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sábado, 16 de marzo de 2013

Capítulo 6


Daba la impresión de que toda la ciudad vibraba con el bajo de la banda de música instalada delante del muelle. Sonaban viejos éxitos y olía a bollería recién horneada, manzanas asadas, perritos calientes, algodones de azúcar y cerveza. La mezcla era interesante y festiva, se dijo Ness mientras salía del porche de su casa.

Todas las calles estrechas del casco viejo de la ciudad estaban cerradas al tráfico y las multitudes bailaban por doquier para entrar en calor en la fresca noche. Había agentes de policía por todas partes y hombres como Zac portaban focos de luz fluorescente e indicaban a la gente cuál era el camino. Parecía divertido. Él parecía divertirse y estaba estupendo con sus vaqueros negros y una chaqueta de ante tan desgastada que parecía de su abuelo. Ness se estremeció: si lo encontraba tan atractivo vestido, ¿qué sentiría cuando lo viera desnudo?

En vez de negarse a la evidencia, en vez de pensar que no le convenía tener una relación con alguien tan famoso, Ness se dejó llevar por la fantasía y lo imaginó sin ropa, lleno de músculos morenos, con un trasero terso...

Como si hubiera presentido su presencia, Zac se dio la vuelta y la miró con una sonrisa. A pesar de la distancia que los separaba, Ness pudo observar cómo su mirada se hacía más profunda. En ese momento volvió a percibir una señal de advertencia ante el peligro procedente de su cerebro. Sin embargo, cuando él la llamó con la mano, ella se acercó.

Zac: Hola -dijo con suavidad-.

Ness: Hola -contestó con el corazón encogido por la proximidad-.

Aunque Ness no era una mujer baja, se sintió de pronto delicada y vulnerable.

Zac: Baila conmigo.

Ella se puso tensa y Zac lo notó.

Ness: Realmente debería volver a la tienda.

Zac: Ciérrala y pon un cartel en la puerta.

Ness: Zac, es mi negocio, no puedo abandonarlo.

Zac: ¿Quién va a ir a comprar libros allí cuando hay aquí todo este jaleo montado?

En eso llevaba razón.

Ness: Tengo que traer más material para Penny Adkins, está atendiendo mi caseta.

Zac: Lo sé -dijo con una sonrisa-. Ve a por ello y cierra la tienda. Bailaremos.

Ness: ¿No estás de servicio?

Zac: Pues sí, pero eso no quiere decir que no pueda divertirme un poco. Venga, vete.

Mientras él seguía orientando a la gente, ella corrió hacia la tienda y pronto regresó con una caja llena de bollos. Zac tomó la caja y juntos se abrieron paso entre la multitud hasta llegar a la caseta de Ness que estaba situada debajo de un viejo olmo.

Penny estaba sirviendo un café con nata. Había un joven apoyado contra el poste de la caseta.

Penny: Hola, señorita Ness. Hola, hermano.

Ness: ¿Hermano? -preguntó mirando a Zac-.

Él se encogió de hombros, depositando la caja sobre el mostrador.

Zac: Conozco a Penny desde que nació -explicó-. Su hermano mayor, Jake, es de mi edad.

Ness: Oh, parece que la vida ha tratado muy bien a Diana Adkins, no da la impresión de que pueda tener un hijo de tu edad.

Penny: Mis padres se casaron muy pronto -explicó mientras Zac observaba en silencio, primero al joven del poste y luego a Penny-. ¿Podrías dejar de mirarme de esa manera, Zac? Me estás haciendo sentirme incómoda -dijo al cabo de unos momentos-. Papá siempre dice que él no hubiera logrado nada en la vida sin el apoyo de mamá -continuó antes de volverse hacia el joven y hacer las presentaciones-. Éste es Dean Parker, acaba de terminar el doctorado en la universidad.

