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lunes, 27 de mayo de 2013

Capítulo 11


¿Cómo decirle que estaba equivocado, que era el único hombre que había amado? ¿Cómo podía decirle eso, cuando él acababa de decirle que quería el divorcio... cuando la pasión original que una vez había sentido por ella estaba muerta y olvidada?

Las palabras de Zac tuvieron el mismo impacto en Vanessa que un golpe físico; la joven se quedó muda. Abrió mucho los ojos y palideció.

Zac: Fui un estúpido al pensar que funcionaría una separación -manifestó-. Tenías razón desde el principio... el divorcio es la única solución. Fue una locura por mi parte pensar que podía tenerte a mi lado para siempre.

Ness: ¿Y los niños? -preguntó con un susurro-.

Ella había renunciado a su custodia con la seguridad de que siempre podría estar cerca de ellos. ¿Iba Zac a usar esa decisión en su contra durante los trámites del divorcio?

Zac: Quedarán a tu cuidado, por supuesto -respondió y apretó los dientes para controlarse-. Después de lo de anoche, es evidente que no soy un hombre de integridad y honor.

Vanessa pensó que Zac se despreciaba a sí mismo porque su piloto estaba resentido. Ante sus propios ojos, estaba degradado y ese conocimiento lo atormentaba.

El alivio inicial que Vanessa sintió al escuchar sus palabras se mezcló con otras emociones: compasión por el dolor de Zac, indignación porque él pensara que lo había manipulado a propósito y, también, un gran sentimiento de culpa por haber sido responsable de lo sucedido entre ellos.

Ness: ¿Crees que usaría eso contra ti en los tribunales? -preguntó con orgullo-. ¿Crees que tengo tan poca sensibilidad? ¿O tal vez piensas que lo planeé todo para quitarte a los niños? -le temblaba la voz-.

Zac: ¿Cuando fui yo quien reservó la habitación? -preguntó y soltó una carcajada amarga-. No, Vanessa, no sospecho que tuvieras algún plan. ¿Crees que no sé que tú fuiste la inocente perjudicada?

«Perjudicada, sí, pero no de la manera que tú supones. En cuanto a inocente, tampoco», pensó Vanessa.

Ness: Yo... comprendo por qué cambiaste de opinión respecto al divorcio -murmuró preguntándose qué futuro podía tener un hombre como Zac, atado a una mujer a la que no podía amar-. En una ocasión me dijiste que nunca renunciarías a tu hijo.

Zac: Sí -tragó saliva-. Eso fue antes de que te sacrificaras y me demostraras que el verdadero amor no es egoísta... me demostraste que, sin importar lo profundo del sentimiento, cuando llega el momento de ceder, hay que hacerlo con gracia y estilo, a pesar de que se te destroce el corazón. Tenías razón cuando decías que Alex y Jessica se necesitaban el uno al otro, pero eso no es todo. A pesar de desearlo mucho, no puedo proporcionarles ni el amor ni la atención de una madre. No es solamente el problema de que estoy mucho tiempo fuera de casa... es mucho más... hay cosas que ni siquiera puedo empezar a cuantificar. Intenté cerrar los ojos ante mis propias deficiencias, pero después de las vacaciones, cuando regresaste a tu apartamento, me resultó imposible ocultarlas. El accidente de Alex solo fue la punta del iceberg -hizo una pausa, mientras Vanessa luchaba por asimilar las palabras que él decía. Después de un momento, Zac añadió-: Como verás, me abriste los ojos ante las necesidades de los niños. No tengo otra opción que ignorar mis anhelos y ceder a tu favor. No niego que me dolerá, pero eso es simplemente lo que me merezco. Desde un principio, arruiné tu vida... te seduje, te alejé de tus amigos y de tu familia, te coloqué en una casa de campo donde no comprendías el idioma, te dejé embarazada poco después del matrimonio... Después, cuando enfermaste, ni siquiera reconocí los síntomas, me faltó paciencia y comprensión... ¡Dios mío, Ness! Tenías todo el derecho del mundo a esperar un apoyo total de mi parte... y no te di nada. Merezco todo el desprecio que sientes por mí.

