topbella

viernes, 31 de mayo de 2013

Capítulo 1


El vestido de novia brillaba bajo los rayos del sol que entraban en el escaparate aquella tarde. Era una maravilla color crema con rosas bordadas. Un vestido digno de la Cenicienta.

El sueño de toda mujer cuando se va a casar con su Príncipe Azul. La semana siguiente una mujer lo iba a llevar puesto mientras avanzara por el pasillo hacia el altar para casarse con el hombre de sus sueños.

Vanessa Hudgens se estremeció.

Había sido una reacción involuntaria porque, en realidad, no tenía nada en contra del matrimonio, pero no quería casarse inmediatamente por mucho que su madre insistiera en que con veinticuatro años ya iba siendo hora.

Tenía toda la vida por delante y muchas posibilidades se abrían en el horizonte. ¿Por qué iba a querer dejarlas pasar de largo para casarse?

*: ¿Has terminado ya? -preguntó una voz impaciente-.

Ness se giró y miró a su hermana Anne, que era una mujer menuda y nerviosa.

Ness: Me parece que le voy a poner unas cuantas rosas más por la espalda.

Anne: ¡Por Dios!

Ness: ¿Por qué no me dejas que te haga un traje nuevo? -le preguntó fijándose en el que llevaba. Debía de tener medio siglo, por lo menos-. Acabamos de recibir un lino rojo que te quedaría de miedo -insistió-.

Anne: No, gracias. Prefiero que te preocupes por los vestidos de la señorita Becket. Su madre y ella van a llegar en una media hora y se van a poner como una furia si sus vestidos no están terminados.

Ness: No te preocupes -la tranquilizó enhebrando una aguja con hilo rosa-.

Anne: ¿Por qué siempre lo dejas todo para el último momento? -protestó-. Parece mentira que no conozcas a la señora Becket.

Ness suspiró. Además de ir siempre vestida de forma aburrida, a su hermana le encantaba echarle en cara su falta de puntualidad.

Ness: No te preocupes, va a estar terminado para cuando lleguen -le aseguró cosiendo el vestido-.

Anne: Siento mucho dejarte a solas con ella, pero le prometí a Dan que volvería pronto esta noche.

Ness: ¿Qué tal está?

Anne: Bien.

Ness no insistió. Sabía que Anne y su marido no hacían más que discutir últimamente, pero su hermana no soltaba prenda. Ness esperaba que fueran capaces de arreglar sus problemas... aunque solo fuera por el bien de sus tres hijos.

Ness: Vete tranquila. No te preocupes por la señora Becket.

Anne: Es imposible no preocuparse con esa mujer -murmuró-. No podemos perder ni una sola clienta... Por cierto, te ha llamado Zac hace media hora. Quería hablar contigo.

Ness: ¿Zac? ¿Qué quería?

Se le había caído el dedal al suelo, pero no le dio importancia.

Anne: Si hubieras llegado a tu hora, lo sabrías.

Ness puso los ojos en blanco mientras su hermana salía del taller.

Ness: ¿Era algo importante?

Anne: No, dijo que te volvería a llamar.

Qué raro. Ness se agachó en busca del dedal. No había hablado con Zac desde Navidad y de eso hacía ocho meses. Acababa de volver al sur de California después de estar dos años fuera y, al llegar a casa de su madre, tarde por supuesto, se lo había encontrado allí.

Se había alegrado muchísimo de verlo, pero él no parecía opinar lo mismo. Se había mostrado frío y distante. Al principio, Ness pensó que era porque llevaban mucho tiempo sin verse, pero pronto se dio cuenta de que había algo más.

Se lo había preguntado claramente, pero Zac le había dicho que no le pasaba nada.

Lo había llamado varias veces a lo largo de aquellos meses, pero Zac siempre ponía excusas. Cuando no había ido a cenar con ellos en Pascua, la familia de Ness se había sorprendido mucho.

Siempre pasaba las fiestas en su casa. Desde que Vanessa tenía catorce años y, de repente, no podía ir por «exigencias de trabajo».

Dolida y confusa, Ness había dejado de llamarlo y él no había hecho el más mínimo intento de ponerse en contacto con ella.