Ness: Encantado de conocerte -dijo estrechándole la mano mientras Zac se limitaba a observarlo con detenimiento. Ness le dio un codazo. Zac reaccionó y estrechó la mano del joven-. ¿Por qué no te tomas un descanso, Penny? Yo me quedaré a cargo de la caseta.

Penny: ¿Estás segura? ¿Y qué pasa con la tienda?

Ness: Está cerrada.

Penny: ¿En serio?

Ness: Claro, vamos, id a dar una vuelta. Ha sido un placer conocerte, Dean.

Dean: Gracias, señora -repuso dedicando una breve mirada a Zac-.

La pareja se alejó, tomada de la mano.

Zac: No vayáis muy lejos -gritó-.

Ness: ¡Zac, por Dios! Tiene diecinueve años, ya es una mujer, no una niña -protestó-.

Zac: Y él es un hombre. Sé cómo piensan los hombres -explicó malhumorado-.

Ness: Bueno, no creo que Dean se atreva a hacer nada indecente después de haber visto la forma en que lo mirabas.

Zac: Me ha causado una impresión desagradable.

Ness empezó a tomárselo a broma. Zac se estaba comportando como el típico padre que aún se empeñaba en defender a su hija del efecto de las hormonas masculinas.

Ness: ¿Porque lleva un pendiente en la oreja?

Zac: En parte.

Ness: Mi hermano también lleva un pendiente -él enarcó una ceja-. Y Penny me ha contado que Dean es un estudiante brillante. No creo que sea un vago peligroso. Además, se conocen desde hace tiempo, ¿sabes?

Zac: No sabía de su existencia.

Ness: ¿Y te duele porque creías conocer todos los secretos de la vida de Penny?

Zac: Algo por el estilo. Es como si fuera mi hermana pequeña.

Ness: Penny y Dean fueron al colegio juntos y están saliendo desde hace un año.

Zac: No lo sabía. ¿Cómo te has enterado?

Ness: Ella me lo ha contado. Ha estado trabajando en la tienda durante un par de días.

Zac: Creía que no te importaban los cotilleos.

Ness: Eso no significa que no tenga orejas. Y, al contrario que tú, no he estado enfrascada por completo en documentos y reuniones, haciendo caso omiso del resto del mundo.

Zac: Con excepción de ti.

Ness: ¿Vas a culparme por eso?

Zac: No, pero me estás dando mucho trabajo.

Ness: ¿De veras?

Zac sonrió mientras Ness servía cafés a un par de clientes. Luego miró a la multitud. Había representantes de todos los comercios y la radio local estaba cubriendo el evento. Luego miró a Ness, que seguía muy atareada. Las luces brillaban sobre su cabello lanzando reflejos violetas. Recordó la silueta de piernas largas que había visto en la playa. Al principio no había sabido que era ella, estaba demasiado oscuro, pero cuando la había visto dirigirse hacia su casa después del ejercicio, no le había cabido la menor duda de que había un cuerpo espectacular debajo de todas esas capas de ropa. Además, nadie caminaba tan erguida como ella, sus movimientos tenían un aire regio.

Se dio cuenta de que lo que sentía por ella no era solo atracción sexual, sino que existía otro tipo de conexión. Admiraba su ingenio y su destreza.

Zac: ¿Cómo se llama tu hermano?

Ness: Drew.

Zac: Qué nombre tan curioso.

Ness: En realidad su nombre es Andrew.

Zac: ¿Andrew Montez?

Ness: Háblame de tus hermanos -pidió rápidamente-.

Zac: Somos cuatro. Ya has conocido a Mike y entre nosotros está Rick. Tenemos una hermana, Miley, que está casada y con hijos.

Ness: ¿Y también miraste a su marido como acabas de mirar a Dean?

Zac: Tuve que ponerlo en su lugar en cierta ocasión.

Ness: ¿Y eso?

Zac: Intentó arrebatarme a la chica con la que había quedado para el baile de fin de curso.

Ness: Ah -dijo forzando una sonrisa-.

Zac: ¿Tienes más hermanos?

Ness: Richard, Mark y Sarah.

