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lunes, 24 de noviembre de 2014

Capítulo 7


Alex iba en silencio mientras entraba corriendo junto a Vanessa en las galerías comerciales.

Vanessa le había prometido llevarlo a la perrera, pero al ir a buscar a los niños al colegio había tenido que cambiar de planes.

Jess había desaparecido.

Por lo que Vanessa había podido averiguar, la niña se había encontrado con su hermano después de las clases, le había metido en el bolsillo una nota para Vanessa y había escapado del colegio por la puerta trasera.

“He ido a las galerías”, decía la nota. Pero no especificaba en qué tienda iba a estar, ni con quién iba ni a qué hora pensaba regresar a casa.

Después de una reunión interminable con el director del colegio, Vanessa por fin había localizado las galerías más cercanas. El  viernes por la tarde el tráfico era terrible. Por supuesto, se había perdido y había tardado una eternidad en encontrar aparcamiento. Durante todo ese tiempo, Vanessa no había dejado de rezar para que Jess se encontrara bien. La idea de tener que llamar a Zac para decirle que su hija se había perdido le parecía insoportable.

Era extraño. Hasta ese momento, Vanessa había pensado que su relación con Jess iba bastante bien. Durante el desayuno, habían tenido una discusión muy animada sobre cuál era la mejor película de Leonardo DiCaprio. Y aunque no habían estado de acuerdo, el debate había sido amistoso y divertido.

O por lo menos así lo había creído ella.

Porque aquello era una rebelión. Era como si Jess estuviera poniéndola a prueba, para saber cuáles eran sus límites.

Y de pronto la vio. A través de unas enormes cristaleras, vio a Jess Efron, sentada con un pequeño grupo de adolescentes en un establecimiento de comida rápida.

Vanessa agarró a Alex de la mano y se metió con él en la tienda más próxima. El alivio que había sentido al verla dio rápidamente paso a una oleada de cólera. Pero pronto comprendió que lo mejor que podía hacer era dominarla y ofrecer una imagen de calma y control absoluto sobre la situación.

Contuvo la respiración mientras fingía mirar unas faldas de invierno; necesitaba calmar su pulso acelerado.

Un hombre alto los había seguido al interior de la galería. Estaba completamente fuera de lugar entre aquellas ropas de mujer. Llevaba el pelo extremadamente corto, lo que le hacía parecer un soldado. Al igual que Rick Morgan, el responsable de los guardaespaldas de la corte.

Vanessa vio que el hombre tomaba una falda y una blusa de seda y se dirigía hacia la parte trasera de la tienda. ¿Para qué? ¿Pretendería probárselas?

Vanessa rió, pero descubrió horrorizada que estaba al borde de las lágrimas.

Alex, en un inesperado alarde de compasión, la abrazó.

Alex: ¿Estás bien? -le preguntó, con sus enormes ojos abiertos de par en par-.

Prácticamente era la primera vez que decía dos palabras seguidas que no fueran «Cereales de la Suerte».

Vanessa se agachó y lo abrazó con todas sus fuerzas.

Ness: Ahora sí que estoy bien. Muchas gracias.

Tomó aire nuevamente y para cuando se dirigió con Alex a la parte trasera de las galerías, ya era capaz de sonreír.

Supo exactamente el momento en el que Jess la vio. La niña tensó los hombros como si estuviera preparándose para participar en la Tercera Guerra Mundial.

Pero Vanessa conservó la sonrisa. No quería tener una discusión con Jess delante de sus amigos.

Ness: Buenas tardes -dijo de buen humor-. Me alegro de haberte encontrado. Quería asegurarme de que tenías dinero para gastar.

La expresión beligerante de Jess dio paso a otra de completa estupefacción e incredulidad.

Jess: Yo... llevo cinco dólares.

Ness: Oh -dijo sonriendo nuevamente-, entonces no hay ningún problema -miró el reloj-. ¿Qué te parece si quedamos en la entrada principal a las cinco?

Los tres chicos y las cuatro chicas que estaban alrededor de la mesa no tenían un aspecto especialmente responsable, pero tampoco Jess. Uno de los chicos, el de aspecto más infantil, estaba fumando, posiblemente para aparentar mayor edad. Ninguno de ellos parecía tener más de catorce años.

**: ¿Eres inglesa? -preguntó el que fumaba-.

Ness: De Wynborough -le sonrió, preparándose para presentarse-. Soy...

**: Una loca -la interrumpió el adolescente-. Hace falta estar completamente loca o ser tonta para trabajar para un asesino. Nadie de aquí quiere hacerlo.

Dos de las chicas se echaron a reír.

Jess: Cállate, Drake.

Se tensó y Vanessa se dijo que aquellos adolescentes no podían ser sus amigos.

Drake: Cállate tú. ¿Qué pasa? ¿Tienes miedo de que le cuente a tu niñera que tu papá mató a tu mamá?

Vanessa se dirigió entonces a Jess.

Ness: Ahora que lo pienso, tengo muchas cosas que hacer en casa. Quizá fuera mejor que nos fuéramos ya.

