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viernes, 22 de marzo de 2013

Capítulo 10


Ness se sintió como la Cenicienta yendo al baile. El príncipe llegó vestido con un esmoquin negro y la escoltó hasta la limusina que los esperaba junto a la acera. La noche estaba despejada y oscura, la luna brillaba en mitad del cielo invernal. Se metieron en el elegante vehículo y, cuando Zac la tomó de la mano, ella entretejió sus dedos con los de él.

Ness: Gracias, Zac. Hace bastante tiempo que no salgo por la noche a una fiesta.

Él se limitó a sonreír, estudiando el abrigo de color verde oscuro que ocultaba por completo su vestido. Habían pasado juntos todas las noches desde el día de la regata y el despertar entre sus brazos creaba en Zac una sensación de inmenso placer mezclada con otra de inexplicable miedo.

La limusina se detuvo y Zac salió ofreciendo una mano para ayudar a Ness. Mientras ella salía, él pudo ver durante un instante una erótica imagen de unas piernas largas enfundadas en medias de color miel. Una vez afuera, Zac le rodeó la cintura con los brazos y ella depositó las manos enguantadas sobre sus hombros.

Zac: Acuérdate de mí en algún momento de la noche.

Ness: Zac..., no pienso olvidarme de ti.

Zac: Eso es lo que dices ahora, pero yo sé que mis amigos pueden ser muy persuasivos.

Ella se empinó y lo besó.

Ness: Tú también lo eres.

Él la escoltó hasta dentro con una sonrisa. La reunión estaba llena de vida y color y había ya multitud de parejas en la pista de baile mientras la banda tocaba una suave tonada. Otras personas ocupaban parcialmente las mesas exquisitamente decoradas que rodeaban la pista. Numerosos camareros paseaban ofreciendo copas de champán y canapés.

Zac: ¿Ness? Tu abrigo.

Ella lo miró sonriendo y se desabrochó la única hebilla que lo mantenía en su sitio. Se lo quitó y Zac pudo admirar un atrevido vestido de seda verde oscuro, apenas sujeto sobre sus hombros, que se ajustaba a su cuerpo como una segunda piel. Lo admiró extasiado y se sintió lleno de orgullo. La cascada de rizos de color ébano creaba un intenso contraste con el verde oscuro de la seda y el terciopelo de las mangas.

Zac: ¡Dios santo! -exclamó al fin-.

Ella sonrió, sonrojándose.

Ness: Me alegro de que te guste.

Zac: Lo que realmente me gustaría sería quitártelo ahora mismo.

Ella se apoyó sobre él, con una mano sobre su pecho.

Ness: ¿No puedes esperar unas horas? -le susurró al oído-. Preferiría estar a solas contigo y no con un montón de gente mirando.

Zac: Si te miran es porque estás preciosa.

Ness echó un vistazo a su alrededor y se dio cuenta de que concentraba las miradas de la mayoría de los asistentes. Tuvo miedo. No debería haberse puesto sus mejores galas, debería haber emprendido una transición lenta desde la sosa señorita Montez a la elegante Vanessa Anne. Tendría que haber pensado en que la gente necesitaba acostumbrase poco a poco a los cambios. Y el esfuerzo que llevaba años haciendo para pasar desapercibida iba a quedar reducido a cenizas. Pero, por otro lado, su mayor deseo había sido impresionar a los amigos y conocidos de Zac, sabía que eso era importante para él. Pero estaba llamando demasiado la atención.

Zac: Vamos. Ahí está Mike. Pobre hombre, viene sin pareja.

Ness: Parece como si me hubiera transformado de sapo en princesa -se quejó, aún incómoda por la atención que estaba despertando-.

Zac: Estás preciosa y yo orgulloso de que estés conmigo. Ese vestido es magnífico. Todo el mundo alabará tu buen gusto.

Eso era cierto, era uno de los últimos vestidos que había diseñado para su última colección y nadie lo había visto aún. Era de seda salvaje de color verde oscuro, con las mangas de terciopelo ligeramente abiertas en los puños, largo hasta los pies, con una breve cola en abanico y la espalda descubierta. Recordó con dolor que Drake Bell había arruinado su carrera y destruido su reputación.

Zac: No hagas caso de las miradas -insistió al notar su incomodidad-.

Ness: Solo me interesa la tuya. Así que estoy de suerte.

«Igual que yo», pensó Zac mientras la conducía con gracia hacia la pista de baile. Ella se movía con una elegancia majestuosa y él se olvidó de las miradas, de los dolores del pasado y de la sorpresa de todo el mundo ante la nueva Ness Montez. Algo parecido a un sentimiento de posesión se adueñó de él y la estrechó contra sí. Deseó que aquella noche no acabara nunca.

