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miércoles, 6 de agosto de 2014

Capítulo 8


Ness: Ya no me puedo concentrar -anunció dejando a un lado la libreta en la que estaba tomando notas-.

Miró a Zac.

Eran casi las diez de la noche; habían trabajado sin parar durante más de tres horas.

Zac: ¿Cansada? -preguntó alzando la mirada de los papeles que estaba leyendo-.

Ness: Exhausta.

Se desperezó débilmente, luego movió la cabeza de un lado a otro para aflojar los músculos del cuello.

Zac la observó con atención, como tratando de adivinar la causa de su fatiga. Ella no había pasado una mala noche cuidando a un bebé llorón, después de todo. Pero reprimió el impulso de preguntar.

Ness: ¿Qué tal te sentaría una taza de café? -sugirió-.

Ella sonrió con ironía.

Zac: Viniendo de ti, no es una invitación muy tentadora. Nadie se ha muerto por tomar café instantáneo.

Ness: Nadie se ha muerto por aprender a preparar verdadero café -replicó-. ¿Para qué compraste una cafetera si no querías aprender a usarla?

Zac: No la compré -respondió-. Alguien me la regaló.

Se movió al decir esto, bajó la mirada y la fijó en la chimenea, que se encontraba al otro lado de la habitación. Su actitud le pareció evasiva a Vanessa, incluso un poco avergonzada.

Ness: Sin duda te la regaló una amiga, ¿verdad?

Zac se volvió a mirarla, con una enigmática sonrisa.

Zac: ¿Qué te hace pensar eso?

Ness: Oh, no sé -dijo con un exagerado encogimiento de hombros-. ¿Quién si no podría regalar una cafetera? Debió ser alguien que pensaba pasar aquí algunas noches pero no soportaba la idea de tomar café instantáneo al levantarse por la mañana.

Zac: Apuesto que eres una de esas personas quisquillosas que no se pueden pasar sin tomar una taza de café auténtico por la mañana -comentó-. ¿Me equivoco?

Vanessa rió de buena gana, pero no contestó nada. Zac se incorporó y la miró de frente.

Zac: ¿Qué tiene de particular que yo tenga una vida social activa? -preguntó con tono acusador-. ¿Es un crimen que un soltero de treinta años reciba en su casa alguna amiga para pasar la noche de vez en cuando?

Ness: ¿De vez en cuando? -preguntó con desconfianza, sin dejar de reír-. Sin duda el tenorio de Powell & Decker está siendo demasiado modesto.

Zac la miró con ojos entornados. Parecía estar controlando la ira. Después de respirar hondo, dijo:

Zac: No sé cuál es tu fuente de información, Vanessa. Pero puedo asegurarte que mi reputación es mucho más excitante que mi vida real. Como te he dicho antes, la mitad de las cosas que se dicen sobre mí son falsas.

Vanessa se asombró por el interés que parecía tener en convencerla de su decencia; estaba asombrada y conmovida. Le sorprendía aun más que sus ojos brillaran con tal intensidad a pesar de su evidente fatiga y que la opinión que ella pudiera haberse formado de él le importara tanto.

Ness: En realidad, no he oído hablar tanto de ti. Pero te he visto en acción.

Zac abrió la boca, pero inmediatamente la cerró, como si hubiera decidido pensar mejor lo que quería decir.

Zac: ¿Te refieres al hecho de que te besara ayer? -preguntó con voz apacible-.

No era a eso a lo que se refería Vanessa. Se refería a las veces que le había visto sonreír a las secretarias con intención seductora.

Por alguna razón había supuesto que lo sucedido entre Zac y ella la noche anterior era de una naturaleza completamente diferente. No había estado flirteando con ella entonces; no había percibido nada frívolo ni superficial en su acercamiento. Su beso había sido algo muy serio, casi solemne.

Pero no estaba dispuesta a hablar de ello aquella noche… ni nunca. Tenía la esperanza de que si apartaba el incidente de su cabeza, conseguiría olvidarse de ello a la larga. Sin embargo, era una suposición ridícula, decidió. Aún no había olvidado aquel beso de hacia cuatro años. ¿Cómo podía esperar olvidar un beso de hacía solo veinticuatro horas?

