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jueves, 17 de noviembre de 2011

Capítulo 26


18.25

Leaf Brook Memorial


Zac estaba diciendo algo, pero su voz sonaba muy lejana. Ness no podía entender sus palabras. La cabeza le retumbaba con demasiada fuerza.

Se movió ligeramente, intentando oírle mejor. Hizo una mueca de dolor ante las punzadas que recorrieron su brazo y costado.

¿Dónde estaba, y por qué le dolía tanto todo el cuerpo?

Zac: No te muevas -le decía-. Quédate tumbada. Pero abre los ojos y mírame. Por favor, Ness.

Su tono era horrible.

Ella entreabrió los ojos y esperó que el rostro de Zac dejara de ondular y quedara bien enfocado.

Su aspecto era aún peor.

Ness: ¿Zac? -Su voz parecía un débil graznido. El semblante de Zac reflejó un completo alivio-.


Zac: Gracias a Dios. -Se inclinó y la besó suavemente en los labios-. Sí, soy yo. No tienes nada. A partir de ahora, todo irá bien.

Ness: Estoy en el hospital -observó notando el característico olor a antiséptico. Se sentía desorientada, el pulso le retumbaba en el cerebro y le impedía alcanzar la sensatez-.

Zac: Así es. -Le cogió la mano izquierda y entrelazó con gesto tierno sus dedos con los de Ness-. ¿Te duele?

Ella hizo gesto de menear la cabeza, pero se lo pensó dos veces.

Ness: No. ¿Debería dolerme?

Zac: Esta mano no. Pero la otra, puede.

Ness miró hacia su otro brazo y se sorprendió al ver que parte de él estaba vendado, al igual que su mano.

Ness: ¿Están rotos?

Zac: No lo creo. Francamente, no me acuerdo. No podía pensar en nada más que en verte despierta y consciente otra vez. Después de eso, lo otro ya se curará. -Se llevó la palma de la mano de Ness a los labios, y a ella la impresionó notar que a Zac le temblaban las manos-. Me has dado un susto de muerte -le dijo con voz ronca-. Llevo todo el día esperando poder decirte que te quiero y tenía miedo de no llegar a tener la oportunidad.

Ness se preguntó si había oído bien.

Ness: ¿Qué has dicho?

Zac tragó saliva y, cuando habló de nuevo, su voz reflejaba la máxima emoción.

Zac: He dicho que te quiero. Y voy a seguir diciéndolo, ahora y durante los próximos cien años, si tú me lo permites. Necesito oír que tú sientes lo mismo, pero eso va a esperar hasta que yo esté totalmente convencido de que tienes la cabeza lo suficientemente clara para saber exactamente lo que dices. -Una intensa pausa-. Volviendo a mí, no solo te quiero, sino que confío en ti. Tenía la intención de demostrártelo esta noche contándotelo todo. Tú, desde luego, has puesto trabas a mis planes. Pero yo me adapto bien. Y pienso seguir adelante cero ellos, si el doctor está de acuerdo. -Hubo otro silencio, esta vez más largo, y un músculo se movió en la mejilla de Zac-. Dios mío, qué asustado estaba. Acabo de conocerte. La sola idea de perderte... -Se le quebró la voz, se puso en pie y se dirigió hacia la puerta-. Tengo que avisar al doctor de que te has despertado -anunció, con la voz entrecortada y el cuerpo tenso- Louis Tillerman... te gustará. Es un viejo amigo de la familia y un neurólogo sobresaliente. Por fortuna, trabaja tanto en el Leal Brook Memorial como en el Columbia Presbyterian. Ha venido enseguida. Cuidará de ti hasta que lleguemos al fondo de todo este asunto. Me ha dado claras instrucciones de avisarlo en cuanto tú abrieras los ojos. Quiero que te reconozca. Vuelvo ahora mismo.

Ness: ¿Zac? -lo detuvo con voz débil pero clara. Él se volvió-. Estás balbuceando -observó, sin realmente entender demasiado lo que él decía, debido al retumbar de su cerebro. Excepto la declaración de amor de Zac... eso sí lo entendió-. Jamás te había oído balbucear.