Tampoco Ness deseaba que acabara la magia del baile de gala. Al cabo de unos minutos había conseguido olvidarse de todo el mundo a excepción de Zac. Se dio cuenta de lo mucho que lo amaba y de lo fácil que sería perderlo. El riesgo era alto, pero pensó que no sería justo seguirle guardando el secreto de su verdadera identidad. Se lo diría esa misma noche, esperando lo mejor.

La noche fue transcurriendo sin que Zac se apartara de ella más que para ceder un baile a alguno de sus amigos. Incluso así, mientras bailaba con otro, la mirada de Ness seguía clavaba en los ojos de Zac.

A las nueve se permitió la entrada de la prensa. Ness volvía la cara a cada disparo de las cámaras y Ashley, bendita fuera, se colocaba delante de ella siempre que podía. Llevaba un vestido diseñado por Ness, de seda azul marino y lleno de pedrería, que la hacía parecer una reina.

Ness y Zac compartieron un último baile antes de que la noche se diera por concluida, deseando recuperar su intimidad. Se introdujeron en la limusina y Ness se apoyó sobre él dejando descansar la cabeza sobre su hombro. Él la rodeó con los brazos y la besó en la frente.

Zac: Gracias -susurró-. Es la primera vez que me divierto de veras en una reunión social.

Ness: Yo también lo he pasado bien, hacía tiempo que no asistía a un baile -dijo acariciando su pecho por encima de la camisa del esmoquin-.

Luego jugó con uno de sus muslos y él sintió que su virilidad se tensaba y se inclinó para besarla en la boca. Fue un contacto húmedo y caliente.

Él pasó la mano por su espalda desnuda y metió los dedos por la cintura del traje.

Zac: No llevas nada debajo del vestido -comentó sorprendido-.

Ness: La ropa interior arruina el diseño.

Zac: De haberlo sabido nos habríamos ido de esa fiesta mucho antes.

Ness: No hubiera sido correcto.

Zac: Eso es cierto, pero tampoco hubiera sido conveniente que yo me paseara con esto -dijo presionando una de las manos de ella sobre su erección-.

Ella rió quedamente y, cuando la limusina paró delante de la casa de él, salieron como chiquillos subiendo los escalones del porche a la carrera. Zac la besó una y otra vez mientras buscaba las llaves. Cuando las encontró, ella se las arrebató y abrió la puerta, tirando de él para que entrara. En cuestión de segundos, Zac la tuvo acorralada contra una pared. Ella deshizo el nudo de la corbata y él enterró el rostro entre sus pechos.

Zac: Te deseo -musitó-.

Ness: Tómame -repuso sacándose las mangas y dejando que el vestido cayera al suelo-.

Se quedó completamente desnuda en el inmenso vestíbulo, a excepción de las medias y los zapatos de tacón alto.

Zac pensó que nunca había visto una imagen tan sexy, pero ella recogió el vestido de inmediato y se dirigió hacia las escaleras. Cuando llegó al rellano del segundo piso, se dio la vuelta y lo miró.

Ness: ¿Vienes?

Zac: Mujer, estoy empezando a descubrir tu lado salvaje -dijo antes de subir los escalones de dos en dos para encontrarse con que ella ya yacía en un sillón del dormitorio-.

Él atravesó la habitación, quitándose la camisa.

Ella no pudo esperar y lo obligó a arrodillarse. Las caderas de él se apoyaron sobre sus rodillas y se inclinó para besarla mientras sus manos se acomodaban a la forma de sus pechos. Zac arrastró la boca hasta uno de sus endurecidos pezones y succionó mientras ella gemía de placer, sujetándole la cabeza con las manos. El pulso de Ness se incendió provocando una oleada de calor por todo su cuerpo. Ningún otro hombre la había hecho sentir tan deseada en toda su vida.

Ella echó la cabeza hacia atrás, ofreciéndose y diciéndole lo feliz y lo necesitada que se sentía. El calor y la pasión bailaron en una danza única y Ness se removió en el sillón, buscando con las manos la hebilla del cinturón de los pantalones de él. Necesitaba sentir la fuerza de todo su cuerpo.

El mero contacto de sus femeninos dedos con la erecta virilidad provocó en Zac una necesidad aún más intensa que inflamó todos sus sentidos. Pero él deseaba verla a ella disfrutar primero, así que se separó un poco y hundió la boca en el centro de su feminidad. Ella se abrió al contacto, estremeciéndose, y cuando Zac introdujo dos dedos en su centro, ella gimió roncamente de placer.