Jess la ignoró por completo.

Jess: ¡Eso no es cierto! Y no te atrevas a decir esas cosas delante de mi hermano.

Drake soltó una carcajada.

Drake: ¿Te crees que no lo sabe? -se inclinó hacia sus amigos-. Mi hermana pequeña está en su clase y dice que no habla nada. Está loco, lo único que hace es ladrar como un perro -el grupo de amigos estalló en carcajadas y Drake se volvió hacia Jess-. Creo que vio lo que ocurrió y desde entonces está traumatizado.

Jess estaba pálida. Era más alta y fuerte que Drake y Vanessa comprendió que tenía que intervenir antes de que se abalanzara sobre el chico.

Drake: ¿Cómo lo hizo tu padre? -continuó provocándola, dirigiéndose en aquella ocasión a Alex-. ¿La mató con un cuchillo? Ladra una vez para decir sí y dos para decir no.

Pero en vez de pegarle, como Vanessa sospechaba que iba a hacer, Jess agarró a su hermano y se alejó de allí a toda velocidad.

Vanessa le dirigió a Drake la más glacial de sus miradas. Permaneció frente a él completamente quieta, hasta que el adolescente se vio obligado a alzar la mirada.

Ness: La madre de Jess murió de cáncer -le dijo con una absoluta tranquilidad-. Esta noche, cuando vuelvas a casa, piensa en ello cada vez que tu madre te demuestre lo mucho que te quiere. E imagínate lo que sería que no estuviera allí, lo que sentirías si la perdieras. Seguro que después te lo piensas dos veces antes de volver a ser tan cruel con Jess. -Drake soltó una carcajada burlona, pero Vanessa no se movió-. Por terrible y desagradable que seas, estoy segura de que tu madre te quiere. Imagínate cómo sería tu vida si la perdieras.

Continuaba oyéndolos reír mientras se alejaba, pero eran risas forzadas. No creía haber convencido a Drake, pero quizá en alguno de los otros sí tuvieran alguna influencia sus palabras.

Jess y Alex habían desaparecido, pero esperaba que la estuvieran esperando en la entrada principal.

Corrió rápidamente hacia ella, abriéndose paso entre la gente.

Y allí estaba otra vez el hombre con aspecto de militar. Fingía estar mirando el escaparate de una librería, pero Vanessa estaba convencida de que la estaba siguiendo.

Seguramente sería un guardaespaldas enviado desde Aspen para alejarla de cualquier peligro. Vanessa le había pedido a Ashley Tisdale que hablara con Rick Morgan, el encargado de la seguridad de las princesas cuando estaban en los Estados Unidos, para convencerlo de que estaría completamente a salvo en Albuquerque sin necesidad de ningún guardaespaldas. Pero era obvio que Rick había decido que la princesa Vanessa necesitaba una niñera.

Vanessa miró hacia atrás y el hombre se volvió. En realidad, a Vanessa no la molestaba que la siguiera, siempre y cuando lo hiciera disimuladamente.

Continuó corriendo hacia la entrada principal y, efectivamente, allí estaban los niños.

Jess, con el rostro tenso por el enfado, sostenía a su hermano en brazos, como si fuera un bebé. Al acercarse a ellos, Vanessa oyó que la niña estaba canturreándole a su hermano.

Jess: ¿Qué les has dicho? -preguntó interrumpiendo su canción-. Sabes, cuando interviene algún adulto son todavía peores.

Ness: Lo que no consigo entender es por qué hablas siquiera con ellos.

Sabía que no era la mejor forma de iniciar una conversación, pero no pudo evitarlo.

Jess: ¿Dónde está el coche? -preguntó con impaciencia-. Porque este niño cada vez pesa más.

El pobre Alex tenía el rostro cubierto de lágrimas.

Ness: ¿Estás bien? -El niño asintió. Parecía tan cansado como ella. Aquella tarde había sido espantosa-. ¿Y crees que podrás ir andando hasta el coche? -El niño volvió a asentir y Jess lo dejó en el suelo-. Tenemos una pequeña excursión hasta el coche -explicó alegremente-. ¿Nos vamos?

Jess: Voy a tener problemas, ¿verdad?

Ness: Eso depende de lo que entiendas por problemas. Si para ti tener problemas significa tener que sentarse a tener una larga conversación, me temo, querida, que los vas a tener.

Llegaron al coche, se metieron y Vanessa comenzó a conducir.

A los pocos segundos, vio que los seguía el guardaespaldas, con menos discreción de la que a Vanessa le habría gustado.


Jess: ¿Vas a contarle a mi padre que me he ido a las galerías sin pedirte permiso?

Vanessa miró por el espejo retrovisor al coche que los seguía. Se trataba de un pequeño Toyota azul. No era el tipo de vehículo que esperaba que utilizara un guardaespaldas real, pero al menos era más discreto que los enormes coches negros que habitualmente usaban.

Ness: Esta noche le haré a tu padre un breve informe de lo ocurrido -le explicó a la niña-.

