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jueves, 7 de marzo de 2019

Capítulo 26


Mike Crosby esperaba en su coche, desde hacía más de una hora, en el aparcamiento de la CBC. Cuando finalmente Vanessa salió del edificio, él sintió que se le tensaban los músculos: en parte por la furia que sentía, y en parte por el deseo. Durante los últimos dos años se había visto obligado a contentarse con apreciar su imagen en la pantalla del televisor. El hecho de verla ahora a la suave luz del atardecer, con su falda corta y sus piernas atractivas, caminar deprisa hacia su sedan oscuro, lo excitó.

Mike: Vanessa -llamó mientras se apeaba de su coche-.

Ella se detuvo y miró hacia él. La breve sonrisa de saludo se desvaneció.

Ness: Mike, ¿qué quieres?

Mike: Nunca contestas a mis llamadas. 

Se maldijo por parecer petulante. Quería parecer fuerte, dinámico.

Ness: No me interesaba hablar contigo.

Mike: Pero hablarás conmigo -afirmó y la retuvo por un brazo. Su gesto hizo que el chófer de Vanessa bajara del coche con presteza-. Aleja a tu gorila, Vanessa. Estoy seguro de que puedes concederme cinco minutos.

Ness: Está bien, Tim -apartó la mano de Mike antes de volverse hacia su chófer-. No te haré esperar mucho.

Tim: Está bien, señorita Hudgens. 

Midió a Mike con la mirada y se llevó la mano a la gorra.

Mike: En privado -sugirió y señaló un lugar más alejado-. Tu guardián podrá verte, Vanessa. Estoy seguro de que correrá en tu ayuda si yo intentara propasarme.

Ness: Me creo capaz de protegerme sola. -Cruzó el aparcamiento con él, mientras confiaba en que el encuentro fuese breve-. Como no tenemos nada que decirnos a nivel personal, supongo que quieres hablarme de Brittany.

Mike: Debió de ser muy difícil para ti encontrarla.

Ness: Lo fue.

Mike: Yo podría ayudarte.

Ness: ¿Profesionalmente? No, gracias. Dime qué quieres.

Él se quedó mirándola. Seguía siendo perfecta, fresca, seductora. Toda ojos luminosos y labios húmedos.

Mike: Cenemos juntos -propuso-. A ese lugar francés que tanto te gustaba.

Ness: Mike, por favor. 

No había ira en su voz, solo lástima.

Mike: Ya. Olvidaba felicitarte por tu compromiso con nuestro apuesto corresponsal.

Ness: Gracias. ¿Eso es todo?

Mike: Quiero el informe. -Ante la mirada de desconcierto de Vanessa, él la aferró con fuerza-. No finjas no entenderme. Sé que Brittany te dio una copia del informe sobre mí realizado por su investigador. Me lo dijo. Se jactó de ello. No te lo he pedido antes porque confiaba en que te darías cuenta de todo lo que yo puedo ofrecerte. Ahora, dadas las circunstancias, lo necesito.

Ness: Pues yo no lo tengo.

La ira le ensombreció el rostro.

Mike: Mientes. Ella te lo dio.

Ness: Sí, así es. ¿De veras crees que lo habría conservado todo este tiempo? Lo destruí hace mucho. 

Él le aferró los dos brazos y casi la levantó del suelo.

Mike: No te creo.

Ness: Me importa un cuerno lo que creas. No lo tengo. -Más furiosa que asustada, forcejeó para liberarse-. ¿No entiendes que no me importaba lo bastante para guardármelo? Tú no eres importante para mí.

Mike: Zorra. -Fuera de sí, la arrastró hasta su coche-. No permitiré que me perjudiques con ese informe.

Lanzó un gruñido cuando alguien lo levantó en vilo desde atrás. Luego cayó estrepitosamente, y se lastimó la cadera y la dignidad.

Ness: No, Tim.

Aunque estaba temblando, Vanessa detuvo al chófer antes de que le atizara una vez más. Tim se alisó la chaqueta.

Tim: ¿Está bien, señorita Hudgens?

Ness: Sí.

Joe: ¡Eh! -Con una gorra de béisbol que le tapaba la frente y una cámara al hombro, Joe atravesó corriendo el aparcamiento-. ¿Ness? ¿Estás bien?

Ness: No te preocupes. -Se apretó la sien con una mano mientras Mike se ponía de pie-. Estoy muy bien.