Hasta aquel día.

Ness frunció el ceño. ¿Qué querría decirle después de haberla ignorado durante tanto tiempo? Anne volvió con el bolso colgado del hombro y un montón de revistas.

Anne: Aquí te dejo las últimas revistas de novias y otra cosa que creo que te va a hacer gracia ver -le dijo entregándole un tabloide-.

Ness se quedó mirando la fotografía de la portada: Era un hombre con la mano extendida intentando tapar el objetivo de la cámara.

El titular leía: «¿Se puede ser tan buena persona como este hombre?»

Ness lo reconoció inmediatamente.

Ness: ¿Zac? ¿Me habrá llamado por algo relacionado con esto?

Anne: Puede -contestó abriendo el periódico-. Dice que va a vender RiversWare por cien millones de dólares y que va a repartir la mitad entre sus empleados. Increíble, ¿verdad?

Ness: Siempre ha sido muy generoso -contestó cosiendo otra rosa-. Pero, ¿eso qué tiene que ver conmigo?

Anne: Dice también y leo textualmente: «Aunque Efron no ha querido hacer declaraciones, fuentes solventes nos han asegurado que quiere utilizar el dinero para convencer a su amada de que se case con él» -leyó-. Se debe de referir a ti, Nessi.

Ness se pinchó el dedo. Maldijo y se limpió para no manchar el vestido.

Ness: Estás loca. Zac y yo nunca nos hemos gustado. Solo somos amigos.

Anne: ¿Eso crees? La amistad entre hombre y mujer no existe. Zac estaba enamorado de ti.

Ness: De eso nada. ¿No te acuerdas de que estaba enamorado de Amber Adams?

Anne: Ja. Jamás le gustó tanto como tú. Él no fue el mismo cuando Ella Campbell y tú os fuisteis a recorrer el país en tren. ¡Y deberías ver la cara que se le quedó cuando mamá le dijo que te ibas de mochilera a Europa!

Ness: ¡Deberías de haberle visto la cara que se le quedó cuando me vio aparecer en casa de mamá las navidades pasadas! -protestó-. Las piedras de Stonehenge son más expresivas, te lo aseguro. No creas que fue un recibimiento como el que se le dispensa al amor de toda la vida que vuelve a casa.

Anne: Nunca has entendido a Zac, pero ahora no tengo tiempo de discutir contigo. Tengo prisa -contestó dejando las revistas y el periódico en el suelo-. Ya son más de las seis.

Acompañó a su hermana hasta la puerta para cerrarse con llave pues a Anne le daba miedo que se quedara sola y, cuando volvió al taller, pensó en sus palabras.

¿Que no entendía a Zac? ¡Pero si nadie lo conocía mejor que ella!

Tomó el periódico y, al abrirlo, se encontró con una fotografía de Zac hacía más de cinco años. Estaba posando con las manos en los bolsillos y miraba fijamente a la cámara con sus preciosos ojos azul cielo.

Vanessa sonrió. Se acordaba del traje que llevaba. Zac se lo había comprado para la graduación. La postura que lucía era la típica de Zac. Cuando lo había visto por primera vez, muchos años atrás, cuando se había mudado al barrio con su abuela, ya la tenía.

Entonces, Zac contaba diecisiete años y era un chico callado y serio. Ella tenía catorce y no eran amigos hasta que un día Ness descubrió a sus amigos y a su novio metiéndose con Zac.

Drake se enfadó tanto con ella que la dejó una semana después, pero a Ness le dio igual. No le gustaba tener novio porque lo encontraba agobiante.

A partir de entonces, Ness había empezado a coincidir cada vez más a menudo con Zac. Hasta que, un día, lo invitó a él y a su abuela a cenar con ellos el día de Acción de Gracias.

Su madre lo adoptó rápidamente como a un hijo al enterarse de que sus padres y su hermana habían muerto en un accidente de coche. Tanto Zac como su abuela, hasta que murió, pasaron a formar parte de la familia. Vanessa dejó el periódico y cosió un par de rosas más en el vestido.