Ness: ¡No fue culpa tuya, Zac! Fui egoísta e inmadura. Ni siquiera intenté compartir tu vida -no podía mirarlo a los ojos y bajó la vista a sus manos-. Además, fui yo quien te sedujo. Me lancé a tus brazos sin pensar en las consecuencias. Cuando le dijiste a mi hermano que nos íbamos a casar, me engañé pensando que lo hacías porque me querías e ignoré la razón evidente... que fuiste víctima de una aventura pasajera y que el honor te obligó a hacer de mí una mujer honesta, después de ser descubiertos en esa situación.

La carcajada de Zac la sorprendió y la obligó a levantar la cabeza.

Zac: ¡Querida Ness! ¡Por supuesto que te quería! Nunca fui tan inexperto como para dejarme seducir contra mi voluntad. De no haber tenido desde un principio la intención de casarme contigo, nunca hubiera llegado a una situación tan comprometedora. Tu encantadora reacción ante mí solo hizo que mis planes maduraran con mayor rapidez de lo que había esperado.

Ness: ¿Me querías?

Durante años, pensó que eso no era verdad. Sabía que él no le mentiría en ese momento.

Zac: Por supuesto que te quería -aseguró acariciándola con la mirada-. ¿Ya has olvidado nuestro primer año juntos?

Ness: ¡No, por supuesto que no! -respondió y ya no pudo mirarlo a la cara. Fijó la mirada en su pecho, en un botón de la camisa-. Lo destruí todo, ¿no es así? Fui consentida y temperamental, exigente y cruel. Maté todo lo que floreció entre nosotros.

Zac: ¡Estabas enferma, Ness! Fui un estúpido al no reconocerlo. ¡Dios mío! ¡Cuánto sufriste antes y después de que nacieron los niños! La verdad es que estaba demasiado celoso para verlo. No estaba preparado para compartirte... ni siquiera con nuestros hijos. Oh, os quería a los tres, pero era a ti a quien más deseaba. Me sentí rechazado cuando pasabas días y noches cuidándoles. No podía comprender por qué estabas tan obsesionada con ellos. Todas mis hermanas tenían hijos y nunca habían reaccionado con tal intensidad... ¿Me entiendes, Ness? -le acarició la mano-. Cuando, desesperado, le pedí a Rebecca que nos visitara, empecé a comprender. Esperaba que ella pudiera acercarse a ti... que abriera un canal de comunicación entre nosotros -su mirada se oscureció entre los recuerdos-. Fue Rebecca quien me hizo ver que mis hermanas siempre estuvieron rodeadas por familias extensas... abuelas, tías, primas, etcétera... siempre había alguien allí para compartir la responsabilidad de los hijos; en cambio tú, no tenías cerca a nadie de tu país o familia. Hasta entonces, pequé de prepotente y asumí que yo podía proporcionarte todo el apoyo que necesitabas. Sin embargo, debido a las exigencias de mi trabajo, rara vez estaba presente cuando me necesitabas y fui demasiado ciego como para darme cuenta de ello. No era un hombre pobre, pero tenía que garantizar la entrada del dinero. Tenía que alimentar dos bocas más, eso, sin contar con el salario de Sophia.

Ness: Y lo único que conseguiste a cambio de tu sacrificio fue una esposa histérica que te acusó de tener una aventura con su hermana -pensó que hablar sobre lo sucedido era para ella como una terapia, como desinfectar una herida... al principio dolía, pero era necesario para la curación-. De haber sido más comprensiva entonces, nunca hubiera hecho esa acusación... -a pesar del esfuerzo que hizo por controlarse, dos lágrimas rodaron por sus mejillas-.

