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martes, 29 de noviembre de 2011

Capítulo 30


17.15

Leaf Brook Memorial


El proceso ya había sido puesto en marcha.

Patricia Avalon había respondido al mensaje inmediatamente y había devuelto la llamada telefónica de Ness (o, mejor dicho, de Meredith Hudgens). Ness había utilizado el nombre de su madre para proteger el hecho de que se suponía que ella seguía en coma. Por no hablar de que la agente especial Avalon conocía mejor a Meredith que a Ness y, por lo tanto, así era más probable que contestara antes.

Escuchó lo que Ness tenía que contarle, hizo unas cuantas preguntas breves y luego le dijo que se mantuviera localizable y esperara una llamada suya.

Se encargó de todo lo demás.

Se puso en contacto con el NCAVC de Quantico, Virginia, y también con la jefatura del FBI en Nueva York. Juntos, organizaron una respuesta inmediata y se puso en marcha un equipo entero. Se asignó a varios agentes especiales para trabajar con la policía de Leaf Brook, y entre ellos estaba Patricia Avalon, que sería el principal contacto de los Efron. La habitación de Ness, en el hospital, se propuso como punto de encuentro.

El plan era que Patricia se hiciera pasar por la hermana mayor de Ness. Sería lógico y natural que se la permitiera visitar a su hermanita, en coma, y prestar también apoyo y compañía a su madre. Era una situación fácilmente creíble. Ahora, Walker ya no prestaría demasiada atención a Ness. Gracias a la información que Zac había facilitado a la prensa, Walker sin duda consideraba que Ness ya no era una amenaza. Y también lo creían sus cómplices.

En cuanto a las autoridades locales, para cuando la jefatura del FBI se hubo puesto en contacto con Marty Hart, Stephen ya había hablado con éste y el jefe de policía estaba listo para emprender, con todo el peso de su departamento, la investigación.

Así que los contactos estaban hechos, a todas bandas: Patricia Avalon ya iba de camino al hospital y los agentes del FBI habían salido a buscar a Brian.

Eran las cinco y veinte cuando sonó el teléfono en la habitación de Ness. Ella y Zac intercambiaron una mirada de esperanza y súplica.

Zac descolgó.

Zac: ¿Sí?

Stephen: Soy yo -dijo simplemente-. Nancy está conmigo. Se encuentra bien.

Zac: Gracias a Dios. -Lanzó un lento y silencioso suspiro y le hizo a Ness un gesto con el pulgar hacia arriba, al que ella respondió con un también mudo agradecimiento, aliviada-.

Stephen: Escucha, Zac. Nancy dice que está bien. Pero me gustaría que lo confirmara un profesional de la medicina. ¿Puedes preguntarle a Meredith Hudgens si cree que debería llevarla al hospital? Ha estado dos días maniatada y la drogaron.

Zac oyó la voz de Nancy al fondo.

Nancy: Estoy bien, Stephen.

Pero, de todos modos, se volvió hacia la puerta y, con una señal, le pidió a Meredith Hudgens, al otro lado del cristal, que se acercara. Ésta entró en la habitación y escuchó atentamente la explicación de Zac. Luego, cogió el teléfono.

Después de hacer varias preguntas y escuchar las respuestas tranquilizó a Stephen: Nancy estaba probablemente un tanto deshidratada y aturdida a causa de las drogas que le habían suministrado. Le aconsejó que Nancy bebiera mucha agua y que descansara durante el trayecto de vuelta.

Meredith: Tráela directamente aquí -concluyó-. Ya será de noche cuando lleguéis, así que los pasillos del hospital estarán relativamente despejados. El doctor Tillerman le hará un reconocimiento a Nancy. Eso os dejará más tranquilos. Y, de paso, ambos podréis seguir los acontecimientos de cerca. Han escogido esta habitación como principal punto de encuentro de las autoridades al frente del caso. Patricia viene ya hacia aquí. De hecho... -Levantó la vista y saludó con un gesto de su mano a una delgada mujer de cabellos oscuros y cortos que intercambiaba unas palabras con el doctor Tillerman-. Acaba de llegar.