Jess: ¿Y podría ser más breve de lo normal? Se va a poner hecho una fiera cuando se entere de que me he ido sola a las galerías. No sé por qué lo molesta tanto, pero lo molesta.

Vanessa la miró de reojo.

Ness: Quizá sea por el tipo de gente con la que vas.

Jess elevó los ojos al cielo.

Jess: Drake y sus estúpidos amigos van a mi colegio y mi padre no parece tener ningún problema en que vaya allí. Pero no me deja ir a las galerías porque cree que todavía soy una niña. ¡Y después me machaca porque no tengo amigos! ¿Cómo quiere que tenga amigos si no puedo salir después del colegio?

Ness: Creo que una de las cosas más difíciles de la paternidad es aprender a dejar que tus hijos crezcan. A mi padre todavía le cuesta entenderlo, y eso que mis hermanas y yo tenemos más de veinte años. Y para tu padre todavía tiene que ser más difícil, porque no cuenta con la ayuda de tu madre.

Jess se quedó callada durante unos instantes.

Jess: Alex no se acuerda de ella, pero yo sí. Tenía el pelo rubio y los ojos verdes. Yo no me parezco nada a ella. Era tan guapa. Y siempre fingía estar contenta.

Vanessa miró rápidamente hacia el asiento trasero. Alex estaba dormido.

Ness: ¿Fingía?

Jess: En realidad no era feliz. Lo sé porque la oía llorar cuando no había nadie cerca -se quedó callada y Vanessa esperó, deseando que continuara. Pero la niña sacudió la cabeza-. ¿Entonces tú crees que ya soy adulta?

Ness: No. Y si alguna vez vuelves a irte sola a algún sitio sin avisarme, tendrás que vértelas conmigo. -Giró a la izquierda para dirigirse a la propiedad de Efron. El coche azul la siguió-. He estado hablando con Claire y como tu padre no va a venir a cenar esta noche, he pensado que podríamos encargar un par de pizzas.

Jess sacudió la cabeza.

Jess: Espera un momento. ¿No es ahora cuando tienes que decirme lo desconsiderada que soy?

Vanessa llevó el coche hasta la puerta del garaje.

Ness: Creo que sabes perfectamente que lo que has hecho hoy no ha estado bien. Y no me gusta gritar. Después me duele la garganta -miró por el espejo retrovisor. El coche azul había desaparecido, afortunadamente-. ¿Sabes, Jess? Me ha parecido admirable cómo te has reprimido en las galerías. Sabía que estabas deseando sacudir a ese chico. Me he sentido muy orgullosa de ti al darme cuenta de que no ibas a hacerlo.

Jess: Yo solo... -comenzó a decir-. Tenía ganas de retorcerle el cuello, pero sobre todo quería alejar a Alex de allí. No quiero que oiga esas cosas -rió, pero no porque encontrara en absoluto divertida la situación-. Aunque probablemente ya sea un poco tarde para eso, ¿verdad? Seguro que oye esas cosas horribles en el colegio. Dios, se oyen tantos rumores que a veces empiezas a preguntarte si no serán ciertos.

Vanessa abrió la puerta del garaje con el mando a distancia.

Ness: Pero tú no crees que lo sean, ¿verdad? No piensas que tu padre mató a tu madre...

Jess: ¡Claro que no! Bueno, a veces discutían cuando pensaban que yo no los oía, pero todos los padres discuten. Además, Brittany murió de cáncer.

Había algo extraño en la voz de la niña, como si realmente no creyera lo que estaba diciendo.

Ness: Si quieres hablar de ello con alguien, puedes contar conmigo -se ofreció-. Y, Jess, una cosa más: ahora que ya conoces mis normas, por favor, no me desilusiones.




Capi tierno... También triste. ¡Qué malos los niños esos!

¡Thank you por los coments!

Lo siento, seguro que esperabais que fuera el capi del baile, yo también. Hace tiempo que leí esta nove y la verdad no recuerdo el capi del baile, pero ya vendrá.

¡Comentad, please!

¡Un besi!

3 comentarios:

Unknown dijo...

Qué pena el capi T.T Pobrecito Alex, pero no me gustó lo que dijo Jess de que sabía que si mamá no era feliz.. en verdad no era feliz con Zac? No quiero que sea eso :(
Y eso de que Jess probablemente no crea lo que dice tampoco me gusta.. es su papá! :( qué triste!! T.T

Bueno, me encanta la nove..
Síguela pronto :)

Unknown dijo...

Uh.. que triste este capi! No me gusto lo que dijeron los supuestos amigos de Jess, son muy malos. Y dejame decirte que ese supuesto guardaespaldas me da miedo, hasta saber que es verdaderamente guardaespaldas.

Me gusto el capi, aunque fue medio triste.

Sube pronto :)

Maria jose dijo...

Capítulo lindo
Ya quiero que llegue el capítulo de la cena
Esta novela es muy linda
Cada día espero capítulo nuevo
Amo esta novela!!!!!
Sube pronto, saludos

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