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sábado, 22 de noviembre de 2014

Capítulo 6


Amber: Te veré el martes por la noche, querido -dijo después de rozar los labios de Zac y se dirigió hacia la puerta de su lujosa mansión-.

Zac: ¿El martes por la noche? -repitió en voz alta cuando la puerta se cerró-. No creo.

Dio media vuelta y miró hacia el coche, donde su madre lo esperaba expectante.

¿Qué le habría preparado su madre aquella vez?

Maldiciendo en silencio, se dirigió hacia el coche. Le dolía la cabeza, había cenado demasiado y la compañía que había tenido durante la velada había ayudado a que se le indigestara la cena. El chofer abrió la puerta y Zac entró en el coche.

Zac: No -le dijo a su madre-. No sé lo que tienes planeado para el martes por la noche pero no, no puedo ir.

Tiffany: Tendrás que hacerlo. Es la recepción para Will Hemsworth, ¿recuerdas? Ha sido elegido Empresario Modelo del Año por su trabajo con los niños del orfanato. Y como parece haber desaparecido una vez más, tendrás que ir tú a recoger el premio.

Zac: ¿A qué hora?

Tiffany: La cena empieza a las siete y el cóctel a las seis.

Zac: ¿Y a qué hora entregarán el premio?

Tiffany: Bueno, el año pasado no lo hicieron hasta las nueve menos cuarto, pero...

Zac: Entonces estaré allí a las ocho y media.

Tiffany: Se lo diré a Amber.

Zac: Solo -repuso con firmeza-.

Tiffany: Zac -dijo con un suspiro-. Ya sabes lo que va a pensar si apareces solo.

Zac: Me importa un bledo lo que piense. Amber está empezando a tener una idea equivocada sobre nuestra relación -protestó-. Parece pensar que dentro de poco anunciaremos nuestro compromiso. Y algo me dice que tú tienes algo que ver con eso.

Tiffany cruzó las piernas e hizo un gesto de desdén.

Tiffany: Relájate, querido. Esa mujer es perfecta para ti.

Zac: Dios, espero que no.

Tiffany: Hijo, no te pongas así. Tienes que admitir que con Brittany acerté, ¿no?

Zac se quedó callado. Se había enamorado de Brittany, pero ella se había casado con él por su dinero. O quizá, más exactamente, Brittany no se habría casado con él si no hubiera tenido dinero. Zac ya había tenido la misma conversación con su madre en otras ocasiones, pero Tiffany no comprendía por qué se había enfadado tanto cuando Brittany le había dicho la verdad, que su matrimonio había sido principalmente una cuestión de negocios. De hecho, su madre decía que a ninguna mujer que estuviera en sus cabales se le ocurriría renunciar a una fortuna de ese tamaño y que Zac debería agradecerle a su dinero que lo hubiera ayudado a conseguir a una mujer tan adorable como Brittany.

Poco a poco, Zac había llegado a aceptar que Brittany lo había querido a su manera. La quería demasiado para separarse de ella y además ya tenían a Jess. Así que había hecho todo lo posible para que su matrimonio funcionara.

Pero nunca había dejado de resultarle doloroso saber que Brittany se había casado con él por su fortuna.

Zac: No voy a casarme con Amber -dijo por fin-. No voy a casarme con nadie. Así que déjalo ya por favor.

Tiffany suspiró dramáticamente.

Tiffany: Es posible que a ti no te importe, pero surgirán rumores si apareces solo.

Rumores, especulaciones sobre si realmente había matado o no a la esposa a la que adoraba. Era tan absurdo...

Zac: De acuerdo. Llevaré a alguien, por eso no te preocupes.

Tiffany: ¿A quién? -preguntó al instante-.

Zac: No lo sé, a alguien -de pronto se le ocurrió una idea-. A Ness.

Dios, era una idea genial. Podía decirle a Claire que se quedara hasta un poco más tarde. Podrían cenar en casa con los niños y después...