Joe: Entraba en el aparcamiento cuando vi que este tipo forcejeaba contigo -entrecerró los ojos-. Es el loquero, ¿no? -Le dio un empujón con la mano abierta antes de que Mike pudiera huir hacia su vehículo-. Un momento, tío. Ness, ¿quieres que llame a la policía o prefieres que Tim y yo le mostremos a este cabrón qué les sucede a los hombres que atacan a mujeres?

Ness: Suéltalo.

Joe: ¿Seguro?

Vanessa miró a Mike a los ojos. Había ahora en ellos algo muerto, pero no encontró rastros de piedad.

Ness: Sí. Suéltalo.

Joe: La señora te está ofreciendo una oportunidad -murmuró-. Si llego a pescarte molestándola una vez más, no saldrás tan bien parado.

En silencio, Mike subió a su coche, se puso el cinturón de seguridad y abandonó el aparcamiento.

Tim: ¿Seguro que no la ha lastimado, señorita Hudgens?

Ness: No lo hizo. Gracias, Tim.

Tim: Muy bien -se dirigió al coche-.

Joe: Ojalá me hubieras dejado atizarlo -suspiró con pesar antes de volver a mirar a Vanessa-. Te ha asustado, ¿no? -Miró la cámara que tenía sobre el hombro-. Me he puesto tan furioso que no atiné a filmar lo que pasaba.

Eso, al menos, era algo.

Ness: Supongo que es inútil que te pida que no comentes nada de esto en la sala de redacción. 

Él sonrió mientras la acompañaba al coche.

Joe: Completamente inútil. Las noticias son noticias.


No quería contárselo a Zac, pero habían hecho un trato. Nada de ocultarse cosas. Esperaba que Zac tendría trabajo hasta tarde, pero la suerte quiso que él le abriera la puerta y la recibiera con un beso.

Zac: Hola.

Ness: Hola -le dio a Cronkite la caricia por la que gemía-.

Zac: Hemos tenido un cambio de agenda, así que volví a casa temprano. -El cambio de agenda fue cancelar todos sus compromisos y pasar la tarde con Jenner leyendo los archivos de Beeker-. He preparado la cena.

Vanessa olfateó.

Ness: Parece exquisita.

Zac: Una nueva receta. -Con una ceja levantada, le puso un dedo debajo del mentón-. ¿Qué pasa?

Ness: ¿Por qué lo preguntas?

Zac: Estás alterada.

Ella le apartó la mano.

Ness: Maldición, Zac, es irritante. ¿No sabes que a las mujeres nos gusta creer que tenemos algo de misterio?

Sin abandonar la esperanza de ganar tiempo, se quitó el abrigo y lo colgó en la percha del vestíbulo.

Zac: ¿Qué ha ocurrido, Kansas?

Ness: Hablaremos de ello más tarde. Estoy muerta de hambre.

Él le cerró el paso.

Zac: Vamos, desembucha.

Podía negarse a hablar, pero como quería evitar una discusión, ¿qué sentido tendría?

Ness: ¿Prometes escucharme hasta el final y reaccionar razonablemente?

Zac: Por supuesto. -Le sonrió, le pasó un brazo por los hombros y la condujo a la escalera. Se sentaron juntos en los escalones, con el perro a sus pies-. ¿Es algo sobre Brittany?

Ness: No directamente -suspiró-. Es sobre Mike. Me tendió una emboscada en el aparcamiento.

Zac: ¿Emboscada?

El tono glacial de Zac la alerto. Pero cuando lo miró, los ojos de Zac parecían muy serenos. Con expresión de curiosidad y algo de fastidio, pero serenos.

Ness: Es solo una manera de decirlo. Estaba trastornado. Ya sabes que nunca contesté sus llamadas. -Como Zac no dijo nada, ella prosiguió-. Estaba enfadado y alterado, eso es todo. Por ese motivo, y por los informes que Brittany me había mandado. Te hablé sobre eso, ¿recuerdas? Mike cree que yo me los guardé. Como es lógico, con la investigación que se está llevando a cabo, se siente preocupado. Es natural.

Zac: Es natural -repitió con tono cordial-.

Vanessa recordó que, de todos modos, se enteraría del resto. Por Joe o por alguna otra persona de la sala de redacción. Eso sería peor.

Ness: Tuvimos un pequeño forcejeo.

En los ojos de Zac apareció un brillo peligroso.

Zac: ¿Te puso las manos encima? 

Vanessa se encogió de hombros.

Ness: En cierto modo. En realidad fueron una serie de empujones. Pero Tim estaba allí -añadió-. Y Joe. De modo que no ocurrió nada. De verdad.