Ahora que Zac había sacado a la luz el asunto, pendía entre ellos como una entidad tangible.

Ness: ¿Por qué no fingimos simplemente que ese beso nunca ha existido? -sugirió irritada por el leve temblor de su voz-.

Zac: Porque no quiero olvidarlo -declaró. Se acercó a ella en el sofá y le cogió una mano. Observó los largos dedos de la joven-. Me gustaría besarte otra vez -confesó-. Me gustaría besarte de tal manera que nunca trataras de huir de mí. Dime cómo debo hacerlo, Vanessa. Dime qué debo hacer para no asustarte.

Ella rió nerviosamente.

Ness: Podrías dejar de hablar de ese modo -sugirió, tratando de ignorar la corriente de sensualidad que corría por su mano y se filtraba por todo su cuerpo-.

Zac: ¿Es porque trabajamos juntos? -preguntó sin dejar de acariciarle la mano-. ¿Es porque he salido con algunas de las chicas de la compañía? ¿Es eso lo que te molesta?

Ness: Ya sabes lo que me molesta -mantuvo, tratando infructuosamente de apartar la mano. La hipnótica caricia le gustaba demasiado-. No me gusta tu opinión sobre las mujeres. No me gusta tu actitud hacia las mujeres.

Zac: Amo a las mujeres -aseguró-. Las respeto. Tienen sus debilidades y sus aciertos, como los hombres, pero no las considero inferiores.

Ness: No las tratas como iguales -dijo con un leve temblor en la voz cuando el pulgar de su interlocutor le acaricio con suavidad la sensible piel de la muñeca-.

Zac: No, no las trato como iguales -aceptó-. Trato a los hombres como hombres y a las mujeres como mujeres -alzó la mano de la joven hasta su boca y le besó la palma-.

Ella suspiro involuntariamente, luego logró soltar su mano y se retiró en el sofá.

Ness: Por favor, basta, Zac -murmuró-.

Zac: ¿Por qué? -pregunto, aunque no intentó volver a atrapar la mano de la joven-. Tú también me deseas, Vanessa, puedo sentirlo. No me odias. En realidad, te gusto. De modo que dime qué es lo que se interpone en mi camino.

Ness: Quizá tu ego -sugirió-.

Zac ignoró el ataque.

Zac: ¿Es que tienes una mala opinión de los hombres en general? ¿Acaso te ha roto Tom el corazón?

Ness: No -respondió con sinceridad, todavía asombrada de que Zac hubiera hecho tanto caso a los chismes de la oficina sobre su vida sentimental-.

La realidad era que Tom no le había causado el menor disgusto. Lo único que había sucedido era que su relación había llegado a un punto muerto y había empezado a estancarse. Las flores que él le enviaba empezaban a tener más vida que los sentimientos que debían expresar. Su relación se había ido marchitando, simplemente, sin dramatismos ni dolor.

Cuando Tom y ella decidieron separarse, Vanessa llegó a sospechar que ella era más culpable que él del fracaso de su romance. Habían estado juntos mucho tiempo, pero ella no había permitido que su relación avanzara hacia el siguiente paso natural: el matrimonio. Estaba siguiendo con diligencia el plan que se había trazado y de acuerdo con ese programa no había todavía lugar para el matrimonio, ni para la maternidad. Ya habría tiempo para eso más tarde. No estaba preparada para una relación permanente, de manera que Tom y ella se habían separado sin asperezas.

Pero ninguna de las sazones anteriores explicaba su resistencia a Zac. No creía que él buscara algo permanente con ella. Estaba segura de que lo que le motivaba era el afán de reanudar una aventura iniciada cuatro años antes y que se había deformado en una leve hostilidad.

Ness: Has tratado de sabotear mi trabajo -adujo más para convenciéndose a si misma que a él-.

Zac hizo un gesto de impaciencia.

Zac: No he hecho nada semejante -protestó-. He hecho recomendaciones. Sugerí que te quitaran de un proyecto para que pudieras trabajar en otro. Además, mi palabra no es ley en P&D, no tomo decisiones unilaterales.

