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martes, 25 de agosto de 2015

Capítulo 2


Vanessa fue la primera que logró decir algo.

Ness: No puedes estar hablando en serio, abuelo…

Geoffrey: Te aseguro que estoy hablando muy en serio -afirmó-.

Incrédula, ella negó con la cabeza.

Ness: ¡No puedo tomarme vacaciones en la universidad cuando quiera!

Geoffrey: Estoy seguro de que a Zac no le importará esperar unas semanas hasta que tomes tus largas vacaciones estivales.

Ness: Pero me han invitado a una excavación en Iraq este verano…

Geoffrey: Dudo que ninguno de esos artefactos que ha estado en el mismo lugar durante cientos, o incluso miles de años, vaya a desaparecer repentinamente simplemente porque llegues una semana más tarde de lo esperado -razonó utilizando un agradable tono de voz-.

Vanessa se quedó mirándolo, completamente frustrada. Era consciente de que les debía tanto a su abuela como a él mucho más que una semana de su tiempo. Si no hubiera sido porque hacía catorce años ambos le habían dado un giro de ciento ochenta grados a sus vidas, ella no habría podido soportar el fallecimiento de sus padres tan bien como lo había hecho. Así mismo, había sido el apoyo y ánimos que le habían ofrecido sus abuelos lo que la había ayudado a superar su difícil carrera universitaria y a doctorarse.

Dejó de pensar en todo aquello al darse cuenta del poco natural silencio que estaba guardando Zac Efron. Este tenía los ojos posados en su abuelo y estaba frunciendo el ceño. Parecía muy tenso.

Incluso tenía los puños apretados.

Obviamente tampoco estaba muy contento.

Pero no pudo sentir ningún tipo de satisfacción ante la angustia del actor ya que la sensación de horror que se había apoderado de ella era demasiado intensa; estaba aturdida.

Ness: Me parece que el señor Efron es tan reacio ante tu idea como yo, abuelo -comentó con burla-.

Geoffrey se encogió de hombros.

Geoffrey: Entonces no podrá dirigir correctamente la película y estaremos perdidos.

Vanessa respiró profundamente al recordar el escándalo que se había desatado tras la publicación de aquella biografía no autorizada de su abuela hacía seis meses. La prensa había acosado a su abuelo durante semanas y este se había visto obligado a contratar los servicios de un equipo de seguridad para que protegiera Hudgens House y su casa de Londres. Había sufrido un infarto debido al estrés emocional que había soportado.

Incluso un periodista se había sentado en una de sus clases de la universidad sin haber sido descubierto…. y al finalizar la lección la había acorralado con mil preguntas que la habían enfurecido y avergonzado.

La sola idea de tener que volver a pasar por aquello provocó que unos intensos escalofríos le recorrieran la espina dorsal.

Ness: Tal vez podrías convencer al señor Efron para que no haga la película, ¿no crees, abuelo?

Tras decir aquello, se dio cuenta de que quizá debía haber pensado en ello con anterioridad. El comportamiento que había tenido hacia Zac Efron dejaba mucho que desear. Su abuela había creído firmemente que uno recoge lo que siembra.

El desprecio con el que la miró él pareció dejar claro que era consciente de su arrepentimiento tardío.

Zac: ¿Qué forma de persuasión tenía exactamente en mente, doctora Hudgens? -preguntó burlonamente-.

Ella sintió cómo se ruborizaba.

Ness: Me refería al poder de persuasión de mi abuelo, no al mío -contestó irritada-.

Zac: Es una pena -murmuró mirando a Vanessa de la cabeza a los pies de manera especulativa-.

Frunciendo el ceño, ella se forzó a ignorar aquella abiertamente sensual mirada.

Ness: Seguro que sabe que el rodar esta película va a disgustar mucho a mi abuelo, ¿verdad?

Zac: Todo lo contrario -respondió molesto ante el tono de voz de Vanessa-. Creo que una película que exponga los verdaderos acontecimientos que se desarrollaron hace setenta años solo podrá beneficiar la memoria de su abuela.

Ness: Oh, por favor, señor Efron -dijo mirándolo con desdén-. ¡Ambos sabemos que el único interés que le mueve para rodar esta película es el poder obtener numerosos premios más!

Él tomó aire profundamente.

