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jueves, 20 de noviembre de 2014

Capítulo 5


**: Ya está. Ahora sí que estás perfecto.

Vanessa permanecía entre las sombras del rellano de la escalera, observando a la mujer extraordinariamente hermosa que acababa de colocarle la corbata a Zac.

Zac iba vestido de esmoquin y Vanessa, por mucho que lo sintiera, tenía que contradecir a aquella belleza de brillante melena. Zac no necesitaba que le enderezaran la corbata para estar perfecto.

Vanessa tenía solo ocho años cuando había visto por primera vez una película de James Bond. Y desde entonces, le bastaba ver a un hombre atractivo vestido de esmoquin para sentir que sus rodillas adquirían una textura semejante a la gelatina.

Aunque en ese momento hubiera querido moverse, no habría podido. Y parte de ella, la parte más desobediente y maleducada, no tenía ningún interés en hacerlo.

La mujer a la que estaba observando invadía por completo el espacio de Zac. Permanecía a solo unos milímetros de él. Y a Zac no parecía importarle.

No, de hecho Vanessa no creía que hubiera muchos hombres a los que pudiera importarles que una mujer tan bella se les acercara.

Iba vestida con un traje de noche negro con escote suficientemente abierto para mostrar el inicio de sus lujuriosos senos. El vestido se ajustaba a sus suavemente redondeadas caderas y...

Y si en algún momento hubiera albergado la esperanza de tener algún tipo de aventura amorosa con su jefe, se habría hecho añicos en ese mismo instante: era absolutamente imposible competir con una mujer como aquella.

Era mayor que Vanessa, mucho más sofisticada y elegante y parecía tener un completo control sobre la situación.

**: Tu madre ya está en el coche -musitó la mujer. Estaba tan cerca de él que sus senos rozaban el pecho de Zac-. Es posible que esta sea nuestra última oportunidad de estar solos en toda la noche.

Parecía estar pidiendo a gritos que la besara, pero, sorprendentemente, Zac se alejó de ella.

Zac: No me gustaría hacerla esperar.

No quería besarla. Ni siquiera parecía que le gustara.

Vanessa sintió la alegría del triunfo, pero inmediatamente la sofocó. No pudo menos que reírse de sí misma. La siempre razonable y práctica princesa Vanessa acababa de dejarse atrapar por una fantasía infantil.

Porque el hecho de que a Zac no le gustara aquella mujer, no significaba que no pudiera disfrutar con ella de una apasionada noche de sexo al cabo de unas horas. Además, necesitaba recordarse que ella no había ido a Albuquerque para tener una romántica aventura con Zac Efron, sino a buscar a su hermano.

Vanessa observó a Zac conducir a aquel ejemplo de perfección hacia la puerta y cuando esta se cerró tras ellos, se sentó en un escalón y suspiró.

No era la mujer con más experiencia en asuntos amorosos del mundo, pero sí sabía lo que no estaba buscando. Lo último que quería eran complicaciones. Y, mucho menos, perseguir un imposible.

Y, en ese caso, lo mejor que podía hacer era guardar las distancias entre Zac y ella. Porque si se obrara el milagro de que Zac decidiera que se sentía atraído por ella y ella sintiera algún tipo de atracción por él, su relación sería horrible y dolorosamente complicada.

En primer lugar, porque Zac todavía estaba enamorado de su esposa. Además, por si hacía falta añadir más complicaciones a sus vidas, no tenía ni idea de quién era Vanessa en realidad. Zac ni siquiera sospechaba que era una princesa, y aun así, le gustaba. Sí, Vanessa sabía que le gustaba, y también que pensaba que estaba haciendo un buen trabajo.

Ella no había trabajado hasta entonces y le resultaba intensamente gratificante que la primera vez que lo hacía todo estuviera saliendo tan maravillosamente bien.

Por vez primera en toda su vida, Vanessa sabía que alguien la apreciaba por sí misma y no por ser una princesa. Y si ocurría un milagro y Zac se enamoraba realmente de ella...

Sí, era complicado, imposible... Pero sería también maravilloso.

A los veinte años, durante unas vacaciones en Roma, Vanessa había perdido la cabeza por un estudiante americano. Lo había conocido cuando había conseguido eludir a sus hermanas y a sus guardaespaldas para ir a visitar las catacumbas.