Ness: Me consideras demasiado emocional -señaló-. Piensas que me tomo las cosas demasiado personalmente...

Zac: Es verdad -dijo sin rodeos. Deslizó el brazo por el respaldo del sofá y su mano se apoyó sobre el hombro de la joven-. De modo que, te suplico que seas demasiado emocional conmigo, Vanessa -su voz se hizo seductoramente sedosa-. Tómame personalmente. Canaliza toda esa feminidad contenida en algo que valga la pena.

La estrechó en sus brazos, con lentitud y delicadeza, dándole oportunidad de resistirse. Ella no se resistió, pero tampoco se rindió del todo. Se acurrucó en su pecho y posó la mejilla en su hombro. Zac la rodeó con los brazos y la abrazó estrechamente.

Lo sintió tan fuerte, tan firme y protector... Esa noche no olía a talco infantil sino a jabón. Ella prefería aquel olor a limpio que el aroma a colonia o loción, cerrando los ojos, aspiró profundamente.

No le tenía miedo, tampoco pensaría en él como el tenorio de Powell & Decker. No con su actual aspecto, con sus pantalones gastados y su sudadera. Los dos días anteriores le había visto bajo una luz diferente. Ya no era el arrogante y poderoso asesor de los hoyuelos seductores. Más bien, era alguien que se preocupaba por un bebé y por su hermana atolondrada, alguien que luchaba por satisfacer las necesidades de sus seres queridos. Era un hombre que podía mostrarse vulnerable ante Vanessa, que podía compartir con ella su carga.

Y era alguien lo bastante interesado por ella como para averiguar todo lo posible sobre su ex-novio. A pesar de su indiferencia hacia ella en la oficina, a pesar de su arrogancia, se interesaba por ella.

Abrigó una fugaz esperanza de que su interés proviniera de algo más que la resistencia que le había puesto. La noche anterior le había acusado de haber tratado de seducirla para poder completar su lista de mujeres conquistadas en la compañía. Pero no lo creía realmente. Ahora se sentía más inclinada a creer que su reputación era un poco exagerada, como aducía él. Era comprensible que se construyeran mitos sobre un hombre tan atractivo como Zac.

En este momento no parecía mítico. Parecía muy humano en todos los sentidos. Acurrucada contra él, Vanessa sintió una extraña sensación de paz. No quería ser besada, pero tampoco quería que la dejara de abrazar. En ese momento, protegida por el dulce asilo de sus brazos, casi creía que nunca volvería a dejar encendida la luz del pasillo.

Sintió los labios que rozaban su frente.

Zac: Te he deseado desde aquel primer día, Vanessa -confesó en un susurro-. Desde que te conocí.

Le acarició el brazo del codo hasta el hombro.

Ness: Pues tienes una forma muy curiosa de demostrarlo -murmuró-.

Zac: Si hubiera conocido tus gustos, te habría encerrado conmigo en la bodega para contarte mi repertorio completo de chistes verdes -bromeó-. Te habría atiborrado de café auténtico hasta que te arrancaras las ropas, suplicándome que te hiciera mía.

Ness: ¡Ni en sueños! -dijo entre risas-.

Zac calló por un momento.

Zac: ¿Podrías al menos admitir que no me odias? -preguntó por fin-.

Ness: Lo admití ayer.

Zac: Avanza un poco más -suplicó-. Dime que te gusto.

Vanessa suspiró y cerró los ojos otra vez. La rítmica caricia en su brazo estaba ejerciendo un efecto hipnótico en ella; sintió el deseo de ronronear, dormirse en sus brazos.

Ness: Me gustas, Zac -dijo en un susurro-.

Zac: Dime que me deseas -murmuró rozándole la frente en los labios y posando una mano en su barbilla para alzarle la cara hacia él-.

Ness: Esta noche no -dijo tratando de sujetarle la mano-.

Él la miró.

Zac: ¿No me lo quieres decir esta noche, o no me deseas esta noche?

Otra vez vio un descarnado anhelo en sus ojos. Tímidamente alzó la mano y pasó los dedos por su áspera mejilla debido a la barba a medio crecer.