Zac: Te puso las manos encima. ¿Te amenazó?

Ness: No sé si llamarlo amenaza. Fue solo... ¡Zac! -él ya estaba de pie, cogiendo su abrigo-. Zac, maldita sea, prometiste ser razonable.

La mirada que él le lanzo casi le detuvo el corazón.

Zac: Te he mentido -y se marchó-.

A Vanessa le temblaban las piernas, pero corrió tras él. El frío y la mirada de Zac hicieron que le castañetearan los dientes mientras luchaba por ponerse el abrigo.

Ness: Basta, Zac. No sigas. ¿Qué vas a hacer?

Zac: Le explicaré a Crosby por qué debe mantener las manos apartadas de mi mujer.

Ness: ¿Tu mujer? -Esa fue la gota que colmó el vaso. Se adelantó y comenzó a golpearle el pecho con las manos-. No te hagas el macho conmigo, Zac Efron. Yo no pienso...

Pero en ese momento él la tomó por los codos y la levantó en vilo. Sus ojos echaban chispas.

Zac: Tú eres mi mujer, Vanessa. Eso no es un insulto, sino un hecho. Cualquiera que te maltrate, cualquiera que te amenace, tendrá que vérselas conmigo. Ese es otro hecho. ¿Algún problema?

Ness: No. Sí. -Sus pies tocaron tierra con un golpe y ella apretó los dientes-. No lo sé. Entremos y hablemos civilizadamente.

Zac: Hablaremos cuando yo vuelva.

Ella corrió tras él en dirección al coche.

Ness: Iré contigo. 

Todavía había una posibilidad, por pequeña que fuera, de que pudiera convencerlo.

Zac: Vuelve a casa, Vanessa.

Ness: Iré contigo. -Abrió la portezuela, subió y la cerró con un golpe. Él no era el único capaz de dar miedo con la mirada-. Si mi hombre quiere hacer el papel de estúpido, yo quiero estar allí. ¿Algún problema?

Zac dio un portazo y encendió el motor.

Zac: Demonios, no.


Vanessa rogó que Mike no estuviera en casa.

El viento había arreciado y amenazaba con nevar. Revolvía el pelo de Zac mientras él se encaminaba a la puerta de Mike. Tenía una sola cosa en mente y, como un experimentado periodista, apartó todos los motivos de distracción: las protestas murmuradas por Vanessa, los chirridos ocasionales de los neumáticos en la calle, el terrible frío.

Ness: Él no lo vale -agregó por enésima vez-. Él no vale que le hagas una escena.

Zac: No pienso hacerle una escena. Hablaré con él y tendrá que escucharme. Después, a menos que me equivoque mucho, tú no volverás a verlo nunca más.

Él deseaba un enfrentamiento con Mike desde el día en que Vanessa salió llorando del edificio de la CBC, y cayó en sus brazos. Zac ya sentía la sonrisa de satisfacción del placer postergado.

Vanessa vio que sus ojos se entrecerraban como los de un depredador cuando la puerta se abrió. Tragó saliva y se le ocurrió una idea absurda: interponerse entre los dos.

Pero Zac no se abalanzó contra Mike, como ella tanto temía. Sencillamente entró en la sala.

Mike: No creo haberlo invitado a pasar -desplazó un dedo por la corbata negra de su esmoquin-. Además estaba a punto de salir.

Zac: Haremos esto lo más rápido posible, porque no creo que Vanessa se sienta cómoda aquí.

Mike: Vanessa siempre es bienvenida en mi casa -repuso muy tieso-. Pero usted no.

Zac: Lo que usted no parece entender es que somos una pareja. Si la amenaza a ella, me amenaza a mí. Y yo no reacciono nada bien ante las amenazas, doctor Crosby.

Mike: Mi conversación con Vanessa fue de índole personal.

Zac: Se equivoca nuevamente -afirmó y se acercó a él. El brillo feroz de sus ojos obligó a Mike a dar un paso atrás-. Si vuelve a acercarse a ella, si alguna vez vuelve a ponerle las manos encima, juro que lo cortaré en trocitos.

Mike: Existen leyes que protegen a un hombre de una agresión física en su propia casa.

Zac: Conozco formas mejores de tratarlo. El informe que Brittany tenía sobre usted era muy interesante, Crosby.

Mike miró a Vanessa y dijo:

Mike: Ella no tiene ese informe. Lo destruyó.