Tiffany: Oh -se llevó la mano a la frente con gesto dramático-, no, Zac, por favor, no. No me digas que estás haciendo algo tan vulgar como tener una aventura con la niñera.

Zac soltó una carcajada. En ese momento el chofer estaba deteniendo el coche en frente de su casa.

Tiffany: ¿Cómo es? ¿Una jovencita exuberante de dieciocho años?

Zac: Tiene veintisiete años. Y puedes estar tranquila, la encuentro tan estimulante sexualmente como a Mary Poppins -se interrumpió un instante-. Aunque ahora que lo pienso, es posible que debajo de sus ropas almidonadas Mary Poppins vistiera como una meretriz. -Salió rápidamente del coche, antes de que su madre pudiera regañarlo, pero se asomó nuevamente a la ventanilla para despedirse de ella-. Mamá, sé que lo único que quieres es que sea feliz, pero no vuelvas a hacer de casamentera. Dame un respiro, ¿de acuerdo?

Su madre suspiró. En aquella ocasión su preocupación parecía completamente sincera.  

Tiffany: Me temo que si te doy ese respiro que pides te encerrarás en tu despacho y no volverás a salir jamás. Brittany fue la única que murió, Zac, no tú. Sé que la querías, pero...

Zac señaló hacia la casa.

Zac: Es tarde, será mejor que me vaya.

Tiffany: Vaya, vaya. Me estoy metiendo en una conversación demasiado personal, ¿eh?

Zac: Buenas noches, mamá.

Tiffany: Dales un beso a los niños -le gritó mientras se alejaba-.

Zac: Lo haré.

Y por primera vez desde hacía mucho tiempo era capaz de imaginarse a sí mismo dándoles a los niños los besos que su madre les enviaba. Y también por vez primera iba a comenzar a hacer planes para poder cenar regularmente con sus hijos

Su madre estaba completamente equivocada. No tenía intención alguna de encerrarse en su despacho. Estaba preparado para volver nuevamente al mundo. Pero quería hacerlo lentamente. Quería recuperar a sus hijos antes de zambullirse en el torbellino de la vida social que su madre adoraba. Gracias a Ness Hudgens y...

Vio que la luz de su despacho estaba encendida.

Frunció el ceño. Aquello era muy extraño.


¿De qué habría muerto exactamente Brittany Efron?

Jess había dicho que había sido una muerte violenta. Y Ness había decidido que había llegado ya la hora de averiguarlo. Y aunque la educadísima y cortés princesa Vanessa jamás habría sido capaz de preguntarlo, Ness Hudgens estaba a punto de hacerlo.

Se lo preguntaría al día siguiente, decidió. Le dejaría una nota en su despacho pidiéndole que buscara un momento para hablar con ella. En la misma nota le diría que, por su parte, estaba dispuesta a reunirse con él esa misma noche, por tarde que llegara....

A no ser que hubiera decidido no pasar la noche en casa.

Pensó en Amber Von Tussle, en lo mucho que se había acercado a él y en el gesto posesivo con el que apoyaba sus manos en su pecho.

Sí, era bastante probable que Zac no volviera a casa aquella noche.

Así que Vanessa decidió ponerle en la nota varias opciones para que decidiera él en qué momento prefería que hablaran.

Pero tenían que hablar. Y aunque la princesa Vanessa era demasiado discreta para mirar a un hombre a los ojos y preguntarle cómo había muerto su esposa, Ness Hudgens no tenía ni sus limitaciones ni sus miedos.

Vanessa había averiguado que en realidad Ness Hudgens temía a muy pocas cosas. En ese mismo momento, de hecho, estaba intentando encontrar en el despacho de Zac alguna pista que le indicara el paradero de Will Hemsworth.

Encontró un teléfono de su supuesto hermano, pero era el mismo que ella tenía. Revisó los archivos que Zac tenía en la mesa del escritorio. No parecía haber en ellos nada personal. Solo información sobre los clientes de Efron-Hemsworth.

Descubrió también una libreta en la que Zac había ido apuntando los mensajes que le dejaban en el contestador, pero ninguno era de su socio.