Zac: No llores, Ness -le pidió secándole las lágrimas con un dedo-. No eras responsable de tus acciones. Estabas enferma, trastornada.

Ness: Después, cuando volví de la clínica, ya no estaba enferma. Me compadecía constantemente de mí misma. En lugar de mirar hacia el futuro, no dejaba de preguntarme por qué me había sucedido aquello a mí. En lugar de sentirme feliz por estar curada, en lo único que pensaba era en lo desafortunada que había sido. Era una chiquilla maleducada que ningún hombre podría soportar.

Zac: Nunca hubo otra mujer para mí, Ness -confesó con tristeza-. Lo único que encontré en Amber Adams... fue una buena amiga y una colega de trabajo eficiente.

Ness: Lo sé -murmuró-. Ella vino a verme ayer y me dijo lo mismo, aunque yo ya había empezado a comprender que había creído en aquello porque quería creerlo, porque descargaba en otra persona mi responsabilidad, porque era el castigo que merecía por haberte tratado de esa manera. Durante estas últimas semanas, desde que recibí la orden de separación, fue como si hubiera madurado de pronto. Todas las ideas se me aclararon y ahora veo las cosas con claridad.

Zac: No te culpes, amor mió -con el dedo volvió a secarle las lágrimas y le acarició la mejilla. Tenía la voz ronca por la emoción-. La falta original fue mía. Debí comprender que lo que sentías por mí al principio era amor. Te quería tanto, que me permitió cegarme ante la realidad. Casarme contigo fue uno de los actos más egoístas que he hecho en mi vida. El otro fue aceptar tu sacrificio cuando renunciaste a Jessica.

Vanessa sacó un pañuelo que llevaba en la manga para limpiarse las lágrimas. Si lo amaba, ¿cómo podía aceptar el sacrificio que él quería hacer, cuando por experiencia propia conocía la agonía que eso causaba?

Después de un momento, Zac añadió:

Zac: Bien... solo hay una manera de reparar lo que hice... y es dejarte libre para que te relaciones con un hombre al que puedas amar y que te ame.

Ness: No hay nadie -murmuró y con los ojos le suplicó que le creyera-. Drew no fue para mí más de lo que Amber fue para ti. La vez que lo viste besándome, fue porque le dije que nunca podría haber un futuro para nosotros, de la manera que él quería... que solo podríamos ser amigos.

Zac no respondió; después, soltó una carcajada amarga.

Zac: Estaba celoso de ambos... de Ashley y de Drew, porque eran capaces de darte algo que yo no podía: consuelo.

Ness: Zac... por favor -el corazón le latía con fuerza y se retorció las manos-. Tal vez todo habría sido diferente si ambos hubiéramos puesto mayor interés en resolver nuestras diferencias desde el principio.

Zac: ¡Mmm! -volvió a reír-. Daría diez años de mi vida por poder retroceder el tiempo y empezar de nuevo, sabiendo lo que ahora sé.

Ness: En cambio, deseas el divorcio -indicó-.

Se sorprendió cuando él negó con la cabeza.

Zac: No, yo no he dicho eso, Ness. Lo que he dicho es que te facilitaría conseguir el divorcio que deseabas. Eso no es lo mismo. ¿No comprendes? Intenté mantenerte atada a mí. No perdía la esperanza de que algún día sucediera un milagro y pudiera despertar tu amor de nuevo... pero eso nunca sucedió. Las cosas fueron de mal en peor, hasta aquella noche en que discutimos. De pronto, en medio de toda esa ira, te deseé con tanta desesperación que empecé a creer que si no podía llegar a ti con palabras, podría llegar con acciones... creí que, si éramos amantes de nuevo, eso actuaría como un catalizador, que mi cuerpo te hablaría con los términos dulces que mi lengua no podía encontrar -esbozó una mueca de amargura-.

Vanessa se puso de pie y cerró los puños a los lados.