Richard se había acercado a ella y le había pedido que le hiciera una fotografía. Habían comenzado a hablar y pronto se había producido el flechazo. Richard era un chico extraordinariamente atractivo y carismático y ella una jovencita fácilmente encandilable. Particularmente porque Richard parecía igualmente fascinado con ella. Vanessa había aceptado salir a cenar con él, en parte porque le parecía improbable que supiera que ella era una princesa. Al recordarlo, se daba cuenta de que Richard no era un joven excesivamente inteligente. Se había pasado la noche hablando de sí mismo. Pero a Vanessa le había parecido adorable su forma de mirarla a los ojos... La había hecho sentirse como si fuera la única mujer del planeta.

Ambos tenían dos semanas de vacaciones. Habían pasado juntos todos los días y una parte considerable de sus noches en la modesta pensión en la que Richard se alojaba.

Vanessa se había sentido completamente libre y despreocupada, hasta que había descubierto que Richard había sabido durante todo aquel tiempo quién era ella. De hecho, habían coincidido en las catacumbas porque la había seguido desde que había salido del hotel. Y la había perseguido porque era un miembro de la realeza y no porque realmente le gustara.

Richard le había propuesto matrimonio, pero ella lo había rechazado, dolida como estaba por su engaño. Vanessa había llegado a comprender con el tiempo que en realidad ella también lo había utilizado. No había salido con él porque lo considerara un hombre ingenioso y brillante. No, aunque la avergonzara admitirlo, había salido con él porque era un hombre guapo, con un cuerpo maravilloso. De hecho, en cuanto había superado el dolor inicial, se había dado cuenta de que había sido un alivio contar con una buena excusa para no casarse con él.

Desde entonces, soñaba con encontrar un hombre que la quisiera por sí misma, no por su título ni por la riqueza de su familia.

Además, y aunque sabía que era un sueño, quería que ese hombre tuviera un rostro como el de Zac Efron. Y también una cara como la suya. Y quería que fuera intensamente brillante y divertido, y dulcemente cariñoso y...

Como Zac Efron.

Vanessa suspiró. Y de pronto se enderezó y escuchó con atención. ¿Qué era aquello?

Sí, alguien estaba llorando. Y los lamentos procedían de la zona en la que estaban las habitaciones de los niños. Se levantó de un salto y corrió hacia allí.


Jess: Está abierta.

Vanessa empujó la puerta de la habitación de Jess y asomó la cabeza. La niña estaba sentada en la cama, con el clarinete en el regazo y una partitura frente a ella.

Ness: ¿Puedo pasar?

Jess: ¿Se supone que si dijera que no, no entrarías?

Ness: Si dijeras que no, te pediría que vinieras a mi habitación para que pudiéramos hablar allí.

Jess: ¿Y si no quisiera hablar? -se levantó y dejó el clarinete en la cama-.

Ness: En ese caso hablaríamos más tarde. Pero sabes tan bien como yo que esta es una cuestión de la que no pienso olvidarme hasta que hablemos de ella, así que es mejor que lo hagamos cuanto antes.

Jess: ¿Qué es lo que he hecho esta vez?

Ness: ¿Puedo pasar?

Jess: Sí. Dios, pasa. La mayor parte de la gente ni siquiera llama, se limita a entrar directamente en la habitación.

Ness: ¿Y por qué debería mostrarte menos respeto del que espero que me muestres tú?

Jess: Porque soy una niña.

Ness: Una situación que a veces puede llegar a resultar agobiante -respondió captando toda la atención de la niña-. Una de las cosas a las que me gustaría ayudarte durante los próximos días es a hacer una lista de las características que Alexander y tú esperáis de una niñera. Y creo, teniendo en cuenta lo mucho que valoras tu intimidad, que encontrar a alguien que crea que los niños deben ser tratados con el mismo respeto que los adultos debería de ser una prioridad. ¿No te parece?

Jess: Bueno, sí.

Ness: Y tienes que tener en cuenta que vuestra futura niñera debería tener también su propia lista de requisitos, que deje claramente por escrito lo que espera de ti y de Alexander.

Jess: Pues le deseo buena suerte a quien sea, porque no somos precisamente unos angelitos.

Ness: Y nadie espera que lo seáis. Pero seguro que cualquier persona que entre a trabajar en esta casa tendrá sus propias expectativas. ¿Quieres saber cuáles son las mías? -Jess se encogió de hombros-. Yo espero sinceridad y amabilidad -dijo quedamente-. Y las dos cosas que no estoy dispuesta a tolerar son la crueldad y la mentira. Lo de la sinceridad no tiene por qué plantear ningún problema, y la espero de ti en todas ocasiones, sin ninguna excepción. Lo de la crueldad puede ser algo más complicado, porque a veces, y creo que eso es lo que ha sucedido hoy, somos crueles sin proponérnoslo.

