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domingo, 17 de agosto de 2014

Capítulo 13


Pasaron todas las noches de la semana juntos, lo cual hizo más soportable la forzada indiferencia en la oficina.

No hablaban de amor. Pero Vanessa sabía que existía entre ellos; la frenética pasión que los unía cada noche no podía emanar de otra cosa que del amor. Sin embargo, no estaba segura de que fuera un amor para toda la vida. Y puesto que Zac seguía provocando suspiros nostálgicos entre el personal femenino de la compañía, Vanessa no estaba muy segura si él estaría dispuesto a mantener una relación permanente. El tenorio de P&D no podía cambiar de la noche a la mañana, aunque se lo propusiera.

Tenía que hacer todo lo posible por ignorar sus seductores hoyuelos cada vez que dedicaba a las compañeras de trabajo una de sus sonrisas.

Quería creer que ninguno de sus flirteos significa nada para él, que solo nacían de un impulso caballeresco y de un innato respeto y admiración por el sexo femenino en general.

Cuando llegó el día en que habían quedado para comer con Frank Carter, fueron al restaurante en un solo coche. Zac estuvo callado durante el trayecto, quizá un poco tenso.

Ness: Espero que no pelees con Carter -le advirtió-. No olvides que es un cliente.

Zac: Y yo soy un hombre civilizado -replicó-. No quiero pelear con nadie -le dirigió una mirad de soslayo y frunció el ceño-. ¿Tenias que ponerte ese vestido?

Vanessa bajó la mirada a su vestido.

Ness: ¿Qué tiene de malo mi vestido?

Zac: Es rojo.

Vanessa se echó a reír.

Ness: Es marrón.

Zac: ¿Por qué no te has puesto uno de esos trajes sastres que sueles usar? -insistió-. Y todo ese maquillaje...

Ness: ¿Todo este maquillaje? Siempre me pongo el mismo maquillaje.

Él movió la cabeza, luego se paso una mano por el pelo.

Zac: ¿Cómo esperas que Frank Carter te tome en serio como asesora cuando te has puesto tan… tan provocativa?

Vanessa tuvo otro acceso de risa. Una sonrisa maliciosa jugueteó en sus labios mientras conducía el coche hacia el aparcamiento del restaurante donde debían encontrarse con Frank Carter. Zac todavía tenía el ceño fruncido cuando la ayudó a bajarse del coche.

**: El señor Carter los espera -anunció el maitre y les condujo hacia un reservado situado en un acogedor rincón del comedor-.

Frank se puso de pie para recibirlos. Más o menos de la misma edad que Zac, Frank era un poco más bajo de estatura que éste y más delgado. Su pelo negro estaba impecablemente peinado, demasiado impecablemente, pensó Vanessa al observarlo. Prefería el aspecto desordenado del pelo de Zac.

Frank: Vanessa, me alegro de verla -dijo cogiéndola de la mano-. Zac, me alegro de verte también.

Los dos hombres se dieron la mano y luego se sentaron uno a cada lado de Vanessa. Inmediatamente los dos se enfrascaron en una charla intrascendente.

Vanessa miraba a uno y a otro y fingía prestar atención a lo que decían, pero su mente estaba en otra parte. Además, había empezado a sentir un leve malestar, un inicio de náusea.

Frank: ¿Usted qué opina, Vanessa? -preguntó de repente-.

Ness: ¿Eh? Di… disculpe, no estaba atenta.

Frank sonrió con indulgencia.

Frank: Le preguntaba qué opina sobre la liga.

Ness: ¿La liga? -seguía en las mismas-. ¿Qué liga?

Frank: La liga de fútbol -explicó el empresario, dándole palmaditas en un hombro-.

Los ojos de Zac siguieron el movimiento de la mano de Carter cuando se posó por un momento en el hombro de la joven para apartarse cuando llegó el camarero con las bebidas. Vanessa notó la arruga de disgusto que se había formado en el ceño de Zac.

Sonriendo, ella dijo:

Ness: Me temo que no sé mucho sobre deportes, señor Carter.

Dejaron el tema del fútbol cuando el camarero llegó para tomar nota. Vanessa pidió una ensalada de espinacas y cuando Zac le dio un golpecillo en el tobillo con la punta del pie por debajo de la mesa, ambos intercambiaron una sonrisa.

Ness: Tengo noticias que le alegrarán, señor Carter. Hemos preparado una encuesta destinada a los clientes potenciales de Carter Software para saber cómo dirigir nuestra campaña de promoción.