Ness: Pero no pudiste seguir adelante... -sintió un inmenso dolor al recordar la mirada de horror de Zac al ver su cuerpo desnudo-. Te repugnaba mi cuerpo.

Zac: ¡Ness! ¿Qué dices? -en dos pasos se colocó a su lado y la cogió por los hombros. La obligó a mirarlo-. ¡Sí, sentí repulsión! Pero no por ti... sino por mí. Estaba atrapado por la pasión y el deseo... y también por la ira y por una vergüenza que no quería reconocer... de pronto vi la línea delgada de tu cicatriz, apenas visible... y me recordó que ya te había hecho suficiente daño. Era mayor que tú, con más experiencia, y de forma egoísta te privé de tu juventud y libertad... y allí estaba, incrementando esos pecados, a punto de dominarte una vez más -suspiró-. Me odiaba en aquella época, pero rara vez tanto como en esa ocasión.

Ness: ¡Oh! -exclamó y lo miró-. Yo creí que era porque te parecía fea. Estaba tan delgada.

Zac negó con la cabeza.

Zac: Para mí, siempre has sido preciosa, Ness. Fui yo quien estaba feo. Sin embargo, no estaba dispuesto a perderte. Por eso, cuando te fuiste con Ashley, sugerí la separación legal. Pensé que te sentirías protegida de la amenaza física que yo representaba para ti; no obstante, todavía podría tener acceso a ti... y lo más importante, no podrías casarte con nadie más. Estaba convencido de que te había dejado aterrada con mi ataque y la única manera posible era proporcionarte las cosas muy despacio, intentar cortejarte como debí hacerlo desde el principio.

Ness: Y ahora, es demasiado tarde -dijo con desesperación-.

Él le acarició la mejilla.

Zac: ¿Dices eso después de lo que nos sucedió anoche? Ah, Ness... -le acarició el cabello-. ¿Todavía no comprendes? No puedo confiar en mí para estar cerca de ti y no hacerte daño. Después de los problemas que tuviste para dar a luz a los mellizos; me juré que no volvería a permitir que quedaras embarazada. No obstante, anoche te amé con un abandono que no tuve ninguna otra cosa en cuenta. De haber tenido la fuerza de voluntad de la que me enorgullezco, habría pasado la noche abajo, en el bar, porque yo no soy un hombre aficionado a aventuras frívolas, de una noche. No es mi estilo. En cambio... -su voz se quebró-. No soy bueno para ti, Ness. Tengo que dejarte ir porque te quiero y no puedo controlarme y guardar la distancia cuando estás cerca de mí. Tengo que permitir que te quedes con nuestros hijos... porque les quiero también -se volvió hacia el escritorio y ella no pudo verle el rostro-.

Por un momento, la fuerte impresión la dejó rígida; pensó que se desmayaría debido a la fuerza con que latía su pulso.

Ness: ¿Todavía me quieres? Entonces... ¿no podemos empezar de nuevo? -su voz se quebró por la emoción-.

Zac se acercó a la ventana y miró hacia el exterior.

Zac: ¿Te refieres a continuar con nuestro matrimonio formal? No, pensé que podría funcionar, pero es imposible -aseguró-. No puedo verte sin amarte... y no puedo amarte sin herirte. No tengo derecho a evitar que encuentres tu propia felicidad, con quien tú escojas -se volvió para mirarla y sonrió un poco. Su mirada era atormentada-. Fuiste tú quien me enseñó la lección... me enseñaste que el verdadero amor no puede ser egoísta. Hay ocasiones en que la única acción honesta es romper... y a su debido tiempo, dejar ir.

