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sábado, 29 de agosto de 2015

Capítulo 3


Zac: ¿A qué se debe toda esa seguridad extra en la puerta principal? -preguntó tras llegar a Hudgens House seis semanas después-.

Vanessa lo había estado esperando, nerviosa. En vez de en el deportivo negro con el que él había aparecido en la propiedad por primera vez, en aquella ocasión lo había hecho en una potente motocicleta. Y completamente vestido de negro, desde las botas hasta el casco. Llevaba su castaño pelo algo más largo y alborotado. Un impresionante contraste con el acicalado hombre vestido de traje y corbata que les había visitado hacía un mes y medio. Al verlo, se había quedado completamente impresionada… Su abuelo se había ocupado de todos los detalles de la visita de Zac. Ella había llegado el día anterior de Londres.

Desde que había visto a Zac por última vez no había podido dejar de pensar en él, en el aspecto que tenía, en el aura de masculinidad que le rodeaba, en el fascinante azul de sus ojos, en sus sensuales labios, en el profundo y sexy tono de su voz… Pero su aura era incluso más impactante aquel día. Cuando Little lo había acompañado al salón, ella se había quedado literalmente boquiabierta ante tanta belleza.

Ness: Buenas tardes a ti también, Zac.

Zac: ¿Esta vez vamos a jugar a ser agradables? -dijo con el humor reflejado en los ojos-.

Ness: Pensé que podíamos intentarlo, sí -contestó con gran aspereza-.

Él sonrió mientras admiraba lo hermosa que estaba ella vestida con una ceñida blusa blanca y unos pantalones vaqueros desgastados que parecían su segunda piel. Le encantaron sus delgadas y largas piernas, así como su escultural trasero. Sus seductores ojos marrones brillaban como dos esmeraldas en su bella y bronceada cara. Parecía mucho más joven de su edad. Pensó que si cualquiera de sus profesoras universitarias hubiera tenido aquel aspecto, le habría resultado imposible concentrarse en obtener su licenciatura.

Zac: En ese caso, buenas tardes, Vanessa.

Ella lo miró de la cabeza a los pies de manera crítica.

Ness: ¿Vas a alguna fiesta de disfraces?

Zac: Tengo un apartamento en Londres, en cuyo garaje guardo el deportivo y la motocicleta -contestó, que se había dado cuenta de la manera en la que Vanessa lo había mirado al verlo aparecer y no le convencía la condescendencia que mostraba acerca de su forma de vestir-. Como hace un día tan bonito y he estado tantas horas metido en un avión, pensé que me vendría bien venir en motocicleta -añadió, sonriendo-. ¿Has montado alguna vez en motocicleta, Vanessa?

Ness: No -respondió ruborizándose al pensar en subirse a aquella monstruosa máquina y sentir su vibración entre las piernas mientras abrazaba a Zac por la cintura y presionaba los pechos en su espalda…-

Zac: ¿Te gustaría…?

Vanessa se puso erguida abruptamente, completamente desconcertada ante la manera en la que sus pensamientos estaban encaminados a un aspecto sensual totalmente ajeno a ella.

Ness: No, gracias -contestó fríamente-.

Zac: Si cambias de idea, dímelo…

Ness: No lo haré -aseguró firmemente-. ¿Es la motocicleta también la razón por la que llevas el pelo más largo? -quiso saber, luchando contra el inusitado anhelo de acariciarle el cabello-.

No había salido con muchos hombres durante los últimos once años y con los pocos que lo había hecho habían tenido más cerebro que músculos. Nunca le había gustado el pelo muy largo en el sexo opuesto, le había parecido afeminado. ¡Pero Zac era tan increíblemente masculino que no podía aplicársele aquel calificativo!

Zac: Llevo el pelo más largo porque el próximo mes voy a rodar una película de piratas.

Ella no pudo evitar fantasear con ser capturada por el pirata Zac… ¡Estaba perdiendo la cabeza! ¡No sabía qué le ocurría! Pero la respuesta la tenía delante de sí…

Zac: No me has contestado… -dijo entonces- ¿por qué hay más seguridad en la puerta principal?

Ness: Me temo que hay más seguridad por toda la propiedad, no solo en la puerta principal -comentó-. Mi abuelo la ha contratado.

Zac: ¿Para mantenernos a nosotros dos dentro o para evitar que entre gente de fuera?