Vanessa recorrió el despacho con la mirada.

Había una serie de archivadores en una de las paredes del despacho. Se acercó a ellos con la sensación de que quizá estuviera yendo demasiado lejos, pero al mismo tiempo siendo incapaz de dominar su curiosidad.

Abrió el primero de los cajones e inmediatamente se sintió culpable. Pero la información que encontró en los archivos era similar a la que había descubierto en su escritorio: no había nada personal y tampoco ninguna información sobre Will Hemsworth. Ocurrió lo mismo en el resto de los archivos.

Cerró todos los cajones y volvió a mirar a su alrededor. El despacho estaba pulcramente ordenado. Parecía casi imposible encontrar en él alguna nota dejada al descuido que pudiera aportarle la información que buscaba.

De acuerdo, se dijo, así que ser una espía no era tan fácil como parecía en las películas de James Bond.

Regresó al escritorio de Zac, se sentó en su silla e intentó razonar como lo haría el superespía. Siempre existía la posibilidad de que la información que estaba buscando no estuviera allí. Y en ese caso, ni el mismísimo James Bond podría haberla encontrado,

Lo intentó con los cajones del escritorio. El primero estaba cerrado. En el del medio había objetos de papelería, pastillas de menta y un dinosaurio de plástico. Increíble. ¿Quién se habría imaginado que Zac Efron guardaba un dinosaurio de plástico en los cajones de su escritorio?

Vanessa cerró los cajones y los ojos, suspiró y permaneció sentada, apoyando relajadamente la cabeza en el respaldo de la cómoda silla de Zac.

Zac: ¿Pensando en alcanzar la presidencia de la empresa?

Vanessa se levantó de un salto en el momento que Zac cerraba la puerta del despacho tras él. ¿Llevaría mucho tiempo observándola?

Ness: Quería dejarte una nota -farfulló-. Quería hablar mañana contigo y...

Oh, Dios, sonaba tan culpable. Estaba convencida de que Zac iba a pensar que pertenecía a alguna corporación de espías. O algo peor... Quizá creyera que era una ladrona...

Zac: Debe de ser difícil escribir una nota con los ojos cerrados, ¿verdad? -comentó mientras se acercaba al mueble bar-.

Ness: Lo siento -se lamentó, saliendo lentamente de detrás del escritorio-. No debería haberme sentado en tu silla, pero parecía tan cómoda y yo estaba... estaba agotada y...

Zac: Relájate, no me importa que te hayas sentado en mi silla. ¿Te apetece tomar algo?

A Vanessa le latía tan violentamente el corazón que le parecía imposible que Zac no pudiera oírlo.

Ness: Hum... Sí, una copa de vino, si no te importa.

Zac la miró con repentina curiosidad.

Zac: ¿Es esta una ocasión especial?

Ness: Creo que sí -contestó con la voz todavía ligeramente temblorosa-, teniendo en cuenta que no me vas a despedir por haber entrado sin permiso en tu despacho.

Zac soltó una carcajada. Y Vanessa se quedó sin aliento. Dios, cuando aquel hombre se reía, era devastadoramente atractivo. Y vestido de esmoquin estaba...

Zac: Como no tengo intención de despedirte por haber entrado sin permiso en mi despacho, espero que lo que pensabas escribirme en esa nota no fuera que piensas irte antes de lo previsto.

Vanessa alzó la mirada y lo descubrió frente a ella, sosteniendo una copa de vino blanco en la mano.

Ness: Por supuesto que no.

Zac le tendió la copa de vino y sonrió suavemente.

Zac: Bueno, es un alivio -señaló la silla que había frente a su escritorio-. Siéntate, por favor.

Ness: Quería pedirte que encontraras un rato para hablar conmigo -le explicó mientras se sentaba-. No esperaba que volvieras tan pronto. Ni siquiera que...

No esperaba que regresara en absoluto. No lo dijo, pero Zac sabía lo que estaba pensando.

Zac: Si alguna vez no pensara volver a casa a dormir, te lo diría con antelación. Pero no creo que eso vaya a ocurrir de aquí a mucho tiempo.

