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sábado, 17 de octubre de 2015

Capítulo 6


No había lugar donde esconderse. Y lo había buscado a conciencia. Una fiesta celebrada en una enorme carpa blanca no proporcionaba ningún escondrijo para que una mujer huyera de un destino peor que la muerte. Particularmente una mujer con un top de lentejuelas sin mangas, una falda negra de tubo y unos tacones de más de cinco centímetros. Tendría que hacerle una sugerencia a la fundación que organizaba el evento para evitar futuros conflictos.

La velada había comenzado de manera inocente. Zac había pasado a buscarla con un aspecto más sexy que nunca. Al verlo con aquel impecable esmoquin se le había acelerado el pulso, una sensación a la que empezaba a acostumbrarse. Había decidido admitir ante sí misma que sí, lo encontraba muy atractivo, ¿quién no lo haría? Pero era lo bastante lista para saber que no era buena idea dejarse llevar por dicha atracción, dejando a un lado los recientes besos.

En cuanto habían llegado a la gala benéfica, Zac había cumplido su promesa de presentarla al alcalde como una periodista del Boston Sentinel que estaba reuniendo material para escribir un artículo sobre Efron Enterprises. Afortunadamente, el alcalde no relacionó su cara con la columna de Según los Rumores. Y Zac no se había equivocado, gracias a su presentación, el alcalde se había mostrado muy amable y accesible con ella.

Pero, por desgracia, después de la breve conversación, la velada había cambiado radicalmente. De estar jugando con simpáticos delfines había pasado a nadar entre tiburones.

Primero se había encontrado con Fluffy, que la había hecho prometer que la mencionaría en la columna del lunes. Después, Buffy la Caza Hombres había abordado a Zac. Evidentemente, se había tomado a pecho la insinuación del artículo de Vanessa y había decidido incluir a Zac entre su lista de conquistas.

Vanessa dio gracias de que al menos Huffy no estuviera presente. Por lo que había oído decir, seguía en Europa, haciéndose un hueco en las revistas de cotilleo del viejo continente gracias a un conde alemán.

No pudo evitar preguntarse qué tal le sentaría a Zac la noticia. Le echó un vistazo y lo encontró con gesto irritado al otro lado de la sala, donde Serena Lawson parecía estar castigándolo sin piedad.

En otras circunstancias, quizá hubiera sentido lástima por él. Pero en aquel momento ya tenía suficiente con hacer frente a sus propios problemas.

Porque, justo cuando empezaba a recuperar la respiración, se dio media vuelta y vio a Charles McPerson IV. Por un instante, se había quedado paralizada, pero después se había concentrado en la ardua y, por el momento, infructuosa tarea de buscar un lugar en el que esconderse.

Sabía que Charles McPerson y su esposa no podrían reconocerla, pero de todos modos, no tenía el menor interés en encontrarse con ellos frente a frente. Precisamente allí.

Aceptando las carencias de la carpa, decidió buscar una salida. Necesitaba un momento de tranquilidad para recuperar las fuerzas. Cuando se encaminaba al exterior, vio a los hermanos de Zac acompañados de sus respectivas parejas y se maldijo a sí misma por su mala suerte.

Estaba atrapada, no le quedaba otra alternativa que dar un giro de ciento ochenta grados y buscar al menos una planta en la que camuflarse.

Entonces se dio cuenta de que Zac había conseguido escaparse de las garras de Serena y se dirigía hacia ella. Sus hermanos, con Miley Efron a la cabeza, se aproximaban desde otro punto de la carpa. Y Charles McPerson y su mujer iban hacia todos ellos. Intentó esbozar una sonrisa. Era lo menos que podía hacer en el momento en el que el universo entero parecía haberse confabulado en su contra.

Miley: ¡Zac!

Zac: ¡Miley!

Miley: ¡Vanessa!

«¡Socorro!» pensó Vanessa.

Miley: Vaya, qué sorpresa tan agradable. No sabíamos que estarías aquí, Zac.

Y miró al guapísimo hombre que la acompañaba en busca de confirmación. Vanessa conocía a William Hemsworth de vista. Se rumoreaba que había estado enamorado de Miley durante años hasta que por fin habían empezado a salir juntos y finalmente se habían casado.

Junto a William, había un hombre alto y de pelo claro que parecía recién salido de una revista para mujeres y al que Vanessa identificó como Mike, el hermano mayor de Zac. Detrás de ellos, Alex y su mujer, Brittany, a quien Vanessa conocía de otros actos sociales que había cubierto para el Sentinel, se habían entretenido con otros invitados.