Stephen: ¿Tiene alguna novedad?

Nancy: ¿Está ahí la agente del FBI? -intervino-. Quiero hablar con ella.

Meredith oyó la petición, y la secundó.

Meredith: Ella también querrá hablar contigo. Te la paso. -Le ofreció el teléfono a Patricia, que cruzó con paso enérgico la habitación-. Son los padres -informó a la agente especial-. Stephen acaba de rescatar a su esposa del refugio de montaña en Stowe. No está herida.

Patricia asintió con la cabeza y se llevó el auricular al oído.

Patricia: ¿Alcalde Efron? Me han dicho que su esposa está con usted. Me gustaría hablar con ambos.

Stephen: Conectaré la opción de manos libres -Así lo hizo-. ¿Puede usted oírnos?

Patricia: Con claridad, sí. ¿Se encuentra usted bien, señora Efron?

Nancy: Estoy bien. Todo lo que me importa es Brian. ¿Han encontrado ustedes algo ya?

Patricia se desabrochó el abrigo y lo dejó sobre una silla.

Patricia: No, pero no hace siquiera una hora que estamos en ello. Pronto sabremos algo.

La habitual discreción emocional de Nancy se vino abajo y con ella, su acostumbrada serenidad. Emitió un ahogado sollozo.

Nancy: Está en primaria. Es solo un niño... nuestro niño. Por favor, tienen que encontrarlo.

Patricia: Nuestros agentes ya están en ello, señora Efron. -Por debajo del tono neutro, profesional, de la agente Avalon se notaba su compasión-. Y el jefe de policía Hart está cooperando con total entrega. Confíe en nosotros, cumpliremos nuestro trabajo. Llevaremos a Brian de vuelta a casa.


Stephen: ¿Cuál es su plan? ¿Cómo podemos ayudar?

Patricia: Respondiendo a unas cuantas preguntas. Señora Efron, ¿puede describir algunos rasgos de la persona que secuestró a su hijo?

Nancy: Puedo hacer más que eso. Le puedo dar su nombre. Es el regidor de Leaf Brook, Andrew Matthews.

Patricia enarcó las cejas.

Patricia: ¿No hizo nada para disfrazar su identidad?

Nancy: Llevaba un pasamontañas. Pero tenía unas ranuras para los ojos. Los reconocí. Él y Stephen han trabajado juntos durante una legislatura y media, todo el tiempo que mi esposo lleva como alcalde. Era Andrew, sin duda.

Patricia: Entiendo. Bien, dos detectives de paisano ya han registrado la casa y el despacho de Andrew Matthews. Y lo mismo han hecho con los de Philip Walker. Como era de esperar, ni el uno ni el otro han sido localizados en ninguna parte. De todos modos, sabemos dónde estará Walker mañana al mediodía.

A Nancy se le escapó un grito ahogado.

Nancy: Dígame que no tienen la intención de esperar hasta entonces para encontrar a Brian. Por favor, dígame que no van a dejar el rescate de mi hijo pendiente de su encerrona en el aeropuerto, con la esperanza de que, al verse atrapado, Walker les confesará...

Patricia: Por supuesto que no -la interrumpió-. Encontrar a Brian es nuestra prioridad número uno. Jamás hemos contemplado la posibilidad de esperar. El proceso ya está en marcha.

Stephen: ¿Qué significa eso exactamente? -insistió-. Usted no responde claramente cuando le pregunto por su estrategia.

Patricia: Hay una razón por la que no entro en detalles sobre el procedimiento. Dos razones, de hecho. Y ambas son para proteger a Brian. La primera: esta conexión telefónica no tiene suficiente garantía de seguridad. Sería una estupidez hablar de detalles confidenciales por teléfono. Y en segundo lugar: sinceramente, cuanta menos información táctica conozcan ustedes, mejor. Es bastante probable que Walker vuelva a ponerse en contacto con ustedes. Y ya están ambos bajo suficiente presión. No hay por qué añadir la preocupación de que pudieran revelar algo sin querer. Tranquilícense, estamos tomando toda clase de precauciones. Sabemos lo que hacemos, por eso tomaron ustedes la decisión correcta de acudir a nosotros, a pesar de las amenazas de Walker. Les doy mi palabra de que no haremos ningún movimiento importante sin consultarles antes, y tampoco les ocultaremos ningún descubrimiento significativo.