Vanessa se ruborizó suavemente.

Ness: Supongo que eso quiere decir que tampoco hay planes de boda de momento. Y eso es algo de lo que deberías hablar con tus hijos. Hemos tenido... un pequeño percance esta noche.

Zac: Vaya, lo siento. ¿Y qué ha hecho Jess esta vez?

Ness: En realidad, lo que ella haya hecho no es lo que importa -le explicó diplomáticamente. Aunque para Zac era evidente que la había asustado al entrar, Ness había recuperado el control y había vuelto a adoptar aquel estilo suave y educado que al mismo tiempo dejaba traslucir una firmeza de hierro y que a él tanto le recordaba a Mary Poppins-. Lo que verdaderamente importa es que Jess está muy afectada por la posibilidad de que vuelvas a casarte -continuó explicándole-. Me temo que no le tiene mucho cariño a la mujer con la que actualmente estás saliendo. Por supuesto, ella no tiene derecho a decirte con quién tienes que salir, pero creo que no os vendría mal hablar sobre este tema.

Zac había estado mordiéndose la lengua para no interrumpirla.

Zac: ¿Lo has hecho tú?

Ness: Sí. Y gracias por no interrumpirme -añadió con una sonrisa-.

Dios, pensó Zac, los hoyuelos que se formaban en sus mejillas eran adorables.

Zac: Yo no estoy saliendo con Amber -le aclaró-. Mi madre está intentando casarme con ella, pero, francamente, todavía no estoy preparado para tener una relación seria con nadie, y aunque lo estuviera... -se encogió de hombros-. No hay química entre nosotros, jamás funcionaría.

¿Por qué le estaba contando eso? Ella era su niñera, no su psiquiatra.

Sin embargo, Ness asintió, mostrando su completo acuerdo.

Ness: Realmente tiene que haber química, ¿verdad? Una especie de magnetismo, que a veces ni siquiera se desea.

Como el magnetismo que en ese momento le estaba haciendo inclinarse hacia ella, a pesar de que estaba completamente quieto. Como la clase de magnetismo que había sentido en el preciso instante en el que Ness había entrado en su despacho y... Zac interrumpió bruscamente el curso de sus pensamientos Aquello era absurdo. Sí, lo que estaba sintiendo en ese momento era una especie de química, pero relacionada con la amistad, nada más. Ness le había gustado en cuanto la había visto, pero de una forma que no tenía que ver con el sexo.

Él jamás tendría una aventura con la niñera de sus hijos. Y no porque fuera vulgar, sino porque sería cruel. Ness era tan joven y dulce...

Zac: ¿Qué ha ocurrido entonces con Jess?

Quería que se lo contara para poder estar un poco más con ella y no porque deseara saber lo que había hecho su hija en aquella ocasión.

Ness se reclinó en la silla. No parecía tener ninguna prisa por marcharse.

Ness: Jess ha mostrado la falta de juicio propia de una niña de trece años y ha estado hablándole a Alex de su malvada madrastra sin prever cómo iba a afectarle al niño. La reacción de Alex ha sido un poco más fuerte de lo que ella esperaba.

Zac intentó sonreír.

Zac: Tal como lo cuentas, parece que no hubiera sucedido nada. Pero conozco a mis hijos. ¿Cuánto tiempo han durado los gritos?

Ness le devolvió la sonrisa. Era una sonrisa radiante.

Ness: Lo suficiente. Pero no te preocupes. He conseguido mantener la situación bajo control. Pero no era de eso de lo que quería hablarte. Aunque ahora es tarde, no creo que sea el mejor momento de...

Zac: Es un momento magnífico -respondió. Maldito fuera, lo había hecho otra vez. Había vuelto a interrumpirla-. Perdona.

Ness: Estoy empezando a acostumbrarme.

Zac: Lo siento.

Ness: Era una broma. En realidad no me has interrumpido tanto.

