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lunes, 11 de marzo de 2013

Capítulo 4


Él sintió cómo ella se deshacía entre sus brazos llena de energía amorosa. El beso se intensificó y Zac no pudo evitar la fantasía de tomarla en brazos y llevársela a la cama para hacer el amor. Pero no estaba tan fuera de sí como para no darse cuenta de que aunque ella se estaba entregando, aún no había decidido rendirse.

Cuando él intentó estrechar el abrazo, ella se retiró violentamente y Zac se sintió frustrado.

Ella parpadeó mientras intentaba recuperar la compostura.

Ness: No, Zac.

Zac: Pues ese beso a mí me ha parecido un sí, cariño. Vuelve conmigo.

Ness: No puedo hacerlo, no contigo -dijo con tono tenso mirándolo a los ojos brevemente antes de bajar los escalones a la carrera-.

Él la observó correr con el pelo suelto hasta el coche. Unos segundos más tarde, el vehículo se puso en marcha y ella desapareció sin mirar atrás.

Él se apoyó sobre una de las columnas del porche, mesándose los cabellos y frotándose el chichón. El dolor del golpe se mezclaba con el dolor de haberla perdido.

Buscó en sus bolsillos las llaves de su casa y entró.

Se quedó en el vestíbulo, sintiéndose tan vacío como la propia casa, como si acabara de dejar escapar un tesoro.

Empezó a llover de nuevo y Zac buscó en el botiquín.

Ness frenó ante el semáforo y dejó caer la cabeza sobre el volante. Tragó saliva varias veces y procuró respirar hondo, pero sus esfuerzos no fueron de gran ayuda. Se sentía llena de emociones y el corazón le martilleaba en el pecho, calentándole la sangre. Estaba muy acalorada y se quitó la bufanda y la chaqueta. Luego abrió la ventana del coche para que entrara el aire frío de la calle. Sin resultado.

Sentía los labios tiernos e hinchados a causa del beso. Pero lo peor era que ese beso había dejado la huella de Zac en ella y eso era peligroso. Su mirada le había llegado al alma, él la deseaba y no parecía importarle que no fuera atractiva, que se escondiera detrás de un serio recogido y unas gafas anticuadas, que no llevara maquillaje y que sus ropas fueran insípidas.

Ness supo que se enfrentaba a un problema importante. Su rechazo no parecía afectarle. Se preguntó qué pasaría cuando él descubriera toda la verdad sobre ella. Y se propuso que ese momento no llegara jamás.

Era consciente de que Drake Bell no dudaría en volver a buscarla para terminar de humillarla delante del mundo entero en cuanto diera con su paradero. A nadie parecía haberle importado que toda la familia Hudgens hubiera puesto libros de cuentas a disposición de la justicia para demostrar que no había habido lavado de dinero negro de la Mafia. La noticia que habían dado todos los periódicos no se ajustaba en absoluto a la verdad, pero había humillado a la familia y arruinado su carrera. El único dato con que contaba la prensa eran unas fotos borrosas en las que se veía a su hermano en compañía de hombres de negocios de reputación dudosa. El porqué de esas reuniones de su hermano Drew seguía siendo un misterio para ella. A veces deseaba hablar con él y reprocharle lo que había hecho a su familia. Estaba convencida de que Drew era inocente, pero mientras no se demostrara lo contrario, toda la familia estaba bajo sospecha. Y ella no quería que Zac se viera mezclado en un asunto tan turbio. Ese hombre era agradable, un poco cabezota, pero muy atractivo. Y se estaba enamorando de él.

Lo maldijo por haberla besado mientras arrancaba de nuevo en dirección a su casa. No podía permitirse tener una relación con el hombre más atractivo y famoso de Bradford, cualquiera podía sacarles una fotografía.

Pero se encontraba dividida: por un lado sabía que tenía que alejarse de él, y por otro, lo que realmente deseaba era abrirle las puertas de su corazón. Estaba asustada.


Dos días después, el dolor del golpe en la cabeza había desaparecido, pero la magulladura le recordaba a Ness y al beso que habían compartido. El simple recuerdo conseguía que su corazón latiera más aprisa. Suspiró y se apoyó sobre el respaldo del sillón giratorio de cuero para mirar por la ventana, pero no pudo dejar de pensar en Ness. Quería volver a verla. Y, al mismo tiempo, prefería no verla.

Ella era como un jeroglífico y eso ponía en peligro la libertad que él tanto amaba. Pero su interés iba en aumento. Sabía por el beso que detrás de esas ropas y esas gafas se escondía una tigresa atrapada en una jaula. Y la tentación de encontrar la llave que le abriera esa puerta lo torturaba.