Zac: Hasta hace muy poco, yo tampoco estaba seguro de venir -explicó-.

Miley miró a su hermano y luego a Vanessa, fijándose especialmente en el brazo que él le había pasado por la cintura para conducirla hacía otro lugar. No podía culpar a Miley de no entender nada. Después de todo, hasta hacía solo unos días, Zac había creído que el único propósito de Vanessa era el de amargarle la vida.

Zac: Miley, William, Mike, ésta es Vanessa.

Miley fue la primera en reaccionar.

Miley: Vanessa y yo ya nos conocemos -diciendo eso, miró a su hermano-. Pero me sorprende que haya venido contigo.

Vanessa sintió una cálida sensación, hasta que habló Zac.

Zac: Supongo que no sabes que me acompaña porque esta escribiendo un artículo sobre Efron Enterprises para el Boston Sentinel.

Miley enarcó las cejas y, aunque era evidente que estaban haciendo un esfuerzo para no hacer ningún comentario, Mike y William los miraban con gesto divertido. Miley abrió la boca para decir algo, pero antes de que pudiera hablar, una voz hizo que todos se dieran la vuelta.

Era Charles McPerson, que hasta ese momento había permanecido en silencio.

Charles: Zac y Mike Efron -dijo acercándose tendiéndoles la mano y sonriendo demasiado para resultar sincero-. ¡Cuánto tiempo!

La audacia de Charles McPerson era extraordinaria, sobre todo teniendo en cuenta que, efectivamente, debía de hacer bastante tiempo puesto que él había pasado treinta y seis meses en prisión por evasión de impuestos y apropiación indebida de fondos.

Zac: Charles -lo saludó aceptando su mano a regañadientes, o al menos eso le pareció a Vanessa-. Sí, hace bastante tiempo.

Charles: Demasiado -dijo jovialmente antes de volverse a saludar a los otros dos Efron y presentarles a su esposa, Mandy-.

Miley se comportó con frialdad, y no era de extrañar, pensó Vanessa. Como ayudante del fiscal del distrito, recientemente había sido víctima de acoso por parte de un acosador, hasta que William había guiado a la policía hasta el culpable. Pero era lógico que no disfrutara estando en presencia de un delincuente, fuera del tipo que fuera.

Cuando Zac la presentó a los McPerson, Vanessa intentó parecer tranquila, pero no pudo evitar que su mano estuviera fría y húmeda al saludar a Charles McPerson. Su padre biológico.

Lo miró a aquellos ojos cafés... oscuros y fríos como un cielo de invierno y no pudo creer que aquel hombre fuera el responsable de su existencia. De manera completamente inconsciente, su mente se puso a buscar parecidos, temiendo encontrar alguno.

Con el rabillo del ojo, vio que Zac la miraba de un modo extraño. Fue entonces cuando se dio cuenta de que seguía agarrando la mano de Charles McPerson.

Ness: Encantada -murmuró azorada al tiempo que retiraba la mano rápidamente-.

No habría sabido decir de qué trataba la conversación que mantuvieron a su alrededor; oía voces pero no entendía nada. Lo único que sabía era que Charles trataba de congraciarse con los Efron, seguramente con la idea de recuperar contactos comerciales, y que los Efron reaccionaban con diferentes grados de indiferencia. Aparentemente, nadie se dio cuenta de lo incómoda que se sentía Vanessa. Nadie excepto Zac, que seguía mirándola de vez en cuando, como si tratara de comprender qué le pasaba.

En algún momento de la conversación, oyó que Zac decía:

Zac: Disculpadnos.

Entonces, sin esperar respuesta, la condujo hasta la pista de baile, la estrechó en sus brazos y comenzó a moverse al ritmo de una suave melodía.

Zac: ¿A qué ha venido eso? -le preguntó por fin, hablándose casi al oído-.

Ness: ¿El qué?

Zac: Esa imitación que has hecho de Medusa cuando te he presentado a Charles McPerson, creí que ibas a convertirlo en piedra.

Ness: No seas tonto. Si he reaccionado de un modo extraño, es solo porque ese tipo es un delincuente y un sinvergüenza -al ver su gesto de sorpresa, trató de respaldar sus motivos-. Tu hermana ha reaccionado de un modo parecido.

Zac: Sí, pero es que ella se dedica a ser el azote de los delincuentes; mientras que tú tratas de sacar información de quien sea.