Nancy tragó saliva.

Nancy: Lo dice de un modo que... ¿acaso cree que Walker le ha hecho daño a Brian... o algo peor?

Patricia: Walker no encaja en ese perfil. No es un asesino; es un extorsionador. Además, no tiene móvil alguno. Todo lo que quiere es coger el dinero y salir del país. Pero si les llama mañana, lo que creo que hará, para fijar los detalles de la entrega, intenten entretenerlo. Pidan pruebas de que Brian está bien. Y propongan trazar un plan acerca de cómo pueden verificar el paradero de Brian antes de que su avión despegue. Es una petición lógica. Walker sabe perfectamente que, una vez que haya abandonado el país, encontrará un modo de evitar la entrega y ustedes se quedarán sin nada, ya no habrá remedio. Así que es normal que quieran estar seguros de que Brian está sano y salvo y que pueden encontrarlo pronto. Creo que escucharán ustedes a un hombre cuya única meta es desaparecer rico.

Nancy: ¿Podemos pedirle hablar con Brian?

Patricia: Desde luego, pero Walker probablemente se negará. No querrá estar al teléfono durante demasiado rato, por si ustedes están intentando localizar la llamada. Tampoco querrá correr el riesgo de que Brian diga algo que descubra su paradero. Y también existe la posibilidad de que Walker y Brian no se encuentren en el mismo lugar. Probablemente, Walker se esconde en algún motel y tener a un niño consigo solo le dificultaría pasar desapercibido. Así que no se preocupen si se niega a poner a Brian al teléfono. Piensen solo en lo que les he dicho acerca de su meta: las menores molestias, el máximo de dinero y una huida rápida. Hacerle daño a Brian no forma parte del plan.

Nancy: De acuerdo. -Se sentía vieja, cansada y a punto de estallar y perder los nervios-. Mientras, no podemos hacer nada. Nada excepto rezar.

Patricia: Señora Efron, sé lo difícil que resulta todo esto -dijo muy serena-. Pero se acabará pronto.

Nancy cerró los ojos con fuerza.

Nancy: Por mi cabeza siguen pasando las preguntas más horribles. ¿Qué pasa si Walker decide matar a Brian para que no pueda identificarle? ¿Qué pasa si consigue escapar sin devolvernos a nuestro hijo o decirnos dónde está? ¿Qué pasa si se lleva a Brian consigo como garantía?

Patricia permaneció en silencio hasta que Nancy hubo terminado. Luego, repuso:

Patricia: Hablaremos de sus temores en persona. Si le sirve de alguna ayuda, le diré que yo no creo posible ninguna de esas perspectivas. Ahora, conduzcan con prudencia. Les veré aquí dentro de poco.

Nancy: ¿Y si mientras hay nuevas noticias?

Patricia: Me pondré en contacto con ustedes de inmediato. -Colgó y se quedó con la mirada fija en el teléfono durante unos momentos, antes de volverse a los ocupantes de la habitación del hospital-. Ness -dijo para empezar-, ¿cómo te encuentras?

Ness: ¿Físicamente? Mejor. Emocionalmente... -Se encogió de hombros con un visible temblor-. Todo esto es muy angustioso.

Patricia asintió con la cabeza, luego, se dirigió a Zac, con la mano extendida:

Patricia: Señor Efron, es un placer conocerle. Siento que tenga que ser bajo estas circunstancias.

Él le devolvió el apretón de manos.

Zac: Lo mismo digo. Pero Meredith y Ness hablan maravillas de su capacidad y su preparación. -Tragó saliva con dificultad-. Brian es un muchachito especial. Lo es todo para nosotros. Tráigalo de vuelta a casa.

Patricia: Lo haremos. -Cogió una silla y se sentó-. Antes de que les pida más detalles, ¿saben de alguna otra persona implicada? ¿Alguien con quien deberíamos hablar?