Pero ella no lo dejaría acercarse de nuevo. ¿Por qué sería? Ese misterio lo intrigaba. Nunca había conocido a una mujer que disfrutara tanto de pasar desapercibida. Todo lo contrario que su ex novia Amber, que solo pensaba en atraer las miradas de todo el mundo en cuanto hacía aparición en una fiesta o un restaurante. Durante los dos últimos años, Zac no había dejado de preguntarse por qué le había propuesto matrimonio a esa mujer. Era guapa y elegante y procedía de una buena familia. Realmente había estado convencido de estar enamorado de ella. Pero todo había sido una mentira. Una vez consciente de su traición, él no había tardado demasiado en olvidar su amor, pero el dolor de la humillación persistía. Lo único que no toleraba era la mentira.

Zac soltó la pluma, puso los codos sobre la mesa y apoyó la cabeza en las manos. Se sacudió los recuerdos del pasado e, inmediatamente, Ness volvió a ocupar toda su atención. A ella no le importaba ni su nombre ni su dinero. Ni siquiera estaba dispuesta a relacionarse con él. Sin embargo, se preguntó qué haría si la conseguía. ¿Amarla y luego abandonarla sin complicaciones? Pero... ¿en qué lugar quedaría él si hacía eso ¿Se había convertido en un hombre que solo deseaba relaciones superficiales salpicadas de sexo?

Miró su reflejo en el cristal de la ventana, súbitamente enfadado consigo mismo. Ness tenía más cosas bajo la superficie de las que él había imaginado. Pero la intuición le decía que debía dejarla en paz y olvidar aquel beso. No estaba buscando una mujer para casarse, se dijo. Pero... ¿cómo se atrevía a pensar en que Ness estuviera intentando cazarlo cuando ni siquiera quería volver a verlo? Incluso así, una voz en su interior le advertía de que tuviera cuidado.

Zac presionó el botón del intercomunicador.

Zac: Martha, salgo a comer fuera.

Martha: Sí, señor. ¿De veras?

Él sonrió, comprendiendo su sorpresa. Hacía tiempo que no salía de la oficina si no era para asistir a alguna reunión.

Zac: Sí, en serio.

Martha: ¿Quiere que le haga una reserva?

Zac: No, gracias, pero... ¿cómo se llama ese restaurante del que habló mi madre el otro día?

Martha: El Cracked Crab -repuso su secretaria inmediatamente-. Dispongo de un menú, por si quiere usted hacer el encargo ahora y que esté preparado para cuando llegue.

Zac: Excelente -dijo consultando el reloj-.

Como a Ness le gustaba mantener las distancias, tendría que darle una pequeña sorpresa.


Ness levantó la vista al sonar la campanilla de entrada y vio entrar a Zac. Todo su cuerpo se puso en estado de máxima alerta. Vestido con un traje de mil dólares, estaba muy apetecible.

Ness: Cierro durante una hora.

Zac: Lo sé.

Él llegó hasta el mostrador y se detuvo, mirándola. Ness se sintió inundada por una oleada de calor.

Ness: ¿A qué has venido?

Zac: A invitarte a almorzar.

Ness: Deberías haber llamado antes. Tengo planes.

Zac: ¿Con quién? -preguntó con el ceño fruncido-.

Con su gato y con el libro de contabilidad, pensó ella.

Ness: No creo que eso sea asunto tuyo, Zac.

Zac: Después de aquel beso, todo lo tuyo es asunto mío.

Ness: ¿De veras? -dijo entre dientes-. Pues creo que te equivocas. Un beso no significa que puedas entrometerte en mi vida. Y, además, no tengo tiempo para almorzar. Cierro a esta hora porque es cuando me dedico al papeleo.

Zac: O a esconderte. O a salir corriendo.

Ness: Yo nunca salgo corriendo.

Zac: Criatura, el otro día saliste de mi casa a la carrera y lo sabes.

Ness: Simplemente me marché.

Zac: En una especie de maratón. Creo que me tienes miedo.

Ness: No, tengo miedo de mí misma. No quiero formar parte de tu vida porque tienes una cierta reputación...

Zac: Eh... -la interrumpió-, soy un tipo agradable. Pregúntaselo a cualquiera.

Él tenía una mirada adorable.

Ness: No necesito preguntar nada. Oigo cosas. Nunca permaneces con una misma mujer más de un par de meses y, francamente, después de ese beso, no estoy dispuesta a convertirme en otra marca en la culata de tu revolver.

Ness estaba contenta de haber encontrado una buena excusa para librarse de él, aunque realmente no se creía del todo los rumores que corrían sobre él.

Zac: ¿Así que tengo mala reputación?

Ness: La peor.

Zac: Bueno, pues sal conmigo y trasfórmame.

Ness: No.

Zac: ¿Almorzamos?

Ness: Tengo trabajo.

Zac: He traído comida del Cracked Crab.