Frank: Eso me alegra mucho -dijo y la volvió a dar unas palmaditas en el hombro. Su mano permaneció en el respaldo del asiento mientras la miraba-. Me asombra conocer una mujer que no solo es preciosa, sino también inteligente.

Sonriendo con melosidad, Vanessa cogió la mano del empresario y la apartó de su hombro, volviéndola a dejar sobre la mesa.

Zac observó toda la maniobra con atención, como un tigre al acecho. Pero Frank devolvió la sonrisa a la joven, dejando su inquieta mano donde estaba.

Frank: Es una mujer excepcional, ¿verdad, Zac? -dijo, aunque sus ojos no se desviaron de ella-.

Zac: ¿Excepcional en qué sentido? -preguntó con los dientes apretados-.

Frank: Excepcional en todo sentido. Guapa, inteligente y segura de si misma.

Zac: No hace falta que me enumeres sus cualidades, Frank -dijo haciendo un visible esfuerzo por controlar la ira-. La conozco desde hace mucho tiempo, no lo olvides.

Frank: Si la conoces desde hace tanto tiempo y no la has conquistado aún, es que empiezas a perder tus aptitudes, viejo.

Vanessa dio un respingo. Estaba quizá más indignada que Zac.

Ness: Si no le molesta, preferiría que habláramos de otra cosa, señor Carter. No soy ninguna muchachita tonta que se conquista o de la que se toma posesión como si fuera un objeto.

Frank: ¡Y qué genio! -comentó con admiración, dejando que su mano se deslizara debajo de la mesa sobre el muslo de la joven-.

En cuanto la mano de su amigo desapareció de vista, Zac se incorporó como movido por un resorte.

Zac: Créeme, Frank, sé más del genio de Vanessa de lo que tú te puedas imaginar -dijo con intención y con voz odiosamente baja-.

Genio o no genio, el leve malestar que había aquejado antes a Vanessa adquirió ahora las dimensiones de una náusea declarada.

Ness: Si me disculpan.

Se puso de pie y miró a uno y a otro, como preguntando cuál de ellos la dejaría pasar.

Ambos se pusieron de pie. Frank se deslizó fuera del reservado y Zac le apartó la mesa. Apretando los dientes, la joven se dirigió hacia el cuarto de baño. ¡Hombres! gruñó en su interior. ¡Niños! ¡Todos los hombres son unos niños!


Zac: Lo siento.

Iban de camino a la oficina. Vanessa no sabía cómo aceptar la disculpa de Zac.

Ness: Olvídalo.

Zac: Lo que pasa es que me ha fastidiado verle en acción, tocándote y dirigiéndote todos esos elogios y...

Ness: Olvídalo.

Zac extendió una mano y cogió la de Vanessa.

Zac: No he tratado de competir con él por ti -dijo, tratando de justificarse-. Tengo suficiente confianza en ti como para saber que sus tretas no te impresionan. No sé... -suspiró, recordando el súbito malestar de la joven cuando estaban en el restaurante-. No es que dude de tu capacidad para cuidar de ti misma. Pero he podido darme cuenta de que hoy no te sentías muy bien. De repente me pareciste tan…, tan frágil, te pusiste muy pálida y... quise protegerte. Lo siento.

Ness: Por favor, deja de decir que lo sientes.

Zac le apretó la mano, luego se la soltó para cambiar de marcha.

Zac: Quizá te haya sentado mal el vino -sugirió-. Ni siquiera probaste tu ensalada.

Vanessa asintió.

De todas formas, aquel malestar no era nuevo para ella. La aquejaba desde hacía varios días y se le había retrasado el periodo.

Pero no podía decir nada a Zac, todavía no. No hasta que estuviera segura. Ya había visitado a su médico y le había aconsejado que esperara algunos días.

«Hay muchas cosas que pueden retrasar el periodo -le había dicho-. Un cambio en la dieta, un cambio en la rutina diaria... y si me permite incurrir en el terreno personal, un cambio en la vida sexual».

Zac: ¿Crees que estás enferma? -Estaban detenidos ante un semáforo y él se volvió a observarla. Sus ojos reflejaban su preocupación mientras observaba sus mejillas pálidas y sus ojos sin brillo-. Quizá debas ir al médico.

Ness: Lo haré -prometió-.


Poco antes de las cinco, Zac la llamó a su despacho.

Zac: ¿Dónde iremos esta noche, Vanessa, a tu casa o la mía? Si vamos a la mía te prometo una deliciosa sopa de lata para cenar.

Ness: Lo siento, Zac -dijo con voz suave-. Pero creo que esta noche prefiero estar sola. Quiero acostarme temprano.