Ness: Zac...

Él inició un movimiento de vaivén.

Zac: Quiero oírte gritar.

Ness: Te necesito dentro de mí. Ahora.

Pero él meneó negativamente la cabeza, con una sonrisa maliciosa y volvió a aplicar la boca sobre los tiernos tejidos íntimos de ella. Ness gritó cuando él metió la lengua hasta el fondo y empezó a moverse convulsivamente, colocando las piernas sobre sus hombros. Zac intensificó la fuerza de las caricias y ella gimió y gimió hasta acercarse al éxtasis, gritando su nombre. Él volvió a meter los dedos con energía y ella le gritó que necesitaba ser penetrada, que necesitaba que él compartiera con ella la cima del placer. Zac la penetró en ese momento y Ness se sintió elevada a una realidad distinta, llena de pasión y gozo. Ella se estremeció con fuerza y él la arrastró hasta el suelo, embistiéndola una y otra vez. Ambos gemían al unísono de forma casi salvaje, compenetrados en lo que era un ritual muy antiguo. Tenían la mirada clavada el uno en el otro y él pudo ver cómo el éxtasis irrumpía en los ojos de ella y se trasladaba a todo su cuerpo, contagiándolo y provocándole una oleada de sensaciones que lo condujeron a su propio clímax.

Ness: Mi amor... -gimió con los ojos llenos de lágrimas. Él le acarició las mejillas y ella se lanzó a besarlo salvajemente-. Te quiero, Zac -dijo sollozando-.

Zac: Ness, cariño... -dijo mientras ella se acurrucaba entre sus brazos-.

Ella sabía que se había propuesto contarle la verdad sobre su identidad y que el tiempo se acababa. Al cabo de unos instantes, él la levantó en brazos y la depositó sobre el centro de la cama. Luego dio unos pasos hacia atrás para contemplar su belleza antes de unirse de nuevo a ella. Ella lo recibió con los brazos abiertos y volvieron a perderse en un mar de sensaciones lujuriosas que duró toda la noche.


Ness se estiró en la cama, buscándolo y encontrando su lugar vacío.

Ness: ¿Zac?

Zac: Estoy aquí -contestó desde el cuarto de baño-.

Ness remoloneó, doblando la almohada para estar más cómoda y poder regodearse en el aroma de él. Pero sabía que tenía una cuenta pendiente y el temor de perderlo la inquietó.

Sabía que él estaba genuinamente interesado en ella, pero no había hecho ninguna promesa, ninguna declaración. Y ella tuvo que conformarse con los placeres del momento. Y, sin embargo, su corazón se moría por una propuesta de futuro y una vida en común. Pero tenía que contarle la verdad sin demora. Salió de la cama y buscó algo con que cubrirse. Eligió el albornoz de él. La ropa era una barrera necesaria para hablar con Zac.

Sonó el teléfono y ella estuvo a punto de contestar, pero dudó.

Zac: Deja que salte el contestador -gritó desde el baño-. No quiero arruinar tu reputación.

Ella sonrió y se cubrió con el enorme albornoz.

**: Buon giorno, Vanessa -dijo una voz-.

Ness palideció. Era Drake Bell. Se lanzó sobre el teléfono.

Ness: Se ha equivocado usted de número.

Drake: Imposible. Reconocería tu voz en cualquier parte.

Ness: Está usted equivocado.

Drake: ¿De veras? Tengo fotos que demuestran lo contrario.

Ness: ¿Qué? ¿Fotos? ¿Dónde? ¿Cuándo?

Drake: No sabía que bailaras tan bien, Vanessa. Y la regata, fue impresionante. Me enteré de tu paradero porque había que dar la noticia de que se había superado un récord deportivo en una pequeña ciudad del sur. Saldrá en primera página si me lo propongo.

Ness: Drake, por favor, no hagas eso.

Drake: Me debes una historia, cariño.

Ness: Ya has escrito suficiente sobre mí y mi familia. No hay nada más que añadir -dijo escuchando el sonido de la ducha-. Además, no te debo nada.

Drake: Si no hablas conmigo, insertaré esas fotos en el periódico en menos de una hora, con grandes titulares. Estás preciosa vestida de verde oscuro.

Ness: Por favor, no lo hagas, te lo suplico. No arruines mi vida de nuevo.

Durante unos instantes, Drake se mantuvo en silencio.

Drake: Él no sabe quién eres, ¿verdad?