Zac: Usted…

Geoffrey: ¡Ya basta! -espetó repentinamente antes de que Zac pudiera terminar su virulenta respuesta. A continuación se levantó de la mecedora y miró a ambos con sus azules ojos-. Creo que ya he oído suficiente sobre este asunto… por parte de los dos -añadió, negando con la cabeza impacientemente-. Espero que te quedes a cenar, Zac.

Zac: Si piensa que podemos progresar si lo hago… desde luego, sí, me quedaré a cenar -contestó con la tensión reflejada en la voz-.

El anciano esbozó una burlona sonrisa.

Geoffrey: Me parece que el que progresemos o no depende de Vanessa y de ti -dijo secamente-. Voy a subir a mi dormitorio para echarme una cabezadita antes de cenar. Vanessa, ¿qué te parece si mientras me ausento llevas al señor Efron a dar un paseo por el jardín? -le pidió a su nieta-. Mis rosas están particularmente bellas este año, Zac, y su perfume es más fuerte a esta hora de la tarde.

Aquello logró silenciar a Vanessa, que contuvo su obvia intención de protestar.

En ese momento Zac recordó que el señor Hudgens había estado al control de toda la Inteligencia británica durante muchos años… ¡por lo que controlar a su terca nieta debía resultarle fácil!

Zac: Un paseo por el jardín me parecería… agradable -respondió sin comprometerse-.

Geoffrey: ¡Estupendo! -exclamó con entusiasmo-. Anímate, cariño -le aconsejó a Vanessa, dándole un beso en la frente-. Os veré a ambos en un par de horas -añadió justo antes de darse la vuelta y salir de la sala-.

Dejó un tenso e incómodo silencio tras de sí… Vanessa era muy consciente del poder que desprendía el hombre que caminaba a su lado por el cuidado césped del jardín bajo la calidez que ofrecía el sol de la tarde. Casi podía sentir la acalorada energía que desprendía el cuerpo de Zac Efron. Aunque tal vez solo era enfado contenido. Ambos habían comenzado muy mal aquella reunión… ¡y la situación no había hecho otra cosa que empeorar! Sobre todo gracias a su poco agradable actitud. ¿Pero qué otra cosa había esperado él? ¿Que ella se hubiera quedado apartada de todo aquello y hubiera observado como tal vez su abuelo enfermaba de nuevo?

Ness: Quizá deberíamos volver a empezar, ¿no le parece, señor Efron?

Él pareció impresionado.

Zac: Tal vez sí, doctora Hudgens.

Ness: Vanessa -dijo abruptamente-.

Zac: Zac -respondió entonces-.

Impaciente, Vanessa se dio cuenta de que Zac no iba a ponerle las cosas fáciles.

Ness: Estoy segura de que sabes lo que ocurrió hace cinco meses y comprendes por qué ahora siento un gran afán protector sobre mi abuelo.

Zac: Desde luego -concedió esbozando una compungida sonrisa mientras se agachaba bajo las ramas de un sauce. Descubrió que debajo de las brillantes hojas verdes del árbol había un columpio de madera-. ¿Nos montamos…? -sugirió-. Me molesta… -continuó una vez que ambos estuvieron sentados en el columpio- que pienses que tu abuelo necesita protección de mí.

Ness: Mi abuela y él estuvieron completamente enamorados hasta el final… -comentó, que creía firmemente que el actor se encontraba en posición de causarle a su abuelo una angustia innecesaria-.

Zac: No voy a hacer nada que dañe los recuerdos que Geoffrey y tú tenéis de tu abuela -aseguró con voz ronca-.

Ness: ¿No?

Zac: No -insistió-. Todo lo contrario; espero que mi película ayude a que se reconozcan los muchos logros de Anastasia. No creo en ganar dinero o premios a costa del sufrimiento de los demás -añadió, lanzándole a Vanessa una clara indirecta-.

Ella se ruborizó ante aquella discreta reprimenda.

Ness: Podríamos intentar olvidar nuestra previa conversación, Zac.

Zac: Tal vez deberíamos hacerlo, sí -respondió riéndose entre dientes irónicamente-.

A Vanessa se le quedaron los ojos como platos al ver que, al sonreír, a Zac se le marcaba un hoyuelo en la mejilla izquierda y sus azules ojos reflejaban una gran calidez.