Ness levantó la cabeza:

Ness: Cliff Henderson.

Zac: Por supuesto. -Le explicó a Patricia dónde encajaba Cliff en aquel asunto-. No creo que tenga más culpa que esa. Pero, dado su contacto con Matthews, sin duda querrán ustedes hablar con él. Puede que sepa algo sin siquiera darse cuenta, algo que solo un profesional detectaría. Lo único que pido es que no le interroguen aquí. No quiero que nadie más sepa que Ness ha recobrado la conciencia... por mera precaución.

Patricia: Estoy de acuerdo -asintió-. Que el menor número de personas sepa que Ness está despierta y puede hablar. Por otro lado, quiero, desde luego, que Cliff Henderson sea interrogado. El lugar más indicado y lógico para ello es la comisaría de policía, donde Marty Hart puede manejar el asunto. -Una mirada interrogativa-. ¿Accederá el señor Henderson a ello?

Zac: ¿Por Nancy? Puede apostar lo que quiera a que sí. -Sacó su móvil-. Voy a llamarlo. Quiero que sepa que Nancy está bien, de todos modos. -La llamada duró dos emotivos minutos-. Va de camino para hablar con Marty -anunció colgando. Frunció el ceño al ver lo absorta que parecía Patricia-. ¿Qué sucede?

Patricia: ¿Cómo dice? Ah, nada. Tan solo estaba pensando en el hecho de que fue el propio Matthews quien llevó a cabo el secuestro. Eso conlleva unas cuantas preguntas.

Zac: Explicaría cómo llegó la pata de conejo de Brian hasta el coche de Andrew -observó-. Y por qué éste informó a Walker con tanta rapidez después de que Ness lo oyera planear el viaje de Walker por teléfono. Quería que ella no pudiera hablar, está claro.

La expresión meditabunda de Patricia se hizo aún más intensa.

Patricia: Eso significa una gran implicación personal para alguien que solo está contratado. Por no hablar ya del riesgo que corre. ¿Con qué garantías? Matthews parece un hombre inteligente. Tiene que habérsele pasado por la cabeza que se lo relacionaría directamente con el secuestro. Henderson y Nancy son amigos. Es obvio que Henderson sabía que Matthews trabajaba para Walker. Y es obvio también que Nancy tuvo un contacto directo con el secuestrador de Brian. Pudo ver su estatura, su corpulencia, sus ojos. Si se unen todas esas piezas, es más que posible que Henderson se sincerara con Nancy y ésta adivinaría quién secuestró a su hijo. El secuestro es un delito mayor. Walker planeó una huida. Se iría a Suiza, libre como un pájaro. Pero, ¿qué hay de Matthews? ¿Qué salida tendría? ¿Planeó acaso cambiar de lugar con una nueva identidad? ¿Con qué contactos? Es un simple regidor, no un importante personaje del mundo de la mafia. Pero, ¿qué otra cosa podría hacer? Tuvo que darse cuenta de que le imputarían cargos criminales.

Ness se incorporó en la cama hasta quedar sentada.

Ness: ¿Qué es, entonces, lo que nos estás diciendo? ¿Que crees que Andrew va a huir con Walker? Eso no tiene sentido. La reserva que le oí confirmar era para una sola persona.

Patricia: Dime exactamente lo que oíste.

Volviendo a los acontecimientos del sábado, Ness le proporcionó a Patricia hasta el último detalle. Estaba terminando su relato cuando sonó el móvil de Zac.

Zac: ¿Y ahora qué pasa? -murmuró. Pulsó el botón para hablar-. ¿Sí?

Harrison: Soy tu padre. -Su tono de sonaba más tenso de lo que Zac jamás recordaba haberlo oído-. ¿Tienes noticias de Stephen?

Zac: Sí, papá -repuso cauto-. Ha encontrado a Nancy. Ella está bien. Deshidratada y dolorida, pero bien. Stephen va a traerla al hospital para que la reconozcan.