Zac: Es una costumbre grosera y arrogante -Dios, ¿cuándo habría comenzado a convertirse en una persona dura y arrogante? ¿Qué habría sido de su amabilidad, de su caballerosidad y su compasión? Alzó la mirada. Cuando había entrado en el despacho, Ness le había dicho que estaba cansada. Y realmente lo parecía-. Mira si quieres que aplacemos esta conversación hasta mañana... -Se interrumpió a sí mismo aquella vez-. Maldita sea, mañana tengo esa cena de negocios y probablemente no vuelva hasta las once -se pasó la mano por el pelo con gesto de frustración-. ¿Qué tal pasado mañana?

Ness: Preferiría que habláramos ahora.

Zac: Lo haremos entonces. ¿Cuál es nuestro tema de conversación?

Ness se inclinó ligeramente hacia delante y dejó la copa en la mesa del escritorio.

Ness: Bueno, el caso es que tengo una pregunta difícil que hacerte.

Estaba tan seria que Zac se puso nervioso. ¿Querría pedirle permiso para abandonar el trabajo antes de la Navidad, en vez de esperar hasta enero?

Ness: Normalmente, consideraría que esto no es asunto mío -continuó diciendo-, pero esta noche he tenido una conversación con Jess bastante inquietante y si quiero tener alguna oportunidad de asentar mi relación con ella creo que necesito saber... Bueno, será mejor que haga ya la pregunta -tomó aire-: ¿Cómo murió exactamente la madre de Jess y de Alex?

Ah, así que era esa la pregunta. Zac sabía que tenía que llegar antes o después. Se levantó de la silla y se volvió, apartándose de la firmeza de su mirada.

Zac: Supongo que habrás oído los rumores -comentó mientras se acercaba nuevamente hacia el bar-.

Ness: Sí. Y aunque creo que es importante conocerlos, porque seguramente los niños también los oyen, quiero que sepas que no me los he creído en ningún momento -rió suavemente-. Aunque supongo que lo sabes, pues en caso contrario no estaría aquí en este momento, ¿verdad?

Zac ya había bebido demasiado aquella noche, así que se sirvió una refresco de limón con la única intención de poder tener algo entre las manos.

Zac: Brittany murió de cáncer. Todo sucedió terriblemente rápido. Le diagnosticaron la enfermedad y murió tres meses después -se volvió hacia ella-. Para los niños fue devastador.

Ness: Y supongo que también para ti -dijo suavemente-. Lo siento.

Zac: Brittany tenía un tumor en el estómago y otro en el cerebro que no se podía operar. Fue un proceso terriblemente doloroso. El cáncer se extendió por todo su cuerpo, pero ella decidió no pasar por el quirófano. Al fin y al cabo, no tenía ninguna posibilidad de sobrevivir.

Ness: Oh, no sabes cuánto lo siento -susurró nuevamente-.

Era extraño. Normalmente, cuando la gente pronunciaba aquellas palabras, parecía estar repitiendo una frase hecha. Pero Ness lo sentía verdaderamente, Zac podía verlo en sus ojos.

Zac: Brittany también decidió que no la ingresaran en el hospital. Quería estar cerca de los niños hasta el final, pero ahora mismo no estoy seguro de que fuera una decisión acertada. Sufría unos dolores terribles e intentar disimularlos delante de Jess y de Alex le robaba muchas fuerzas. Era muy duro para ella. Y también para los niños. Estoy seguro de que no entendían nada de lo que estaba ocurriendo.

Había bajado la guardia y Vanessa podía ver reflejada en sus ojos una inmensa tristeza. Zac era un hombre acostumbrado a luchar y ganar, pero aquella había sido una pelea en la que no había tenido una sola oportunidad. Parecía tan vulnerable en ese momento, tan perdido...

Ness: ¿Murió aquí? -preguntó suavemente-. ¿En casa?

Zac: Sí -contestó en un susurro. Forzó una sonrisa-. Y ahora Jess cree que su espíritu se dedica a vagar por los pasillos de la casa.