Ella había pasado los últimos diez años obteniendo su licenciatura, su doctorado y dando clases… así como visitando todos los yacimientos arqueológicos alrededor del mundo que había podido durante sus vacaciones. No había tenido mucho tiempo libre para dedicarse a actividades tan frívolas como asistir al cine. Aun así, había visto varias de las películas de Zac Efron y podía apreciar que este era mucho más atractivo en persona que la sexy imagen que proyectaba en las pantallas. Su piel desprendía un intenso aroma masculino… Durante los años había evitado mantener relaciones sentimentales para poder concentrarse en su carrera, ¡y aquel no era el momento para que se enamorara de una estrella de cine! Ni siquiera de una tan sexy y bella como Zac.

¡Especialmente no de una tan sexy y bella como Zac! ¿Qué podrían tener en común un ídolo de Hollywood y una profesora universitaria de Londres? Nada.

No sabía si aquella obvia respuesta le había decepcionado. Pero se aseguró a sí misma que no, que desde luego que no. Incapaz de controlarse, se levantó del columpio.

Ness: ¿Continuamos con nuestro paseo? -sugirió antes de comenzar a dirigirse hacia el estanque de los peces-.

No se detuvo para comprobar si él la seguía.

Despacio, Zac se levantó y comenzó a andar tras Vanessa. No estaba seguro de qué había provocado que ella se alejara tan abruptamente, pero algo había ocurrido. Después de pasar mucho tiempo con mujeres que estaban completamente centradas en sus carreras profesionales y en su apariencia… ¡y no necesariamente en ese orden! sabía que Vanessa Hudgens era muy compleja. Era todo un enigma, uno que estaba empezando a interesarle a pesar de sus intenciones. La manera en la que el perfectamente redondo trasero de ella se movía sensualmente debajo del negro vestido que llevaba puesto le tenía cautivado.

Incluso la defensa resueltamente que hacía de sus abuelos y la forma en la que había puesto en entredicho su carrera, aunque lo irritaban, eran unos rasgos de su personalidad dignos de admirar. La mayoría de las mujeres que conocía venderían su alma al diablo, por no hablar de la reputación de sus abuelos, si al hacerlo pudieran obtener un poco de publicidad de ellas mismas.

Pero Vanessa Hudgens obviamente hacía todo lo contrario. Incluso tras la publicación de aquella desafortunada biografía de su abuela, jamás había realizado ninguna declaración pública al respecto.

Zac: Entonces… -comenzó a decir al alcanzarla justo cuando llegaron a un estanque lleno de grandes peces dorados- ¿qué te parece la idea de tu abuelo de que investiguemos juntos los documentos personales de Anastasia…?

Ness: Si no supiera que no es el caso, ¡pensaría que es el comienzo de la senilidad! -Zac se rió, divertido-. Pero como ambos sabemos que no es así… -Se encogió de hombros-. ¿Realmente no hay nada que pueda persuadirte de que abandones la idea de rodar la película?

Zac: Vanessa, aunque te dijera que sí, sé con seguridad que hay por lo menos otros dos directores más interesados en escribir y llevar al cine su propia versión de lo que ocurrió.

Ella se giró para mirarlo inquisitivamente. La franqueza de la expresión de la cara de él le dejó claro que estaba diciendo la verdad.

Ness: Directores que tal vez no sean tan íntegros como tú, ¿no es así? -preguntó sin rodeos-.

Zac: Probablemente no -contestó esbozando una mueca-.

Ness: Así que lo que estás diciendo es que es una cuestión de quedarse con lo malo conocido antes que permitir que cualquier otro director manche el nombre y la reputación de mi abuela, ¿verdad?

Él asintió con la cabeza.

Zac: Más o menos es eso, sí.

Ness: ¿Te das cuenta de que si accedo a hacer esto sería en contra de mi voluntad?

La mueca que esbozó Zac reflejó una gran ironía.

Zac: Oh, creo que has dejado más que clara tu posición al respecto, Vanessa -aseguró-.

Irritada, ella lo miró antes que, de nuevo, comenzara a alejarse de él. En aquella ocasión se dirigió hacia unos caballos que estaban pastando en una esquina del prado que había junto al jardín. Uno de los equinos, un precioso semental castaño, se acercó a la valla para estirar el cuello y que Vanessa lo acariciara.

Mientras ella lo hacía, pensó en las opciones que tenía… y se dio cuenta de que, en realidad, no tenía ninguna. Si no ayudaba a Zac, este rodaría igualmente su película, pero sin ningún tipo de aportación por parte de su abuelo o de los documentos de Anastasia.

La inusitada atracción que sentía por aquel hombre no solo era inaceptable, sino también desconcertante.