Harrison: Bien. -Tragó saliva con dificultad-. Zac, escucha, estoy en el lago George.

Zac frunció el ceño:

Zac: ¿Y qué estás haciendo tú en el lago George?

Harrison: Estoy con Philip Walker.

A Zac casi se le cae el teléfono de las manos.

Zac: ¿Qué? -Miró fijamente a Patricia, mientras le indicaba con una señal que se acercara. Cuando ella estuvo junto a él, Zac puso el teléfono en ángulo para que Patricia pudiera escuchar-. ¿Has dicho que estás con Philip Walker?

Harrison: Sí. Tiene un chalet aquí, en las Adirondacks. Eso no importa, ahora. Lo que sí es importante es que niega haber organizado el secuestro de Brian. Insiste en que no sabía nada de ese asunto. Estoy empezando a creerle. Una cosa sí es segura: no tuvo nada que ver con el robo de tu coche o con el accidente de tu amiga. Eso tienes que agradecérselo a Andrew Matthews.

Lentamente, Zac digirió aquella información.

Zac: A ver si lo entiendo bien. ¿Walker dice que es inocente, que no está implicado?

Harrison: Oh, sí, está implicado. Solo que no con los monstruosos hechos de secuestro e intento de asesinato. Tan solo es el simple ladrón y extorsionador que buscáis. -Refirió el asunto de las cintas que Walker tenía y también la llamada que había hecho Walker para ofrecérselas a cambio de dinero-.

Zac: ¿O sea que, según dices, la llamada exigiendo rescate no fue hecha por Walker?

Harrison: No, no lo creo. Mira, he venido hasta aquí para negociar con este hijo de puta... con mi dinero o con mis puños, no me importaba. Cuando se ha dado cuenta de lo en serio que yo hablaba y lo muy negro que él lo tenía, ha aceptado cooperar. Ahora mismo está a mi lado, sudando tinta ante la perspectiva de pasar el resto de sus días en la cárcel. Ha hecho unas cuantas llamadas, con el modo manos libres, para que yo también pudiera escuchar. Ha localizado a uno de sus simpáticos ladrones de coches. Al parecer, Andrew Matthews llamó a ese tipo el sábado por la mañana y le ordenó ir al centro comercial y robar tu coche, supuestamente siguiendo instrucciones de Walker. El tipo hizo todo lo que le habían ordenado. Solo que después de colarse en el aparcamiento, entrar en el coche y hacer el puente al vehículo, apareció Matthews y le dijo que él mismo se lo llevaría de allí. Supongo que el sistema de alarma de un Mercedes era demasiado complicado para que Matthews lo desconectara él solito, porque no es un genio de la electrónica. Pero atropellar a una mujer que podría descubrirle, eso sí está dentro de sus capacidades.

Zac: Mierda -murmuró-. ¿El atropello de Ness fue un intento de asesinato a sangre fría?

Harrison: Ella sin duda descubrió algo que no debería haber descubierto.

Zac se abstuvo de confirmar las sospechas de su padre, pero su mirada se cruzó con la de Patricia, muy seria y grave.

Harrison: En cuanto al secuestro, Walker jura que no sabe nada de nada -continuó-. Tampoco ninguno de sus matones tenía ni idea. Y tengo otra persuasiva noticia aún. No veo la menor evidencia de que Walker tenga la intención de salir del país. Pero sí la tiene su piloto. Cree a pies juntillas que va a llevar a Walker a Suiza... ¿y adivinas por orden de quién?

Zac: De Andrew.

Harrison: Exacto.
Matthews hizo todas las gestiones y le prometió al piloto una suculenta propina por el trabajo, otra vez en nombre de Walker, claro.

Las piezas encajaban... demasiado bien.

Zac: Papá, ¿no habrás deshecho el entuerto con el piloto, verdad? Necesitamos que siga las instrucciones que le dieron, para que Andrew no sepa que vamos tras él. Por el bien de Brian.

Harrison: No soy estúpido. Le he dicho a Walker que mantuviera la boca cerrada. Le ha dicho al piloto que tan solo confirmaba el plan. En este momento, Philip tiene tantas ganas como nosotros de agarrar a Matthews antes de que suba a ese avión.

