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miércoles, 10 de diciembre de 2014

Capítulo 15


Zac: Cuando tenía la edad de Alex... -repitió-. Creo que quería ser profesor, pero solo porque estaba desesperadamente enamorado de mi maestra y quería tener derecho a entrar a la sala de profesores a la hora del almuerzo -se sentó-. Ya ves, incluso entonces me atraían las mujeres tipo Mary Poppins.

Vanessa soltó una carcajada y se volvió, dejando de contemplar el espectacular amanecer que se veía por la ventana.

Ness: ¿Tipo Mary Poppins?

Zac palmeó el colchón de su enorme cama, invitándola a acercarse.

Vanessa disimuló una sonrisa, intentando parecer enfadada.

Ness: Si crees que insinuando que soy una mujer tipo Mary Poppins vas a conseguir que corra a tus brazos... ¡Yo no me parezco nada a Mary Poppins!

Zac: Es cuestión de actitud -volvía a tener aquella mirada en sus ojos que prometía el éxtasis-. A mí me excita mucho, de verdad. Son mujeres educadas y un poco mandonas, pero en cuanto se cierra la puerta tras ellas, se transforman en unas verdaderas diosas del sexo.

Vanessa no pudo continuar disimulando su sonrisa.

Ness: Diosas del sexo. Me gusta eso.

Zac: Sí. A mí también me gusta. Ven aquí -volvió a decir, en aquella ocasión ya más serio-.

Vanessa adoraba que no pareciera saciarse nunca de ella. Pero no pudo resistir la tentación de bromear.

Ness: El amanecer está siendo precioso. ¿No quieres venir a verlo conmigo?

Zac: En cuanto salga el sol, tendrás que volver a tu habitación. Si no vienes aquí ahora mismo, no podremos volver a hacer el amor hasta mañana por la noche.

«Mañana por la noche», se repitió Vanessa mentalmente. Habían estado hablando de hacer el amor durante toda la noche, pero aquella era la primera vez que Zac hacía alguna mención al futuro. Por supuesto, no era un verdadero plan de futuro, pero quizá pudiera considerarse un principio.

Algo debió de notarse en su cara, porque Zac se retractó inmediatamente.

Zac: Mañana por la noche. Bueno, lo he dado por sentado, lo siento. Tendré que volver a plantearlo en forma de pregunta. Ness, ¿querrías...?

Ness: ¿A qué hora tengo que ir a tu habitación? -lo interrumpió-.

Estaba deseando que llegara ya la noche siguiente.

Los ojos de Zac volvieron a iluminarse.

Zac: ¿Qué probabilidades hay de que Alex y Jess se vayan a la cama después de la cena?

Ness: A las once y media -decidió, ignorando su broma-. Estaré allí a las once y media, después de que Jess se haya ido a la cama.

Segundos después, Zac estaba a su lado para llevarla en brazos a la cama.

El amanecer fue tan maravilloso como Vanessa había previsto, aunque ninguno de ellos lo observó.

Alex y Jess alzaron la mirada cuando Zac entró en la cocina.

Alex: Pensaba que estabas en el trabajo.

Jess: Sí -afirmó-. Yo creía que te habías marchado hacía horas.

Zac: No -Cada una de las células de su cuerpo era consciente de Ness, que permanecía de espaldas a él, preparando unos sándwiches-. Yo... bueno, me he dormido esta mañana.

Alex: Qué raro. Ness también.

Ness se volvió y algo se movió en el interior de Zac al ver su sonrisa. Era extraño. Tenía exactamente el mismo aspecto de todas las mañanas. El pelo recogido en una cola de caballo, los vaqueros y una sudadera. Pero a Zac ya no le costaba ningún trabajo imaginársela desnuda. Recordaba perfectamente cómo era.

Ness: Buenas tardes -bromeó-. ¿Quieres que te prepare un sándwich?

Se había sonrojado suavemente, como si pudiera leerle el pensamiento.

Jess los miraba alternativamente, como si sospechara que algo había ocurrido.

Zac: ¿Dónde está Claire? -preguntó, intentando no perder la compostura-.

El ama de llaves era la que normalmente le preparaba el almuerzo.

Alex soltó una carcajada y estuvo a punto de caerse de la silla.

Jess: Aterriza, Zac. Hoy es sábado. ¿Por qué si no íbamos a estar en casa a estas horas en vez de estar en el colegio?

