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lunes, 31 de agosto de 2015

Capítulo 4


Vanessa se echó para atrás al darse cuenta de la pasión que reflejaron los ojos de Zac.

Ness: Tal vez tú debas concentrarte en los documentos mientras yo reviso los diarios, ¿no te parece? -sugirió con la voz entrecortada-.

Zac: Está bien -concedió bruscamente-.

Ella continuó mirándolo con cautela, consciente de la gran tensión que se respiraba en el ambiente.

Zac se dio cuenta del pánico que sentía Vanessa. Se preguntó cuál sería el problema con que un hombre encontrara suficientemente atractiva a una mujer como para querer besarla, incluso como para querer hacerle el amor. Tal vez le habían hecho tanto daño en el pasado que no se fiaba de ningún hombre. O quizá solo desconfiaba de él… Era cierto que los periódicos se habían esmerado en publicar cuantas más fotografías habían podido de sus romances con las bellas actrices con las que había salido durante los últimos diez años, pero, en realidad, estas no habían sido tan numerosas. Incluso muchas de las fotografías publicadas habían sido fotogramas publicitarios de las películas en las que había estado trabajando en aquellos momentos.

Aun así, no creía que aquello fuera razón suficiente para que Vanessa lo mirara de aquella manera tan extraña y llena de sospecha. ¡Parecía como si temiera que en cualquier momento fuera a quitarle la ropa y a hacerle el amor sobre el escritorio! Aunque era una idea digna de sopesar, no era algo que él pensara que fuera a ocurrir durante los siguientes minutos…

Zac: ¿Entonces empezamos…? -sugirió, más relajado-.

Ness: ¿Por qué no? -respondió forzándose a utilizar un tranquilo tono de voz-.

A continuación lo ignoró para centrarse en los documentos de su abuela.

Se preguntó si se había imaginado la tensión sexual que se había apoderado del ambiente hacía tan solo unos minutos. O, peor aún, quizá había sido ella sola la que la había sentido.

Pero no, estaba segura de que no había sido algo unilateral por su parte. Aunque sabía perfectamente que no debía involucrarse con un hombre que solo iba a estar allí una semana. Después se marcharía a rodar su película de piratas y seguramente se olvidaría de que ella siquiera existía.


Zac: Cuando hace un rato hablé por teléfono con tu abuelo, parecía reacio a contarme las razones por las que ha contratado seguridad extra -comentó mientras cenaba con Vanessa-.

El mayordomo les había servido el primer plato antes de volver a dejarlos solos en el pequeño y alegre comedor de la mansión.

Ella estaba realmente bella aquella velada. Se había puesto un vestido rojo que le llegaba a la altura de la rodilla y que resaltaba su precioso cabello negro azabache. Llevaba unas sandalias rojas de tacón que lograban resaltar sus largas piernas y no se había maquillado su bronceado rostro… salvo los labios, que se había pintado de rojo.

Nada más haberla visto en el salón, donde se habían encontrado, Zac se había vuelto a excitar… al mismo tiempo que se había dado cuenta de que sufrir aquel tormento durante una semana podría acabar con él.

Ness: Intenté advertirte de que hasta que mi abuelo no crea que debemos saber algo, no dará muchos detalles al respecto -respondió con indiferencia-.

Zac: Parece que la situación no te altera en absoluto, ¿no es así? -dijo mientras observaba como ella seguía comiendo-.

No solo había visto miembros de seguridad en la puerta principal, sino también patrullando la propiedad, algunos incluso con perros.

Ella se encogió de hombros.

Ness: He vivido aquí con mis abuelos durante casi diez años.

Zac: ¿Y en otras ocasiones habéis tenido tanta seguridad?

Ness: En un par de ocasiones, sí.

Zac: Pero…

Ness: Zac, si estás tan preocupado por ello, siempre puedes marcharte -razonó en voz baja-.

Zac: Estoy bien aquí, gracias -aseguró pensando que lo estaría si no estuviera constantemente excitado cuando se encontraba en compañía de su anfitriona-.