Zac: Eso es porque jamás lo había hecho hasta ahora. ¿Ves a lo que me has reducido?

Los ojos de Ness se llenaron de lágrimas.

Ness: Yo también te quiero -susurró-. Esperar un poco más no cambiará eso. Pero te lo repetiré entonces y durante los próximos cien años, si me lo permites.

Él se acercó de nuevo a la cama, puso los brazos a lado y lado de Ness, inclinándose sobre ella, y la besó otra vez, con un beso breve pero apasionado.

Zac: Ponte bien y dejemos esta pesadilla atrás -murmuró-. Entonces haremos planes... para siempre. -Se incorporó y la acarició en la mejilla con los nudillos-. Ahora, voy a por Louis.

La puerta se cerró tras él y Ness volvió a hundirse en la almohada, sintiendo un suave calor interior.

Al que ensombrecía una angustia cuyo origen no podía precisar y un dolor físico que parecía envolverle todo el cuerpo. Especialmente la cabeza.

Se llevó la mano a la frente y la sorprendió descubrir que estaba cubierta por una venda.

¿Qué le había pasado?

Al cabo de dos minutos, Zac volvió acompañado de un hombre fornido que llevaba una bata blanca de hospital. Tenía unos cuarenta años y era de rasgos agradables y aire autoritario.

Louis: Buenos días, Ness -le dijo, con tono sosegado y tranquilizador-. Soy el doctor Tillerman. Nos tenías un poquito preocupados. ¿Cómo te encuentras?

Ella frunció el ceño.

Ness: Me duele todo. Especialmente la cabeza y el costado derecho. Y tengo la mente un tanto confusa. -Hizo una pausa para volver a reunir sus fuerzas-. No puedo recordar por qué estoy aquí. Además, hay algo que debía hacer... pero no me acuerdo de qué se trata.

Louis: Ya te acordarás. No te fuerces. Te diste un buen golpe. Déjame ver.

«¿Golpe? ¿Qué golpe?», quiso preguntar Ness. ¿Por qué no podía pensar más allá del muro de su mente?

El doctor Tillerman le hizo unas cuantas pruebas rutinarias: examinó sus ojos, reflejos, habla y respuestas cognitivas.

Obedientemente, Ness respondió a sus preguntas y le dijo nombre, su fecha de nacimiento y la escuela donde enseñaba.

Louis: Muy bien -la elogió-. ¿Sientes algún mareo?

Ness: Pues no. Más que nada, me duele la cabeza.

Louis: Ya lo sé. Te daré algo para aliviarte. También voy a encargar unas cuantas pruebas neurológicas más, solo para estar bien seguros. No espero complicación alguna. Acaba de llegar hace unos minutos el informe del TAC que te hemos hecho. Todo parece en orden.., no hay hemorragias ni fracturas. Aun así, has estado inconsciente mucho rato. O sea que quiero tenerte en observación, por si acaso.

Ness: ¿Qué es lo que me pasa?

Louis: Tienes una conmoción cerebral -explicó-. Eso es lo que te provoca dolor y confusión mental. También tienes una considerable herida en la frente, que ya hemos cosido. En cuanto al resto, tienes magulladuras en costado y brazo derechos, unas cuantas costillas contusionadas y varios cortes importantes en la mano derecha. Como buena noticia, no hay lesiones internas ni, ahora que te has despertado y te he examinado puedo decirlo con plena confianza, tampoco lesiones permanentes en el cerebro. Te pondrás bien, lo cual es casi un milagro teniendo en cuenta la gravedad del impacto.

Ness: El impacto. -Tragó saliva-. ¿Dónde me he caído?

El doctor Tillerman miró a Zac.

Zac: No te has caído, cariño -replicó-. Te ha atropellado un coche. En el parking de los grandes almacenes. ¿Recuerdas?

Una fugaz imagen cruzó la mente de Ness.

Ness: El Mercedes. Parecía el tuyo.

