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lunes, 8 de diciembre de 2014

Capítulo 14


Zac se sentó en su despacho. No había hecho absolutamente nada. Durante la semana anterior, había ordenado el escritorio y en ese momento se encontraba frente a una superficie de madera limpia y brillante. Frente a un escritorio totalmente despejado más propio de un hombre que se dedicara a jugar diariamente al golf que de un empresario que tenía doce clientes pendientes de un encargo.

Sin embargo, continuaba allí sentado, mirando sin ver la pantalla del ordenador.

Pensando en Ness.

Cerró los ojos y se frotó la frente, intentando aliviar el dolor de cabeza que lo había estado fastidiando durante toda la semana anterior.

Casarse con ella. Estaba completamente loco.

Sí, no había otra forma de explicar el hecho de que no hubiera sido capaz de dejar de pensar en la absurda conversación que había mantenido con su hija esa misma tarde.

Casarse con ella.

Ness lo había hecho feliz, eso no podía negarlo. Pero entonces, ¿por qué ponía tanto empeño en mantenerla apartada de él?

Ella le había dejado nítidamente claro que iniciaba una relación con intención de explorar las posibilidades que le ofrecía. Pero tenía que saber que no habría garantías. Que había tantas probabilidades de que encontrara el verdadero amor como de que no lo encontrara.

Zac no creía que lo hallara. Pero quizá pudiera encontrar otra cosa, algo más realista. Algo en lo que él pudiera participar. Y quizá eso fuera suficiente para ella durante una temporada.

Y quizá, pensó, podría infundirle a él parte de su luz y su vitalidad.

Entonces, ¿qué demonios estaba haciendo allí sentado cuando Ness estaba en el piso de abajo?

Zac se levantó de la silla y bajó las escaleras antes de ser del todo consciente de lo que estaba haciendo. Amainó el paso en los últimos escalones.

Perfecto. No tenía la más mínima idea de  lo que iba a decirle. No había hecho ningún plan, no había preparado ninguna estrategia, ningún discurso.

Se aferró a la barandilla de la escalera con las dos manos, deseando haber reflexionado más sobre su situación antes de haber alejado a Ness de su lado.

Porque en ese caso, quizá estaría en ese momento con ella. Quizá estuviera a su lado en la cama, en sus brazos, rodeado de su calor. Probablemente estaría riéndose, y no sintiéndose como si le faltara la respiración.

Pero sabía que Ness no iba a acostarse con él aquella noche. Después de lo que hacía días le había dicho sobre la amistad y del modo en el que había estado evitándola aquella semana, empezaba a mostrar ciertos recelos hacia él.

Tendría que ser sincero con ella cuando la viera. Sincero y humilde. Se disculparía y quizá entonces ella se mostrara de acuerdo en pasar más tiempo con él.

Porque lo que deseaba realmente Zac en ese momento era pasar más tiempo en la misma habitación que ella, poder hablar con ella, ver su sonrisa. El sexo solo sería algo adicional.

Cerró los ojos y apoyó la cabeza entre las manos. Dios, vendería su alma por una de sus sonrisas.

**: ¿Estás bien?

Zac estuvo a punto de caerse mientras se enderezaba y giraba la cabeza.

Zac: Me has dado un susto de muerte.

**: Lo siento, Zac -se disculpó Ness, retrocediendo y abriendo los ojos como platos-.

Zac: No... Yo... Solo, bueno, no esperaba encontrarme con nadie a esta hora de la noche.

Ness señaló nerviosa hacia el piso de arriba.

Ness: Yo... Bueno, he visto que estaba encendida la luz de tu despacho y se me ha ocurrido ir a ver si estabas allí.

Vanessa se retiró un mechón de pelo de la cara y se humedeció nerviosa los labios.

Zac: Eso es lo que estaba haciendo yo -farfulló-. Quería ir a verte.

Tenía que ser sincero. Tenía que confesarle que, a pesar de lo mucho que lo había intentado, no era capaz de mantenerse lejos de ella.

Pero Ness se le adelantó.