Ness: No si se trata de Charles McPerson -aseguró rotundamente-. ¿Y desde cuándo eres amigo de ex delincuentes?

Zac: Oye, oye -le dijo en tono tranquilizador-. Yo no he dicho que me guste ese tipo, pero no iba a hacer una escena en medio de una gala benéfica. Además, ha pagado su deuda con la sociedad cumpliendo una condena de cárcel.

Vanessa apartó la mirada.

Ness: Quizá le queden otras deudas pendientes.

Zac: ¿Qué?

Ness: Déjalo -dijo al darse cuenta de que había hablado en voz alta-. No quiero hablar de ello.

Lo último que deseaba era darle a Zac Efron más información personal sobre sí misma.

Parecía dispuesto a protestar, pero al final se limitó a asentir y siguieron bailando en silencio. Y, a pesar de la perturbación que había supuesto la presencia de Charles McPerson, lo cierto era que ahora sentía una especie de electricidad con solo estar cerca de Zac, un hormigueo le recorría el bajo vientre...

Cuando acabó la canción, abandonaron la pista de baile.

Zac: Volvamos a Charles McPerson -insistió-.

Vanessa tardó varios segundos en centrarse en lo que había oído, pues seguía inmersa en la agradable sensación de haber estado entre sus brazos.

Ness: No hay nada que decir. Simplemente me parece que es una pena que haber estado en la cárcel ya no suponga una deshonra social.

Zac: Quizá eso dependa de cada persona.

Ness: Puede ser.

Justo entonces se dio cuenta de que los McPerson estaban en su camino; si seguían andando en la misma dirección, se verían obligados a hablar con ellos de nuevo, que parecía ser lo que Charles buscaba.

Se detuvo en seco y agarró a Zac del brazo. Él la miró sin entender, pero entonces miró al frente y vio a los McPerson.

Volvió a mirarla y le murmuró.

Zac: Está bien. ¿Vas a contarme de una vez qué es lo que te pasa con Charles McPerson?

Vanessa asintió con gesto derrotado.

Ness: Pero primero sácame de aquí -su voz le sonó frágil hasta a sus propios oídos-.

En una rápida maniobra, Zac fingió ver a alguien conocido en el otro extremo de la carpa y tiró de ella hasta llegar al exterior, donde Vanessa por fin respiró hondo.

Zac: ¿Estás bien? -le preguntó con una preocupación que la sorprendió-. Estás muy pálida.

Ness: Sí... estoy bien -volvió a tomar aire antes de decir apresuradamente-: Charles McPerson es mi padre biológico, pero él no lo sabe.

Zac: Vaya, parece que tú también tienes secretos.

Ness: A veces me gustaría no tenerlos.

Zac: ¿Y entonces por qué los guardas?

Ness: No es fácil decir que un cuarto de mi sangre es cubana, otro cuarto inglesa y la mitad es de procedencia vergonzosa.

Zac: Pero el sinvergüenza es él, no tú -dijo con convicción-.

Vanessa estaba a punto de echarse a llorar y no podía dejar de pensar qué demonios le había pasado para revelar uno de sus más ocultos secretos. ¡Y se lo había dicho a Zac, ni más ni menos! Ahora lo único que tendría que hacer sería mencionar tan jugosa información a Serena Lawson y entonces ella estaría lista para arder en la hoguera a la vista de todos.

Como si pudiera leer sus pensamientos, Zac le dijo:

Zac: No te preocupes, no se lo diré a nadie, y desde luego no se lo diré a Serena Lawson -hizo una pausa y miró a su alrededor-. Vámonos de aquí, te llevaré a casa.

Ness: Hace solo un rato que llegamos.

Zac: No estás en condiciones de volver ahí dentro y enfrentarte a Charles y compañía -le dijo, agarrándola del brazo-. Por no hablar de Buffy la Caza Hombres, a quien, para que conste, yo tampoco quiero ver. Vamos.

Ness: Gracias.

Se sintió aliviada de alejarse de allí y sorprendida de lo comprensivo que se mostraba Zac. Lo miró un segundo. Tenía el ceño fruncido y parecía peligroso y, sin embargo, en ese momento, se dio cuenta de que le gustaba más que nunca.


Zac encendió la luz del apartamento de Vanessa.