Zac: Era el mío. -Se volvió hacia el doctor-. Louis, si has terminado con el reconocimiento, me gustaría hablar con Ness a solas.

Louis: Por supuesto -asintió el doctor Tillerman-. Pero, Zac, no la canses. Quiero que repose. Con cuanta más calma se lo tome más rápido se recuperará.

Zac: Te doy mi palabra. Mientras, recuerda: no hay que decir ni una sola palabra sobre el estado de Ness a nadie, no hasta que sepamos quién ha hecho esto.

Louis: Entendido. -El doctor le dio unos golpecitos a Ness en el brazo ileso-. Haré que te suministren un calmante para el dolor. Descansa.

Ness: De acuerdo -logró responder. Y no por culpa del dolor, sino porque empezaba a recordar. Durante la breve conversación entre el doctor Tillerman y Zac, las piezas habían empezado a encajar y a tomar forma, como monstruosos rostros-.

Cuando la puerta se hubo cerrado tras el doctor, Ness se incorporó, como movida por un resorte, hasta quedar sentada, y gimió ante la punzada en la cabeza que resultó de su brusco movimiento.

Zac: Shh. -La agarró por los hombros y la hizo volver a su anterior postura suavemente-. Trata bien a tu pobre cabeza. Ha pasado por una dura prueba. -Esperó hasta que ella se hubo acomodado de nuevo y la mirada de angustia hubo desaparecido de su rostro-. La memoria va volviendo, ¿no es así?

Ness: Sí. -Su respiración se aceleraba-. He conducido directamente desde el Ayuntamiento al centro comercial. He intentado llegar hasta ti, pero la multitud me lo ha impedido. Así que he pensado irme a casa y esperar. El coche ha salido de la nada.

Zac: ¿Has visto quién lo conducía?

Ness: No. Todo ha pasado demasiado rápido. -Frunció el ceño-. ¿Era tu Mercedes?

Zac asintió con la cabeza.

Zac: Robado directamente del aparcamiento del centro comercial. Una docena de personas lo han visto cruzando a toda velocidad y han proporcionado a la policía una detallada descripción. Una pareja ha visto incluso cómo te atropellaba. Han tomado nota de la matrícula. Se trata del mío, desde luego. Estoy seguro de que no volveré a verlo. Será desguazado, venderán las piezas y el mundo entero pensará que ha sido un atropello accidental.

Ness: Nosotros sabemos que no.

Zac tensó la mandíbula.

Zac: Sí, lo sabemos. Pero Walker es un bastardo muy astuto. Se imaginó que tú no podrías decir nada. En cuanto a mi coche, era la elección perfecta. Un caro convertible cuyo propietario, el hermano del alcalde, no iría a recoger en todo el día. Suena como el blanco ideal para un profesional. Y nosotros no tendríamos ni la menor prueba para negarlo. -Frunció el ceño-. ¿Por qué has ido al Ayuntamiento?

Ness: Para obtener información. -Lo agarró por la manga-. Zac, el otro día, ¿le diste a Brian mi pata de conejo?

Zac: Sí. -Parecía perplejo-. ¿Por qué?

Ness: ¿Estás seguro? ¿Se la diste en mano?

Zac: Pues claro que estoy seguro. Se la di en cuanto nos vimos. Cuando le dije quién se la enviaba y lo que significaba para ti, le alegré el día. Fue la única sonrisa que logré sacarle.

Los ojos de Ness se llenaron de lágrimas.

Ness: Eso es lo que yo me temía. Brian está en apuros.

Zac: ¿Qué clase de apuros?

Ness agarró a Zac con más fuerza.

Ness: Te lo contaré todo. Pero antes tienes que llamar a Nancy Efron. Asegúrate de que Brian está bien, de que no ha pasado nada aún, de que hay otra explicación que justifique que la pata de conejo no esté en sus manos ahora. Por favor -rogó, al ver que Zac no hacía gesto alguno de dirigirse hacia el teléfono.

Zac: No puedo -repuso en voz baja-. No sé dónde está. Y Stephen tampoco.