Zac: Claro -musitó-.

El colegio no empezaba hasta el lunes, pensó. El lunes Alex y Jess estarían fuera de casa hasta media tarde. Y podría darle el día libre a Claire y... Miró a Ness.

Ella sabía exactamente lo que estaba pensando. Su rubor se había intensificado y se había vuelto para llevar los sándwiches a la mesa.

Zac se aclaró la garganta.

Zac: Bueno, ¿entonces qué planes tenéis para hoy?

Ness: Iremos a hacer unas compras de Navidad a las galerías -le explicó-. Volveremos a casa cerca de las cuatro.

Zac: ¿Os importa que vaya con vosotros?

Lo había preguntado antes de ser consciente de lo que estaba haciendo. Zac no era capaz de recordar la última vez que había ido de compras voluntariamente. Pero no se le ocurría otra cosa que hacer durante el día, teniendo en cuenta que Ness iba a estar en las galerías.


Zac tomó la mano de Vanessa mientras conducía de regreso a casa.

Los niños iban sentados en el asiento trasero, con los cinturones de seguridad puestos. Era imposible que ninguno de ellos pudiera ver sus manos entrelazadas. Tampoco podían saber que Zac estaba trazando círculos en la palma de la mano de Vanessa con el pulgar.

Ni habían sido conscientes de que, durante sus compras, Zac se había separado de sus hijos para poder besarla en tres ocasiones diferentes. Y cada vez que había tenido una oportunidad, la había acariciado.

Vanessa se sentía casi mareada. Jamás en su vida había estado tan enamorada.

Le estrechó la mano ligeramente y deseó que Zac estuviera suficientemente distraído para no advertir que el coche de su guardaespaldas los estaba siguiendo.

Vanessa sabía que debería decírselo, contarle también quién era ella y qué estaba haciendo en Albuquerque.

Pero le gustaba saber, sin ningún tipo de dudas, que Zac la deseaba por ser ella quien era, y no por lo que era. Adoraba ser solo una mujer ante sus ojos, ser Ness Hudgens. Durante el resto de su vida había sido la princesa Vanessa. Así que podría esperar un poco más hasta que llegara el momento de decirle la verdad.

Zac le soltó la mano y condujo el coche hacia el garaje. Una vez dentro, la miró con ojos chispeantes, como si estuviera diciéndole en silencio lo mucho que deseaba besarla.

Vanessa asintió en silencio. Lo sabía. Porque ella sentía exactamente lo mismo. Dios santo, era increíblemente intenso el amor que sentía hacia él. Porque, que el cielo la ayudara, era amor lo que sentía.

Se había enamorado irremediablemente de Zac Efron.

Salió del coche y les indicó a los niños que subieran las bolsas con las compras a sus respectivas habitaciones. Inmediatamente añadió:

Ness: Jess, Alex, hay algo de lo que me gustaría hablar con vuestro padre y creo que este podría ser un buen momento para hacerlo -se volvió brevemente hacia Zac-. ¿Qué te parece si nos vemos en tu despacho dentro de quince minutos?

La sonrisa que Zac le dirigió era una pura provocación.


Ness llegó al despacho de Zac menos de diez minutos después. Pero, con idéntica educación a la de siempre, llamó a la puerta antes de entrar.

Zac le abrió la puerta del despacho.

**: Tenemos que decírselo a los niños.

Zac: ¿Decirles qué?

Dios santo. Zac casi retrocedió de un salto ante la sorpresa. No era Ness, era su madre la que había llamado.

Tiffany Efron entró en el despacho seguida de cerca por Amber Von Tussle.

Amber le acarició el rostro al pasar.

Amber: Querido -murmuró-. ¿Por qué no me has llamado?

Zac: Mamá, ¿a qué debo el honor de este ataque sorpresa?

Tiffany: ¿No has tenido un día entretenido hoy? -preguntó y con una expresión extrañamente seria, se sentó frente al escritorio de su hijo, abrió su maletín y sacó unos papeles que dejó sobre la superficie de madera-.

Y Zac comenzó a sudar.

Aquel escritorio había sido el escenario de la mejor experiencia sexual de toda su vida. No podía mirarlo sin pensar en Ness, sin recordar lo que habían hecho allí. No le costaba demasiado imaginársela desnuda, invitándolo a hundirse en ella con la más provocativa de las sonrisas.