Ness: Me gustas, Zac -repitió la joven en voz baja-. Y... te deseo -bajó la mirada y sintió que el rubor encendía sus mejillas-. Pero no esta noche.

Zac: ¿Por qué no?

Ness: Porque... porque no estoy segura de que seas tú precisamente quien me gusta -explicó con voz insegura-. Quiero decir, me has gustado... estos dos días anteriores… me has gustado mucho. Pero no has sido tú mismo en realidad.

Zac: ¿Ah, no? ¿Quién he sido, entonces?

Ness: Has sido el tío de Michael. Has sido un hombre lleno de ternura y lo bastante asustado como para pedir mi ayuda.

Los labios de Zac se curvaron en una sonrisa juguetona.

Zac: ¿Qué tal si te pidiera ayuda para no pasar la noche a solas? ¿Funcionaría eso?

Vanessa rió.

Ness: Me gustas cuando eres dulce, Zac. No cuando tratas de seducirme.

El Zac dulce asintió con una inclinación de cabeza.

Zac: Si esta noche no quieres, de acuerdo -volvió a apoyar su cabeza en su hombro y le acarició el pelo con suavidad-. Pero lo que te acabo de decir sobre el deseo que despiertas en mí, Vanessa no es un truco para seducirte.

Ness: Lo creo -admitió dejándose acunar en los brazos masculinos y luego se apartó con resistencia-. Dame tiempo para pensar las cosas. Todavía no estoy segura de quién eres.

Zac: Sabes quien soy -afirmó con una leve sonrisa-. Es de ti misma de quien no estás segura -se puso de pie y luego le ofreció la mano para ayudarla a levantarse. Revisó los papeles dispersos sobre la mesita del café y frunció el ceño-. Todavía tenemos mucho trabajo que hacer -observó-. ¿Estarás libre mañana?

Vanessa tardó un momento en decidir si quería pasar el día siguiente con Zac, que terminaría, sin duda, con otra deliberación sobre sus deseos mutuos. Pero estaba el hecho de que tenían mucho que hacer sobre el asunto Carter. Quizá se forjara una idea más clara de quién era Zac en realidad y qué era lo que ella misma quería, si se enfrascaban durante algunas horas en los negocios.

Ness: Por la mañana tengo que hacer algunas cosas. Pero podría venir por la tarde.

Zac: Magnifico. ¿Qué te parece a la una de la tarde?

Ness: De acuerdo.

La acompañó a la puerta, le entregó la rebeca que estaba colgada en la percha del vestíbulo y la besó en los labios ligeramente.

Zac: Nos veremos mañana, entonces.

Sin mirar atrás, sin permitirse saborear el leve beso de despedida, ella se dirigió al aparcamiento.




Uyyyyyyyyy...
Casi, casi...
A ver si ya para el próximo capi ;)

¡Thank you por los coments!

Vosotras leyendo el capi mil veces esperando el próximo y yo esperando que comentéis para poner el próximo capi XD
¡Comentad la primera vez que lo leáis! Así yo lo pongo antes. Okis?

¡Un besi!


3 comentarios:

Maria jose dijo...

Ya sube otro, ya lo he leído jajajajaja
La novela esta muuuuuy buna.....
Mejor dicho es excelente
Amo esta novela
La veras tardo en leer porque estoy en el
Trabajo y el día de hoy entre como 10 mil veces
Para ver si ya habias subido la nove
Sube pronto y comenten pas que suba pronto jajaja

Unknown dijo...

Lindoooooooooooooo!!! Se admitieron que se gustaaaaaaaaaaaaaan!! Pero eso de "te deseo" me parece confuso porque creo que está dando a entender que solo la desea por una noche y no está siendo serio.. Quizá no quiere nada serio por ahora, pero cuando este con ella cambian las cosas!!
Qué lindo se comporta mi Zac!!!! <3

Síguela prontooooooooo!!!

Unknown dijo...

Aaaay me mori de amor!!!! Ame este capi!!
Se nota muchisimo que se gustan y se quieren... pero Vane es medio terca y le cuesta aceptar las cosas.. y Zac es un bombon!!!



SUBE PRONTOO

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