Incluso mientras Zac se había ido a la universidad, su amistad no había hecho sino crecer. La había ayudado con algunas asignaturas y se habían reído mucho en aquella época.

Zac era la única persona con la que Ness podía hablar. Siempre le había contado sus problemas y él la había escuchado con paciencia y comprensión. Sabía que podía contar con él y estaba convencida de que serían siempre amigos.

Su comportamiento en Navidad había sido un gran golpe. ¿Qué querría de ella ahora?

«Zac estaba enamorado de ti».

Las palabras de Anne se repetían en su cabeza.

¿Cómo iba a ser así? Jamás habían salido, nunca habían sido novios y no habían hablado de matrimonio ni de lejos.

Bueno, habían hablado de ello una vez, pero en términos generales.


Zac: ¿Tú te quieres casar? -le había preguntado cuando Ness terminó el instituto-.

Ness: No hasta que sea muy mayor. Por lo menos, hasta los treinta. -Iban en bici por el Santa Monica Boulevard y, al llegar a la playa, Ness descubrió a Zac mirándola fijamente-. ¿Y tú? -le había preguntado mirando de reojo cómo su amigo se ponía crema en el torso-.

Zac: Sí, algún día -había contestado-. Quiero tener hijos y una mujer cuando vuelva a casa por las noches.

Ness: Qué aburrido. Yo quiero viajar. Quiero divertirme, quiero...

Zac: ¿Qué quieres exactamente?

Ness: No lo sé -había confesado-, pero lo sabré algún día.


Habían pasado seis años de aquello y seguía sin saberlo. Siguió cosiendo. ¿No habría llegado el momento de buscarse un trabajo de verdad?

Antes de dejar la universidad, se le daba bien la contabilidad y había trabajado tanto en Estados Unidos como en Europa. No le tenía por qué costar mucho esfuerzo encontrar algo.

¿Y por qué no volver a la universidad? Lo llevaba pensando un año. Podía terminar sus estudios de Economía gracias a la herencia de su padre. No daba para vivir lujosamente, pero sí lo suficiente como para poder estudiar y vivir bien.

Había aceptado trabajar con su hermana para ayudarla y porque le gustaba la tienda, pero sabía que Anne no podía permitirse tener una empleada mucho más tiempo, así que debía tomar una decisión.

Llamaron a la puerta. Eran las siete. La señora Becket había dicho que su hija y ella iban a llegar, como muy tarde, a las seis y media, ¿verdad? Anne se tendría que haber quedado y haberlas regañado, como hacía con ella.

Volvieron a llamar.

Ness se levantó, sacudió su melena ondulada y se quitó los hilos que se le habían quedado por los vaqueros.

Y volvieron a insistir.

Ness: Qué pesadas -murmuró. Sin embargo, compuso una sonrisa radiante antes de abrir la puerta-. Su vestido ya está terminado...

El hombre de ojos azul cielo sonrió divertido.

**: Siempre me has tenido por un tipo peculiar, Nessi.




Oh, ¿quién será ese hombre? ¿Será verdad lo que dijo la hermana de Vanessa?
Bueno, ahora ya sabéis un poquito más sobre los protas y su pasado. Pronto se animará la cosa. Así que seguid comentando ^_^

¡Gracias!
¡Un besi!

3 comentarios:

Lau B. dijo...

OMG!
a mi siempre me mata saber que hubo un amor no correspondido... y peor aun ver que no terminamos de conocer nunca a las personas...
se ve super interesante la novela
please publica pronto
Tengo un mal presentiento pero esperemos a ver que pasa...
Una cosa mas, esta nove me va a gustar o mas bien me gusta desde ya! porque los amores mas lindos y fuertes nacen de la amistad ^-^
Bye
Xx

Milagros L. dijo...

oh se ve interesante
ojala que sea zac o mejoer dicho creo k es zac
y espero k cambie esa actitud k tuve con nessa en navidad
siguela pronto
bye**

Anónimo dijo...

la novela se llama trampa de amor. Por qué creo que Zac en realidad no se quiere casar con la mujer esa & que todo es una trampa para atrapar a Vanessa?

btw, me llamo Naya(:
& me encantan tus novelas <3

Publicar un comentario

Perfil