Ness: Muy gracioso. Mi abuelo recibió una llamada telefónica muy tarde ayer por la noche y los miembros de seguridad llegaron casi de inmediato. Te telefoneó para ver si querías posponer tu visita, pero no pudo contactar contigo en ninguno de los números que le diste…

Zac: Como te he dicho antes, he llegado a Inglaterra hace tan solo unas horas. Probablemente estaba viajando cuando tu abuelo me telefoneó. ¿Sabes cuál es el problema?

Ness: Mi abuelo jamás comparte conmigo los asuntos de seguridad. Desafortunadamente, tampoco podrás hablarlo con él ya que ha salido para Londres muy temprano esta mañana.

Aquello significaba que, aparte del personal de servicio de la mansión, estaban los dos solos.

Zac pensó que probablemente no era muy buena idea ya que la feminidad que desprendía Vanessa aquel día le tenía aturdido. Le estaba costando mucho controlarse para no acariciar su glorioso cabello.

Incluso fantaseó con sentir el pelo de ella sobre sus muslos al tenerla desnuda y arrodillada entre sus piernas mientras le agarraba su erección y se agachaba para saborearlo…

Ness: Pero me dijo que intentaría telefonearte hoy mismo para explicarte la situación -añadió-.

Zac: Está bien -aceptó lacónicamente, consciente de que los pantalones de cuero que llevaba no podían ocultar lo excitado que estaba-.

Ness: Seguro que, dadas las circunstancias, mi abuelo comprenderá si decides marcharte y regresar en otro momento…

Zac: Siento decepcionarte, Vanessa, pero no tengo más tiempo libre -respondió dolido ante la esperanza que había percibido en la voz de ella-.

Ness: Te garantizo que me es indiferente si te vas o te quedas -afirmó-.

Zac: En ese caso, me quedo -dijo consciente de que a ella no le hacía gracia que estuviera allí-.

Ness: Mi abuelo ha dejado en la biblioteca todos los documentos necesarios para que los analicemos. ¿Te gustaría empezar ahora?

Zac negó con la cabeza.

Zac: Llevo viajando casi veinticuatro horas. Lo que realmente me gustaría hacer es ducharme y cambiarme de ropa -contestó, esperando que su díscola erección se apaciguase al hacerlo-.

Desafortunadamente aquello provocó que Vanessa se imaginara a un desnudo Zac bajo el agua de la ducha…

Ness: ¿Te gustaría tomar un té antes de subir al cuarto de baño? -sugirió abruptamente, muy excitada-.

No comprendía qué le ocurría.

Jamás había tenido aquel tipo de reacciones.

Zac: No, gracias. Solo quiero ducharme y cambiarme de ropa.

Ness: Le diré a Little que te acompañe a la suite que mi abuelo ordenó preparar para ti.

Zac: ¿Por qué vas a molestar al mayordomo cuando tú ya estás aquí…?

Ness: Está bien -concedió tras darse cuenta de la burla que reflejaban los ojos de Zac-.

Zac: Espero que no hayas tenido muchos problemas al cambiar tu viaje a Iraq para la semana que viene -dijo para intentar mantener una conversación cordial mientras subían por las escaleras hacia la planta de arriba-.

Ness: ¿Te importaría si los hubiera tenido? -respondió mirándolo fugazmente-.

Zac: ¿Sinceramente? No -confesó esbozando una mueca-.

Ella se rió y un cálido brillo se reflejó en sus preciosos ojos. A continuación esbozó una sonrisa que marcó un hoyuelo en su mejilla izquierda.

Durante las anteriores seis semanas, él había estado pensando en aquellos sensuales labios más tiempo del que le habría gustado. Eran la clase de labios que sería delicioso besar y saborear… y que a su vez sería delicioso que lo besaran y saborearan a él… Debía dejar de pensar en aquello ya que sentía como si su erección estuviera a punto de estallar.

Zac: Lo que no implica que no aprecie que…

Ness: Oh, no lo estropees con una disculpa, Zac -dijo girando a la derecha al llegar a lo alto de las escaleras-. Yo valoro mucho más la sinceridad que la falsa educación.

Zac: Mi educación nunca es falsa -espetó irritado-.

Ness: ¿Nunca? ¡Te advierto que soy culpable de haber visto entregas de premios cinematográficos en el pasado!

Zac: ¿Culpable…?