Incluso en aquel momento, mientras continuaba acariciando la cabeza de Copper, su presencia le resultaba completamente perturbadora. Sabía perfectamente que pasar una semana en su compañía le traería consecuencias.

Él la miró y vio en su cara reflejada la impaciencia, frustración, enfado y consternación que sentía.

Le impresionó mucho su consternación ya que aunque sabía que Vanessa prefería que aquella situación no existiera, no parecía la clase de mujer que permitía que nada le agobiara tanto. Molesto consigo mismo, se preguntó por qué estaba siquiera planteándose qué clase de mujer era ella.

El parecido físico que tenía con su abuela había despertado su interés inicialmente, pero los insultos que le había dirigido desde el primer momento habían terminado con aquella primera chispa de apreciación.

Analizó a Vanessa con la mirada. Su maravilloso cabello desprendía un intenso brillo oscuro bajo el sol, sus sensuales ojos tenían un bonito color marrón y sus mejillas estaban levemente enrojecidas.

Estaba esbozando una afectuosa sonrisa ya que el semental se había apoyado en su hombro para captar su atención.

Zac: Tras la muerte de tus padres debiste pasarlo muy mal…

Ness: Si no te importa, preferiría no hablar de mi vida privada contigo -interrumpió tensamente-.

Zac: Solo iba a decir que este debió ser un lugar maravilloso en el que pasar tus años de juventud -murmuró apoyándose en la valla del prado y mirando la maravillosa casa de la propiedad-.

Ness: Lo fue… sí -confirmó con voz ronca-. ¿De qué parte de Inglaterra eres?

Zac: De Cambridgeshire.

Ness: ¿Todavía sigues visitando tu casa? -preguntó curiosa-.

Zac: Cuando puedo -confesó asintiendo con la cabeza-. Lo que probablemente no sea tan frecuentemente como a mi familia le gustaría. Mis padres y mi hermano pequeño todavía viven en el pequeño pueblo en el que crecí. Pero no es tan bonito como esto.

Hudgens House realmente estaba enclavada en un lugar idílico. El paisaje era espectacular, los pájaros cantaban en los árboles y la costa estaba a pocos metros de la propiedad. Se podía oler el salado aroma del mar y ver como las olas rompían en la arena.

Zac: Había olvidado que lugares como este existían -añadió con añoranza-.

Ness: ¿No hay nada parecido en Los Ángeles, eh? -se burló girándose para mirarlo-.

Zac: La verdad es que no -respondió esbozando una atribulada sonrisa. La casa que había comprado hacía varios años en la costa de Malibú era demasiado grande y moderna para ser hogareña-. Aunque tengo una propiedad en Nueva Inglaterra, muy rústica y en medio del bosque, que es donde voy en cuanto tengo una oportunidad. -En aquel momento se dio cuenta de que no había tenido muchas oportunidades de hacerlo durante los últimos años. Su ajetreada agenda laboral se lo había impedido-. Por el bien de tu abuelo, ¿no podríamos por lo menos…? -comenzó a sugerir. Pero dejó de hablar al reírse ella de manera burlona-. ¿Qué? -exigió saber, irritado-.

Ness: ¡Mi abuelo me enseñó que jamás confíe en ninguna frase que comience por «por el bien de…»! -reveló-. ¡Cree que normalmente es la manera en la que muchas personas comienzan a imponer su voluntad mediante la utilización del chantaje emocional!

Zac: ¡Pensaba que eras lo suficientemente mayor como para juzgar por ti misma las intenciones de otras personas!

Ella sintió como se ruborizaba ante aquel obvio reto.

Ness: Oh, lo soy -aseguró burlonamente-.

Zac: Pero incluso antes de haberme conocido decidiste que yo iba a causar problemas.

Ness: Sí -confesó abiertamente, más convencida aún de aquello debido a la intensa atracción física que sentía por él-. ¿Regresamos ya? -preguntó de manera retórica antes de darle a Copper una última caricia en el hocico y comenzar a alejarse. Zac la alcanzó unos segundos más tarde-. Que no te engañe lo sociable que es mi abuelo, ni su edad, Zac. Si vienes a pasar una semana a Hudgens House para realizar tu investigación, ¡descubrirás que él siempre tiene la última palabra! -advirtió mientras andaban-.

Zac: Entonces supongo que el resultado de todo esto se encuentra por completo en las manos de tu abuelo -comentó encogiéndose de hombros-.