Al menos, ésas eran las versiones inglesas de los nombres de sus hermanos. Deseó poder decirle «y yo soy Vanessa, Vanessa Anne». Montez era el apellido de su abuela irlandesa.

Ness siguió sirviendo cafés y le cedió el puesto a Penny cuando ésta regresó. Dean se metió también detrás del mostrador para ayudar. Y Ness se vio obligada a tirar de Zac para dejarlos solos.

Ness: Vamos, perro guardián. -Zac lanzó su taza de cartón a la basura y tomó a Ness entre sus brazos, iniciando unos pasos de baile-. Zac, ¿qué estás haciendo? -preguntó perdiendo el paso por completo-.

Zac: Es una danza tradicional sureña. No te integrarás de verdad con nosotros hasta que no aprendas a bailarla.

Ness: Eso parece -dijo observando cómo todo el mundo a su alrededor bailaba con entusiasmo-.

Zac: Relájate, Ness, estás tan rígida como una tabla.

Ness: Vaya, gracias por el piropo, Fred Astaire -dijo esforzándose en seguir el ritmo-.

Zac era un gran bailarín y enseguida consiguió que ella se adaptara. Al cabo de un rato de baile, Ness descubrió que se lo estaba pasando realmente bien. La gente se sabía la letra de la canción y coreaba a la banda. Perdió el paso, pero él la estrechó contra sí y el resto del mundo dejó de tener importancia.

Zac la oyó reír y supo que estaba disfrutando de veras. Había adquirido soltura con los pasos del baile y se estaba dejando llevar de manera casi irracional. El gentío formó un círculo en torno a ellos y él deseó que la música no cesara jamás. Se sentía elevado a las alturas.

La canción terminó por fin y mientras la gente les aplaudía, Ness enterró su rostro en el pecho de Zac.

Ness: Lo he pasado muy bien -dijo al fin, separándose de él para mirarlo a los ojos-. Gracias.

Zac: ¿Hace mucho tiempo que no te diviertes?

Ness: Supongo que sí. Vamos, tengo que volver a mi puesto hasta medianoche. ¿O prefieres quedarte aquí?

Zac: No, iré contigo.

A Zac se le encogió el corazón de puro placer cuando le pasó un brazo por los hombros y ella no se resistió. Volvieron a la caseta de Ness mientras veían cómo la gente empezaba a marcharse a sus casas.

Ness: ¿Te apetece otro café?

Zac: No, gracias.

Ness: ¿Una cerveza, un vino?

Zac: Imposible, estoy de servicio, cariño.

Ness: Gracias, Zac -dijo sentándose en una silla-.

Zac. ¿Por qué?

Ness: Por convertirme oficialmente en una sureña.

Él le guiñó un ojo.

Zac: De todas maneras, tienes que seguir practicando. Podemos repetirlo durante el Baile de Invierno que clausura la feria al final de la semana.

Ness: Gracias por la invitación, pero no puedo aceptarla.

Zac: ¿Por qué no?

Ness: Se supone que un caballero no debe poner en cuestión la negativa de una dama.

Él hizo una mueca.

Zac: ¿Fuiste a una escuela de ésas que enseñan buenos modales, o qué?

Ness: Mi madre era muy estricta en ese tema.

Zac: A mí me parece una tontería. ¿Por qué no quieres bailar conmigo esa noche?

Ness: Creo que la gente empezará a murmurar sobre nosotros infundadamente si lo hago.

Zac: ¿Infundadamente?

Ness: Pensarán que nos acostamos juntos.

Zac: Todavía no lo hemos hecho, pero lo haremos -añadió con una profunda mirada-.

Ness: ¿Te das cuenta de por qué tienes tan mala reputación, Zac? No pienso dormir contigo.

Zac: Yo no estaba pensando en dormir, precisamente, estaba pensando en hacer todo tipo de cosas en la cama menos dormir.