Zac: No somos los únicos que participaremos en atraparlo.

Harrison: ¿Qué significa eso?

Zac: Espera un momento. -Cubrió con una mano el micrófono del móvil y miró interrogativamente a Patricia mientras enarcaba una ceja-. ¿Cuánto puedo decir?

Patricia: Desde luego, dile a tu padre que el FBI está metido en esto -le aconsejó-. Asustará a Walker lo suficiente para que cumpla sin rechistar con su reciente propuesta de cooperación. Pero, antes, consigue la dirección de Walker en el lago George. Enviaré un coche no-oficial hasta allí. Luego, dile que no se muevan de ese lugar. Repítele que no debe de poner a absolutamente nadie sobre aviso acerca de la triquiñuela de Matthews. Vamos a ganar a Andrew Matthews a su propio juego.

Zac asintió.

Zac: Papá -dijo de nuevo al teléfono-, ¿cuál es la dirección de Walker ahí? -Escuchó el garabateó en un papel y se lo pasó a Patricia. Ella, a su vez, sacó su móvil y se dirigió al otro extremo de la habitación para realizar la pertinente llamada-. Ya la tengo -confirmó a su padre-. Ahora, mantén a Walker ahí. Dile que si intenta escapar va a pasar más años en la cárcel que si coopera. El FBI ya se ha puesto en contacto con la policía del lago George. Y un coche no-oficial va para allá.

Harrison: ¿Habéis llamado al FBI? -estalló justo como Zac sabía que haría-. ¿Sabes qué tipo de publicidad se desprenderá de eso?

Zac: Pues sí. Y me importa un comino. Al igual que a Stephen. Lo único que nos importa es Brian. Encontrarlo pronto y llevarlo a casa sano y salvo. -Una significativa pausa-. Déjalo ya, papá. Esta vez no vas a ganar tú. Dudo que realmente lo quieras así. No se trata de un escándalo político o social. Se trata de tu nieto. ¿Estarías de veras dispuesto a arriesgar su vida solo por no manchar tu imagen? La respuesta es no. Porque si algo le sucediera a Brian, ni siquiera tú podrías seguir viviendo en paz contigo mismo.

Hubo un denso y pesado silencio, después del cual Harrison se aclaró la garganta.

Harrison: Me quedaré aquí hasta que lleguen los agentes. Luego, volveré. Llámame al móvil si hay alguna noticia.

Zac: Lo haré. -Colgó y se volvió hacia Patricia, que acababa de hacer otras dos rápidas llamadas-. Las preguntas y sospechas sobre las lagunas en la estrategia de Andrew, que la tenían a usted intrigada, estaban claramente fundadas.

Patricia: Esas lagunas acaban de desaparecer. -Frunció la boca-. Es evidente que Matthews es mucho más astuto de lo que creíamos. No solo planeó el secuestro de Brian y atropelló personalmente a Ness, sino que también lo dispuso todo para que las sospechas apuntaran hacia Walker y éste cargara con todas las consecuencias. Era una pequeña protección añadida para sí mismo. De ese modo, huiría como cómplice, dejando que cayeran sobre Walker las acusaciones de secuestro e intento de asesinato. Bueno, no va a salirle la jugada como espera. Ya he notificado a la jefatura y al jefe de policía Hart. Haremos los arreglos necesarios en nuestra investigación. A Andrew Matthews le esperan unas cuantas sorpresas.


19.15


Andrew entró en la destartalada habitación del motel, cerró la puerta con llave, se metió la mano en el bolsillo del pantalón y sacó la micrograbadora.

El miedo era un gran motivador. Brian Efron había hecho exactamente lo que él le había dicho.

Las cosas empezaban a ponerse en su sitio con rapidez. El improvisado plan de Andrew, ideado por él mismo, a solas y en el último momento, estaba a punto de dar unos inmejorables frutos.