Ness: ¡Pero yo no quiero irme! -exclamó. Deseaba que Zac la escuchara y le creyera-. Yo... también te quiero, Zac. Nunca dejé de quererte, pero me resultó muy difícil enfrentarme a la situación por los celos y el temor. No encontraba la manera de comunicarme contigo. Supongo que deseaba que conocieras mis sentimientos por intuición... y cuando no fue así, me convencí de que te odiaba... pero nunca fue verdad -soltó una carcajada al ver que él se quedaba inmóvil, como una estatua. Después de un momento, añadió-: No hay problema respecto a lo de anoche. Es el momento menos indicado para ampliar nuestra familia. De cualquier manera, los médicos me dijeron que es probable que no vuelva a sufrir de esa manera y, aunque así fuera, estarían preparados para atenderme y... si no me hubieras hecho el amor, ahora mismo me sentiría devastada, porque tan pronto como vi esa cama de matrimonio, mi imaginación empezó a funcionar...

Zac: ¡Santo cielo! ¡Por favor, no permitas que esto sea un sueño! -murmuró-.

Abrió los brazos y ella fue a su encuentro, apoyándose contra su pecho.

Zac apoyó la cabeza en su hombro mientras la abrazaba con posesión. Durante varios segundos disfrutaron de esa sensación.

Cuando Vanessa detectó la excitación de Zac, se movió contra él y disfrutó al oírlo gemir.

Ness: ¿Por qué no vamos a la cama, amor mío? -murmuró alimentando su deseo con una sensual sonrisa-.

Zac: ¿Qué pensará Emili? -fingió estar impresionado, pero el brillo de sus ojos azules denunció que mentía-.

Ness: ¡No le pagamos por pensar! -bromeó riendo-.

En el rostro de Zac leyó todo lo que necesitaba saber. Suspiró satisfecha.

Fueron las últimas palabras que pronunció en mucho tiempo, pues Zac la tomó en sus brazos y la llevó a la habitación principal. Después de cerrar la puerta con llave, una vez más se convirtió en el hombre de sus sueños.


Zac: ¿Satisfecha? -preguntó como solía hacerlo en aquellos primeros días-.

Ness: ¡Delirante!

Zac se movió; el sol de la mañana iluminaba su cuerpo desnudo.

Zac: Tenemos que hacer muchos planes, Ness.

Ness: Mmm... -saciada de alegría y placer, empezó a trazar círculos imaginarios en los pezones de Zac-. ¿Cómo cuáles?

Zac: ¡Para empezar, cancelar esa orden de separación! -le tomó la mano-. Después, si conseguimos el contrato con Philip Robinson, lo cual es muy probable, en especial después de la agradable reunión de anoche, nos iremos con los niños a Inglaterra, durante seis meses. Podré supervisar la instalación y operación de los programas y tú podrás ver de nuevo a tu familia.

Ness: Me gustaría -comentó sonriendo-.

Le debía una disculpa a Rebecca y nada le agradaría más que dársela en persona. De forma milagrosa, su amor herido se había curado y en su relación había comprensión y perdón.

Zac suspiró y apoyó una mano en su seno, con delicadeza. Después empezó a acariciarlo con dedos reverentes.

Zac: Pensé que te había perdido cuando llegaste aquel día y me cediste la custodia de Jess -confesó-.

Ness: Pensaste que estaba a punto de fugarme con Drew -recordó la hostilidad de Zac y sonrió-. ¡Nunca hubo la más mínima posibilidad de que eso ocurriera!

Zac: Yo no lo sabía y tuve que acelerar todos mis planes para traerte de nuevo a mi vida, en lugar de permitir que meditaras durante algunos meses. Tenía que probarte que había mucho más, además de la alegría de poseerte físicamente.

Vanessa sonrió apreciando la estrategia de Zac.

Ness: Tuviste suerte al haber planeado con anterioridad ese viaje a Konstantinos -comentó-.

Zac: ¡Oh, no lo había planeado! -confesó-. Por supuesto, le dije a Alex que lo llevaría a la playa, pero me refería a un lugar más cercano. Si quería revivir recuerdos agradables... tenía que ser en Konstantinos, donde una vez fuimos tan felices...

Una sospecha repentina hizo que Vanessa entornara los ojos y lo observara.