Zac: Quizá sea mejor que vayamos al sofá -sugirió-. Es un poco más cómodo.

Cómodo. Oh, Dios. Zac empezó a reír. Y su madre lo miró como si se hubiera vuelto loco.

Tiffany: Aquí estoy bien. Y tengo más espacio para extender mis papeles.

Amber se apoyó en el borde del escritorio y a Zac le entraron ganas de decirle que se apartara. La única mujer que tenía derecho a sentarse allí era Ness Hudgens. Pero, afortunadamente, fue capaz de mantener la boca cerrada.

Amber: Hemos venido para convencerte de que hagas una contribución al baile benéfico del día de San Valentín -le explicó-.

Ness llamó a la puerta. Tenía que ser Ness. Zac caminó hacia la puerta, pero se detuvo bruscamente. ¿Qué ocurriría si al abrir, Ness se abrazara a él y lo besara? Si iban a hacer pública su aventura, quería que sus hijos fueran los primeros en enterarse. No su madre.

Zac: Entra, únete a la fiesta.

La puerta se abrió y Ness asomó la cabeza, evidentemente consciente de que sus palabras habían sido una forma de advertencia.

Ness: Oh -empezó a decir al ver a la madre de Zac y a Amber-, no sabía que estabas ocupado.

Si su madre no hubiera estado allí, Zac la habría besado en ese mismo instante. Porque Ness lo miraba con tanta pasión como él a ella. Zac se apartó, temiendo que su madre lo notara.

Zac: Mi madre y Amber han venido para convencerme de que gaste mucho dinero -le explicó a Vanessa brevemente, intentando no parecer un hombre que acababa de tener una tórrida aventura con la niñera de sus hijos-. Y pienso hacerlo, así que, mamá, puedes ahorrarte la parte en la que pasas cuarenta y cinco minutos intentando convencerme de que vale la pena. Puedes irte a casa y así yo -miró a Ness, intentando desesperadamente no comérsela viva con los ojos-, podré hacer algo más interesante con mi tiempo.

Ness: Volveré más tarde. ¿Dentro de una hora quizá?

En una hora él ya habría muerto de ganas de besarla.

Zac: Veinte minutos.

Tiffany: No dejes que se vaya -le ordenó-. Zac, todavía no me has presentado a tu niñera. Ven aquí, jovencita. Tú eres la nueva niñera, ¿verdad?

Ness avanzó al interior de la habitación.

Ness: Sí, señora.

Zac hizo entonces las presentaciones.

Zac: Ness Hudgens, mi madre, Tiffany Efron y su amiga, Amber Von Tussle.

Ness le sonrió. Había comprendido perfectamente lo que pretendía con aquella presentación.

Tiffany: Acércate -le pidió-, no seas tímida.

Ness: No lo soy -se disculpó-, pero tengo que ir a preparar la cena de esta noche y solo quería pasar un momento para...

Tiffany: Oh, sí -la examinó con atención-. Tú estabas en la ceremonia del premio que le dieron a Will Hemsworth -miró a su hijo-. Todavía no has sabido nada de él, ¿verdad?

Zac: Pues sí, sí que he tenido noticias suyas.

Ness: ¿Has tenido noticias suyas? -saltó sin pensar-.

Zac: Me llamó para decirme que estaba vivo -las informó-.

Ness: ¿Y dónde está? -se aclaró la garganta, consciente de que estaba mostrando excesiva curiosidad-. ¿Te ha dicho...?

Zac: No me dijo nada en específico -replicó-. Me dijo que no pensaba regresar a Nueva York hasta después de Año Nuevo.

Tiffany: Completamente irresponsable -le reprochó-.

Zac: Creo que está enamorado -le explicó-.

Will parecía casi borracho, casi... Un momento. Casi como se estaba sintiendo Zac. ¿Pero era posible? No, claro que no. Él no estaba enamorado. Descartó inmediatamente aquella absurda idea. Aquel no era el momento más adecuado para psicoanalizarse.

Tiffany: Si Will está enamorado, no podemos esperarlo hasta mediados de enero -comentó-. El amor no suele atender demasiado al calendario -se volvió hacia Ness-. Yo también estuve en la entrega de premios, pero Zac te alejó de allí a toda velocidad, antes de que tuviera oportunidad de conocerte.