Ella lo miró con los ojos como platos, era su restaurante preferido y, además se había hecho muy amiga de la propietaria, Ashley Tisdale, una mujer de ascendencia italiana e irlandesa, como ella. Ness admiraba las creaciones culinarias de su amiga y miró la bolsa.

Ness: ¿Qué has pedido?

Zac se sintió victorioso y escondió una sonrisa.

Zac: Ensalada tailandesa de cangrejo. Ashley me dijo que era tu favorita.

Ness dudó.

Ness: ¿Con nachos picantes?

Zac: Eso creo -dijo con una sonrisa-. Mira, si no piensas acompañarme, me iré a comer solo a la oficina.

Ness: ¡No! -gritó-. Eres muy astuto.

Zac: Lo sé.

Ella salió de detrás del mostrador y lo condujo hasta la barra de los cafés. Ness se ocupó de sacar la comida de la bolsa mientras Zac acercaba dos sillas a una mesa. Ness dispuso un par de platos y se arrodilló sobre la alfombra.

Ness: Ashley es increíble.

Zac: Eso he oído. Martha piensa lo mismo.

Ness: ¿Martha?

Zac: Mi secretaria.

Ness: Ahora se llaman ayudantes ejecutivas.

Zac: Ella no. Es de la antigua hornada, entró en la empresa cuando mi padre aún era joven. Tiene sesenta y tres años y aún toma notas de taquigrafía.

Ness: Apuesto a que es la mujer más eficiente del mundo -dijo sirviendo la comida-.

Zac: Se podría decir que está a cargo de mi vida -dijo quitándose la chaqueta sin dejar de mirarla-.

Ella se sintió halagada y recordó el beso, deseando poder juntarse al cuerpo de ese hombre de la manera más íntima posible. «No», se dijo, «no sigas por ese camino... él descubrirá que le has mentido y te odiará por ello». Resuelta a no dejarse atrapar en ese conjuro, probó la ensalada.

Zac: ¿Dónde vives? -Ella señaló al piso de arriba con un tenedor porque tenía la boca llena-. No debe de ser muy grande -comentó-.

Ness: No lo es -admitió después de tragar-. No necesito mucho espacio.

Zac: Sé lo que quieres decir. Yo vago por mi casa como un perro en busca de un rincón confortable. Realmente, ni siquiera se puede decir que viva allí, simplemente voy a pasar la noche.

Ness: No has conseguido crear sensación de hogar todavía, ¿es eso?

Zac: He metido ahí todas mis cosas.

Ness: Puede que necesites contratar a un decorador para conseguir el efecto deseado.

Ness no estaba dispuesta a decirle que las cosas materiales no creaban un hogar. Eso podría derivar en una conversación sobre la necesidad de formar una familia.

Zac: La idea de tratar con un decorador me estremece -dijo dejándose caer sobre la alfombra junto a ella-.

Ness: Pídele consejo a tu madre.

Zac: Eh, quiero tener una casa propia, no una casa como la de mi madre.

Ness: En eso te doy la razón.

Había crecido en un ático de Nueva York y en una villa de la Toscana, rodeada de viñas. Pero se acababa de instalar en un hotel de París cuando su carrera se vio arruinada y no dejó demasiadas cosas detrás de sí.

Zac: ¿Por qué los libros?

Ness: ¿Por qué la construcción?

Zac: Hum. Lo mío es un negocio familiar heredado.

Ness: ¿Te apetecía continuar con esa labor?

Zac: Esa es la única vida que he conocido. Mi padre nos llevaba a mí y a mis hermanos a las obras desde que tengo uso de razón. Me fascinaba ver cómo los materiales se convertían en una casa y, además, dejaban beneficios.

Ness: Según parece el negocio inicial ha crecido hasta llegar a los confines del Estado.

Una señal de alarma encendió en el cerebro de Zac.

Zac: ¿Investigando mis finanzas?

Ness: Leo los periódicos, Efron -dijo tomando un nacho-. Están buenísimos -añadió mojándolo en la ensalada-.

Ella estaba sentada en el suelo con las piernas cruzadas y cubiertas por una horrorosa falda de color azul marino, debajo de la cual aparecían las botas de combate. A él le gustó que no se preocupara por la ingestión de calorías, lo que parecía ser una obsesión en las mujeres de su edad. Sin duda, ella era diferente.

Ness: Lo que más me gusta de las creaciones de Ashley es que cambian según su estado de humor -prosiguió-.

Zac hizo una mueca.

Zac: ¿Hay algo en este mundo que no cambie con el humor de las mujeres? -preguntó burlón-.

Ella lo miró mientras se metía un nacho en la boca.

Ness: ¿El fútbol? -él sonrió y probó los nachos, estaban deliciosos-. Me encanta comer, especialmente cuando yo no he preparado la comida.

Zac: ¿Cocinas?