Ness: ¿Y el novio de Sophia?

Zac: ¡Ah, él! -hizo una pausa-. Bueno, él es griego y estoy seguro de que si se hubiera enterado de las circunstancias, habría puesto alguna objeción; por lo tanto, asumí que ya lo había hecho.

Ness: Me engañaste...

Zac: ¡Calla! -la silenció con un beso-. No fui el único astuto. No olvides que nuestro propio hijo también se las ingenió para hacerte volver a donde perteneces. Sin su intervención, es probable que no estuviéramos aquí ahora. Me habría llevado más tiempo persuadirte para que regresaras a Andrómeda, aunque ese era mi plan a largo plazo.

Ness: ¿Pero dijiste que la venderías? -le recordó-.

Zac: ¿Lo dije? -sonrió-. Bueno quizá lo hubiera hecho, pero en ese momento, solo quería revivir tus sentimientos... dificultarte más que te mantuvieras alejada.

Vanessa guardó silencio por un momento, se sentía contenta de estar cerca de él. Pero existía un tema que tenía que aclarar.

Ness: Tal vez no te lo creas, pero Ashley se alegrará por los dos al saber que al final nos hemos reconciliado. Sé que no le tienes ninguna simpatía, pero lo único que siempre deseó fue mi felicidad. En realidad ella comprendió, antes que yo, que todavía te amaba. A su manera, fue tan astuta como tú, pues me obsequió con cosas para que llevara a Konstantinos, con la intención de lograr que todo fuera como antes.

Zac: Entonces, tengo una gran deuda con ella -dijo con tono solemne-. ¿Drew también estará igualmente feliz?

Ness: ¡Te gusta molestarme! -bromeó y lo miró con reproche-. No, supongo que no lo estará de inmediato. Nunca lo alenté, Zac. No dudo que se recuperará.

Zac: Bueno, Atenas será un mejor lugar de caza para él, estoy seguro -comentó-. Solo piensa en todas esas turistas... Además, tiene un restaurante que está destinado a ser famoso internacionalmente, por lo que su atractivo aumentará.

Ness: ¡Fuiste tú! -exclamó y se sentó en la cama-. Tú tuviste que ver en que él se marchara a Atenas, porque yo nunca mencioné ese tema delante de ti...

Zac: Ness... -extendió una mano hacia ella-.

Ness: ¡No, confiesa primero! -su rostro expresaba horror y admiración a su vez-.

Tumbado de espaldas, y desnudo, Zac deslizó la mirada por el cuerpo de Vanessa.

Zac: Quizá le hablé del restaurante a Nick Cantrell... un hotelero que conocí en un encuentro. Él estaba allí solo, porque su mujer iba a dar a luz a un segundo hijo; por lo tanto, pasamos algún tiempo juntos. Debo admitir que estaba muy interesado. Cuando le hablé de la excelente reputación que tenía el restaurante, me aseguró que lo visitaría, puesto que estaba interesado en tener un buen restaurante en Atenas.

Ness: ¡Oh, Zac! -no sabía si reír o llorar-. ¿Cómo pudiste? ¡Querías librarte de ambos... de Ashley y de Drew!

Zac: Lo dices como si fuera poco menos que un mafioso -indicó y no pudo sostener la mirada acusadora de Vanessa-. Fue solo una sugerencia. Nunca los habría forzado a irse de Kethina, aunque hubiera tenido el poder para hacerlo -suspiró-. Me gustaría decirte que di esa recomendación como una especie de expresión de gratitud por la amistad que te dieron... pero no sería verdad. Admito que pensaba que ambos te estaban influenciando contra mí y no necesitaba enemigos cerca. Ya tenía bastantes problemas sin ellos. Quería encontrar esa chispa que solía encenderse entre nosotros, y a veces, eso significó ser más cruel contigo de lo que deseaba, en particular, porque no soy el hombre más paciente y frío del mundo... -Vanessa no pudo encontrar las palabras para describir la temeridad de Zac y solo lo miró a la cara. Desesperado, él exclamó-: ¡Cielos, Vanessa! Sé que fue poco ético, pero dicen que en el amor y en la guerra no hay reglas... De cualquier manera, no fue decisión mía. Si Cantrell hizo una oferta, dependió de Drew Tisdale y de que su socio aceptarla o no. No fueron enviados al fin del mundo. Atenas está cerca, uno puede llegar en taxi.