Jess le había contado a Vanessa que Brittany había tenido una muerte violenta. Para una niña de diez años debía de haber sido estremecedor perder a su madre de forma tan repentina. Y el dolor de su madre debía haberle parecido terriblemente violento.

Zac: No sé lo que piensa Alex -continuó. Se acercó a la ventana y fijó la mirada en el exterior-, porque nunca habla conmigo.

Parecía tan terriblemente solo estando allí, con el vaso de refresco en una mano y frotándose el cuello con la otra...

Ness: Tienes que darle algo más de tiempo a Alex -le aconsejó-.

Se le había ocurrido una idea para que Alex volviera a hablar, pero no quería decirle nada a Zac para no crearle excesivas esperanzas. Su plan consistía en hacer visitas regulares a la perrera después del colegio, donde al parecer necesitaban desesperadamente voluntarios para cuidar a los perros abandonados que allí vivían.

Zac: Ya estamos cerca de su cumpleaños. Va a cumplir siete. No tengo ni idea de a qué compañeros de clase deberíamos invitar para la fiesta. Ni siquiera sé si tiene amigos.

Ness: Su profesora dice que es un niño muy callado -lo informó-, pero hay un par de niñas, Molly y Hanna, que juegan siempre con él.

Zac: Probablemente no tengan perro en casa -bromeó-.

Vanessa no pudo evitar una carcajada. Zac se volvió y, durante un instante terrible, la joven no fue capaz de interpretar la expresión de su rostro. Hasta que lo vio sonreír. Era una sonrisa irónica, pero una sonrisa al fin y al cabo.

Zac: Me alegro de que nos encuentres divertidos. La mayoría de la gente huye de nuestro lado en cuanto puede.

Ness: Adoro a tus hijos.

Zac: Aja. Entonces, si huyes repentinamente ya sabré de quién estás escapando.

Ness: No seas tonto.

Zac volvió a sonreír.

Zac: Tonto. No es algo que me llamen cada día -bajó la mirada hacia el vaso que tenía en la mano-. Me alegro de que te gusten los niños.

Ness: Y también me gusta usted, señor Efron -la miró fijamente y Vanessa le explicó-: No quiero que te lleves una idea equivocada, y tratándote de usted me parecía que sonaba menos descarado. -Fue entonces Zac el que soltó una carcajada-. Me alegro de que tú también me encuentres divertida. Reírse de vez en cuando le viene bien a todo el mundo.

Zac se apoyó contra el alféizar de la ventana y la miró.

Era curioso. Aquella conversación había dado un extraño giro. Si no hubiera sido porque Ness había dejado muy claro que no era eso lo que pretendía, parecería que estaban flirteando.

Zac: Por favor -le pidió-, no dejes de tutearme, te prometo que no me llevaré una idea equivocada. Siempre y cuando tú no me malinterpretes si te pido que seas mi pareja en una aburrida ceremonia a la que tengo que ir el martes por la noche.

Vanessa no se lo podía creer. ¿Realmente Zac Efron estaba pidiéndole que saliera con él?

Ness: Aburrida -repitió, con el pulso ligeramente acelerado-. Cuando dices «aburrida», ¿a qué te estás refiriendo exactamente?

Zac: A mi socio le han dado un premio que yo tengo que ir a recoger por él. Por alguna razón, mi madre cree que despertaré menos rumores si no voy solo -se acercó al mueble bar y dejó el vaso en la pequeña barra-. He pensado que podríamos cenar con los niños y con Claire, pasarnos por la cena a la hora del postre, recoger el premio y estar de vuelta en casa a las diez y media. ¿Qué te parece? ¿Estás dispuesta a evitarme la compañía de Amber Von Tussle por segunda vez en una semana?

Aquello no era una verdadera cita y Zac acababa de asegurarse de que lo entendiera.

Ness: ¿Has estado hablando con Jess?

Zac: ¿Con Jess? -preguntó confundido-.

Ness: Déjalo -replicó-. Ha sido una coincidencia. Por supuesto que iré contigo. Estoy dispuesta a hacer cualquier cosa para evitar que Amber Von Tussle te agarre.