Ness: Tenemos que hablar de Jess. Y -bajó la mirada hacia el suelo, como si estuviera intentando reunir valor-, tenemos que hablar del hecho de que aunque soy yo a la que estás intentando evitar, esto está repercutiendo en el tiempo que pasas con tus hijos y -alzó la barbilla con determinación-, no puedo permitir que esto siga ocurriendo.

Zac asintió.

Zac: Yo también quería hablarte de esto. Quería disculparme...

Ness: No es necesario -lo interrumpió-. Ya se me ha ocurrido un plan para que puedas cenar todos los días con Alex y con Jess sin necesidad de verme. Me matricularé en la universidad, en el turno de noche, o en cualquier otro curso para tener una excusa para no estar en casa a esas horas. Los niños no tienen por qué saber que hemos tenido problemas... personales.

Zac: Ness, yo no...

Ness: Todavía no he terminado. Por favor, no me interrumpas, esto ya es suficientemente difícil para mí. Sé que la razón por la que has estado evitándome es que te has dado cuenta de que me he encariñado contigo de una forma que no es apropiada... teniendo en cuenta mi posición. -Zac abrió la boca para protestar, pero Ness alzó la mano para impedírselo-. No puedo negar que he sido una estúpida -continuó, con voz ligeramente temblorosa-. Pero puedes estar seguro de que no tienes por qué preocuparte de mis sentimientos. El problema es únicamente mío y sé cómo manejarlo. No tienes que tener miedo de sentirte acosado en ningún sentido, ni de que diga o haga algo inapropiado. Te lo prometo.

Zac intentó tragar saliva, pero su corazón parecía haber ocupado toda su garganta. Ness acababa de confesarle que sus sentimientos hacia él no estaban basados únicamente en una atracción física. Dios santo, estaba asustado. Asustado y extrañamente alborozado.

Ness: Y ya no tengo nada más que decir al respecto -concluyó-. De modo que ya podemos hablar de Jess. ¿Tienes un rato para...?

Zac: ¿No te importa que continuemos esta conversación en mi despacho? Necesito una copa.

Y una puerta bien cerrada. Dios, incluso en la privacidad de su despacho aquello iba a resultarle condenadamente difícil. Nunca se le había dado muy bien expresar sus sentimientos.

Ness dudó un instante, pero inmediatamente asintió y lo siguió en silencio hacia la torre. Zac caminaba sintiendo que tenía la mente completamente en blanco. Abrió la puerta del despacho y retrocedió para cederle el paso. Dios, olía tan bien que lo único que se le ocurría decirle era que por favor se quedara a pasar la noche a su lado.

Ness se dirigió directamente hacia la silla que estaba frente al escritorio de Zac, con intención de mantener la conversación a un nivel profesional. Bueno, se dijo Zac, la situación iba a cambiar en cuanto él abriera la boca.

Le sirvió una copa de vino blanco y la dejó frente a ella. A continuación se sentó en su silla y dio un largo trago a su gin-tónic, esperando relajarse con la bebida. Pero ni siquiera lo consiguió con un segundo trago.

Ness no probó el vino. Permanecía sentada en el borde de la silla, con los brazos cruzados.

Zac tomó aire y lo soltó lentamente.

Zac: Mi intento de evitarte no ha funcionado. Nada de lo que he hecho está funcionando.

Ness: En ese caso me iré -dijo sin vacilar-. Me iré mañana mismo a primera hora si es eso lo que quieres.

Zac: ¡Dios mío, no! No, no me has entendido -sinceridad. Tenía que ser todavía más honesto. Se aferró a su copa y abordó directamente el tema-. El problema es que... que te deseo Ness.

Ness pestañeó varias veces, como si no fuera capaz de encontrar sentido a sus palabras.

Zac: No he sido capaz de dejar de pensar en ese beso -le explicó-. Lo he intentado. Te dije esta tontería sobre la amistad porque estaba intentando convencerme a mí mismo de que era cierta. Y, en cierta manera, lo es, quiero que seamos amigos. Pero quiero que seamos amigos y amantes al mismo tiempo. Deseo hacer el amor contigo como jamás he deseado nada. Durante esta última semana no he sido capaz de pensar en otra cosa. Lo único que he hecho en estos siete días ha sido pensar en volver a besarte otra vez.