Ness colgó el teléfono y borró el mensaje, llorando a lágrima viva. Era demasiado tarde para evitar la catástrofe. Lo había perdido todo de nuevo. Ya no le importaban las repercusiones que la prensa pudiera tener sobre ella, pero sí el daño que toda la historia podía hacer a Zac y a su familia.

Sabía que lo amaba con toda su alma, pero que su futuro en común era ya casi imposible. Tenía que detener a Drake Bell. Se vistió aprisa.

Zac salió del baño.

Zac: Ness, cariño, ¿adónde vas?

Ness: Tengo que marcharme.

Zac: Espera un momento -dijo con el ceño fruncido-.

Ness: No, tengo que irme ahora mismo -dijo sin poder mirarlo a los ojos-.

Zac cruzó la habitación y la abrazó.

Zac: Dios mío, estás llorando, ¿qué ha pasado?

Ness: No puedo decírtelo, no puedo -balbuceó sollozando desesperadamente-.

Zac: ¿Quién ha llamado?

«Díselo», la urgió una voz interior.

Ness: Drake Bell, un periodista.

Zac: ¿Qué te dijo?

Ness: Algo en lo que no he querido pensar durante los dos últimos años.

Zac: Cuéntamelo, preciosa.

Ness se libró de su abrazo y se envolvió con firmeza en el albornoz.

Ness: Drake fue el hombre que me traicionó. Era periodista, pero me lo ocultó. Me sedujo y dijo que me amaba, pero solo iba en busca de una historia para su periódico.

Zac: ¿Sobre qué? ¿Sobre la venta de libros?

Ness: Sobre mí. No me llamo Ness Montez. -Zac sintió cómo la sangre abandonaba su cuerpo y su pecho se tensaba con dolor, pero no dijo nada-. Montez es el apellido de mi abuela -prosiguió-, y Ness es la versión abreviada de... Vanessa.

Zac apretó los puños.

Zac: Vanessa... ¿qué más?

Ness: Vanessa Hudgens.

Él la miró de arriba abajo y, de pronto, se hizo la luz en su mente. Por supuesto, la había visto en los periódicos y en la televisión.

Zac: ¿Hudgens, de la familia de los propietarios de la mayor bodega de Italia?

Ness: Sí.

Zac: Me has mentido -dijo con tono apagado-.

Ness: Pretendía proteger mi intimidad.

Zac: ¿Frente a qué?

Ness: Frente a ese cretino de periodista. Él destruyó mi vida. Yo era diseñadora de modas...

Zac: Lo sé todo con respecto a ti -la interrumpió, analizándola con una mirada que ella hubiera preferido no tener que ver nunca-. Lo sé todo sobre tu familia y sus conexiones con el crimen organizado.

Ness: ¡Esas conexiones no existen! Nadie quiere creerme.

Él la miró con una mueca burlona.

Zac: Ni me importa tu familia ni ese periodista, Vanessa. Me has mentido a mí. Y después de todo lo que hemos compartido, no te has atrevido a contarme la verdad. Debes de ser una artista consumada, porque me he tragado todos tus engaños como un idiota.

Ness: ¡No, Zac!

Zac: Cuando hacíamos el amor... ¿nunca se te ocurrió que deberías contarme la verdad?

Ness: He dejado que las cosas llegaran demasiado lejos...

Zac: ¿Por qué no confiaste en mí? -preguntó dolorido-.

Ness: Porque me temía la reacción que estás teniendo.

Él la miró, disgustado, volviendo a sentir toda la humillación que su relación con Amber había dejado tras de sí.

Zac: No eres la mujer que yo creía que eras.

Ella se puso tensa.

Ness: Sí, lo soy. Puede que me haya ocultado detrás de unas ropas insípidas, pero sigo siendo la misma. No he contado la verdad porque decidí refugiarme en el anonimato. No sabes lo desagradable y agotador que resulta estar todos los días en las portadas de los periódicos. Pisar la calle y verte rodeada de cámaras, y micrófonos. ¡Eso fue lo que me hizo Drake Bell, traicionarme y vender mi intimidad al público de dos continentes!

Un relámpago de comprensión cruzó la mente de Zac, y aunque su corazón sangraba, se dio cuenta de que amaba a esa mujer. Ese descubrimiento lo hizo sentirse aún peor.

Zac: Maldita sea, Ness. Yo podría haberte ayudado.

Ness: La verdad hubiera arruinado tu reputación. Incluso tu negocio. La prensa todavía habla de conexiones con la Mafia y Drake sigue persiguiéndome a mí y a mi familia. No podía meterte en un asunto tan sórdido. Y traté de alejarte de mí, ¿recuerdas?

Zac: Soy capaz de protegerme yo solo.