Jess se puso inmediatamente a la defensiva.

Jess: Bueno, ya sabes lo que dice esa vieja canción, a veces es necesario ser despiadado para hacer un bien...

Ness: Es posible que haya ocasiones en las que eso sea cierto. Pero no creo que el autor de la canción estuviera pensando en un niño de seis años.

Jess se quedó en completo silencio y clavó la mirada en el suelo. Vanessa suspiró.

Ness: Jess, sé que quieres a Alex. ¿Cómo es posible que le hayas dicho entonces esas cosas tan horribles sobre tu padre y esa mujer... Amber, creo que se llama?

Jess: Amber, sí. Amber Von Tussle. Una auténtica bruja. La abuela quiere que Zac se case con ella y he pensado que ya era hora de que mi hermano lo supiera.

Ness: ¿Pero por qué has tenido que decirle que Amber va a ser vuestra malvada madrastra?

Todavía estaba asombrada por la falta de sensibilidad de Jess. Vanessa se había pasado casi cuarenta minutos intentando convencer al pequeño de que su madrastra no iba a encerrarlo en una torre.

Jess: Si alguien no hace algo pronto, Zac terminará casándose con ella.

Ness: ¿Y no crees que tu padre hablaría antes con vosotros si realmente estuviera pensando en casarse con Amber?

Jess: No -se dejó caer en una silla con un rápido movimiento que a Vanessa le recordó extraordinariamente a los de su padre-. Creo que no nos lo diría hasta que se hubiera casado. Cree que soy una niña. O por lo menos me trata como si lo fuera. Dios, esta noche ha estado otra vez aquí. La odio. Es tan repugnante la forma que tiene de frotarse contra mi padre.

Vanessa se sentó en el borde de la cama.

Ness: ¿Y crees que eso te da derecho a asustar a tu hermano?

Jess: No sabía que Alex se lo iba a tomar así. -Vanessa se limitó a mirarla con gesto escéptico-. Bueno, de acuerdo, quizá lo supiera, pero aun así merece la pena que lo sepa. Si Zac se casa con esa mujer, nos mandarán a un internado antes de que las flores del ramo de novia hayan tenido tiempo de secarse -añadió con fiereza-.

Ness: Tu padre jamás haría una cosa así.

Jess: A mi padre no le gusta vernos cerca de él, pero no quiere admitirlo -la contradijo-. Para él sería un alivio que alguien tomara esa decisión en su lugar.

Ness: Tu padre jamás permite que alguien decida en su lugar, sobre todo en cuestiones tan importantes como esa.

Jess: Pues se casó con mi madre porque mis abuelos querían que lo hiciera. Y esa es una decisión importante, ¿no te parece?

Ness: Jess, no me lo creo. En esta época casi nadie se casa porque sus padres quieran que lo haga -se corrigió inmediatamente-, por lo menos en este país.

Jess: Pues hay gente que sí. Mis dos abuelas eran íntimas amigas. Ambas están cargadas de dinero y les dijeron a Zac y a Brittany que si se casaban les darían montones de dinero. Le he oído contar a Zac esa historia y al final siempre dice, «así que me enamoré convenientemente de Brittany». Él mismo lo admite, y si no te lo crees, pregúntaselo. Amber también está forrada, pero mi padre ya no necesita dinero. Supongo que lo que buscará esta vez es sexo.

Ness: Jess, no me parece apropiado que una niña de trece años hable así de su padre.

Jess: Es un hombre, ¿no? Los hombres necesitan sexo y él lleva solo mucho tiempo.

Ness: También las mujeres lo necesitan, pero no creo que debamos hablar...

Jess: Supongo que ahora también hará lo que más le convenga. Mi abuela prácticamente está empujando a Amber a su dormitorio. A menos que hagamos algo, se va a casar con ella. Yo le he contado que en esta casa había fantasmas, pero me parece que pensó que solo estaba intentando asustarla.

Ness: ¿Y era esa tu intención?

Jess: Bueno, sí... Pero eso no significa que no haya fantasmas. A veces los siento, sobre todo por las noches. Y estoy segura de que cuando se casen, Amber se asustará al darse cuenta de que la casa está embrujada. Querrá marcharse y Zac no y entonces -se encogió de hombros-, terminarán divorciándose al cabo de unos años. Lo único que yo pretendo es evitarles problemas futuros.