Vaya nochecita. Primero había sido abordado por Buffy, después Serena Lawson lo había bombardeado a preguntas sobre la verdadera naturaleza de su relación con Vanessa pues sospechaba que entre ellos había algo más de lo que querían aparentar. Finalmente había conseguido librarse de ella dándole una mala contestación.

Y, para colmo, jamás habría imaginado que Vanessa fuera hija biológica de Charles McPerson. No era de extrañar que se mostrara tan reticente con los hombres; sobre todo con los ricos y privilegiados, un grupo en el que lo había incluido a él.

¿Qué había tratado de decirle su hermana antes de que Vanessa la interrumpiera? Algo así como que la aversión que Vanessa sentía por él no era personal. Ahora comprendía por qué. Su aversión era hacia todos los hombres que tuvieran algún tipo de similitud con Charles McPerson.

Pero el problema lo tenía él porque había estado comprobando todos los síntomas y, sin lugar a dudas, sufría un caso grave de atracción por Vanessa.

Estaba de espaldas a él y se sostenía el cabello en la nuca con una mano. En los breves instantes que mantuvo dicha posición, Zac trató de embeberse de tan deliciosa visión antes de que volviera a dejar caer sobre su espalda desnuda la cortina negra de su cabello.

Zac se aclaró la garganta y ella se volvió a mirarlo.

Ness: Lo siento, estoy siendo muy descortés -murmuró-.

Zac: Solo iba a preguntarte si te apetecía algo; una copa de vino, un café.

«Yo».

Aplacó el deseo sexual que acompañaba ese último pensamiento.

Ness: Qué cambio de papeles -comentó forzando una sonrisa-. Debería ser yo la que te ofreciera algo a ti.

Zac continuó mirándola sin decir nada. Era un placer observarla; sus hombros resaltados por el top que llevaba anudado al cuello, sus pechos redondos y firmes y sus caderas marcadas bajo la larga falda.

Fue ella la que rompió tan intenso silencio.

Ness: Voy a preparar un par de copas, ¿qué te parece?

Zac: Muy bien.

Debería haberse echado hacia atrás, pero dejó que ella lo rozara al pasar junto a él camino a la cocina. Y el efecto fue como una descarga eléctrica, al menos para él. ¿Había imaginado el estremecimiento de su cuerpo?

Hundió las manos en los bolsillos del pantalón para no agarrarla y besarla apasionadamente, pero siguió observándola mientras servía dos whiskys con hielo.

Ness: Aquí tienes -le dijo sin mirarlo siquiera-.

¿Acaso le daba miedo mirarlo, e incluso tocarlo?

Con la copa en la mano, Zac volvió al salón y tomó un trago. Sintió cómo el licor le quemaba la garganta y se aflojó la corbata con una mano antes de pasársela por el pelo. Más que oírla, sintió cuándo ella volvió al salón. Se acercó a él con su estilo a lo Grace Kelly y sus tacones de aguja golpeando el suelo de madera del modo más tentador.

Ness: Salud -dijo levantando su copa hacia él-.

Zac: Te gusta el peligro, ¿no? -le preguntó con una sonrisa en los labios-.

Ness: Tú eres el experto en vivir peligrosamente.

Dio otro trago sin apartar la mirada de ella.

Zac: Si viviera peligrosamente, no estaría aquí de pie ni tú estarías ahí.

Vanessa sonrió y en sus ojos apareció un brillo especial.

Ness: Pero solo estoy a unos centímetros.

Zac: Es cierto -parecía que esa noche había decidido enfrentarse a todos los hombres de mala fama de su vida: su padre biológico y él-. Vayamos al fondo de la cuestión. Encontrarte con Charles McPerson te ha afectado mucho.

Vanessa se humedeció la lengua con los labios, obligando a Zac a hacer un verdadero esfuerzo por no perder el hilo de la conversación.

Ness: Qué aburrido. ¿No podemos hablar de otra cosa? -sugirió al tiempo que se sentaba en el sofá y cruzaba las piernas antes de dar unas palmaditas en el asiento para que él se sentara a su lado-. No sé cómo conseguiste esa fama de seductor utilizando temas de conversación tan poco atrayentes como padres haraganes y ex convictos.

Sintió la tentación de demostrarle cómo había conseguido dicha fama de seductor, pero el modo en el que estaba actuando habría podido superar incluso a Buffy la Caza Hombres. Ahora era ella la que jugaba a seducir, sin saber lo bien que le quedaba el papel con el que trataba de seducirlo a él, el gran seductor.