Zac: Ya. Pero usted no sabe lo que yo tengo, ¿verdad? 

La atención de Mike volvió a centrarse en Zac.

Mike: Usted no tiene ningún derecho de...

Zac: Me amparo en la Primera Enmienda. Tenga cuidado, Crosby, o lo partiré en dos.

Mike: Cabrón.

El miedo de resultar desenmascarado acicateó a Mike, que le lanzó un puñetazo, más por pánico que por otra cosa. Zac esquivó el golpe con facilidad y le soltó un directo al plexo solar.

Fin del combate. Vanessa había lanzado un pequeño chillido.

Mike apenas un gemido, Zac no emitió absolutamente sonido alguno. Se agachó y le dijo a Mike:

Zac: Escúcheme con atención. No vuelva a acercarse nunca a Vanessa. No la llame, no le escriba, no le mande telegramas. ¿Me ha entendido? -Quedó satisfecho al ver que Mike parpadeaba-. Esto pone fin a nuestra breve entrevista. -Dio un paso atrás hacia donde Vanessa todavía permanecía boquiabierta-. Vámonos.

Ella seguía con las piernas flojas. Tuvo que apretar las rodillas para no balancearse.

Ness: Por Dios, Zac...

Zac: Tendremos que recalentar la cena -comentó mientras iban hacia el coche-.

Ness: Tú... quiero decir, tú... -En realidad no sabía qué quería decir-. No podemos dejarlo allí tirado.

Zac: Por supuesto que podemos. No necesita atención médica, Vanessa. No he hecho más que arrugarle el esmoquin y magullarle el amor propio.

Ness: Le has golpeado.

El malhumor de Zac desapareció. Se sintió radiante mientras conducía de regreso a casa.

Zac: No es exactamente mí estilo, pero como él golpeó primero, no me quedó más remedio.

Ella volvió la cabeza. No podía explicarlo, no podía creer lo que estaba sintiendo. La forma en que Zac había sacudido a Mike con palabras. Con palabras tan afiladas y frías como una espada. Y luego había desplazado el cuerpo con la gracia de un bailarín. Ni siquiera había visto el golpe que lanzó a continuación, ni tampoco Mike. Zac se había movido tan rápidamente... Vanessa se apretó el estómago con una mano y lanzó un pequeño gemido.

Ness: Para -pidió con voz ahogada-. Ahora.

Él lo hizo, preocupado por el malestar de Vanessa, y fastidiado por no haberla hecho quedar en casa.

Zac: Tranquila, cariño. Lamento que hayas tenido que presenciar eso.

Pero no pudo continuar porque ella se quitó el cinturón de seguridad y se abalanzó sobre él. La boca de Vanessa estaba caliente, húmeda y ávida. Entre la sorpresa y su respuesta instantánea, Zac sintió los latidos del corazón de Vanessa.

Y sus manos. Dios, sus manos.

Los coches pasaban velozmente junto a ellos. El beso de Vanessa fue apasionado y profundo. Los dos jadeaban cuando ella se echó hacia atrás.

Zac: Muy bien -logró balbucir-.

Ness: No es algo que me enorgullezca -explicó de nuevo en su asiento, la cara encendida y los ojos brillantes-. No apruebo las amenazas ni las peleas. Pero… oh, Dios mío. -Con una risita cerró los ojos. Su cuerpo vibraba como un motor en ebullición-. Estoy a punto de estallar. Conduce rápido por favor.

Zac: De acuerdo -la mano le tembló un poco al girar la llave del contacto. Pero cuando pisó el acelerador, comenzó a sonreír. La sonrisa se convirtió en una carcajada-. Vanessa, estoy loco por ti.

Ness: Los dos estamos completamente locos. Date prisa.


Mike se consoló como pudo. La vergüenza y la furia lo hicieron salir de casa y tomar varias copas antes de ir a su cita en la ópera. Pensaba que no disfrutaría de la música ni de la compañía, pero al final se sosegó. Era un hombre culto y respetado. No iba a permitir que un periodista como Zac Efron lo intimidara. Esperaría con paciencia su oportunidad.

Seducido aún por el aria final de la diva, seguía sereno cuando enfiló con el coche el sendero de acceso a su casa, aunque todavía le dolía bastante el estómago. Un buen sedante lo solucionaría. La furia y la frustración se habían diluido con Mozart. Mientras tarareaba en voz baja, cerró el coche. Si Vanessa tenía ese informe, conseguiría que se lo devolviera. Pero debía esperar a que Efron se marchara de la ciudad.