Ness: Vaya, yo pensaba que el espíritu de Ford y del resto de vuestros antepasados se habían quedado tranquilos desde que tu padre compró esta casa.

Jess: Ford se pasea por aquí de vez en cuando -contestó muy seria-. Pero él no hace nada especial. Es el fantasma de Brittany el que se dedica a esas cosas. -Brittany, su madre-. ¿Sabes? Murió en esta casa.

Ness: No, no lo sabía.

Jess: Parte de ella todavía está aquí. Eso le sucede a los espíritus de las personas que abandonan el mundo repentinamente, de forma violenta.

Jess subió las rodillas a la silla y las rodeó con los brazos. Parecía muy pequeña y vulnerable, a pesar de que era obvio que lo que pretendía era hacerle sentirse incómoda a Vanessa. Así que, en vez de preguntarle que de qué había muerto su madre, Vanessa comentó con voz suave:

Ness: Debe haber sido muy duro para ti que tu madre muriera.

Jess: No quiero hablar de eso. Lo que quiero hacer es averiguar cómo vamos a evitar que mi padre se case con esa bruja.

Ness: Pero si alguna vez quieres hablar de ello...

Jess: ¡Ya lo tengo! -se levantó de un salto-.

Ness: ¿Qué?

Jess: Podrías seducirlo.

Ness: Perdona, pero no creo que...

Jess: Sí -la interrumpió, y comenzó a caminar por la habitación, incapaz de permanecer sentada-. Por supuesto, eso es. Si lo que él busca es algo que le convenga, tú eres mucho más conveniente que Amber...

Ness: Permíteme dejarte una cosa completamente clara, señorita: no tengo la menor intención de seducir a tu padre.

Jess: Oh, vamos. Pero si te gusta. He visto cómo lo miras. He visto cómo le miras el trasero.

Vanessa no pudo contener una carcajada.

Ness: Perdona, pero jamás le he mirado el trasero.

Por lo menos estando Jess y Alex delante.

Jess también estaba riéndose a carcajadas y Vanessa comprendió que no estaba hablando completamente en serio.

Jess: ¿Y qué tal si te invitara a una de sus estúpidas fiestas de negocios? ¿Irías con él?

Ness: ¿Y quién se quedaría con Alexander y contigo?

Jess: Claire.

Vanessa se levantó.

Ness: Creo que ya es hora de que te vayas a la cama.

Jess: Pero no has contestado a mi pregunta. ¿Irías o no?

Ness: La cuestión es que no me lo va a pedir nunca porque está saliendo con Amber -se dirigió hacia Jess y le dio un rápido abrazo-. Buenas noches, lunática.

Jess soltó una carcajada.

Jess: Ness, es un buen plan. Pero eres demasiado...

Ness: ¿Cuerda? -terminó por ella-. Afortunadamente para mí. Hasta mañana -salió de la habitación y cerró la puerta tras ella-.

Necesitaba una buena dosis de aspirina.

Y eso que la noche todavía no había terminado.




Las charlas con Jess van de mal en peor. Y aún le queda otra con el padre...
Pobre Ness. Esta niña la pone siempre en un compromiso.
Me ha encantado cuando Ness afirma que JAMÁS ha mirado a Zac el trasero "no delante de los niños". XD XD XD

¡Thank you por los coments!
¡Comentad, please!

¡Un besi!


3 comentarios:

Maria jose dijo...

Me encanto el capítulo esa de jess es muy
Divertida y me hace reír mucho
Esta novela va muy bien y me encanta
Presiento que en el próximo capítulo
Habrá accion entre zac y vanessa
Sube pronto!!!!

Unknown dijo...

Jajaja esa niña en un demonio en serio! Las cosas que se le ocurren.. pero estoy segura que Vanessa le dará algún pensamiento a ello jajaja..
Lo que sí no me gusta es cómo Jess piensa de Zac, me da pena verlos tan alejados a los tres :(

Me encanta la nove..
Síguela pronto :)

Unknown dijo...

Me encanto el capiii!!!
Se re nota que Ness se siente atraida por Zac...
Hay fantasmaaas en esa casaaaa? Ay madre santa!!
Intuyo que el proximo capitulo va a estar muuuuy bueno.


Sube prooooontoo!!

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