Se produjo un breve silencio al otro lado de la línea.

Zac: ¿Estás enfadada conmigo?

Había ansiedad en su voz.

Ness: No, Zac. Lo que pasa es que me siento un poco mal y... necesito un poco de tiempo para recobrar mis energías.

Zac: Está bien. ¿Puedo llamarte más tarde a tu casa para ver como sigues?

Había casi humildad en la petición.

Ness: Sí.

Zac: Nos vemos mañana, entonces.


Vanessa se acostó temprano, pero tardó en dormirse. Su médico le había dicho que le haría la prueba del embarazo al día siguiente por la mañana.

Sentía náuseas y estaba cansada. Pero, extrañamente, no le asustaba la idea de estar embarazada.

Trataba de imaginar lo que sería su vida con un bebé llorón y exigente. Eso no era tan difícil de imaginar como su vida sin su carrera, sin su escritorio, sin su teléfono, su sueldo y sus comidas de negocios.

Suponiendo que la prueba resultara positiva al día siguiente, Vanessa debería aceptar el hecho de que tendría que cambiar su esquema de vida. No iba a ser ascendida a asesora de mayor rango mientras estuviera embarazada. Al recordar la experiencia de Ronda Cooper, supuso que le darían un permiso por maternidad de seis semanas después de lo cual decidiría si regresaba a P&D o se despedía.

Seis semanas. No era mucho tiempo para decidir el curso de una vida profesional.

Aunque esa decisión no sería de ella sola. Zac tenía derecho a intervenir... si quería. Si no le conociera bien, habría pensado que era el tipo de hombre a quien le importaría muy poco el hecho de ser padre de un hijo ilegitimo. Pero ahora., no necesitaba que Ellen Garnet le dijera que era un hombre decente y considerado. Ya lo había averiguado ella misma.

«¿Y si me pide que me case con él?»

Dio varios golpes a la almohada y volvió a acomodar su cabeza en ella.

¿Si le pidiera que se casaran? Una cosa era cierta, ella nunca se casaría con un hombre que no la amara. Zac la amaba sin duda, a su manera, tal como había amado a Ellen Garnet, a la mujer que le había regalado la cafetera y quién sabe a cuántas más.

Pero Vanessa dudaba que la amara tanto como ella le amaba a él. Dudaba que la amara más cuando oliera a talco para bebé, cuando su pelo estuviera en desorden, cuando estuviera desaliñada, que sería como estaría la mayor parte del tiempo cuando naciera el bebé. No sabía si Zac era capaz de sentir ese tipo de amor. El amor conyugal.

Y si se casaba con ella solo porque se sentía obligado… pues bien, esa sería una base muy pequeña para construir una vida en común.

Pero ya pensaría en el matrimonio cuando llegara el momento, decidió. Ahora tenía que hacer frente a la cuestión del bebé. Si la prueba resultaba positiva ella ya nunca estaría sola, ya no se sentiría aislada. Fuera cual fuese la decisión de Zac, ella tendría siempre a su lado a un pedazo de su propia carne y ya nunca estaría sola.

Con aquel pensamiento tranquilizador, se quedó dormida con una amplia sonrisa en los labios.




Awwwww! Qué mono Zachy preocupándose por Ness ^_^
Pero ella le tiene que contar lo del posible embarazo. A ver si hay o no otro mocoso en la familia XD

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3 comentarios:

Unknown dijo...

Me encanto el capi!!!
Igual me hubiese gustado que Ness le dijera a Zac que tenia un atraso... no creo que el se enoje y la deje no? Me parece que Zac ama a Ness pero no se lo dice, aunque sintio muchos celos en la cena de hoy asi que eso es una buena sueñal.

Espero que Ness deje de vueltas y le diga a Zac. Solo eso.


Sube prontoooo

Unknown dijo...

Jajajajaja pero por qué le dices mocoso???????? Si los bebés son lo más lindo del mundoooooo!! Jajajaja

Bueno, sería lindo que estuviera embarazada, pero también dudo que Zac esté muy enamorado, aunque es una novela así que supongo que sí está enamorado! :D

Estaba muy protector mi Zac en este capítulo, me encantó!
Síguela pronto!
Cuídate! :D

Maria jose dijo...

Sentí muy corto que capitulo nooooo!!!
Quiero saber maaaaassss!!!! Jajajaja
Vanessa embarazada? Se pondrá muy bueno
El próximo capitulo ya quiero verlo
Esta novela en verdad que no quiero que termine
Espero que sea de 59 capítulos o más jajajaja

Sube pronto
Saludos

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