Ness se incendió interiormente, sus palabras habían generado en ella una corriente de sensaciones cálidas, fundentes, con la fuerza de un terremoto centrado entre sus muslos. Se sintió acalorada y húmeda al pensar en dejarse tocar por él, en estar juntos en una cama grande haciendo... cualquier cosa menos dormir.

Ness: ¿Y qué pasa si simplemente resulta que no tengo ganas de asistir al Baile de Invierno?

Zac: Nada, no asistas.

Ness: Bien, entonces podemos dar la discusión por terminada, ¿no?

Zac: Eso nunca.

Ness: ¿Vas a seguir insistiendo?

Zac: Hasta que me des una buena razón para negarte.

Ness: Eso no es necesario.

Zac: Sí lo es.

Ness: ¿Por qué? -preguntó lastimeramente-.

Zac: Porque llevas más de dos años en la ciudad y solo conoces a Ashley y a algunos clientes. Por que la gente de la ciudad necesita saber que estoy contigo -ella se sintió hervir por dentro-. Y porque el Baile de Invierno es como un cotillón. Todos nos vestimos con nuestras mejores galas y fingimos pertenecer a la alta sociedad.

Y eso era precisamente lo que ella no quería. Estaba segura de que allí habría cámaras y fotógrafos.

Zac: Es una noche divertida -prosiguió-, como de cuento de hadas. Y si tú no vienes conmigo, tendré que ir solo.

Zac era concejal del ayuntamiento y sabía que no sería políticamente correcto faltar a ese evento.

Ness: Podrías ir con otra persona.

Zac: ¿Quieres que lo haga?

Ness: No me importa... -mintió antes de rectificar-, aunque, bueno, tendré que pensarlo...

Zac: Supongo que eso es mejor que un no.

Ness: He dicho que lo pensaré, no que acepto -advirtió-.

Zac. Comprendo -la tranquilizó-. ¿Sabes una cosa, Ness? Jamás he tenido que esforzarme tanto para conseguir una cita.

Ness: No lo dudo.

Zac: Quizá en una ocasión. Con Mary Standford.

Ness: ¿Mary?

Zac: Sí, llevaba un aparato dental y era pelirroja.

Ness: Supongo que al final lograste convencerla.

Zac: Qué va, me dio un puñetazo en un ojo y me tiró al suelo mientras me gritaba que los chicos éramos todos unos estúpidos.

Ness rió imaginándose la escena infantil.

Ness: ¿Confías en que siempre vas a conseguir lo que te propones?

Zac: Si no confiara, nunca emprendería nuevos proyectos -dijo después de pensárselo durante un momento-. Mi madre siempre me dice que me comporto como un perro con un hueso. Jamás me rindo. Es bueno que lo sepas.

Ness: Cielos, gracias por la información, Zac, no se me había ocurrido pensarlo antes. Me adulas.

Él hizo una mueca.

Zac: No quiero que te sientas adulada, quiero que te rindas.

Ness: Ya, y después... ¿qué?

Zac: Después... ¿qué de qué?

Ness: ¿Qué pasará después, Zac? Supón que me entrego a ti, que compartimos una cama y lo pasamos bien. ¿Qué pasará a partir de ese momento?

Zac: No busco un compromiso para toda la vida, Ness.

Ness: Entonces... ¿te estás tomando todo este trabajo para un simple Baile de Invierno? -preguntó procurando no mostrar su decepción-.

Zac: No, claro que no.

Ness se calmó y suspiró mirando hacia la calle. La gente estaba en plena retirada.

Ness: Zac, creo que ya te lo he dicho en alguna ocasión, pero te lo repito: no estoy preparada para ser el objeto del mayor cotilleo de la ciudad, y tampoco quiero convertirme en una de tus conquistas para, a continuación, quedarme abandonada y hecha trizas. Créeme cuando te digo que ya he pasado por eso y no pienso reincidir -dijo cerrando con llave la puerta de la caseta-.

Zac: ¿Ness?

Ness: Buenas noches, Zac.


