessica, ¿recuerdas que el otro día hablamos de que cuando quieres mucho a alguien harías todo lo que quisiera aunque de verdad no quisieras hacerlo? -preguntó la doctora tomando asiento al lado de la pequeña-.

Zac: Por favor, no lo permita -pidió poniéndose en pie-. Es solo una niña.

Con el rostro de piedra, la jueza le pidió a Will que mantuviera callado a su cliente y le hizo un gesto a la doctora para que continuara.

Elisabeth: Jessica, ¿tu mamá te pega? -le preguntó tomándola suavemente de la mano-.

Jess: A... a veces -murmuró-.

Elisabeth: ¿Todos los días? -presionó la médico-.

Jess: Casi todos -reconoció bajando la cabeza-.

Amber: ¡Eso es mentira! -gritó-.

Ann: Silencio -ordenó la jueza señalándola con el dedo-.

Elisabeth: Jessica, ahora voy a hacerte la pregunta más difícil para que la jueza lo entienda todo. No tengas miedo -continuó la doctora-.

Zac: Oh, Dios mío -murmuró hundiendo el rostro entre las manos-.

Elisabeth: Jessica, ¿qué ocurrió la noche en que tu padre se cayó por las escaleras?

Zac: ¡No! -exclamó poniéndose en pie-. ¡Déjenla en paz!

Amber: ¿Adónde intenta llegar?

Ann: Contesta a la pregunta -ordenó la jueza mirando a la niña fijamente-.

Jessica temblaba de la cabeza a los pies. La doctora Clement la agarró suavemente de los hombros, la miró a los ojos y le preguntó.

Elisabeth: Jessica, ¿por qué empujaste a tu padre por las escaleras?

Vanessa abrió la boca. Zac se tapó la cabeza con los brazos. Y Jessica gritó:

Jess: ¡Mamá me lo pidió!

Amber: ¡Eres una zorra mentirosa! -gritó levantándose de su silla-.

Zac se dirigió a toda prisa hacia Jessica.

Zac: No pasa nada, cariño -aseguró estrechándola entre sus brazos-. Ya sé que no querías hacerme daño. Me salvaste. Conseguiste ayuda. Te quedaste a mi lado y me cuidaste. Hiciste lo que tenías que hacer.

Ness: Oh, Dios mío... -susurró tapándole a Alex los oídos con las manos-. Oh, Dios mío...

Al pensar hasta dónde había llegado Zac para proteger a su hija, Vanessa sintió que el corazón se le colmaba de orgullo. Mientras tanto, Amber seguía gritando.

Amber: ¡Fue idea suya! ¡Quería su dinero! ¡Dijo incluso que merecía morir por todo lo que nos había hecho!

Ann: ¡Siéntese ahora mismo o haré que la arresten por desacato! -ordenó la jueza poniéndose en pie-.

La doctora Clement se arrodilló en el suelo al lado de Zac y su hija.

Elisabeth: Jessica, ¿cómo te convenció tu madre para que empujaras a tu padre por las escaleras?

Jess: Dijo que si la quería, si quería que fuera feliz, lo único que tenía que hacer era ponerme detrás de él y empujarlo -aseguró girando hacia la jueza su rostro bañado en lágrimas-. Me lo decía todas las noches que nos quedábamos a dormir en casa de papá. Decía que ella haría ruido para hacerlo salir a la oscuridad. Lo único que yo tenía que hacer era esperar a que subiera a las escaleras y entonces empujarlo. Me dijo que entonces iría al cielo y todos estaríamos contentos porque ella me querría mucho si lo hacía. Me lo repetía una y otra vez. Me decía: Empújalo, empújalo.

Amber se sentó en la esquina de su silla y empezó a llorar ruidosamente. La doctora Clement miró a la jueza, que observaba a Jessica con la boca abierta.

Zac: No pasa nada, cariño -susurró abrazando a su hija con fuerza-. Te quiero. No pasa nada.

Jess: Lo siento, papá -lloró echándole los brazos al cuello-. Lo siento mucho.

Zac: No pasa nada, tranquila -le repitió mirando por encima de su hombro a Vanessa, que lloraba en silencio-. Todo va a salir bien.

Ness: Todo va a salir bien -susurró asintiendo con la cabeza y dedicándole una sonrisa angelical de puro amor-.




La verdad salio a la luz por fin... No había que ser un genio para saber que la que andaba detrás de todo era Amber. Mal bicho (¬_¬)

Y la buena noticia, que todos esperábamos también, ¡es que Zac y Ness se casan! 

¡Thank you por los coments y las visitas!

Solo queda el epílogo y luego nueva nove, de la que solo os adelanto que volverá a haber alguien escalabrao XD

¡Comentad, please!

¡Un besi!

3 comentarios:

Unknown dijo...

Wow wow no esperaba que fuera asi.
Yo tenia la leve sospecha de que fue Jesús la que lo había empujado por eso Zac no quería decir nada, pero prácticamente Amber la obligo a hacer eso, pobre niña... Una madre loca la obliga a tirar a su padre por las escaleras.
Me alegro mucho del compromiso de Zanessa.

Sube pronto

Maria jose dijo...

Woowww que historia
Si me imagine algo como esto pero
En el modo que cuentan la historia es muy bueno
Esta novela tiene una gran y linda historia
Y también romance
Solo el epílogo? Noooooo!!!!
Pero novela nueva? Siiiiii :)
Sube pronto el epílogo y quiero saber que pasara después y como será su boda

Unknown dijo...

Me ha encantado la novela!
No me esperaba para nada que fuera la hija la que lo habia empujado... :S
Un beso!
Sube pronto!!

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