Ella era guapa, pero no tanto como algunas de las mujeres con las que había estado él en el pasado. Y no se molestaba en ocultar la desconfianza que sentía hacia él, sino todo lo contrario.

Aunque tal vez precisamente aquello contribuía a la fuerte atracción que sentía por ella.

Lo cierto era que Vanessa era completamente distinta a cualquier otra mujer que hubiera conocido. Incluso no parecía ser consciente de su propia belleza. Aquel hecho combinado con su obvia inteligencia creaba una mezcla muy potente.

Él jamás se había sentido atraído por ninguna mujer simplemente por su aspecto físico, sino que le gustaba poder hablar con su amante y no solo hacerle el amor. Y Vanessa Hudgens parecía cumplir todos los requisitos para despertar su libido.

Ella no estaba segura de si le molestaba la manera en la que Zac estaba mirándola… como si estuviera pensando en comérsela a ella en vez de la cena que tenía en el plato.

Se había puesto a propósito su vestido favorito para lograr ganar la confianza en sí misma que había sentido que le había faltado. Tras la tensa situación que había vivido en la biblioteca de su abuelo, había requerido utilizar todas las armaduras posibles en lo que a Zac Efron se refería. Y sentirse bien con su aspecto físico era sin duda un buen comienzo. O, por lo menos, lo habría sido si en el momento de volver a verlo no se hubiera dado cuenta de lo peligrosamente atractivo que estaba él aquella velada, vestido con una bonita camisa de seda blanca y aquellos pantalones vaqueros negros que marcaban sus musculosas piernas.

Llevaba la camisa desabotonada por el cuello y pudo ver el tentador vello oscuro que sin duda cubriría parte de su pecho. Y más abajo también… Maldijo y pensó que aquella no era ella. Las dos experiencias sentimentales que había tenido, aparte de haber resultado insatisfactorias, habían terminado con cualquier ilusión que hubiera tenido de encontrar el amor. Cuanto antes regresara su abuelo de Londres y pusiera fin a la intimidad que estaban compartiendo, mejor.

Zac: Entonces… -dijo una vez que el mayordomo entró y se llevó los platos de los primeros- ¿te he dicho ya lo guapa que estás esta noche?

La intimidad entre ambos pareció hacerse incluso más intensa…

Ness: No, no lo habías hecho… y preferiría que no lo hicieras -espetó-.

Él pareció realmente impresionado.

Zac: Pensaba que me habías pedido que fuera sincero…

Ness: ¡No me refería a esa clase de sinceridad! -exclamó con la desaprobación reflejada en los ojos-. Somos compañeros de trabajo, Zac, y los compañeros de trabajo no comentan la apariencia del otro si quieren mantener una agradable atmósfera laboral.

Zac: Parece que estuvieras hablando desde la experiencia…

Vanessa se ruborizó.

Ness: Tal vez.

Zac: ¿Te apetece hablar de ello?

Ness: No -contestó esbozando una mueca-.

Él pensó que era una pena ya que le habría gustado saber más, mucho más, de la vida personal de Vanessa.

Zac: La mayoría de las actrices con las que trabajo se sentirían insultadas si no mencionara su apariencia por lo menos una vez al día.

Ella lo miró mientras fruncía el ceño.

Ness: Bueno… pues te aseguro que en mi caso no es necesario… ni apreciado.

Zac: Pensaba que a todas las mujeres les gustaba que les hicieran cumplidos -dijo sonriendo-.

Ness: Yo prefiero que me hagan cumplidos sobre mi carrera profesional y no sobre mi aspecto.

A él le habría convencido más aquella afirmación si a Vanessa no le hubiera temblado la mano al tomar su vaso y dar un sorbo de vino tinto.

Zac: Pero eso me resultaría un poco difícil de hacer ya que no sé casi nada de tu carrera laboral… aparte de que obviamente eres buena en lo que haces… pero puedo ver claramente lo bella que estás con ese vestido rojo.