Ashley Tisdale era una mujer de una belleza deslumbrante. Ness la admiraba por la forma en que se tomaba la vida, llena de intensidad. Aunque su restaurante era pequeño, estaba estratégicamente situado en el muelle. Sus clientes, acudían tanto por la buena cocina como por las espectaculares vistas y la tranquilidad. El piso de arriba estaba reservado para las comidas y las cenas elegantes, y el de abajo era un simple bar, más ruidoso, en el que estaba permitido tirar las cáscaras de los mariscos al suelo. Todo el restaurante tenía la huella de su dueña, que se sentía tan cómoda con unos vaqueros como con un traje de fiesta.

A esa hora estaba cerrado, pero eran precisamente esos momentos los que Ness aprovechaba para ir a probar las novedades del menú.

Ash: Sé que no vas a mentirme -dijo mientras su amiga probaba unos pastelillos de hojaldre-.

Ness: Demasiada sal. No realza el sabor del hojaldre, lo mata.

Ash: De acuerdo, lo intentaré mañana de nuevo. Gracias por darme tu opinión, eres la única persona de la que me puedo fiar. Mis empleados piensan que los despediré si se atreven a criticar mis creaciones -abrió una botella de vino, llenó dos copas y le entregó una a Ness-. Estaremos mejor en el piso de arriba, la brisa marina sienta de maravilla a esta hora del día. -Ness subió las escaleras y siguió a Ashley hasta la terraza-. Venga, háblame de Zac -la animó, una vez se hubieron acomodado en unos sillones de caña-.

Ness: Zac está en plena persecución y no va a aceptar un no por respuesta. Quiere que sea su pareja en el Baile de Invierno.

Ash: ¿Y no quieres ir con él?

Ness: Claro que sí. Pero hay dos problemas: el primero es qué él no busca una relación estable; y el segundo, que no puedo arriesgarme a ponerme delante del objetivo de un fotógrafo. Y teniendo en cuenta que Zac tiene que cenar con el gobernador del Estado, el peligro aumenta. No puedo permitir que Drake Bell, o cualquier otro reportero avieso, me vea en las páginas de sociedad de algún periódico nacional. Mi padre es la única persona que sabe dónde estoy y me ha prometido guardar el secreto.

Ash: Creo que debes contárselo. Zac puede protegerte.

Ness: Pero llevo demasiado tiempo mintiendo y él odia las mentiras.

Ash: No, simplemente te estás protegiendo. Hay una diferencia. Estoy segura de que en cuanto Zac se entere de lo que te hizo Drake Bell, hará todo lo posible por defender tu honor.

Ness: No puedo contar con eso. No sé cómo reaccionaría si se enterara de mi verdadera identidad.

Ash: Te estás enamorando de ese hombre, ¿no, Vanessa?

Ness: Creo que sí -aceptó saboreando el sonido de su propio nombre-.

Ash: ¿Quieres acostarte con él?

Ness: Por supuesto.

Ash: A lo mejor no es el acoso de la prensa lo que realmente te preocupa. Creo que si decides tener una relación amorosa con Zac dejarás de sentirte tan sola. Estás ya tan acostumbrada a ello, que temes el cambio.

A Ness se le inundaron los ojos de lágrimas mientras se quitaba las pinzas del recogido. Su cabello suelto ondeó con la brisa.

Ness: No puedes ni imaginarte el tormento al que me sometió la prensa...

Ash: Es cierto, eso solo lo sabes tú. Pero puedo hacerme a la idea de lo que supone perderlo todo... el hombre al que amabas, la reputación, el desfile, el contrato con una cadena de grandes almacenes... Tuvo que ser devastador. Pero... ¿estás preparada para seguir escondiéndote de por vida? Yo creo que si lo haces le estarás otorgando la victoria a la prensa. Si yo fuera tú, lucharía por mi libertad.

Ness: Lo intenté -suspiró recordando cómo todas sus palabras aparecían tergiversadas al día siguiente en la prensa-.