Al detectar la desesperación que se reflejaba en la voz de Zac, Vanessa sonrió.

Ness: Sin embargo, no está a un simple paseo de aquí -indicó con voz suave-. Oh, Zac, debería estar muy enfadada contigo...

Zac: No quise dejar un vacío en ti, Ness. Mi intención era ocupar el lugar de Ashley en tu vida. Darte apoyo, amistad y comprensión... -hizo una pausa-. ¿Podrás perdonarme?

Pensó que Zac se merecía sufrir, por lo tanto, fingió considerar el asunto, mientras él la observaba.

Ness: ¿Ashley será bienvenida en esta casa? -preguntó al fin-.

Zac: Por supuesto, y también su hermano... aunque preferiría que lo acompañara su novia o su mujer... si eso es lo que deseas.

Vanessa decidió que ya era hora de librarlo de su sufrimiento.

Ness: Lo único que deseo, aparte de nuestros hijos, es a ti, Zac.

Zac emitió un grito de júbilo y la obligó a tumbarse encima de él. Vanessa disfrutaba inmensamente de su compañía, porque había estado a punto de perderlo por completo.


FIN




¡Bravo! Todo salió bien; al final... XD
Y digo yo, todo lo que se han dicho, ¡ya podrían habérselo dicho antes, ¿no!?
A la gente de las novelas siempre les gusta sufrir XD.

Espero que os haya gustado esta nove y que me comentéis mucho. La próxima será muy diver. Os tiraréis de los pelos XD.

Lau, ¡tú flipas si crees que me voy a acordar de Justin McPhee! XD XD
Por cierto, siempre te pones del lado de Zac o Vanessa dependiendo de quien sea el bueno. En los equipos de los juegos, ¿que vas con el que va ganando o qué? XD

Bueno, la sinopsis de la próxima nove la pongo cuando vea comentarios ;)


¡Gracias!
¡Un besi!


3 comentarios:

Lau B. dijo...

SIIII!! siempre me paso de equipo!
Bueno ya no! ahora entre el Barcelona y el Real Madrid prefiero al Real pero antes cuando vea un partido de esos dos gritaba como loca Messi centrala y ve que estas solo... cuando lo hacia y Casillas le tapaba el gol le tiraba besos a la pantalla y gritaba bien! ese es el mejor arquero del mundo! XD todos me miraban como DECIDETE!
Bueno... al capitulo
estoy totalmente de acuerdo contigo... aveces no logro entender el masoquismo de los personajes porque a mi me encanta decir lo que pienso y siento pero Por Dios! tuvieron que casi llegar al divorcio para poder decir cuanto se amaban!
Todos los personajes de todas las novelas deben practicar la comunicacion... o tal vez no.... porque sin la comunicacion nos regalan buenas historias ^.^
Me quede algo preocupada con lo que dijiste....nos tiraremos de los pelos de la risa o de la angustia??? XD
Publica pronto!
Bye
Xx

Milagros L. dijo...

me encanto el capii y el final pero creo k devio haber mas emocion pero asi estuvo genial
sube pronto la sinopsis de la siguiente nove
bye**

Unknown dijo...

AAAAAYY ME MORI DE LA TERNURA CON ZAC.. ESTE TONTO ME HIZO SUFRIR!! ME ENCANTOOOO!!!

FUE GENIAL EL FINAL, QUE YA LO LEI 5 VECES JAJA.
AME AME AME ELL CAPI.

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