Los marrones ojos de ella reflejaron un oscuro brillo.

Ness: No tenemos una cita, Zac, y ningún tipo de cumplido por tu parte va a lograr que ambos terminemos en la cama al finalizar esta velada… ¡maldita sea! -dijo justo cuando Little volvió a entrar en el comedor-.

Zac tuvo que contener la risa al ver como Vanessa evitaba mirarlo mientras el mayordomo les servía los segundos y se retiraba a toda prisa a continuación.

Zac: Adivina sobre qué van a cotillear esta noche en la cocina… -murmuró-.

Ness: Esto no tiene gracia, Zac -protestó acaloradamente-. Little lleva trabajando muchos años para mi abuelo. Yo lo conozco desde pequeña. Y ahora va a pensar que yo… que nosotros…

Zac: Oh, anímate, Vanessa. Mira el lado positivo; por lo menos ahora sé las posibilidades que tengo de compartir tu cama esta noche. Con suerte, tras oír tu último comentario, Little decidirá colocar velas en la mesa para la cena de mañana, ¡para intentar avivar el amor!

Por mucho que odiara reconocerlo, ella sabía que no necesitaba que nadie avivara la pasión que sentía por aquel hombre… aunque la preciosa puesta de sol que se divisaba por los ventanales del comedor en aquella bonita tarde de julio parecía añadir cierto aire de romanticismo a la atmósfera.

Little regresó entonces con una bandeja para reponer las bebidas y se marchó de inmediato.

Ness: Estás divirtiéndote mucho, ¿no es así? -le dijo a Zac al verle sonreír-.

Zac: Tú también lo harías si te animaras un poco. Oh, venga, Vanessa… piénsalo un segundo y admite que ha sido gracioso -la cameló mientras ella continuaba frunciendo el ceño-.

Ness: ¡No voy a admitir nada parecido! Tú…

Zac: ¿Alguna vez has oído el dicho de la señorita que protestaba demasiado? -interrumpió levantando las cejas de manera burlona-. Dicen que cuando una señorita hace eso es porque normalmente quiere que hagas lo contrario de lo que dice.

Ness: ¡Eso es una estupidez! -aseguró negando con la cabeza-. ¡Si no fueras el invitado de mi abuelo te pediría que te marcharas!

Zac: Es una pena, ¿no te parece? -murmuró con sequedad-.

Ella tiró su servilleta sobre el mantel antes de levantarse y alejarse de la mesa.

Ness: Si me perdonas…

Zac: No.

Ante aquella inesperada respuesta, Vanessa se quedó paralizada.

Ness: ¿Cómo que no?

Zac: Pues eso, que no -insistió sin ningún tipo de humor reflejado en la voz-.

Frunció el ceño al tirar a su vez su servilleta sobre el mantel. Entonces se levantó y se acercó a ella.

Instintivamente, Vanessa alzó una mano y dio un paso atrás… con la mala suerte de que chocó con una vitrina llena de figuras de porcelana y en unos segundos lo tuvo a él delante.

Ness: Déjalo ya, Zac…

Zac: Créeme, ni siquiera he empezado -gruñó-. ¡De hecho, creo que deberíamos terminar con esto y entonces tal vez podamos seguir adelante!

Impresionada, ella lo miró.

Ness: ¿Terminar con…?

Zac levantó los brazos para colocarlos a ambos lados de la cabeza de Vanessa. Apoyó las manos en la vitrina que había detrás de ella mientras casi la tocaba con su cuerpo.

Zac: Por alguna razón que desconozco, parece que has decidido que durante mi visita a Hudgens House voy a intentar llevarte a la cama, ¡así que he pensado que podíamos empezar ahora!

Ness: Eres…

Comenzó a protestar, pero dejó de hacerlo al darse cuenta de que levantar las manos y colocarlas en el pecho de él con la intención de separarlo había sido una mala idea. Una idea realmente mala… No apartó las manos de sus pectorales, que desprendían una gran calidez a través de la delicada tela de su camisa… parecía acero envuelto en terciopelo. Le abrumó el aroma de su perfume combinado con su intensa y caliente masculinidad.