Zac: Cuéntame cómo cayó tu madre bajo el hechizo de Charles McPerson.

Vanessa arrugó la nariz y dio un trago a su copa. El brillo no había desaparecido de sus ojos.

Ness: Es una tragedia en tres actos y a mí me gustan más las comedias, ¿a ti no?

Zac: ¿Cómo empieza el primer acto?

Respiró hondo antes de continuar.

Ness: Con una joven procedente de una familia muy unida que se va a estudiar a la universidad gracias a una beca.

Zac: ¿Tu madre?

Ness: Sí. Consigue un trabajo de verano en una empresa de servicios financieros que le aportará algún dinero y la ayudará a pagar las matrículas universitarias. Pero uno de los socios le toma simpatía.

Zac: Charles.

Ness: Sí. Un engatusador peligroso ya cuando era joven.

Zac: Así que la empleada de verano acaba quedándose embarazada de dicho socio -dedujo-.

Ness: Eso sería el segundo acto y, como eres tan listo, seguro que sabes también lo que ocurre en el tercer acto.

Zac: El socio se niega a hacerse responsable de nada -dijo rotundamente-.

Ness: Exacto -confirmó con la misma dureza-. Resulta que Charles estaba a punto de anunciar su compromiso con la hija de un importante financiero, cosa que le vendría muy bien para lanzar su carrera.

Zac: ¿Y qué pasó con tu madre?

Ness: Al principio tuvo miedo de contárselo a su familia. ¿Quién iba a creerla? Charles la había convencido de mantener en secreto la relación para no escandalizar a nadie en la oficina. Así que dejó la universidad durante un tiempo y tuvo al bebé. Pero después, con la ayuda de su familia, acabó la licenciatura.

Zac: ¿Y tu hermana?

Ness: Eso es el epílogo feliz de la historia -dijo dando otro trago a la copa-. Varios años después, la mujer conoce a su alma gemela. Se enamoran y se casan. Él adopta a la niña y, más tarde, tienen una hija juntos.

Zac: Comprendido. Excepto por un pequeño detalle.

Ness: ¿De qué se trata?

Zac: Yo no soy Charles -dijo muy despacio-.

Ness: Yo nunca he dicho que lo fueras.

Zac: Pero actúas como si creyeras que lo soy.

Vanessa descruzó las piernas y se puso en pie, volviéndose a colocar la armadura.

Ness: Ya tengo bastante psicología barata con Alyson.

Pero no iba a dejarla escapar.

Zac: Entonces lo entendí todo mal, ¿verdad?

Ness: ¿El qué?

Negó con la cabeza y dejó la copa sobre la mesa.

Zac: No era la cabeza de turco de tus artículos porque, en secreto, te sientes atraída por los playboys. En realidad es todo lo contrario, los seductores ricos te recuerdan a tu padre y quieres hacerlos pagar a todos ellos.

Ness: Puedes creer lo que quieras, pero no me conoces.

Zac dio varios pasos hacia ella.

Zac: Es una lástima -murmuró con los ojos clavados en su rostro-. Habría preferido la historia de tu atracción secreta por los playboys.

Vanessa levantó las manos en un gesto de exasperación, pero él le tomó la cara entre las manos.

Ness: ¿Qué haces? -dijo casi sin aliento-.

Zac: Ponerte a prueba.

Ness: ¿Pa... para qué?

Zac: Para que demuestres que, a diferencia de tu madre, tú no te dejas engañar y seducir por un sinvergüenza.

La miró a los ojos y después la besó.




No nos engañemos, porque sí que se deja seducir por un sinvergüenza XD
Desde el primer día XD

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2 comentarios:

Maria jose dijo...

Oh que capítulo
Me encanto y te diré por qué,
Me hizo recordar mucho a zac y Vanessa
De la vida real (obviamente no los conozco en persona)
Pero se me hizo tan ellos
Cuando yo tenía 12 años eran mi todo para mí, fui
Creciendo y lo seguían siendo
Cuando se separaron no lo podía creer pero las novelas
Siempre me hacían recordarlos
Este capítulo en particular lo hizo
Ame este capítulo
Sube pronto que se ve q estará muy bueno

Unknown dijo...

Que capitulo!
Por fin mas o menos voy entendiendo la historia de Ness, creó que también tiene miedo de terminar como su madre.
Y las cosas entre Ness y Zac bueno... No quiero apresurarme a decir nada pero se que se atraen muchísimo.
Me encanto!

Sube pronto :)

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