Se prometió que hablarían y finalmente conseguiría que el pasado quedara atrás para siempre. Como Brittany.

Cuando rebuscaba las llaves le pareció percibir un movimiento a su izquierda. Tuvo tiempo de volver la cabeza, tiempo para darse cuenta de lo que pasaba, pero no para gritar.


Zac contemplaba a Vanessa durmiendo cuando sonó el teléfono. Lanzó una imprecación y ella despertó.

Joe: ¿Zac? Soy Joe.

Ness: Joe. -Vio cómo la tensión desaparecía de los hombros de Vanessa-. Supongo que sabes que pasan de la una de la madrugada.

Joe: Tengo un dato para ti, amigo. Un homicidio en Lincoln Park.

Zac: Las noticias policiales no son mi especialidad.

Joe: Lo sé, Zac. Pero supuse que esta te interesaría. Se trata de Crosby, el psiquiatra que acosó hoy a Ness. Alguien se lo ha cargado.

Zac miró a Vanessa.

Zac: ¿Cómo?

Joe: Al parecer, una muerte muy parecida a la de Brittany. Le destrozaron la cara. El contacto que tengo en la policía no se explayó en detalles, pero dijo que ocurrió en la puerta de su casa. Un vecino informó haber oído disparos alrededor de medianoche. La policía lo encontró. Te estoy llamando desde el bar de la policía. Tenemos una unidad trabajando en el lugar. Será la información estrella de Noticias del Amanecer.

Zac: Gracias.

Joe: He pensado que Ness lo tomará mejor si se lo dices tú.

Zac: Sí. Mantenme informado, ¿quieres?

Joe: Por supuesto.

Y colgó, perplejo.

Ness: Ocurre algo -lo veía en su rostro-. Dímelo sin rodeos, Zac. 

Cubrió las manos de ella con las suyas.

Zac: Mike Crosby ha sido asesinado. 

Vanessa se estremeció.

Ness: ¿Asesinado?

Zac: Sí.

Ella ya sabía la respuesta, pero aun así preguntó:

Ness: ¿Igual que a Brittany? Fue igual que con Brittany, ¿verdad?

Zac: Eso parece.

De la garganta de Vanessa surgió un gemido.

Ness: Tenemos que contarle a la policía lo que pasó hoy en el aparcamiento del estudio. Tiene que estar relacionado.

Zac: Es posible.

Ella se levantó de la cama.

Ness: Mike me acosó hoy, y nosotros fuimos a su casa. Horas después, lo asesinan. La relación entre los hechos es clara.

Zac: Ya, pero ¿qué podemos hacer?

Ness: Lo que pueda. -Se vistió deprisa-. Yo no apreté el gatillo, pero soy la causa de su muerte. -Él la abrazó-. Tengo que hacer algo, Zac. De lo contrario, no podré soportarlo.

Zac: Iremos a ver a Jenner. -Le tomó la cara con las manos y la besó-. Ya pensaremos qué hacer.

Ness: Está bien.

Ella terminó de vestirse en silencio. Estaba segura de que Zac no se sentiría culpable de haber derribado a Mike apenas horas antes, porque lo consideraba solo un acto de justicia. Tal vez tenía razón.

¿Eso había pensado también el que había disparado a la cara de Mike? La sola idea la hizo sentir mal.

Zac: Te esperaré abajo.

Vio el sobre antes de llegar abajo. Su blancura resaltaba sobre el suelo de la sala, a unos centímetros de la puerta. Sintió una punzada en la boca del estómago. Se acercó y lo recogió.

Zac estaba detrás de ella cuando Vanessa lo abrió.

Zac: Maldita sea -se lo arrebató y lo leyó-: EL YA NO VOLVERÁ A HACERTE DAÑO.

Cuando los dos salieron de la casa, alguien los observaba; una persona cuyo corazón rebosaba de amor, necesidad y congoja. Haber matado por ella no le preocupaba. Lo había hecho antes y debía hacerlo de nuevo.

Tal vez así, finalmente, Vanessa comprendería.


2 comentarios:

Caromi dijo...

OMG!!
Mataron a Mike, aunque me caiga igual de mal que Brittany, que fea forma de morir :/
Ojala que se descubra pronto quien es el loco!
Publica pronto please!!

Maria jose dijo...

Me encanto el capitulo
Que fea forma de morir
Cada vez es mas y mas la emocion por saber quien es el loco
Siguela pronto
Saludos!!!

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