Al mirarlo con unos grandes y aprensivos ojos, le faltó el aliento. Se preguntó si, en realidad, había deseado que aquello ocurriera.

¡Sí…! Por mucho que le doliera reconocerlo, sabía que había estado pensando en Zac en demasiadas ocasiones durante las anteriores semanas. Incluso había fantaseado con cómo sería estar desnuda con él y hacer el amor con él… Pero querer algo y conseguirlo no era lo mismo.

No podía permitir que Zac Efron la besara.

Necesitaba que su vida estuviera ordenada, estructurada, ¡segura! Sobre todo segura.

Había aprendido a una edad muy temprana que preocuparse por alguien, amar a alguien, necesitar a alguien especial en la vida, era garantía de sufrimiento cuando esa persona se marchara o, peor aún, cuando muriera. Como les había ocurrido a sus padres. Y a su abuela.

Y como le ocurriría a su abuelo en un futuro no muy lejano.

No deseaba querer a nadie más ni necesitar a nadie más. No podría soportar más pérdidas en su vida.

Zac: ¡No hagas eso! -se quejó con la voz ronca-.

Ness: ¿Que no haga el qué? -preguntó impresionada-.

Zac: No te lamas los labios -respondió observando como ella continuaba haciendo precisamente aquello-. Llevo deseando hacerlo yo desde el momento en el que nos conocimos.

Ness: ¿Ah, sí…? -dijo con los ojos como platos-.

Zac apoyó la frente en la de ella.

Zac: Tienes la boca más sexy que jamás he visto…

Ness: Pensaba que era universalmente sabido que la boca más sexy es la de Angelina Jolie -bromeó-.

Zac: Eso pensaba yo hasta hace seis semanas -reconoció ansioso por saborearla-. Voy a besarte.

Ness: ¡Zac… no! -protestó-.

Zac: ¡Zac, sí! -la contradijo con firmeza antes de bajar la cabeza para tomar aquellos suculentos y exuberante labios con los suyos-.

Gimió al comprobar que ella tenía un sabor tan exquisito como se había imaginado.

Vanessa deseaba poder resistirse, pero él estaba besándola con una delicadeza exquisita que suponía toda una tortura para sus sentidos.

En un momento dado, Zac apretó el cuerpo sobre el suyo, por lo que pudo sentir lo excitado que estaba.

Decidió subir las manos por su pecho hasta sus hombros, donde entrelazó los dedos con su denso cabello castaño.

Él se echó ligeramente para atrás y Vanessa se sintió angustiada sin el calor que desprendían sus labios.

Zac: Si quieres que pare, dímelo ahora…

Ness: No -respondió volviéndolo a besar mientras lo sujetaba con firmeza-.

Aquello fue toda la invitación que necesitó él. Apretó el torso con firmeza sobre la cálida suavidad que desprendía el cuerpo de Vanessa mientras le tomaba la cara entre las manos para poder explorar con más detenimiento su deliciosa boca. Introdujo la lengua entre sus labios y disfrutó de su embriagador sabor. Ya solo pudo pensar en la increíble sensación de besarla y sentirla bajo su cuerpo.

Sintió como ella lo abrazaba aún más estrechamente por los hombros y como arqueaba el cuerpo sobre el de él… presionando las caderas contra su excitado miembro. Sin pensarlo dos veces, la agarró con fuerza por el trasero y la besó apasionadamente.

Vanessa le devolvió el beso con la misma pasión y sintió la necesidad de que ambos cuerpos estuvieran más cerca, más unidos… Tal y como había esperado, y temido, el autocontrol que normalmente ejercía sobre sus emociones la había abandonado por completo en el momento en el que Zac la había besado. Se le habían endurecido los pezones, que se habían convertido en un punto extremadamente sensible de su cuerpo. El calor que desprendían sus besos estaba apoderándose de su entrepierna… una sensación que no había experimentado ni siquiera cuando había hecho el amor con aquellos dos hombres en el pasado.