Zac: No es eso lo que he dicho.

Ness: Quizá no con palabras, pero lo has insinuado -dudó un instante-. Aunque me temo que no tengo nada que ponerme...

Zac se sacó la cartera del bolsillo y le tendió una tarjeta de crédito.

Zac: Quería habértela dado antes. He puesto una cuenta a tu nombre en el banco. Lo único que tienes que hacer para poder usar la tarjeta es firmarla. ¿Crees que tendrás tiempo de aquí al martes para ir a comprarte algo? -Vanessa tomó la tarjeta. En ella aparecía su nombre en letras doradas-. Si no tienes tiempo, hay algunas boutiques en las que se pueden hacer compras a distancia. Jess puede ayudarte a buscarlas por Internet.

Ness: Zac, no es necesario. Yo puedo comprarme todo lo que necesito.

Vanessa intentó devolverle la tarjeta.

Zac: No, este gasto me corresponde a mí -repuso dando por zanjada la discusión. Se dirigió hacia la puerta.-. Y ahora, vete a la cama, ya te he entretenido demasiado.

Vanessa se metió la tarjeta en el bolsillo, aunque no pretendía usarla.

Ness: Supongo que no hay ninguna posibilidad de que tu socio aparezca de pronto y pueda asistir a la ceremonia.

Zac: En lo que al loco de Will concierne, siempre hay alguna posibilidad de que ocurra algo inesperado.

Ness: Porque he estado hablando con mi her... -se interrumpió bruscamente. Había estado a punto de decir su «hermana»-, con mi amiga, la princesa Alice. Por teléfono, claro -Dios santo, ¿por qué tenía que parecer tan nerviosa? Se imaginaba perfectamente a James Bond observándola detrás de Zac y sacudiendo la cabeza disgustado por su torpeza. Tomó aire y sonrió-. Alice cree que pudo coincidir con tu socio en una ocasión. Me ha pedido que le dé un mensaje, así que espero que cuando vuelva me avises.

Zac: Claro, te avisaré. Qué pequeño es el mundo, ¿eh?

Ness: Mucho.

Zac: Mañana tengo que madrugar, así que, si no te veo, espero que tengas un buen día.

Ness: Gracias e igualmente.

Mientras se alejaba, Zac estuvo pensando en lo que Ness le había dicho. Le había confesado expresamente que le gustaba. Y el sentimiento era completamente mutuo.

El martes por la noche iba a ser divertido. Por primera vez desde hacía años, Zac esperaba con anhelo una velada.

Una velada que iba a pasar en compañía de Ness Hudgens.

Su amiga, se recordó. Simplemente su amiga.




Aiiiish... Amigos, solo amigos...
El próximo capi es el baile. A partir de ahí las cosas tienen que cambiar, ¡sí o sí!

¡Thank you por los coments!

Recuerdo que desde hace unos días hay capítulo nuevo en mi otro blog.

¡Comentad, please!
¡Un besi!


3 comentarios:

Unknown dijo...

Wow wow wow que capitulo!
Y si.. hay muuuucha quimica entre ellos.
Ya quiero saber que va a pasar en ese baile pero intuyo que muchas cosas.. espero que nadie descubra o sospeche que Ness es una princesa.

Sube prontooo! :)

Maria jose dijo...

Que capítulo!!!!!!! Dios!!!!!
Amo esta novela
Es muy linda, romántica, chistosa, es de todo
Esta novela me alegra el día
Ya quiero leer el próximo capítulo!!!!!
El baile se pondrá muuuuuy divertido
Zanessa en acción
(Eso me hace extrañar a los verdaderos zac y vanessa)
Saludos
Sube pronto!!! :)

Unknown dijo...

Me da penita que Brittany no se haya casado con él por amor.. Él sí la quería :(
Bueno, pero ojalá haya sido feliz durante su matrimonio :)
Me encanta la química que hay entre ellos, pero me sigue dando mucha pena la relación entre Zac y sus hijos, ojalá se arreglen pronto :/

Síguela pronto :)

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