Ya estaba, ya lo había dicho. Bebió otro sorbo mientras la observaba. Si Ness se levantaba en ese momento y abandonaba la habitación, no la culparía.

Pero Ness no se movió.

Ness: ¿Por qué has intentado mantenerte alejado de mí? -rió de pronto y lo miró. Tenía lágrimas en los ojos-. No hace falta que contestes, ya lo sé. Probablemente todo esto sea extremadamente confuso para ti. Yo no soy exactamente... tu tipo.

Zac: No, eres diferente a otras mujeres que he conocido -reconoció-. Eres más amable, más dulce. Lo hice porque me aterra hacerte daño -se aclaró la garganta. Aquello sí que iba a ser duro. Tenía que decirle la verdad, pero aquella verdad en particular podría alejarla de su lado-. No puedo prometerte nada. Si empezamos a salir juntos, es posible que no pueda ofrecerte nada más que sexo. Ni siquiera pretendo fingir que quiera algo más que eso -se terminó su copa y se levantó para caminar por la habitación mientras hablaba-. Dios, me oigo decir eso y me siento como un canalla. Debería intentar alejarme de ti. Si le hubiera oído decir a alguien eso sobre ti, que contigo no quiere nada más que sexo, no hubiera dudado en romperle la nariz de un puñetazo. Pero aquí estoy, calculando a qué hora tendrás que levantarte por las mañanas para que los niños no se enteren de que pasas las noches conmigo -se volvió para mirarla-. Hazte un favor y di que no.

Vanessa se levantó.

Ness: ¿A qué se supone que debo contestar que no? Todavía no me has pedido nada.

Zac la miró intensamente.

Zac: Di que no a todo. Por tu propio bien, di que no.

Ness se levantó y se acercó a él. Estaban tan cerca que le habría bastado alargar ligeramente el brazo para tocarlo.

Ness: ¿Y qué ocurriría si dijera que sí? -le preguntó, mirándolo intensamente-. ¿O si yo tampoco pudiera prometerte nada? ¿Sabes? Hay muchas cosas que desconoces sobre mí.

Zac le acarició la mejilla con un dedo.

Zac: Huye, ahora que todavía estás a tiempo -susurró-.

Pero el ardor de sus ojos desmentía sus palabras. Había en ellos la promesa de una unión mágica y profunda, de un placer incomparable con todo lo que Vanessa hasta entonces había conocido. Y ella sabía que la intensidad de su atracción era mutua, que Zac la deseaba con la misma intensidad que ella lo deseaba a él.

Y Zac había intentado alejarla de su lado por que no quería hacerle daño. Aquello habría bastado para convencerla.

Ness: Jamás había conocido a un hombre que estuviera tan decidido a disuadir a una mujer -susurró-.

Fue entonces cuando reunió valor suficiente para tocarlo, para rozar ligeramente su brazo con la mano.

Zac: No tiene por qué ser esta noche -musitó rozando apenas su pelo-.

Ness deslizó la mano por el brazo desnudo de Zac y la sensación que le produjo fue increíble. Era tan cálido, tan sólido.

Zac rió emocionado.

Zac: Por una parte, le estoy pidiendo a Dios que por favor permita que ocurra ya esta noche. Pero también estoy pensando que debería pedirte que te tomaras algún tiempo para pensar en esto y...

Vanessa también rió mientras le acariciaba el otro brazo, alegrándose de que llevara una camiseta de manga corta, alegrándose de poder acariciar su piel.

Ness: ¿Lo dices en serio? Pues la respuesta es, no, muchas gracias. No voy a dejar que te vayas. La última vez que lo hice, terminaste cambiando de opinión.

Zac: No -gimió suavemente, le rodeó la cintura con los brazos y la estrechó contra él-. No he cambiado de opinión en ningún momento. No he dejado de pensar en ti. Solo estaba intentando hacer las cosas bien.

Era tan fuerte, tan sólido y estaba tan excitado. Vanessa alzó la cabeza y Zac le sonrió, obviamente consciente de que ella había visto la inevitable evidencia física de su deseo. Oh, sí, la deseaba desesperadamente y ella lo sabía. Sí, la deseaba a ella. Zac Efron la deseaba.