Ness: Oh, vamos, Zac… es todo tan exageradamente deslumbrante, ¿no es así?

Zac: Creo que este año los periódicos alabaron la brevedad de mi discurso -comentó-.

Ness: No me sorprende; pensé que tu compañera de reparto nunca iba a bajarse del pódium.

Zac: Puede llegar a… emocionarse un poco -concedió de mala gana-.

Ness: ¿Un poco…? -repitió con burla-. ¡Le dio las gracias a todo el mundo presente en la celebración!

Él frunció el ceño.

Zac: Realmente puedes llegar a ser… -comenzó a decir. Pero entonces negó con la cabeza- no importa -farfulló lacónicamente-.

En ese momento ella abrió la puerta de la habitación de invitados que su abuelo había mandado preparar para Zac. La suite tenía una impresionante cama de matrimonio, un cuarto de baño y un salón.

Ness: La sala de estar está por aquí -comentó mientras andaba hacia el salón de la habitación-.

Al llegar, él pudo ver un escritorio de madera frente a un gran ventanal desde el que se divisaban los jardines traseros de la vivienda. Incluso podía verse el mar por encima de la gran cerca que rodeaba la propiedad.

Zac: Es muy bonito -murmuró sin alterarse-.

Ness: Pareces un poco… tenso -comentó-.

Zac: ¡Me pregunto por qué!

Ness: ¿Qué puedo hacer yo si el muy reconocido encanto de Zac Efron no funciona sobre mí?

Él esbozó una mueca ante aquel insulto.

Zac: ¡No deberías creer todo lo que lees en las revistas basura!

Ness: Jamás he leído una revista basura en mi vida.

Zac: ¿Son demasiado populares para ti?

Vanessa respiró profundamente.

Ness: Antes de marcharse, mi abuelo me dejó claro que esperaba que durante su ausencia fuera educada con su invitado…

Zac: Siento tener que ser yo quien te lo diga… pero hasta el momento has fracasado. ¡De manera espectacular! -espetó-.

Ness: Ser educada no implica que tenga que ser falsa -respondió dirigiéndole una fría mirada-.

Zac: Si no te importa… -comenzó a decir mientras se bajaba la cremallera de la cazadora- ahora me gustaría ducharme.

Ness: Baja a la planta de abajo cuando estés preparado y te enseñaré la biblioteca donde vamos a trabajar -dijo con poca naturalidad-.

Entonces se giró y se dirigió a la puerta… a la vez que escuchaba la risa de Zac tras de sí…


Ness: ¿Por dónde quieres empezar?

Zac: No tengo ni idea -contestó mirando con cierta consternación la gran cantidad de documentos que Geoffrey Hudgens había dejado muy bien ordenados sobre el escritorio de la biblioteca-.

No creía que fuera a ser capaz de analizarlos todos en tan solo una semana.

Se sentía mucho mejor tras haberse duchado y cambiado de ropa.

Afortunadamente había logrado apaciguar su erección bajo la fría agua que había utilizado. Pero no iba a lograr mantener calmado su sexo durante mucho tiempo si Vanessa continuaba apoyándose sobre el escritorio de la manera tan provocativa en la que estaba haciéndolo.

Zac: Tal vez hoy debamos ordenarlos por años y mañana podremos comenzar a analizarlos con calma -sugirió-.

Ness: Me parece lógico -concedió-.

Zac: ¿Son estos los diarios de Anastasia? -preguntó entonces, acariciando una docena de pequeños cuadernos-.

Ness: Eso parece, sí -respondió mirando los cuadernillos como si fueran una bomba a punto de estallar-.

Al percibir su tensión, Zac la miró.

Zac: ¿No sabías que había diarios?

Ness: No -reconoció esbozando un gesto de dolor-.

Zac: Vanessa, por mucho que te hayas convencido de lo contrario, sé que nada de esto debe ser fácil para ti…

Ness: ¡Dudo que puedas comprender lo mucho que odio todo esto!

Zac: Obviamente Anastasia era tu abuela y solo la conociste durante su vejez, pero…

Ness: ¡Pero incluso entonces habría sabido cómo tratar a alguien como tú! -espetó enojada-.

Zac: ¿Como yo? -dijo en voz baja-.

Ness: ¡Ya sabes a lo que me refiero!

Zac: Lo sé -reconoció-. Simplemente me gustaría oírte decirlo -añadió a modo de reto-.