Nadie había querido escucharla porque Drake Bell era del gremio y gozaba de credibilidad. El hecho de que ella y su familia hubieran entregado los libros de contabilidad al FBI nunca apareció en titulares.

Ash: No, no me refiero a luchar por tu carrera o por tu familia, sé que lo intentaste, me refiero a luchar por ti misma. Si Drake Bell vuelve a aparecer, échalo a los perros de Zac. O mejor aún, échalo a los perros de todos los Efron.

Ness tomó un sorbo de vino. Estaba cansada de mentir y esconderse. Y, al igual que la Cenicienta, realmente deseaba ir al baile.

Ash: Piénsalo, ¿de acuerdo? -insistió-. Aún nos quedan las regatas de vela, los rodeos y las exposiciones de artesanía. Y no te olvides de la celebración del Aniversario de la Fundación de Bradford, es como un cuento de hadas, con concierto incluido.

Ness: Cielo santo -se sorprendió-.

El año anterior no había prestado demasiada atención a todas esas actividades porque estaba demasiado ocupada creándose una nueva personalidad.

Ash: Vamos, Ness, reconócelo, necesitas divertirte, ponerte otra ropa..., relajarte un poco -dijo con los ojos brillantes-.

Ness: ¿Cómo piensas ir vestida al Baile de Invierno?

Ash: Con un fabuloso vestido de seda azul que me he comprado con los ahorros de un año entero.

Ness: Debe haberte costado una fortuna. Me encantaría verlo.

Ash: Ya lo has visto -vio cómo Ness fruncía el ceño-, es uno de tus diseños.




Ness, haz caso a Ashley. Sabe lo que dice. Ves problemas por todas partes y yo no veo ninguno. Le gustas, te gusta. Se quiere acostar contigo y tú también. ¡Te ha tocado la lotería! ¡De qué te quejas! XD XD

¡Gracias por los coments! ¡Comentadme más!
Bye!
Kisses!


7 comentarios:

Unknown dijo...

Wow wow y mas wow.
Me encaanto el capitulo, me gustaria que ness le diga la verdad a zac, de quien es en realidad. Falta mucho tiempo para que zac sepa la verdad?

Me ha encanttado de verdad, sube pronto si?

Caro Alfaro dijo...

Por Dios! Como me ha costado ponerme al día con las noves jaja... Para por fin ya pude!! Me E N C A N T A! :D
La personalidad de Zac en esta nove es perfecta!
Y Ness hable caso a Ashley!! Cómo hará para resistirse tanto a los encantos de Zac? Yo ya estaría completamente derretida xD

Saludos -Caro-

Anónimo dijo...

Me encanto el capitulo
Por favor te ruego que publiques YA
Necesito saber si Ness le dice a Zac la verdad

Anónimo dijo...

Yo creo que Zac la protegeria porque apesar de que el odie la mentira el puede entender las razones por las que Ness tuvo que mentir!!
Ya quiero que esten juntossss!!!!
Please publica YA!!
Bye
Lau B

Anónimo dijo...

PS: no te habia comentado antes porque no tengo internet :( y acabo de descubrir como comentar desde mi Black Berry… detesto usar el internet en este aparato pero me puede mas la curiosidad y las ganas de leer esta novela, de verdad que me encanta!!!
Publica super Prontoooooo!
Sending much Loveeee

Anónimo dijo...

Por cierto OFICIALMENTE amo a Ashley en esta novela, me encanta que siempre la pongas como la amiga comprensiva que solo quiere lo mejor para Ness y Zac!!!!
Publica prontiisisisisisisisisisimo
Xx
Todos los mensajes anteriores he sido yo ^-^
Me da pereza iniciar sesion en este aparato, como ya lo dije detesto usar el internet en esto! Pero no aguanteee!
Asi que asi sea por aqui te comento! ;)

Unknown dijo...

ola he leido algunas de tus novelas desde hace poco, me encantaría saber si podría tomar 1 y adaptarla?? por favor están geniales.

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