Ness: Y yo creo que lo has hecho perfectamente.

El tiempo pareció suspenderse en el instante en el que Zac posó la mirada en los labios de la joven.

El deseo tililaba en sus ojos y, durante un breve momento, Vanessa sintió una ráfaga de arrepentimiento. Aquello iba a ser maravilloso, sí, pero no podía evitar pensar que sería mucho mejor si él también pudiera amarla.

Sin embargo, en el momento en el que Zac la besó, el deseo fue ya más que suficiente.

Zac no intentó ser educado y ella no fingió no estar ansiosa por saborear su boca, por experimentar la dulce sensación de sus labios contra los suyos.

De la garganta de Zac escapó un gemido, un sonido con el que parecía expresar su rendición. Y Vanessa comprendió entonces que estaba perdida.

Podía sentir sus manos en su pelo, en su espalda, deslizándose por el borde de su blusa y por la cintura de sus pantalones para acariciar su piel. Sentía los violentos latidos del corazón de Zac, y también su respiración agitada mientras la besaba una y otra vez, en cada ocasión más profundamente.

Aquellos besos hicieron evaporarse todas sus dudas.

Aquello estaba bien.

Zac estaba ardiendo de pasión y había encendido dentro de ella una llama que la abrasaba como nada la había abrasado en toda su vida. Se abrió completamente a él, rodeándolo con una pierna. Zac la levantó en brazos y la estrechó contra él, sin que ninguno de ellos fingiera en ningún momento no saber adonde los iba a llevar aquello exactamente.

Sabían que aquella noche iban a llegar a un lugar parecido al cielo. Aquella misma noche.

Vanessa lo besó, ardiendo de deseo de sentirlo dentro de ella, muriéndose de ganas de eliminar las ropas que los separaban. Zac le devolvió el beso, moviéndose contra ella y arrastrándola hasta la locura, tal era la intensidad de las reacciones que en ella despertaba.

Vanessa buscó su mano y le hizo posarla lentamente sobre su seno.

Zac rió mientras intentaba liberarse de sus labios para hundirse en las profundidades de sus ojos mientras la acariciaba, primero delicadamente, y después con mayor dureza.

Zac: Quiero besarte por todas partes -murmuró-. Quiero desnudarte y saborear tu cuerpo.

Vanessa podía ver su borroso reflejo en el cristal de una de las ventanas que había tras Zac. Tenía el pelo revuelto y su propio rostro le resultaba prácticamente irreconocible, transformado por la fuerza de la pasión y el deseo.

Ness: Me encantaría que lo hicieras -susurró-.

Zac inclinó lentamente la cabeza. Besó su boca, su barbilla, su garganta y sus senos. Los besó a través del algodón de su blusa y fue una sensación deliciosa. Vanessa gritaba de placer, pero todavía no tenía suficiente. Alzó ella misma la blusa para sentir la boca húmeda y caliente de Zac contra su piel, para sentir su lengua acariciando sus pezones erguidos por el deseo.

Buscó temblorosa la cintura de los pantalones de Zac, desesperada por tocarlo. Luchó torpemente contra el botón y a continuación buscó la cremallera. Empezaba a rozarla con los dedos cuando Zac le tomó la mano y se la presionó completamente contra la expresión física de su deseo.

Oh, Dios.

Zac apartó entonces la cabeza de su seno.

Zac: Ven a mi habitación -le susurró, y volvió a besarla-.

Vanessa quería bajarle la cremallera, quería sentir su sexo entre las manos.

Ness: No -jadeó-, no puedo esperar tanto. ¿Esta puerta se puede cerrar con cerrojo? Di que sí, por favor.

Zac: Sí -contestó con una risa profunda que interrumpió en el momento en el que Vanessa consiguió desabrocharle la cremallera-. La he cerrado al entrar.

Vanessa no necesitaba oír nada más. Las contraventanas estaban cerradas y la puerta cerrada. Soltó a Zac solo durante el tiempo suficiente para sacarse la blusa.