Ness sintió que se le congelaban las entrañas.

Ness: Entonces, ¿cómo sabes que están bien?

Zac: Nancy llamó a Stephen y se lo dijo.

Ness: ¿Cuándo?

Zac: El martes.

Ness: ¿Y desde entonces, nadie ha hablado con ellos?

Zac: Que yo sepa, no.

Ella intentó trabajosamente incorporarse.

Ness: Tenemos que encontrarlos. -De sus labios escapó un gemido de dolor-.

Zac: Ness. -Detuvo sus torpes maniobras para sentarse.- Escúchame. Empeorar tu conmoción no va a ayudar a Brian. Ahora túmbate y cuéntame lo que ha pasado... con calma, y sin hacer movimientos bruscos.

Ella asintió levemente con la cabeza y cerró los ojos hasta que el dolor más agudo hubo aminorado.

Ness: De acuerdo. -Respiró hondo unas cuantas veces y abrió de nuevo los ojos-.

Zac: ¿Estas mejor?

Otro lento asentimiento.

Ness: Me temo que Walker tiene la intención de raptar a Brian. Ruego que aún no lo haya hecho. -Con un gesto de su mano, impidió que Zac la interrumpiera-. No va a hacerlo solo. Quien sea que lo esté ayudando es el motivo por el que casi me matan. Sabía que yo lo había descubierto. Debe de haber puesto a Walker sobre aviso y Walker ha enviado a un gorila para que me atropellara.

Zac: Explícate.

Lentamente, descansando unos segundos entre frase y frase, Ness le contó a Zac cómo había visto la pata de conejo en el coche de Andrew, la explicación que éste le había dado acerca de cómo podía haber llegado allí y la conversación telefónica que había escuchado aquel mismo día, en la que Andrew mencionaba que Walker se iba a Suiza con un maletín y sin planes de vuelta.

Zac: O sea que Andrew Matthews trabaja para Walker -murmuró con expresión de incredulidad-.

Ness: A menos que tu hermano haya sabido de las intenciones de Walker y le haya pedido a Andrew que las compruebe fingiendo que lo hacía por indicación de Walker.

Zac: No. -Meneó la cabeza enérgicamente-. Stephen no tiene ni idea de que Walker se va a Suiza. Cree que todavía está obsesionado con que le concedan el contrato municipal.

Ness: En ese caso, sí, Andrew está sin duda involucrado. Pero aún hay otro jugador potencial.

Zac: ¿Quién?

Ness: Cliff Henderson.

Zac: ¿Qué?

Al oír el tono de absoluta incredulidad de Zac, Ness hizo una mueca de dolor.

Ness: Sé que es muy amigo de tu familia -dijo, sintiéndose realmente mal-. Puede que yo esté equivocada. Eso espero. -Y siguió con su relato, explicándole a Zac cómo se había tropezado con Cliff y qué llevaba él en la mano... aunque lo había ocultado rápidamente-. Incluso si Andrew mintió acerca de Cliff y la pata de conejo, yo sé lo que he visto hoy en ese despacho. Cliff estaba nervioso y esquivo. Parecía sentirse culpable. Y, desde luego, escondía la foto de Brian sujeta al papel con membrete de Walker. ¿Qué es lo que debía de estar haciendo con lo que ruego no sea una nota de rescate?

Zac frunció el ceño.

Zac: ¿Por qué iba Walker a utilizar un papel con membrete suyo para escribir una nota de rescate? Eso no tiene ningún sentido. Es totalmente estúpido. Sería lo mismo que entregar una confesión por escrito.

Ness: Eso es lo que he pensado yo. -La conversación empezaba a pasar factura. Ness hablaba cada vez con más lentitud y sentía que la cabeza iba a partírsele en dos en cualquier momento-. De acuerdo, pues, no era una nota de rescate. Quizás eran instrucciones. No lo sé. Si era otra amenaza dirigida a tu hermano, como la gorra de béisbol… -Se humedeció los labios, luchando por reunir fuerzas para continuar-. Si es eso y Walker la acababa de dejar allí, ¿por qué no iba Cliff a correr hacia el centro comercial para dársela a Stephen? A menos que tenga algo que ocultar... -Entornó los ojos al sentir una aguda punzada de dolor cruzándole la cabeza-.