Ness: ¿Estás investigando mis cualidades?

Zac: ¿Vas a contestarme en serio alguna vez? -preguntó con una sonrisa-.

Ness: No, si lo puedo evitar. Contribuye a crear un clima de misterio.

Zac: Ya hay suficiente misterio en tu vida, Ness, te lo aseguro.

Ness: Entonces no te haré pasar por mi ritual de Mata Hari. Ningún hombre se ha podido resistir hasta la fecha. ¿Puedes creerlo?

Zac: Me gustan las divas -su sonrisa era genuina y Zac sintió que se le contraían los músculos-. ¿Entonces?

Ness: Entonces, ¿qué?

Zac: ¿Cocinas?

Ness: Sí, cocino, pero no muy a menudo. No es divertido cocinar para una sola persona.

Zac: ¿Pero eres buena?

Ella era medio italiana, llevaba la cocina en los genes.

Ness: ¿Pretendes que te invite a cenar o qué?

Zac: ¿Por qué no? Ahora estás almorzando conmigo.

Ness: La ensalada de cangrejo tailandesa me decidió, no tu compañía.

Zac: Me siento insultado.

Ness: No era mi intención. Pero ya te lo he dicho, Zac, no quiero tener una relación con un hombre como tú. Eres el soltero más cotizado de la ciudad y solo te interesas por mí porque soy inmune al encanto de los Efron.

Zac: No me pareció que te sintieras inmune la otra noche, cuando nos besamos.

Ness: Fue un simple beso de buenas noches -mintió-.

Él rió abierta y profundamente.

Zac: Si solo fue eso, me gustaría probar uno más íntimo, cuando tú estés dispuesta, claro.

A ella también le apetecía repetir y se maldijo a sí misma por perder el control de esa manera.

Él se comió un nacho con ensalada de un solo bocado y se inclinó un poco hacia ella. Ness detectó sus intenciones rápidamente y se retiró.

Ness: Te huele el aliento a cangrejo -protestó-.

Zac. A ti también.

Ella le puso los dedos sobre los labios.

Ness: Detente -hablaba en serio, incluso su mirada parecía triste-. Seamos simplemente amigos, por favor.

Zac: Eso que acabas de decir anula la pasión de cualquiera -dijo con amargura antes de cambiar de conversación-. ¿Dónde estuviste anoche? Todos los demás estuvimos trabajando con el festival infantil.

Ness: Había terminado mi parte. Lo acabé todo la tarde anterior. Todos los trajes están colgados en el perchero con el nombre de cada niño prendido de un alfiler.

Zac: O sea, que lo que estás diciendo es que tu parte en el servicio comunitario ha acabado.

Ness: Sí, exactamente.

Ness observó cómo Zac se acercaba un poco más.

Zac: Si piensas que voy a desaparecer de tu vida, Ness, estás muy equivocada.

Ness sintió pánico y júbilo al mismo tiempo.




No nos engañemos, Ness. Estás enamorada y Zac no se va a rendir. Así que es inútil que te resistas. ¡Y completamente imbécil! XD ¡Zac está que te cagas! ¿De dónde sacas el valor para rechazarlo no una, ni dos, si no dos o tres veces por capítulo? XD XD
Eh, si no lo quieres tú... XD

Bueno, ¿os gustó el capi? ¡Claro que sí! ¡Y todavía se pondrá más interesante! ¡Así que comentad mucho!

Bye!
Kisses!


6 comentarios:

LaLii AleXaNDra dijo...

Wao, Nessa tiene mucho coraje de rechazarlo y Zac de no rendirse jajajja
esta muy buena la novela, cada ves me encanta mas :)

Unknown dijo...

Wooooooooowwwwwwwwww solo ness lo rechaza


estvo genial el capi
sube pronto :)

Lau B. dijo...

okay... okay... no se que decirte!
la novela me gusta mucho
Vanessa es fuerte... solo que creo que esa fuerza deberia usarla para otras cosas
NO PARA RECHAZAR A UN BOMBOM!
esas oportunidades en la vida no se dan dos veces XD

Lau B. dijo...

En fin... publicaa pronto ya quiero saber que pasa!
NO TE RINDAS ZAC!
necesito saber si Zac y Drake se encuentran me encantaria que se llevara su puño por haber arruinado la vida de Ness, aunque hay que ver lo bueno en lo malo no?
gracias a lo que ese tonto hizo ellos dos se conocieron.. :)
Igual no festejo lo que hiciste Drake! SHAME ON YOU!!!!

Lau B. dijo...

publica lo MAS pronto posible
Bye
Sending love
Lau B.

Lau B. dijo...

me acabo de dar cuenta que paresco un poquitin violenta cuando comento sobre puños jajajajaja
pero Nah! I'm a lover not a fighter!!
jajajaj

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