Ness: Así es -concedió consciente de que su abuelo le había dejado claro lo que ya había decidido…-.


Cuando poco tiempo después Geoffrey bajó a la planta principal de Hudgens House, estaba tan amable como de costumbre. Fue el que llevó la voz cantante en la conversación que mantuvieron mientras cenaban.

Pero tras las formales apariencias, las cosas eran muy distintas.

Vanessa seguía sospechando de Zac Efron. ¡Y no le cabía ninguna duda de que él estaba divirtiéndose a su costa!

Geoffrey: Entonces… -dijo cuando sirvieron los cafés- ¿lograsteis llegar a algún tipo de acuerdo en mi ausencia?

Zac sonrió burlonamente al ver la terquedad que reflejó la mueca que esbozó Vanessa.

Zac: Creo que nada de lo que hablemos su nieta y yo podrá suponer ningún tipo de diferencia cuando es usted el que tiene la última palabra.

Geoffrey: ¿Eso crees? ¿Tú crees lo mismo, Vanessa?

Ella se encogió de hombros.

Ness: Sabes que haré lo que tú decidas, abuelo.

Geoffrey: Preferiría tener tu cooperación, cariño -pronunció con delicadeza-.

Zac observó a Vanessa mientras le daba un trago a su brandy, consciente de que la animadversión que sentía hacia él no había disminuido durante las últimas horas. Incluso parecía más recelosa de su presencia que al principio de la tarde; durante la última media hora más o menos ni siquiera lo había mirado y lo había ignorado en la conversación.

¿Podría ser porque se sentía tan atraída por él como él por ella…?

Ness: El señor Efron me ha comentado muy amablemente que no es el único director interesado en rodar una película sobre la abuela -contestó con frialdad-.

Geoffrey: Eso tengo entendido, sí -comentó-.

Ness: ¿Lo sabías? -preguntó impresionada-.

Geoffrey: Desde luego, cariño. Todavía me preocupo por saber todo lo que concierne a mi familia.

Zac: Quiero que sepa que tengo la intención de relatar fielmente lo acontecido hace setenta años -terció-.

Geoffrey: No estarías aquí si no lo supiera, Zac. Jamás habría hablado contigo por teléfono ni te habría invitado a mi casa si creyera que no eres un hombre íntegro.

Zac: Gracias -ofreció sintiendo como aumentaba su respeto por el anciano-.

Geoffrey: Oh, no me des las gracias demasiado pronto -dijo sonriendo-. ¡Todavía tienes que convencer a mi nieta!

Zac: Tal vez la situación cambie una vez que trabajemos juntos… -reflexionó-.

Geoffrey: ¿Vanessa…? -provocó-.

Ness: Está bien -concedió tras unos segundos, consciente del enorme daño que podría causarle a su abuelo el que otro director hiciera una película difamatoria sobre su adorada Anastasia-. Te otorgaré exactamente una semana al principio de mis vacaciones de verano -añadió, mirando a Zac-. Con una condición.

Zac: ¿Otra condición? -protestó esbozando una mueca-.

Ness: Sí. Mi abuelo debe darle el visto bueno al guión una vez que esté escrito.

Zac: Está bien -accedió consciente de que no tenía otra alternativa-.

Geoffrey: En ese caso, ¿esperamos verte por aquí durante la primera semana de julio? -comentó-.

Zac: Sí.

Regresaría a Hudgens House aunque tuviera que reorganizar toda su agenda para coincidir con las vacaciones de Vanessa.

Pero ella seguía pareciendo muy descontenta acerca de todo aquello.

Ness: Tengo que advertirte una cosa, Zac -dijo a los pocos segundos-. ¡Si le ocurre algo a mi abuelo debido a esta película, tú serás el único responsable!




Una semana juntos... Me pregunto qué pasará... XD

¡Thank you por los coments y las visitas!

Por cierto, hay nuevo capi en mi otro blog. ¡Pasaos, porfa!

¡Comentad, please!
¡Un besi!


2 comentarios:

Maria jose dijo...

Esta historia será muy intretenida
Verlos peliar nos divertirá mucho
Síguela se ve muy buena la novela
Cada capítulo es como música para mis oídos
Saludos

Lau B. dijo...

Una semana juntos!
Ese es todo el tiempo que necesitan esos dos para enamorarse perdidamente!!!!
Publica pronto porfa
Ya quiero saber que pasa!!
Xx

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