No quería que Zac parara. Cuando él acercó la mano a uno de sus pechos para acariciarle el pezón, sintió como un intenso placer se apoderaba de su cuerpo. Apretó el seno contra su mano, quería más, necesitaba más, y en ese momento él la levantó por completo del suelo para colocarle las piernas alrededor de su cadera.

A ella ya no le importaba que estuvieran en el comedor de la casa de su abuelo ni que Little pudiera volver a entrar en la sala en cualquier momento para retirar los platos de la cena.

Tenía toda su atención puesta en Zac, en la manera en la que estaba incitándole el pezón, en el calor que desprendía su sexo… Gimoteó a modo de protesta al romper él el beso, pero de inmediato gimió de placer al comenzar a besarle Zac la garganta, el cuello y los hombros mientras presionaba su sexo contra ella.

En ese momento fue consciente de que deseaba a aquel hombre con locura, deseaba aquello, deseaba ardientemente estar con él y que lo que estaban compartiendo no terminara… Pero Zac se apartó de ella repentinamente.

Zac: Dios sabe que no quiero que paremos, pero seguramente Little regrese en pocos minutos…

Aturdida, Vanessa se quedó mirándolo durante varios segundos, tras lo que se quedó pálida. Al darse cuenta de la enorme trascendencia de lo que acababa de ocurrir, sus ojos reflejaron una gran consternación.

Ness: ¡Oh, Dios mío! -exclamó con una afligida expresión reflejada en la cara mientras intentaba poner los pies de nuevo en el suelo y apartarse de Zac-.

Zac: Vanessa…

Ness: Creo que será mejor si no vuelves a tocarme de nuevo -advirtió una vez en el suelo-.

A Zac le impactó el desconcierto que reflejaron los ojos de Vanessa.

Zac: Mira, lo que acaba de ocurrir es perfectamente normal… -intentó razonar-.

Ness: Tal vez es «normal» para ti, Zac, ¡pero desde luego que no lo es para mí!

Zac: ¡Maldita sea, te pregunté si querías que parara!

Ness: ¡Lo sé…! -gruñó-. Simplemente… esto no debe volver a ocurrir.

Zac: ¿Por qué no? -exigió saber-.

Ness: No puede ser -espetó con determinación-.

Zac: Eso no es una razón.

Ness: Me temo que es la única que vas a obtener por el momento -insistió con frialdad antes de mirarlo con la súplica reflejada en los ojos y marcharse del comedor a continuación… cerrando la puerta firmemente tras de sí-.

A Zac no le quedó ninguna duda de que la apasionada Vanessa, la mujer que había abrazado hacía tan solo unos minutos, estaría enterrada bajo la fría doctora Vanessa Hudgens durante el tiempo que tuvieran que pasar juntos…




¿Que no volverá a ocurrir...? Eso no te lo crees ni tú, Vanessa XD

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¡Un besi!


3 comentarios:

Unknown dijo...

Por diosssss!!
Que capítulo, que química que hay entre ellos dos!
Raro que Ness se haya ido... Pobre Zac que lo dejó ahí.
Me encanto el capitulo.



Sube pronto

Maria jose dijo...

Que buen capítulo!!!!
Se vuelve interesante y aun empieza
Ame este capítulo es muy bueno
Espero que Vanessa no se controle
Sigue la novela es muy buena
Saludos

Lau B. dijo...

Ay si que fácil! Me voy y ya esta!
No me quiero ni imaginar lo que le va a costar a la pobre Vanessa mantenerse concentrada en los documentos ahora...
Este Zac es una estrella de cine!!!!
Se va a volver loca pensando en él todo el tiempo XD
Estoy segura que Zac va a lograr deshacerse de la fría doctora para que salga la apasionada Vanessa!!!!
Publica pronto
Xx

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