Ness: Lo siento -dijo educadamente-. La culpa fue completamente mía. Lo niños tenían que ir al colegio al día siguiente y no quería quedarme hasta muy tarde. Ahora, si me perdona, ha sido un placer conocerla, pero...

Tiffany: Me resultas familiar -no tenía intención de dejar que se marchara-. ¿No nos habremos visto antes? En Nueva York, quizá.

Ness: No lo creo.

Amber: Es posible que haya trabajado para alguien que conoces -sugirió con toda intención-.

Ness miró a Zac de reojo, con expresión divertida.

Tiffany: Mañana tengo una pequeña reunión en casa -comentó entonces-. Algo improvisado, un bufé. Me gustaría que vinieras con Jessica y con Alexander, Zac. Por supuesto, también puede venir Ness para encargarse de ellos.

Zac: No estoy seguro de que podamos... -empezó a decir-.

Tiffany: Hace mucho que no veo a los niños -miró a Ness-. Si Zac está tan ocupado, ¿no te importaría llevarlos tú?

Ness: Claro que no. Lo haré encantada.

Tiffany: A las cinco en punto.

Zac suspiró.

Zac: Allí estaremos.

No iba a dejar que Ness se metiera sola en la guarida del dragón.

Ness se volvió hacia él.

Ness: ¿Puedo hablar un momento contigo? -le preguntó, fijando la mirada en su boca durante una fracción de segundo-.

Zac: Claro -se volvió hacia su madre y hacia Amber-. Perdonadme un minuto.

Salió al pasillo con Ness, cerró la puerta tras él y al instante encontró a Ness en sus brazos, llenando sus manos de la suavidad de sus senos, sintiéndola presionar sus caderas contra las suyas. Pero el abrazo duró demasiado poco.

Ness: A las once y media -dijo sonriente-. Podrías preparar el jacuzzi que vi ayer en tu habitación.

Zac: Oh, claro.

Ness dio media vuelta y comenzó a marcharse, pero Zac la llamó.

Zac: Ness. -La joven se volvió-. ¿Qué es lo que nos está pasando? ¿Alguna vez en toda tu vida...?

Ness sacudió la cabeza.

Ness: No, jamás me había ocurrido nada parecido.

Zac: Es una locura. Es...

Ness: ¿Maravilloso? -terminó por él-.

Zac: Sí, es más que maravilloso.

Y estaba completamente aterrado.

Ness: Te veré a la hora de la cena -dijo suavemente-. Y no te olvides del jacuzzi.

Zac tomó aire y regresó al despacho, preparándose mentalmente para pasar la siguiente media hora hablando con su madre frente a la resplandeciente superficie de su escritorio.




No creo que se olvide del jacuzzi, no XD

¡Qué día tan perfecto para Zac y Ness! Hasta que llegaron esas dos... (¬_¬)

Ya sé que no queréis que pase, pero ya falta menos para que todos sepan la verdad... v.v

Hasta entonces disfrutad de los momentos felices.

Por cierto, si no habéis escrito aun la carta a Santa Claus, aun estais a tiempo XD

¡Thank you por los coments!
¡Comentad, please!

¡Un besi!


3 comentarios:

Unknown dijo...

Que lindo capitulo, la ida a la galeria fue tan familiar... Serian la familia perfecta, me encanta!!!!
Que lastima que la madre de Zac llego... pero ya van a tener su momento para estar juntos.
Creo que no me va a gustar cuando Zac y los niños se enteren de la verdad de Ness y que sepan la verdad, a Zac le va a costar mucho asimiliar eso y se va a enojar... y los niños van a sufrir mucho :(
Espero que Ness diga la verdad pronto antes que alguien se entere antes...

Me encanto el capi de hoy, ha estado buenismo como siempre :D

Sube prontooooooo

Maria jose dijo...

Hermoso capitulo!!!!
Fue tan tierno, son como una familia
Quiero mas capitulos felices para ellos 2
Amo esta novela no quiero que zac se entere
De la verdadera vanessa hudgens
En verdad que esta novela es mi favorita!!!
Sube pronto y espero que el siguiente
Capitulo igual sea lindo
Sube pronto!!!!

Unknown dijo...

Qué lindo cuando fueron a la galería!!!!!!!!!!! Se les vería divinos como una familia!!! *.*
Y luego tenían que venir la madre y su amiga a arruinar su momento en su despacho! jaja :D :D
Bueno... ya viene el jacuzzi!!!!! :v

Síguela pronto! :D

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