Zac se ocupó de sus vaqueros y en cuanto terminaron, Vanessa lo ayudó a él a desprenderse de su ropa.

Contempló extasiada la piel bronceada y brillante de Zac, y sus músculos duros como el acero. Tenía los hombros anchos y un pecho musculoso cubierto por un vello oscuro irremediablemente sexy. Un vientre plano y un trasero perfecto daban paso a las piernas de un atleta.

Vanessa lo acariciaba por todas partes, lo besaba y deslizaba las manos por su cuerpo mientras él hacía lo mismo con ella.

Zac llevaba unos calzoncillos de color verde oscuro y al fijarse en ellos Vanessa advirtió sobresaltada que se había quedado frente a él con aquella ropa interior tan blanca y aburrida.

Aun así, por la forma de mirarla de Zac, parecía llevar exótica lencería de encaje.

Zac: Eres preciosa -musitó-.

Y lo era. Ante sus ojos, en ese momento, Vanessa era la mujer más hermosa del mundo.

Vanessa se desabrochó el sujetador y Zac contuvo la respiración de tal manera que la joven se sintió como si acabara de desvelar una auténtica obra de arte. Se sentía extremadamente sensual, tremendamente poderosa, y no importaba en absoluto que supiera que en realidad no era ninguna de las dos cosas. Y tampoco importaba que aquella aventura no fuera a durar, ni que Zac no la amara. La magnitud de su deseo era más que suficiente en ese momento.

Vanessa liberó a Zac de sus calzoncillos, permitiéndose tocarlo y acariciarlo libremente y riendo encantada al oírlo gemir de placer.

Zac la levantó en brazos y volvió a besarla en los labios mientras la estrechaba contra él. Y en aquella ocasión, lo único que los separaba era la delgada tela de las bragas de Vanessa.

Era maravillosa la sensación de expectación que la embargaba mientras Zac la besaba y ella lo rodeaba con sus piernas. Expectación que cesó en cuanto Zac deslizó la mano por el interior de su ropa interior para acariciarla. Al principio con mucha delicadeza pero pronto de forma más intensa y profunda.

Vanessa estaba ya preparada para sus caricias. De hecho, tenía la sensación de llevar años preparándose para las caricias de Zac.

Ness: Por favor -susurró con voz entrecortada-, dime que llevas un condón.

Zac: Lo tengo en la cartera -contestó y besó sus senos-.

Ness: Por favor, Zac... -jadeó-.

Zac: No quiero parar, esto es tan maravilloso.

Y lo era. Pero Vanessa necesitaba algo más. Lo quería todo de él. Y lo quería en ese momento.

La joven deslizó su ropa interior, apartó la mano de Zac y se colocó de tal forma que, con un solo y confiado movimiento, consiguió que se hundiera dentro de ella.

Zac: ¡Ness!

La sensación era tan increíble como ella misma se había imaginado. Era como el fuego, como un vertiginoso estallido de colores, risas y músicas que la arrastraba hasta el éxtasis.

Vanessa lo besaba y lo abrazaba llenándose de él una y otra vez, increíblemente cerca ya de la explosión final del orgasmo.

Zac: Oh -gimió, moviéndose al mismo tiempo que ella-. Tenemos que detenernos. Tengo que ponerme un preservativo.

Con una fuerza hercúlea, la separó de él y la dejó sentada en el borde del escritorio mientras él iba a buscar en su cartera.

Vanessa apenas podía respirar, apenas podía mantenerse erguida. Se inclinó hacia atrás en el escritorio apoyándose en los codos, esperándolo, esperando que volviera a ella. Zac era maravilloso y aquella noche era todo suyo.

Zac: Vamos al sofá -sugirió con voz ronca y ojos ardientes-.

Ness: ¿Estás bromeando? ¿Y perder la oportunidad de hacer apasionadamente el amor encima de tu escritorio?

Zac soltó una carcajada. Y cuando reía, era todavía más maravilloso.

Zac: No creo que sea muy cómodo.

Ness: Ven aquí. Te aseguro que puedo conseguir que lo sea.