Ness: Sí, ya, eso lo dices ahora. Yo también creía que podría cuidarme sola, pero la realidad fue muy distinta. En cuestión de dos semanas, me convertí en el hazmerreír de la profesión y perdí un contrato millonario con una cadena de grandes almacenes. Mi vida se convirtió en un infierno -concluyó disponiéndose a marcharse-.

No sabía cómo iba a llegar hasta su casa sin llamar la atención vestida con un traje de noche, pero no le importó.

Zac: Espera, te llevaré a casa.

Ness: No, gracias. Me las sé arreglar yo sola. Llevo dos años haciéndolo -dijo con la voz entrecortada, tomando las llaves del coche de él-. Adiós, Zac.

Zac no pudo moverse. Deseó seguirla, pero sus mentiras lo mantuvieron pegado al suelo. «Detenla», gritó una voz en su interior. Pero ella había mentido sobre su vida y él se preguntó si no habría mentido también sobre su amor con la misma soltura.




¡Hala! ¡A la mierda todo!
¡Si la noche iba de lujo! ¡Maldita la hora en que ese desgraciado de Drake aprendió a usar un teléfono!
Aunque igualmente ella ya pensaba confesarle toda la verdad. De una manera u otra se tenía que ir todo a la mierda XD.

Lau, ¡que mandona te me pusiste en el otro capi! "¡Te pongo «publica» porque eso es lo que quiero que hagas!" Pues yo también quiero que publiques, ¿¡no te jode!? XD
Venga, a ver si consigues ser la primera. Y no te quejes de que eres la última y tienes que saludar a todos porque no saludas a nadie XD. Y bueno, sabes ¿qué? ¡Que te fastidias! Zac no va a darle ningún puñetazo a Drake XD XD XD XD.

¡Gracias por los coments!
Bye!
Kisses!


10 comentarios:

LaLii AleXaNDra dijo...

Preciso todo iba bien y tena que aparecer ese gilipollas,
que pasara ahora?
Zac a pesar de todo debe confiar en ella, al menos escucharla mas.
siguela :)

Anónimo dijo...

NOOOOOOOOOOOOOO!
Yo sabia que cuando le dijera la verdad todo se iba a poner mal!!!!!!!!!
Iban tan biennnn!
No es justo

Anónimo dijo...

Y no me regañessss!
Lo ultimo que trataba de ser era mandona pero aveces se me sale XD upsssss!!!! :P
Igual te lo pidoooo una vez mas
PUBLICA
Muchas gracias por arruinar mi momento esperado… :(
Nah! En realidad gracias asi no me creo expectativas ;)
Jajajajajajaja

Anónimo dijo...

A Ness la quiero felicitar porque tuvo todas las intenciones de decir la verdad pero Cariño eso es lo que pasa cuando piensas las cosas mucho! Viene otro y te arruina todo lo que tenias planeado!!!! :(
Estupido Drake!!!!!!!
Lo que mas rabia me da es que llama a casa de Zac ni siquiera a la de ella sino a la ZAC!!! Que le pasa a ese tarado!!?? SHAME ON HIM!!

Anónimo dijo...

En cuanto a Zac! Todos sabemos que te morias por seguirla!!! Si, si te mintioooo pero era por su bien y hasta el de el mismooo! Como culparla?
Si por todos lados se ve que ella es una victima mas!
:( :( :( :( :(

Anónimo dijo...

Me encanto como se quedo Zac cuando vio a Ness vestida como Vanessa!
Casi se muere ahí mismo!
Tipico de los hombres XD
Igual lo amoooo!
Porque se comporto como un principe ^-^!!!

Anónimo dijo...

PUBLICA PLEASE
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Anónimo dijo...

No fui la primera pero creo que tampoco soy la ultima asi que de paso en paso voy llegando a mi meta!
Y para que luego no digan que no…
HOLA TODASSSSSSSS!! XD
Love you all!! :P

Anónimo dijo...

De este capitulo no tengo mucho mas que decir
Ademas obviamente de que me encanto pero me dejo muy triste… pero a bueno a quien le gustan los capis que te dejan como estos?
A mi… mi masoquismo da miedo! Que horror! XD
Publica prontooooo!
Ya quiero saber como se arreglan
Porque se arreglan verdad?… eso es obvio o no? /:
Bye
Lau B.

Unknown dijo...

POOOOOOOOOR DIOS!
ODIO A DREK O COMO SE ESCRIBA, ARRUINO LA VIDA DE NESS Y AHOR DE NUEVO.
SE MERECE QUE ZAC QU LE PEGUE.
SUBE PRONTOOOOOOOOO

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