Zac: ¿Ness? -Le cogió la mano-. Cariño, esto es demasiado para ti. Ya acabaremos de hablar más tarde.

Ness estaba a punto de responder cuando el doctor Tillerman volvió con el analgésico. La ayudó a incorporarse un poco sobre un costado y luego le administró la inyección con rapidez.

Louis: Esto debería de empezar a hacer efecto inmediatamente -le dijo, ayudándola ahora a volverse a tumbar-. Te aliviará el dolor considerablemente.

Ness: Gracias -repuso con una débil sonrisa-.

Louis: Iré pasando a verte a lo largo de toda la noche -la informó el doctor Tillerman-. Además, Zac ha contratado una enfermera privada. Llegará en cualquier momento. Nadie, aparte de nosotros dos, llevará tu caso... ni entrará por esa puerta. A excepción de Zac, al que parece que no puedo sacar de aquí. -Una chispa de diversión iluminó sus ojos, pero desapareció al instante ante los tensos trazos de dolor en el rostro de Ness-. Estás forzando la situación -le informó a Zac, tajante-. Comprendo que el tiempo es esencial. Pero ella debe descansar. Basta, por ahora.

Zac asintió, frunciendo el ceño con preocupación.

Ness: Estoy bien -consiguió decir para tranquilizarlo-.

Louis: Acabo de echar a la policía -añadió-. Les he dicho que el estado de Ness todavía sigue igual. Han dado por hecho que les decía que todavía no había recuperado la conciencia. No los he sacado de su error. Y les he prometido que llamaría a Marty Hart cuando ella estuviera en condiciones de ser interrogada.

Zac: Gracias, Louis. Stephen y yo nos ocuparemos de Marty directamente. Pero aún no.

Louis: Perfecto. Mientras, se acabó la charla. Ness, quédate tumbada descansando y deja que la medicina haga su trabajo. Descansa. Zac puede quedarse si se está callado. -Una mirada significativa hacia éste-. Yo estaré por aquí hasta que la enfermera llegue. Entonces, ella se acostará justo delante de la puerta para vigilarte de cerca y ahuyentar a cualquier visitante. Te cambiaremos las vendas y el suero dentro de unas horas. Hasta entonces, si necesitas algo, Zac irá a buscarme.

Ness: Se lo agradezco. -Más aliviada, se recostó. Se sentía como si hubiera corrido un maratón. No volvió a abrir la boca hasta que el doctor Tillerman hubo abandonado la habitación-. Zac -dijo entonces-, ¿qué pasa si Brian...?

Zac: Calla. -Le puso un dedo sobre los labios-. Brian no puede estar expuesto a ningún peligro inmediato. Nancy no ha llamado y Stephen no ha recibido ninguna nota de rescate. He hablado con él hace media hora, para informarlo de tu estado. Así que, sea cual sea el plan de Walker, todavía no lo ha llevado a cabo.

Ness: Gracias a Dios -murmuró-.

Zac: Duerme un poco. Yo estaré aquí cuando te despiertes.


20.25


Zac estaba sentado en el silloncito de la habitación de Ness, en el hospital, con los dedos entrelazados bajo la barbilla, mientras meditaba la situación.

Tenía bastante mal aspecto.

A pesar de lo tranquilizador que se había mostrado ante Ness, estaba absolutamente preocupado por Brian. Rogaba por que cualquier maquiavélico plan que Walker hubiera maquinado no tuviera que ver con extorsionar a Stephen.

Ojala Zac pudiera fisgar por ahí y asegurarse.

Pero había barricadas cortando cada uno de los caminos que se le ocurrían.

Si le contaba toda la historia a Marty, el jefe de policía podía citar a Walker para interrogarlo. Walker, a su vez, negaría todas las alegaciones que tuvieran que ver con los Efron y saldría como un hombre libre. Y si por un casual tenía efectivamente a Brian consigo... Zac tembló al pensar en cuál podría ser el resultado.