Frustrada, ella lo miró fijamente.

Ness: ¡Desde el principio has sabido que no hay nada que vaya a lograr que me caigas bien o que me guste tu maldita película!

Zac: ¿Nada…?

Vanessa se puso tensa. Se fijó en que él todavía tenía el pelo húmedo y en que se había afeitado. Así mismo, se había cambiado de ropa.

Llevaba una ceñida camisa blanca y unos pantalones vaqueros negros.

Estaba arrebatadoramente guapo. Era todo un sex-simbol.

Ness: Siento decepcionarte, Zac, pero no tengo ningún tipo de interés en… en proveerte una romántica diversión para que te diviertas durante la semana que vas a pasar aquí -aseguró-.

Zac: ¿Qué te hace pensar que yo estaría interesado en tenerte como «romántica diversión»… ahora o en cualquier otro momento…? -respondió con la burla reflejada en los ojos-.

Ella se ruborizó intensamente. ¡Obviamente Zac no estaba interesado en tener algo con ella!

Zac: Pero para quedarme tranquilo, por si las cosas transcurren por ese camino entre nosotros, me interesaría saber si mantienes alguna relación sentimental en este momento…

A Vanessa le impresionó ver que Zac estaba a tan solo unos centímetros de ella… y ni siquiera se había dado cuenta de que se había movido. Ante el intenso escrutinio al que estaba sometiéndole él con la mirada, se humedeció los labios con la punta de la lengua.

Ness: No comprendo qué tiene eso que ver con nada…

Zac: Compláceme, hmm -la animó-.

El principal problema que tenía Vanessa era que desde el primer momento en el que había conocido a Zac, se había dado cuenta de que el magnetismo de este era tal que quería hacer muchas más cosas con él que simplemente complacerlo. Era algo ilógico. Ridículo. Pero no solo eso, sino que iba en contra de todo lo que había dicho y pensado acerca de él.

Aun así, estaba deseando echarse sobre su cuerpo y acariciarle su musculoso pecho y sus anchos hombros antes de entrelazar los dedos con su precioso pelo castaño, echarle la cabeza para atrás y besar sus sensuales labios… Aquello no solo era ridículo, sino que era peligroso. Aquel tipo de pensamientos le resultaban tan ajenos que apenas se reconocía a sí misma.

A sus veintinueve años, solo había tenido dos amantes. El primero había sido uno de sus profesores de universidad, veinte años mayor que ella, con el que había pasado solo una noche hacía diez años. El segundo había sido un hombre al que había conocido en una excavación en Túnez hacía cuatro años… un hombre con esposa e hijos en Inglaterra. Ella lo había descubierto tras pasar la noche con él… ¡cuando su mujer lo había telefoneado para informarle de que uno de sus tres hijos estaba ingresado en el hospital y decirle que debía regresar de inmediato! Ninguna de aquellas experiencias le había aportado calidez ni le había hecho sentir un orgasmo. ¡No la habían preparado en absoluto para el seductor encanto e increíble físico de Zac Efron!

Ness: No tengo ninguna relación con nadie en este momento. Ni deseo tenerla -dijo con frialdad-.

Al darse cuenta de lo agitada que tenía la respiración Vanessa y del intenso brillo que reflejaron sus ojos, Zac deseó tomarla en brazos y demostrarle lo equivocada que estaba.

Tuvo que controlarse para no besarla con pasión cuando ella levantó la barbilla a modo de reto. Se preguntó si no estaría deseando que la besara…




Aquí está empezando a haber tensión sexual no resuelta XD

¡Thank you por los coments y las visitas!

Pasaos por mi otro blog que hay capi nuevo.

¡Comentad, please!
¡Un besi!


3 comentarios:

Unknown dijo...

Me ha encantado este capitulo!
Se nota muchísimo la tension que hay entre ellos... Y Ness se niega a eso pero creó que ya cambiara de opinión.
Ame este capiii.



Sube pronto

Maria jose dijo...

Que buen capítulo
Ya relación de ellos va mejorando
Yaya empezó la tensión sexual
Sigue la novela
Esta muy buena
Besos!!!

Lau B. dijo...

Por el amor de Dios! Un profesor y un hombre casado?!?
Por supuesto que no está preparada para Zac Efron!
Dios te ayude Hudgens porque esta novela si que grita tensión sexual por todos lados XD
Publica prontooooo
Xx

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