Con el crío retenido en uno de los solares de Construcciones Walker, y teniendo en cuenta que todas las gestiones habían sido realizadas a nombre de Walker también, éste tenía unas perspectivas absoluta y merecidamente negras. Iban a cargarle el secuestro y todos los delitos que tuvieran que ver con ello.

Y la única persona que había oído la suficiente porción de los versos para estropear el plan estaba en coma, incapaz de compartir sus sopechas.

Andrew frunció el ceño al recordar la expresión de pánico en el rostro de Ness cuando él había dirigido el convertible de Efron hacia ella y la había atropellado. Aquel recuerdo aún lo perseguía. Él no era un asesino. Y desde luego no había sido su intención matar a Ness. Pero, ¿qué otra salida le quedaba? Tenía que impedir que hablara, antes que ella le contara a cualquiera de los Efron lo que había oído.

Bueno, los hados se habían mostrado amables... tanto con su conciencia como con la de Ness. Ella estaba en coma, lo que dejaba una puerta abierta a la esperanza de recuperación. Al mismo tiempo, el informe del hospital decía que no iba a volver en sí a corto plazo. Y eso iba totalmente a favor de Andrew. Éste no necesitaba más que diecisiete horas. Después, él ya habría desaparecido y ella ya podría recuperar el conocimiento y exponer sus sospechas ante los Efron y ante la maldita policía de Leaf Brook en peso. Andrew ya estaría en Suiza. Ya habría renunciado a su ciudadanía americana y no habría posibilidad alguna de vuelta.

Para él, todo iría viento en popa.

Su optimismo se renovó casi con euforia.

Ya tenía hecha la reserva para el reactor de Construcciones Walker y estaría perfectamente listo y con el depósito lleno, a punto para despegar, al mediodía. Andrew ya había hecho las gestiones necesarias para iniciar una nueva vida en Lucerna. Tan solo una noche lo separaba de una existencia acomodada y libre.


Haría su segunda llamada a Stephen Efron al día siguiente por la mañana, a las nueve en punto. Reiteraría sus peticiones: cinco millones de dólares en la bolsa de deporte de Brian, que tendrían que ser depositados en el aeropuerto exactamente a las once y media. Pero habría un ligero cambio en las instrucciones, por si el alcalde había decidido interpretar el papel de héroe y organizar algún tipo de emboscada en el lugar designado en un principio. No habría ocasión de ello, no con las nuevas indicaciones que iba a darle. No. Los cinco millones estarían en el parking, perfectamente guardados en el Explorer del alcalde, a tan solo un salto del avión privado de Walker. Andrew tendría tiempo de sobras para detenerse en la sala de embarque y pasarle a un empleado del aeropuerto, ansioso de hacerse con veinte pavos fáciles, el sobre que llevaría, antes de recoger el dinero y volar hacia la libertad.

Pero no había que adelantar acontecimientos. Lo primero era realizar la llamada de mañana. Tenía que estar bien seguro de que los Efron estaban a punto. Y tenía que poner la guinda del pastel haciéndoles escuchar una cinta.

Se dejó caer sobre la rechinante cama del motel y echó un vistazo a su aparato para distorsionar la voz, mientras recordaba el terror que se desprendía de la voz de Stephen en la primera llamada. La segunda sería aún más angustiosa.

La sensación de poder era algo maravilloso. Y también los pensamientos sobre la nueva vida que le esperaba.

Esbozó una sonrisa de autosatisfacción. Él siempre había sido un as a la hora de hacer dinero. Pero esta vez, realmente se había superado a sí mismo.


3 comentarios:

Lau B. dijo...

GENIAL!!!
por favor se buena y publica el otro prontooo! por favor!! te estoy literalmente rogando!!
por favor!!!
me encanta la novela!
Bye
Xx LB

LaLii AleXaNDra dijo...

Ya pronto encontraran a Brianm..
es cuestion de tiempo
siguela
ya quiero ver que pasa
espero que todo se resuelva bien
;)

Anónimo dijo...

Carol;
Maldito andrew! Pero si q era listo el desgraciao!
Otra cosita: un saludo para la cotilla de al lado mio en el bus, creo q se a leido todo el capi conmigo 77
Bye amiga, tkm!

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