Interrogar a Andrew sería igualmente peligroso, si lo que le había pasado a Ness hoy era indicación de algo. En cuanto a Cliff... Bueno, aquella era la cuestión más inquietante de todas.

Cliff Henderson, el mejor amigo de Stephen y la única persona que probablemente conocía el paradero de Nancy y Brian y, por lo tanto, podía acabar con los miedos de Ness, Stephen y él mismo, era ahora sospechoso. Y si Cliff estaba metido en todo aquello, bueno, que Dios los asistiera a todos. Nancy confiaba en él, Stephen confiaba en él, incluso Brian confiaba en él.

Pero imaginar a Cliff en el papel de cómplice de Walker parecía extremadamente forzado.

¿Cuál, en el nombre de Dios, sería su motivo? ¿El dinero? Difícilmente. ¿El poder? No. ¿Los celos? Quizá, pero era una idea extraña. ¿Raptar a Brian para vengarse de Nancy por haberse casado con Stephen? No, a menos que hubiera perdido el juicio por completo.

¿Y si lo había perdido?

Las consecuencias eran demasiado horribles para pensar en ellas. Toda aquella pesadilla se había convertido en una creciente bola de nieve que iba más allá del escándalo político y social.

Ahora, lo que estaba en juego era la vida de las personas a las que él quería.

Eso llevó a Zac a pensar en el otro asunto de vida o muerte que tenía ante sus ojos, el asunto en el que, claramente, Ness no había pensado.

El que tenía que ver con ella.

Walker había enviado a alguien para que la matara. Fuera quien fuera esa persona, sin duda le habían ordenado averiguar si lo había logrado. Y, en el caso contrario, remediar el error. Porque si Ness sobrevivía, podía echar a rodar el plan de Walker.

Zac tenía que mantenerla a salvo. Ni policía, ni investigadores privados, ni nadie que pudiera, sin querer, poner a Walker sobre aviso informándolo de que ella estaba viva y podía hablar.

Justo al contrario, de hecho. Zac tenía que convencer a Walker de que Ness había sido borrada del mapa y era incapaz de interferir en su número de escapismo de alto nivel: su desaparición hacia Suiza.

Una irónica sonrisa asomó a los labios de Zac. Conocía a la persona ideal para cumplir con aquella misión.




Bueno, aquí tenéis el capi que esperabais tanto
Perdón por mi confusión XD

Lau B, que no te hiera el hecho de que Alexandra supiera lo del accidente y tú no. Tú lo podrías haber sabido también si leyeras los mensajes que dejo. Lee el comentario que dejé en el capítulo 2, que mira si hace tiempo que lo explique, y así te enteras de que no tengo seguidoras preferidas.

¡Comentadme mucho!
¡Bye!
¡Kisses!

3 comentarios:

LaLii AleXaNDra dijo...

hahahaha Lau B, saliste regañada hahah
pero trankila a cualquiera nos pasa haha
Alice me encanto el capi.-..
lo Ame, especial eso de " Yo también te quiero -susurró-. Esperar un poco más no cambiará eso. Pero te lo repetiré entonces y durante los próximos cien años, si me lo permites." ...
me encanto...
siguela pronto ;)

Lau B. dijo...

:( lo dije en broma no para que me regañaran!!
feeling so sad :c. sorry pero yo casi ni leo comentarios asi que no fue mi intencion hacerte sentir mal :(
ME encanto el capi, totalmente de acuerdo con alexandra, esa tambien es mi frase favorita! :D
siguela pronto!!
Bye
Xx LB

Carolina dijo...

Hey como que "seguidora favorita"!
soy su mejor amiga y no me dice que pasara luego ¬¬
Te conozco desde hace 2 años y se que no dirá lo que pasa en su nove ni ha su sombra xD
El capi ha sido genial!
menos mal que Ness se salvo!
pero falta Brian! no sean tontos y búsquenlo!
bye! tkm mi ali!

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