Hablaba completamente en serio. La siempre discreta y educada Ness Hudgens era una mujer completamente desinhibida en lo que al sexo se refería. Estaba tumbada sobre la pulida superficie de su escritorio mirándolo como lo miraba en las fantasías más salvajes de Zac. Llevaba unas bragas blancas y minúsculas que le daban un aspecto casi virginal. Una deliciosa contradicción al lado de sus senos desnudos.

Mientras Zac la observaba, Vanessa se inclinó hacia delante y se desprendió lentamente de las bragas. Completamente desnuda ya, volvió a tumbarse y con una sonrisa capaz de fundir el hielo, abrió las piernas, ofreciéndose de una forma inconfundible.

Dos cortos pasos y Zac se encontró haciendo el amor con la mujer más sexy del mundo encima de su propio escritorio.

Y Ness tenía toda la razón. No era incómodo en absoluto.

Ness era como el fuego debajo de él, se encendía en sus brazos mientras lo urgía a hundirse cada vez más profundamente en ella.

Zac sentía todo su mundo, el universo entero girando sobre ellos, concentrado en aquel breve instante. Nada más importaba, nada más existía. Solo estaba Ness, abrazándolo y gritando de placer, elevando su cuerpo para estrecharlo contra el suyo, Ness y sus hermosos ojos.

Vanessa se aferraba a su espalda con fiereza. Era excitante sentirla moverse debajo de él, sentir la ansiedad y la desesperación de su deseo.

Y de pronto Zac perdió completamente el control. Pero no le importaba. No necesitaba controlar, no necesitaba reprimirse cuando ella le estaba pidiendo desesperadamente más. Se dejó arrastrar completamente por la fuerza de su placer, y cuando sintió el poderoso estremecimiento del orgasmo de su amante, la siguió de forma instantánea, como si durante toda su vida hubiera estado esperando para alcanzar ese momento de perfección.

El placer vibró a través de su cuerpo, rugía en sus oídos, lo hacía mecerse de forma cada vez más rápida e intensa. Y Ness estuvo con él en todo momento.

Zac cerró los ojos, asustado por la potencia de los sentimientos que lo sobrecogían y concentrándose únicamente en las consecuencias físicas de su orgasmo.

Lentamente fue siendo consciente del mundo.

Sintió la respiración de Ness en su oído y la madera del escritorio contra sus rodillas. Temiendo estar haciéndole daño a Ness, comenzó a incorporarse.

Ness: No -susurró-. Quédate, por favor. Solo un poco más.

Zac la besó, sintiendo una extraña tensión en el pecho. Un poco más no era bastante para él. Un poco nunca sería suficiente. Necesitaba mucho tiempo para volver a repetir aquello una y otra vez.




¡Por fin! Qué atrevida, Vanessita. Menos mal, porque de haber sido por Zac, hubieras dormido sola.

¡El próximo capi promete! ¡No os lo perdáis!

¡Thank you por los coments!
¡Comentad, please!

¡Un besi!


3 comentarios:

Unknown dijo...

Por dios por dios! Ame este capitulo, lo ame! ♡♡♡♡
Me encanto la pasion que tienen Ness y Zac, y también se nota que Zac la ama... ♡♡♡♡

Aunque me va a doler cuando Zac y los niños se enteren de que Ness es una princesa. Y se que Zac se va a enojar mucho.

Sube pronto plisssss!!

Maria jose dijo...

Excelente capituló!!!!!
Alfin paso lo mas esperado
Espero que su relación siga así de bien
Pero que pasara cuando se entere zac de lo de vanessa?
Lo de que es princesa
Espero que falte mucho para ese capítulo
Ahora solo quiero que sean felices
Sube pronto!!!

Unknown dijo...

OMG!!! Me muero bien muerta!!! :D :D :D :D
Bueno, al menos ya hicieron algo con su pasión! :v
Ojalá se enamoren pronto!!! Ya faltan solo 6 capítulos no?? TT.TT
No quiero que Zac y los niños se enteren que es una princesa, se enojarán..
Cierto! Y Will?? No era sobre él todo este rollo que ella esté allí?? Jajaja y no aparece :v

Síguela pronto! :D

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